Título: ¡Brujería!
Rated: T (posiblemente lo suba en los próximos capítulos)
Género: Humor/Angst
Summary: Sakura sentía un amor enfermizo hacía Sasuke, haciendo que el desprecio de éste creciera cada día más. Pero luego de un suceso que marcó la vida de ella, Sakura le demuestra a Sasuke que los papeles pueden cambiarse.
Advertencia: AU. Degradaré un poco al personaje de Sakura (sólo al principio). Pero saben que el Angst requiere una trama compleja, por lo que no puedo asegurarles un curso feliz en la historia. Amor enfermizo/Obseción/Machismo, feminismo (desde el punto de vista que quiera verse).
Disclaimer: ¡No! Kishimoto no quizo darme los derechos de Naruto. Sospecho que él sabía que mataría a Sasuke a penas tenga oportunidad ¬¬.

Let's go, ppl!


Capítulo 01:
Dolor


Suspiró.

No lo conseguirás frente. Sasuke-kun es inalcanzable para todas las niñas, ¿Por qué habrías de lograrlo?

¿Y por qué no?– Su voz temblaba. Siempre fue insegura, tímida, insignificante…

Los ojos azules de la pequeña brillaron con preocupación– No lo hagas, Sakura– No quería. No quería que su amiga viviera eso. El desprecio, el rechazo. Sasuke-kun era muy cruel. Ella, lamentablemente, ya conocía esa faceta de él.

A ti siempre te gustó él, verdad Ino.

Por favor Sakura, no…

No podemos seguir siendo amigas…

Sakura…

De ahora en más, somos rivales…


Ino tenía razón…

Ino-cerda siempre tuvo razón.


¡Sasuke-kuuuuun!

¡Sasuke-kun, eres lo más guay!

¡Kya, Sasuke-kun!

Las niñas gritaban en torno a un muchachito, de piel blanca, ojos negros –afilados, penetrantes, demasiados fríos para un niño de ocho años–. Su cabello se paraba en punta, y tenía leves reflejos azulados a la luz del sol. Era el pequeño más inteligente de su clase.

Sasuke-kun era perfecto.

Sakura lo miraba desde lejos, con emoción en sus ojos verdes. Ella daría todo por estar con él. No le importaba pelearse con su mejor amiga, con tal de conseguir estar a su lado. Y ésta vez iba a lograrlo. Ya se había preparado, ya había ensayado mil veces frente al espejo, y también se había puesto su ropa más bonita. Todo para poder tener un poco de la perfección de la cual aquel niño gozaba.

Sólo un poco de su perfección.

Ne, Sasuke-kun…– Sus manos comenzaron a temblar, al igual que sus piernas. No supo de donde había conseguido el valor para pararse enfrente de él y encararlo. Pensó que iba a desmayarse de felicidad cuando sus ojos –tan negros como la misma noche– se posaron en ella– N–necesito decirte a–algo…

Hn.

T–tú… yo, bueno… t–tú me gustas… me gustas m–mucho, Sasuke-kun– Ya lo había dicho. Ya se había quitado ese peso de encima. Ahora él lo sabía.

Sasuke curvó su boca con sorna. La miró, con irritación, molestia, burla…

con desprecio…

Que estúpida.

Sin más, se dio media vuelta y se fue… dejando a la niña con la mente en blanco, y con el corazón hecho pedazos…


Y los años pasaron, y Sakura creció. Resentida, superficial, arrogante… y enamorada. Porque ese día ella había justificado el rechazo de Sasuke, diciendo que ambos eran demasiado pequeños como para ponerse de novios. Y quiso creer que en el futuro, él le correspondería. Que sería pareja, que estarían caminando por los parques tomados de la mano.

