Bien, tengo muchas cosas que decir así que vamos por punto como siempre porque así salen mejor las explicaciones ok?

Primero: mis disculpas por no haber tardado tanto en actualizar esta historia, la tenía terminada pero no había tenido tiempo de pasarla a Word.

Segundo: este capítulo no pasó por manos de mi Beta "Emic" pues lo terminé recién de pasar y quería subirlo de inmediato, así que si tiene errores de cualquier tipo pido mis disculpas.

Tercero: para las personas que leen mis otros dos fics "Camino al cielo" y "El es un maniquí", decirles que no he tenido nada de tiempo para ponerme a escribir y que por eso no lo he ehcho, escribo en un cuaderno y después lo paso aquí y no sería justo sentarme al pc y escribir solo tonteras, espero que lo entiendan.

Cuarto: Agradecer a las personas que dejaron un rr en el cap anterior y que fueron la razón para haber hecho este segundo cap y convertirlo en Two shot, dejando de ser lo que en un principio había querido que fuera, aclarando que no me arrepiento de haberlo escrito, a menos que no les guste este, pues díganmelo y lo saco de inmediato. Ahora los agradecimientos:

Trist; SALESIA; emic; Andrea03; Little Hope; Jenlic; Dulce y Fuerte; katlyn cullen; Bella Cullen; Bruja Vampirita; wave49; eiv_000; KeishaCullen; Law Masen Cullen; andremic; Cunning Angel; NEMESIS CULLEN MAFOY; Betsy-Pop; BellsCullenS; lorenamtz; iOvs anna Cullen Ross; MEDG; Ta-Cullen; azian; BlueRose1987; Lizitha.

Quinto: y también para las personas que agregaron mi fic a sus favoritos y/o alertas y que no nombre arriba:

Hallie399; paOLythaGg; MeliiCullen.

Y ahora espero que disfruten del capítulo, pues aunque me demoré mucho va con cariño.

----------------------------------------Pálpitos del Corazón----------------------------------------------------------

Había visto como el coche de Edward desparecía al da la vuelta al colegio. Una cita, eso había dicho, en realidad esto parecía un sueño, más de una vez había despertado enfadada al notar que había estado durmiendo, pero no, esto era real y lo comprobé al darme un ligero pellizco en el brazo. Sonreí ante tan absurdo gesto y continué caminado hasta mi vieja camioneta. Solo deseaba llegar a casa. Pero mi deseo se vio retrasado por la presencia de alguien apoyado en mi coche.

- Jessica, creo que hoy te he visto más seguido que todos los días juntos desde mi llegada –abrí la puerta de mi coche y dejé mis cosas en el interior- ¿Qué se te ofrece?

- Creí que Edward te iría a dejar a casa, puesto que supuestamente tu coche estaba malo –la chica se estabilizó esta vez apoyándose en ambas piernas y se cruzó de brazos.

- Él solo exageró la situación, solo se tarda en calentar el motor, pero nada más –la miré expectante, no me era de lo más normal la presencia de ella, por mucho que quisiera preguntar por mí y futura salida con Edward.

- Claro, bien se me hace tarde, creo que yo también debo irme a casa –dio media vuelta sin despedirse y solo se largó, cosa que no me importó para nada.

Corrí las cosas que había dejado en mi asiento y las puse en el del copiloto, encendí el motor y esperé a que este se calentara. Sin poder evitarlo una sonrisa adornó mi rostro cuando los resientes acontecimientos volvieron a mí, los cuales no dejaban de hacerme preguntar el ¿por qué de todo esto?

Edward podría haber invitado a cualquier chica para el baile y bueno, si el caso es que no le gustaban los bailes, había miles de cosas que un chico como él podía hacer. "pero te eligió a ti" dijo mi subconsciente.

Pasé la palanca de cambio y salí del estacionamiento. No tenía apuro alguno en llegar a casa, Charlie no estaría, pues el turno de noche lo obligaba a estar ahí hasta la madrugada. Manejé con calma las primeras cuadras en la que solo debía ir en línea recta, los problemas vinieron cuando debía doblar una angosta curva que nunca había sido un problema, pero ese día lo fue, no logré girar lo necesario y lo último que vi fue un gran árbol.

Mis párpados estaban pesados y no querían levantarse, pero yo tampoco quería obligarlos, estaba cansada, mi cuerpo dolía y un tubo por mi garganta mantenía mis labios bien separados que me imposibilitaban hablar, aunque eso tampoco quería hacerlo. Solo quería seguir durmiendo, no sabía lo que había pasado, no quería saberlo, solo mi audición parecía estar bien, mucha gente hablaba, otros gritaban y hasta algunos llantos se escuchaban y no sabía el por qué, no me interesaba. Dios, quería descansar, dejar de escuchar todo, que la gente se largara y me dejara en paz.

