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Romance detrás de la puerta

¿Te has puesto a pensar lo difícil que es un romance a escondidas, en tu casa, detrás de la puerta de tu pieza? Cuando tienes que cuidarte de hasta las mismas paredes y estas parecen declararte la guerra…y tú única amiga, la puerta de tu habitación.:SS:.

Capitulo 1: El baile y el miedo son uno solo.

El sol se asoma de nuevo por mi ventana, quien me ha puesto a pensar en lo difícil que ha sido mi vida desde que nací, y el respeto que se me tiene por ello en este lugar. Me levanto a la misma hora, del mismo catre, y con los mismos cobertores de siempre. Nadie me ve. Todos parecen estar en su máximo sueño…mi madre, a quien los años no le pasan en vano, sueña como un ángel, se que le queda poco así que pronto deberé de ocupar su lugar. Me visto adecuadamente y salgo a caminar por los majestuosos pasillos de esa gran mansión. Preciosa como siempre es y debe ser, digna de mi gran magnate.

Y paro enfrente de aquella puerta. La puerta que me ha visto crecer, la puerta que me ha enseñado mi único camino por recorrer. Y detrás de ella…la persona a quien debo servir de por vida. Él. Mi salvador, a quien le juré servir hasta su último suspiro. La cerradura de aquella puerta figuraba ser oro entero, más yo sabía que era una simple imitación, con delicadeza giré de ella y abrí la puerta. Puedo jurar que era como si entrara a un lugar de lo más hermoso. Y allí…cerca del ventanal estaba él durmiendo en su cama. Podría jurar que hoy tenía una gran resaca puesto que ayer marchó temprano a la dichosa fiesta. Sonreí. Sin despertarlo –pues le molestaba– corrí a preparar su baño caliente, a una medida perfecta para él. Luego remojé algunas toallas, exprimí y las lleve en mano, me senté a un lado de él cuidando no hacer ruido o algún movimiento brusco y esperé a que él despertara por voluntad propia.

Y entre aquellos minutos de mi gran silencio volví a observar tan magna habitación, de colores azules en muchas tonalidades, a él le encantaba especialmente el marino y rey. Lo sentí moverse para rascar su cabeza y divertidamente yo rasqué su cabeza, lo oí soltar un suspiro de agrado. Para cuando acordé al tiempo, ya era algo tarde y debía despertarlo o si no tendría él problemas.

–Sasuke-san…Sasuke-san

Le llamaba con insistencia pero yo sabía lo difícil que era despertarlo. ¿Debería presumir que, además de su padre, era la única persona que podía despertarlo? Su padre lo despertaba con gritos…y yo descubrí la forma de hacerlo a una buena manera. Yo sé. Yo sé. Y con éxito él abrió perezosamente sus ojos negros, me vio por unos momentos y volvió a cerrarlos. Yo sabía que aquello era un gesto de molestia.

–Siento mucho interrumpir su sueño Sasuke-san, pero si no despierta ahora tendrá problemas con su padre. –le dije con una voz suave para evitar algún comentario de sarcasmo.

Abrió sus ojos con rapidez y se levantó de un golpe, luego, choco su mano contra su cabeza. Puse una toalla húmeda en su cabeza.

–Debe darse un baño para bajar ese estado…

Me paré y me quede en mismo lugar donde siempre le espero a que termine de bañar, no lo oí quejarse del agua. Alisté su ropa, desde la íntima hasta lo último que llevaría puesto. Nunca se quejaba de lo que le ponía para él vistiera.

O.o…O…o.O

–Tú simplemente eres increíble…

Después de haber terminado la rutina de cada día regrese a mi segundo puesto, la cocina para él. Allí, nosotras, aprovechábamos el momento para contarnos lo que sucedía por las mañanas, no solo era yo…si no éramos otras treinta y cinco más. Somos bastantes para servir a solo tres señores. Y nadie se quejaba. De todas las sirvientas del pueblo, nosotras éramos las afortunadas de estar en un lugar que, no maltrataban…pero desafortunadas por que eran exigentes en todo.

–Cada maestro tiene su libro…dice mi madre.

