Bueno es la primera vez que me da por hacer un fic, la verdad es que esta idea me surgió mientras leía otros de por aquí. Muy buenos todos los que he leído. Sin más os dejo la primera parte y prólogo de mi pequeña (o larga) historia. Agradeceré los rewiews que me dejéis criticando mi escritura, espero que con ellos pueda mejorar como escritor.

Bueno, que lo disfrutéis.

Disclaimer: No poseo (ojalá) ningún derecho sobre los personajes de Naruto que uso, se los tomo prestados nada más.

Ch 1: Una infancia distinta

No era un día como otro cualquiera, o eso pensaba aquel chiquillo rubio de ojos azules y mirada perdida en el vacío. Muchos se pensarían que que estaría pensando pero se lo habían prohibido, o eso le habían dicho aunque él sabía que no era más que uno de esos castigos que le imponían para castigarle de nuevo, ya sea sin comer, sin dormir en una cama, sin ver a los demás niños del orfanato. Aunque le dolía no entender el porqué del continuo enfado de su maestra y jefa del orfanato cuando él no recordaba no haber hecho nada contra ella, siempre intentaba mostrar a la gente que pasaba una forzada sonrisa digna de la inocencia de un niño de apenas cuatro años, eran pocos los que le miraban y aún menos los que le respondían con otra sonrisa. En realidad casi todos o bien le ignoraban o bien hacían como su profesora, o incluso peor. Le insultaban desde la calle donde como todos los viernes se juntaba gente para intentar algo contra él. Recordaba una vez, pocos días después de su tercer cumpleaños, que tres desconocidos se colaron en el orfanato e intentaron matarlo. Él fue muy malherido, tenía huesos rotos y quemaduras y cortes muy graves. Fue ingresado en el hospital de urgencia y ningún medico se atrevió a sanarlo, bueno la verdad es que todos se negaron a sanarlo. A pesar de ello, milagrosamente se recuperó en unos pocos días ante la extrañada mirada de todos los médicos y enfermeras que no habían hecho nada por él. Ya se había mentalizado que la gente le odiaba, por el motivo que fuera pero le odiaban. Si no fuera por la única capacidad innata que tenía para curarse rápidamente hubiera muerto hace mucho y era consciente de ello. Desde aquel día en el que volvió del hospital se creyó que sus...la gente del orfanato se volvería un poco más tierna con él, pero se equivocaba, nada cambió, así que decidió trazar un plan para escaparse del orfanato y poder vivir sin miedo. Sabía que la vida fuera del orfanato iba a ser difícil puesto que no tenía dinero pero ya pensaría en algo cuando estuviera fuera.

Era la noche indicada, cumpleaños del nieto del tercer Hokage, y toda la aldea de Konoha estaría entretenida por el gran evento. Esa noche cambiaría su vida o eso pensaba él. Sabía que era hoy o nunca, o bueno hasta que se diera otra ocasión propicia para escapar. Eran las nueve y media de la noche y ya los habían acostado. Sabía que tenía que esperar media hora a que pasara la profesora para verificar que estuvieran bien dormidos. Así media hora después apareció puntual la odiosa profesora que 'sin querer' le regaló un puntapié en las costillas cuando pasaba cerca de él. Era la última, la última, pensaba él. En cuanto salió la profesora, se levantó, se vistió, y en tres minutos ya tenía sus pocas pertenencias, básicamente ropa, en una bolsa, y se acercó a la ventana. Estaba en un primer piso, el salto era grande pero su libertad bien valía ese riesgo y el posible dolor. Lanzó sus cosas primero, viendo como caían al suelo debajo de él. Ahora tenía que ir él. Inspiró tres veces y saltó, procurando caer sobre la bolsa, pensando que amortiguaría un poco la caída. Al caer se raspó las manos y un poco las rodillas. Sabía que se curaría pronto así que no había problema. Tenía diez minutos aproximadamente para salir de ahí antes que el siguiente turno se diera cuenta que no estaba allí. Pensaba rápido en un lugar para pasar esta noche mientras que andaba por las oscuras y solitarias calles de Konoha. Su camino le había traído hasta un pequeño bosquecillo. Área 44 leyó en un cartel. Supuso que sería un buen sitio para empezar por lo menos para pasar esa noche. Había una valla bastante alta para él, aunque con lo que había hecho hoy ya nada le detendría. Lanzó con todas sus fuerzas la bolsa a través de la valla, cayendo en la hierba del otro lado. Empezó a escalar la valla. No era muy difícil pensaba salvo que de vez en cuando un alambre le cortaba la mano. Cuando estuvo arriba giró la cabeza como despidiéndose de Konoha, la última vez que la vería en bastante tiempo. Saltó del otro lado cayendo al lado de su bolsa. La recogió y se adentró en el bosque. Al principio iba mirando de un lado para otro, escuchando cada ruido del bosque. Todo le asustaba. Era un chiquillo de cuatro años en un bosque de mala muerte, solo, sin comida y muerto de miedo. Pero al menos llevaba quince minutos en el bosque y no había oído ninguna amenaza de muerte ni insulto. Llegó a un pequeño claro del bosque en el que había un árbol cuyo tronco estaba medianamente hueco. Tiró su bolsa como almohada y se puso a dormir. Su estómago rugió con fuerza, estaba acostumbrado a no comer durante un día pero su curiosidad por ver si había algo comestible en los alrededores le llevó a explorar los alrededores. Encontró muchas plantas de bayas azules, bastante grandes, y que tenían una forma muy apetecible. Recogió unas pocas y siguió andando. Se encontró en poco rato con un río. Se lanzó de cabeza para beber. Era potable, ese era su día de suerte. Lavó las bayas que encontró, y se metió una en la boca mordiéndola con cuidado. Estaba exquisita. Ya tenía agua y comida para mucho rato. Ese bosque le daba todo cuanto necesitaba. volvió con la primera sonrisa verdadera de felicidad en su rostro al que sería su hogar. Un tocón hueco. A la que llegó, acomodó su bolsa debajo de su cabeza y empezó a dormir. La primera noche de su nueva vida.

