Hola a todos

Este es mi primer fic, espero que les guste, si está del nabo me dicen, eh? Se aceptan opiniones de toda clase. Me encanta la sinceridad así que plis, díganme cuando la riegue, jejeje, en fin. Me encanta muchísimo la pareja de Lin y Sesshoumaru – me gusta más cómo se oye Lin que Rin - y esta historia es de realidad alterna. La idea la compartí con kikyo88 y de ella son algunos segmentos, y en el último contacto que tuve con ella hace mucho me dio chance para ponerlos y la inspiración es en una canción de Metallica que se llama precisamente Loverman, se me hizo muuuy sensualona esta rola, para seguir escribiendo sobre ella. Estoy muy contenta porque es mi debut y le doy gracias a

Origett

kikyo88*

Arigatou !!!!!

P.D. A ver si no le dan ganas de ahorcarme* por tardarme tanto jajajaja, pero es que con tanto trabajo que tengo con mi escuela así es la cosa a veces. Pero ya tengo algunos capis terminados, por lo pronto ahí va el primero.

SUMARY:

Una trágica historia de amor tiene sus raíces desde hace siglos y continúa en los tiempos actuales, cuando una joven dulce es cautivada poco a poco por su sexy y apuesto jefe dueño de un periódico internacional. Ese enigmático sujeto la lleva a una relación extasiante que la hace sacar a flote sus instintos más incontrolables de pasión y con el tiempo se dan cuenta que pueden continuar con lo que hace mucho tiempo atrás les fue arrebatado: el amor que sobrevive a pesar de todo.

Los personajes saben todos que no me pertenecen, quien no... Esto es sin fines de lucro, bla bla bla. Bueno, vamos a la historia.

LOVERMAN, SUBYUGADO A LA PASIÓN

NOTA:

[…Texto…]sueños, o más bien, pesadillas de Sesshoumaru o Lin, según corresponda a lo largo de esta historia.

CAPÍTULO I

LA PRIMERA VEZ QUE TE VI

En una época lejana del pasado…

En el Japón antiguo, durante las guerras civiles que aún azotaban la región durante la Era Sengoku existió el más legendario y extraordinario monstruo del clan de los Youkai Perro. Murió después de una cruenta batalla, pero le sobrevivieron dos hijos: un híbrido y el otro orgulloso de la pureza de su sangre corriendo por sus venas. Éste último era un sujeto de cabellera plateada, una luna creciente en su frente y gélidos ojos dorados que podían aniquilar hasta el alma de sus adversarios.

Ése youkai de sangre pura aborrecía a los humanos, pero su pensamiento cambió al devolver a la vida a una niña humana que lo siguió desde entonces junto a su fiel sirviente, un pequeño youkai de ojos de sapo.

Pero el destino era aún muy cruel para aquel ser que creyó había encontrado la felicidad.

Una batalla, unatragedia, un acantilado… y una espada que no tenía ya razón de ser… no sin Ella a su lado…

La locura de la ira le abrasó el corazón cuando el ser que más amó fue alejado de él cruelmente por el destino. Entonces, vagó solo por el mundo sin importarle nada más, ni siquiera llegar a ser el individuo más poderoso del mundo le importaba ya… nada tenía sentido para él, sin esa hermosa joven humana que lo había acompañado felizmente hasta el final de su existencia.

Desde que la encontró en su camino la protegió, pero no fue suficiente. Ahora estaba sin ella, sin su razón de ser…

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Época actual

Hacía casi una hora que estaba esperando por alguien a quien no conocía, el reloj marcaba las tres y media y el hambre comenzaba a hacer estragos en su estómago ¿cuánto más tendría que aguardar ahí? En realidad ya no tenía idea. Tenía una semana dando vueltas a ese edificio de varios pisos para varias entrevistas con muchas personas, al parecer esa era la final con el hombre que sería su jefe directo, el dueño del periódico.

Miró a su alrededor, todo era sobrio y vacío, la mesa larga con casi 30 sillas a su alrededor parecía perderse en la sombría decoración del lugar, el aire acondicionado estaba por debajo de lo recomendable y todas las persianas desviaban la luz del sol. Era algo verdaderamente deprimente. Sin pensar mucho en lo que estaba haciendo se puso de pie y dejó el paso libre a la luz para que se llenara de algo cálido la atmósfera. Entonces notó afuera, era un día bello y tranquilo para salir a caminar, lástima que ella estuviese encerrada.

