DISCLAIMER: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son todos de Rumiko Takahashi y los uso sin ánimos de lucro.

AVISO: Somos todos conscientes de ke nuestra parejita acaba de reconciliarse, y también del modo de "reconciliarse" ke tienen las parejas. Sí, este capítulo tiene contenido LEMON, quien lo lea que sea bajo su responsabilidad.

CAPÍTULO 14- NO DIGAS NADA

El aroma a vainilla inundando sus fosas nasales le arrancó un suspiro, y las suaves hebras de color negro azulado le acariciaban la barbilla. La chica entre sus brazos sonrió cuando notó el cariñoso modo en que su novio le olía el pelo, como si quisiera guardarlo para siempre en su memoria. Inuyasha capturó un mechón de pelo y lo enredó juguetonamente en su dedo, disfrutando de su delicada textura, cosa que ella aprovechó para cogerle esa misma mano y estrecharla amorosamente. Levantó la mirada sin despegar la cabeza de su pecho, pidiendo algo que él entendió sin palabras. Los labios masculinos se posaron en la frente de la joven, para luego bajar lentamente al encuentro de los femeninos, compartiendo una tierna caricia como sólo dos enamorados son capaces de crear.

-Sigues teniendo miedo?-susurró él contra la boca de ella, tan cerca que podía rozarla cuando hablaba.

-Mmm…No lo sé, la película era realmente terrorífica-respondió, juguetona. Sus dedos capturaron la corbata del uniforme del chico, como aferrándose a él. Volvieron a besarse, intercambiando antes una sonrisa picarona.

Desde el asiento de delante, Miroku se giró y frunció el ceño.

-Hay que ver lo empalagosos que sois, por Kami…-declaró, riendo.

-Tú no sabes lo que es la intimidad, palurdo?-se quejó Inuyasha.

-Yo sí, el que parece no saberlo eres tú! Hacedle un favor a la sociedad infantil e iros a una habitación, por favor…

-Vete a la mierda!

Kagome puso los ojos en blanco, pero le sonrió a Sango, quien intercambió una mirada divertida con ella, asomada en el espacio entre las dos butacas para poder mirar hacia atrás desde su posición.

-No tienen remedio.

-Para nada…

Aun así, Kagome negó suavemente con la cabeza, divertida. Mientras su novio seguía discutiendo con Miroku, dirigió su vista hacia la ventana del autobús, mirando al exterior. No se había dado cuenta hasta ese momento de lo mucho que había echado de menos ese ambiente. Los chistes masculinos entre los dos amigos, las risas, los paseos por Tokio en parejas…Sin duda, el poder del orgullo no tenía límite. No quería pensar en qué habría ocurrido si, el día anterior, hubiese decidido finalmente arrojar aquellas infernales fotografías a la basura. O más bien, qué no habría ocurrido. Todo seguiría como hacía una semana, quedándose a estudiar en el colegio hasta las tantas de la noche, o al menos eso habría seguido contándole a su madre. Suspiró con culpabilidad, ninguno de esos días había logrado concentrarse, se quedaba en el colegio para no ver a Inuyasha y las horas pasaban pensando en él, maldiciéndole pero a la vez echándole de menos, y llorando por él en un rincón de la biblioteca, fuera de la vista curiosa de las chismosas. Se estremeció sólo de recordar las malas sensaciones que nublaban su entendimiento por aquel entonces, esa cárcel de odio en la que se había encerrado y en la que no había dejado entrar a nadie, ni ningún pensamiento positivo.

Realmente, qué la había impulsado a no tirar esas fotografías? Cerró los ojos y sonrió un poco. El amor, siempre el amor. La esperanza y la voluntad de su subconsciente enamorado. Supo que en el fondo, sin darse cuenta, durante ese tiempo en el que estuvo insistentemente encerrada en sí misma también había estado ansiosa por recibir cualquier indicio de que no todo había sido una mentira. En lo más profundo de su corazón, siempre creyó en Inuyasha, por encima de todo lo malo. El único problema era haber estado tan ciega como para no verlo.

