Bleach Fanfic

Byakuya x Orihime

By Eowynd

Disclaimers: los de siempre y bien sabidos por todos

Spoilers: aparecen las Zanpakutou en su forma verdadera así que aquellos que no han visto el relleno desde el capitulo 230 al 260, es decir el "Zanpakutou arc" pudieran no entender los detalles

Todo lo que aparezca en cursiva son pensamientos o diálogos entre los Zanpakutou y sus portadores/personas

(*) Donde vean esto, hay explicaciones al final del capitulo

Capitulo XIV

Orihime estaba bastante nerviosa mientras que el sirviente abría la puerta y la hacía pasar al cuarto que compartiría con su, ahora esposo, Byakuya

- por favor, espere unos momentos, el amo estará aquí en seguida –Orihime asintió mientras entraba y caminaba por el cuarto y el sirviente cerraba tras ella. El cuarto de ambos era realmente enorme, bellamente decorado con colores azul y blanco y con una enorme cama, estilo occidental, en el centro de la habitación que la hizo sonrojar fuertemente, cuando en su mente pasaron ciertas cosas que ella y él...

Se miro de reojo en un espejo que había en la habitación y se vio vestida con un traje blanco, el cabello levemente amarrado, y perfumada luego de un baño que le dieron antes como preparación para entrar al cuarto en que se encontraba ahora

- por fin solos –sonó la aterciopelada voz del capitán en su oído de espaldas a ella, haciéndola sobresaltarse, puesto que nunca se dio cuenta en que minuto entro al cuarto

- ¡me asustaste! ¿Como puedes ser tan silencioso? ¡Pareces un gato sobre almohadas! –el solo sonrió ante la descripción de la colorina aunque los gatos, definitivamente, no eran su animal favorito

- han sido años de práctica –dijo dándole un mordisco en el lóbulo de la oreja de la colorina haciéndola gemir suavemente- estaba tan aburrido de hablar con esos invitados y parientes –continuo rodeando la cintura de la colorina con sus brazos mientras la giraba para quedar frente a frente y verla directo a los ojos- hueles a jazmines y rosas…

- ¿te gusta?

- si…

- tu hueles a sándalo y canela…

- ¿te gusta?

- me encanta… -dijo envolviendo la espalda del capitán con un brazo y con su otra mano acaricio y enredo sus dedos en su largo cabello negro- aunque más me gusta tu pelo, es tan suave y brillante…

Orihime acerco sus labios al cuello del capitán y comenzó a besarlo mientras que este subía sus manos por la espalda de ella en busca de bajar la parte superior de su vestido y así revelar sus hombros. Orihime movió sus manos para comenzar a quitar el haori de los hombros de Byakuya y abrir un poco la parte superior del kimono para así dejar a la vista su piel blanca y parte de su bien formado pecho. Tanto entrenamiento y preparación habían rendido sus frutos y la colorina no podía estar más satisfecha y conforme con estos. Y se lo demostró con pequeños besos y mordiscos sobre la piel visible arrancando pequeños suspiros de su ahora esposo quien comenzó a subir una mano hasta su cabello y lo soltó dejándolo caer como una cascada de fuego por su espalda

- me gusta más suelto -dijo en su oído provocándole cosquillas para luego descubrir los hombros de la colorina y comenzar a besar y mordisquear sus hombros y escote haciéndola emitir pequeños gemidos mientras que ella tiraba más de la parte superior del kimono bajándolo de los hombros y dejando así su pecho y los brazos totalmente a la vista. La colorina llevo sus manos a su pecho y pectorales acariciándolos al comienzo suavemente, con algo de inseguridad, pero luego con más intensidad, mientras que Byakuya usaba sus manos para desatar el obi del furisode de la colorina para así revelar su figura.

