Sacré (diable).

Siempre ha estado implícito en su relación, un secreto a voces. Algún capítulo de sus vidas escondido, entre alguno de esos pesados volúmenes que Lavi guarda celosamente en su habitación. La comparación hace mella en tu alma, es algo tan transitorio y voluble; como el hecho que hoy eres y mañana podrías ser él.

Pero eso no hace que el juego entre ambos sea menos divertido. Que aquellos roces casuales –e intencionales, aunque está última afirmación no la crees– se tornen comunes, entre cada mirada larga y penetrante.

Es un juego peligroso.

Tanto que sospechas que Kanda sabe su secreto, que Lenalee lo presiente. Y tú de verdad odias ocultar más cosas –de las que ya guardas– a tus amigos.

Pero no puedes evitar poner las manos en su ancha espalda y aferrarte a él, cada vez que se le ocurre lanzarse a abrazarte; tampoco el hecho de hablar en susurros, inmoralmente cerca, cada tanto que Lavi desea hacer una broma.

Allen y Lavi son amigos, los mejores amigos.

Esa relación superflua es la que quedará constatada en algún registro de la historia.

La relación entre el Exorcista y el joven Bookman, es otra cosa totalmente diferente. Ambigua y morbosa, sellada a cal y canto en una parte de su subconsciente. Donde ambas personas son indecentemente mentirosas –y sinceras– en su mezquindad, donde juegan a quererse más que compañeros de batalla, que amigos.

Hoy Allen es Lavi, y Lavi es Allen.

Y tu risa embarga la habitación, combinada con la de Lavi y Lenalee, además de unos cuantos gruñidos de parte de Kanda.

Tú eres , y ese pertenece a alguien diferente a Lavi.

Allen-chan.

–¡Me aplastas Lavi!

–Los rebanaré par de odiosos.

–¿Estás bien Allen-kun?

Pero de eso sólo eras consciente tú, y el pelirrojo que ahora duerme a tu lado. Mañana te encargarías de toda la culpa acumulada en tu pecho.


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a/N: Última parte del reto de Gray-chan =D