- ¡Vamos Bella! –escuché que un desconocido decía a mi lado. ¿Acaso no se daba cuenta que me dolía, que el sueño era tan pesado y que dolo dejándome, el dolor se iría?

Unas manos tocaban mi brazo derecho y luego sentí como algo me hormigueaba y subía hasta mi hombro. Incluso esa sensación me dolía.

- No responde –dijo la voz de otro desconocido, seguido de un gemido de pena, que también me era ajeno. Dios, claro que no respondería, mis párpados pesaban aún más y ya comenzaba a llegar el sueño, sonreí al notar que al fin descansaría de aquel dolor, el cual no sabía por qué sentía y que no me interesaba ahondar en el.

Ya comenzaba a sentirme mejor, ya casi no era nada y los ruidos, el dolor, el cansancio se estaban alejando, ya esta relajándome y al fin descansaría, cuando algo detuvo mi deseo.

- ¡Oh por Dios! –lo reconocí al instante, era él, lo sabía pues jamás podría olvidar la voz ronca y sedosa que me había enamorado, pero ¿qué hacía aquí?

Fue en ese momento en que me empezó a importar que había pasado, por qué sentía dolor, por qué los ruidos, el tubo en mi garganta, los llantos, mi cansancio. Y como si de un golpe se tratara lo recordé, el día entero en la biblioteca, el fastidio de las chicas, mi conversación con Edward, luego Jessica y mi accidente, el cual al parecer no había salido bien.

- Edward espera –eso había sido un grito de Alice, ¿A dónde iba Edward, por qué se alejaba de mi ahora que lo necesitaba? Me comencé a desesperar, quería salir de ahí, ponerme de pie y seguirlo, decirle que estaba bien, que volviera por mí, pero mi cuerpo no quería responder.

Ahora todo si me importaba ¡Santo Cielo! Había estado a solo unos segundos de entregarme a la muerte y no me había importado nadie, ni mis padres, ni Edward. Había sido una egoísta ¿En qué estaba pensando?

- Vamos Bella –dijo la voz del doctor Carlisle, ahora lo reconocía, había sido él quien momentos antes me había hablado. Luego sentí un fuerte dolor en el pecho y otro gemido de dolor.

Era mi padre, le estaba causando más dolor a mi padre del que yo sentía en ese momento. Quería reaccionar, pero mi corazón no quería latir ¿Qué debo hacer?

En ese momento miles de imágenes acudieron a mi mente, mis padres Renné y Charlie sonriendo a mi lado, el día en que conocí a Alice y los Cullen, una encantadora familia. Cuando vi a Edward por primera vez y cuando habíamos quedado esa tarde para salir juntos el día del baile. De algún modo todas aquellas imágenes, lograron que mi corazón comenzara a sentir, querer despertar, querer latir y luego de otro nuevo golpe en el pecho, mi pulso dio respuesta y mi corazón dio el permiso para latir.

Escuché voces aliviadas, pero aún no era capaz de moverme, quizás tomaría tiempo y estaba completamente segura que Alice le dirá a Edward que yo me encontraba bien. Sentí como una mano encerraba la mía, algo temblorosa y después un cálido beso.

- No vuelvas a asustarme de ese modo cielo –era mi padre, podía escucharlo más claramente y noté enseguida que estaba llorando, por mi culpa- no podría soportar que me dejaras Bella, no nuevamente –jamás lo haría, lo amaba demasiado como para hacerlo, había sido tan egoísta.

- Vamos Charlie, te invito un café, Bella estará bien, si todo sigue así en pocas horas despertará –Carlisle logró llevarse a mi padre y yo me sentí rodeada por el silencio.

No sé cuanto tiempo me mantuve así, tratando de mandar señales a mi cuerpo para que este reaccionara, pero me ignorada. Tenía miedo de dormir, pues si lo hacía cabía la posibilidad de que nunca despertara, pero vencida por el cansancio, me dormí.

- Está abriendo los ojos Emmett –la voz de Alice me sobresaltó y me hizo dar cuenta que mi cuerpo al fin había reaccionado, ahora vería como nos iba hablando.

- Alice –logré articular solo en un susurró.

- ¡Dios! Bella que susto nos has dado ¿Cómo estás, te sientes bien? –me extrañó el hecho de que solo hubieran dos de los Cullen y no Edward, temía preguntar, tal vez ese día había sido solo un sueño y nunca le interesé ¿Por qué lo haría ahora?