Cuando tenían diez años, ella le confesó su amor de nuevo, teniendo el mismo resultado. Pero no se dejó vencer, se auto convenció de que seguían siendo niños, que Sasuke-kun la rechazaba para que ella esperara, porque él quería que ella lo esperara. Por más de que no lo digiera, Sakura lo sabía…

A los doce años, un profesor la puso en un grupo de estudio junto a Sasuke-kun. Ese fue uno de los mejores días de su vida… el destino quería que terminaran juntos. Lamentablemente, también era acompañada por otro muchacho, Naruto. Éste chico profesaba todos los días su amor por ella, pero Sakura no le hacía caso. De hecho, no le hacía caso a ningún otro chico. Ella sólo era de Sasuke-kun, y fijarse en otra persona era un crimen atroz.

Estuvieron los tres juntos en el grupo durante dos años. La relación entre Sasuke y Naruto pasó de odio, a una amistad-hermandad irrompible. Mas con Sakura no pasó lo mismo.

Ella era marginada, molesta, arrogante… en fin, un fastidio para Sasuke.

Cuando ambos tenían catorce años, Sakura se dijo a sí misma que ya había llegado el momento. No le importaba que sus confesiones hayan fracasado dos veces, no, porque ésta vez Sasuke-kun le diría que sí. Estaba segura.

Pero no pasó eso.

Sasuke-kun no aceptó.

De hecho, le gritó. La maltrató, la humilló, enfrente de decena de curiosos. Se burlo de sus lágrimas, diciéndole que una ilusa idiota como ella jamás sería algo para él. Sakura no pudo hacer nada, más que salir corriendo de ese lugar. Huir, escapar de aquella dolorosa verdad.

Cuando llegó a su casa, ignoró las preguntas de su madre. Fue cabizbaja hasta su habitación, cerrando la puerta con llave. En ningún momento había dejado de llorar. Aquella congoja en su pecho se había esfumado, siendo reemplazada por un odio venenoso, que la intoxicaba. Corrió hacía su escritorio, tirando todo lo que encontraba, a la vez que soltaba desgarradores gritos.

Ignorando las suplicas de su madre del otro lado de la puerta, rompió fotos, desarregló su cama, deshizo su ropa, dejando sólo jirones. Tomó una de sus tijeras, y la dirigió a su cabello –largo, sedoso, perfecto… como supuestamente le gustaba a Sasuke-kun–. Con rabia y brusquedad lo cortó, haciendo que éste le quedara un poco más arriba de los hombros.

Sonrió, mirando a trabes del espejo a la nueva Sakura.

Su agitada respiración se fue calmando, y de sus ojos ya no brotaba nada. Tenía pequeña manchitas sonrosadas cubriéndole toda la cara, y sentía un ardor doloroso en su garganta. Levantó la tijera, llena de cabellos rosados. La siguió mirando, como en una especie de trance.

¿Por qué era ella la que sufría? ¿Por qué no podía ser Sasuke el que gritara y llorara?

Se sorprendió ante sus propios pensamientos. Deseaba, quería, anhelaba que Sasuke sufriera. Que probara un poco de lo que ella había pasado. Quería verlo arrastrarse, que suplique, que le pida perdón de rodillas si era necesario.

Una idea surcó su mente, a la vez que habría uno de los cajones de su destrozado escritorio. En éste había un pequeño sobrecito, con un poco de cabello moreno en él. Sakura le había cortado ese trozo de cabello a Sasuke hacía unos meses, porque creía que así ambos estarían más cerca.

Que estúpida que había sido.

Dejó el cabello en el suelo, y buscó una pequeña velita que tenía escondida. Con parsimonia, prendió la vela y la posó sobre el escritorio. Al mismo tiempo, dejó el cabello enfrente a la vela. Supo que era totalmente descabellado lo que iba a hacer, pero ella creía en esas cosas… e incluso había comprado algunos libros de brujería.

Sonrió cruelmente, agarrando la tijera y haciéndose una herida en el dedo. Con la sangre que brotaba, dibujó un círculo alrededor de los cabellos. Murmuró palabras in entendibles, al parecer, en otro idioma. Luego de que ella terminara sus dichos, la llama de la vela se había apagado. Lo curioso era que no había viento…

Sakura puso una mueca indiferente en su rostro, mientras caía lentamente al suelo, quedando así de rodillas.