Otra vez ese sentimiento de culpa. La culpa de haber sido testaruda, de haber deseado hacerle daño al hombre que amaba…En qué tipo de persona se había convertido? Qué había pasado con la Kagome inocente y empática que había sido?

Una intensificación del abrazo y unos labios acariciando su sien le dieron la respuesta, arrancándole una feliz sonrisa que alejó todo lo malo de su cabeza.

"Esa Kagome se enamoró. Conoció los celos y el dolor de la inseguridad…", le dijo aquella vocecita que había estado acallando durante esa última semana.

-Todo bien, pequeña?-le susurró Inuyasha al oído.

Kagome giró la cabeza y se encontró con su mirada ámbar, ahora teñida de intriga y preocupación. Cómo lo hacía para adivinar siempre sus pensamientos? Por qué la conocía tan bien? Al no recibir respuesta, Inuyasha abrió la boca para añadir algo, pero ella le dio un dulce beso en el labio inferior y se acurrucó de nuevo contra él, aspirando el dulce aroma de su piel y sintiendo el tacto suave y masculino de su camisa.

-Ahora sí, todo bien…

Él levantó una ceja, sin comprender muy bien pero sonrió y la besó en la frente. Se abrazaron con fuerza, cerrando los ojos y abandonándose al momento de intimidad. Esta vez, cuando Miroku volvió a darse la vuelta, se limitó a sonreír y observar con satisfacción la expresión de felicidad en el rostro de su mejor amigo.

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"De vez en cuando a la gente anciana como nosotros nos gusta librarnos de las pulgas agobiantes que tienen como hijos e irse a un balneario con su marido/esposa. Lo de pulga agobiante es broma, pero lo del balneario no. Nos vemos mañana, intentad no quemar la casa. Besitos, mamá y papá Taisho".

La pareja se echó a reír al leer la nota que sus padres les habían dejado en el vestíbulo de la casa. Se notaba que la había escrito Inu, no sólo por la letra sino por el humor que reflejaba. Las notas de Izayoi eran cariñosas pero breves.

-No puedo con mi padre…

Kagome se carcajeó por el comentario de su novio y se dirigió a la cocina, esperando encontrar la cena preparada y no se equivocó. Inuyasha puso la mesa para dos, mientras la chica sacaba la sopa de pollo del frigorífico y la calentaba. La cena fue agradable, no hablaron mucho pero tampoco hizo falta. La compañía del otro era más que suficiente, y las tiernas miradas de complicidad y cariño que se iban propinando de vez en cuando llenaban el ambiente sin necesidad de palabras.

El tiempo pasó rápido, y en cuanto quiso darse cuenta, Kagome ya se encontraba lavándose los dientes en el baño y echando de menos a su pareja con locura, aun teniéndole en la habitación de al lado. A veces se sentía tan cursi que creía que tenía un problema de verdad, que no era posible que aquellas maravillosas pero exageradamente empalagosas sensaciones fueran normales. Inuyasha entró en el baño y se posicionó a su lado, dándole un golpe juguetón con la cadera para que se hiciera a un lado y le dejara espacio. No pudiendo hablar al tener la boca llena de pasta y saliva, ella se limitó a levantar una ceja, como si le desafiara, mientras seguía cepillándose los dientes. Inuyasha le sonrió con coquetería, alcanzó su cepillo y también empezó a lavarse los dientes. Quiso reír cuando se dio cuenta de que ella estaba imitando sus movimientos, burlona. La mano en la cintura, la cabeza inclinada hacia la izquierda distraídamente y los movimientos de la mano que sostenía el cepillo, copiándolos todos ellos.

"Te crees muy lista, amor?", pensó, divertido por la situación.

Consciente de que tenía a la chica a su derecha, alargó esa misma mano y le propinó una colleja. Kagome hizo lo mismo, pero con la mano izquierda y le devolvió el ataque. Inuyasha simuló un sonido de indignación y escupió para poder hablar.

-Eres una tramposa! Tenías que hacerlo con la otra mano!