- Porque no es idiota –dijo mi subconsciente- vamos pregunta por él.

- ¿Dónde está Edward? –dije aún incómoda, pero esta vez con menos dolor que la vez anterior.

- Él está en casa Bella, no quiere venir pues no nos cree cuando le decimos que estás bien, dice que solo queremos sacarlo de su habitación, él… -Alice se mantuvo en silencio y desvió la mirada, supe que no sería capaz de continuar, así que buscando alguna respuesta miré a Emmett.

- Edward cree que estás muerta Bella –puso una mano sobre el hombro de su hermana y continuó- hace dos días, cuando ocurrió el accidente, llegó justo en el momento en que nuestro padre trataba que tu corazón respondiera, no esperó, so quiso respuestas, ni siquiera a nuestra madre escucha –desvié la mirada y noté muchas flores que adornaban mi habitación con pequeñas notas en ellas, suponía que muchas debían desear mi pronta recuperación, que me aliviara y que mi estadía fuera llevadera, pero sabía que ninguna era de Edward.

Ninguna flor tendría un papel con una pulcra y delicada caligrafía, que yo suponía él tenía, ninguna tenía aquella dedicación que él le hubiera puesto al hacer la nota y ninguna sería recibida como lo sería un arreglo de él.

- Se ha pasado estos días encerrado en su habitación tocando el piano, no deja entrar a nadie, está tan cegado en que todo el mundo le miente. Intentamos obligarte a que te vea, pero fue imposible, simplemente imposible –Alice querer disculparse por la actitud de Edward, pero yo lo encontraba normal, si la situación hubiera sido al revés, yo estaría igual o peor que él.

Luego de pasar meses esperando por algo, por alguien a quien anhelaba y luego por un simple accidente del cual no se hallaban culpables, querría que el mundo me dejara en paz y maldecir al destino.

(Edward)

Corrí, corrí y corrí. No sabía hacia donde iba, solo quería alejarme de aquel lugar, dejar libre aquella pena que sentía correr en mi corazón. ¿Para qué la vida nos entregaba aquellos maravillosos momentos si luego con solo una par de segundos nos lo arrebataba con tal descaro que nos dejaba sin palabras que decir?

Odiaba esta situación, el no haber sido más valiente y acercarme a ella mucho antes, odiaba los bailes, los deportes, los coches, las chicas idiotas que me habían obligado a ser un idiota. Cuando tomé conciencia de que había dejado de correr, noté que me hallaba fuera del cine. Allí se dirigían mis planes en dos semanas más, pues lo planes aún seguían en pie le había dicho que iría y eso es lo que haría.

Caminé a casa, quería dormir y dejar pasar este día, pero tal como horas antes, Alice estaba en mi cama, la ignoré, tomé mi pijama y entré al baño, me cambié solo guiado por la fuerza de la costumbre y entré en mi cama, con Alice aún ahí.

- ¿Dónde fuiste? –preguntó ella con su suave voz sin alterarse ni un poco. Como desearía tener esa capacidad para poder controlar a la perfección sus sentimientos- te seguí, pero al poco tiempo ya te había perdido.

- ¿Por qué me dijiste que estábamos destinados a estar juntos? ¿Por qué me mentiste Alice? ¿Por qué jugar con algo así? ¿Por qué no pude ser más valiente y acercarme el día que llegó, conocerla y decirle lo que había comenzado a sentir por ella? –con cada pregunta me fui acercando cada vez más a mi hermana, hasta colocarme en su regazo y abrazarla- ¿por qué esperé tanto? Si tenía más que claro que me había enamorado. La ignoré por meses, me volvía loco cuando la veía con otros chicos y yo no hacía nada ¿Por qué fui tan idiota?

- La vida es un juego Edward y en esta vida solo somos marionetas que un pequeño niño maneja –mientras ella hablaba me acariciaba el cabello con suavidad- pero aquel niño nos coloca pruebas y Bella fue capaz de pasarla, ella está bien Edward, solo debe descansar, ya verá como después de dos semanas irán al cine juntos.

Sonreí ante las palabras de mi hermana, ella solía decirme ese tipo de palaras para hacerme sentir mejor, pero en este momento era imposible, nada me haría sentir de nuevo como antes, yo sabía lo que había visto, Bella me había dejado y no volvería solo porque Alice dijera que estaba bien. De algún modo para ella esto era simple, hacerme creer algo para luego inventar otra escusa ¿cuál era la idea? Si de todos modos ella no volvería a estar a mi lado.

