Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi

Capítulo 24: Efecto Mariposa.

El timbre de la universidad sonó anunciando el final de clases.

—Señorita Higurashi, despierte—El profesor movía insistentemente del brazo a Kagome, quien estaba recostada sobre sus libros—Es verdad que mi clase no es la más interesante de todas, pero no es como para dormirse, mucho menos en su primer día—

—"¿Primer día?" —Kagome se levantó aun somnolienta y se frotó los ojos —Lo siento mucho, Mr. James—Se levantó rápidamente y le hizo una reverencia en señal de disculpa y el maestro sólo inclinó su cabeza en aceptación.

—Puedes irte ya, ve a descansar bien a tu casa para que no te duermas aquí—

—Gracias—Kagome tomó rápidamente sus cosas y salió muy apenada —Después de todo fue un sueño—suspiró aliviada y triste a la vez —pero el aura de ese hombre es…demoníaca—Ella salió apresuradamente a la calle, necesitaba corroborar que todo fue un sueño; miró hacia todos lados, la ciudad estaba intacta, sin señales de lucha, las personas caminaban tranquilamente. Kagome subió al autobús para ir a su casa y durante todo el trayecto repasaba mentalmente su sueño, parecía tan real. Llegó a su departamento y lo observó detenidamente, todo estaba como lo había dejado, los mismos papeles en la mesa, la misma comida en la nevera, todo, todo estaba en su lugar, tal y como lo había dejado el primer día que salió a la escuela, pero ella tenía la leve sensación de que había pasado fuera de su casa más de un mes.

—Bankotsu—Susurró y se llevó la mano al pecho.

En la universidad Mr. James revisaba los trabajos de ese día y como era de suponerse, el trabajo de Kagome apenas si estaba empezado.

— ¿Aun trabajando Ryoma? —Una voz hizo que el maestro volteara.

—Esta es mi profesión favorita, Inuyasha—

—Ya lo sé, tenemos trecientos años de conocernos— Inuyasha olfateó el lugar —Ella aun esta triste—Ahora Inuyasha se veía más maduro, el parecido con su padre era grandioso.

—Demasiado, creo que esta deprimida, se durmió en clases—

—Lo sé y creo que soy el principal culpable de todo lo que le ha sucedido. ¿Te descubrió? —Ryoma asintió.

—Pero no dijo nada—

—Lo imaginé, ella es así, intentará hacer alguna locura por su cuenta—

—Pude ver dentro de su mente, no recuerdo esos sucesos, aunque todo lo relacionado a la organización es verdad—Mencionó extrañado el maestro.

—Es porque nuestro presente cambió, yo los recuerdo muy bien, aunque fue hace quinientos años para mí—

—Ya veo, efecto mariposa—Contestó serio.

—Algo así…pero creo que ves demasiada televisión—Inuyasha se burló.

—Sabe de nosotros—

—Si, aunque todo cambió—La mirada del híbrido se entristeció. —Él ni siquiera la conoce—

— ¿Crees que ame a nuestro muchacho caprichoso? —Ryoma indagó en la mirada de su amigo. —Pienso que deberías buscarla y explicarle todo—

—No lo sé, tal vez estará mejor así—

— ¿Así lo crees? —Preguntó el maestro sin dejar de observar la actitud del hombre que tenía en frente.

Inuyasha se encogió de hombros —Tengo que irme, debo ver a Sesshoumaru, Kouga dijo que había problemas—

—Siempre habrá problemas, acabas con uno y aparecen otros dos—

—Lo sé—Inuyasha caminó hasta la salida y levantó la mano despidiéndose del profesor y este le correspondió sólo con una sonrisa.

Kagome estaba sola en su pequeña casa, cosa que la deprimía aun más, así que tomó su bolso y decidida salió a caminar. Ella miraba a todas partes buscando algo pero sin saber qué era, todo aparentaba ser tan normal. Dejó de mirar a su alrededor y se hundió nuevamente en sus pensamientos, hasta que se dio cuenta que estaba parada frente a la casa que pertenecía a Bankotsu.