Desde que tenía tres años comencé a trabajar aquí. Casi no tengo recuerdos de cuando solía ir a pasear, no me afectaba en lo más mínimo, puesto que yo sé y siempre lo he sabido; yo nací para trabajar y servir. No me molestaba en lo absoluto no salir de esta mansión, yo aprendía cada día de ella. Ahora tengo dieciséis años, soy la más joven de por aquí, mi madre se lamenta el hecho de que no vaya a una escuela pero gracias al tiempo, he aprendido a leer y escribir, algo que muchas de las que trabajamos aquí saben hacer.

–Dicen que tu naciste para él…o al menos es lo que dicen todas aquí, te llevas muy bien con él… ¿no será que nos ocultas algo? –pregunto mi compañera de forma inquisitiva.

–No. Tengo toda mi vida trabajando para él, es obvio que aprenda los horarios, itinerarios, gustos y disgustos de él. Si hubiera algo… ¿no crees que ya se sabría? Aquí, las paredes tienen ojos y oídos. –le conteste de forma sabia.

–Tienes razón…ya se hubiera sabido, y en su caso…ya te hubieran matado.

Estaba acostumbrada a ese tipo de oraciones que el de amenazarme a muerte me parecen poco convencionales. En esta época, el morir parece un bien. Me dediqué a terminar su comida para él, para cuando oí algunos comentarios de mis vecinas. Siempre eran de lo mismo pero hoy cambiaron el tema al hermano mayor de mi señor. Él me no me cae del muy bien, su pinta raya la perfección y lo mujeriego, lo cual, para mí es algo desagradable. Pero igual era mi superior y tenía que respetarlo.

–Y hoy lo vieron llegar con dos a su lado… ¡y la santa paliza que le dio su padre cuando lo vio llegar ebrio!

Fruncí el seño en un gesto de interés. ¿Qué ya tan rápido esta casa se convirtió en un burdel? Esos lugares tan despreciables…

–No lo apaleó por el hecho de llegar ebrio, si no por que se había salido del trabajo. ¡Pero se dieron una buena riña!

Y le contestó ¿eh? El niño prodigio ya no parecía ser tan prodigio. Mi amo siempre se quejaba de él y su última desatención hacía los negocios familiares. No siempre lo hacía, solo cuando quería desahogarse un rato me llamaba, me pedía una botella de vino y se ponía a beber, sabía que debía acompañarlo pues él necesitaba alguien con quien charlar.

De toda la vida, he sido su confidente. De amargos y felices momentos, de bonitas y trágicas historias. De él, me enteraba que había un mundo.

–Tráeme un poco de vino. –me ordenó.

Yo no chisté ante su orden, pues para mí no era aquello…era más bien su deseo, su capricho. Después de haberme dirigido al sótano en las cavas y sacar un vino finísimo, me di cuenta que hoy era uno de aquellos días que dormiría hasta que él cayera del cansancio.

–Mmm… ¿Sabes bailar, Sakura?

Y me di cuenta que estaba en un error.

–Pues…no, Sasuke-san. ¿Y a que viene la pregunta? –le pregunté temiendo un poco por mi integridad laboral.

–Pues verás…ayer por la noche me detuve a pensar que tan difícil es bailar. Como te habrás dado cuenta, es algo que no se me da a la perfección, pero es pasable…por eso te pregunte eso, para saber si había algo que no supieras hacer.

Por un momento me dio la impresión de que Sasuke-san estaba jugando conmigo, o más bien quería probar hasta donde llegaba mi capacidad de retención y destreza motora. No común que él quisiera hacer eso conmigo –pues siempre lo hacía con otras mujeres– pero esto parecía ser un juego para él. Se levantó de su asiento y sorpresivamente me acercó hacía su cuerpo, con una mano en la cintura y una encima de nuestros hombros.

–Venga, vamos a bailar.

–¡Pero…!

–Guarda silencio. –me dijo con uno de sus dedos en mis labios. –Si no sabes…ya aprenderás.

Y él comenzó a moverse –y moverme– en un compás suave y tranquilo, nos movíamos por todos los lugares espaciosos de la habitación, el movía sus piernas y pies con destreza y a mi me costaba seguirle el ritmo. No dejó de mirarme en ningún instante –pues no me vería mucho el rostro, era mucho más alto que yo– y yo podía jurar que entre cada minuto que pasaba más se percibía mi vergüenza ante tal cercanía.

