¡Hey! Ninguno de estos bellos personajes me pertenece… Son toditos de Rumiko-Sama

"Infatuation"

Temprano en la mañana el joven empresario Sesshomaru Taisho se dirigía como todos los días a su empresa. A pesar de su corta edad, a los veintitrés años era uno de los hombres más poderosos de Japón y por que no de todo el mundo. El era hijo único y como sus padres habían muerto en un extraño accidente había heredado todo lo que poseía. El joven multimillonario era dueño de una empresa automotriz muy importante, y con su inteligencia superior y su fría personalidad había logrado llegar a donde ningún otro empresario había llegado.

Pero no todo lo que es oro brilla… A pesar de poseer todo lo que el deseara había veces en las realmente se sentía muy solo. Eso lo irritaba y lo ponía de los mil demonios, pero jamás de los jamases reconocería ese sentimiento.

Todos los días era la misma aburrida rutina, iba al trabajo, estaba largas jornadas metido en su elegante, moderna y lujosa oficina, luego se iba acompañado de una que otra "amiga" a almorzar. Pero al regresar su humor era peor que antes y se encerraba de nuevo hasta la hora de salida.

Tranquilamente podría cambiar ese estilo de vida que llevaba, pues siendo multimillonario y tan guapo podría formar de una vez por todas familia. Pero no, era demasiado orgulloso como para pensar en esas cursilerías como el decía.

Los meses seguían pasando y otro año más así llegó. Ahora el joven magnate tenía veinticuatro años y lamentablemente para el seguía en la misma aburrida rutina.

Tan atascado estaba que a pesar de seguir triunfando en los negocios que olvidó por completo que tenía una vida…

Su humor era cada vez peor y nadie en la prestigiosa empresa quería pasar un día más bajo las exigencias de su frío jefe pero mantenían su trabajo porque la paga era muy buena y en esos días desperdiciar un empleo así era cosa de locos. Pero aunque la paga era muy buena… no todos podían soportar la presión de trabajar con ese sujeto tan frío como atractivo de extraños ojos dorados.

Desde hacía más de seis meses Sesshomaru no tenía una secretaria fija, lo cual era sumamente comprensible, como mucho las mujeres, no importaba de que edad, no duraban más de mes y medio. Aunque muchas de ellas iban solo a tratar de conquistar al empresario y ante la mínima insinuación o gesto cariñoso las despedía o simplemente las intimidaba tanto con su habitual frialdad que terminaban renunciando.

Era el mes de agosto cuando Sesshomaru tenía que viajar a Kyoto en tres semanas para concretar una importante reunión, su presencia era fundamental, pero el magnate no podía ir solo, si o si necesitaba de una secretaria que lo ayudara en todos los asuntos relacionados a las actividades que realizaría. El problema era que no conseguía una que lo acompañara, no por falta de aspirantes, sino porque el hombre no consideraba que ninguna de las mujeres estaba a la altura para cumplir con esas importantes obligaciones aunque la gran mayoría eran jóvenes egresadas de las mejores universidades y con los mejores promedios.

Los días seguían pasando y ya quedaba solo una semana y media para el importante compromiso y malhumorado magnate no conseguía "según el" la asistente adecuada.

A una semana del dichoso viaje Sesshomaru estaba en su lujosa oficina mirando la bella ciudad de Tokio por el enorme y amplio ventanal, cuando para su desagrado, un hombre algo bajito, delgado y con aspecto desgarbado pero con impecable traje entra a su oficina muy exaltado.

- Señor Sesshomaru, Señor Sesshomaru-. El hombre tomó una gran bocanada de aire y continuó ante la mirada indiferente de su jefe.- ¿Se da cuenta que solo falta semana y media para la reunión de Kyoto?-.

- Cálmate-. Dijo frío dejando a su empleado pasmado.

- Lo siento Señor Sesshomaru-.