— ¿Será posible? —Se preguntó ella misma y movió su cabeza negativamente —No, sólo fue un sueño—Y se dio la media vuelta para continuar su camino cuando de repente chocó contra una persona que cargaba un montón de cajas, las cuales cayeron ruidosamente al suelo — Lo siento—Kagome se agachó rápidamente para ayudar a levantar las cajas —Lo siento, lo siento—Hacía una reverencia disculpándose, sin levantar la mirada de lo apenada que estaba, mientras entregaba la ultima caja y al ver que no obtenía respuesta decidió ver quien era su victima.

—Ten un poco más de cuidado—

Kagome se quedó sin habla la ver que era él, Bankotsu. Ella nuevamente hizo una reverencia y salió corriendo.

Bankotsu sólo encogió los hombros sin darle importancia y continuó llevando las cajas a su casa, pero al mirar al suelo se encontró con una pequeña cartera negra. —Debió salirse de su bolso— dejó las cajas en el suelo y recogió aquel objeto y lo abrió para ver si había alguna dirección, pero sólo había dinero —La buscaré después para entregársela—

Bankotsu entró a la casa en donde se encontraba su hermana, quien sacaba ropa de los armarios.

— ¿Bankotsu? ¿Sucede algo?—Hitomiko lo miró con preocupación.

— ¿Segura que quieres irte con él? —Preguntó un tanto molesto.

—Sabes que sí, lo amo— Abrazó al joven —Y a ti también—

—Lo sé, es sólo que…—pero fue interrumpido por el grito de otro hombre.

— ¿Lista Hitomiko? —Ella soltó a Bankotsu y corrió a agarrar una de las cajas y la colocó en las manos del recién llegado.

—Lista, querido—Y la joven sonrió, al igual que Yashamaru.

Hitomiko tomó rápidamente otra caja y la subió a un auto, dejando solos a Bankotsu y a Yashamaru.

—Escucha Yashamaru, si la haces sufrir, aunque sea un poquito…te mato—Bankotsu sonrió amenazadoramente.

—No lo haré—Y caminó hacia la puerta —Deberías buscarte una novia—y se fue dejando solo a Bankotsu, quien se limitó a observar su casa. Suspiró cansado, desde la muerte de sus padres su hermana había sido su único apoyo moral, aunque aquellos demonios y semi demonios los habían adoptado y entrenado, no eran su familia.

Kagome caminaba a toda prisa, casi corriendo, su corazón dio un vuelco al volver a verlo, pero poco a poco fue deteniendo su carrera y su mirada volvió a entristecerse

—Ni siquiera supo quien soy yo, no me reconoció ¿Por Qué? ¿Acaso lo harían olvidarme? — De pronto, ella se sintió observada, buscó por todas partes, estaba segura de que alguien estaba allí, podía sentirlo. — ¡Sal de allí de una vez, deja de esconderte! —Gritó molesta y en guardia para defenderse.

—Hola Kagome—Un hombre de cabello largo y negro salió de detrás de un árbol.

Ella tardó poco en reconocerlo —Inuyasha…estas bien—sus ojos se llenaron de lágrimas y se lanzó en sus brazos, comenzó a llorar e Inuyasha la abrazó aun más fuerte.

—Ya pasó todo, tranquila—Le habló con mucha ternura, Inuyasha sentía que tenía a una niña pequeña e indefensa en sus brazos.

Kagome se tranquilizó lentamente y observó detenidamente a aquel hombre —Te ves…—Limpió sus mejillas con el dorso de su mano.

— ¿Viejo? —Terminó la frase, pero ella negó en silencio.

—No, diferente, más maduro—

—Han pasado quinientos años desde la última vez que te vi, sé que te hice daño en el pasado y estoy aquí para repararlo—

—Inuyasha, no…—Inuyasha colocó un dedo en los labios de la chica para silenciarla por un instante.

—Sé el motivo de tu sufrimiento y también sé por qué te fuiste y quiero agradecértelo y decirte que fui muy feliz con Kikyou y mis hijos, que todo esta bien…ya no…ya no quiero que sufras—Y volvió a abrazarla.

—Inuyasha quiero preguntarte algo—

—Hazlo—

—Tu apariencia…tus orejas ¿Es por un sello hecho por Rin? —Kagome necesitaba averiguar si todo fue un sueño o si la realidad había sido manipulada, después de todo tenían personas expertas en eso.