Byakuya comenzó a sus mover sus labios desde sus hombros, hacia su cuello, su mentón, hasta sus labios en un suave beso que él se encargo de profundizar y volver cada vez más apasionado. Ella correspondió ese beso abriendo su boca y dejándole introducir su lengua en su boca donde entablaron una batalla por el control, separándose sólo por la falta de aire. Ambos jadeaban y sus corazones latían con fuerza en sus pechos

En ese momento Byakuya comenzó a acariciar con una mano los pechos color crema mientras su boca trazaba un camino desde la boca de ella, por su cuello y hombros y su otra mano la sujetaba por la cintura. Orihime llevo sus manos a la espalda de este y lo araño levemente junto con emitir un gemido. Él llevo sus manos hasta la cintura de la morena y desabrocho el pedazo de tela que hacía de cinturón tirándolo lejos de ellos, obteniendo así una magnifica y completa vista de las curvas perfectas color crema y suave piel de la colorina

Ella se sonrojo violentamente pues era la primera vez que él, o nadie para el caso, la veía sin ropa, lo que le daba mucha vergüenza haciéndola sentir pena y nerviosismo, y en alguna parte dentro de ella, levemente excitada.

Byakuya sintió crecer una poderosa llama en su interior ante la visión frente a sus ojos. Sus pupilas se dilataron haciendo que sus ojos se colocaran prácticamente negros de deseo con tan sólo un borde que recordaba su verdadero color. ¡Dioses! ¿Podía ser que hubiera dejado pasar tanto tiempo sin sentir el olor o la suavidad de un cuerpo femenino? Tan solo la tenía en frente sin su ropa y ya su cuerpo rugía en anticipación pidiéndole lo que tanto tiempo le había negado, así que termino de sacarle el vestido el cual cayó como una mancha multicolor a los pies de su joven y bella esposa quien estaba profundamente sonrojada

- eres tan hermosa como no tienes idea Orihime -susurro contra sus labios. Ella sólo lo beso como respuesta mientras que comenzó a descender con sus labios por su cuello, hombros, su pecho donde le dio pequeños mordiscos mientras las manos de él la recorrían de arriba a abajo, hasta que sus manos se toparon con el pelo de la colorina, enredándolo entre sus dedos y dándole leves tirones en medio de todo el calor, que estaba experimentando. Se sentía embriagado, aturdido sin saber cuánto más podría controlar sus instintos, puesto que sabía que ella virgen y quería asegurarse de que fuera placentero y lo disfrutara, pero se lo estaba poniendo difícil. Byakuya se desamarro los pantalones del kimono quedando tan desnudo como la colorina, quien recorrió el cuerpo blanco y bien formado de su esposo, haciéndola sentir un calor y una leve humedad cerca de su entrepierna que no había experimentado antes

Él entonces decidió explorar más a fondo con sus manos, su boca y su lengua toda la piel expuesta de la colorina, bajando por escote, hasta su abdomen y hasta su ombligo donde jugó por un rato con su lengua, para luego llegar hasta el borde de la ropa interior donde comenzó a bajársela con los dientes y sus manos volviéndola loca en el proceso

- Byakuya... yo… espera... -alcanzo a decir, pero él la cayó diciendo

- confías en mí Orihime? –Ella asintió- se que estas nerviosa, pero créeme que hare lo posible para que lo disfrutes y sé que te va a encantar - en ese momento se la comenzó a bajar por las piernas con mucho cuidado mientras le daba pequeños besos tanto en el interior de los muslos con en la parte externa. Luego subió, repitiendo el camino a la inversa, hasta su rostro y dijo:

-claro que será más cómodo si te llevo a la cama mí princesa- Oh, por lo dioses, algo muy primitivo rugió dentro de él tan pronto esas palabras terminaron de salir de su boca al mismo tiempo que la levantaba en el aire como si fuera una pluma y ella instintivamente le rodeo la cintura con sus piernas pudiendo sentir un roce entre su intimidad y el creciente bulto entre las piernas de este bajo sus bóxers.

Con cuidado la deposito en la cama, para luego incorporarse y sacarse los bóxers, dejando ver a Orihime el miembro, casi por completo rígido, de su príncipe antes de que él se inclinara sobre ella y comenzara a besarla nuevamente desde la boca, sus manos masajeando sus grandes senos, haciendo que se colocaran duros en anticipación, para luego seguir hacia abajo por su cuerpo, besando y masajeando cada pedazo de piel que encontraba, es que era tan suave como seda y su aroma lo estaba volviendo loco, llego hasta los pies donde besaba mientras tenia apoyada la pierna de la colorina en su hombro y sus manos le daban masajes luego de hacerlo con ambas, las separo un poco más con ayuda de sus manos, permitiéndole apreciar el lugar donde su cuerpo le exigía entrar sin más demoras, así que se fue inclinando hacia delante y luego de besar, acariciar y mordisquear el interior de los muslos se dirigió hacia el sexo de Orihime, afirmo los muslos con ambas manos para que no cerrara las piernas y comenzó a lamerlo y a penetrarlo con su lengua en verdadero deleite como si fuera una exótica fruta.

