¡Hola!

Madre mía, seguro que queréis matarme por todo el tiempo que os he hecho esperar, de verdad lo siento pero hubo unos meses que no me apetecía nada escribir, y luego decidí terminar las historias pendientes poco a poco y cuando termine "Vuelve a mí", pues pase a escribir por fin "Love Story" y aquí estoy con el nuevo capitulo.

No se si habrá gente que me comentará después de tanto tiempo

Como bien sabéis los personajes pertenecen a Stephenie

A leer

Capitulo 9: Mi Ángel

Había pasado ya dos años desde aquel día en el que Rosalie acabó con la vida de las personas que más daño le hicieron, todavía recordaba la cara de Esme al verla regresar, en su rostro mostraba tristeza pero nunca le echo en cara nada, simplemente al verla aparecer corrió hacia ella y la abrazó. Desde ese mismo instante se prometió así misma no volver a decepcionarla nunca.

Durante esos dos años habían seguido viviendo en Tennessee. Carlisle pensó que Rosalie sería una buena pareja para Edward, pero que equivocado estaba, ambos aunque se querían como hermanos jamás llegaron a verse de esa forma, además peleaban demasiado por el fuerte carácter que tenían.

Esme pasaba mucho tiempo con su nueva hija adoptiva, ella necesitaba de su cariño después de todo lo que pasó en su vida humana y descubrió que la rubia era una apasionada de la mecánica así como de los coches, quién lo diría de la gran Rosalie.

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Rosalie salió de la casa enfada, había vuelto a discutir con Edward, cada vez se le hacia mas insoportable estar a su lado, ¿quién se creía para decirle que ella solo era una niña superficial? Corrió por todo el bosque intentando despejarse, necesitaba alejarse un rato de la casa, recuerdos de aquella noche volvieron a su mente, intentó apartarlos de su cabeza pero no podía, daba gracias a todo el cielo por no poder dormir, pues sabía que esos recuerdos serian su peor pesadilla. A pesar de haber cumplido su venganza aquello le quemaba por dentro, muchas veces había pensado que hubiera sido mejor que Carlisle no la hubiera convertido y así su sufrimiento habría acabado al morir. Quizás por eso es que Edward estaba tan molesto con ella ya que al poder leerle la mente sabía lo que sentía, pero no entendía que ella no culpaba a Carlisle por convertirla, él junto con Esme le habían dado una familia, sin embargo había algo que no le dejaba adaptarse a su nueva vida, algo que le faltaba.

Siguió corriendo cerca de un riachuelo cuando el olor de sangre humana le perforó las fosas nasales, cerró los ojos tratando de no respirar y alejarse de allí lo más posible, pero el grito de alguien se lo impidió. Corrió hacia aquella voz que pedía auxilio mientras intentaba por todos los medios no respirar, aceleró para llegar donde seguían pidiendo ayuda y cuando lo hizo se paró en seco, un oso enorme estaba atacando a un chico que no debía tener mas de veinte años, sin pensarlo se abalanzó contra el oso y lo mato tan rápido como pudo después se acercó hacia el chico que estaba tirado en el suelo lleno de sangre, volvió a dejar de respirar y acaricio la cara del muchacho.

Su pelo era oscuro y rizado, una sonrisa se formo en su rostro mientras la miraba con sus ojos azules un poco oscurecidos y entrecerrados -. Eres un ángel…- observó como aquellos ojos comenzaban a cerrarse así como desaparecía la sonrisa de su cara y aquellos hoyuelos que se formaban, le recordó tanto al niño de Vera y en ese momento sintió la necesidad de salvarlo. Levantó al chico y corrió con él hacia la casa.

Entró corriendo mientras subía con él a su habitación -. Carlisle…- llamó mientras se dirigía allí, cuando llegó poco después su padre adoptivo entró por la puerta. Ella se giró hacia el después de tumbar al chico en la cama -, conviértelo por favor, se esta muriendo, conviértelo.

Carlisle la miró asombrado -. Rosalie esto…

- Por favor, Carlisle - ella se giró hacia la cama para mirarlo -. No hay tiempo y se está muriendo - miró de nuevo hacia su padre con ojos de suplica -, después te contare todo.

Mientra Carlisle se acercaba al cuerpo que estaba tumbado en la cama Esme apareció en la habitación y se acercó a Rosalie para abrazarla. Minutos después Carlisle se apartó del chico y miró a Rosalie.