Inuyasha la soltó y la miró fijamente a los ojos y después bajó la mirada llena de melancolía y suavemente asintió.

—Ya veo—Kagome también bajó la mirada — ¿Qué sucedió? Dijeron que habías sido asesinado hace ochenta años. ¿Por qué Bankotsu no me reconoce? ¿Me borraron de su mente?—

—No. Cambié mi pasado, por lo tanto, cambié tu presente, Bankotsu jamás te ha hecho daño y ahora nadie lo hará—

—Entonces ¿No pasó? ¿Por qué recuerdo todo lo que sucedió? —Se sentía confundida.

—No lo sé, tú no deberías hacerlo, pero creo que el viajar en el tiempo ha hecho que no olvides lo que viviste, aunque en este presente no haya sucedido—

— ¡Hitomiko! —

—Ella esta bien, acabé con Naoko hace ochenta años, creo que Hitomiko vivirá con mi hijo—

—Los padres de Bankotsu están…—

—Lo siento, no pude ayudarlos no sabía nada respecto a ellos—contestó afligido.

—Ya veo—Se sintió mal al escucharlo, tenía la esperanza de que por lo menos él estuviera feliz, que su pasado también hubiera cambiado —Él no me conoce—

—Hoy fue tu primer día de clases ¿Recuerdas? Aun no te conoce—Inuyasha sonrió sinceramente — ¿En serio lo amaste? —

—Tal vez—

— ¿Aun después de lo que hizo? —

—No pasó ¿Lo recuerdas? —

— ¿Cómo puedes amarlo entonces? Si no se han conocido—

—Yo lo conocí, no he olvidado todos los momentos que viví con él, buenos o malos, que más da—Ella levantó su mirada al cielo, esta vez su mirada estaba llena de esperanza.

—Ya veo—

— ¿Qué sucedió para que nuestro presente cambiara? Recuerdo que el viento cortante venía hacia mí y que alguien nos empujó y desperté en mi salón de clases, un mes atrás ¡En mi primer día de clases! —Kagome exigió respuestas.

—Te contaré que pasó esa noche, que para mi sucedió hace quinientos años, antes de volver a saltar en el pozo, pero que para ti aun no sucede—

Flash Back

— ¡Bastardo! ¡No la toques! —

Bankotsu aventó a Kagome detrás de él, pero había un problema, no tenía su alabarda para defenderse.

— ¡Cabrón! ¡Viento cortante! —Inuyasha no midió consecuencias, su ira lo había cegado completamente, el ataque que había lanzado ya no podía detenerse.

Kagome vio con terror que aquella luz salía de la espada y se dirigía hacía Bankotsu que la cubrió con su cuerpo, sabía de antemano que eso no serviría de nada, que ambos morirían en ese instante.

Pero alguien se lanzó contra ambos jóvenes y cayeron al suelo, Kagome se golpeó la cabeza al caer y quedó inconciente. Bankotsu se incorporó rápidamente y miró con desprecio al hanyou, estaba dispuesto a pelear.

Inuyasha miró enardecido a aquel que había salvado al guerrero, en verdad deseaba acabar con la vida del muchacho. — ¡Yashamaru! ¿Por qué lo ayudas? ¡Aléjate! — Y corrió para continuar peleando, pero un golpe en la mandíbula lo lanzó al suelo, se levantó inmediatamente y vio con desprecio a quien lo detuvo —Maldito Sesshoumaru ¡No te metas! —

— ¿No lo entiendes? Idiota —Preguntó seriamente el demonio, detrás de él llegaron Sango y Ryoma.

—Padre, ella no selló el pozo, ella no te rompió el corazón, tú la asesinaste—Dijo Yashamaru tratando de explicarle.

— ¡¿Yo…la maté?! —Inuyasha por fin reaccionó.

—Por eso esperó durante siglos junto al pozo, por eso estaba arrepentido—Susurró Sango — ¿Ella esta…?—preguntó preocupada.

