Disclaimer: Booth, Brennan y el resto de los personajes que aquí se mencionan no son de mi propiedad, pues pertenecen a los creadores de la serie Bones. No hay intención de infringir copyright y tampoco se persiguen fines de lucro.
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¿Celos?
1.-
Eran las ocho de la mañana en punto y la Dra. Brennan se encontraba en su oficina firmando informes de desempeño del grupo de estudiantes que durante dos meses habían estado a su cargo en el Jeffersonian. Le agradaba ser maestra y eso era algo que siempre había considerado herencia de su padre, aunque obviamente en términos científicos ella había alcanzado un conocimiento considerablemente superior, hecho que para ella era una obviedad antropológicamente hablando, pues las generaciones están destinadas naturalmente a perfeccionarse. A pesar de este gusto por enseñar, mientras terminaba de firmar los informes que le faltaban, agradeció que éste fuera su último día al mando de los estudiantes, pues desde que habían llegado, había tenido que hacer algunas modificaciones a sus obligaciones. Tales modificaciones significaban que su puesto al lado de Booth había sido reemplazado por la agente Perotta hasta que durara la pasantía de los alumnos en el laboratorio, debido a que los horarios entre las clases y su trabajo habitual en el Jeffersonian, le impedían compatibilizar su ayuda con el FBI. Éste era su último día y se sentía feliz de volver al trabajo de campo con su compañero, pues con el tiempo que llevaban juntos, ya no se sentía una colaboradora como al principio, sino una pieza fundamental en la resolución de los casos y no cabía la menor duda que lo era gracias a su experticia científica. Otra razón no menos importante para estar alegre, era que las últimas semanas sólo había visto un par de veces a Booth y eso bastaba para extrañarlo, aunque ciertamente eso era algo que ella no reconocía aún.
Mientras por fin firmaba el último documento, la puerta se abrió sin aviso:
- Amiga ¿No podías firmar esos papeles al finalizar la jornada? – preguntó Ángela mientras miraba la hora del reloj mural que estaba justo detrás de Brennan.
- Es importante y no veo por qué esperar.
- Ya veo. Quieres salir corriendo cuando el reloj dé las seis de la tarde. Quizás buscar a un sexy agente y celebrar la vuelta al trabajo. Un restaurante, buena música, calor de dos… ¡Mucho calor! – decía con fascinación en su discurso y especialmente en sus últimas frases.
- ¿De qué hablas? No haré eso. Veré a Booth el lunes por la mañana en esta misma oficina como acostumbrábamos – se limitó a guardar el papeleo en un sobre con el sello del Jeffersonian.
- Cariño… A mí no me engañas. Extrañas a Booth. Nunca habían estado tan separados.
- Extraño nuestro trabajo. Mi ayuda para el FBI es irreemplazable. Soy la única en mi especialidad con la que han aceptado trabajar.
- Brennan, necesitas a tu macho. Es así de sencillo ¿Por qué siempre lo complicas? – se extrañaba Ángela no sabiendo ni por qué se seguía sorprendiendo por la negativa de su mejor amiga respecto a su situación con Booth.
- Se me hace tarde. Ya son casi las 8 y 25 y mis estudiantes me esperan – se paró de su asiento mientras se ponía su habitual delantal azul.
- Querida, sólo piénsalo. Termina hoy tus clases y a penas salgas de aquí llama a Booth y llévatelo a celebrar que estarán otra vez juntos. Tómalo como darle la bienvenida a su reencuentro laboral ¿Ok? – dio una palmada en el hombro de Brennan y sonrío esperando persuadirla como muchas veces lo había logrado.
- Cierra mi oficina por mí – y tomó del escritorio el sobre con los papeles mientras entregaba antes de irse las llaves a su amiga -. Nos vemos luego.
El día siguió avanzando con total cotidianidad. Su última clase transcurrió con normalidad y no fue más cansadora que las anteriores. En el entretiempo del almuerzo había estado pensado en las palabras que Ángela le había comentado en la mañana y después de dar muchas vueltas racionales sin entender su sentido, había comenzado a considerar el hecho de juntarse con Booth después del trabajo. Después de todo, siempre se juntaban en la cafetería o se visitaban en sus respectivos departamentos, eso no era nada extraño. Además llevaba tiempo sin saber de él más allá de lo que se podía enterar por las conversaciones de celular que últimamente no se extendían más de cinco minutos y que por supuesto, era bastante obvio para Brennan por la carga de trabajo que ambos venían teniendo. Este tipo de pensamientos se mantuvieron por toda la tarde, mientras finalizó sus clases y el resto de jornada que estuvo ayudando a Cam con unos restos que habían llegado. Pensó en correr a llamarlo cuando el reloj anunciaba que quedaba una hora para la salida, pero su conocido sentido de la responsabilidad no se lo permitió y espero hasta que por fin llegaron las seis de la tarde. Volvió a su oficina, colgó su delantal azul y sintió la necesidad de buscar un espejo para ver cómo estaba su cabello. Cuando vio su reflejo en el objeto que llevaba en su cartera pero que nunca utilizaba, se sintió extraña. Quizás no estaba acostumbrada a aquel acto tan femenino que para todos sería interpretado como querer verse bien para alguien importante. Tal vez más que nada no aceptaba el deseo de lucir perfecta para un hombre que en este caso era su compañero, ese compañero que era tan distinto a ella pero que por alguna razón medio mundo confundía como su pareja. Luego de corroborar que su cabello estaba bien, buscó con torpeza su celular que ya casi no utilizaba y se sintió nerviosa, pero sin entender el porqué.
- Booth… – escuchó por fin.
- Booth soy yo.
- ¡Bones! ¿Cómo van los cerebritos? – dijo divirtiéndose.
- Si te refieres a mis estudiantes, no son cerebritos. Muchos de ellos están muy preparados para su edad Booth – aclaró con cierta molestia.
- Bones, sabes a lo que me refiero.
- ¿Ya saliste?
- Sí, voy en mi auto en este momento.
- Podríamos juntarnos en el Diner, voy saliendo en este momento ¿Te parece dentro de media hora? – fue su propuesta mientras apagaba la luz de su oficina y se disponía a salir rápidamente.
- Pues… sería fantástico pero…
- Si quieres puede ser más tarde y te pasas por mi departamento por unos macarrones con queso – sonrió de pensar lo mucho que le gustaban a Booth los macarrones que ella preparaba.
- Es que en realidad no puedo por ahora Bones.
- ¿Tienes trabajo después del trabajo? Es viernes – preguntó extrañada.
- Como es viernes iré al cine y después hay más planes.
- ¿Tienes una cita? – se aseguró de algo que a esta altura era más que obvio menos para ella.
- Voy con Perotta.
- ¿Con Pe… Ah… Entiendo… Diviértete entonces – se limitó a responder mientras miraba en una dirección perdida, inexistente.
- Lo haré. Te llamo mañana ¿OK? – sonó entusiasta o al menos más que Brennan.
- Seguro… Bye – y cortó rápidamente.
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Este es un fanfic que escribí hace ya algún tiempo y que quizá sufrirá algunas modificaciones para ajustarlo al contexto más actual.
Como siempre, gracias por leer y pueden decir con total libertad qué les pareció: bueno, malo, terrible, horrendo, etc, etc, etc.
¡Saludines! ¡Que estén muy bien!
=)
