Título: Circo.
Fandom: -Man.
Pareja: Kanda Yuu/Allen Walker.
Advertencias: AU, malas palabras, Shonen-ai, riesgo de OoC.

Summary: Nada fue igual desde que lo conoció, y por esa vez, Kanda tiene que aceptar que se alegra un poco de que así haya sido. Allen es lo bastante listo como para comprender lo que sucede.
N/a: Rayos, es la primera vez que me atrevo a utilizar este tipo de narración y estoy un pelín nerviosa, sigo pensando que quizás no fue la más adecuada, y que este fic debió permanecer en el averno.

Disclaimer: -Man pertenece a Katsura Hoshino, yo no recibo nada haciendo esto, sólo distracción y ocio.


I. Bienvenida.

«De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso(1)

Deberías cortarle la cabeza, sí, eso es lo que harías. Pero el director a considerado a Mugen como una extraña amenaza para la integridad de los estudiantes. Corrijo, un usual atentado contra la vida de cierto conejo. Ese hombre con complejo de hermana debería tomar en cuenta que el susodicho tiene complejo suicida.

Y sigue ahí, con su bobalicona sonrisa y farfullando un montón de cosas, que a ti no te interesan y que no para de decir. Mugen, sólo si tuvieras a tu amada katana entre tus manos, podrías quitarte esa importuna y persistente presencia sobre tu persona.

–Entonces Panda dijo que debía conseguir ese libro, ¿pero cómo diablos quiere que consiga un libro como ese aquí?, ¿ne, Yuu?

–No me llames por mi maldito nombre –dices con desagrado.

–Ya, lo extrañas, ¿cierto? –Te pregunta con malicia, inmediatamente una sonrisa algo maligna cruza por tus labios, y al parecer a tu auto nombrado amigo le ha alarmado.

.

.

Cualquier persona que te viera diría que estás algo desanimado, vale, si Lenalee o Lavi te vieran dirían que estás deprimido. Porque en alguna parte del camino –el cual no recuerdas, y maldices por ello– aprendieron a conocerte. Pero tú niegas estar abatido o cualquier sensación de esas, estás tranquilo que es otra cosa, con ese moyashi fuera de tu camino por un tiempo, te ha dado lugar a reflexionar.

Pero el pensar tan profundamente te ha llevado a imaginar cosas, y esas situaciones involucran a un frijol a medio vestir y tu sobre él.

Bonito, sencillo, muerdes tus labios con frustración. Estás sólo en tu habitación, nada extraño, pero ese día era el día. Nunca lo admitirás frente a otros, pero casi extrañas la presencia del moyashi en tu casa, exactamente en tu cuarto, hoy era el único día en que ambos estaban lo bastante desocupados como para que ese enano accediera a ir a tu casa, o tú a la de él, quizás.

–¡Yuu-kun!–llamó tu maestro fuera de la habitación.

–No me llames así viejo–reclamas de inmediato.

–Tienes una llamada de Allen.

Juró no reírme, pero tienes que aceptar que brincar de tu cama para ir a contestar el teléfono, es, irremediablemente, un signo que de verdad le extrañas. Ese pequeño temblor en tu mano a la hora de tomar el aparato, no es más que la confirmación, a todas aquellas quimeras que hoy tus amigos te plantearon. Hasta el profesor Tiedoll te ha sonreído con entendimiento.

–Oi, Moyashi.

Es Allen, BaKanda –contesta una suave voz en el otro extremo de la línea, le escuchas suspirar, y no puedes evitar fruncir un poco en el entrecejo.

–¿Pasa algo? –Ahí está, te has preocupado al oír la voz apagada del otro, no es que seas insensible, y menos con él. Pero por el sonido que emitió podría decir que también se ha sorprendido.

Nada serio, han decido retrasar dos días más el regreso –Escuchas la molestia que esto le causa, no sabes que decir, tu también estás enojado, es un alivio que continuara y te salvara de tener que decir algo–, al parecer a los patrocinadores les ha gustado, así que por una parte me alegro.

–Che.

¿Por qué no me sorprende? –A ti tampoco te pilla desprevenido que haya entendido ese diminuto gesto, no de él–. Es una alivio no ser el único que extraña a alguien.

Tuviste que usar todo tu autocontrol para no sonreír –como idiota, dices–, pero ahí seguía tu maestro –chismoso, por esta vez concuerdo contigo– ese brote de haba, no eras el único que por momentos pensaba en musarañas. Pero ni tu ni él son un par de colegialas que dirían ese tipo de cosas cursis fácilmente, ambos detestan esa actitud, pero el que Allen haya admitido eso, era que realmente te extraña.

–Imbécil.

Quizás, para pensar tanto en un idiota como tú –dice con rastro de burla, lo dejas pasar, sólo por hoy; y porque él ha aceptado que te añora, vuelves controlar tu rostro, no querías que el viejo captara esa mueca de satisfacción–. De cualquier modo, te veré en tres días Kanda, espero encontrar a Lavi vivo para entonces.

–No prometo nada –Y haces bien, hasta ahora tu amigo pelirrojo ha presentado cierto afán en querer morir–. Esa mujer es la que lo va a resentir, tenía dos nuevos vestidos que quería probarte antes de entregarlos.

