Hola! Este es mi nuevo fic, el segundo para ser exacta. Espero que lo disfruten. Es muy diferente al primero así que léanlo y al final dejen sus comentarios.

Oh My Baby!

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Cap. 1. Annuncio

- Alice, voy a tener un bebé- dijo Bella como quien no quiere la cosa.

- Ah, sí….¿¿¡Qué!??- Exclamé. Mis oídos estaban mal, acaso Bella había mencionado la palabra "bebé".

- Sí, así como lo oyes- afirmó ella- voy a tener un bebé.

Yo estaba en shock, Bella no podía hablar en serio… ella siempre había sido muy responsable en cuanto al matrimonio y cosas como esas.

- Sí, sí, ya sé lo que debes estar pensando, y no aún no estoy embarazada- dijo en un vano intento por tranquilizarme- pero pronto lo estaré.

- ¿¿QUÉ??- exploté sin saber qué más decir. ¿Bella se había vuelto loca?- Pero si a ti ni te gustan los bebés… mucho menos tener uno.

- No, no, corrección Alice, a mí no me gustan los bebés de los demás, pero con el mío va a ser diferente.

Desde hace unos días Bella había estado actuando de manera extraña.

- Bella, de verdad que no te entiendo- susurré apesadumbrada- Se suponía que de las dos tu eras la cuerda.

- Alice, pero si estoy en todos mis sentidos- expresó de manera convincente- jamás había estado más consciente de lo que quiero en toda mi vida.

La miré fijamente. Ambas permanecíamos sentadas sobre el sofá verde oscuro que decoraba el salón.

- Bella, no te entiendo, por qué quieres tener un bebé- la cuestioné tratando de ser suave. Ella era de esas chicas que en cuanto les das un no por respuesta, se ensañan hasta conseguir lo que quieren. Así que, en este momento, darle una negativa haría que corriera a los brazos del primer hombre que se le atravesara en el camino.

- Bueno, verás, me he cansado de vivir sola y creo que ya va siendo hora de formar una familia.

- Pues si no quieres vivir sola, entonces cómprate un perro- le sugerí como acto reflejo.

Inmediatamente noté como se puso tensa y me dirigió una mirada reprobatoria.

- Ya sé que los perros son excelentes mascotas- contestó dolida- pero lo que yo quiero es una familia, algo mío.

- Si ese es el caso pues primero busca una pareja estable, cásate y después de un tiempo ten bebés, pero ahora… estando sola- Bella me estaba sacando de mis casillas.

Suspiró un instante y añadió:

- Sé que no es la mejor manera de hacerlo, pero honestamente no estoy lista para el matrimonio.

Enarqué una ceja y la mire con incredulidad.

- Vaya- comenté con sarcasmo- no estás lista para el matrimonio, pero si para dar a luz.

- Exacto- apuntó entusiasta.

El mundo se estaba poniendo de cabeza o yo había perdido la razón.

- No, no, Bella, sabes que esa no es la mejor manera para no sentirte sola. Un bebé implica responsabilidades, cuidados. Hay que alimentarlo, bañarlo, cambiarle los pañales, enviarlo a la escuela, ayudarlo con sus tareas y mucho más de lo que piensas.

- Claro que ya lo sé, boba- sonrió y me dio un suave golpe en el antebrazo- y estoy plenamente consciente de lo que significa.-suspiró- hasta ya he pensado a que universidad debería ir, porque claro, el pequeño Anthony va a estudiar medicina como su madre.

Bella había pronunciado todas esas palabras con tanto fervor que por un momento le creí. Ella en verdad deseaba tener un hijo. No obstante, eso estaba mal. La gente debería ser más consciente a la hora de procrear, no podía dejar todo al azar y mucho menos, hacer todo lo que le venía en gana por mero capricho.

- Pe…pero…- tartamudeé sin saber que más decir.

- Mira Alice, si te lo digo es porque eres mi mejor amiga y en realidad no me importa lo que piensen los demás. Y si vine a verte es para informarte que pronto serás tía- dijo acariciando su plano vientre.

- Bella, tú no estás embarazada- le señalé. Ella definitivamente había perdido la razón. De seguro papá le encontraría un hospital muy bueno y probablemente con el tiempo se curaría.

- Ya lo sé, pero es que me produce tanta emoción la sola idea que ya no aguanto más para sea cierto. Te imaginas cómo me veré con el vientre abultado.

El plan de Bella era el más descabellado de todos los que le había escuchado. Hacía más de diez años que la conocía y nunca la había visto así. Parecía ida, sumergida en una burbuja de aire, flotando en su séptima nube.