Naruto, que así se llamaba el chico, se encontró de repente en una especie de cloaca con muchas puertas y un pasillo muy largo. Al fondo una luz roja muy fuerte. El chico probó a abrir una puerta pero estaba cerrada. Dónde estoy, pensaba él. Caminó un rato hacia la luz asegurándose de que todas las puertas estaban cerradas. Era un sitio en el que nunca había estado, eso seguro, se acordaría de tantas puertas. Cuando se acabó el pasillo y se encontraba casi encima de la luz roja, esta se desvaneció dejando ver unos grandes barrotes sin puerta y una especie de escritura encima de estos. De repente una voz le sobresaltó.

-Vaya, mocoso, no pensaba verte por aquí.

-Quién eres?-le preguntó el chico con una temblorosa voz fruto del miedo.

-Soy el causante de todos tus problemas mocoso, bueno, en realidad no. Los problemas los causan las estupideces de algunos y el poco cerebro que tienen otros.

-No entiendo...

-Chico, soy Kyuubi No Kitsune, el demonio encerrado por tu padre en tu interior para salvar la patética Konoha de mis garras. Y ahora aquí me ves en todo mi esplendor encerrado en tu interior.

El chico sintió miedo tras las palabras del oculto demonio que estaba tras las barras, luego sintió pena por él, y finalmente se dio cuenta de la importancia de las palabras del zorro.

-Quiero recordar que fue el Yondaime Hokage él que te mató no?

-Chico, nadie humano puede matarme. Tu padre se sacrificó para sellarme en tu cuerpo y así salvarle la vida a todas aquellas personas que te insultan y buscan matarte todos los días.

-Mi padre era el Yondaime, el gran Hokage...-el zorro apareció de la oscuridad para acercarse a las barras, y cuando miró a los temblorosos ojos del chico, asintió- Vaya...Oye y como sabes que la gente me odia??...seguro que tú también me odias.

-Chico, no has pensado donde puede ser que estés?-le preguntó el zorro.

-Pues si tú estás en mi cuerpo sellado, supongo que en mi cuerpo aunque no sé como he llegado aquí. Ni tampoco sé como salir.-la angustia de no poder salir de aquí cuando había encontrado la felicidad por fin era insoportable para él.

-Bien chico supongo que estás en lo cierto, estamos en tu cuerpo, más bien en tu mente. Y tranquilo cuando acabemos nuestra charla te despertaré, pero a partir de hoy podrás venir hasta aquí cuando quieras. Ahora escuchame. Aprovechando que eres joven y que no tienes nada que hacer te daré trabajo que te mantenga ocupado. Te voy a entrenar para que seas el mejor shinobi del mundo. Que te parece?

-Genial!!! Pero...porque haces esto? No me odias?

