"20 años después" (Oneshoot) por Naru
El niño corría alegremente por los pasillos del edificio principal situado en el centro de la aldea de Sunagakure. A pesar de tener solo 6 años, mostraba una agilidad y velocidad ya propios de un joven shinobi. Comenzaba a levantar la admiración de muchos, por tratarse del hijo del Kazekage, por lo que se estaba convirtiendo poco a poco en una futura promesa para la villa.
Cuando el niño se detuvo frente a una de las puertas, llamó con educación y esperó a que le dieran permiso para entrar. Su padre se encontraba con la mirada perdida entre un montón de papeles detrás de su escritorio. El niño se acercó sigilosamente hasta el borde de la mesa, que llegaba a la altura de su rostro y miró sonriente a su padre, el cual mantenía su gesto serio e imperturbable de siempre.
La mirada del niño mostraba la ternura heredada de su madre, tenía los ojos grandes de color castaño y el pelo rojo. Su padre no dijo nada, por lo que rompió el silencio.
- Ya es la hora papá.
- Está bien – digo Gaara cansado mientras recogía un poco – Vamos a ver a tu madre.
Ambos salieron del edificio y caminaron juntos en silencio, uno al lado del otro. Nadie dijo nada en todo el camino pero Gaara sentía como su hijo le miraba de reojo.
- ¿Hay algo que te preocupa? – le preguntó finalmente.
- Es que, bueno hoy en la escuela… sin querer herí a otro niño, durante el entrenamiento, no se que pasó… pero se disgustó mucho conmigo y me dijo que yo era…
Su padre se agachó junto a él para estar a su altura y puso las manos en sus hombros, no le dejó terminar la frase.
- Mírame a los ojos. No importa lo que te haya dicho. En este mundo habrá gente que te odie, pero también, y recuerda esto, tienes gente a tu lado que te quiere, eso es lo que importa.
Entonces el niño sonrió.
- De mayor quiero ser Kazekage, como tú – Gaara sonrió levemente ante este comentario.
- Para eso, primero tendrás que superarme.
El niño sonrió de nuevo y su padre quedó satisfecho. Continuaron su camino llegando casi hasta las afueras de la villa y entraron en la zona donde descansaban las almas de los difuntos. Pasaron por diferentes lápidas hasta que se detuvieron delante de una de ellas. El viento comenzó a levantarse, es como si aquellas almas en su descanso eterno hubiesen detectado la presencia de los familiares en vida. El padre se colocó detrás de su hijo, ambos miraron la lápida que tenían enfrente.
- Ahora, recemos por ella.
El niño asintió moviendo la cabeza y ambos cerraron los ojos. De nuevo otra ráfaga de viento. Tras unos minutos, el niño habló de nuevo.
- Quiero que me cuentes más cosas de ella.
- Verás… - Gaara no sabía muy bien lo que quería decir, pero antes de poder hablar, una voz femenina le interrumpió a su espalda.
- Ella sacrificó su vida para salvar a tu padre, por lo que tú estás aquí también gracias a ella, y por eso la honramos.
La mujer se acercó a ellos situándose al lado de Gaara, tenía el cabello largo y castaño, ojos grandes, su mirada y su sonrisa parecían la de un ángel. El niño sonrió al verla, Gaara la observó un instante y luego pasó su mano por la cintura de la mujer, la otra mano la posó sobre el hombro de su hijo.
- Gracias por haberme dado la oportunidad de vivir… Chiyobaa-sama
Fin.
**********************
Lo escribí en un momento de inspiración, hace tiempo que tenía esa idea en la cabeza y quería "engañar" también un poco al lector. Espero se entienda lo que quiero transmitir realmente con este fanfic, y para los que os lo estéis preguntando si no lo habéis adivinado ya, la madre es Matsuri, ¿quién sino? XDD
En fin, espero que os haya gustado y os haya llegado a vuestro corazoncito de fan^^
Saludosss
Naru