Disclaimer: Si los personajes de Harry Potter me pertenecieran el protagonista no sería Harry Potter. Además habría sexo, drogas, rock 'n roll y Slytherins desnudos.
"Caca"
Recuerdo como si fuera ayer mi primer fracaso amoroso. Oh, ¡qué infancia más dura que he tenido! Siempre a la sombra de mis hermanos mayores, siendo víctima de las bromas pesadas de George y Fred, encargándome de pasear a Ginny como si fuera su niñera...
Y ella, esa pequeña pelirroja de cuatro años y medio, fue la causante de mi primer disgusto con el sexo opuesto hará mucho, muchísimo tiempo.
Iba yo cogido de su mano, como buen hermano protector que era, de camino a una tienda de golosinas —seguidos muy de cerca por mamá y el plasta de Percy— cuando, de pronto... ¡la encontré! A la crema de chocolate con pedacitos de cosa rosa viscosa. Ah, y al amor de mi vida. Oh, era fascinante, y la chica también. Se parecía mucho a uno de los gnomos de mi jardín, pero con menos verrugas. Ahora hablo de la que hubiera sido mi mujer. La verdad es que tenía chicle en el pelo rubio, y algo de arena. También unos pocos mocos por la naricilla y parte de la cara. Pero tenía unos ojos grandes y chulos, muy azules. Así que yo, envalentonado, con mis cinco años y algunos meses muy bien puestos, me acerqué a ella, aún con Ginny de la mano, y le dije:
—¿Quieres ser mi amiga?
Porque, como todo el mundo sabe, para establecer una relación seria primero hay que conocerse.
—¡He visto un Bulbo rosa botador de las tierras de Maginieves!
Ah.
—¡Yo Ginny! —vociferó mi hermanita con su voz de pito, tirándole del vestido a mi amada.
—¡Te pareces a una Mesatra Escarpaneiforme!
Ginny se sacó un moco y se lo comió, meditabunda, luego decidió arruinarme la vida diciendo:
—Ron mucha caca esta mañana.
Segundos después nos pusimos los tres a llorar.
La niña rubia porque Ginny le intentó sacar un moco y le metió el dedo en el ojo.
Mi hermana porque no le quedaban mocos y quería los de una extraña.
Y yo por amor.
Como habréis podido adivinar, el primer amor de Ron es Luna Lovegood.
Quiero avisar que no, no me he vuelto loca. Pero leyendo viejos drabbles que antaño subí a la comunidad livejournalera de El Gremio, me ha entrado nostalgia. Así que, quizá de cuándo en cuándo, os deleite con pinceladas de absurdez superlativa como esta.
Nota final: la frase en cursiva pertenece al primer libro de los Diarios de Georgia Nicolson, y fue pronunciada por la Gran Libby.