-No chico, siempre he cuidado de tí, aunque tú no lo supieras. Te protegeré siempre que pueda. Te curé para evitar que murieses hace un año. Te curo siempre que te haces una simple herida.

-Vaya...gracias zorro. Nadie había hecho algo por mí. Puedo hacer algo por tí a cambio?

-Si! Entrena duro, siempre. No puedo protegerte siempre, así que tendrás que volverte fuerte tú también.

-Entendido. Algo más?

-No! Ya va a amanecer. Te enviaré imágenes a tu cabeza con instrucciones para tu entrenamiento y luego por la noche cuando duermas vendrás aquí para seguir.

-Y cuanto tiempo estaremos así?

-Hasta que cumplas los nueve y vayas a la academia de shinobis. Entonces tendré otra charla contigo.

-Está bien. Me pondré en marcha entonces.

Cuando se despertó lo primero que pensó era que todo había sido fruto de su imaginación por que ayer había sido un día muy ajetreado pero se dio cuenta que había sido real cuando en su cabeza flotaron imágenes que él no había puesto y resonaban voces en su cabeza. No las oía del todo, al menos al principio no era más que un ruido de fondo pero poco a poco y centrándose en sus oídos la voz se fue aclarando dando lugar a la voz del zorro.

-Bien chico, pensé que te iba a llevar más tiempo el concentrarte para oírme. Empecemos entonces. Este primer año te enseñaré taijutsu básico para endurecer tus jóvenes y poco desarrollados músculos. También empezaremos con el control del chakra, y si eres rápido entonces pasaremos a mejorar tu velocidad. Eso es todo por este año, el siguiente ya veremos lo que haremos depende de donde hayas llegado.

El chico se levantó de un salto listo para su primera lección. El entusiasmo con el que acataba las ordenes del zorro y las ganas de entrenar eran insuperables, eran dignas de elogio en un chico de cuatro años. A pesar de la dureza del entrenamiento al que le sometía el zorro, el chico no protestaba lo más mínimo, apenas comía una vez al día y solo paraba para beber un par de veces. Cuando dormía su entrenamiento seguía. Principalmente, el zorro en los tres primeros meses le enseño a canalizar chakra a sus puños y piernas cuando golpease para evitar dañarse y también para dar más fuerte, también le enseño el control básico del chakra que se necesita para correr por las ramas. El zorro estaba impresionado que lo hubiera logrado tan rápido quizás tendrían tiempo de llegar más lejos de lo que pensaba en un principio el zorro. Los dos meses siguientes el chico se pasaba la mañana partiendo un árbol a astillas. El zorro le enseñó movimientos básicos de taijutsu, así como la loto primaria, por la mañana y luego por la tarde corrían el bosque para mejorar su velocidad. Los dos meses se pasaron muy rápido. El zorro le había felicitado por su entrega y gran capacidad de sacrificio y empeño. Le dijo que se tomarían un día de descanso a lo que Naruto dijo que no. El zorro se extrañó pero no le dio más vueltas y siguió con el entrenamiento. Los meses siguientes el chico aprendió a andar por el agua, aplicando aún más control sobre el chakra, además de seguir mejorando su taijutsu y su velocidad. Cuando el entrenamiento de control del chakra acabó, el zorro le felicitó mentalmente.

-Chico has hecho este entrenamiento en nueve meses cuando pensé que te llevaría año y medio. Estoy muy orgulloso de que al menos el chico que sea mi guardián tenga entrega y capacidad para ser un gran shinobi. Tu control del chakra es casi tan bueno como el de cualquier chuunin ahora, sin embargo aún no hemos tocado el tema del chakra elemental, que será lo que haremos a partir de ahora. Seguiremos con el entrenamiento físico por la mañana y el nuevo por la tarde. Haber en cuanto tiempo dominas esto.

El chico aceptó el reto y mientras comía algo el zorro le explicaba las bases del equilibrio entre chakra elemental y físico. Hasta que no lo encontrara su habilidades elementales carecerían de poder, o al menos del poder que tendrían realmente. Tenían que alcanzar ese equilibrio antes de empezar el entrenamiento y los jutsus básicos. Así que Naruto se pasaba casi todas las tardes y noches canalizando chakra por su cuerpo intentando mantener el equilibrio. Al principio o bien se le endurecían demasiado los músculos por falta de chakra o bien se le destensaban por el exceso de chakra, luego fue capaz de mantener el control sobre el flujo interno de su chakra, pero si rompía la concentración su flujo volvía al caos. Pasaron semanas hasta que pudo levantarse sin perder el control sobre su chakra, dando un grito de alegría y perdiendo así el control haciendo que cayera de bruces en el suelo para la risa del Kyuubi. Cuando se hubo levantado y logrado el control otra vez, aunque le costaba un poco mantenerlo ya casi era natural, le pidió al zorro y su maestro seguir con el siguiente paso.

