Absolutamente todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. El resto es un leve (a quién demonios intento engañar con esto) transtorno de parte mio.


Jacob POV

—No puedo creer que papá nos haya dejado venir solos. —dijo mi novia en una voz risueña. —¿Verdad que es un padre maravilloso y comprensivo?

Le respondí con una sonrisa forzada que esperé que no fuese una mueca. A decir verdad, no estabamos solos. Mi sexto sentido me decía que un psicópata y un idiota estaban siguiéndonos disfrazados de ancianitas. Una era una abuelita con cara de asesina serial y la otro era una muy, muy musculosa.

—Mira, Jake, ¡puestos de recuerdos! —chilló, emocionada. Tiró de mi mano mientras me arrastraba hacia una estantería. —¿Podemos echarles un vistaso?

Nessie tenía las mejillas sonrosadas y los ojos más brillantes de lo normal por la emoción. Se veía tan feliz que decidí guardar mis temores por un tiempo más para que ella disfrutace de nuestra primera cita a "solas".

"Hey, anti, el tío es hombre muerto" "¿Me parece, o la ancianita está sosteniendo una fusta en una mano?"

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Emmett POV

¿Por qué teníamos que venir? Es decir, que malo podía pasar. Solo eran dos adolecentes enamorados en su primera cita, no había nada malo en ello. A menos que empiecen a besarse. Y tocarse. Y…

—¡EMMETT! —el grito que soltó la "ancianita" resonó por todo el lugar, hasta que la gente alrededor nuestro empezó a voltearse para buscar su procedencia.

Edward puso una dulce cara de ancianita buena que me aterró desde lo más profundo de mi alma.

—Oh, Emma, hermana mía. ¿De dónde crees que habrá venido ese griterío? —preguntó inocentemente mientras me tomaba del brazo. Fuertemente.

Me pregunté si la gente notaría los cardenales que se me estaban formando por la fiereza de su agarre.

—Escúchame, imbécil—dijo Edward en una voz muy baja. Letal. —Si ese idiota le hace algo…

—Déjame adivinar. —dije, poniendo los ojos en blanco. —Lo desmembrarás. O lo castrarás con una cucharita oxidada. Lenta y dolorosamente.

Edward puso cara de sorpresa.

—Parece que por fin nos sincronisamos.

Y a continuación, guardó silencio.

—Mira, Jake, ¡puestos de recuerdos! ¿Podemos echarles un vistaso?

Cuando mi adorada sobrina tomó la mano de su novio, tuve que usar cada onza de mi fuerza para contener a Edward de abalanzarse encima.

—Edward, por el amor de Dios, ¡contrólate! —le gruñí mientras le quitaba la pistola "de juguete" de las manos. Esto hombre iba a sacarme de quicio.

—La está tocando—balbuceó.

—Fue ella quien lo tomó de la mano. —Le dije mientras veía que otras cosas había traído. Ballestas, metralladoras, granadas… Era sorprendente como podía caber todo esto en el bolso de una abuelita.

—Hey, Edward—le dije mientras fruncía el ceño. —¿Cómo hiciste para burlarte de la CIA consiguiendo todo esto? Apuesto a que ni Osama tiene tanto armamento.

—Uno de mis amigos íntimos de la CIA también tiene una hija. —murmuró como respuesta.

Ah. Eso explica de dónde demonios sacó el permiso para manejar armamentos.

—¿Y qué piensas hacer con todo esto? —pregunté.

Una sonrisa siniestra curvó los labios de mi hermano.

—¡Edward! —grité. La gente empezó a mirarnos. —Digo… ¡Edwina! —bajé la voz considerablemente—prometiste no herirlo.

—Lo sé. —respondió.

La sonrisa volvió a aparecer.

Jacob POV

—Este es adorable—dijo Renesmee mientras tomaba un pequeño anillo hecho de cristal.

Era en verdad diminuto, aunque se veía perfecto en los delicados dedos de Ness. Cuando se lo compré y se lo puse en el dedo anular izquierdo, sentí mi instinto de supervivencia activarse. Instintivamente, me agaché.

Una flecha pasó atravesando el aire justo donde hace unos segundos estaba mi cráneo.

