Nada de Crepúsculo me pertenece, la historia es de Sthepenie Meyer y yo solo lo utilizo con fines de entretenimiento.

Summary: Secuela de perdida en crepúsculo. Y de ese modo el león se caso con la oveja. ¡Qué oveja tan estúpida!¡Qué león tan morboso y masoquista!¿Qué hago resolviendo sus problemas?

Advertencia: Todos los personajes pertenecen a Meyer, excepto Hannah James, Danielle James y Charles.

Advertencia 2: Algunas frases orignales del libro Amanecer apareceran en la historia.


Parte I

"No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz" —Epicteto de Frigia.

Detuve mis ojos en la fecha resaltada en el calendario, solté un suspiro y observe un anillo de diamantes que estaba en el dedo anular de la mano izquierda, aun no podía creer que estuviera a cuatro semanas de casarme con Charles, ni yo hubiera creído que nuestra relación iba a sobrevivir a la universidad y después de cuatro años, todo terminaría en una espectacular boda.

¡Ni siquiera tenia veintidós!, y ya seria la esposa de alguien, ya no seria Hannah James, seria llamada la señora Taylor, sonaba ridículo y pomposo, ¿Por qué las mujeres teníamos que perder nuestro apellido? ¿Por qué la sociedad tuvo que inventar algo tan ridículo?

Una reina me observaba con insistencia desde el escritorio, aun guardaba la esperanza de que todo ocurriera de nuevo, deseaba volver a ver a los Cullen y saber que había ocurrido en Forks durante mi ausencia, saber como había lidiado Jacob con la inevitable ruptura de su corazón.

Ahí estaba engañándome de nuevo, ojee las paginas y sus líneas estaban intactas, mi paso no había modificado ni un ápice los sucesos, incluso Bella había sido perseguida por un sádico cazador.

Lance frustrada el libro hacia una de las esquinas de la mesa, estaba tensa y tenia problemas para dormir últimamente, ¿Quién podía dormir cuando tenia una apretada agenda para todo un mes?; graduaciones, ceremonias de ensayo, entrega de regalos, pruebas de vestido y una tía convertida en toda una suegra.

Tenia la locura encima, desvié mis ojos hacia un tarro blanco con una prescripción hecho a maquina, Margaret había puesto dos días atrás lo que consideraba la solución al problema, no quería tomar calmantes, sentía que si los probaba, terminaría adicta a ellos.

La tentación me invitaba a franquear los problemas, así que termine rindiéndome con un gruñido, tome las pastillas mágicas y me recosté en la cama, pero nada ocurría, solo un perezoso bostezo y el inevitable parpadeo…

•••

… Parpadee de nuevo y me encontré caminando sonámbula por un sendero lleno de matorrales, sabia que no debía tomar calmantes, provocaban alucinaciones demasiado reales, este sendero era bien conocido para mi, hice una mueca inevitable, tras años suplicando un sueño de sesenta segundos, ahora resultaba que caminaba hacia ellos.

¿La vida no era irónica?

Revise mi vestuario y gracias al cielo, no me había decidido ponerme la pijama. ¿Con que rayos me encontraría esta vez?, ¿En que parte de la historia había caído?, ojala que no fuera Luna nueva, no tenia la mejor predisposición para lidiar con la depresión de Bella, ya tenia muchos problemas reales para terminar de deprimirme.

Así que continúe caminando, suponiendo que esta vez debía tener una misión mucho mayor, si mi consciencia había vuelto hacer de las suyas; con paso lento, me dispuse a pensar cual seria el saludo más adecuado, dos años de ausencia y tres reales en la tierra era el lapso suficiente como para sorprender a cualquiera.

Con un suspiro divise la inmensa casa de los Cullen, estaba tan impecable como el ultimo recuerdo que tenia de ella, me detuve a una curva del imponente edificio, el miedo se apodero de mi, ¿si no se alegraban de verme?; al cuerno esos pensamientos, había sobrevivido tres años en la universidad y una familia de vegetarianos no era la gran cosa.

Me pare frente a la puerta y tome una bocanada de aire, justo cuando alzaba la mano para tocar y darles la mayor sorpresa de su eternidad, la puerta se abrió de un tiro, dejándome frente a frente con una beldad rubia que vestía con un estilo digno de una supermodelo.