O.o…O…o.O

No sabía por que lo hacía, pero bailar de esta manera siempre me había relajado.

La ayudaba a seguirme el ritmo mientras que en mi cabeza resonaba el tono que debía ir de fondo, estaba tan seguro que ella también lo tenía en mente, aunque no podía estarlo del todo…entre cada minuto que pasaba ella se sonrojaba cada vez más. Jamás en mi vida pude haber previsto tal cercanía con mi mucama personal, si de por sí ella era la que me escuchaba todo –y ese era un gran titulo para su persona– el hecho de bailar con ella la hacía aún mas personal. No parecía tan mala bailarina pues pareció tomar el sentido de los pasos después de algunos momentos. No pude evitar oler ese aroma a cerezos que me inundó desde el primer instante en que la acerque a mí. No me era desagradable tenerla de esta manera es más, me parecía algo inusual y divertido.

–Vamos Sakura, más rápido.

Y comencé a moverme con más rapidez, tambaleó un poco a tal punto que tuve que arrastrarla. Fue mi sorpresa al ver que ella levantó el rostro –aún sonrojado– y comenzó a moverse de la misma manera, ¿era un reto? No, sus ojos verdes reflejaban algo extraño…

–Sasuke-san…

Ella murmuró mi nombre y me sentí perder en ese leve susurro. Perdí un poco el paso y nos volvimos más lentos, no deje de mirarla en ningún instante. Nunca me había fijado en la bonita piel que tenía en su rostro, tampoco en sus grandes y profundos orbes jade…en lo rosado de sus labios.

No me había fijado.

O.o…O…o.O

Con tentación de observarlo subí mi rostro y encontré ese mar negro lleno de depresión. Pero…ahora tenían algo más. Susurré su nombre en un suave murmullo lleno admiración e hipnotismo. No me había percatado en las finas facciones que él poseía, en la blanquecina piel de su rostro ni tampoco en lo que ahora reflejaban sus ojos. Perdimos paso, nos volvimos lentos. Y podría jurar que bailábamos de forma cansina y hasta romántica.

Él paró y no me soltó. Yo seguía embelesada en su rostro como para darme cuenta de que él había acortado por mucho la distancia…dejando un nulo espacio entre nuestros labios.

Eso es a lo que la gente llama un beso.

Fue suave, inexperto pude saber, cálido…y hasta temeroso si eso quería decir el leve temblor que había en su labio inferior. Cerré mis ojos con lentitud disfrutando de tan bella muestra de afecto, tenía miedo de sentirlo más allá…y comencé a querer alejarlo de mí. Él se encapricho y no me dejo pues me aferró más a su cuerpo.

O.o…O…o.O

Había batallado tanto para decidirlo y ella quería irse así como así, pues no la dejaría. Lo estaba disfrutando demasiado, tenía un poco de temor por que ella no fuera a aceptarme…pero cuando la acerqué pareció entender que lo hacía con ningún afán de dañarla…me correspondió.

Comencé a rozar mis labios en la suavidad de los suyos, a perderme en ella…y buscar más de ella, si algo que no me gusta hacer es pedir consentimiento para algo, y esta vez…me tragué eso y con un gesto un tanto extraño empecé a pedir permiso para profundizar aquel beso.

Me cedió el permiso abriendo un poco sus labios. Esto comenzaba a gustarme de más.

O.o…O…o.O

¿Era mi imaginación…o él me pedía permiso para "algo"? Sentí su lengua adentrarse en mi boca y al rozarla con la mía y degusté el sabor de aquel vino que me pareció tan delicioso. Me abracé a su cuerpo buscando una cercanía mucho más completa. Me estaba gustando la manera en la que él comenzó a pasear una de sus manos por mi espalda y la otra de ellas vaguear lentamente por mi cintura.

El beso se tornó rápido una vez que me sentí acostumbrada a su invasión. El rocé de labios tenía más frenesí…

–Sa…Sasuke…-san.