- ¿Cuánto más…? –se preguntó en voz baja sin esperar obtener ninguna respuesta.

- No mucho. ¿Cómo te llamas? –la voz que la sobresaltó parecía provenir de la entrada.

Al mirar se percató de que era un hombre alto, sus ojos eran dos bloques de hielo dorados y su cabello parecía platinado. Era joven aún y resultaba tan atractivo como distante.

- Mi nombre es Lin, estoy esperando a Sesshoumaru Tashou. –respondió con la mayor calma que pudo.

- Me encontraste, no sé mucho de ti y no tengo mucho tiempo, pero si llegaste hasta aquí sé que estás preparada, solamente quiero saber si estás disponible para trabajar de verdad o eres de esas que después de una semana están a punto de estallar de desesperación.

- Estoy preparada, señor. –habló firme aunque sin estar muy convencida de a qué se refería ese sujeto extraño.

Ambos quedaron en silencio como analizándose con las miradas, Sesshoumaru paseó sus ojos de arriba abajo en el cuerpo femenino, cada parte de la tela que la cubría fue minuciosamente calificada por su textura e inclusive quizás por lo que parecía ocultar debajo.

- Estarás a prueba dos meses, entonces hablamos. Te quiero en mi oficina mañana a las siete treinta, ni un minuto después.

Así salió ese sujeto frío tal como llegó, sin hacer un sonido y sin haber estado ahí más de un par de minutos.

Al estar nuevamente sola se sintió confundida y algo irritada, su nuevo jefe la dejó plantada mucho tiempo para no siquiera entrevistarla o hablar con ella. Abrió la puerta para salir y se topó con el largo corredor solo, sin forma alguna de saber dónde estaba la salida más cercana o el lugar al que debía presentarse al día siguiente.

Algo hastiada ya, suspiró y emprendió la búsqueda del camino hacia afuera.

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Luego de dejar atrás a esa mujer pequeña de ojos castaños y la actitud entrometida de abrir persianas, volvió a lo que le interesaba, el pedazo de papel que sostenía. Estaba ya algo arrugado por tantas veces que lo había doblado y desdoblado buscando la respuesta a las letras que ahí se mostraban.

Cerró como de costumbre su puerta con llave y se sirvió una copa de cognac a la cual dio un par de sorbos antes de olvidarla sobre el escritorio y continuar con la carta.

Tenía ya un par de meses que descubrió el sobre sellado con su nombre en la casa de su difunto progenitor, al parecer era un secreto que no pudo decirle en vida, o tal vez simplemente no quiso. Había leído mil veces ya las palabras de todas las formas y con todos los significados en los que pudo pensar pero nada parecía tener sentido.

Además, las constantes exigencias de tiempo por parte de su novia no eran de mucha ayuda, al igual que los sueños extraños que lo asediaban cada vez más. Aquellas noches en las que despertaba después de algo entre pesadilla y simple sueño fueron esporádicas durante toda su vida, excepto en las últimas semanas, en las que súbitamente pasaron a ser cosa de casi cada noche.

- Maldición… -murmuró por lo bajo.

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- ¡Obtuve el trabajo! –dijo Lin efusivamente a Kohaku mientras lo abrazaba rodeando el escritorio.

- Sabes que no era necesario, podías tener algo mejor aquí. –dijo su prometido sin mucho entusiasmo.

- Pero esta es tu empresa, eres uno de los dueños… si me quedo aquí pues… sólo sería por eso…

- ¿Y qué?

- Que no quiero eso… -dijo triste soltándose de los brazos del hombre.

- Yo sé que eres capaz y que harías tu trabajo, no sólo estarías aquí sin hacer nada.

- Tú lo sabes, pero todos los demás no… por favor… Kohaku… quiero hacer esto, necesito que me apoyes ahora… -lo miró casi suplicante y busco tomar sus manos.

- Está bien… -se acercó y besó sus labios con calma para luego dejarla y volver a su escritorio a cerrar de prisa un par de archivos privados.

- ¿Cuándo vamos a ver lo del salón para la fiesta? –preguntó contenta sentándose en un sillón cercano.

- El sábado por la tarde, ya está hecha la cita.

- Perfecto… ¿ya comiste?

- No, aún no. ¿Quieres salir?