- Ah, Bella- la llamé interrumpiendo su fantasía- pero no crees que hay un error en tu plan. Ya sabes, para quedar embarazada no basta solo con desearlo.

- Claro que lo sé Alice, no soy tan tonta, pero eso ya lo tengo solucionado.

- ¿Solucionado? ¿A qué te refieres exactamente con eso? Digo ¿ya tienes a algún candidato?- Ahora si que comenzaba a entrar en pánico. El plan de Bella parecía que iba más en serio de lo que pensaba. Puede que al principio creyera que todo era parte de una broma, pero su actitud me estaba dando miedo.

- Si, voy a poner un anuncio en el periódico-

- ¿¿QUÉ??- bufé sin poder contener mi reacción. ¡Bella se había vuelto loca! La miraba con los ojos abiertos como platos sin dar crédito a lo que decía.

De repente Bella comenzó a partirse de risa.

- Ja, ja- decía entrecortadamente- ja, ja hubieras, ja, hub..ja tu, ja,ja, tu cara ja ja.

Uff, suspiré aliviada. Todo había sido una broma de mal gusto.

- Bella- le dije apenas en un susurro tratando de recuperar el aire- por un momento me asustaste. De verdad pensé que lo del bebé iba en serio.

Bella paró de reír.

- Ja, ja pensé que habías perdido la razón- suspiré otra vez.

- Alice, lo del bebé no era una broma- dijo repentinamente seria- yo me refería a lo del periódico.

Abrí los ojos desmesuradamente y me desmayé.

Mis ojos se abrieron lentamente y noté que estaba recostaba en el sillón. ¿Qué me había pasado?

Ah claro, Bella me había dicho que quería tener un bebé.

Bebé, BEBÉ…

- Al fin despiertas- comentó Bella- ya me tenías preocupada, llevabas inconsciente casi tres minutos. Tu pulso parecía normal, pero aún así, hiciste que me preocupara.

- Bella, oh Bella- me abracé a ella instantáneamente- estaba soñando que querías tener un bebé y que ibas a poner un anuncio en el periódico…

- No Alice- habló tiernamente- no fue un sueño, bueno, reconozco que me pasé con lo del periódico y te pido disculpas, no tenía idea de que estuvieras tan susceptible, pero todo lo demás es cierto.

- Oh- exclamé. Entonces no había estado soñando. Me dejé caer sobre el sillón y Bella se acomodó a mi lado.

- Yo sé que no es la mejor manera de traer un hijo a este mundo, pero sólo pido tu apoyo. No tienes idea de cuanto ansío ser madre, y también sabes que mis relaciones pasadas no han sido las que yo hubiera esperado. Por lo mismo, decidí que ya tenía suficiente de eso y que si quería un hijo no iba a esperar a que apareciera mi príncipe azul en su corcel blanco. No, si quiero un hijo simplemente voy a tenerlo y punto.

- Pero ¿cómo?- pregunté finalmente saliendo de mi estado de shock-¿Por inseminación?

- Lo he considerado, pero creo que me gustaría hacerlo de la forma tradicional- consintió ruborizándose levemente.

- No, no te entiendo…-

- No te hagas la que no entiende- dijo- ya sabes, por la forma tradicional, lo que pasa cuando un hombre y una mujer…

- Sí, si, comprendo eso- No era una colegiala, yo sabía perfectamente como se hacían los bebés. Acaso creía que Jasper y yo no hacíamos el amor. – Me refiero a que no entiendo la parte en la que tú, no, más bien, él...

- Ah, eso…- me interrumpió- bueno, aún no sé quien va a ser el padre de mi hijo, pero si de algo estoy segura es que voy a buscarle los mejores genes que pueda ofrecerle a mi bebé. No vayas a pensar que voy a acostarme con cualquiera. De ninguna manera. Por el momento voy a hacer pruebas, o mejor dicho, tener citas.

- ¿Citas?

- Sí, citas, pero voy a ser sincera desde el primer momento. Desde el primer instante les voy a dejar claro que yo sólo quiero tener un hijo, ya sabes, cero compromisos…

Me volví a desmayar y no supe más.

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Alice volvió a desfallecer y supuse que la noticia le había impactado. Eso, o más bien era su estado. Desde el instante en que la vi supe que algo andaba raro en ella. Se le veía pálida, ojerosa y por lo que Jasper me había contado, últimamente no se había sentido bien. Además de que hacía unos días había comenzado a sentir náuseas. Pobre Alice, que bombazo recibiría al saber que ella ya estaba embarazada. Su esposo también parecía notarlo, no en vano era médico.