- ¡Byakuya! –Orihime grito sin poder contenerse más, mientras arqueaba la espalda tratando de seguir el ritmo y sus manos lo sujetaban de la cabeza por sus negros y largos cabellos impidiendo que se detuviera. Era una oleada pura y salvaje que la recorrió de la punta de los pies hasta la cabeza, despertando a algo que parecía una bestia, que rugía llamando a la bestia que había dentro de él. Jamás había sentido nada igual en toda su vida, sin dudas era una deliciosa tortura, la más placentera experiencia que hubiera tenido, podía sentir la misma humedad de hacia unos instantes crecer con fuerza. Cuando creyó que no podría aguantar más, Byakuya levanto la vista, logrando que ella viera todo el deseo que lo consumía, y que de paso ella también pensara que se veía en sus ojos. Comenzó a gemir con cada vez más fuerza, por un lado sentía vergüenza pero por el otro no le importaba que toda la mansión la oyera gritar y que supieran lo increíble que era el capitán, que la envidia llenara los oídos de todas aquellas mujeres que lo miraban de manera descarada, con deseo y lujuria, que casi se desmayaban cuando lo veían pasar tan gallardo, orgulloso y apuesto. Si tan solo supieran…!

Esos gemidos lo estaban volviendo loco, mas allá de cualquier resistencia, su cuerpo y su miembro dolían enteros, pero quería que ella llegara primero, que estuviera en el clímax y luego la tomaría sin control, sin piedad y sin descanso. Así que con cuidado introdujo el primer dedo en el sexo de la colorina, haciéndola gemir por la repentina intromisión, moviéndolo en círculos sin dejar descansar a su lengua para luego meter el segundo y el tercer dedo, provocando que se retoricara sobre las sabanas intentando sofocar el calor que sentía hasta que llego al punto en que estuvo a punto de explotar…

-ahora ya estas lista… mí princesa... –fue lo último que se encontró capaz de pensar con claridad

- hazlo ahora... por favor... -le pidió ella con un tono de voz tal que no pudo hacer más que acatar la orden de la pelirroja, así que se acomodo sobre ella y rápidamente le dio el primer embiste, luego el segundo, momento en que sintió la barrera de ella, que le confirmaba que ningún otro la había tocado, haciendo que la bestia dentro rugiera reclamándola, jurando que cualquiera que le pusiera un solo dedo encima seria aniquilado, degollado y muerto en la forma más lenta y dolorosa posible.

Y, entonces, por fin el último embiste con el cual llego hasta el fondo, rompiendo la barrera, haciéndola gemir y arquear un poco la espalda ante el breve dolor que la invasión trajo, pero entonces supo que por esto es que él se había tomado su tiempo, pues y apenas lo sintió. Byakuya espero unos segundos para que se acostumbrara, mientras la besaba en la frente, mejillas y cuello. Entonces reanudo sus movimientos de cadera, mientras que ella se aferraba a su espalda, le daba pequeños mordiscos en el hombro y arqueaba su cuerpo tratando de que llegara más profundo e intenso con cada uno de sus embistes, le rodeo la cintura con sus piernas, trataba de obtener el mayor contacto con la piel de su capitán, su amante de fuego, aquel que con una sola mirada podía hacerla perder la razón.

Pronto lo único que se escuchaba eran gemidos entrecortados y respiraciones aceleradas. Sus cuerpos se cubrieron con una pequeña capa de sudor gracias al calor que hacia esa noche y al movimiento de sus cuerpos. Fue entonces cuando el clímax llego para ambos, ella juro que por un segundo quedo inconsciente mientras que el semen de él entraba caliente, con fuerza y espeso en su interior acompañado de un temblor que los recorrió a ambos desde la punta de los pies hasta la cabeza.