-Bien, como has de saber hay cinco tipos básicos de chakra elemental: fuego, tierra, viento, rayo y agua. Cada uno está relacionado con dos de estos elementos, ya sea por debilidad o fuerza. Me explico. El fuego es débil contra el agua pero fuerte contra el viento, así el viento es fuerte contra el rayo y el rayo fuerte contra la tierra y este a su vez fuerte contra el agua. Así se cierra el círculo.- El chico asintió - Bien, lo normal es que un shinobi posea un tipo de chakra nada más. En tu caso es el viento, pero dado que yo estoy encerrado en tu interior y que mi chakra es mayor que el tuyo pues mi chakra te permite también usar el fuego. Esto nos da un gran abanico de posibilidades para el futuro, de momento empezaremos con el viento ya que es tu elemento más afin, y cuando ya lo tengas más o menos empezaremos con el fuego pero sin dejar el viento de lado. Si no hay dudas empecemos.

Se pasó un año para conseguir controlar el viento y el fuego y aprender unos jutsus básicos de cada elemento. Se había centrado en controlar el viento primero aplicando su chakra contra el tronco de un árbol. Primero le causaba unos cortes superficiales pero a las semanas era capaz de hacer cortes bien profundos y al mes cortaba el árbol por la mitad con una cantidad muy pequeña de chakra. En el momento en el que cortó el árbol, decidieron pasar al fuego. Naruto se dio cuenta de que era totalmente distinto, tenía esta vez que localizar el chakra de fuego en su interior y luego moldearlo en su estómago y expulsarlo por su boca causando una llamarada. Al principio no era capaz de controlar el fuego, puesto que su error era el de liberar todo el chakra de golpe causándole quemaduras serias en la cara y lengua. Poco a poco y bajo la tutela del zorro empezó a soltar pequeñas bolas de fuego. El zorro le enseñó unos pocos jutsus básicos de ambos elementos y enseñándole que el viento podía amplificar el poder el fuego ensayaba posibles combinaciones para hacerlas más destructoras. Obviamente no había dejado su entrenamiento físico en el cual ya había sobrepasado la fuerza y velocidad de un chuunin con seis años. El zorro le explicó que no podrían seguir con el entrenamiento elemental hasta que creciera y su chakra se desarrollara. El chico asintió con pena ya que este era su entrenamiento preferido. El zorro le explicó que ahora le enseñaría lo básico de los genjutsus y como deshacerse de ellos. Era una experiencia totalmente nueva para él ya que hacía falta no dejar ni un atisbo ni un pequeño fallo para que el genjutsu no fuera detectado. Al principio no eran más que genjutsus pequeños como cambiarse el color del pelo o el color de la hierba que lo rodeaba. Semanas después ya era capaz de modificar el ambiente de toda una zona, viéndose de vez en cuando en la playa o en la montaña. Naruto pensaba que eran muy entretenidos los genjutsus, se divertía aprendiendo más sobre ellos. Cuando el zorro le dijo que ya acababan con este entrenamiento, oyó algo que no había oído en mucho tiempo. Ruido. Pisadas, gente acercándose a él. Sintió pánico al pensar que lo habían encontrado. Se quedó inmóvil cerca del río, con la cabeza mirando al sur de donde provenían los ruidos más cercanos.

-Chico muévete!!!!! Si te quedas aquí se acabó todo. Vamos, rápido. Al árbol.

El chico recogió su ropa del suelo y salió lo más rápido que pudo del río hacia el árbol. Una vez allí se metió dentro. Según las ordenes del zorro, hizo un genjutsu doble de ocultación para que pareciese que el árbol no estaba hueco sino que era un árbol normal. Oyó como gente llegaba al claro que estaba delante, hablaban tranquilamente. Pasaban las horas y parecía que los demás le habían cogido cariño al claro porque no se iban. Al tercer día, con un Naruto que callaba como podía a su barriga, oyó como más gente llegaba. Ese era el fin de su libertad. Pero en vez de acercarse nadie, se oyeron gritos, insultos y como se desarrollaba una pelea. A los pocos minutos, unas risas y como se marchaban. El chico no se explicaba como había sucedido todo esto.