- ¡Deja de disculparte Jaken y habla de una vez! -. Demandó calmada y fríamente con esa actitud tan detestable que no podían soportar por mucho tiempo sus empleados. Todos excepto Jaken quién ha estado a su servicio desde que sus padres murieron. Aunque Sesshomaru sentía un leve aprecio por Jaken nunca, este nunca lo iba a saber.

- Lo siento ¡Quise decir! Bueno… verá... Puseunavisoenelperiódico-. Sesshomaru solo lo observó, y con un imperceptible gesto le ordenó que se explicara inmediatamente.

- Lo que quise decir es que puse un aviso en el periódico-. Jaken empezó a sudar frío, la cara de su jefe, aunque no dijera mucho para las personas que no lo conocían tan bien como el, decía que estaba en graves problemas.

- Sigo sin comprender-.

- Como se acerca la semana de la junta en Kyoto y todavía no tiene secretaria… Pensé que debía escoger una cuanto antes… obviamente exigí los más completos curriculum y estudios-.

- Tú serás responsable-.

- ¿Disculpe?-. Jaken puso una cara muy graciosa de no haber comprendido muy bien lo que su jefe acababa de decir.

- La selección de la secretaria-.

- Pe…pe…pero señor-. Jaken se acababa de meter en un gran problema ¿Cómo haría para que la secretaria que el escogiera fuera del agrado de su jefe?

- Eso es todo Jaken. Quiero ver a mi nueva asistente a más tardar mañana-.

- De acuerdo Señor Sesshomaru-. Resignado, Jaken asintió jurándose a si mismo que trabajaría muy duro para lograr reclutar a la secretaria perfecta, así que haciendo una exagerada reverencia salió del despacho dejando a su jefe con su frialdad y malhumor.

Ya fuera de la oficina Jaken ordenó a un muchacho que le pasara todos los currículums de las jóvenes postulantes para empezar con la pre-selección y así comenzar desde ese momento a llamar a las más destacadas para empezar a evaluarlas en ese mismo instante. Ese día Jaken saldría muy tarde de trabajar, pero el no se quejaba ya que tenía un buen sueldo a pesar de todo.

Ya era muy de noche cuando Jaken terminó de entrevistar a la última joven para el puesto de secretaria del presidente y dueño de la empresa automotriz. Estaba muy cansado e indeciso. Si cometía un error su jefe lo pondría de patitas en la calle. Pero solo tenía esa noche para pensar, así que le rogó a todos lo Dioses que lo iluminaran para elegir a la mejor postulante, pero por el momento iría a su departamento a descansar y tal vez cuando despertara a la mañana siguiente el nombre de la elegida vendría rápidamente a su agotada mente.

Luego de una noche de mal dormir Jaken finalmente tenía bien en claro quién sería la secretaria de su "simpático" jefe, así que rápidamente se dio un buen y refrescante baño, se vistió más formal que de costumbre, desayunó y finalmente salió rumbo a la prestigiosa empresa Taisho.

Ya en la empresa Jaken se dirigió a su oficina no sin antes preguntar si el Señor Taisho ya había llegado. Y si, efectivamente el presidente de la corporación había llegado mucho antes de lo previsto, parecía que estaba muy impaciente. Jaken solo esperaba que la chica elegida fuera de su agrado, o aunque sea que la contratara hasta que pasara lo de aquella estresante reunión.

Sin perder más tiempo el cansado hombre llamó a la elegida para que se presentara de inmediato, la pobre nueva empleada tenía solo quince minutos para presentarse, de lo contrario quedaría inmediatamente despedida.

Cinco minutos antes de que la nueva secretaria llegara, Sesshomaru Taisho ordenó a Jaken a presentarse con urgencia a su oficina.

- Señor Sesshomaru-. Saludó con una reverencia y esperó a que el magnate hablara.

- Jaken ¿Tienes lista a la secretaria?-.

- Así es Señor-. Tragó saliva, ya que su empleador lo miraba muy fijamente y esas miradas eran muy intimidantes.