Su respiración era entrecortada, apenas tenia noción de lo que la rodeaba, excepto su capitán y esposo Byakuya, quien aun estaba adentro con ella rodeándole la cintura. Apenas soltó sus piernas, Byakuya se salió de ella, y sin darle tiempo a reaccionar la giro dejándola de espaldas a él, acomodándola sobre sus rodillas y manos, mientras comenzaba con un nuevo juego de caricias y besos y masajes por todo su cuerpo. Así, la tomo de nuevo y una vez más después cuando él se estiro en la cama y la ayudo a montarlo como a una fiera salvaje, llegando aun más alto en el clímax en cada vez y parecía no ser suficiente, no podía apagar el deseo que le prendía Orihime, cada vez que terminaba su cuerpo pedía mas. Exigía compensación por esos años viviendo como un monje enclaustrado dentro de sí mismo, sin casi contacto alguno, no porque no hubiera mujeres, y no menos hombres, dispuestos a abrirles sus piernas, o porque no hubiera prostitutas finas en el Sereitei para hombres de su clase, sino por falta de sentimiento y de necesidad de pertenencia, de que la otra persona estaría ahí para cuando el despertara y no solo un hueco frio, que lo dejaba sintiéndose más vacio que antes.

Oh, pero esto era el cielo, el verdadero cielo, no el purgatorio en el que había estado viviendo durante todos estos años, y tenía un nombre…

Inoue Orihime… para los humanos

Kuchiki Orihime… para el Sereitei

Orihime, dueña de su corazón para él

*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*U*

Que suave aroma desprendía la pequeña que sostenía entre sus brazos, tenia olor a primavera, a brisa tibia y rocío matutino, tan joven y fresca...

Era pequeña, o al menos se sentía pequeña entre sus brazos, pequeña y frágil...

Deposito suaves besos en su cuello y ella se rio ante lo repentino de la acción mientras se giraba a mirarlo a los ojos, esos ojos que la perdían y llevaban a la locura

-estas inusualmente callada hoy Orihime –dijo el capitán sin dejar de besar su cuello

- no menos que tu –dijo como respuesta mientras lo abrazaba por la cintura

- tan solo me perdí en el recuerdo

- ¿recuerdo? ¿Cuál?

- varios… cuando estabas en el cuarto escuadrón, cuando llegaste a la mansión, nuestra primera noche juntos haciendo el amor… -ella se sonrojo al recuerdo- y lo delicioso de tus gemidos esa noche hace dos años…

- Byakuya!

- además, se supone que el callado soy yo y que tu eres la que habla hasta por los codos –dijo con una sonrisa ante su expresión, de fingida, indignación

- pues es que tengo que decirte algo… y pensaba como hacerlo –de pronto la seriedad de la colorina lo asusto… y no pudo evitar recordar que Hisana había usado esas mismas palabras cuando le dijo lo de su enfermedad

- ¿de qué se trata? –pregunto con un nudo en la garganta

- ¿recuerdas que estos días no me he sentido bien? – ¡Oh por dios! Esto no estaba pasando ¿o sí? ¿Acaso estaba condenado a estar solo?

- sí, ¿y?

- bueno, fui a un chequeo con Unohana-san… -en ese instante podía sentir que el suelo comenzaba a abrirse bajo sus pies

- ¿Cuál fue el resultado? –No estaba seguro de querer oír la respuesta- ¿es grave?

- no exactamente, es algo muy común, de hecho

- entonces con unos días de reposo…

- en realidad, con unos siete meses de reposo estaré bien

- ¿eh? ¿Siete… meses? –Entonces la miro a los ojos, luego a su cintura, vio como traía atado el obi, abrió los ojos y dijo- ¿estas…? ¿Orihime? ¿Tu estas…?

- si, según Unohana-san tengo como 7 y media semanas de embarazo –Byakuya se quedo sin habla y tan solo pudo hacer una cosa ante la felicidad y el alivio que lo embargo en ese momento

Se desmayo.

Fin del capítulo 14

Fin del Fanfic

Gracias por sus reviews del capítulo 13 a:

Orihime sweet princess, layil, hadilu-chan, eury-chan y Niki dragonail

Gracias a todos por leer esta historia, por sus mensajes y por el apoyo. Debo decir que disfrute mucho escribiendola y espero que todos la hayan disfrutado al leerla. Saludos y gracias