-Sí, claro!-balbuceó ella apenas. Kagome también escupió y además se enjuagó rápidamente. Cuando hubo acabado, añadió- Para darte la satisfacción de reírte de mí! Verme golpear al vacío, lo que le faltaba a tu ego…

Inuyasha, quien se había enjuagado mientras ella hablaba, sonrió arrogantemente y la tomó de la cintura en un arrebato. Le plantó un beso en la boca que la dejó sin respiración, disfrutando de la dulzura de sus labios y del adictivo sabor a menta que había quedado ahí por el efecto de la pasta de dientes. Ella gimió y se dejó hacer, le rodeó el cuello con los brazos y pegó su cuerpo al de él, levantando la cabeza para dejarse besar con más facilidad. Sintió las manos de él en sus piernas, levantándola y sentándola en el mármol del baño. Los labios de Inuyasha bajaron por su cuello, besando y lamiendo, hasta que llegaron a su escote y ahí se detuvieron. Kagome emitió un suave quejido de frustración.

-Inuyasha?

El chico resopló, mandando miles de descargas eléctricas por el cuerpo de ella y la bajó del mármol. Sus dedos juguetearon con la corbata de su uniforme, para luego agarrarla y tirar hacia él, tal y como ella había hecho esa misma mañana. La besó suavemente en los labios y luego en la frente.

-Amor, qué ocurre?-preguntó Kagome, impaciente. Inuyasha la miró a los ojos y la realidad lo golpeó con fuerza. Conocía esa mirada, y ese semblante, porque ya los había visto antes: eran los mismos que la joven ponía instantes antes de hacer el amor. Era cuando ese brillo en sus ojos estaba presente, que él sabía que ella estaba deseando acostarse con él.

Tragó saliva con fuerza. Después de lo ocurrido, había esperado que Kagome quisiese esperar un tiempo antes de…volver a estar juntos. Creyó que ella querría tomarse las cosas con calma esa vez, pero…

-Perdona.

Volvió a besarla en la frente y salió del baño, para encerrarse en su habitación. Kagome abrió los ojos de par en par, confusa a más no poder. Apoyó las caderas en el mármol y se puso las manos en la cabeza, incapaz de entender qué diablos acababa de ocurrir.

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"Ya no me desea. Tiene que ser eso. La he jodido demasiado, aunque nos hayamos arreglado"

"Pero qué dices? No digas tonterías, Kagome, esta tarde se te comía con los ojos"

"Entonces explícamelo"

"Que te lo explique él, tonta! Yo no digo que no pase nada, pero sí pondría la mano en el fuego a que no tiene nada que ver con el sexo en sí"

"No lo digas así, que me sonrojo xD"

"SEXO, SEXO, SEXO, SEXO!"

"Cabrona…"

Kagome soltó una risita, pero fue una risita triste y cargada de preocupación. Creía que una conversación con Sango la animaría, pero por primera vez en mucho tiempo no fue así. Quitó las manos del teclado de su ordenador para abrazar sus piernas y encogerse sobre su silla de escritorio. Tendría algo que ver el hecho de haberle mostrado tanto odio aquella última semana con que él ahora no la deseara? Y si ese tema empezaba a fallar, cuánto tardaría en tambalear todo lo otro?

Soltó un gemido de angustia y se levantó de la silla. Se acercó a la ventana y miró la oscura noche, con todos sus elementos ocultos por la ausencia de luna. Ese día había sido tan hermoso, tan reconfortante y feliz…Había significado el final de una pesadilla, y ahora no podía asegurar que todo hubiese sido una ilusión. Ella había creído que su reconciliación con Inuyasha había sido definitiva, pero…a lo mejor las heridas habían sido demasiado grandes. A lo mejor, seguían quedando cicatrices imposibles de sanar. Y si Inuyasha ya no la quería como antes? Y si se había ilusionado?

"Idiota…"

Sintió un doloroso nudo en la garganta, y las lágrimas empezaban a subirse a sus ojos cuando oyó esa voz.