¿Lenalee? –Lo que no te gusta del teléfono, es que no puedes ver el gesto de sufrimiento que ahora debe tener tu moyashi. Ambos conocen bien a la joven, como para temer una sesión de prueba con ella–. Supongo que quedarse una semana más no estaría del todo mal.

–Ni lo pienses –Hay advertencia en tu tono de voz, y ambos sabemos que no estás exagerando al decir eso, ya fue bastante el tiempo el que le dejaste ir, como para añadir más.

Lo sé.

.

.

Al final dos días pasaron a ser cinco más, ambos sabemos que no dramatizo al decir que estabas que subías paredes, cinco días y ni una señal de Allen.

Nunca te había parecido tan monótona la escuela, como esas dos semanas desde que el pequeño moyashi no está ahí. Ni siquiera esos dos años antes en los que aún ni lo conocías, quizás sería por eso, pero ahora que no ves esa condenada sonrisa que tanto te molesta, ni su típica actuación de mártir, comienzas a sentir la preparatoria carente de algo.

Lavi y Lenalee parecen opinar lo mismo, ambos estaban acostumbrados a oírlos discutir, competir, o cualquier cosa que hiciesen para retener su atención.

Sabes que este es tu último año en aquel lugar, vaya, te ha costado bastante deducirlo. En cuanto entres a la universidad, Allen se quedará ahí. Te reprendes por tu desliz, era obvio que en algún momento se separarían.

La cosa esta en que tú no quieres eso, bastante prueba fue el pequeño viaje que él realizo, odias pensarlo, pero quizás ya te has vuelto un poco dependiente a él. Un gruñido escapa de tus labios.

Ya es la hora de que te marches al aeropuerto, el avión de Allen está por llegar.

.

.

–Allen Walker.

Tus ojos viajaron hacía la persona que te hablaba, nunca habías conocido a alguien tan peculiar como él, no era común ver gente joven con el cabello blanco, menos con una extraña cicatriz como la de él.

–Kanda –Parco y claro, odias desperdiciar tiempo en nimiedades.

Después de unos días de aquella bizarra presentación, te diste cuenta que aquel chico se estaba volviendo algo frecuente en tu vida, no era común que distaras de llamar a alguien con un 'Oi' por un apodo. Walker se había ganado el privilegio que Kanda Yuu le buscara un apodo, hasta uno como 'Moyashi', pero al parecer el menor no lo entendía.

Pero entonces ocurrió algo inesperado, el chico contestaba tus ofensas sin temor. Para cuando Kanda pasó a ser BaKanda, pensaste que había surgido otro conejo suicida. Peor que él, admites, ese enano no le teme a Mugen, y tú extrañamente después de eso, no pudiste sacarla nuevamente ante él.

Fue entonces cuando el resto del alumnado y los profesores empezaron a ver como normal sus peleas, y que paradójicamente, pasaran más tiempo juntos. El que Lenalee y Lavi hayan aceptado a Allen como nuevo miembro del grupo tampoco un fue un suceso, ellos de algún modo u otro terminaron comprendiendo que aquel joven era especial.

–Me gustas idiota.

No fue romántico, ni educado, pero fue lo único que necesitaste para arrinconarlo en alguna pared y besarlo. Su primer beso, aún recuerdas que en el primer intento chocaron sus narices, por lo frenético y desesperado de la acción, nada digno de recordar. A penas tenían tres meses de conocerse y ya se estaban metiendo mano en algún solitario pasillo, que vueltas da la vida.

–No puedo creer que nuestro Moyashi haya sido el primero en declararse –dijo un asombrado Lavi días después, cuando desafortunadamente los había encontrado en una situación bastante comprometedora–. ¿Eres la mujer Yuu?

Que lo hayas dejado inconsciente, como todo lo demás, no alarmo a nadie. Lavi es Lavi, punto, todos saben bien que significa eso.

.

.

–¡Kanda! –Alguien te llamo desde el otro extremo de la sala, no necesitaste voltear para saber de quién se trataba.

–Moyashi –Fue toda la bienvenida que le diste, un beso no habría estado mal, insisto.

Puedes ver como frunce el ceño y hace un pequeño mohín, infantil, y luego se queja que le llames moyashi.

Te sorprende sentir sus labios sobre los tuyos, nuevamente es él quien toma la iniciativa, como aquella vez cuando se te declaro. No piensas mucho sobre ello, inmediatamente bajas ambos manos para tomarlo por la cadera y corresponder al gesto; nunca te ha importado lo que diga la gente, así que el hecho que estén en el aeropuerto te tiene sin cuidado, quizás el moyashi se sonroje cuando se dé cuenta de esto y puedas burlarte.

–Te extrañe Yuu.

Ahí están de nuevo esas cosquillas en el estomago, y como otras cosas, Allen es el único al que le permites llamarte por tu nombre, con la condición que sea en privado y no seguido.

–Bienvenido Allen.

Porque en el fondo tú también le extrañaste, y por esta vez te permites el gesto.


N/f: (1) Napoleón Bonaparte, Emperador Francés (1769-1821).

Kanda tiene 18 y Allen 15 como en el manga, no es raro que Allen esté en la preparatoria a esa edad (yo entre a la vocacional con esa edad, jo) . Al menos por el sistema que se maneja aquí en México es posible, sería lo único que agregar.