Yashamaru negó en silencio —Ella estará bien, si la hubieras matado nada hubiéramos podido hacer—Yashamaru miró sus garras, las cuales volvían a la normalidad, todos estaban recuperando su aspecto humano. —Ni siquiera Colmillo Sagrado la hubiera salvado—miró a Sesshoumaru, quien ya estaba convertido en humano, pues la espada no funcionaba estando él en ese estado.

—Si eres listo Inuyasha—intervino Sesshoumaru —la dejarás ser feliz, harás feliz a tu mujer y a tus hijos, no les transmitas tu miseria—

Inuyasha caminó despacio hasta donde ella se encontraba tirada, Bankotsu estaba a la defensiva, pero Inuyasha lo pasó de largo y se agachó junto a ella, la tomó en sus brazos y besó su mejilla —Perdóname, nunca quise hacerte daño—le dijo, la colocó de nuevo en donde estaba y corrió a toda prisa, deseaba llegar lo antes posible al pozo.

Fin del flash Back.

—Así que fue por eso nunca volví—Ella lo miró impactada.

—Perdóname, actué impulsivamente, no medí las consecuencias—en verdad Inuyasha estaba muy avergonzado.

Kagome sonrió cálidamente —Me gustaría decirte que no importa, pero… ¡Abajo! —Inuyasha cayó estrepitosamente al suelo. —Aun funciona ¡Que bien! —estaba sorprendida de que el conjuro funcionara aun.

—No cambias—dijo con dolor Inuyasha, pero también estaba feliz.

—Es porque estoy feliz de no estar muerta, bien ahora cuéntame de la organización—

—No hay mucho que contar, es casi todo igual y…—contestó el híbrido mientras se sacudía su ropa.

— ¡Abuelo! —Un jeep se paró junto a ellos, en él iba Sango junto con Jack. —Sesshoumaru quiere hablar contigo—

—Sango, no me llames abuelo, me haces sentir…viejo—

— ¿Qué dice Inuyasha? Si usted es el hombre más guapo y sexy que yo haya conocido, pero si Shiori se entera que usted esta ligando con jovencitas…—gritó Jack escandalosamente.

— ¿Shiori? —preguntó Kagome sorprendida.

—Si, parece que tenemos una relación—Inuyasha rascó su cabeza — ¿Estas molesta? —

—No, me da gusto por ti—sonrió. —Ve Inuyasha no hagas esperar a los chicos, además debo irme, el maestro Ryoma me dejó mucha tarea—

—Ve—

Kagome se despidió de todos con una reverencia y se alejó de ellos.

— ¿Quién es ella abuelo? —

—Mi mejor amiga, la niña del futuro—Jack y Sango la miraron sorprendidos.

En ese instante llegó derrapando un auto y se paró junto al jeep de Sango.

—Inuyasha ¿Quién era esa chica? ¿La conoces? ¿Sabes en dónde vive? —preguntó el conductor del auto.

—Si, pero no pienso decírtelo—

—Vamos, no es que me interese, pero hace unas horas choque con ella y tiró su cartera, sólo quiero devolvérsela—dijo el joven de larga trenza.

— ¿Por qué mejor no la alcanzas y se lo preguntas tú? —Inuyasha fingió no interesarle.

—Buena idea ¡Adiós chicos! —Y arrancó el auto, esperaba poder verla pronto. Como no hacía mucho que ella se había alejado, no tardó en encontrarla, acababa de entrar a un supermercado.

Kagome estaba formada en la caja para pagar las cosas que había tomado para la despensa, pero al llegar su turno se dio cuenta que no tenía su cartera.

—Yo…lo siento, perdí mi cartera, devolveré todo, en verdad disculpe la moles…—Se vio interrumpida cuando una mano con unos billetes se interpusieron entre ella y la cajera, quien ya estaba molesta con Kagome.

—Yo pago—

Kagome se giró al escuchar aquella voz, la cual reconoció al instante. Su corazón se estremeció aun más al verlo.

—Se te cayó cuando tropezamos—El joven entregaba la cartera a Kagome. —Pero yo pago esta vez—Kagome la tomó.

—Bankotsu…—Susurró.