-Kagome…

No se dio la vuelta, sabía perfectamente quién la llamaba. Al no recibir respuesta, Inuyasha suspiró y se acercó a ella. Muy lentamente, la abrazó por detrás y apoyó su frente en la coronilla de la chica, inspirando su aroma casi con devoción. Después de casi una hora de reflexión había comprendido el por qué de su cobarde huída. Y justo después de entender la situación, supo qué era lo correcto. Había cometido el error de decidir por ella una vez, y por culpa de aquello había estado a punto de perderla. No volvería a hacerlo de nuevo, ni loco. Luchando por alejar sus remordimientos y los malos pensamientos de su cabeza, apretó más a su novia contra su pecho y sus labios buscaron el lóbulo de su oreja, capturándolo y cediéndoselo a sus dientes.

Kagome suspiró y un escalofrío recorrió su espalda. Tiró la cabeza hacia atrás para permitir un mejor acceso a los besos que empezaban a llenar su cuello con sensualidad. Posó una mano sobre las masculinas y las acarició, mientras la otra se deslizaba hacia atrás, arriba, acariciando pero a la vez sosteniendo la cabellera de él, como impidiendo que cesara de su tarea. Inuyasha se detuvo en la base de su cuello, donde sus dientes se sumaron a sus labios, luchando por dejar una marca morada en la piel de su chica. Ella frunció el ceño pero sonrió, incapaz de detenerle.

El chico la giró entre el abrazo y sus labios buscaron los de ella con urgencia. Se fundieron en un beso cargado de pasión y necesidad, que acabó convirtiéndose en algo devastador, ambos guiados por el deseo que había nacido instantes antes en el baño y cuyo fuego no habían podido apagar. Inuyasha la estrechó fuertemente contra su pecho y una de sus manos acarició a la joven por debajo de la camiseta, sin subir más arriba. No quería abrumarla, ir demasiado rápido, tenían todo el tiempo del mundo para volver a estar juntos. Pero ella parecía discrepar, porque le regaló un pequeño gemido entre el beso y le mordió el labio inferior, mientras sus dedos empezaban a desabrocharle la camisa.

-Kagome…

-No digas nada…

Obedeció. Kagome terminó de desabrochar los botones y empezó a besar su cuello y su pecho, quitándole la camisa con lentitud. Él gruñó y sus manos viajaron a sus piernas, desde donde la cogió y la levantó, haciendo que sus piernas rodearan sus caderas. Volvieron a besarse apasionadamente mientras el joven la llevaba a la cama, donde la tendió y se puso sobre ella, apoyándose en los antebrazos para no aplastarla. Volvió a besar su cuello mientras sus dedos temblorosos desabrochaban con algo de torpeza los botones de la camisa femenina. En cuanto los hubo desabrochado todos, acarició la cintura de su compañera y trazó un camino descendiente de besos por su estómago. Ella sonrió y cerró los ojos, acariciándole el pelo y dejándose hacer. Las manos de su novio bajaron más abajo, hacia sus piernas, y el chico gruñó. Kagome supo reconocer ese gruñido como una queja, y no como fruto del momento, por lo que abrió los ojos y lo miró con cierta preocupación.

-Qué ocurre?-preguntó, casi en un susurro.

-Mierda, Kagome… Por qué te pones medias con el uniforme?-preguntó, frustrado.

Ella sonrió, juguetona.

-Porque si no me las pongo, alguien se pone celoso.

Él le sonrió con complicidad, y su mano viajó al botón de la falda, desatando el botón y bajando la cremallera. Se incorporó de nuevo y volvió a besarla con pasión, jugueteando con su lengua. Sintió las manos de ella en sus pantalones, repitiendo la operación que él mismo había hecho segundos antes. Gimió ronco, ansioso, entre el beso. Se separó de sus labios y acercó los suyos al oído de la joven. Mordisqueó el lóbulo con ternura, a lo que ella soltó un suspiro en cuanto un escalofrío la recorrió entera.

-Estás segura de esto?-susurró, temiendo un poco la respuesta. Si le decía que no, obviamente lo respetaría, pero tendría que recorrer a una frustrante ducha de agua fría para quitarse ese calentón al que sus debilidades masculinas estaban sucumbiendo. Pero lo más importante, es que sabía que su rechazo le dolería, a pesar de comprenderlo al cien por cien.

Kagome abrió los ojos y giró la cabeza, buscando su rostro y besando su comisura con dulzura. Sus manos acariciaron su espalda, provocándole un suspiro de placer.

