Disclaimer: ¡He decidido que Inuyasha me pertenece!... bueno, me pertenece en el sentido de que, eh… que-que- ¡VALE, NO ME PERTENECE! —gemidos y llantos en un rincón oscuro mientras Rumiko-san se ríe maníacamente de mi dolor y miseria—

Título: Te Desafío

Resumen: Kagome y sus amigos (incluyendo a su peor enemigo Inuyasha) están jugando a "Te desafío". Si Kagome rechaza el desafío de Inuyasha, tendrá que dormir con él. Pero cuando Inuyasha desafía a Kagome a casarse con él... el infierno entra en erupción. InuKag.

Dedicatoria: ¡Kiari-chan! ¡TE QUIERO!

Edades: Kagome: 24, Inuyasha: 26, Muteki: 3

Género: Romance/Humour

Nota de la traductora: los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom.

Capítulo 30: Una Última Ronda de "Te Desafío"


Por fin, todo volvía a la normalidad.


En el viaje en coche al hospital, una intensa conversación surgió entre Inuyasha y Kikyo para aclarar algunas cosas que se habían perdido en la niebla de los últimos cuatro años. Empezó simple, con una pregunta simple.

— ¿Qué pasó entre tú y Ryuukotsusei? —había preguntado Inuyasha mientras conducía despacio hacia el hospital. Estaba preocupado por Kagome, pero ella estaba en el hospital y Muteki estaba durmiendo sonoramente en el asiento trasero y no quería despertar a su aterrado hijo.

—Me retuvo en una jaula, lo golpeé, me liberé y lo encerré —replicó Kikyo con un encogimiento de hombros.

—Debe de haber pasado mucho más —murmuró Inuyasha mientras Kikyo le echaba un vistazo a Muteki.

—Sí bueno —Kikyo puso los ojos en blanco—. Tuve un hijo con ese culo bueno para nada.

Inuyasha arqueó una ceja.

— ¿Hijo? Kikyo, ¡eres estéril!

—Sí, ¿y? —Kikyo le sonrió. Inuyasha arqueó una ceja.

— ¿Entonces cómo demonios tuvisteis un hijo?

Kikyo puso los ojos en blanco.

—Escucha, viste documentos que certificaban que yo era estéril, ¿cierto? —preguntó Kikyo.

Inuyasha asintió.

— ¿Dónde encontraste esos papeles? —Kikyo sonrió.

Inuyasha parpadeó unas cuantas veces.

—Los encontré en tu taquilla hace cuatro años.

Kikyo asintió.

—No sabías toda la historia.

— ¿Historia? ¿Más historia? ¿Qué demonios tenéis con la historia? ¡Tú y Kagome, ambas, historia esto, historia aquello! —Kikyo puso los ojos en blanco ante la declaración de Inuyasha.

—Iba a tener un matrimonio concertado…

Inuyasha interrumpió a Kikyo.

— ¿Qué demonios os pasa a los Higurashi? ¡Matrimonios concertados delante, atrás y en el centro!

—Funcionamos de esa forma, sí, así que iba a tener un matrimonio concertado y mi madre lo quería. A mi padre no le gustaba él, pero mi madre era un poco bastante controladora. Así que mi padre me sacó un día y consiguió documentos falsos que certificaban que era estéril. Se los enseñó a mi madre y ella se puso —Kikyo puso cara rara e Inuyasha se burló-, y mi padre dijo que hasta que encontrara a un hombre al que amara, les debería decir a todos que era estéril para que no se difundieran rumores.

Inuyasha puso los ojos en blanco.

— ¿Puedes conseguir a algún gay?

—Pregúntale a mi padre… —Kikyo suspiró—. Estaba tan concentrado en conseguir que me casara por amor, sobrepasé mis límites y… ¿lo lié todo?

— ¿Así que tuviste sexo con Ryuukotsusei?

—No, estaba borracha y se aprovechó de mí, ese gay hijo de puta.

—Y dejaste a Ken con él…

—No pensé estar preparada para la maternidad. Enviaba dinero cada mes, pero ese idiota lo usó en cerveza.

Inuyasha hizo una mueca de dolor.

