Card Captors Sakura pertenece a Clamp.

12. Rescate

-¿Hay alguna noticia Wey?-preguntó Sakura con la voz llena de esperanza.

-Yo...-el mayordomo vacilo unos segundos.

-¿Qué pasa?- preguntó la joven asustada. – Dímelo por favor. Cualquier noticia es preferible a esta incertidumbre.

-Hay rumores de que ha ocurrido una emboscada. –contestó Wey finalmente.

-¿Una emboscada? ¿Y Shaoran?- pregunto la joven reina llena de miedo.

-Se dice que no se han encontrado sobrevivientes. Sin embargo tampoco se ha mencionado nada del rey.

Sakura se quedó en silencio sintiendo una fuerte opresión en su corazón. No podía estar muerto. Shaoran no podía estar muerto. Después de todo lo que habían sufrido no podía perderlo ahora. Él se lo había prometido. Le había prometido que volvería.

Estaba vivo. Shaoran estaba vivo.

-Está vivo- dijo Sakura después de un rato, como si diciendo las palabras en voz alta pudiera lograr que se volvieran verdad.- Esta vivo.

…..

Shaoran tenía los ojos cerrados. Estaba muy cansado. No dejaba de recordar los acontecimientos que se habían llevado a cabo unas horas atrás. Le daba vueltas en la cabeza una y otra voz pero aún no lograba entender como había sobrevivido. Debía de haber muerto. El ejército enemigo era más numeroso. Él estaba desarmado y a unos pasos de su muerte y sin embargo había sobrevivido. Abrió los ojos y miró a si alrededor. Seguía en la cueva, rodeado por varios de sus soldados que como él, habían logrado sobrevivir a la emboscada. Al fondo se distinguían las figuras de unos hombres encapuchados que hablaban entre ellos. Los hombres que los habían salvado. Shaoran cerró los ojos y volvió a repetir los acontecimientos en su mente.

Shaoran recordaba estar parado en el campo de batalla esperando el momento en que su enemigo lo asesinara. Sin embargo, ese momento nunca llegó. De la nada se oyeron caballos galopando provenientes de las profundidades del bosque. Los recién llegados empezaron a atacar a los enemigos del ejército de Shaoran, disparando flechas a diestra y siniestra, atacando con espadas y ballestas. Sin embargo, sus enemigos eran muchos, sería imposible ganarles.

De pronto, uno de los recién llegados se paró frente a Shaoran. Tenía la cara cubierta dejando visibles únicamente sus ojos. El hombre iba montado en un caballo negro, un hermoso ejemplar. El desconocido extendió la mano hacia Shaoran, invitándola a montar el animal. Ante el infierno de la batalla Shaoran no lo pensó dos veces. Tomo la mano del hombre y subí en el caballo. El jinete empezó a galopar internándose nuevamente en el bosque.

Tras varios minutos de recorrido, en el que ninguno de los hombres dijo nada, llegaron a una cueva. Ahí desmontaron y esperaron la llegada de más jinetes. Poco a poco el bosque se fue llenando de hombres con caras cubiertas, quienes llevaban en sus caballos a uno o dos soldados de Shaoran. Tras una hora, los jinetes dieron la orden de entrar en la cueva. Los bandidos fueron directamente al fondo de la cueva mientras Shaoran y los sobrevivientes de su ejército se quedaban cerca de la entrada.

-Esperen aquí- dijo la voz grave de un de los hombres que parecía llevar el mando.

Y ahí habían esperado desde entonces. En el fondo, los misteriosos hombres seguían hablando entre ellos. Shaoran no lograba entender nada de lo que decían. En realidad no entendía nada de lo que había pasado. ¿Quiénes eran esos hombres? ¿Por qué los habían ayudado? ¿Habrían hecho bien en aceptar la ayuda de aquellos hombres o la muerte habría sido una mejor opción?

…...