Solo pude articular. Mis piernas temblaron un poco al sentir como sus manos desataban el corsé de mi andrajoso vestido. Sentí mi espalda más relajada de lo normal, había caído en su cama. Me besó con más desesperación aún, pero poco me duró el gusto pues sus labios se habían separado apenas y sí rozaban, respirando el aliento del otro.

–Esto esta mal…Sakura. –me llamó en un murmullo.

–Lo sé… –le respondí de la misma manera.

–¿Entonces por que no me detienes? –me preguntó sin sarcasmo alguno.

–Yo…

Y me besó de nuevo pero esta vez estaba cargado de ternura.

–Tranquila…nadie se enterará.

Y eso sonó como una promesa. Me siguió besando y esta vez, estuve más tranquila. La puerta que alguna vez nos avalaba con una relación de mucama-señor…ahora nos observaba como algo más que aquello. Dichosa sea.

O.o…O…o.O

A la mañana siguiente desperté con una sensación de bienestar en mi pecho. Me di cuenta que aún la noche no se iba, observé a mi lado y estaba el cuerpo inerte de ella. Me acerqué un poco y pude ver lo pacífica que se veía durmiendo, apoyé mi cabeza en mi mano y me dedique a verla por unos instantes…luego me caí en cuenta de que ambos estábamos desnudos. No le tome importancia. Mi mano paseó un rato por la sonrosada mejilla de ella despertándola.

–¿Sasuke-san?

Sus ojos me miraban con asombro.

–¿Qué hago aquí? –luego me volvió a mirar.– Hay no es cierto…

Incrédula pudo sentir que estaba desnuda. Volví a callarla…pero esta vez con un beso.

–Tranquila…no ha pasado nada malo.

Si muy apenas le pude susurrar cuando pude ver en sus ojos lágrimas asomándose y amenazándose con salir. Si algo realmente me hacía sentir mal…era ver a una mujer llorar. Pensé en las miles de razones que podía haber para que una mujer llorara pero ninguna funcionaba en este caso, ella lloraba y no se por que. La abracé acurrucándola en mi pecho y acaricié su cabello en forma de comprensión.

–Esto esta mal…Sasuke-san.

Me repetía una y otra vez, su voz estaba quebrada y llena de tristeza y cada palabra me consumía por dentro en un abismo de culpabilidad. Por primera vez en mi vida no sabía que hacer…esta situación me superaba por poco. Suavemente empecé a susurrar palabras de aliento en su oído y ella no escuchaba ninguna de ellas, me empezaba a desesperar…si esto no paraba pronto llegaría demasiado lejos.

–¿Se arrepiente…Sasuke-san? –me pregunto en un murmullo lleno de melancolía.

Abrí mis ojos sorpresivamente.

O.o…O…o.O

¿Se arrepentía?… ¡Yo no!… ¡Me había gustado todo aquello! Pero yo solo quería saber si este amor era correspondido. Tenía miedo de que él me fuera a tirar como una basura, no tenía miedo por mí solamente…si no por mi madre, quien siempre me inculco el respeto y esto precisamente era algo irrespetuoso, además, temía por que nos fuera a echar de la casa.

Dios…todas aquellas consecuencias me tenía mareada y en un mar de llanto como una mártir. Tenía miedo…mucho miedo.

Sasuke por favor…dime que no te arrepientes.

–Sakura…

Y aquí venía la respuesta. Tenía miedo…mucho miedo.

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¡Hola!

Esta historia se desarrolla en los tiempos del siglo XIX, de esos tiempos en donde se usaban los vestidos grandes y detallados.

La forma en que lo escribí es un poco...antigua, puesto que antes de empezar a publicar mis historias solía escribirlas narrandolas en primera persona, ahora esto es algo inusual para mí. Me inspiré en una pelicula de la Segunda Guerra Mundial, en una de ellas que un general alemán quería a una judía criada suya...y luego dije "mmm...romances secretos...mmm". Originalmente esto iba a ser un Oneshot pero cuando vi lo que llevaba (y apenas era la mitad) decidí cortarlo...por lo cual esto tiene otro capitulo y se termina, probablemente un tercer capitulo si es que el otro no sale largo xD.

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