—Eso apesta —Kikyo volvió a mirar a Muteki, pero él no les estaba prestando atención, y Kikyo estaba encantada. No quería que el niño escuchara jurar a su prima segunda y a su padre, eso haría sonrojar a un marinero.

—También tenemos que llevar a Muteki al hospital para que lo examinen —susurró Kikyo en voz baja.

—Hmm —Inuyasha asintió mientras seguía conduciendo.


¡Ora, Kagome! —un joven Inuyasha llamó a una chica que se estaba columpiando en el parque. Eran jóvenes, estaban a principios de la adolescencia e Inuyasha y Kagome habían salido juntos porque sí, mientras Sango y Miroku cuidaban de Kohaku.

¿Sí? —chilló mientras se columpiaba más alto. Inuyasha se sentó en el columpio que estaba a su lado.

¿Te diviertes?

Un montón —Kagome sonrió al ir más alto.

No das ido por encima de la barra —Inuyasha sonrió desdeñosamente.

¡Te apuesto a que puedo! —Kagome sonrió.

Eh que, ¡seguro que ni siquiera puedes ir sin manos!

¡MIRA! —rugió Kagome al soltar las cadenas de metal. Sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando el columpio estuvo fuera de control.

¡INUYASHA! —chilló mientras caía. Inuyasha se lanzó hacia ella y la cogió antes de que cayera en la gravilla del suelo.

Kagome estaba jadeando pesadamente mientras Inuyasha apartaba un poco de flequillo de su cara.

Ari-arigato… —susurró Kagome mientras Inuyasha la abrazaba fuertemente, ambos seguían en el suelo.

Siempre estaré aquí Kago-chan —susurró—, para cogerte cuando caigas.

Kagome cerró los ojos.

Sé que lo harás —murmuró mientras lo abrazaba aún más fuerte.

Inu-kun.


Inuyasha parpadeó unas cuantas veces para encontrarse con que estaba en el hospital. Cómo su subconsciente le había llevado hasta allí estaba más allá de él. Kikyo salió del coche y le desabrochó el cinturón a Muteki.

—Vamos, niño.

— ¿Adónde? —preguntó Muteki inocentemente.

—A ver a tu mami.


Kagome seguía en la sala de operaciones mientras Muteki, Kikyo e Inuyasha se hacían una revisión. Muteki salió primero con una piruleta de naranja en la boca, su padre salió minutos después. Kikyo aún se estaba haciendo análisis de sangre y ya se había hecho las radiografías.

— ¿Mi esposa está bien? —le preguntó Inuyasha a la enfermera por encima del mostrador.

— ¿Nombre?

—Takahashi, Kagome —dijo Inuyasha mientras cogía a su hijo en brazos y lo sujetaba fuertemente.

—Todavía está en la sala de operaciones señor —dijo la enfermera a modo de disculpa—. Cuando terminen los doctores se lo haré saber.

Inuyasha asintió dando las gracias y volvió a la sala de espera para encontrarse a todo el grupo allí sentado, ocupando todas las sillas.

Souta, Shippo, Jii-chan y Korari estaban sentados en una esquina de la habitación. Paralelos a ellos estaban Sango, Rin, Riku y Sesshomaru. Miroku también estaba en el hospital, descansando al haberle disparado. En la sección opuesta a donde estaban sentados estaban los otros Higurashi, Aki Higurashi, el mayor de los hermanos Higurashi y los padres de Kikyo, Nikki y Hiro Higurashi, Hiro era el menor de los hermanos Higurashi.

Hayabusa, Hojo, Kouga, Ginta, Hakaku, Hojo, Ayame, Ayumi, Eri, y Yuka estaban dispersos por la sala de espera.

— ¡Muteki! —gritó Ayame al correr hacia Inuyasha. Korari y Sango salieron disparadas de sus sitios para ir a junto del pequeño. Sango abrazó a su ahijado por tanto tiempo como se le permitió antes de que Korari cogiera en brazos a su nieto.

— ¿Estás bien, cariño? —susurró Ayame mientras acariciaba la cabeza de Muteki mientras descansaba en brazos de su abuela.