- Gracias – susurro. Se soltó del agarre de Esme y fue directamente hacia la cama para sentarse y mirar a aquel chico.

- Ya sabes como es el proceso –la rubia asintió - Esme y yo estaremos abajo, si nos necesitas llámanos.

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Esme estaba sentada en el sofá del salón mientras Carlisle empezaba a dar vueltas de un lado para otro, en la habitación de arriba ya empezaba a oírse los gritos de dolor, el rubio se giró para mirar a su esposa.

- ¿Crees que ha sido buena idea? – Ella se levantó y camino hacia él, cuando llegó acaricio su cara.

- Se estaba muriendo, no se podía hacer otra cosa – Carlisle agarró por la cintura a su esposa y ella enlazo sus brazos alrededor de su cuello -, además algo ha tenido que ver en él Rosalie para que lo haya traído hasta ti.

Ambos se sonrieron, el rubio se acercó para besarla siempre agradecería al cielo haber vuelto a encontrarla después de verla la primera vez. Estuvieron así varios minutos hasta que alguien carraspeo en la sala, se separaron para girarse y ver a Edward en la estancia, en ese momento un grito llego desde arriba, Edward los miró y ambos supieron que estaba leyendo sus mentes.

- No podía hacer otra cosa, Edward – él simplemente asintió y se marcho hacia su habitación.

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Rosalie no se había movido en los tres días que duraba la transformación de su lado, simplemente le hablaba y le explicaba lo que le estaba ocurriendo, sabía que le escuchaba pues ella oía a Carlisle, Esme y Edward en su transformación. El corazón empezó a bombear demasiado deprisa, lo que significaba que el momento se estaba acercando. Sintió como sus padres y Edward entraban en la habitación, los miró y esbozo una pequeña sonrisa, todavía no creía que Edward no se hubiera quejado ni una sola vez porque ella hubiera pedido a Carlisle que lo transformara. En ese momento sintió como una mano apretaba la suya, giró su rostro y observó como los ojos se abrían poco a poco, eran igual de rojos que los de ella cuando despertó pero pronto cambiarían. Él la observó y sonrió haciendo que esos hoyuelos volvieran a aparecer en su rostro.

- Mi ángel – le susurró.

Si pudiera haberse sonrojado lo hubiera hecho, la miraba intensamente causando que cosquillas surgieran en su interior y se emocionara como nunca lo había hecho, ni siquiera cuando Royce le había pedido matrimonio y pensaba que su mundo perfecto se completaba sintió algo así, por un segundo, al ver la mirada de sus ojos recordó la forma en cómo el esposo de Vera la miró antes de despedirse esa noche, y como la añoranza que la embargó en ese momento desaparecía. Le sonrió de regreso. Carlisle se acercó a él, la rubia se separo un poco soltando la mano del chico mientras su padre lo examinaba.

- ¡Hola!, soy Carlisle ¿Cómo te encuentras?

- Agua, tengo sed – dijo arrugando la cara y llevándose la mano a la garganta porque le estaba quemando por dentro. Rosalie miró a Carlisle.

- No es agua lo que necesitas, iremos a cazar – el chico los observó mientra se iba sentando en la cama -. Antes debemos hablar.

Rosalie observó como Carlisle le explicó todo lo relativo a ellos, y él sin inmutarse simplemente asintió. Todos se sorprendieron ante su reacción, Rosalie lo miraba mientras él acercó una mano a la suya y la apretó de nuevo.

- Mi nombre es Emmett.

- El mío Rosalie.

- Precioso nombre –la rubia sonrió tímidamente. Emmett supo en ese momento que allí estaría su lugar a partir de entonces, a pesar de que Carlisle le había dicho que podía irse que nada les ataba a ellos, nunca podría separarse de aquel ángel que le había salvado. No se había sorprendido con nada de los vampiros ya que había escuchado la voz de la chica mientras se transformaba y lo había asumido, además si ella también era un vampiro ¿cómo podía ser aquello algo malo?

- Ellos son Esme y Edward –. Él los miro y observó como la mujer le sonreía tiernamente mientras que él chico asentía con al cabeza. Tras una pequeña explicación del parentesco que tenían después de la transformación de cada uno, salieron a cazar.

Pasaron dos meses desde la transformación de Emmett. Se había adaptado muy bien a la familia Cullen, desde ahora era un miembro mas, poco después de que se convirtiera en vampiro se fueron a vivir a una ciudad cerca de la frontera con Canadá, ahora era Emmett Cullen, el nuevo hijo adoptivo por el matrimonio Cullen.