Bankotsu frunció el ceño ¿Acaso ella lo llamó por su nombre? Él pagó, tomó los paquetes y salió de la tienda, Kagome lo siguió en silencio hasta la salida.

—No tome nada de tu cartera—

—Gracias por devolverla—Ella le recibió los paquetes a Bankotsu —Perdón por lo de esta tarde y gracias de nuevo—Se dio la media vuelta para escapar lo más pronto posible de allí, pero Bankotsu la agarró del brazo y la detuvo.

—Ahora dime ¿Por qué sabes mi nombre? —

— ¿De qué hablas? No sé tu nombre—

—Te escuché muy claro cuando me llamaste por mi nombre allá adentro ¿Por qué estabas hoy frente a mi casa? —Apretó el brazo de la chica con un poco más de fuerza.

Kagome frunció el ceño algo molesta — ¿Acaso esta usted paranoico? ¿Sabe usted que me esta lastimando el brazo? Si quiere hablar civilizadamente lo haremos, pero esta vez sin violencia —Dirigió su vista hacia la mano del chico.

—Lo siento—Bankotsu la soltó —Hable—

—Sólo puedo decirte que conozco a Inuyasha y su hijo, por eso sé de ti—mintió.

—Entiendo y de nuevo lamento haber lastimado su brazo—

—No te preocupes, debo irme—Y se giró para alejarse, pues sentía que el aire le faltaba cuando estaba cerca de él.

—Puedo llevarte a casa, si me lo permites—Sonrió seductoramente.

—No, no queda lejos, puedo caminar—Kagome sintió que sus piernas temblaron al ver de nuevo esa hermosa sonrisa.

—Como guste—él sólo encogió los hombros y subió al auto, Kagome lo miró fijamente y sonrió, pero cuando él se alejó, esta se desvaneció inmediatamente. Pensativa comenzó a caminar hacia su casa.

Bankotsu manejaba despacio pero al recordar la mirada de la joven pudo darse cuenta de que mentía — ¿Por qué? —Frenó de repente y metió la reversa hasta alcanzar a Kagome que caminaba en dirección contraria. —Vamos sube—

— ¿Me esta acosando? —preguntó sarcástica.

—Algo así—Bajó del auto y le quitó las bolsas de las manos para subirlas al portaequipaje, después le abrió la puerta. —Sube—y ella obedeció.

No fue mucho lo que tuvieron que recorrer para llegar al departamento, Bankotsu cargo las bolsas hasta llegar a la puerta de este.

—Gracias—

—Dime la verdad ¿Te conozco? —

Ella negó silenciosamente.

—Siento como si te conociera—

Kagome sonrió —Estoy segura de que le dices lo mismo a todas, a leguas se ve que eres todo un seductor—

—Tal vez ¿Lo estoy logrando? —

—No—

—Dime tu nombre, estoy seguro que te conozco, te he visto en algún otro lado pero no se en donde—

—Si sólo quieres saber mi nombre, esta bien, pero no me conoces de ningún lado porque nunca…—

—Kagome…—Bankotsu susurró.

Kagome abrió grandemente los ojos, él conocía su nombre. Una lágrima resbaló por su mejilla. — ¿Cómo lo sabes? —preguntó con debilidad.

Bankotsu levantó su mano y suavemente limpió el rostro de la joven. —No lo sé, pero siento que no puedo dejarte ir—

—Mi abuelo dijo una vez que los espíritus buscan reencarnar de nuevo porque desean olvidar su vida anterior—

— ¿Cómo sabes que yo…? ¿Quién eres? —Alejó rápidamente la mano de ella y nuevamente arrugó el ceño.

—Soy Kagome Higurashi, y lo sé porque hace quinientos años peleé junto a Inuyasha en contra de Bankotsu, el líder de los siete guerreros—

— ¿Eres un demonio? —preguntó molesto y sorprendido a la vez.

—No, viaje quinientos años atrás y en este tiempo yo…—

— ¿Por eso te pones tensa cuando me ves? —

—"Lo ha notado ¿Soy tan obvia?" —Kagome sonrió —Algo hay de eso—

—No soy él—

—Lo sé, tú…sólo eres 'tú' y así es mejor, será mejor que entre y gracias por todo—Ella entró y estuvo a punto de cerrar la puerta cuando Bankotsu la detuvo y entró al departamento.