—Estoy bien… ¿mami está bien? —preguntó Muteki—. ¿Y Tío Miroku?

—Están bien —Korari lloraba mientras abrazaba a su nieto. En ese preciso momento, salió el doctor con un sujetapapeles en la mano y se encaminó derecho hacia Inuyasha.

— ¿Es usted el marido? —preguntó.

—Sí —dijo mientras volvía a coger a Muteki en brazos.

—Su esposa está bien señor. Está en estado de inconsciencia, pero se volverá a despertar dentro de 24 horas. Sugiero que se vayan todos a casa, se refresquen y descansen un poco antes de volver mañana. Si quieren, dos de ustedes pueden quedarse aquí hasta que Takahashi-san se despierte.

—Inuyasha y yo nos quedaremos —Hayabusa tomó la palabra—. Sango, lleva a Muteki de vuelta a casa de su madre o de su padre. Inuyasha y yo nos quedaremos y vosotros volveréis por la mañana.

— ¿Qué hay de Miroku? —preguntó Sango.

—También nos quedaremos por él —Inuyasha asintió. Todos estuvieron de acuerdo y empezaron a irse uno por uno. Hiro y Nikki fueron a saludar a Inuyasha y a Kikyo. Kikyo estaba de pie detrás de Inuyasha, mirando fijamente a sus padres.

—Kikyo —Nikki se atragantó cuando Kikyo la abrazó fuertemente.

—Mamá —lloró Kikyo en el hombro de su madre. Hiro acarició la espalda de Kikyo mientras lo abrazaba fuertemente.

—Papá —murmuró.

— ¿Dónde está Ken? —preguntó Inuyasha de repente. Hiro miró a su hija, sabiendo el hecho de que tenía un hijo. Nikki por otra parte no lo sabía.

—Ken está en casa de su abuela —murmuró Kikyo—. Voy a conseguir un abogado para obtener su custodia. Ryuukotsusei no puede cuidarnos desde la cárcel.

— ¿Qué? —jadeó Nikki mientras agarraba los hombros de su hija—. ¿Qué has dicho?

Kikyo tragó saliva mientras Hiro rodeaba los hombros de su mujer con su brazo.

—Te lo explicaré más tarde. ¿Dónde está Naraku? —preguntó Hiro.

—En el infierno —escupió Kikyo y Hiro arqueó una ceja. Vio la mirada de "te lo explicaré más tarde" en la cara de su hija y asintió.

—Kikyo, ¿adónde vas a ir? —preguntó Inuyasha.

—Me quedo… —dijo Kikyo definitivamente.

—Pero, Falcon y yo nos quedamos —Inuyasha arqueó una ceja en dirección a Hayabusa que se encogió de hombros.

—No me importa. Me quedo. De alguna forma me quedaré —susurró Kikyo. Hayabusa e Inuyasha intercambiaron miradas de preocupación.

—Vuelve al Templo —susurró Inuyasha mientras posaba una mano en el hombro de Kikyo—. Asegúrate de que Muteki esté ahí. Lleva allí a Sango y a Ayame también. Asegúrate de que Kouga esté ahí. Quedaos todos en el Templo hasta que Kagome y yo volvamos, ¿vale?

Kikyo se sorbió los mocos sonoramente mientras asentía.

—Vale —cerró los ojos, las lágrimas amenazaban con derramarse.

Volvió la cabeza por sobre su hombro y compuso una sonrisa triste.

—Lo siento, Inuyasha. Díselo también a Kagome —susurró y se fue. Hayabusa miró a Inuyasha.

— ¿Sentirlo? ¿Por?

Inuyasha sonrió mientras miraba fijamente la espalda de Kikyo.

—Supongo que se ha acabado una vieja disputa —murmuró, dejando a Hayabusa un poco más confundido.

—Esperemos noticias de Kagome y Miroku —invitó Inuyasha.


Eran las doce y cuarto de la noche cuando el doctor sacudió a Inuyasha para despertarlo.

—Hmm… ¿qué? —dijo Inuyasha, incorporándose. Hayabusa se despertó atontadamente y parpadeó unas cuantas veces, mirando al doctor.