Rosalie quedo plantada como una estatua sobre el umbral, me observaba estupefacta, sus ojos dorados estaban dilatados, parecían no creer que había llegado de sorpresa de nuevo a Forks o mejor dicho a sus eternas vidas.

— Rose —dijo la atronadora voz de Emmett—. Espérame, no toques el jepp hasta que yo vaya.

Emmett llego en menos de un segundo, Rosalie aun no salía de su asombro, yo trate de esbozar una sonrisa, pero solo logre que dos vampiros terminaran paralizados en el mismo lugar.

— Esto es absurdo —discutió Edward—. Dejen de estorbar en la puerta.

— No vas a creerlo Edward —pronuncio Emmett con esfuerzo.

— ¿Los Vulturis? —pregunto Edward ansioso.

— No —contesto Rosalie sin quitarme los ojos de encima—. Alguien nos visita otra vez.

Edward se apresuro llegar a la puerta, movió a Emmett con la facilidad con que se quita un cuadro, cuando el umbral estuvo desocupado, fue el turno para que otro vampiro cayera en un estado de completo shock.

— Hola —salude tratando de sonreír.

— ¿Qué pasa ahí? —pregunto Alice impaciente—. Aun quedan muchas cosas por arreglar, la boda será en una semana, no dentro de un siglo.

— ¿Boda? —pregunte a Edward.

El vampiro asintió mirándome atónito.

— Bella y tú… ¿Se casan? —volví a indagar.

— Así es —contesto Edward con esfuerzo.

— Perfecto — dije y luego perdí el conocimiento.

Era una completa tontería haberme desmayado, ya vería Margaret cuando volviera al mundo real, sus dichosas pastillitas mágicas volarían por la primera ventana que encontrara, tenia cuatro semanas, no la mitad de un año para estar desperdiciándolo.

— ¿Cómo esta? —pregunto la voz ansiosa de una mujer.

—Recuperando el conocimiento —contesto Alice—; incluso ya debe estar escuchándonos.

— ¿Ya se fijaron en su mano izquierda? —pregunto Rosalie.

— Yo solo me fije en su cara —repuso Edward—. No estoy para mirar hasta el mínimo detalle.

— ¿Qué ocurre? —pregunto la voz ansiosa de Bella—, ¿acaso se ha herido la mano izquierda?

No me había herido nada, solo que el anillo de compromiso, había venido al paseo sin ser invitado.

— Esta comprometida —dijo Rosalie con un tono cansino—, Hannah se va a casar.

Un "ah" general recorrió a todos los asistentes.

— Entonces, su sorpresiva aparición —medio Emmett con una sonrisita—, es solo para invitarnos a su boda; ¿Quién será la victima?

— No has cambiado nada —musite abriendo los ojos.

Todas las caras se cernieron obre mi rápidamente, tuve que cerrar de nuevo los ojos, mi campo de visión no era lo suficientemente amplio, como para abarcarlos a todos.

— Despejen —dijo Edward—, entre todos la estamos abrumando. ¿Cómo estas Hannah?

— Como si me hubiera drogado —masculle sin muchos ánimos—. Recuérdame, tengo una cuenta pendiente con Margaret.

Edward soltó una risita.

— Las pastillas mágicas —dijo apretando los labios.

Me incorpore un poco y casi toda la familia me observaba como si hubiera demolido su casa, Carlisle aun debía estar trabajando, entonces unos brazos volvieron a tumbarme sobre el mullido sofá.

— ¡Oh, Hannah! —exclamó Bella con la voz redúndate de felicidad—, sabia que algún día volverías.

— Claro Bella —dije aprisionada por sus brazos—, tan efusiva como siempre.

Todos estallaron en una carcajada; Edward ayudo a incorporarnos y en cuanto estuve lo más decente posible, note que todos esperaban un gran relato de mi parte, bien no era la gran cosa, ahora era una bruja que se aparecía donde quería y podía.

— Aseguraste que no podías venir —reprocho Alice—. Te lo dije Hannah, no podías faltar a un evento tan importante; sin embargo, no somos los únicos con noticias.