-Ya lo estuve una vez-susurró contra su boca, rozándole los labios con cada palabra- Por qué no tendría que estarlo ahora?

-Porque no tenemos prisa…Y además…después de todo es posible que tú…que tú ya no…

No terminó la frase, pero igualmente no habría sido necesario. La chica adivinó sus pensamientos y le sonrió con ternura, sintiendo un profundo alivio que le llegó hasta el alma al comprender al fin el extraño comportamiento de Inuyasha. Sus anteriores miedos desaparecieron, creyéndose capaz en ese momento de interpretar los sentimientos de Inuyasha como si éste fuera un libro abierto. Lo besó suavemente.

-Así que eso era lo que te tenía tan raro…

Inuyasha la miró pero no dijo nada, se limitó a arrugar un poco el entrecejo. Había sido idiota si en algún momento había creído que Kagome no se daría cuenta de que algo le preocupaba, ahora se daba cuenta.

-Lo que pasamos fue una mentira, un engaño. Tus intenciones fueron sinceras y sé que lo siguen siendo ahora. No te negaré…que durante un tiempo pensé que te habías acostado conmigo sólo por interés.

-Kagome…

-Pero digamos que…Es nuestro modo de hacer las cosas, no? Prematura y fogosamente-le sonrió con dulzura pero a la vez con coquetería con unos instantes, luego volvió a la seriedad en cuanto terminó la broma-Ir deprisa otra vez no tendrá nada que ver con que yo vuelva a pensar algo tan mezquino y fuera de lógica como aquello.

-Pero…

-Tú quieres?

Sus miradas conectaron y una nueva oleada de deseo los invadió. Se besaron intensamente y se acariciaron con amor.

-Claro que quiero Kagome, pero…

- Entonces déjate llevar…y no te tortures más.

Perdido por el deseo, no fue capaz de seguir con la caballerosidad. La besó con fuerza, ansioso, y ella le correspondió en igual medida. Le pasó una mano por la cintura y la incorporó un poco para quitarle la camisa que ya había desabrochado anteriormente. La lanzó a un rincón de la habitación y sus manos acariciaron sus pechos por encima del sujetador. Kagome gimió y se frotó contra él, arrancándole un nuevo gruñido. Él se inclinó y besó las partes que salían del alcance de la prenda, mientras sus manos deslizaban las medias por las piernas de la chica, quitándoselas con una tortuosa lentitud. Después acarició los muslos de su novia con cariño, rememorando su suave tacto y su belleza.

Kagome sonrió al sentir las caricias en sus piernas y los besos en su pecho. Alzó un poco las piernas para abrazar la cintura de su compañero con ellas, frotándose contra él una vez más. Consiguió lo que quería cuando su entrepierna se frotó contra la excitación de él, arrancándoles un gemido impaciente a ambos. Inuyasha le quitó la falda y volvió a deslizar un brazo por su cintura, incorporándola completamente esta vez. Se sentó sobre la cama y ella se colocó a horcajadas sobre él. Volvieron a besarse con pasión, sin cesar las caricias y los suspiros. La mano de él se desplazó por la espalda de su chica, llegando al broche del sujetador y retirándolo con suavidad. Lo lanzó lejos del cuerpo de su propietaria y despegó sus labios de los de ella, deslizándolos hacia abajo, buscando la ansiada meta. Kagome gimió con fuerza y sus manos agarraron la melena de él, mostrándole que desearía estar muerta antes que pararle. Mientras su lengua jugueteaba con los pezones de su chica, sus manos acariciaban el trasero femenino cubierto aún por la parte de debajo de la ropa interior.

-Inuyasha…Oh…

Cuánto tiempo hacía que no la oía gimotear su nombre? Mucho. Demasiado. Deseó tumbarla en la cama y poseerla salvajemente pero logró controlarse. No quería ni debía ser tan brusco con ella, al menos no esa vez. Quería que aquello durara al máximo y se basara en el amor y la ternura, que fuera como otra primera vez. Sólo que mejor. Esta vez ya no habría vergüenza, ni dolor por parte de ella.

