23:58
Racoon City
RTD
Un hombre rubio, de anteojos negros, divaga sobre su papel en el departamento de policía. Frente a él, estaban los mejores exponentes del mismo debido a diversas condiciones. Cada uno se especializaba en una rama diferente, y estaban organizados en dos equipos para que pudiesen realizar sus misiones más efectivamente. Se los veía a cada uno en sus computadoras, aunque eso no era lo único que hacían. Estaban dispuestos a arriesgar su vida de ser necesario, solo para proteger a los demás. Pero, a diferencia de estos, el hombre rubio, llamado Albert Wesker, tenía motivaciones muy distintas, las cuales no vale la pena aclarar. Por lo pronto, solo se disponía a leer el memo de la tarea que le habían asignado, preguntarle a cada miembro del S.T.A.R.S. que pensaba, y a continuación, realizarles un cuestionario a cada uno… Parecía razonable…. Excepto porque…
El hombre notó que en un rincón, flotando, se leía "23:68 Racoon City RTD". Primero que nada, era imposible que fuesen las 23:68, y las siglas del Racoon Police Department eran RPD, no RTD. ¿Y qué hacían todos esos escritorios? En realidad, los S..S apenas entraban en la habitación, y amontonados en el piso… ¿Y qué hacían sus hombres trabajando? Levantando la ceja hasta el infinito, Albert Wesker notó un hombre que sostenía con mucha pasión una caja de cigarrillos Marlboro truchos al tiempo que fumaba cuatro cigarrillos a la vez. Éste le decía que no debía confiar en nadie. A pesar de que era físicamente imposible, vio que esta misma frase estaba grabada en dentro de la tapa del encendedor que estaba guardado en su bolsillo.
"Ah, que bonito traje… ¿Es Armani?" Le preguntó Wesker, intentando ser más amable.
"¡¡RASEEEENGAAAAANNN!!""
Wesker despertó,
extrañado. No solía soñar, y menos esa clase de estupideces. De
todos modos, pudo sacar una conclusión del sueño, y es que no tenía
ni idea de que pasaba por la mente de sus subordinados.
Y en
ese mismo momento, mientras de algún lugar desconocido afloraba la
música que John Williams desarrolló para las míticas películas de
Indiana Jones, Albert Guillermo Wesker se propuso dedicar cada uno de
los siguientes días a examinar la mente de sus compañeros.