-Que ha pasado Kyuubi-sensei?

-Creo que eran unos genin en el examen de ascenso a chuunin. No me había dado cuenta pero es que aquí se desarrolla la segunda prueba de ascenso a chuunin. No pensé que después de las tensas relaciones después de la guerra volverían a organizarse estas cosas. Bueno al menos no nos detectaron. Eso muestra que tu genjutsu era bueno, lo suficientemente bueno para burlar a unos genin. De momento suficiente. Ahora seguiremos con nuestro entrenamiento, de momento vayamos a comer que hay hambre, luego volveremos aquí y esperaremos a que acabe el examen. Han pasado tres días y creo que la duración es de cinco así que son dos días más que esperar. Entrenarás en la mente en vez de fuera durante esos dos días.

Naruto asintió y se fue a recoger bayas, agua y alguna fruta que hubiera por ahí, lo que había sido su comida estos últimos años. Al volver al árbol, se fijó que el grupo de genin que habían estado aquí, yacían en el suelo inmóviles, el zorro le dijo que estarían muertos muy posiblemente. A Naruto se le hizo un nudo en la garganta pero aún así su hambre fue mucho mayor y después de comer se durmió dando entrada a su mente, lugar donde entrenaría durante dos días.

-Mocoso, estoy muy orgulloso de ver hasta donde has llegado. Ahora seguiremos con tu entrenamiento, pero antes he de explicarte un par de cosas. De donde crees que puede salir el chakra que usas?

-De mí supongo. De donde sino?

-Pues dada tu condición, el chakra también puede salir de mí y dado que poseo chakra infinito es una gran ventaja que tienes. Pero también existe un tercer tipo de chakra, el natural, con el que no has tenido contacto hasta ahora porque tus entradas de chakra natural al igual que la de todos los humanos están cerrados. Hay una manera que te permitiría usar este chakra pero te llevaría quizás años y no tenemos tiempo para eso así que he decidido darte un regalo. Voy a abrirte los senketsus o entradas de chakra natural. Así podrás canalizar por tu cuerpo chakra natural con facilidad. En realidad no hay mucha diferencia entre tu chakra normal y el normal con el natural mezclados. Notarás como si tu cuerpo rebosara de fuerza y de chakra, tendrás que aprender a controlarlo y a mantener el equilibrio, así como hiciste con el chakra elemental. Quizás te cueste más pues la entrada de chakra natural te desestabilizará el equilibrio que tenías entre el elemental y el físico. Es como si tuvieras que empezar de nuevo. Bueno dicho esto, acercate a la jaula que empezaré.

Naruto, obediente, se acercó a la jaula. De repente se vio rodeado de chakra rojo del Kyuubi que parecía meterlo como agujas por todo su cuerpo. El dolor era soportable pero aún así no pudo evitar que se le escapara algún grito de vez en cuando. El dolor se intensificó a las pocas horas del inicio. El chico perdió el sentido del tiempo y acabó perdiendo el conocimiento. Al rato se despertó tirado en el suelo.

-Vaya chico pensé que aguantarías pero me equivoqué. Bueno la verdad es que hacía mucho que no probaba esa técnica y al principio tuve que tantear el terreno un poco y la verdad es que tus senketsus eran duros de abrir.

-Cuanto tiempo he pasado inconsciente?

-Menos de una semana. Creo que tu cuerpo está más que descansado, lo he tenido que poner en hibernación porque te morías de hambre y no despertabas. Es hora de que empieces este nueva parte del entrenamiento.