- Sí, muero de hambre. –él terminó de cerrar y apagar su computadora para luego ir y tomarla de la mano para caminar, ese sería un rato libre de las presiones a las que estaba sometido.

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[Un poderoso youkai de marcas púrpura en el rostro peleaba ferozmente contra un monstruo arácnido. Ese sujeto abominable había sido originalmente una persona normal, deduciéndolo por la mitad humana que sobresalía. Había en uno de sus tentáculos una criatura humana inconsciente que el youkai observaba con tanto dolor en su corazón, que ansiaba recuperar a toda costa.]

Despertó sudoroso y con un grito ahogado un hombre de cabello platinado, el cual lucía algo alborotado por las vueltas incontables que había dado a la cama en que dormía no tan frecuente últimamente, y no era por el sinfín de mujeres desconocidas que solían ir allí, sino por una extraña pesadilla donde las imágenes eran algo difusas y extrañas, pero lo aterrador era que iban acompañadas de un cúmulo de sentimientos que lejos de desconcertarlo ya, comenzaban a desquiciarlo.

Llevaba un pantalón de pijama solamente, su abdomen marcado estaba bañado en sudor al igual que su espalda y rostro, en consecuencia de la alta temperatura corporal. Se frotó los ojos y se mesó el cabello con hastío de lo que había sentido en esos instantes.

Fue a darse una ducha fría para quitarse de la cabeza las extrañas sensaciones que circulaban por sus venas. Desesperación, ira, impotencia…

El agua fresca caía por su cuerpo en miles de gotas cristalinas, (N/A: quién no se apuntaría para enjabonarle la espalda, jejeje, PERO PRIMERO YO, EH? ¬.¬), alejando poco a poco los sentimientos extraños que lo acechaban.

Salió de la ducha después de un rato no muy largo y de allí al minibar por algo de vodka. Entonces, se sentó a tomarlo en el sillón de piel negra. Miró el retrato único que había ahí en un rincón, su madre.

Ella querría que él fuera feliz y formara una familia, pero al paso que iba quizás sólo conseguiría lo segundo, porque definitivamente Kagura era muy atractiva, pero lo suficientemente soberbia e interesada como para hacerlo el hombre más desdichado sobre la faz de la Tierra por el resto de su vida.

Además, ninguna de las mujeres que acostumbraba frecuentar a sus espaldas parecía la indicada, y ya comenzaba a hartarse de su situación, la que maldijo en ese instante igual que en otras ocasiones anteriormente.

Miró hacia otro lado, dejó el vaso de cristal en la mesita cercana y cerró sus ojos poco a poco evocando en sueños esta vez una imagen de la que sería su nueva asistente personal. Una joven que era de apariencia común, pero al recordar con detenimiento sus rasgos, era más que hermosa.

La joven que había abierto las persianas de la oficina para hacer entrar la luz del Sol. Aunque al recordarla, parecía que abría las puertas de la esperanza en él, porque sonrió imperceptiblemente antes de dormirse por completo.

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Las primeras seis semanas ocurrieron sin ningún sobresalto en particular. Lin realizaba su trabajo excepcionalmente, Sesshoumaru quedaba más que satisfecho, aunque no lo demostrase. Extrañamente, la lista de mujeres que lo pretendían fue disminuyendo paulatinamente, por lo que su actitud hacia ella fue cambiando, se iba volviendo menos frío, hasta incluso amable, pero sólo con ella.

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Una mujer de ojos rojos viajaba en su automóvil BMW paseando por la ciudad, iba de compras y pensó que sería bueno ver algunos vestidos de novia, ya que no quería perder más tiempo para los planes de boda y casarse con el hombre que amaba. Aún podía recordar cómo se conocieron.

FLASHBACK

Era una velada como otras tantas hasta ese momento, en que miró hacia abajo y vio cómo un sujeto de cabello platinado en un impecable smoking bajaba de un Alfa Romeo color negro. De su brazo iba una mujer de vestido verde claro, cabello negro, ojos zafiro y parecía un poco ordinaria, si no fuera porque era hija de un prominente director de orquesta pasaría como una mujer de compañía. Entonces, de rato parecieron discutir y ella se marchó.

Kagura fue por una copa para aparentar de nuevo una maravillosa relación familiar con su padre, lo cual distaba mucho. Luego, miraba hacia alrededor disimuladamente para tratar de encontrar a ese hombre tan impactante.