Al poco Alice me dejó solo, alegando que era un testarudo u que no era capaz de ver la realidad ¿qué realidad? Si desde el momento en que Bella dejó este mundo, todo dejó de ser real y pasó a sr solo un tormento insuperable. No fui al colegio durante los siguientes días ¿para qué? Si para tener que soportar un asiento vacío en el laboratorio de biología o la silla abandonada en la biblioteca, no era necesario ir al colegio para saber esas cosas.

Alice venía todos los días a mi cuarto para decirme que Bella estaba mejor, claro que estaba mejor, en donde estaba ahora, cualquiera estaría mejor. Tenía claro que se había realizado su funeral, pero no había querido ir ¿con qué motivo? Si para sentirme cada vez más por lo idiota que había sido, solo bastaba mirarme al espejo para insultarme todo el día.

Le pregunté a mi madre como había sido, pero ella solo fue capaz de mirarme con pena y salir llorando de mi habitación. Era comprensible, mi madre había querido mucho a Bella.

- ¿Qué pretendes con todo esto ¿ -me gritó un día Emmett cuando intentó llevarme a ver a Bella,. Que supuestamente estaba en el hospital preguntando por mí, era la segunda vez que lo intentaba, sin éxito- lo único que logras es que todos te crean un loco, mi madre está preocupada y mi padre está pensando seriamente en medicarte ¿es eso lo que quieres?

- Si eso me hace olvidar el dolor que siente mi corazón, pues estoy mas que dispuesto a aceptar que me mediquen –le dije con una sonrisa sin vida- que me haga olvidar lo idiota que fui al no decirla Bella cuanto la amaba en el momento en que estaba con vida, ahora es demasiado tarde, como siempre en cada decisión que tomo.

- Pero por Dios Santo Edward ¿qué debemos decirte para que nos creas que Bella está viva?

- Claro que Bella está viva, en el recuerdo de cada uno de nosotros, es imposible olvidarla.

- No tienes remedio –mi hermano dio media vuelta y salió, yo simplemente seguí frente a mi piano escribiendo aquella canción que un día había pensado hacer para ella y regalársela, ya no sería tarde, ella aún así la escucharía.

Los días pasaban y la preocupación de mi familia se hacía menos notoria, quizás ya habían entendido finalmente que debía terminar esta canción para mi Bella, ellos solo asentían a escuchar esto. Al día siguiente tenía que ir al cine, si lo había prometido y así lo cumpliría.

- Mañana dan de alta a Bella –dijo Alice sin entender a que se refería- ¿Irás con nosotros a buscarla Edward?

- No, debo tocar la canción para Bella y luego ir a l cine, le prometí que iría y aunque sea la última cosa que le cumpliré –le sonreí a mi hermana.

- Mañana te llevarás una gran sorpresa que dejarás de comportarte como un idiota, tendrás que pedirle una gran disculpa a nuestra madre por tenerla así de preocupada, ella no se lo merece, mañana te darás cuenta a no tomar decisiones antes de aclarar bien la situación, espero que mañana Bella te de una bofetada que te saque de este estado estúpido en el que te encuentras –tenía razón, mi madre debía estar preocupada, pero ella entendería que debía hacer esto por Bella.

Aquella noche no dormí, pues finalmente había terminado mi canción y debía ensayarla para que se escuchara a la perfección, antes de tocarla para ella y luego ir con calma al cine, cinco películas seguidas me esperaban.

Me duché tranquilamente, me vestí como había planeado hacerlo a la cita con Bella y me senté frente al piano, cerré mis ojos y miré al cielo, era la hora.

- ¿No esperarás a que esté lista para escuchar mi canción? –dijo una voz. Sabía perfectamente a quien pertenecía, solo pude sonreír- después de todo es para mí ¿no?

- Claro –dije rápidamente sin abrir mis ojos- es solo que no creí que bajaras a escuchar tu canción, no sabía que dejaban bajar a los ángeles.

- Los ángeles vuelan a ver a otros ángeles ¿no piensas abrir los ojos y verme Edward?

- Temo que si los abro, deje de escucharte.

- ¿Y no has pensado que si los bares además de escucharme, podrás verme? –justo en ese momento sentí una mano sobre mi hombro y un suave olor a fresas se coló por mi nariz- abre los ojos y mírame.

Tarde unos segundos en obedecer, de verdad tenía mucho temor, nunca había visto un ángel y si ahora yo no podría escucharla, me sentiría aún más mal de lo que ya estaba. Pero aún así lo hice lentamente, abrí los ojos y la imagen de bella apareció frente a mí. Era hermosa como un ángel, pero no tenía aspecto de uno, era diferente, un yeso rodeando su brazo y un parche sobre su frente me hizo arrugar el ceño. No entendía nada.