Observe el anillo con los ojos entornados, sentía que cargaba con un grillete y no con una joya.

— Si —dije apartando la vista del aro—. Me comprometí con Charles hace dos meses.

— Mira lo que Edward me puso como condición —cuchicheo Bella mostrándome su anillo—; es bonito, ¿cierto?

Solté una risita, era propio de Bella ese tipo de actitudes.

— Bonito —dije contemplando el anillo.

— ¿Cuándo es la boda? —pregunto Alice atrayendo mi atención—, ¿ya tienes todo en orden?

Ahora recordaba por que había tomado esas pastillas mágicas, los arreglos florales que había escogido, tardarían más de lo presupuestado, sabia cuanto le agradaría aquello a la odiosa tía de Charles.

— ¿La boda?... pues en unas semanas —dije sabiendo que tardaría en salir de este embrollo—. Todo en orden, excepto la tía de Charles. Ahora empiezo a sospechar, que algunos vinos se agrian con los años.

— Muy cierto —dijo Emmett con un tono solemne—. Sino pregúntale a Edward.

— ¿Cómo esta Charlie? —pregunte a Bella, antes que comenzara una disputa en la sala.

— Nostálgico —contesto Bella agachando la cabeza—. Nunca sospecho que me casaría tan joven; creo, que si nos visitas se alegrara enormemente.

— ¿Te quedaras con nosotros Hannah? —pregunto Esme regalándome una maternal sonrisa.

Abrí mi boca con la intención de decirle que estaba muy confundida, que ni yo misma sabía que haría de ahora en adelante, que estaba tan desorientada como la vez anterior, pasee la mirada entre los Cullen y Bella, no sabia que responderles, no tenía como demostrar que no poseía ni un centavo para ir a un hotel.

Lance una mirada hacia Alice, ella era la única que podía socorrerme en este preciso instante, sin levantar muchas sospechas, ¿No era demasiado raro aparecerme sin equipaje?; Alice asintió en mi dirección, había perdido la practica en el lenguaje de signos y movimientos imperceptibles, lance otra mirada en dirección a Edward y él parecía muy concentrado en los movimientos de Alice.

— Tendríamos que ir por su equipaje —medio Rosalie rompiendo el silencio—, ¿Cierto, que te quedaras con nosotros?

Alice lanzo una mirada calculadora a Rosalie, quería saber que fraguaba ese duendecillo en su cabeza, por que yo no tenia la remota idea de cómo decirles lo que en verdad estaba sucediendo, Edward se había burlado en una ocasión de la verdadera historia, ya vería a Emmett revolcándose en el suelo por la fantástica historia.

— Yo puedo acompañarla a recoger su maleta —intervino Alice antes que cualquiera pudiera proponerse—. Hannah se quedara con nosotros, ya lo he visto.

— ¿Por qué no trajiste la maleta contigo? —pregunto Edward concentrándose en mi de forma penetrante.

— Pensé que ya se habían marchado de Forks —mentí mordiéndome el labio inferior—, la verdad era innecesario arrastrar la maleta, si no encontraba alguien conocido en el pueblo.

— Eres tú la que se marcho sin explicaciones —dijo Bella con un dejo de reproche—. Pensamos que te había pasado algo demasiado horrible, como para marcharte de ese modo.

— Tiempo —dijo Alice interponiéndose para no dar lugar a más preguntas—. Creo que todas sus dudas, podrán resolverse con los días, ahora Hannah necesita su maleta y no te niegues a quedarte con nosotros.

— Esta bien Alice —dije resignándome a quedarme con los vampiros—. Estoy segura que tú misma me atarías para quedarme.

— Eso no lo dudes —mascullo Edward en medio de una sonrisa.

Alice saco la lengua en su dirección, sin dar a lugar que otra persona diera rienda a mi sospechosa aparición, Alice tomo mi mano y me jalo lejos de los lectores de mentes, las miradas calculadoras de una novia que esta a punto de llegar al altar, de una madre que parecía demasiado contenta con mi aparición y también de quienes caldeaban el ambiente.