Al terminar el teatrito, se volvió de nuevo para dirigirse a la terraza. Estaba aburrida, ya que estaba sola en sí después de terminar con su obsesivo ex pretendiente Muso Toshiro hacía quince días. Bebió el último sorbo a su copa y la dejó a un lado. Miró hacia el horizonte sin sospechar que un hombre de mirada ámbar observaba con detenimiento su espalda semidescubierta.

Estaba a punto de egresar adentro ya hastiada para despedirse de todos cuando volteó y ese increíble sujeto se acercaba hacia ella.

- Buenas noches, señorita.

- Buenas noches.- dejó salir la sonrisa más seductora de su existencia.

- Sesshoumaru Tashou.- caballerosamente, le tomó la mano para besarla como todo un casanova.

- Kagura Toukizu. Un placer.

- El placer es mío. Es usted hija del señor Naraku Toukizu, verdad?

- Así es.

- Es usted en verdad hermosa. Seguro se parece a su madre, ya que de su padre no tiene mucho, por no decir nada.

- Se lo agradezco. Siempre me han dicho que tengo un gran parecido con mi madre. Pero ella…

- Lo sé. Falleció cuando usted era niña, tengo entendido.

- Parece que sabe de mí más de lo que aparenta.

- Pero no lo suficiente como quisiera.- le dedicó una mirada sugestiva, paseándola a su escote y su cuello.

Esa noche Kagura terminó en la cama de Sesshoumaru.

Fue la mejor noche de su vida. Tan apasionado, tan insaciable, tan irresistible, parecía un animal salvaje indomable en sus deseos, saboreando cada caricia y deleitándose con sus gemidos entrecortados… estar a su lado fue el placer más delicioso y supremo que pudo probar. Su cuerpo parecía hecho para disfrutar del sexo, cada poro, cada centímetro de su piel irradiaba una sensualidad tan viril que la hizo sentirse en un alud de éxtasis inimaginable durante toda la noche, su primera noche juntos.

Cuando hizo el amor con él por primera vez supo que era el hombre más extraordinario que había conocido. Al principio creía que sería una aventura más para él, pero luego supo que no cuando dio a conocer él mismo la formalidad de su compromiso varios meses después. Había dado una buena impresión a los medios, no importaba que fuera sólo de apariencia ante la prensa, ella estaba con él y punto. Lo demás era cosa de darle tiempo al tiempo.

FIN DEL FLASHBACK

Ahora estaba francamente arrepentida sin admitirlo de haber aceptado el compromiso con él por esa razón en particular y no porque él sintiera verdadero amor. De pronto se puso furiosa. Porqué no podía tener a sus pies a ese hombre? si siempre era ella quien tenía comiendo de la palma de su mano a todos aquellos con los que salía anteriormente

Desde que lo conoció, siempre se mostró por entero a sus pies y no podía evitarlo. Él hacía con ella lo que le venía en gana, era como si la hubiera sometido a su voluntad y ella suplicara por que ocurriese. Lo amaba y estaba dispuesta a todo por él, excepto a odiar con todas sus fuerzas a su propio padre por lo que había descubierto.

Era una mañana fría, llamó por teléfono a una amiga de la clase cuando escuchó unas voces provenientes del sótano. Su padre revelaba que había matado a su madre Nagako para quedarse con su emporio automotriz, y no en un accidente como él le había hecho creer.

Una lágrima resbalaba por su mejilla. Estaba en su coche aparcado en la avenida. Despejó un poco su mente y se dirigió a su departamento a toda velocidad. Ya no tenía ánimos para seguir fuera.

Al llegar, se dirigió de inmediato al minibar y bebió un trago de whisky y aspirar un poco de polvo blanco que mantenía oculto en algún lugar del mueble. Después, se fue a recostar para olvidar sus tormentosos recuerdos.

Amaba a Sesshoumaru Tashou, y haría lo posible por estar con él.

Después de un rato de apacible sueño, se dio un baño y se arregló para salir. Esperó la llamada de su prometido por un buen rato, se sentó frente a su lap top para continuar con un texto que había empezado hace algún tiempo. Nunca había hecho algo así, pero extrañamente se sintió inspirada en escribir desde hace unos meses.

- Hola.

- Hola cariño.

- Voy camino a tu departamento. Qué conjunto lucirás hoy para mí?