Después de llamar a Jasper y de que por fin llegara para vigilar a Alice, me dirigí al hospital. Mi turno comenzaba en unas horas, pero necesitaba tiempo para descansar, y de ser posible pasar a alguna agencia de citas de una vez. Si quería ser madre lo mejor era actuar desde ahora.

- Llene el formato y en cuanto termine avíseme por favor señorita.

La recepcionista parecía demasiado curiosa respecto a mi presencia en aquel lugar. Parecía como si nunca antes hubiera visto a una mujer buscar marido. Bueno, en realidad pareja por una noche. Pero eso ella no lo sabía.

En el formulario se leía lo siguiente:

¿Preferencia del color de ojos?

Pues siempre me ha gustado el azul, pero el verde no estaría mal. Imaginé a mi bebé con unos hermosos ojos verdes y me emocioné. Así que escribí: Azules o verdes.

¿Estatura?

Humm tomando en cuenta que sería un niño el padre debería ser alto.

- 1.80 aproximadamente- dije para mi misma.

¿Color de la piel?

No había pensado mucho en ello pero no tenía ninguna preferencia por los morenos o los blancos. Así que garabatee un "Me da los mismo". No me importaba mucho eso, al fin y al cabo con mi sangre albina lo más seguro es que el bebé saliera tan blanco como yo. En cuanto al color del cabello mi respuesta fue similar.

¿Edad? Un rango de veintisiete y treinta y tres años. Yo no era ninguna mujer vieja, por lo que buscaba alguien de mi edad, no tan mayor y en absoluto menor. Sé que parece mucha exigencia pero si lo iba a hacer de la manera tradicional mi cita debería ser capaz de buscar solo el camino, me refiero a… bueno, eso está de más decirlo.

Las primeras preguntas habían sido sobre el aspecto físico. Las siguientes se referían a lo mental. Obvio que quería alguien inteligente, sin antecedentes de ningún tipo de enfermedad mental, ni padecimientos crónicos. Con respecto a la salud física escribí con letra grande y muy clara: Sin enfermedades hereditarias, ni mucho congénitas. Y después me limité a escribir unas cuantas para citar ejemplos.

Por último, en cuanto a los intereses se referían definí detalladamente que buscaba a alguien que se interesara por la música, la pintura, las artes en general, así como por las ciencias. También agregué que de preferencia buscaba a alguien emocionalmente estable y que quisiera tener hijos.

En cuanto terminé se lo entregué a la recepcionista, que le dio un rápido vistazo a las hojas de papel y después de aclaró que tan pronto como alguien encajara en mi perfil me llamarían. Me dio una nota de pago y de inmediato fui a la caja. Quería que mi perfil estuviera en su base de datos lo más rápido posible.

Salí de la agencia y suspiré ampliamente. Ya estaba hecho, ahora sólo era cuestión de tiempo. Sí, tiempo, mi aliado y mi enemigo.

Tiempo.

El mismo que me había hecho perder la esperanza y ahora me la devolvía.

Di un breve paseo antes de ir a trabajar. Me detuve un rato en el parque justo frente al hospital y me senté en la banca más próxima. Estar ahí era tan agradable que podía pasar horas y horas sin moverme. Los pájaros danzaban sobre el asfalto en busca de comida. Lamenté no llevar semillas, pero no podía hacer nada. Me recosté sobre el respaldo de la banca de hierro e incliné mecánicamente mi cabeza hacia el cielo. Era maravilloso poder observar todo ese panorama azul, donde las nubes jugueteaban con alegría, rebosantes y llenas de libertad. El ardiente sol me cegó y cerré los ojos. Una suave brisa acarició mi rostro y relajó cada musculo de mi cuerpo.

- Esto es el paraíso- pensé

- ¿Puedo?- preguntó una voz masculina.

- Por supuesto- dije sin abrir los ojos y seguí disfrutando el momento. La esencia de la tarde se filtraba por mi nariz. El perfume de la tarde llenó mis fosas nasales y se mezcló con una fragancia exquisita, una que jamás antes había percibido. Ese suave olor me invadió y entonces me sentí como en casa.

- Maravilloso ¿no crees?- masculló la voz a mi lado.

Esas palabras me sacaron de mi ensoñación.

- Claro- apunté a decir. Me giré y con los ojos entreabiertos observé a mi acompañante. Era un hombre apuesto, con largas pestañas y brillante cabello cobrizo.