En un momento, la puerta se abrió bruscamente, dejando entrar a sus padres. Al parecer su madre había llamado a su padre, y juntos forzaron la puerta. La madre de Sakura la abrazó, llorando, preguntándole '¿Por qué?' todo el tiempo. Su padre miraba sin creer aquella especie de rito que había formado en su escritorio, y abrió muchos los ojos al distinguir aquello rojo como sangre.

Sakura no correspondía al abrazo de su madre, ni tampoco respondía las preguntas. Sus ojos estaban ausentes, fijos en la vela. Los señores Haruno se impresionaron por el estado de su hija, y pensaron que lo mejor era sacarla inmediatamente de allí.

Al día siguiente, Sakura Haruno se había mudado de hogar.


Nadie supo nada de esa familia, habían desaparecido del mapa. Entre los vecinos se había comentado aquel rumor del ataque de locura de la única hija del matrimonio Haruno. Ino Yamanaka escuchaba aquello, triste y a la vez incrédula. Desde aquella pelea que tuvieron de niñas, no había vuelto a hablarse con Sakura, pero no por eso dejó de considerarla su mejor amiga.

No podía creer lo que los demás decían. Sakura jamás había sido alguien desequilibrada. Todo lo contrario, era insegura, si, pero estaba bastante centrada en sus ideas. Era verdad que el hecho de que se mudara sin razón y de un día para el otro era completamente sospechoso, pero no por eso tenían que decir que Sakura se había puesto a gritar y llorar y todas esas demás estupideces.

Ya habían pasado dos años desde eso, e Ino no dejaba de pensar en su amiga un solo instante. Mientras se dirigía hacía el instituto se preguntaba qué era lo que había hecho que Sakura se vaya, por qué sin decir nada. Le dio vueltas al asunto, hasta que la voz de su tímida amiga la sacó de su ensimismamiento.

– Ne, Ino-chan… Ino-chan…

– ¿Eh?

– Te e–estaba hablando, Ino-chan…– Murmuró Hinata Hyuuga, observando con preocupación el semblante de la rubia. Ino sonrió con su habitual entusiasmo, dirigiendo sus azules ojos a la muchacha.

– ¡No te preocupes Hinata! ¡Ahora, corramos, que llegaremos tarde!

Las dos muchachas partieron con rapidez. Llegaron agitadas a la puerta del instituto. Ino se tocaba el pecho teatralmente, y Hinata sólo se agarraba su cintura, intentando apaciguar un poco el dolor en su músculo. Los opalinos ojos de Hinata se posaron en Ino, analizándola.

Desde hacía un tiempo que la había notado extraña. Estaba más deprimida de lo normal, y siempre era por la misma razón: Haruno Sakura. Hinata no conocía demasiado a esa joven, si habían estado en el mismo curso, pero nunca entabló conversación con ella. Desde su punto de vista, Sakura no era una buena chica. Era demasiado superficial, y se creía superior a la gente. Pero por algo Ino la apreciaba, y por respeto a su amiga, ella no decía nada de aquella muchacha.

– ¡Ne, Ino… Hinata!– Un chico rubio, alto, de su misma edad se acercaba a ellas. Tenía los ojos azules, pero de un tono diferente al de la Yamanaka.

– Oh, pero miren a quién tenemos aquí... ¡A Naruto-baka!– Exclamó la rubia, sólo para molestarlo. Naruto infló sus mejillas, y abrió los ojos indignado, pero antes de que pudiera pronunciar palabra alguna, otro chico llegó a interrumpirlo.

– Le dices algo a mi novia, Naruto, y te juro que hago un batido con tu cerebro (si es que tienes) – Kiba Inuzuka lo miraba desafiante, mientras pasaba uno de sus brazos por la cintura de Ino. Le dio un largo y húmedo beso, a lo que Naruto los miró con asco.

– ¡Puaj, no sean tan asquerosos!

Kiba se separó de Ino, y miró con malicia al rubio– Bien que te gustaría tener a alguien con quien hacer esto, ¿No?