- No la veo-.

- Es que todavía no ha llegado-. Respondió, pero al ver el leve fruncimiento de ceño del señor Taisho agregó.- La he citado a las ocho de la mañana señor-. Sesshomaru siguió hablando como si nada.

- Cinco minutos Jaken-.

Pero antes de que alguien hablara nuevamente, una joven de no más de veinte años entró a la amplia oficina. Estaba impecablemente vestida con un atuendo formal, traía un pantalón negro ajustado al cuerpo pero no provocador, aunque eso era imposible. Una camisa blanca entallada y encima un saquito negro. Se veía muy hermosa. Pero lo que más llamaba su atención era su hermosa mirada azul, calida pero decidida. A simple vista no mostraba nerviosismo ni admiración. Sesshomaru se quedó sin habla ¿Qué hacía una niña en su oficina?

- ¿Quién eres tú?-. Preguntó altivo.

- Kagome Higurashi-. Respondió Jaken en lugar de la chica.- Ella es su nueva asistente-.

- Debes estar bromeando-. Miró despectivamente a Kagome y luego a Jaken.- Es solo una niña-.

A todo esto Kagome se enfureció.

- Discúlpeme señor pero yo no soy ninguna niña, tengo veinte años y soy muy capaz en todo lo que hago. Ahora si no me quiere aquí dígamelo ahora y fin del problema. Tanto como usted tengo muchas cosas que hacer y no puedo estar perdiendo mi tiempo-. Dijo Kagome dejando sin habla al presidente de la empresa automotriz.

- ¿Cómo dices?-. Exigió saber Sesshomaru. Nadie en toda su vida, le había hablado de esa manera.

Jaken empezaba a palidecer, ahora sí que estaba de patitas en la calle, en que lío se había metido.

- Así es señor Taisho, yo soy una persona que necesita trabajar y por lo tanto no puedo darme el lujo de perder mi tiempo ¿Comprende? Si no soy de su agrado o de utilidad para usted, con su permiso-. Ahora Kagome estaba a punto de irse y Sesshomaru por primera vez en su vida mostró en su cara lo desconcertado que estaba.

- Espera un momento-. Habló recuperando su frío temple.

- ¿Qué desea?-.

Jaken seguía entre medio de ellos cual estatua viviente.

- No he dicho que pudiera retirarse señorita Higurashi-. Ahora Jaken estaba al borde del colapso y Kagome estaba más que sorprendida.

- ¿Disculpe?-.

- Si piensas trabajar para mí deberás cumplir con todas las indicaciones que te de. De lo contrario considérate otra desempleada más-.

- ¿Acaso esta diciendo que me contrata como su secretaria?-. Los ojos de Kagome estaban muy brillantes. De verdad que necesitaba el empleo.

- Tu puesto estará aquí mismo, en minutos más tendrás todas las indicaciones que Jaken te dará. En una semana tendremos que ir a Kyoto por una muy importante reunión. Allí se decidirá si quedas efectiva o no-. Sesshomaru estaba desconcertado y furioso consigo mismo ¿Cómo era posible que contratara a esa mocosa cuando osaba a enfrentarlo de esa manera?

- De acuerdo. Esperaré las indicaciones entonces-.

- ¡Jaken!-. Llamó Sesshomaru, el hombre a estas alturas estaba apoyado contra el gran ventanal y estaba considerando seriamente el lanzarse de el ¿Qué le harían veinte metros de altura?

- ¡Si señor Sesshomaru!-. Gritó alarmado saliendo de su ensoñación.

- Explícale a Higurashi sus nuevas obligaciones, para cuando regrese quiero que sepa manejar todo lo indispensable ¿está claro?-. Ordenó con su clásica frialdad.

- De acuerdo Señor Sesshomaru-.

Y así un confundido y malhumorado peliplateado salió con rumbo desconocido. En cuanto este se fue Jaken explotó.