—Jake, ¿qué sucede? —preguntó Nessie, la sonrisa desvaneciéndose poco a poco de su rostro al ver mi palidez.

—Nada, hermosa. —dije mientras intentaba largarme del lugar cuando antes. Estaba cien por ciento seguro de que la flecha había venido de cierta "ancianita".

Nessie sonrió mientras enganchaba su brazo con el mío.

No sabía si sentirme feliz o aterrado.

Mientras tanto...

—Eh… ¿Señora? —titubeó un asustado empleado del local de tiro al blanco. —Me temo que está apuntando al lugar equivocado…

Ancianas. Simplemente tenían que complicarle la vida. Es decir, esa abuelita, a pesar de tener un rostro bello (no cabe dudas de que debió ser toda una belleza de joven) era ciega y, para colmo, sorda. ¡Ni siquiera estaba apuntando al lugar donde se sup...!

El pobre muchacho perdió el hilo de sus pensamientos cuando la "ancianita" tensó la cuerda del arco profesionalmente y con una fuerza que hasta haría al mismo campeón de la WWF (Worldwide wrestling federation) hervir de envidia.

Pero lo que lo dejó más pasmado fue ver el odio que brillaba en aquellos ojos verdes mientras apuntaba hacia...

Oh. Dios.

La flecha voló en dirección a la cabeza de un alto muchacho. Quizá sea debido a la suerte o al favor de los dioses, el muchacho eligió el momento adecuado para atarse los cordones del zapato. O, al menos, fingir que lo hacía.

—¿Se… señora?

El joven oyó a la abuelita mascullar una maldición.

—¡Edwina!

El muchacho se volteó para ver a otra "abuelita" correr mejor que un atleta hacia ella. La "vieja" era una montaña de músculos.

—¡Edwina! —volvió a chillar, su voz ni siquiera jadeante por la carrera. —¿Qué dijimos sobre esto?

La mirada de esos ojos verdes ni siquiera mostraban arrepentimiento.

—Por favor, no le habla así a la dama. —dijo una voz asmática, salida de la nada.

Era el viejo McKenan.

—Nadie debería reprender a una dama tan hermosa—dijo el viejo tonto mientras ponía una mano en las caderas de la "vieja" —No mientras halla un caballero como yo presen…

La "dama" de ojos verdes le asestó un puñetazo en el estómago mientras su musculosa amiga estallaba en carcajadas.

—¡Edwina tiene novio! —canturreó alegremente mientras corría fuera del alcance de su compañera.

Ambas corrieron hasta salir de vista.

—Eh… ¿Se encuentra bien? —preguntó el joven asistente.

El viejo no se movía. Maldición, ni siquiera respiraba.

¡Que alguien llame a una ambulancia!

En la sala de los Cullen...

Carlisle POV

—¿Los han encontrado? —preguntó Bella mientras entraba corriendo a la sala.

Negué con la cabeza.

—Las armas de Edward no están. —dijo, la preocupación brillando en sus ojos. —Y mira lo que encontré debajo de su almohada.

Bella me tendió un papel en donde estaba la inmaculada letra de mi hijo impresa. Esto no habría tenido nada fuero de lo común si el título no hubiese sido "100 métodos para castrar y hacer que parezca un accidente".

Suspiré.

—Tranquila, cariño. —dije mientras ponía una mano en su hombro. —Ya sé dónde están.

Le lanzé una mirada significativa a Jasper mientras me encaminaba hacia el mercedes. Este asintió y fue en busca de los tranquilizadores que nos había entregado el doctor Alexander en caso de emergencia.

Y yo que creí que no tendría que usarlos. Al menos no en esta semana,

Con otro suspiro, me senté en el asiento del conductor de mi vehículo e introduje las llaves.

El motor explotó en llamas.

¡ROSALIE!

Mientras tanto, en un rincón apartado de la casa, una atractiva rubia sonreía ante la vista de un joven moreno disfrutando de sus últimos momentos de vida.

Jacob POV

Era agradable. Muy agradable, en realidad.

—Jacob, ¡mira! —dijo mi novia mientras me jalaba hacia otra estantería, su mano pequeña dentro de la mia. Casi podía suspirar por el placer de estar con ella por más de 10 minutos sin que mi vida haya corrido peligro.

Aún.

