Importante antes de leer; esta historia está con una Beta (Janet Muchas Gracias!) ya que encontraba que la historia tenía unos errores, y pedi ayuda y ella casi llego del cielo, la historia será reloaded…. Así que la historia se mantendrá pero la esencia seguirá así…..

Bueno acá esta muchas gracias por su paciencia….

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer.

Cobarde

Prologo

Abrió los ojos, y estaba todavía oscuro en la habitación del hotel, el aire acondicionado estaba andando, parece que estuvo encendido toda la noche, pero entre tanta acción no se dio cuenta; si, la acción fue potente. Se desperezo aún más pero estaba toda pegajosa, como si hubiera corrido la maratón de New York con el tour de Francia juntos, pero en realidad se debía al calor mañanero del Caribe, y también de la acción que tuvo anoche.

La cama aun estaba caliente, las sabanas hechas un desastre y su cabeza daba vueltas como el juego de las tacitas de té que se subía cuando pequeña.

– ¿Que mierda pasó anoche?

Mmm buena pregunta, sabía perfectamente que era su penúltima noche de vacaciones, antes de su nuevo y prometedor puesto de ejecutiva en C&F S.A. y había que despedir de buena manera las vacaciones, pero quizás se excedió con las piñas coladas, o con el coqueteo con el barban para que le cargara más ron quizás, pero haciendo memoria, sabía que no era tal.

Cuando por fin logro salir de la cama, se dirigió al ventanal para abrir las cortinas, y salió al balcón, ahí recién se dio cuenta que estaba completamente desnuda, menos mal que no estaba en el primer piso que tenia directa salida a la playa, si no en el cuarto piso, que además era el último y el más caro… si estas vacacione si habían sido las mejores de su vida. En un hotel All inclusive, en el Caribe, pero…

– Por qué estoy desnuda y ¿mi ropa?, ¡oh no!, ¿por qué a mí?

Entro inmediatamente desde el balcón, sin que nadie la hubiera visto y se miro recién al espejo. Su cabello era un lindo nido de pájaros, su cuello, a ambos costados estaba lleno de grandes y profundos chupones, su boca hinchadísima y sus ojos perdidos en sus parpados, que además estaban con la pintura totalmente corrida, fue bajando por su cuerpo, sus senos estaban un poco más rozados de lo normal, especialmente sus pezones, su vientre, plano y firme, normal, como cualquier otro despertar de cualquier otra noche llena de acción en la cama, en la cuna del placer.

– ¡OH mierda mierda mierda! ¿Bella que has hecho?, por qué tenias que seguir al pie de la letra las indicaciones de Alice, por qué por qué… – se recriminaba dándose el sermón como a un adolecente que no contralaba sus hormonas.

Se dio vuelta y saco la sabana superior de la cama, y ahí estaba la evidencia patente de la acción ininterrumpida de anoche, si, tres condones, usados, ¡ja! En la cama matrimonial de su habitación de lujo en el Caribe. Fue como un balde de agua fría, los recuerdos fueron como cuando uno adelanta una película, como el impacto del tsunami en la cara, había tenido el mejor sexo de su vida, lejos, con un hombre desconocido. De lo único que se acuerda es de su acento británico susurrándole en el oído "bueno yo te ayudare a despedir tus merecidas vacaciones mi ángel, mi ninfa de los bosques… esta noche nunca la olvidarás, jamás podrás, te lo prometo…. Ninfa…"

Y fue como si su cuerpo estuviera reviviendo nuevamente las sensaciones de placer en las zonas erógenas, como si de nuevo esos largos dedos la estuvieran tocando con sabia maestría en los precisos espacios de placer de su cuerpo.

Poco a poco se fue acercando hasta alcanzar los condones, los tomo como su fueran excremento, o en realidad reflejaban la vergüenza que iba creciendo en su interior, quizás era realmente eso, porque, verdaderamente no era su primera vez, no era una moja de claustro que mirara el sexo como algo pecaminoso y maligno, si no lo contrario, le gustaba el sexo pero en la buena medida, y si era del bueno como el de anoche mejor todavía. Pero aún así no era del tipo de mujer del touch and go, no para nada, le gustaba el sexo en el contexto de una relación, pero si no era el caso, mejor era diablo conocido que diablo por conocer.

Luego se dirigió al closet, en donde estaba su ropa, en la tarde haría su maleta, ya que la pasarían a buscar muy temprano en la mañana creía que alrededor de las cinco, pero tenía absolutamente claro que por ningún motivo volvería a dormir en ESA cama, no, antes muerta.

Se dirigió al baño, le era urgente una ducha de agua fría, con el fin de sacarse el sudor, y a su vez calmar los recuerdos de anoche que no querían marcharse. Luego de enjabonarse tres veces seguidas, lavarse el pelo en doble dosis, salió de la ducha, se puso su bikini negro favorito, y la salida de baño, que consistía en un mini vestido de corte deportivo, que acentuaba en justa medida su busto y su cintura, abriéndose en estilo campana hacia sus caderas y el primer cuarto de sus femeninos muslos, era de color negro también. Se podría decir que su preferencia de colores no era mucha, afortunadamente tenia a Alice, que de vez en cuando la muy intrusa se metía en su closet, con el fin de actualizarlo, eso significaba ir botando esporádicamente las cosas más viejas o con menos usos. Menos mal que había logrado esconder la última vez su conjunto deportivo favorito de la época de la universidad. Si no ya estaría quizás en algún basurero de la ciudad.