- ¿Cómo te atreves a hablarle al jefe así? ¿Acaso no querías este empleo?-. Jaken estaba histérico.

- Por que quería y necesito este empleo actué así-. Dijo simplemente Kagome dejando al hombre conmocionado. Ya no se preocuparía más por ese día así que sin decir más palabras al respecto decidió explicarle con sumo cuidado las obligaciones que la muchacha tendría a partir de ese momento.

Cuando Kagome por fin comprendió todas sus obligaciones, se dispuso inmediatamente a ponerlas en práctica. Atendió llamadas de suma importancia, organizó agendas y eventos. Para cuando terminó de ponerse al día ya eran las tres de la tarde, y su "simpático" jefe no había vuelto.

Kagome se había salteado el almuerzo para tener su trabajo impecable y como consecuencia se estaba sintiendo fatal, además del estrés que le causo la primera entrevista con su jefe. Ahora se dirigía al baño a retocarse el maquillaje para que no se notara su palidez.

Frente al espejo suspiró y por primera vez sacó todas sus emociones, una lágrima rodó por su mejilla, de verdad que necesitaba el empleo. Estaba muy feliz y contrariada a la vez. Ella ya había escuchado los rumores de que clase de jefe es Sesshomaru Taisho y si no fuera por su necesidad en su vida se hubiese enfrentado a un hombre como el. Lo que no comprendía era como rayos había conseguido el empleo. Lo único que no le gustaba era que tendría que viajar a Kyoto, pero bueno la paga era muy buena y eso era lo que en esos momentos necesitaba. El bendito y maldito dinero.

Ya eran las cinco de la tarde y Kagome estaba a punto de irse a casa, sus labores habían terminado. Estaba saliendo cuando le avisaron que Sesshomaru la solicitaba en la oficina, así que fue inmediatamente para no hacerlo esperar.

- Señor Taisho ¿Qué se le ofrece?-.

- Has demostrado muy buenas habilidades Higurashi-. Kagome no esperaba ese halago.

- Muchas gracias señor, pero yo solo hice lo que se me encomendó. No fue nada difícil-.

- Eso es todo puedes retirarte-. Ahora si que Kagome no entendía nada. Sin embargo se fue rumbo a su hogar, estaba cansada y hambrienta.

Los días siguieron pasando y finalmente tuvieron que viajar a Kyoto, y se quedarían por dos días. En cuanto llegaron tuvieron que hacer diligencias por todos lados. Kagome se encargaba de organizar las reuniones y los horarios, también tenía que ayudar a su jefe con los contratos. Esos días estuvieron trabajando arduamente, sin contar que la semana previa al viaje para Kagome fue todo un caos ya que recién se había incorporado a la empresa y tenía mucho que organizar.

Finalmente había pasado la pesadilla de las reuniones y Kagome estaba descansando en su suite, habían sido los dos días más largos de su vida. Pero su preciado y ansiado descanso había sido interrumpido cuando llamaron a su puerta.

- Y eso que colgué el letrero de no molestar-. Pensaba la cansada secretaria.

- Disculpe señorita Higurashi, en recepción ordenaron que se le entregara esto-. El joven dejo un gran paquete en los brazos de Kagome y se retiró sin que ella pudiera rechazarlo.

- ¿Y esto que será?-. Se preguntó en voz alta. No tenía conocidos en Kyoto. Al abrir la caja se quedó de piedra, dentro de ella había un costosísimo vestido de raso con piedras preciosas incrustadas de color verde pastel y zapatos de tacón a juego, el atuendo era una belleza y era perfecto para ella, pero… ¿quién le enviaba todo eso?

La respuesta llegó cuando saco el vestido strapless de la caja.

- ¿Sesshomaru Taisho?-. Grito desconcertada, si apenas y habían hablado a no ser que fueran asuntos de negocios. Comenzó a leer la tarjeta que había caído.

"Higurashi, dirígete al lobby del hotel, te esperaré a las diez en punto. Se puntual.