Kagome lo miró sorprendida.

—No me estas diciendo todo, lo sé, lo veo en tu mirada, tú no me ves con odio como todos los demás que conocieron al otro Bankotsu ¿Cómo supiste en dónde vivo? ¿Acaso lo amaste? ¿Cómo sé tu nombre? ¿Por qué? —Agarró con firmeza las muñecas de Kagome y esta no hacía nada por liberarse.

— ¡No lo sé! No lo entiendo, se supone que tú no me conoces, yo no…yo no lo amé a él ¡Te amé a ti! —Bankotsu la soltó y ella cubrió su boca con ambas manos. Para él, lo que ella acababa de decir no tenía sentido, retrocedió lentamente, lo que dijo lo asustaba, así que salió rápidamente del departamento.

Kagome no quiso detenerlo, Inuyasha le había advirtió que él no la conocía, tal vez en este momento él pensaba que ella lo acosaba o lo estaba espiando.

Al llegar al auto se encontró con Inuyasha, quien lo estaba esperando pacientemente.

—Eres un idiota ¿Sabes? —Inuyasha le dijo cortante.

—Tienes amigos muy locos—

—Lo que ella te dijo es verdad—

—Algo me dice que así es, pero me aterra—

—Tal vez deberías regresar y decir lo siento—

—Dijo que me amaba, pero nunca había hablado con ella—

—Ve con ella, no la pierdas esta vez—

— ¿Perderla esta vez? ¿De que hablas? —

—Dale una oportunidad, ella es hermosa en todos los sentidos, conócela y no hagas preguntas tontas—

— ¿Desde cuándo eres tan amable conmigo? Que yo recuerde tú y yo jamás hemos sido amigos, sino todo lo contrario—

—No lo hagas entonces, creo que es mejor para ella, de todos modos no estas a su altura—Inuyasha se alejó despacio, pero tenía la esperanza de haberlo persuadido, después de todo se lo debía a Kagome.

Bankotsu sacó las llaves del auto y subió a este, pero no pudo encenderlo, no quiso hacerlo, él sabía que algo extraño pasaba, pues sentía la necesidad de regresar de nuevo al departamento de aquella joven. Molesto y confundido se bajó nuevamente, necesitaba saber por qué ella lo hacía sentir así.

Kagome estaba contenta por saber que Inuyasha estaba vivo en esa época y que Bankotsu estaba bien, se sentía satisfecha con este presente, aunque ahora él no estuviera a su lado.

Estaba sentada en el sillón intentando estudiar lo que había visto en clases, sin lograr concentrarse. Unos golpes en la puerta la hicieron saltar de su lugar y corrió a abrir la puerta.

Allí estaba él.

—Yo…—pero Bankotsu no podía articular palabra alguna.

—No digas nada—Le contestó ella.

Obedeciendo a un impulso, él la abrazó con fuerza, rodeando la pequeña cintura de la joven con sus fuertes brazos.

—Quiero saber ¿Por qué tengo esta loca necesidad de estar contigo? —

—No lo sé—ella levantó suavemente sus brazos y acarició con suavidad la espalda del moreno.

Él se separó un poco de ella en busca de sus labios, de los cuales se apoderó posesivo, besándolos con desesperación, como si tuviera mucho tiempo sin verla.

Dejó de besarla y le susurró al oído— ¿Me darías la oportunidad de conocerte? —más que una pregunta era una súplica.

Kagome sólo lo abrazó de nuevo y cerró la puerta detrás de ellos. Eso era un si.

FIN.

Notas de Axter: ¡Por fin! ¡Por fin pude acabar mi fic! Que por cierto adoré, este es mi regalo para ustedes ¡Feliz Año Nuevo! A todas y muchos besos y abrazo y gracias a todas las que me apoyaron en este fic, en estos días actualizo "Mercenario a su servicio" en uno o dos días lo subo, espero no tardar.

De nuevo gracias por leer mis locuras, pero en especial gracias a: XtinaOdss, Hitomi, princserekou, Sele-TheBest, AllySan.

Pero sobre todo, gracias AllySan.