- Mi nombre es Edward- se presentó extendiéndome la mano y esbozando una deslumbrante sonrisa.

- Mucho gusto, yo soy Bella- le dije intentando ser cortes y le sostuve la mirada. Ese hombre era demasiado guapo para ser real.

¿Acaso seguía dormida?

Ring ring

Mi celular sonó y rompí el contacto visual. En cuanto vi el número me levanté sin decir nada más.

Carlisle- pensé- vaya que era oportuno.

Me levanté del asiento y con gesto amable le sonreí como señal de despedida y me apresuré al hospital.

- Siento haberte llamado antes de tu hora de entrada- se excusó Carlisle- pero eres la más indicada para esta emergencia- suspiró y continuó:- hay un paciente en urgencias que necesita ser intervenido, sufrió un accidente de tránsito y tiene sangrado interno, uno de sus pulmones está perforado y…

Fui directamente a los casilleros y me vestí para cirugía. Por lo visto el descanso previo no iba a poder ser. Justo en ese momento un rayito de duda asomó en mi cabeza. Si mi vida prácticamente estaba en el hospital, cómo haría para educar a mi hijo. Sacudí la cabeza y la idea desapareció. Ser cirujana no me iba a impedir criar a mi bebé. En el mundo existen innumerables madres solteras que tienen profesiones y trabajos que requieren atención. Y aún así, son buenas madres y están al pendiente de sus hijos todo el tiempo. ¿Por qué iba a ser yo la excepción?

Me dirigí al quirófano y me enfoqué en lo mío. Lo más hermoso de ser cirujana es, sin duda, lo mucho que puedes ayudar a las personas. Así que lo más satisfactorio de mi trabajo no era la remuneración, sino ver las caras felices y contentas de todos aquellos a los que ayudaba.

- Hombre de 45 años. Estado: postrauma. Presión 80/60, respiración irregular, pupilas dilatadas, hay sangre en su pulmón colapsado…

- Llamen a radiografías y díganles que vamos para allá- indiqué. Esa era mi vida, el camino que yo había elegido,así que no podía quejarme. Me encaminé hacía el quirófano y respiré.

La cirugía no fue tan complicada, pero si larga y extenuante, como siempre. La intervención duró unas cinco horas y al final el paciente logró salvarse.

No me gustaba mucho tratar con los familiares de los pacientes, en especial porque me recordaban lo maravilloso que podía ser tener una familia, regularmente Angela Webber, mi interna en turno, se encargaba de lidiar con esos asuntos. Pero hoy me sentía extrañamente bien, así que accedí a darle las buenas nuevas a la familia.

- ¿Familiares del Sr. Robertson?- pregunté. La sala de espera estaba abarrotada de familias en espera de noticias.

Una mujer joven con un niño en brazos se acercó a mí.

- Nosotros- susurró- ¿Está bien mi papá?

- Sí, la cirugía fue todo un éxito. Fue una suerte que lo hubieran traído a tiempo.

La mujer profirió un grito y cayó de rodillas. El niño en sus brazos lloró.

- ¿Se siente bien?- pregunté con torpeza. Era obvio que no se sentía bien.

- Sí, es que...- prorrumpió en sollozos- me da tanto gusto que esté vivo.

Unos minutos después la mujer se calmó. La ayudé a sentarse y cuando estuvo mejor la deje.

Lo último que alcancé a escuchar me conmocionó.

- Jamie- expresó con voz vehemente- abuelito está bien. Después besó a su hijo y el pequeño emitió una dulce risa.

Me alejé lo más rápido que pude. Me resultaba imposible no desear sentir envidia de la joven mujer. Deambulé por los pasillos hasta perder el sentido de orientación.

- Llegó temprano Dra. Swan- me saludó Mike.

¡Maldición!

Debía ser más cuidadosa al caminar y fijarme donde me metía.

Mike era el cirujano plástico del hospital. Lo llamábamos Plástico no sólo porque era su especialidad, sino porque era bastante artificial. Por su puesto, era bien parecido y eso lo hacía popular entre la comunidad femenina. Y aunque su trabajo era excelente, eso no le ayudaba en nada como ser humano.

- Como siempre- le respondí frunciendo los labios en una sonrisa.

- Bella Bella- no me gustaba la forma en que decía mi nombre- ¿cuándo vas a aceptar mi invitación a cenar?

La mente de Mike Newton era muy fácil de predecir, sobre todo en cuanto a comida se refería. Sin embargo, para él el plato fuerte era yo. Y aunque me moría de ganas por ser madre no estaba tan desesperada como para aceptar la invitación de Newton.