Sentí los ojos de Edward clavarse en mis espaldas, tenia la rara sensación que esta vez si me creería, o quizás no le quedaría de otra, por que puede que les haya mentido hace algunos meses… ¿meses?, sentía que habían pasado eones de tiempo, que había envejecido tanto y vivido tantas experiencias, presentía que estaba retrocediendo en vez de avanzar.

— ¿Qué sucedió esta vez? —preguntó Alice guiándome hacia el garaje.

— Creo que los calmantes me doparon lo suficiente —conteste caminando con los brazos cruzados en la espalda—, estaba demasiado estresada por los preparativos de la boda.

— Me imagino —contesto Alice con un tono de nostalgia—; lastima que no exista de verdad para prepararte una boda como se manda, pero me asegurare que te lleves unos cuantos concejos en esa cabeza.

Esboce una sonrisa al escucharla, no dudaba que Alice me involucraría en todo lo concerniente a la boda de Bella y Edward, que aprendería unas cuantas cosas para la mía, aunque contaba con la ayuda de mi madre y mis amigas, también con la tía de Charles que desbarataba lo que construía, la ayuda de Alice no estaba de más, no todos los día se contaba con una experta en bodas inmortal.

— Sabias que vendría, ¿Cierto? —dije cuando Alice se detuvo frente a su elegante porsche amarillo.

Alice me lanzo una mirada seria y atrapo su labio inferior con sus puntiagudos dientes, arquee una ceja en su dirección, aquella menuda vampira parecía guardar una enorme confidencia, me pregunte esta vez que ocurriría, también viviría el enfrentamiento con los Vulturis, hasta que hallaran mi presencia y tal vez ayudaría a que se resolviera algunos misterios antes de tiempo.

— En cierto modo —contesto Alice apoyando sus bracitos en la parte superior de su auto—. Ambas sabemos que ocurrirá en un par de meses, estaré mucho mejor cuando todo suceda, por que estarás con ellos. Hannah las cosas suceden por algo, quizás fui yo esta vez la que te trajo de nuevo.

— ¿Se puede hacer eso? —pregunte mirándola con estupor—. No me digas, ¿tienes un cuerno como el Príncipe Caspian?

— Por lo visto, ves demasiado televisión —dijo Alice meneando su cabeza—. No solo con cuernos se llama a la gente, entra que tenemos una maleta que ir a rescatar.

Me deslice en el asiento del copiloto con muchas preguntas, Alice era tan enigmática como la actitud de Edward, aun no entendía como ninguno había disparado con un mundo de preguntas, tal vez estaban tan contentos con mi aparición que no tenían cabeza para separar lo sospechoso del asunto, tal vez fuera eso.

El auto despego de la mansión de los Cullen, como si tuviera las turbinas de un avión, Alice maneja peor que Edward o quizás los dos manejaran como un par de locos, mi cuerpo se quedo clavado al espaldar por cuenta de la velocidad con que iba el porsche, veía el paisaje pasar con vertiginosidad por las ventanillas, me daba miedo ver el velocímetro, que de seguro ya había llegado al tope máximo.

— Vamos a tener que comprar muchas cosas —dijo Alice encima del barullo que provocaba el auto a tan alta velocidad—. No tendremos mucho tiempo, necesito tus tallas…

— Un momento Alice —interrumpí en su lista de cosas que tendría que comprar—. Pero no tengo dinero para financiar esto y no creo que hayas traído algo con que pagar.

— Querida Hannah —sonrió Alice con una maliciosa sonrisa—; te olvidas que soy vidente, la tarjeta viene en el bolsillo trasero del jean.

No evite fruncir los labios, nada se le escapaba al duendecillo, algo me decía que quizás andaba con esa tarjeta de arriba a bajo por si alguna tienda se le cruzaba en el camino, solté un suspiro ahogado, no quería pensar si los Cullen se tragarían el cuento de que iríamos al hotel inexistente por una maleta imaginaria, esta confusión iba matarme, algo que hasta ahora no había hecho la tía de Charles.

No me había percatado hasta entonces, que debían ser por lo menos las tres de la tarde, el fulgor del sol daba de lleno al vidrio del auto, provocando que algunos rayos alcanzaran a la vampira, desprendiéndole unos cuantos destellos que la hacían ver demasiado deslumbrante; me encogí en el asiento sobrecogida por la situación, estaba de nuevo en problemas y ya no tenia la excusa de un desconocido perseguidor…

¿Ahora que haría?