—Su esposa está despierta. Me dijeron que también están aquí por Miroku Lin, ¿verdad? Sigue en estado de sueño, pero está bien. Se despertará en una hora más o menos.

— ¿Podemos verla? —preguntó Hayabusa.

—Sí —el médico sonrió—, pueden entrar los dos —y el médico se dio la vuelta y se fue.

—Ve primero —le dijo Hayabusa a Inuyasha. Le sonrió agradecido y entró en la habitación de Kagome.


Inuyasha entró silenciosamente en la habitación de Kagome. Ella estaba sentada en la cama, mirando por la ventana. No se dio cuenta de que él estaba en la habitación y él no lo tendría de otra manera, se deslizó silenciosamente hacia su cama y acercó su cara a su oído.

—Te amo —murmuró. Kagome saltó y se dio la vuelta, sus ojos estaban muy abiertos.

—Inuyasha —respiró mientras rodeaba su torso con sus brazos. La abrazó fuertemente en respuesta, temiendo que si la dejaba ir, desaparecería para siempre.

—Gracias a Dios que estás bien —susurró—, todos estaban tan preocupados… nadie tanto como Muteki.

— ¿Cómo está? —murmuró Kagome.

—Está bien. Fue al Templo con Korari, Sango, Ayame, Kouga y Kikyo.

— ¿Cómo me encontraste…? —preguntó Kagome, bastante curiosa. Inuyasha sonrió.

—Cuando te abracé en la Caverna de la Cascada ese día, puse un localizador en la parte posterior de tu cuello, un radar de calor y con un ordenador en la empresa, Sesshomaru pudo localizarte.

Kagome asintió mientras se recostaba contra el cuerpo de Inuyasha.

—Cuando me disparó —murmuró—, en todo lo que pensé fue en ti… en ti y en Muteki… en cómo quería que fuéramos una familia, pero no pasaría. Pensé que iba a morir y estaba tan asustada… porque no volvería a abrazar otra vez a Muteki… por no poder volver a abrazarte —las lágrimas empezaron a deslizarse por su rostro en ese momento, pero no le importó.

—Siento tanto no haberte creído hace tantos años —se atragantó—. Siento haberte privado de tu hijo —lo abrazó más fuertemente—. Lo siento tanto.

—Shhh —la calmó Inuyasha mientras se sentaba a su lado, besándole la cabeza—, no lo sientas. Cometí un error —murmuró.

—Te amo —susurró—, nunca me dejes.

Inuyasha sonrió mientras la sostenía fuertemente.

—Siempre estaré aquí Kago-chan —susurró—, para cogerte cuando te caigas.

Kagome sonrió, recordando aquel viejo recuerdo.

—Sé que lo harás —murmuró al abrazarlo aún más fuerte.

—Inu-kun.


—TE VAS A CASAR EN TRES HORAS Y ¿AHORA ME DICES QUE TE ECHAS ATRÁS? —Rin le pegó a su cuñado en la cabeza, su gran vientre empujaba por salir de su vestido—. ¡ESPERASTE DURANTE CUATRO AÑOS PARA ESTE DÍA, ESCAPASTE DE LA MUERTE, ENCARCELASTE A NARAKU Y CUIDASTE DE MUTEKI Y DE KAGOME COMO PARA PONERTE NERVIOSO!

A Inuyasha se le cayó el sudor.

—Rin no estoy nervioso… sólo…

—Se está haciendo a la idea, oh de puta madre, me caso y me doy cuenta —Sesshomaru salió al rescate de su hermano.

— ¡Sí! Lo que ha dicho —dijo Inuyasha apuntando a su hermano.

Miroku, que se había recobrado enormemente del balazo que había recibido, se levantó y caminó hacia Inuyasha, sonriendo como un loco.

—Pero no deberías comportarte al estilo, oh de puta madre me voy a casar y me acabo de dar cuenta de mis pensamientos, querido amigo. Después de unirte a la señorita Kagome en sagrado matrimonio, tendrás derecho a meterle mano a sus atributos femeninos cada vez que quieras, si es en público o… —Miroku meneó las cejas—, no en público.

Rin persiguió a Miroku por toda la habitación.