Al despertarse Naruto sintió como si su cuerpo se hinchara y fuera a explotar. Le costó muy poco levantarse es como si la hierba debajo suya le hubiese puesto una mano que le levantase. Se fue a comer y a lavarse. Se miró reflejado en el agua del río. Su cuerpo parecía normal pero por dentro sentía como nauseas y parecía que iba a explotar. Bajo las ordenes del zorro, se sentó en la posición del loto y empezó a concentrarse en su chakra. Aún concentrado sentía que su mente también iba a explotar. Sin duda era difícil controlar el chakra natural. Tardó dos meses en volver a equilibrar su chakra elemental y el poder volver a hacer jutsus sin cortarse media mano o quemarse media cara. Había notado que sus jutsus tenían mucha más fuerza ahora, a pesar de que le consumían la misma cantidad de chakra. Eso era normal según su maestro y siguió intentando controlar su chakra natural. Siete meses después cuya única preocupación era meditar y controlar el chakra natural, empezó a notar como ya no se sentía tan hinchado sino que su chakra volvía a su flujo normal. Un mes después ya había controlado el chakra natural y rebosaba de fuerza pero era capaz de controlarla. Había sido hace poco su séptimo cumpleaños y el zorro le había hecho un regalo muy especial que le había encantado a pesar de que todavía no había hecho uso de él. Kyuubi le había permitido firmar el contrato de los zorros, así haciendo que él pudiera invocarlos en la batalla. Al principio estaba maravillado por el regalo, luego casi se le olvidó. Kyuubi le había dicho que no podría usarlo hasta que fuera estrictamente necesario. Aún así le dejó probar la técnica de invocación, era necesario para que probara. Tras una semana de intentos en los que no salía nada de la técnica apareció un zorro pequeño de un metro de alto y dos de largo, de pelaje grisáceo y con cara de ser muy amigable.

-Hola zorro. Como te llamas?

-Soy Shausi, señor. Encantado, en que puedo servirle?

-Encantado soy Naruto. De momento no te necesito solo estaba ensayando. Te puedes ir si quieres.

-Está bien. Hasta la próxima.

El pequeño zorro se desvaneció entre una nube de humo tal y como había venido. El zorro le explicó que cuanto más chakra pusiera en la técnica más poderoso y grande sería el zorro invocado.

-Tú eres el jefe de los zorros no, Kyuubi? Así que si pusiera suficiente chakra te podría sacar de mi cuerpo al invocarte, no?

-Es cierto pero de momento será mejor que no lo intentes puesto que al yo salir de tu cuerpo es posible que mueras en el intento. Probaremos más adelante cuando tengas un conocimiento más amplio de las técnicas de sellado, y puedas anular el sello de tu padre parcialmente sin matarte. Hasta entonces será mejor que hagas caso y no uses el contrato, vale?

El chico asintió un poco apenado pues el poder invocar suponía una gran ventaja en batalla además de poder invocar a gente que le hiciese compañía. Es verdad que no extrañaba a nadie en especial pero la verdad es que a veces echaba de menos el contacto humano y la soledad empezaba a hacer mella en su moral. El zorro intentaba estar presente en su mente para evitar ese tipo de pensamientos y lo lograba casi siempre pero a pesar de los esfuerzos del zorro Naruto solo era un chico, un crío. Echaba de menos a su padre y su madre muertos heroicamente para salvarle. A veces pensaba que hubiera sido mejor que su padre no se hubiera sacrificado por él pero el Kyuubi le aseguraba cada vez que sin él también estaría muerto pues él mismo le habría matado. En realidad se sentía un poco desdichado de lo que le había tocado vivir.

-Kyuubi tú tienes familia?

Al zorro se le atragantó su propia saliva. Antes de responder se le oyó maldecir por lo bajo a todo ser viviente y tras inspirar varias veces le respondió.

-Chico si alguna vez te preguntas porqué ataqué Konoha, la verdad es que fue porque unos im...ninjas de Konoha mataron a mis críos. Cuando ataqué Konoha buscaba la cabeza de aquellos que me habían quitado a mi familia. A pesar de que mis hijos murieron tengo ocho hermanos. Hace mucho que no se de ellos, la verdad es que la última vez que lo vi fue en...bueno no me apetece contártelo todo hoy. Ya basta de hablar de mí.

-Lo siento Kyuubi-sensei. No pretendía hacerte recordar malos momentos.

-No pasa nada chico. No importa, ahora sigue con lo que tienes que hacer.