Shaoran sintió como alguien colocaba una mano sobre su hombre izquierdo haciendo que despertara sobresaltado. Ni siquiera se había dado cuenta en que momento había caído dormido. La mayoría de los hombres en la cueva estaban dormidos, con excepción de los dos caballeros de cara cubierta que se encontraban frente a él. Parecía que la reunión entre los hombres misteriosos había terminado y todos ellos se habían ido a descansar.

El hombre que despertó a Shaoran le hizo un rápido movimiento con la cabeza indicándole que saliera de la cueva. Shaoran le obedeció. Si estos hombres quisieran asesinarlo lo habrían hecho desde hace horas o en realidad nunca los hubieran rescatado.

-¿Estas bien?- pregunto uno de los hombres una vez que los tres se encontraban fuera de la cueva.

Aquella voz le era muy familiar. La había oído antes…conocía a la persona que estaba hablando.

-Eriol- dijo Shaoran como un susurro al darse cuenta de quién era su interlocutor.

Eriol soltó una leve carcajada y prosiguió a quitarse la tela negra que cubría su cara.

-Te dije que no tenía sentido que continuáramos cubriéndonos. – le dijo Eriol a su amigo enmascarado. El otro hombre siguió el ejemplo de Eriol y también se quitó la tela que le cubría el rostro.

-Nunca se puede ser demasiado cuidadoso- contestó el caballero.

-No entiendo nada.- dijo Shaoran confundido. -¿Qué haces aquí?- preguntó a Eriol

-Bueno, fui exiliado ¿recuerdas? Y pues cuando algo así ocurre es muy difícil conservar la vida de lujos.

Shaoran agacho la cabeza. Se sentía culpable, él había sido quien había decretado el destierro de Eriol.

-Yo…-empezó a decir el joven rey.

-No hablemos de eso ahora. – contestó Eriol muy seriamente. – Ya habrá tiempo para eso. En estos momentos tenemos problemas más importantes. Pero antes que nada deja que te presente a mi amigo Soma.

Shaoran tomo la mano del tercer caballero ahí presente.

-¿Soma?- preguntó Shaoran aún muy confundido. Ese nombre le era familiar. – ¿Soma no era el sobrino del rey Tetsu, quien murió tras un accidente en un caballo?

-Si soy yo, pero como puedes notar no morí. Mi tío quería deshacerse de mí, pero Eriol salvó mi vida. Siempre le estaré agradecido.

Shaoran volteo a ver a Eriol por unos segundos y regreso su atención a Soma.

-¿Y por qué quería matarte tu tío?- preguntó Shaoran.

-Miedo, supongo. Miedo de que planeara algo en su contra. Después de todo, yo soy su sucesor en la línea.

-Pero no moriste.- dijo Shaoran con una leve sonrisa.

-No morí- contestó Soma con una sonrisa.

-Bueno, pues quiero agradecerles por salvar mi vida y la de algunos de mis hombres.- replicó Shaoran después de unos segundos.

-No fue nada.- contestó Eriol recargándose en un árbol – Para eso son los amigos.

¿Amigos? Se preguntó Shaoran. ¿Después de todo lo que había pasado podían seguir siendo amigos? Shaoran miro a Eriol y recordó todas las aventuras que habían pasado juntos desde que eran niños. Rápidamente encontró la respuesta a su pregunta. Si, si podían ser amigos.

-¿Cómo supieron lo de la emboscada?- preguntó Shaoran con curiosidad.

-Escuche a uno de los soldados de Tetsu hablar al respecto. – Contestó Eriol.- En cuanto me entere solicite la ayuda de los hombres que habitan en el bosque y decidieron apoyar. La mayoría de ellos son personas que tuvieron que huir por diferencias con el Rey. Así que como podrás imaginarte, están de tu lado en esta guerra. Van a apoyarte.