Una presión externa sobre su entrepierna lo sacó bruscamente de sus pensamientos. Jadeó y murmuró una maldición al sentir las caricias de Kagome por encima del pantalón, haciendo que detuviera las caricias de su lengua en sus pechos. Sonriendo con picardía al haber conseguido su turno, Kagome le mordisqueó el lóbulo de la oreja y su mano se coló dentro del pantalón, como también dentro del bóxer. Inuyasha se mordió el labio y tembló entero, luchando por contener los gemidos que querían salir de su garganta, al notar las sensuales caricias en su erección.

-Te duele?-preguntó ella en un susurro, fingiendo inocencia pero sonriendo traviesamente.

-No sabes cuánto…-le devolvió la sonrisa y la obligó a quitar la mano de sus pantalones unos instantes después.

Volvió a tumbarla sobre la cama, él sobre ella de nuevo. Esta vez, se arrapó más a ella, frotándose continuamente. Se besaron con fuerza, ansiosos. Puso ambas manos en los lados de la prenda femenina que faltaba por quitar y la deslizó por sus piernas, retirándola. Se incorporó y no dejó de mirarla a los ojos mientras se quitaba los pantalones y los bóxer, en silencio. Sus miradas llameantes de deseo conectaron con intensidad, transmitiéndose también el profundo amor de sus propietarios y las ganas desesperadas de consumarlo.

Una vez las últimas prendas estuvieron lejos de su alcance, la contempló desnuda en todo su esplendor. Los ojos brillantes, la respiración acelerada por la excitación, las mejillas sonrosadas y el pelo negro desparramado a su alrededor. Estaba preciosa. ERA preciosa. Y era suya. Para siempre. Le sonrió con arrogancia y quiso verla aún más hermosa de lo que estaba. Sabía perfectamente cómo lograrlo.

Se inclinó de nuevo sobre ella y volvió a capturar sus labios, fundiéndolos con los suyos. Kagome correspondió pero abrió los ojos de golpe al percibir la mano de él acariciando de forma estratégica un punto de su intimidad. Arqueó su espalda y empezó a jadear.

-Inu…inuya…

Como respuesta, él aceleró sus movimientos y ella contuvo un grito mordiéndose el labio. Se aferró con fuerza a los brazos de su chico, buscando desesperadamente algo a lo que agarrarse. Levantó las caderas y él captó la indirecta. Dos dedos masculinos se adentraron en el cuerpo femenino, provocándole un espasmo a la chica, entrando y saliendo con lentitud. Su dedo pulgar se movió aún más rápido y notó a la joven contraerse alrededor de sus dedos. Kagome gemía sin control contra sus labios y más espasmos empezaban a recorrerla. Inuyasha supo que su chica estaba a punto de llegar al éxtasis y se decidió. Sacó los dedos de su interior y colocó su miembro endurecido y adolorido por la excitación en la entrada al paraíso. No dejó de acariciarla, pero sí hizo más lentos sus movimientos, para llamar la atención de su compañera y a la vez no interrumpir su placer.

Kagome lo miró, jadeante y con la piel humedecida. Cuando su mirada se cruzó con la de él, lo supo.

-Te quiero-susurró el joven en su oído.

Ella buscó la mano masculina y la entrelazó con la suya, posándola sobre las sábanas.

-Te quiero…-respondió, con la voz ahogada.

Incapaz de esperar más, Inuyasha liberó el aire contenido y sucumbió al deseo. La besó y se hundió en ella con determinación, pero a la vez tierno, suave. Ambos gimieron con fuerza entre el beso y se estremecieron. Inuyasha comenzó a moverse encima de ella, entrando y saliendo, cada vez más rápido, al igual que las caricias reanudadas en el punto más sensible de Kagome. Sintiéndose a punto de tocar el cielo, ella alzó sus caderas y se movió también, hasta que ambos encontraron la coordinación y el ritmo exactos, sometiéndose a un frenesí apasionado que les arrancaba fuertes jadeos y constantes gimoteos. Los minutos pasaban, y la presión en sus vientres se volvió cada vez más angustiante, instándoles a ir más rápido y buscando con ansias ese éxtasis que empezaban a sentir pero que aún no culminaba.