— ¡PERVERTIDO, DESGRACIA PARA LA RAZA HUMANA! —chilló—. ¡CÓMO PUEDES SIQUIERA SUGERIR UN PENSAMIENTO TAN DESAGRADABLE!

—Aunque suena atractivo —Inuyasha le tomó el pelo a su cuñada.

— ¡INUYASHA! —sollozó Rin mientras se venía abajo y caía sobre sus rodillas. Sesshomaru empujó a su hermano y se precipitó al lado de su esposa.

—Shh, Rin tienes que verte presentable y atractiva para la boda de Inuyasha y de Kagome —la calmó Sesshomaru. Rin asintió.

—Tienes razón —y con un repentino cambio de humor se levantó como un superhéroe con su pose heroica—. ¡TENGO QUE VERME PRECIOSA EN ESTE DÍA TAN ESPERADO! ¡GUAY!

Cambios de humor, Sesshomaru meneó la cabeza. Inuyasha miró su reloj de pulsera y le sonrió a los dos chicos y a Rin.

—Quedan dos horas y media…


—Oh dios mío… Me voy a casar con él —susurró Kagome mientras se sentaba en la silla de la habitación designada para ella. Era 20 de enero, finalmente el día de su boda. Después del día en el hospital, Inuyasha los trasladó a su casa e implantó su dispositivo de seguridad.

— ¿Te imaginas? —Sango sonrió mientras ajustaba el velo de Kagome—. Por fin, Takahashi Kagome.

—Shh —murmuró Kagome, la emoción le hacía dar lo mejor de sí misma. Muteki estaba con Kohaku ya que Souta era parte de la ceremonia. Kagome le lanzó una mirada al reloj de pared cuando entró su Tío Aki.

— ¿Lista, cariño? —sonrió cálidamente. Kagome soltó una risita y se cogió del brazo de su tío.

—Lista, papá —le sonrió a su Tío que le guiñó un ojo. Desde la muerte de Akira, Aki había tomado el papel de padre en la familia de Kagome. No es que a Korari le importase, Aki cuidaba de Souta y de Kagome cada vez que necesitaban algo paternal.

La marcha nupcial empezó a sonar y todos se prepararon para la boda del siglo.


Inuyasha estaba delante, mirando fijamente a su novia y a Aki que caminaban por la alfombra roja. Le sonrió a Miroku, su testigo, y a Sesshomaru, su padrino. Kohaku estaba sentado con Muteki mientras veían la ceremonia.

— ¡MAMI GUAPA! —Muteki sonrió. Todos los de su alrededor se rieron y Kagome ladeó la cabeza en la dirección en la que estaba su hijo.

Finalmente, Kagome llegó a donde estaba Inuyasha. Besó la mejilla de su tío y él fue a sentarse al lado de su mujer que estaba al lado de Muteki.

Inuyasha y Kagome se miraron fijamente a los ojos, desplazando a los demás. Inuyasha sintió un ligero codazo y se estremeció.

— ¿Eh?

—Tus votos —el sacerdote sonrió mientras Inuyasha sonreía.

—Higurashi Kagome —Inuyasha sonrió—, sabes cuánto te quiero así que haré rápido mis votos, simples y cortos… pero profundos no obstante —todos sonrieron—. Prometo mantenerte a salvo de los malvados acosadores, mantenerte a salvo de disparos, mantenerte feliz en los días lluviosos y mantenerte… caliente en las noches frías.

Los ojos del sacerdote se abrieron desmesuradamente cuando oyó la última declaración y el tono juguetón que había detrás de ella.

—Pero sobre todo —Inuyasha estaba otra vez serio—, te amaré por tanto tiempo como —Inuyasha miró a su hijo—, Muteki sea nuestro hijo.

— ¡PARA SIEMPRE! —chilló Muteki y Kagome le guiñó un ojo a su hijo.

El sacerdote indujo a Kagome a que empezase.

—No puedo protegerte de los disparos —Kagome sonrió—, porque ese es tu trabajo. Pero prometo que cada vez que te disparen por protegerme, siempre estaré ahí para ayudarte con el dolor. Siempre te amaré, desde el fondo de mi corazón por tanto tiempo como Miroku siga siendo un lujurioso.