Me detuve a contemplar cómo la luz del atardecer hacía que su cabello cobrizo brillace con más intensidad mientras parloteaba alegremente sobre lo que podríamos hacer luego. Iba a inclinarme para besarla hasta que el zumbido del celular interrumpió el momento.

—¿Aló? —pregunté, irritado.

—Tu vida…—susurró la mismísma voz de la muerte. —Me pertenece…

Click

—Jake, cariño, ¿sucede algo? —preguntó Nessie mientras me miraba algo alarmada. —Te has puesto pálido.

—Nessie, pase lo que pase, ¿sabes que te quiero, verdad?

Emmett POV

—¡No puedo creer que ese anciano se te haya insinuado!

—Cierra el pico, Emm.

Seguí riéndome mientras que Eddie hacía no sé qué con su teléfono. Cuando terminó, tenía una sonrisa en los labios.

—Edward Cullen, lo que sea que hallas hecho, deberías sentirte avergonzado. —Le reprendí, poniéndome serio.

Si Eddie sonreía, no podía ser nada bueno.

—No he hecho ningún daño físico a nadie. —Dijo, algo risueño. Bajó la voz tres octavas—Por el momento.

—¿Y qué me dices de la pistola?¿Y la flecha?¿Y la misteriosa llamada que acabas de hacer?

Edward le restó importancia con un gesto de la mano.

—Solo pequeñeces.

Me estremecí.

—Hey, Eddie…—pregunté. —¿No te parece raro que Carlisle aún no halla llegado a detenerte?

L.a sonrisa se hizo más acentuada.

—No estoy solo en esto. —susurró, lleno de placer.

De súbito, sentí la imperiosa necesidad de ir a confesarme y echarle agua bendita a mi hermano. Ya empezaba a asustarme.

Y lo digo en serio.

Renesmee POV

Algo iba mal.

Jacob había estado tenso durante toda nuestra cita, lo sabía por el modo en el que sus hombros nunca se relajaban, como si estuviese en guardia todo el tiempo.

—¿No estarás ocultándome algo, verdad? —pregunté.

—Claro que no. —me sonrió.

No le creí ni por un momento.

—¡Helado! —grité entusiasmada mientras corría con Jake de la mano hacia el puesto que estaba cerca nuestro.

—Dos, por favor. —pidió Jacob.

—Que sea solo uno.

Mi novio me miró con el ceño fruncido.

—Pensé que sería mejor si lo compartíamos. —respondí a su tácita pregunta. Se gesto se ablandó mientras me observaba.

Lamí una parte del helado, saboreando su sabor. Luego, cuando me ponía de puntillas para que Jacob probara un trozo, una ancianita llegó y lo apartó a empujones de mí.

Con más fuerza de la que debería tener.

—Oh, cielo—dijo la abuelita en una voz algo grave, empujándole un gran cono de helado a Jacob en la cara —Por favor, acepta este regalo de esta anciana, ¿sí? No hay necesidad de compartir algo tan pequeño cuando se tiene más.

Y con ello salió caminando a paso apresurado.

Mmm… sospechoso.

Jacob POV

Sentí el miedo en su estado más puro mientras observaba aquel "inofensivo" obsequio. No podía envenenarme frente a su hija, ¿verdad?

—Algo va mal aquí. —Dijo Ness, con su bello rostro fruncido por la preocupación.

—Claro que no, es solo tu imaginación. —Le dije mientras le sonreía. No quería que su padre arruinara nuestra cita.

Y con aquel pensamiendo, le di un bocado al cono de helado que tenía en la mano mientras cerraba fuertemente los ojos. No sucedió nada.

No se alteró mi respiración, ni ninguno de mis organos vitales salió volando. Era un helado normal

La culpa comenzó a recorrer mi cuerpo al pensar en el injusto modo en el que había juzgado a mi futuro suegro. Quizás el hombre sí quería la paz después de todo...

O al menos eso sentí hasta que mi lengua chocó contra algo metálico.

Pero qué...

—¿Jacob? —murmuró mi novia mientras yo intentaba alejar la pistola camuflageada de su inquisitiva mirada. No iba a arruinarle la diversión, asi me costara la vida.

Y Dios sabía que iba a costarme la vida. Literalmente.


Ah... este... hola =)