Kagome recogió sus piernas porque sentía que aquello le permitía fundirse más con él. Sentía que se ahogaba de placer, que moría de amor entre los brazos de Inuyasha…Abrió enormemente los ojos para cerrarlos con fuerza después al sentir el placer absoluto invadir su cuerpo en expansión desde la unión que compartían. Sus gemidos se convirtieron en jadeos y arqueó su espalda, soltando un extasiado grito y arañándole los hombros a su compañero con las uñas. Se contrajo alrededor de él, lo que provocó que el joven emitiera un fuerte y profundo gemido ronco al liberarse dentro de ella.

Se detuvieron al mismo tiempo, jadeando. Él se dejó caer con delicadeza sobre ella, acomodando su cara en el hombro de la chica. Kagome sonrió abiertamente, luchando por controlar el latido loco de su corazón y su respiración agitada, igual a la de él. Le rodeó con los brazos y acarició su espalda humedecida por el sudor, feliz a más no poder. Él levantó un poco la cabeza y la miró. La frente y el flequillo de la chica estaban mojados por el sudor, sus mejillas estaban rojas a más no poder y sus ojos parecían brillar con luz propia. Al notarse la cara caliente y una gota de sudor resbalar por su sien, supuso que él estaría igual. Compartieron una sonrisa de felicidad absoluta y se besaron con ternura, con besos cortos y todavía jadeantes, al no ser capaces aún de controlar su respiración.

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Inuyasha acarició con infinito cariño la espalda de su chica, quien se hallaba abrazada a él, con medio torso apoyado en su pecho. Ella sonrió y le besó el cuello, acariciándole el pecho con suavidad. El joven le devolvió la sonrisa y la estrechó más fuerte entre sus brazos. Kagome levantó la cabeza y sus labios se fundieron amorosamente con los de él, arrancándoles a ambos un suspiro enamorado. Segundos después, Inuyasha rompió el beso con delicadeza y deslizó sus labios por la mandíbula de su pareja, susurrándole algo al oído. Ella soltó una risita y volvió a besarlo, un poco sonrojada.

Tititi. Un pequeño sonido proveniente del ordenador portátil de la chica interrumpió el tierno juego de la pareja.

-Tienes el Messenger encendido?-susurró él, molesto por la interrupción.

-Te recuerdo que antes de que alguien viniera a camelarme, estaba chateando tranquilamente en el ordenador-contestó, sonriéndole con complicidad.

-Ése es el mismo alguien que se pone celoso cuando no llevas medias?-preguntó, devolviéndole una arrogante sonrisa.

-El mismo, sí-soltó una risita. Le dio un beso fugaz y se incorporó.

-Hey! Adónde te crees que vas?-protestó, juguetón. La cogió de la cintura y volvió a atraerla hacia él, abrazándola por detrás y besándole el cuello con travesura.

-Tengo que contestar, será Sango- a pesar de que tampoco le apetecía para nada separarse de él, intentó zafarse delicadamente, pero Inuyasha la sujetaba con firmeza.

-Ahora? Ni hablar, amor.

-Es que estaba hablando con ella y la he dejado colgada, pobrecilla. Le digo que ahora no puedo hablar y vuelvo…Por favor, cariño-se giró y le besó suavemente entre una sonrisa, a sabiendas de que con aquello conseguiría su victoria.

Él entrecerró los ojos con molestia, pero la soltó después de darle un beso en la frente.

-Vale, pero me lo debes-refunfuñó, simulando un puchero. Se tumbó de nuevo en la cama y fingió haberse ofendido.

Ella ya se había levantado y lo miraba con una sonrisa divertida en los labios, mientras se ponía la camisa de Inuyasha, consiguiendo cubrirse casi hasta medio muslo, lo suficiente para ocultar su desnudez.

-Qué mono eres-le dedicó, mientras se dirigía al escritorio y se sentaba en la silla-Te quiero. Lo sabes, verdad?

-Keh! Tengo que responder que yo también te quiero? Estoy enfadado-simuló un gruñido y ocultó su cabeza debajo de la almohada.