- Uno rojo con encaje negro.

- Excelente. Te veo en unos minutos.

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- Hola?

- Pensé en llamarte y decirte que saliéramos a comer en un rato.

- Suena muy bien, pero mejor te espero en mi departamento, te prepararé algo delicioso.

- Seguramente así será

- Y qué crees? Te tengo una sorpresa.

- Ah, y se puede saber de que se trata?

- Lo sabrás a su debido tiempo, no seas impaciente, te veré en un rato.

- Está bien, bye.

- Bye.

El joven de ojos dorados guardaba su móvil cuando su mejor amigo llegó como siempre, de súbito y casi asustándolo al apoyarse sobre sus hombros bruscamente.

- Inuyasha! Te tengo buenas noticias amigo mío.

- Grrr! Hay Miroku! sabías que no es necesario que seas tan fastidioso?

- Lo siento, es que no puedo evitarlo.

- Conseguiste lo que te pedí?

- Sí, ya tengo una magnífica escuela de idiomas para que aprendas español en menos de lo que imaginas, pero hay una pequeña cuestión.

- Y bien, cuál es?

- Que en tu caso tendrás que tomar las clases por dos meses antes del viaje a España, pues se tienen qué pasar por los niveles requeridos y después bon voyage! Allá te canalizarán a una de las escuelas para que continúes tomándolas.

- Suena un poco tardado pero espero que valga la pena.

- Y lo mejor de todo es que hay maestras encantadoras, amigo mío.

- Hay Miroku, tu siempre de pervertido ¬.¬

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Los empleados del edificio daban gracias a Dios que Lin hubiese caído del cielo para que el humor de Sesshoumaru Tashou mejorara. La verdad era que esa joven tenía un carácter tan agradable, que hasta había podido hacer un cambio en su jefe, porque en otro caso eso había sido imposible.

Una mañana cualquiera, Lin llegó al edificio acompañada de su novio Kohaku, que la había llevado en su auto. Ese joven la amaba mucho, pero desgraciadamente, cada vez que él intentaba comprobar el amor de ella hacia él, nunca obtenía lo que quería, y ya estaba hartándose de ello. Se sentía aún más inseguro cuando pasaba el tiempo y su novia no le decía dos simples palabras para hacerlo plenamente feliz.

- Ya debo irme, Kohaku!

- No quiero que te vayas linda.- seguía abrazándola fuertemente y besando su cuello levemente, estando a punto de desbordar en desesperación.

A lo lejos, unos ojos dorados cargados de ira los observaban desde un Ferrari negro. Unas horribles ganas de despedazar al tipejo que abrazaba a su asistente lo asaltaron, cerró el puño derecho que sostenía el volante con demasiada fuerza. Pero luego pensó mejor y trató de no darle importancia.

A fin de cuentas su asistente era sólo eso, una empleada más. Una chica ordinaria que no hacía falta en su innumerable lista de amantes.

Vaya! Ni siquiera estaría dispuesto a perder el tiempo con alguien como ella. Era demasiado inocente quizás, pero aún así, había algo extraño en esa chica.

Su celular sonó desde el costado de su asiento del auto.

- Qué quieres Kagura?

- Vaya! Parece que te levantaste del lado equivocado de la cama. Pero no te preocupes, sabes que puedo quitarte ese mal humor. Nos vemos esta tarde para comer?

- No lo creo. Tengo una reunión importante con el dueño de Luko, Enterprises.

- Prefieres ver a ese vejete que a tu novia? Ok, como gustes. Entonces te veré en la noche?

- Sí, seguro.

- Bien. Quiero darte una excitante sorpresa en tu departamento. Espero que te guste.

- Hasta la noche entonces.- terminó la llamada con un aire de furia aún.

Ni el hecho de que su despampanante novia le preparara una noche candente le quitaba el mal sabor de ver a su secretaria en medio de arrumacos con ese tipejo. En verdad tenía cara de imbécil, pensó.

Pero su rabia empeoró cuando ese tipo la sujetó bruscamente de la muñeca, en aparente discusión.

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Continuará…

Ea Ea Ea!! qué tal me quedó?

Ya saben, espero sus reviews, buenos o malos, lo que sea, su opinión es lo que cuenta para seguirme inspirando.

Próximo capítulo:

INTERRUPCIÓN OPORTUNA