- Ya te dije que no puedo- usé el viejo pretexto para estos casos- ya sabes que las relaciones entre colegas no funcionan. Además, si todo termina mal sería incómodo seguir trabajando juntos.

Sonrió pensativo.

- Admito que tienes razón en eso- se pasó una mano por el cabello dándose aires de Casanova- no me gustaría verte llorar por los pasillos.

Y aparte de todo arrogante, pensé.

- Claro Newton- dije con un sarcasmo bien remarcado, pero él pareció no percibirlo.

Lo deje parado en el pasillo y fui a las escaleras de emergencia. Necesitaba tomar un respiro para este turno de veinticuatro horas. Era una suerte que el nuevo neurocirujano llegara hoy. Esperaba que fuera lo suficientemente apuesto para herir el ego de Newton. Mike necesitaba un poco de competencia. Claro, además de Carlisle, quien a pesar de ser el jefe del hospital, se mantenía tan joven como podía. Era una lástima que ya estuviera casado y fuera el padre de mi mejor amiga. Bueno, también estaba Jasper, pero para el caso era lo mismo. El también estaba casado.

Bip Bip…

Otra emergencia. Suspiré y fui directamente a la pizarra de anotaciones.

- ¿Qué tienes para mi?- le pregunté a Carlisle una vez que llegué hasta donde estaba- espero que sea algo realmente interesante.

Carlisle me miró dubitativamente y después añadió:

- En realidad quiero que ayudes al nuevo cirujano a acoplarse al ritmo del hospital.

- Vaya, así que para eso me llamaste- dije desilusionada- pero si para eso están los internos- me quejé.

- Pues si, pero él es especial- me guiñó un ojo y con la cabeza me señaló hacia el pasillo.

Pude notar a un montón de enfermeras y a unas cuantas colegas rondando la zona. Todas estaban embobadas con el hombre frente a ellas.

- Edward- llamó Carlisle y él caminó hacia donde estábamos.

Sus pasos eran lentos y comedidos. En cuanto lo tuve enfrente de mí lo reconocí de inmediato. El extraño del parque.

- Bella- me saludo con un beso en la mejilla. Pude escuchar el suspiro de las mujeres que circundaban el pasillo.

- Edward- dije sin quitar la mirada de su rostro- vaya, ¿qué haces aquí?- inquirí sorprendida.

- Así que se conocen- expresó mi jefe esbozando una sonrisa y regresándome a la realidad.

- Sí, más o menos- insinuó colocándose junto a mí y me lanzó una mirada pícara.

- De acuerdo, entonces Bella, lo dejo en tus manos. Muéstrale como funcionan las cosas aquí y llévalo a conocer el hospital- ordenó Carlisle tranquilo.

- Pero…- me quejé al ver como Carlisle se alejaba.- De acuerdo, está bien- acepté con resignación.

- Veo que tienes cosas mejores que hacer, así que si quieres lo dejamos para otra ocasión- Edward sonreía de oreja a oreja- Después de todo cualquier persona puede ayudarme ¿no?

- Déjalo- me rendí. Además quería saber más de él.- Supongo que no hay nada mejor que hacer, así que mientras requieren nuestros servicios podemos dar un paseo.

Asintió con una sonrisa deslumbrante y comenzamos el recorrido.

- Primero las damas- indicó dejándome ir delante.

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Ah, ¿¿qué tal?? ¿Les gustó? ¿¿¿Les gustó??? Díganmelo que sería bueno saberlo. A mí me encantó. Creo que cada vez me enamoro más y más de Edward.

En fin, les dejo, pero como regalo ahí van un extracto del siguiente capítulo:

2. Entrevistas

[…]

- Jazz, sabes, creo que nos equivocamos. Más bien yo me equivoqué.- le dije cubriéndome el cuerpo desnudo.

- ¿Por qué? ¿Hice algo mal?- se inclino hacia mí y me acarició el cabello.

- Veras, esto puede ser difícil de decir, así que seré directa. –Me giré hacia él- Para empezar me encantas, ya sabes, el sexo contigo ha sido grandioso. Después de todo tú fuiste el primero y has sido el único. Pero sabes, creo que después de todo lo que hemos pasado- me pegué a él para recalcarle a que me refería- creo que te prefiero más como mi amigo, mi confidente.

[…]

Jajajaja adivinen quién habla!!! ¿¡Alice!? Jajaja nos vemos la próxima semana!!!

Hachi Minuit