Se amarró su castaño pelo en una cola de caballo un poco floja, se lavo los dientes, y se calzo sus hawaianas preferías que estaban a punto de morir, ya tenían el molde de su pie, las uniones de platico estaban a punto de ceder, pero eran sus favoritas. Alcanzó su celular y dejando todo abierto con el deseo de poder ventilar lo más rápido posible su habitación dejó puesto el cartel solicitando los servicios de la mucama, y cerró la puerta. Se dirigió al ascensor, y nuevamente se miro en el reflejo de las brillantes puertas. Era como mirar un recuerdo patente y revivirlo al instante; anoche ella aferrada al cuello masculino, no soltaba por ningún motivo los labios carnosos de ese hombre, no era un simple hombre, era un adonis, de cabello salvajemente indomable, y cobrizo, con destellos dorados, que hacían juego con la brillante piel tonificada por el sol caribeño, pero como averiguo después era blanca como la leche, si definitivamente no le gustaban las playas nudistas a su adonis, o mejor dicho al Apolo que la visito.

El sonido de las puertas abriéndose, la sacó del trance por fin, entro al ascensor, pulso el botón de la planta baja; deseaba desayunar, tenía un hambre feroz, había que recuperar las calorías gastadas y vaya de qué forma las gastó. Si le hubieran contado hace un mes, que viviría esa experiencia, se hubiera reído en la cara del emisor, era como estar inserta en una de estas historias de Arquelin, que de repente leía para amenizar los aburrimientos del verano.

Cuando por fin llego al comedor, tomo un plato y empezó a escoger la comida para su apetecido desayuno, encontró una mesa desocupada no muy lejos, y de inmediato le sirvieron café cargadísimo como le gustaba. Fue ahí cuando encendió su Blackberry Strom, e inmediatamente aparecieron mensajes de diversas procedencias y muchas, más bien demasiadas llamadas pérdidas de un solo número. Pero eso no le extrañaba, muy simple y en una sola palabra. ALICE.

Decidió no hacerla sufrir más, y de inmediato la llamó.

– ¿Aló?

– ¿Alice, paso algo?

– ¡Bella! – gritando – ¡por fin!, ¡pensé que un tiburón ye había descuartizado!

– Ah, Alice, tan positiva que te han de escuchar mujer, obviamente que no, ¡como se te ocurre!

– Ja ja ja, es que se te extraña por estos lares fíjate, y cuéntame ¿te estás preparando para el retorno a la dura y desquiciada realidad que te espera acá?

– Gracias Alice por tus buenas vibras, pero si quieres la verdad NO, ¡por ningún motivo quiero volver! Ja ja ja, pero en realidad te estoy echando de menos.

– Bella nosotros acá también Y… ¡UPS!

– ¡ALICE CULLEN!, no me digas que lo hiciste, si te pedí que por favor no.

– Bueno Bell, no lo hice.

– ¡Alice!, solo dime que a mi pieza no entraron por favor.

– Bella tan inconsciente no lo soy, tu pieza ha seguido bajo llave y nadie ha entrado ni siquiera Jacob.

– Ah que alivio, ¿cómo así que ni siquiera Jacob?, ¿ha ido nuevamente…?

– Bella, no sé que le haces a los hombres, pero ese tipo anda como un perro faldero detrás de ti, le he tenido que decir más de cien veces que tu pieza seguirá bajo llave y que no vuelva, que tu volvías la semana entrante y que por favor dejara de molestar, porque mi novio y yo nos estábamos acostumbrando.

– ¿Acostumbrando a que Alice?

– Bella, se me olvidaba, Jasper dijo que sí, mujer te mueres a fin de mes, volverás a tener el departamento para ti sola…

– Ah de nuevo, que lata estar sola nuevamente, ojala que se muden cerca los dos….

– Si Bella, cerca, más cerca de lo que te imaginas, o sea exactamente en el edificio continuo, ¡con UN CLOSET LO BASTANTEMENTE GRANDE PARA TU AMIGA!

– ¿No me digas que es como el de la película de Sex and the City?

– ¡Siiiii es igual!

– ¿Ah y Mister Big donde lo dejas?

– ¡Bella! ¿Parece que pasamos buena noche no?, porque para ser tu ultimo día allá, se te escucha muy pero muy bien…

– Eh bueno Alice, de repente la vida te da sorpresas que hay que aprovecharlas.

– Ya y como así.

– No te lo imaginas por nada del mundo, sinceramente estas han sido mis mejores vacaciones lejos.

Si era verdad habían sido sus mejores vacaciones, ahora lo que ella no sabía es; si fue particularmente por los 10 días anteriores o por anoche particularmente. No lo sabía a ciencia cierta pero de lo que si estaba segura es que la acción de anoche había contribuido mucho en su apreciación de esas particulares vacaciones. Si las mejores hasta el momento.