Naruto se sonrojó.

– Pero mira, aquí está Hinata, diviértete un rato con ella

– ¡Ino-chan!

La rubia hizo oídos sordos al reproche de su amiga, y se fue con Kiba hacía el interior del instituto. Hinata estaba tan colorada como un tomate, y Naruto no se quedaba atrás. Luego de unos minutos de silencio –completamente incómodos– él intentó comenzar una conversación, mientras ambos caminaban lentamente, siguiendo a Ino y Kiba.

– Ne, ne… Hinata-chan, no le hagas caso. Yo jamás te haría algo a ti– Si bien el comentario de Naruto era inocente, no se dio cuenta de que Hinata había malinterpretado sus palabras.

– Está bien, Naruto-kun… no te preocupes…

Sin decir ninguna palabra, siguieron caminando hacía su salón.


A sus dieciséis años, Sasuke Uchiha ya era proclamado como uno de los chicos más atractivos del instituto. Las mujeres lo miraban con embeleso, y los hombres con envidia –admiración, se decía el Uchiha internamente–. Siempre fue un Dios en su clase; inalcanzable, único, poderoso… fuente de respeto a hombres y mujeres por igual.

De hecho, ni siquiera el accidente con Sakura Haruno había logrado manchar su repertorio. Las femeninas, aparentemente, habían decidido omitir su indiferencia y crueldad, y lo seguían ciegamente, como si él fuera su amo. Sólo había una chica que le guardaba un profundo rencor, y esa chica en ése momento le clavaba dagas con sus ojos azules a la nuca de un frío Sasuke.

– Como lo odio…– Murmuró Ino, cuando se sentó a dos pupitres de distancia del moreno. A su lado, Hinata, la miró con tristeza.

– Y–ya sabes como es él, Ino-chan… c–creo que no le i–import–ta que lo odies.

– No me interesa. Pagará lo que le hizo a Sakura.

La chica Hyuuga no dijo nada, pero su gesto de desaprobación habló por ella. Ino sabía que a ella no le caía bien Sakura, a decir verdad, a nadie en su salón le caía bien Sakura. Era demasiado prepotente con todos, menos con Sasuke. Eso logró que nadie quisiera estar a su lado, por lo que era marginada. Ino se acordaba todas las tardes que Sakura comía sola en el parque, observando de lejos al Uchiha.

Apretó los puños. Si Sasuke no la hubiera humillado de ese modo dos años atrás, Sakura ahora estaría en su salón, y ella podría sentir su presencia. Tal vez la miraría de lejos, porque la pelirrosa nunca le quiso dirigir la palabra, pero por lo menos estaría allí.

La campana había sonado, haciendo que todos los alumnos se acomodaran rápidamente en sus lugares. Pasaron unos cinco minutos, y por la puerta entró el profesor Sarutobi Asuma, seguido de una mata de cabellos rosados.

El corazón de Ino comenzó a latir con rapidez.

– Clase… me complace decirles que tenemos de vuelta a una antigua alumna del instituto Konoha. Sakura Haruno, siéntate delante de Yamanaka, por favor.

Los alumnos la miraron extrañados, algunos murmurando aquel rumor del repentino "ataque de locura" que ella había vivido en su hogar. Sakura ignoraba lo que decía, caminando con parsimonia hacía su pupitre. Antes de llegar se dio cuenta que alguien la miraba con demasiada intensidad. Al sentirse observada, giró su cara y sus ojos verdes chocaron con los negros de Uchiha Sasuke.

Sonrió cuando vio aquella mirada.

Supo que aquel embrujo que le había hecho dos años atrás, ya estaba dando resultado.


OwO

Si, soy media rara, mezclar humor con angst... es muy... raro xD. Ya se imaginaran que fue lo que Sakura le hizo a Sasuke, pero no se apresuren, que no todo será color de rosa (sólo el pelo de Sakura xD).

Espero que les haya gustado. Y recuerden, por cada Review que me mandan, un Edward Cullen les hace un baile en privado xD.