Rosalie y él se había unido mucho desde que lo encontró a punto de morir por aquel oso, tenían una linda amistad, le ayudaba a sobrellevar esa nueva vida.

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Rosalie estaba en su habitación dando vueltas, no sabía dónde se había metido Emmett desde esa mañana, sus padres y Edward no se encontraban en la casa y sabía que no había ido con ninguno de ellos. En ese momento sintió como alguien entraba en la casa, era su olor, se sentó en uno de los sillones que había en su habitación, no quería verlo en esos momentos estaba demasiado enfadada. Pero no hizo falta ir hasta él porque Emmett entró en su habitación, la rubia levantó su cabeza para mirarlo y lo que vio no le gusto nada, los ojos de Emmett eran de un rojo intenso, su boca al igual que su camisa estaban manchada de sangre, el olor que le llevó a Rosalie no era de animal sino humana. Mientras lo miraba a lo ojos negaba con la cabeza sintiéndose traicionada, no pudo llorar por su condición de vampira, sin decir nada quiso salir de la habitación pero él le agarró del brazo.

- Por favor, Rose – le dijo mirándola y pidiéndole entendimiento.

- No me digas así – no quiso mirarlo pero él levantó la barbilla de la rubia y sus ojos se conectaron, a pesar de ese rojo intenso veía en ellos un profundo arrepentimiento por lo que había hecho.

- No quería hacerlo, estaba por el bosque y simplemente aspire su aroma, me volví loco – Rosalie cerró sus ojos respirando hondo -. En cuanto los vi muertos….

- No digas más – ella acercó un dedo a sus labios -, ¿qué hiciste con los cuerpos?

- Los enterré – ella asintió, se alejó de él para salir de la habitación -. No me dejes solo Rosalie, ayúdame, necesito controlarme, no quiero hacerlo otra vez – ella le daba la espalda mientras lo escuchaba -, no quiero ver de nuevo esa decepción en tu mirada, solo ayúdame.

Sabía que la había decepcionado y se sentía muy culpable porque en el fondo no se arrepentía de esas muertes, estaba en su nueva naturaleza ser un cazador, pero Rosalie era su ángel y se prometió a si mismo que nada de eso sucedería de nuevo

Ella no se giró miraba la puerta de su habitación -. En este momento necesito estar sola.

Sin más salió de la habitación dejándolo solo. Necesitaba correr para despejarse, decepcionada no era como se sentía en ese momento sino mas bien se despreciaba a sí misma, ella había traído a Emmett a su familia y había prometido ayudarlo en todo pero había fallado, fue su culpa, debió de cuidarlo más cuando todavía no estaba adaptado completamente al olor de la sangre humana.

Estuvo varias horas corriendo sin rumbo, cuando la noche caía decidió volver, al entrar en la casa se encontró con Edward, se miraron, Rosalie sabia que él ya se había enterado de todo, ¡maldito don de leer mentes!

- Solo aceptará tu ayuda – suspiró mientras desviaba su mirada -. Sé cómo te sientes pero no has decepcionado a nadie, sabíamos que esto podía pasar tarde o temprano –Edward agarró el mango de la puerta para salir hacía la calle -. Está muy arrepentido, no se ha movido de tu habitación – terminó mientras salía a la calle.

-Gracias Edward – le dijo sonriendo, sabía que se llevaban mal muchas veces pero con ese acto le demostró que eran familia, pasara lo que pasara entre ellos. Él no dijo nada solo sonrió y salió a correr hacía la oscura noche.

Edward los había dejado solos porque no había nadie más en la casa. Suspiró y subió hacia su habitación y allí lo encontró sentado en el mismo sillón donde ella había estado unas horas atrás, al verla se levantó y se acercó.

- Por favor perdóname – se miraron y él acarició su cara -, nunca lo volveré a hacer pero necesito ayuda.

- No tengo que perdonarme, la culpa es mía, debí estar contigo.

- No Rose, yo soy el único culpable – se acercó y besó la mejilla de la rubia-. ¿Me ayudaras a controlarme? – Ella asintió y en ese momento él se abalanzo para abrazarla. Rosalie sonrió mientras le devolvía el abrazo- Gracias.