— ¿Qué voy a decirles Alice? —inquirí con el pánico apoderándose de mi cerebro.

— Tenemos unas cuantas horas para decidirlo —dijo Alice sonriendo como si hubiera ganado un premio en la formula uno—. No te preocupes por Edward, ahora esta contando las horas, los minutos y segundos para casarse con Bella, que no le importara los motivos por que no te comunicaste estos últimos… ¿años?

— Si, son años… estoy cerca de los veintidós —masculle para que el numero no se escuchara claramente.

Alice soltó una musical carcajada que me contagio, no era que estar en el segundo piso me afectara, solo que había crecido estos años que había estado alejada de Forks, no era aquella con pinta de criminal recién salida de una correccional, los años me había pulido y otras costumbres se habían instalado mientras iba creciendo, incluso mis conocimientos había alcanzado horizontes que ni yo misma hubiera sospechado.

— ¿Alguna vez volviste a ver a Charles? —pregunte acordándome que había dejado un clon de mi prometido.

— No —contesto Alice pisando aun más el acelerador—. Supongo que él pensara que has muerto…

— ¿Alice? —pregunte arqueando una ceja en su dirección.

— Vale —dijo Alice concentrándose innecesariamente en la carretera—. Cree que has muerto, bueno técnicamente por que no volvimos a saber nada de ti, supongo que algún clon tuyo pudo haber llegado a Chicago para consolarlo.

— Y… ¿Jacob? —me aventure a preguntar.

— Sabes mejor que yo, alguna tuerca se le zafo y se enamoró de Bella —contesto Alice con rapidez.

— ¿Se ha ido? —pregunte con temor.

— Como un lobo —contesto Alice mirando la carretera como si hubiera algo interesante en ella—. Bella se siente algo mal por eso, creo que su elección lo lastimo demasiado, pero mis visiones nunca fallan.

— Eso es cierto —dije relajándome en el asiento—. Aunque un lobo intente interponerse.

Por aquel momento, dejaría que Alice me guiase a un comienzo que para mi no tenia ni pies ni cabeza, aunque no tenia un Wickham como ayuda, al menos contaba con una vidente que colaboraría a resolver este pequeño asunto de mi repentina aparición, aunque quizás tuviera que soportar su mismo calvario, nunca había estado más feliz en toda mi vida.

Por eso, a veces desear las cosas con ansiedad imaginando tantos posibles escenarios, no era ni la mitad de divertido, de lo que estaba sucediendo en este preciso momento, hasta los detalles más simples y las palabras más pequeñas, hacían que las sorpresas fueran aun más dulces, que nuestros propios deseos.


Hola a todos los que lean el primer capitulo de este fic. Quiero agradecer el enorme apoyo que recibi con el fic anterior, fueron 676 mensajes que me llegaron al corazón, gracias por haber compartido conmigo cada actualización y haberse reido por mis ideas, yo se que esperaban con ansias esta secuela, espero no haberlos decepcionado, admito que me da miedo fisico al saber que probablemente haya bajado de nivel, pero soy humana y todo vivimos de una manera u otra de los juicios de los demas.

Espero que hayan pasado unos días encantadores mientras estuve ausente, por lo pronto y si les ha gustado este comienzo, dejenme decirles que sera un honor volver a divertirlos, por que creanlo o no, he estado escribiendo pequeños retazos de esta historia. Se que muchos esperan una version diferente al libro, se que otros esperan que Hannah no le de la hora a Jacob, con su ayuda construiremos otro fic genial.

No se si pueda actualizar tan rapido como el fic anterior, puesto que aun no he terminado de comenzar el segundo capitulo y la verdad me he tomado las vacaciones a pecho y no he actualizado mi otra historia que no es de twilight. Bien, creo que he hablado mucho, tratando de venderles la secuela, pero en serio, sus dudas, sugerencias y cualquier asunto relacionado con el fic, pueden hacerlo llegar por mensajes privados o si gustan dejen en sus mensajes dando clic en el botoncito verde.

Nos veremos en una proxima actualización... Hasta entonces.

Con alegria de volver,

Kathyarius.