Miroku sonrió.

—Siempre estaré ahí —murmuró Inuyasha—, para cogerte cuando caigas.

—Sé que lo harás —susurró Kagome y todos se conmovieron hasta las lágrimas.

—Los anillos —ordenó el sacerdote. Sesshomaru le cogió los anillos a Souta y se los dio al sacerdote.

Todos contuvieron la respiración mientras se deslizaban los anillos.

—Ahora os declaro Marido y Mujer —antes de que el sacerdote dijera el tradicional puedes besar a la novia, Inuyasha ya estaba besando a Kagome.


—Una semana —se rió Miroku mientras todos se sentaban alrededor de la mesa del salón una semana después de la boda.

—Has estado casado una semana hombre, ¿qué se siente? —Hayabusa sonrió.

— ¡Oh dios! Kagome era mejor como novia —Inuyasha le guiñó un ojo a su mujer cuando ella le golpeó el brazo.

—Cállate, Takahashi —gruñó Kagome juguetonamente.

—Tengo una idea —Sango sonrió mientras sujetaba su bolso en alto—, ¿por qué no jugamos al juego que empezó todo esto?

Todos la miraron.

— ¿Qué? —preguntó Eri.

Sango sacó cartas azules y rosas y una botella de agua medio llena.

Todos sonrieron.

— ¡Te desafío! —dijeron todos riéndose.

—Se siguen aplicando las mismas reglas, no desafiar a concebir hijos y no desafiar a casarse unos con otros. Se niegan los resultados en una noche de sexo —Sango sonrió—. Kagome primero.

Kagome hizo girar la botella y se detuvo en Miroku. Kagome se rió mientras Miroku levantaba una carta.

—Sango —le guiñó un ojo—, Sango —meneó la cabeza—, quiero saber, de todos los chicos con los que estuviste… expuesta, quién te atrajo más.

—Se llama Te Desafío —Sango les guiñó un ojo a Kagome y a Hojo—, no Di la Verdad.

—Te desafío a que me digas la verdad —Miroku se rió.

—Ugh bien, tú —Sango sonrió mientras Miroku se reía.

—Qué derroche de desafío —Eri puso los ojos en blanco. Sango hizo girar la botella y se detuvo en Kagome. Kagome sonrió malévolamente mientras su mano se cernía sobre una carta. Le dio la vuelta y vio que era Inuyasha.

—Vale, querido —se rió—, te desafío a besar la mejilla de Miroku cada vez que digamos… —les guiñó un ojo a las chicas—. ¡QUESO!

—¿UVE DOBLE TE EFE? —Inuyasha se atragantó.

—¿Qué demonios… uve doble te efe? —Kagome arqueó una ceja.

—Abreviatura internacional para "what the fuck" —aclaró Inuyasha antes de fulminar a Kagome con la mirada—. ¡Ya me has hecho esto antes mujer!

—Sí bueno, pero en aquel momento odiaba de verdad el queso pero ahora me encanta el queso y todas sus bondades con sabor a queso.

—No voy a besarle —Inuyasha hizo un puchero y todos se rieron.

—Tienes que hacerlo… si te niegas —Kagome abrió los ojos desmesuradamente y todos estallaron en carcajadas—. ¿Tengo que acostarme contigo? —Inuyasha sonrió.

—Entonces me niego.

Kagome puso los ojos en blanco.

—Cerdo obsesionado con el sexo.

Sango puso los ojos en blanco.

—Tío —le dio un codazo a Ayame—. Esto es otra vez Te Desafío.

—Nah —Ayame sonrió mientras veía a chibi Inuyasha y a Kagome gritándose el uno al otro—, esto es incluso mejor.


Después de casi 9 meses con este fic, se acaba. Casi me da pena. Pero bueno, me ha gustado mucho traducirlo y contar con vuestro apoyo. Espero veros con los fics que estoy traduciendo ahora.

Muchísimas gracias por los reviews, 357, no está nada mal para ser el segundo fic largo que traduzco, jeje.

Bueno, os veo a la noche en la actualización de "Hundiéndome" y "La hanyou, el hanyou".