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Emmett se sentía muy arrepentido pues sabía que con aquel acto había decepcionado a su nueva familia, decidido contárselo a Carlisle y Esme estos lo entendieron perfectamente y sabía que Rosalie le ayudaría poder controlar su sed. Poco a poco lo fue ayudando a salir cerca de personas humanas, primero empezaron por recorrer el bosque donde había algunos cazadores, cuando controló eso iba en el coche recorriendo el pueblo, después andaba por el pueblo. Así estuvieron varios meses hasta que podía ir por el pueblo sin tener que controlar la respiración. Rosalie decidido que la prueba de fuego para él sería ir a al gran ciudad y pasar unos días allí.

Estaba preparando su maleta cuando Emmett apareció por la puerta.

- ¿No crees que es un poco precipitado ir a la ciudad?

La rubia lo miró y sonrió -. Confió en ti, seguro que lo harás muy bien – él asintió sin muchos ánimos, en ese momento Rose se acercó a él y lo abrazo -. Estaré a tu lado y no volverá a pasar – sintió como Emmett le devolvía el abrazo y estuvieron varios minutos así -. Será mejor que nos marchemos.

Llevaban dos días en Toronto y Emmett se había adaptado muy bien a la ciudad, había veces que tenia que contener su respiración pero Rosalie le agarraba de la mano dándole fuerzas y él simplemente se olvidaba del olor.

Estaban en un centro comercial de la ciudad mirando varias tiendas cuando un niño cayó cerca de ellos, golpeándose en el suelo y una de sus rodillas empezó a sangrar. Rosalie sabía lo que pasaría e intento llevarse a Emmett de allí, pero era demasiado tarde el olor había perforado sus fosas nasales, lo agarro del brazo y se puso delante del vio los ojos negros del chico.

-Emmett mírame, por favor estoy aquí –pero él no atendía a razones. La gente se estaba acercando al niño para saber si se encontraba bien, Emmett iba a empujar a Rosalie para apártala de su camino pero en ese momentos sintió algo sobre sus labios, unos pequeños labios le estaban besando, su ángel le besaba, olvidó todo lo que había a su alrededor y cerró sus ojos para concentrarse en el beso, había deseado tantas veces aquello.

Rosalie seguía besándolo hasta que sintió que se había llevado al niño de allí. Se apartó poco a poco de él y después se miraron, ella bajó su mirada sonrojada -. Debía detenerte, no quise incomodarte pero…

Él negó y volvió a acortar la distancia para juntar sus labios, esta vez ella se abandonó a aquel beso, desde que lo conoció hasta ese mismo momento había deseado aquello, estaba completamente enamorada de él y ahora sabía que ese sentimiento era correspondido. Poco después de separaron.

- Volvamos al hotel – ella asintió Emmett le agarro de la mano y ambos salieron de allí.

Llegaron a la habitación que tenía en el hotel. La puerta se cerró y ambos se miraron, fue ella la que se decidió primero y acercándose lo besó con pasión, Emmett no se quedo atrás la agarró por la cintura y la cogió en sus brazos para llevarla a su cama. Ella rompió la camisa que llevaba y pudo apreciar la musculatura del moreno, pasó sus manos por ella mientras lo oía gemir, él no espero más y también rompió el vestido que llevaba puesto dejándola en ropa interior. Rosalie sonrió cuando él abrió sus ojos al verla semidesnuda, mientras él estaba absorto admirándola le quitó el pantalón.

-Ahora estamos en igualdad – le susurró juguetona.

Observó como él alzaba una ceja y volvía para besarla, después fue bajando por todo su cuerpo y besando todas las partes que se encontraban con sus labios, oía como su pequeño ángel suspiraba de placer, volvió hasta su boca. Pero en ese instante observó como ella simplemente dejaba de acariciarlo, la miró y su vista estaba perdida como recordando algo.

- Rose, ¿estás bien? – La rubia no lo miraba, entonces él llamó su atención agarrando suavemente su barbilla -. Mi ángel ¿estás bien? – Ella lo miró y sus ojos empezaron a humedecerse, el chico sabía que por su condición no podía llorar pero ella lo estaba haciendo -. ¡Eh!, Rose estoy aquí – la abrazó consolándola -, siento si he sido brusco a lo mejor hemos ido demasiado rápido - sintió como en su abrazo ella negaba con la cabeza.

-No es eso, simplemente es que recordé algo de mi vida humana… - se calló y lo miró.

Emmett le sonreía infundiéndole ánimos, ella le devolvió una tímida sonrisa -. ¿Quieres contármelo?

