Una especie de prólogo. Un pequeño capítulo que cuenta cómo Bill y Hermione se conocieron.
Disfrutad!
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INFIELES
by Pandora Lover
Tras años en Egipto, Bill volvió a casa. La Madriguera, aquel lugar tan familiar, tan acogedor. Lo había echado tanto de menos… y no sólo al reloj de la pared de la cocina en el que informaba de cuál era el estado de cada miembro de la familia Weasley, ni al sofá que desde pequeño había tratado como suyo desde los diez años, prohibiendo a Fred y George que se sentaran en él.
No, también había extrañado a su familia. A sus seis hermanos, a su padre y a su madre. Aunque después de vivir durante años con la única compañía de una lechuza, resultaba raro volver a formar parte de aquella familia numerosa.
En aquel momento esperaba en la cocina a la llegada de Ron. Desde que había llegado de Egipto, su hermano no había dejado de hablarle de su nueva novia, de lo enamorados que estaban, de lo interesante que era. Bill estaba intrigado, de modo que aceptó una presentación formal, en la que Fleur (su novia) también estaría presente.
- ¡Ya estamos aquí! – exclamó Ron irrumpiendo en la cocina.
- ¡Hola! – saludó Fleur cuando vio al muchacho aparecer en la puerta de la mano de una morena chica - ¡Hegmione!
- Hola Fleur – saludó la muchacha tímidamente.
Aquella fue la primera vez que Bill y Hermione se vieron. La Gryffindor pudo ver en el mayor de los Weasley los rasgos característicos de su familia, así como el pelo rojo y los ojos marrones claros. Pero Bill no era igual que los demás, podía observarse un brillo de inteligencia en sus ojos (cosa que en los demás Weasley, sin contar a Ginny, era algo casi imposible), su piel era ligeramente más morena que la de sus hermanos y, por qué no decirlo, se lucía mucho más hermoso que los demás. Más rebelde, más roquero.
- Bill, te presento a Hermione. Herms, éste es mi hermano Bill – hizo Ron las presentaciones.
La muchacha se acercó tímidamente al Weasley y lo besó dulcemente en ambas mejillas, ruborizada por la elegancia y rebeldía del que sin duda era el más inteligente de la familia.
- Encantado de conocerte, Hermione – dijo amablemente Bill -. Ron me ha hablado mucho de ti.
- Igualmente – contestó ella -. Ron tampoco para de hablar de ti.
La cercanía de sus rostros hizo que Bill se fijara en ella más de lo que lo había hecho antes. A simple vista Hermione no era una top model, no tenía el porté ni el glamour de Fleur, ni su físico. Pero era hermosa, era brillantemente hermosa. Sus ojos marrones oscuros estaban llenos de sabiduría, su cuerpo y curvas magníficas, los tirabuzones que formaban su pelo simplemente adorables, y aquel rubor que la acompañaba… desconcertante.
- De modo que has vuelto hace relativamente poco de Egipto, ¿no es así? – preguntó Hermione mientras se sentaba a su lado.
- Sí, he vivido muchas cosas allí – contó fascinado por el recuerdo de aquellos días maravillosos -. También he conocido mucha gente.
- Ron me ha dicho que conociste a un escritor famoso, pero no supo decirme quién era…
- Peter Willhok, es un escritor…
- ¡Willhok! – interrumpió Hermione emocionada - ¿El escritor de "Las llamas de la pasión" y "Dragones en su hábitat"?
- El mismo – sonrió Bill, encantado de que alguien conociera a uno de sus escritores favoritos.
- Oh, Dios mío, me encanta… estuviste también en las pirámides, ¿no?
Bill sonrió. Era la primera vez desde que había vuelto que alguien se mostraba tan interesado por su viaje, estaba deseoso de contar todas aquellas experiencias que al resto de la gente le habían parecido aburridas.
Recordaba haberle contado a Fleur todo lo que le estaba contando a Hermione, cómo ella había asentido sin hacer el más mínimo caso a sus palabras.
- ¡Qué abugido eges, Bill! – había dicho ella – Vas a Egipto y en veg de compgag souvenigs, visitas museos… eges incgreíble…
Nadie lo entendía, ni su familia ni Fleur comprendían lo que significaba para él la historia ni los museos, lo mucho que le fascinaba el conocer, lo bien que se sentía cuando descubría nuevas cosas.
Nadie, excepto Hermione.
Permanecieron en la cocina durante horas, hablando y riendo mientras Ron dormitaba con la cabeza apoyada en sus brazos cruzados sobre la mesa y Fleur se hacía la manicura francesa. Compartieron opiniones, críticas, disputaron sobre el mejor escritor, sobre los mejores grupos de música, el mejor museo de Londres…
Pero también compartieron algo más, aunque ninguno de ellos se dio cuenta hasta mucho después.
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Y así comienza todo...
R&R!