Sesshomaru."

- ¿Y ahora que se cree para ordenarme? Estoy muerta-. Refunfuñaba dejándose caer en la cómoda cama. A penas eran las ocho de la noche pero esos dos días habían consumido su energía. Sin embargo fue a bañarse para bajar a ver que era lo que quería su molesto jefe.

Tardó lo que toda mujer, así que solo le quedaban diez minutos para bajar y todavía no se había maquillado. Así que se apresuró para terminar cinco minutos antes. Cabe aclarar que su humor era de lo peor.

A las diez en punto bajó al lobby, y allí se encontraba de impecable traje italiano Sesshomaru Taisho. Se veía muy guapo lo reconocía pero no más guapo que su amado. En ese momento una triste sonrisa oscureció su radiante rostro. Gesto que Sesshomaru notó al instante.

- Estas preciosa-. Dijo sin poder evitarlo.

- Gracias-. Kagome no se había sonrojado como el magnate esperaba. Eso lo hizo fruncir poco el ceño.- Señor Taisho… ¿A dónde tenemos que ir?-.

- Espera y verás.-

Ambos salieron y subieron a una lujosa limusina. Ninguno decía nada, estaban en completo silencio.

La limusina comenzó a ir más lento hasta que frenaron. Kagome se asomó a la ventanilla a observar en donde estaban. Ella estaba convencida que tenían una fiesta de presentación por el nuevo automóvil que saldría pronto a la venta y que empezaría a la producción allí en Kyoto. Pero al darse cuenta que estaban en la entrada de un hermoso restaurante quedó muy confundida.

- Hemos llegado-.

- ¿En donde estamos?-. Preguntó un poco desconfiada.

- Vamos a cenar-.

- ¿Con quien?-. Siguió con su cuestionario.

- Solo los dos-. Contesto calmadamente Sesshomaru.- ¿Terminaste con el cuestionario?-.

- Oiga espere señor Taisho-. Pero el arrogante hombre ya le estaba tomando la mano para entrar en el lujoso lugar.

Entraron y un joven mesero los llevó a una mesa reservada para el magnate. Tenía una vista muy linda, pero Kagome empezaba a preocuparse. No quría estar allí quería descansar para regresar a Tokio. Extrañaba mucho a su prometido, de veras que lo extrañaba.

- ¿No te gusta este lugar?-. Quiso saber Sesshomaru al ver a Kagome tan ausente.

- No es eso. ¿Qué es lo que hacemos aquí exactamente?-.

- Vinimos a cenar-.

- Pero señor Taisho yo en verdad no me siento bien. Estoy muy cansada y tengo que regresar a Tokio pronto-.

Sesshomaru no esperaba una respuesta así, se enfureció tanto que parecía que saldría fuego por sus ojos.

- Dije que cenaríamos Higurashi-.

- De acuerdo señor Taisho, pero en cuanto acabe la cena me iré a descansar-. Kagome no tenía ganas de discutir con el.

Sesshomaru no dijo nada más. Pronto llegó un amable mesero que al parecer había quedado prendado de la belleza de Kagome y mientras ellos pedían la orden el joven no dejó de mirarla, pero ese descaro por parte del empleado no fue pasado por alto por el empresario.

- ¿Se les ofrece algo más?-. Pregunto cordialmente.

- Eso es todo-. Gruño Sesshomaru. Kagome que estaba ajena a todo eso solo esperaba que terminaran de cenar rápido para poder irse a descansar.

Cenaron tranquilamente, Sesshomaru todo el tiempo intentaba llamar la atención de Kagome hablándole de cosas triviales, pero la chica contestaba con monosílabos. Finalmente terminaron de cenar y Kagome se excusó para retirarse, pero Sesshomaru le tomo la mano pidiéndole que se quedara unos momentos más. Kagome empezaba a preocuparse por las actitudes de Sesshomaru hacia ella, pero no quería perder su empleo al menos no en ese momento. Tenía que juntar un poco más de dinero.