Sabía que Emmett no era como Royce, nunca sería como él y algo en su interior le decía que ese chico que tenia enfrente con sus hoyuelos le haría olvidar todo lo que le sucedió aquella noche.

-Ahora simplemente quiero que me hagas olvidar – después de haberse separado del abrazo él se había alejado un poco sentándose en la cama pero Rosalie acorto esa distancia para volver a besarlo con pasión. No dejaría que sus miedos se volvieran a adueñar de su cuerpo, no cuando sabía que Emmett sería el hombre de su vida. El moreno dejó de besarla.

- ¿Estás segura?, podemos…

Simplemente Rosalie no le dejo terminar, se abalanzó de nuevo sobre él besándolo.

Él no se lo pensó más, la ropa interior de ella estaba en ese momento en sus manos, la había roto de un tirón. Ella sonrió para hacer lo mismo con la del chico, en ese momento volvió a tumbarse en la cama y sintió como él se acercaba a su centro y de una sola estocada entraba en ella. La rubia vio miles de mariposas a su alrededor nunca jamás un placer como ese se había apoderado de su cuerpo, alzó sus manos para atraer el cuerpo de Emmett hacia ella y poder besarlo mientras él la penetraba una y otra vez sin descanso. El placer se concentro en el centro de su cuerpo y empezó a convulsionar, sintió como Emmett también lo hacía; en ese momento ella se abandono al placer y sintió como tras dos estocadas más él también lo hacía.

Todo su pasado quedo olvidado en ese momento.

Ambos se miraron y sonrieron, después de respirar profundamente para calmar sus cuerpos sintieron que la cama estaba demasiado baja. Rosalie miró a su alrededor y descubrió que las patas de la cama se habían roto, llevó sus manos a su rostro.

- Emmett hemos roto la cama – él rió mientras sus brazos estaban detrás de su cabeza, estaba demasiado relajado.

La miro y le sonrió-. No quiero que te sientas violentada, pero ¿vas a contarme lo que te ha pasado antes? – Ella lo miró con pánico, pero él tomó sus manos he hizo que ambos se sentarán en la cama -. Rose, tú eres mi ángel, me salvaste de aquel oso, sin ti no estaría aquí y nunca te podría haber conocido, ahora sé que mi vida no tenía sentido por que tú no estabas en ella – la rubia le sonrió y sus ojos estaban iluminados de felicidad -. Confía en mí.

Ella simplemente asintió y después de pedirle que él diera una abrazo para relajarse, comenzó a contarle lo que le pasó la última noche que fue humana y por qué fue convertida en vampira.

-Por eso te pedí que me hicieras olvidar, sabía que tú me harías sentir viva – ella lo besó en los labios tiernamente -. Me has devuelto las ganas de seguir adelante – Emmett acarició suavemente su mejilla.

-Siempre voy a estar aquí y te prometo que llegará un día en el que simplemente no recordarás nada – la abrazó y besó su cabeza para después mirarse, se volvieron a tumbar en la cama abrazados.

-Te quiero, Emmett – ella lo miro y él se acercó a su oído mordiendo suavemente su lóbulo para después susurrarle, "Has robado mi corazón, te amo", ella se estremeció ante aquella confesión y guardo su cara sonrojada en el cuello del chico.

- Creo que somos demasiado pasionales – soltó de repente el moreno observando las patas de la cama. Se acercó a ella de nuevo y le besó en los labios -. ¿Sabes?, con esta distracción creo que nunca más pensare en la sangre humana.

Rosalie le sonrió mientras golpeaba su hombro, pero él no dijo nada simplemente la beso.

- ¿Quieres que rompamos algo más de esta habitación?

- ¡Emmett!

- La práctica hace al maestro, además te prometí que ibas a olvidar todo y se me ocurre una buena manera para cumplirlo.

No se lo pensó dos veces y se acercó a besarle. Una vez más hicieron el amor, esta vez la cómoda de la habitación fue la que sufrió los destrozos. Durante toda esa noche no salieron de esa habitación, ambos habían decidido amarse sin importar las horas, pero sobre todo sin importar el pasado.

Después de ese día muchos fueron los muebles que no sobrevivieron a la pasión de Emmett y Rosalie.

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¿Qué os ha parecido?

Muchas gracias a quienes me dejaron comentario a lo largo de estos meses y a la alertas

Nos leemos en el siguiente

Besitos se os quiere

xao