-Se los agradezco mucho Eriol, pero aun así somos muy pocas personas, jamás podemos vencer a Tetsu. En la emboscada perdí algunos hombres, pero el resto de mi ejército ha desaparecido. Se supone que debíamos encontrarnos hace días, pero nunca llegaron.

-El restó de tu ejército está bien. – contestó Eriol. – Algunos hombres del bosque quemaron el puente Ogota para retrasar a tu ejército. Si eras emboscado con todo tu ejercito junto habrías perdido una gran cantidad de hombres y la guerra hubiera terminado. Nosotros no hubiéramos sido capaces de ayudar. Por eso quemamos el puente. Tu ejército debe de estar bien y debería llegar en unos días a las planicies del sur.

-Lo planeaste todo ¿no es así?-afirmó Shaoran. – No sé cómo agradecerte.

-Ya encontraras una forma. –contestó Eriol con una sonrisa en los labios. – En estos momentos lo más importante es planear nuestro siguiente movimiento.

Shaoran afirmo con la cabeza. Finalmente volvía a tener esperanza. El reencuentro con su amigo le daba tranquilidad y le permitía pensar que siempre había segundas oportunidades para realizar lo correcto.

…...

-¿Cómo es posible que se les escapara con vida?- preguntó Tetsu lleno de rabia. – Tenían una simple misión y ni siquiera eso pudieron hacer.

Los soldados frente a él estaban muy serios, recibiendo toda la ira de su rey.

-Son unos inútiles. Además debían destruir a su ejército por completo. Esta guerra debió de haber terminado con esa emboscada.

-Su majestad, - comentó uno de los soldados lleno de miedo.- no es nuestra culpa, llegaron unos hombres enmascarados a ayudar al Rey Li. Además, el ejército que acompañaba al Rey era mucho menor que el que aquella mujer había comentado.

Hiyori. ¿Sería posible que aquella mujer le hubiera mentido? ¿Los papeles que le había dado eran falsos? O tal vez le había dado esa misma información a alguien más. Sea como sea él había quedado como un completo idiota. Alguien debía enseñarle a la tal Hiyori que nadie se burlaba del Rey Tetsu.

-Traigan a esa mujer.- gritó el Rey a uno de sus sirvientes.

Uno de los sirvientes de Tetsu dio una leve reverencia y salió de la sala con la intención de buscar a Hiyori. Unos minutos pasaron antes de que el sirviente regresara acompañado de una mujer.

-¿Quería verme, su majestad?- preguntó Hiyori una vez que se encontró delante del Rey.

-Si. Me gustaría que me expliques algo. – empezó diciendo Tetsu con fingida calma.

-Lo que usted guste.

-Me gustarías saber si crees que soy un idiota.

Hiyori no respondió. Una mirada de extrañeza se formó en su rostro. Se sentía verdaderamente confundida. El Rey estaba visiblemente molesto, pero no tenía razón para estarlo, después de todo gracias a ella contaba ahora con información muy valiosa para destruir a Shaoran.

-No comprendo.- dijo Hiyori con cautela. El Rey Tetsu era un hombre peligroso.

-Te pregunté si crees que soy un idiota. Porque eso es lo que creo que piensas de mí. Creo que no me respetas y que no entiendes que conmigo no se juega.

-Su majestad.- la voy de Hiyori empezaba a mostrar el miedo que empezaba a tomar forma dentro de ella. – yo le juro que no sé de qué me está hablando. Yo lo respeto mucho y….

-¡Entonces porque demonios piensas que puedes venir frente a mí y engañarme con información falsa!

El gritó de furia hizo que la joven se quedara sin palabras por unos segundos. El terror la tenía paralizada. Tetsu era un hombre temible, pero cuando se encontraba enojado era verdaderamente aterrador.

-Yo…le juro que la información que le di es cierta. Jamás me atrevería a engañarlo. Nunca haría algo semejante. Tiene que creerme.

-¿De dónde sacaste los documentos que me entregaste?- preguntó el Rey

-Del despacho del Rey Li. Se lo juro. Son auténticos.