- Quédate unos momentos más-.

- Está bien, solo unos momentos-. Dijo Kagome suspirando resignada. Esta vez trato de hablar un poco más pero la verdad es que estaba muy aburrida y con mucho sueño.

- Lo siento mucho señor Taisho, pero es necesario que descanse de lo contrario mañana no serviré para nada-. Finalmente después de veinte minutos había decidido irse y esta vez nadie se lo impediría.

- De acuerdo, te llevaré-.

- Muchas gracias-.

Al llegar al hotel subieron, pues las habitaciones de ambos estaban en el mismo piso. Al llegar a la puerta de la suite de Kagome Sesshomaru sin previo aviso la tomó de la cintura y la besó. Kagome no se esperaba eso, así que se soltó bruscamente de el y comenzó a llorar.

- ¿Cómo se atreve?-. Gritó exigiendo una explicación.

- Eres hermosa y tenía ganas de besarte, es todo-.

- ¿Cómo se atreve? Usted no es nadie para tratarme así-.

- Tú serás para mí-. Y sin darle tiempo a Kagome a replicarle nada más se fue furioso dejándola consternada.

- Lo siento tanto Inuyasha. Juro que yo no quería, lo siento-. Y sin más se fue a su recámara a pensar en lo sucedido recién, tenía mucho que pensar después de eso dudaba que siguiera con su empleo.

En tanto en la suite del magnate…

- ¿Qué diablos acabo de hacer?-. Pensaba furioso. Nunca había sentido tantas ganas de besar a alguien como había sucedido con su secretaria. No se arrepentía pero no le gustaba sentirse así.

-Esa mujer es hermosa y será mía-. Seguía pensando, desde la primera vez que se había enfrentado a el le pareció una mujer especial, pero ahora el desearla de esa manera y que ella no demostrara el mínimo interés lo frustraba y lo llenaba de ira. Pero el era Sesshomaru Taisho y esa caprichosa mujer sería para el.

Así pasaron los días y ya estaban nuevamente en Tokio, Sesshomaru se portaba indiferente con Kagome y la secretaria se lo agradecía sinceramente. Después del beso no volvieron hablar del tema pero Kagome se había sentido muy mal, después de todo este empleo era para poder ayudar a su prometido que estaba enfermo y necesitaba un tratamiento especial muy costoso y al estar incapacitado no podía costearlo por eso Kagome estaba trabajando muy duro.

Pero un día Kagome empezó a recibir regalos muy caros y llegaban a su departamento que compartía con su novio Inuyasha.

- Kagome ¿Qué significan estas cosas?-. Preguntó Inuyasha que estaba sentado frente a una ventana.

- No lo sé Inuyasha-.

- ¿Estas segura?-.

- Por su puesto que sí. No tengo idea quién envía estas cosas pero la próxima vez que llegue algo devolveré todo-.

- Esta bien Kagome no te preocupes, yo me haré cargo de todo esto-. Dijo Inuyasha no del todo convencido.

Kagome tenía una leve idea de quién podía llegar a ser el que enviaba esos costosísimos regalos


Continuará

¡Hola! ¿Cómo están? Se que dije que esto sería un one- shot pero se me hizo muy largo… No podía parar de escribir ^^

En fin, decidí hacer este fic de más o menos tres capítulos, espero que no les moleste.

Otra cosita tengo una preguntita… ¿Qué prefieren que sea un Sesshomaru x Kagome o Inuyasha x Kagome? Ustedes deciden y me dicen porque estoy indecisa con el final…

Bueno eso era todo por favor hagan me saber sus hermosas opiniones y si ven algun horror también me lo dicen ¿Ok?

Gracias por leer en dos semanas subiré el próx Cáp. Porque esta semana subo el Cáp diez de "La Dama y el Vagabundo"

¡Nos leemos pronto besos!

Sele ^^