Summary: El camino más corto al corazón de un hombre es el estómago… ¿Y si el hombre del que hablamos es un jounnin peliplateado con intoxicación alimenticia bajo el cuidado de una kunoichi médico pelirrosa? KakaSaku.

Disclaimer: Esto se me ocurrió una vez que me quedé toda la noche en el hospital cuidando a mi abuela operada de peritonitis (¿alguien sabe que es eso?). El tiempo vuela cuando lees un manga de Masashi Kishimoto (como lo es Naruto) y tienes una libreta y un lapicero a la mano.

¡Estoy feliz por haber cumplido mi sueño de pasar 24 horas sin dormir!

Necesito tener nuevos sueños…

En fin… Los capítulos de este fic no serán muy largos, al menos la mayoría, no estarán del todo secuenciados y a menudo no se verá relación entre uno y otro… pero esto no hará que se pierda el sentido (porque es imposible perder algo que jamás se tuvo n_n) Simplemente es una serie de eventos desafortunados para Sakura durante la estancia de nuestro peliplata favorito en el hospital.

Por eso mismo (y porque ya lo tengo medianamente desarrollado) no los someteré a mis periódicas actualizaciones cuatrimestrales T~T

Y, aprovechando la ocasión, le hago publicidad a mis fics de otra serie que nadie parece leer T~T.

¡Por favor dense una vuelta por la sección de cartoons en la subcategoría de Legión de Súper Héroes! Busquenme en español. Palabra que no hay pierde.


El Camino a su Corazón.

Capítulo Uno.

Hospitalizados.

Kakashi permanecía recostado en su cama del hospital; la cabeza echada sobre la almohada y la vista clavada en el techo.

Algunas grietas tenían formas realmente curiosas.

-… ¡Simplemente no puedo creer que sean tan idiotas! –seguía el regaño de la Godaime-. ¡Pero, ¿a quién se le ocurre?! ¡Ustedes son dos de los mejores shinobis de la aldea! ¡¿Y se dejan vencer por Ramen?!

Hatake suspiró y se concentró en una grieta que tenía un especial parecido con… una grieta.

¿Quién lo hubiera pensado?

-El techo necesita pintura –murmuró.

-¡¿ACASO ME ESTÁS ESCUCHANDO?! –chilló una enfurecida Hokage.

-Sí, sí, claro –asintió el Copy-Ninja. Debió bastar con eso; no debió recitar lo que recordaba del discurso de la sannin-: Estupefacta… increíbles… asombroso… no creí que fuera posible… redefinir conceptos…

No fue para tanto, Tsunade-sama. Realmente no comprendo porque nos felicita tan efusivamente; no hicimos nada del otro mundo.

-¡¿Y QUIÉN TE ESTÁ FELICITANDO, IMBÉCIL?! –gritó la Quinta-. ¡¡¡Estuvieron apunto de irse al Otro Mundo por esa estúpida competencia!!!

-Si me permite intervenir, Tsunade-sama –dijo Mighty Gai, el otro ocupante del cuarto-, no era una competencia estúpida; era una prueba de resistencia en la que la voluntad y la llama de la juventud fueron puestas al límite…

-¡¡¡CÁLLATE, GAI!!!

-Cómo usted ordene, Tsunade-sama.

La rubia se masajeó las sienes y se obligó a recuperar la compostura.

-De Gai, puedo comprenderlo –dijo finalmente la sannin-. ¡Hasta creo que debí esperarlo! Pero de ti, Kakashi… ¡Pensé que eras más listo! ¿Por qué lo hiciste?

El peliplata se rascó la mejilla y volvió a contemplar su grieta del techo.

-Gai se ofreció a pagar.

Tsunade se dio una sonora palmada en la frente.

Un carraspeo les llegó desde la puerta.

La Hokage dio media vuelta, encarando al intruso; su expresión seguía siendo la misma que Kakashi había provocado.

-¡¿Qué quieres?!

Sakura retrocedió algo amilanada, pero aún así reunió el valor para hablar:

-Usted me mandó llamar, Tsunade-shishou.

La sannin respiró profundamente y contó hasta diez, tal y como le había dicho la terapeuta impuesta por Shizune.

-Sakura… lo siento… no era mi intención gritarte –gruñó la rubia.

Su terapeuta también le había dicho que tenía que reconocer sus errores y pedir disculpas.

Haruno no sabía nada de las clases sobre el manejo de la ira que estaba tomando la Hokage, así que verla actuar de una manera tan anti-Tsunade… la asustó un poco. Luego se percató de quienes eran los pacientes. Eso la asustó aún más.

¿Qué clase de misión habría tenido Hatake Kakashi que resultara con el Gran Copy-Ninja de Konoha en una cama de hospital? ¡Si él era enemigo jurado hasta de los curitas!

-Sakura estará a cargo de ustedes dos –anunció la Hokage con toda la autoridad que su cargo le confería.

-¿De los dos? –repitió Hatake-. ¿Significa eso que voy a compartir habitación con Gai?

-¿Por qué crees tú que están en el mismo cuarto? –espetó Tsunade.

-¿No podría darme un cuarto privado? –pidió el peliplata.

-¿Todavía que te pones a hacer estupideces, quieres que te premie? –replicó la Hokage-. ¡Olvídalo! ¡Te quedas con Gai!

-¿Su terapeuta no le ha dicho que es malo guardar rencor, Tsunade-sama? –inquirió el Ninja Copia.

-¡¿Y tú cómo diantre sabes de mi terapeuta?!

Kakashi se encogió de hombros.

La sannin médico maldijo entre dientes; los ejercicios de auto-control no estaban funcionando…

Tendría que recurrir al Plan B.

Metió su mano en el bolsillo y su mejor amiga en todo el mundo hizo su aparición: su siempre práctica, útil y confiable… botella de sake.