-Entonces supongo que podrás explicarme porque nada de lo que dice en ellos es cierto. Los hombres que acompañaban a Li no eran ni la mitad de los hombres que habías prometido. Además según parece, cuenta con otro ejercito oculto en el bosque. Un ejército que tus dichosos documentos no mencionan. ¿Por qué no me explicas eso?

-Yo…-Hiyori no tenía idea de lo que hablaba el Rey. Los papeles eran auténticos. Ella misma los había sacado del despacho de Shaoran. – no lo sé…de verdad no lo sé…le juro que no intento engañarlo…yo sa..saque…yo saque esos papeles del despacho de Shaoran. Son auténticos. Lo juro.

-¿Sabes que es lo que yo creo?- preguntó nuevamente Tetsu mostrando un carácter calmado. Sin embargo sus ojos lo traicionaban. En ellos se notaban la rabia e ira que realmente sentía. Hiyori se limitó a sacudir la cabeza. – Yo creo que tu amante, el Rey Li, te mando a mí con documentos falsos con la idea de engañarme y hacerme quedar como un idiota.

-No su majestad.- contestó Hiyori rápidamente- yo le juro que eso no es verdad. Shaoran debe de haber cambiado sus planes de último momento. Pero yo no lo engañe a usted. Lo juro.

Tetsu se quedó en silencio unos segundos. De pronto una risa burlona se formó en sus labios.

-Te creo Hiyori. –dijo finalmente el Rey

-¿De verdad?- preguntó la joven claramente aliviada.

-Por supuesto.

-Entonces…¿va a seguir cumplido con nuestro trato? ¿Puedo seguir viviendo aquí?- cuestionó la joven un poco incrédula. No podía creer su buena suerte. Si el Rey Tetsu no hubiera creído en ella no sabía que hubiera pasado.

-Claro que sí. Soy un hombre de palabra.

-Muchas gracias su majestad. De verdad gracias.-contestó Hiyori haciendo una pronunciada reverencia. - ¿Puedo retírame ahora?

-Indudablemente. Es más, caballeros.- dijo Tetsu mirando a los soldados que no habían abandonado el salón. - ¿Por qué no acompañan a nuestra invitada a sus nuevos aposentos? Las mazmorras del este del castillo estarían bien.

-¿Qué?- preguntó Hiyori con terror en la voz mientras tanto los soldados se acercaban a ella y le colocaban las manos en la espalda- No…no por favor…esperen….dijo que me creía. Dijo que cumpliría su parte del trato.

-Y la cumpliré querida.- contestó Tetsu con una sonrisa llena de maldad. – Destruiré a Shaoran y podrás seguir viviendo en el castillo. Solo que nunca especificaste en que parte del castillo ¿O sí?

Hiyori se quedó sin habla. El terror empezó a invalidar cada una de las células de su piel. Aquello no podía estarle pasando. Había huido del reino de Shaoran buscando venganza. Y en la búsqueda de eso venganza había encontrado el destino que verdaderamente merecía.

-Llévensela. –Dijo finalmente Tetsu sin mirar dos veces a la joven que suplicaba su piedad.

Notas de autor: Vaya, hacía mucho tiempo que no actualizaba un capítulo en esta historia. De seguro ya me odian. Lo siento mucho. No tengo disculpas. Pero lo que sí quiero hacer es agradecerles por tomarse el tiempo para leerme y para escribir sus reviews, es gracias a eso que decidí no abandonar la historia. Sé que es un capítulo un poco corto, pero de verdad espero que les haya gustado. También sé que he dicho esto varias veces, pero ahora si el siguiente capítulo será el último. Después me dedicare a mi otra historia "Tres oportunidades para amarte" y una historia original "Tú, mi milagro" por la que estoy muy emocionada. Muchas gracias por su paciencia y de verdad gracias por leer esta historia. Nos leemos pronto.