La verdad es que después de que obtuviera el control sobre el chakra natural ya tenía bastante más chakra disponible y el zorro le había empezado a enseñar jutsus más potentes de fuego y viento, pero sobre todo de fuego que era lo que el zorro dominaba. Se pasó todo un año entrenando todo tipo de jutsus para facilitarle las cosas y como decía el zorro, ser más imprevisible aún. Si que era importante tener una gran cantidad de jutsus a tu disposición. Aunque había dominado casi diez jutsus de cada tipo y dominaba los genjutsus básicos, aún le quedaba mucho y sabía que en un año se tendría que ir a la academia, volver a ser el chico de antes. Le preguntó a su sensei si no habría otra manera de entrenar más rápido. El zorro le enseñó el Kage Bunshin y el Shunshin para que no tardara tanto en moverse por el bosque y la multiplicación por su habilidad de hacer miles de copias que le procuraban entrenar de manera que a partir del día que lo aprendió va a razón de jutsu por día casi. Había logrado gracias a esa técnica dominar todos los jutsus de viento que el zorro conocía y la mayoría de los jutsus de fuego, salvo aquellos que todavía quedaban fuera de su alcance. Aún le quedaban unos tres meses y medio para entrar en la academia. Ya no sabía que más podía hacer. Entrenaba taijutsu y velocidad por la mañana a un nivel que rivalizaría a los jounin novatos, luego por la tarde entrenaba sus combos de fuego y viento. Una tarde cualquiera mientras provocaba un tornado de fuego se dio cuenta de una cosa.

-Oye Kyuubi-sensei, te acuerdas de cuando me hablaste de los elementos secundarios como el hielo, la madera o el cristal. Me dijiste que para eso se necesitaban poseer dos elementos y para algunos una barrera de sangre de esas que tanto odias, y me preguntaba si habría alguna manera de juntar viento y fuego.

-Mmm...no sé...nunca pensé en eso...está claro que tú no tienes ninguna barrera de sangre que te permita el juntarles naturalmente. Tu madre te dio el viento y tu padre grandes cantidades de chakra, aunque sin comparación con la mía pero para un humano no está mal, pero puedes intentarlo. Para hacer por ejemplo la madera, se requiere agua y tierra. Pero claro has de saber que nadie a parte de el segundo Hokage de Konoha logró eso. El principal problema que supone el crear un elemento secundario está en que tus dos elementos deben estar en perfecta sincronía y además ser compatibles. Puedo decirte que los tuyos son compatibles pero lo otro tendrás que trabajarlo. Además has de saber que crees que puedes crear juntando fuego y viento.

-No se que podría ser.

-Pues es lo primero pues de esa manera sabrás por lógica con que orden y fuerza tendrás que usar tus dos elementos. Aún así no sabrás si lo que has pensado es posible. Tendrás que probar. No pierdas el tiempo ahora piensa por la noche.

Así pasaron dos meses en los que sus técnicas estaban totalmente perfeccionadas y dominadas por lo que recibió el visto bueno de su sensei. En cuanto al físico, digamos que tenía un cuerpo demasiado corpulento para un niño de nueve años. Encima medía ya casi metro y medio con esa edad por lo que era bastante alto. Dado a que estaba solo nadie le retocaba su higiene. Tenía el pelo muy largo de no habérselo cortado en muchos años pero que le quedaba bastante bien. Estaba ya en una fase de mentalización para su vuelta a Konoha. Seguía pensando por las noches en lo que podría ser un buen elemento mezclando fuego y viento. Se había prometido a sí mismo que descubriría ese elemento secundario costara lo que costara. Con la excusa de ir probando cosas descubrió bastantes usos útiles de la combinación entre fuego y viento. Podía calentar una zona de aire hasta que se hiciese irrespirable o podía hacer que el fuego tomara la forma que el quisiese guiando el fuego con viento. Pero aún no había dado con la solución, empezaba pensar que a lo mejor no había solución. Ya tenía algo en lo que pensar en las horas de academia, que de poco le servirían. Le quedaban pocos días antes de aparecer en Konoha de nuevo.

-Bien chico volvemos a la aldea pero antes...quiero que tengas unas normas de conducta en la aldea. Lo más importante es que tienes que ocultar tu fuerza, es más si eres de los peores de la clase con un promedio bajo mejor. Solo usa tu verdadera fuerza si es necesario, en ese caso yo mismo te ayudaré pero sólo en ese caso. Lo segundo es que has de pasar desapercibido. No quiero decir que no socialices con tus compañeros de clase pero no quiero que llames la atención del profesor o de cualquier adulto que sea capaz de reconocerte. Ahora iremos a la oficina del Hokage. Nos presentaremos como Naruto, sinceramente supondrá que eres tú pero hemos de engañarle. Es mejor que no crea que has vuelto, después de todo es mejor que piensen que sigues perdido o muerto por algún rincón de por ahí. Entonces mañana por la mañana quiero que vayas a la puerta sur de Konoha y te presentes allí.

-Está bien. Hasta mañana entonces.