- ¿Por qué no le creíste a nadie que yo había salido bien de aquel accidente, por qué no escuchaste a nadie Edward? –lo primero que sentí fue un tímido latido que mi corazón hacía en ese instante y luego lo comprendí todo.

Todo aquello que no quise aceptar, por temor a un estúpido miedo al rechazo, a la realidad, a no saber aceptar la felicidad y como castigo a mi falta de valentía y decisión. Me coloqué de pie con calma. Miré hacia la puerta y los vi a todos con rostros entre divertidos y enfadados, les debía una gran disculpa, Alice tenía razón, debía pedir perdón y necesitaba una bofetada de parte de Bella. Volví mi vista hacia ella y solo la abracé.

- Lo siento –dije finalmente, justo en el momento en que mi corazón comenzaba a latir mucho más rápido, lo que un día había sido un corazón sin vida, ahora derrochaba vida por cada uno de mis poros- es solo que no entiendo- agregué levantando mi mano y llevándola con cuidado hasta su frente. Toqué la herida o más bien el parche y noté que era real tal como sus mejillas, sus labios, su cuello, su hombro y finalmente su hermosa mano- eres real –le comenté.

- Claro que soy real Edward, lo único que no ha sido real ha sido ese estado en el que entraste hace dos semanas ¿Qué pensabas Edward? ¿Qué pasaba por tu mente que hiciste preocupar a toda tu familia? –su rostro era calmado, pero se notaba en el cierto reproche que solo iba dedicado a mí y eso me alegró.

Mi corazón se cerró cuando te vi luchando por tu vida –la empujé de una mano para que así se sentara junto a mí en el banco de mi piano- y luego de alguna manera, no lo quise aceptar o quizás no lo merecía –sonreí aceptando eso al ver el rostro confundido de Bella- estuve tanto tiempo decidiéndome si decirte o no aquello que estaba sintiendo por ti y luego cuando aceptaste salir conmigo la felicidad llegó tan rápido y así como llegó se fue, quizás el destino decidió que no lo merecía, por ser un cobarde y no actuar antes –miré hacia la puerta y noté que mi familia se había ido dejándonos solos- y así, con eso me quedé, luego simplemente no quise aceptar nada, no merecía coas buenas, por lo tanto no te merecía –Bella me sonrió con tristeza, pero aquella pena solo iba dirigida a aquellas dos semanas en las que había estado con esa idea tonta en mi cabeza. Me acaricio el rostro con una suavidad tal que solo pude tomar su mano y presionarla más a mi rostro para perder su tacto.

- ¿Y ahora qué crees que es lo que mereces? –me preguntó.

- Un bofetada de tu parte para dejar tranquila a Alice –comenté sonriendo- luego tu perdón por haber sido un idiota, que después escuches la canción que compuse para ti y más tarde me acompañes al cine, tal como habíamos planeado.

- Lo primero creo que no seré capaz de cumplir, tal vez tu hermana esté feliz de hacerlo por mí, después te doy mi perdón eterno si prometes nunca volver a decir que no mereces algo en la vida –eso lo dijo pegando un suave golpe en mi brazo- y lo siguiente estoy más que dispuesta a cumplir.

Sin decir más palabras me volví hacia mi piano y comencé a tocar aquel nana que había hecho para ella. Mis dedos se controlaban solos, parecían dueños de cada tecla y querían lucirse frente a ella, demostrando de esta manera cuanto sentimiento había en cada nota y todo era para ella, para la chica que más estragos había causado a mi corazón, Bella Swan.

Cuando terminé noté que había cerrado mis ojos, solo los abrí cuando sentí un suave beso en mi mejilla, la observé con cariño, con deseos de besarla, pero reteniéndome al instante, me había demorado demasiado en actuar, pero tampoco era un idiota para lanzarme sobre ella.

- Eso ha sido hermoso –dijo finalmente- muchas gracias.

- Es lo mínimo que puedo hacer por ti –tomé su mano y me puse de pie- creo que es hora de ir partiendo si queremos ver la maratón de películas.

- Vamos –dijo emocionada- eso no me lo pierdo por nada, eso sí, esta vez conduces tu –no pude evitar sonreír con ganas, Bella producía demasiadas cosas en mí. Toqué levemente mi pecho y pude sentir muy rápido los Pálpitos del Corazón.

------------------------------------------------------Pálpitos delCorazón--------------------------------------------------

Solo un aviso que va con todo mi corazón, después de este capítulo no hay más, es que solo creo que me gustaría que lo que viene quedara para la creatividad de cada una y no algo que yo les imponga como final de la historia, espero de todo corazón que lo comprendan.

Ya saben como malcriar a alguien como yo.

Con cariño, Philana.