Kagome se echó a reír y centró su atención en la pantalla del ordenador. Se sorprendió enormemente cuando identificó el nick correspondiente a la pestañita naranja que parpadeaba. No era Sango.

-Vaya! Nuestra amiguita nos habla-anunció, sorprendida aún.

-Qué amiguita?-lo oyó decir, ronco, desde debajo de la almohada.

-Kikyo.

Inuyasha frunció el ceño y sacó la cabeza de su escondite. Se sentó en la cama, medio cubierto por las sábanas.

-Y qué quiere?-preguntó, preocupado. Es que esa mujer no se cansaba de fastidiar? Es que no había hecho suficiente daño ya?

-No lo sé. Vamos a verlo….

Kagome cogió el portátil y se dirigió a la cama, donde se sentó entre las piernas de su novio, por encima de las sábanas. Él la abrazó por la cintura y apoyó el mentón en su hombro, con cierto miedo a que Kikyo hubiera tenido nuevas ocurrencias para separarlo de su Kagome. Ésta acomodó el ordenador en su regazo y abrió la insistente ventanita naranja. Ambos leyeron en silencio.

Guess what? I'm not so gorgeous as everybody says. I'm even better*Kikyo* dice:

Hey, Kagome! Cómo va el restreñimiento? Y las calabazas? Oye, no he podido evitar fijarme en tu nick. Sigues arrastrándote? Acepta un consejo y supéralo ya, niña. A nuestro Inuyasha le gustan las mujeres, no las crías revoltosas. Es que me ponen de los nervios las mujeres que rebajan su dignidad con intentos taaaaaan rastreros.

Inuyasha rodó los ojos, harto del asunto y de que esa bruja hubiera interrumpido el momento de intimidad con su crueldad y su veneno, pero Kagome sonrió. Sabía muy bien lo que iba a responderle. Kikyo acababa de ofrecerle las réplicas en bandeja de plata, pero las soltaría poco a poco, disfrutando del momento de humillación para su enemiga. Empezó a teclear, e Inuyasha observó la conversación sin decir nada.

+++Kagome+++ I&K 4ever Te amo, no me dejes nunca (L) dice:

Hola, Kikyo! Cuánto tiempo sin oír de ti! Eso de estar aislada de la civilización porque nadie te soporta debe ser una mierda, verdad? Gracias por tu consejo, y por preocuparme tanto por mi dignidad. Entiendo que al haber perdido la tuya quedando como una zorra desesperada que necesita drogar a alguien para que se le dedique un mínimo de atención, aprecies la pérdida e intentes, por lo menos, salvar la de las otras mujeres. Qué maja eres^^.

Guess what? I'm not so gorgeous as everybody says. I'm even better*Kikyo* dice:

Gracias cariño, hago lo que puedo. Pero bueno, no siempre necesito las drogas para seducir a los hombres. Sabes que con Inuyasha batí mi récord? Me corrí cinco veces en un mismo polvo, y sin estar drogado. Será que liarse con otra mientras estaba contigo le motivaba…

+++Kagome+++ I&K 4ever Te amo, no me dejes nunca (L) dice:

Puede ser, le dan morbo esas cosas. Me estoy acordando de una discoteca... Por cierto, todos los tíos del instituto a los que te has tirado me han dicho que te mande recuerdos, pero no voy a poner el nombre de todos uno por uno porque mi ordenador se saturaría de información, pobrecillo.

Guess what? I'm not so gorgeous as everybody says. I'm even better*Kikyo* dice:

Qué bien! Diles que también les echo mucho de menos, pero que si quieren desfogarse, que acudan a ti. Reconozco que se te da muy bien recoger mi basura.

+++Kagome+++ I&K 4ever Te amo, no me dejes nunca (L) dice:

No te preocupes, se lo diré ;) Seguro que accederán a la mejora encantados. Aunque no creo que a Inuyasha le haga mucha gracia. Se pondría celoso, sabes? Más o menos, para que te hagas una idea, se pondría igual que como te sientes tú ahora.

Guess what? I'm not so gorgeous as everybody says. I'm even better*Kikyo* dice:

Bfff…No creo que debas preocuparte mucho por eso, sabes? Para sentir celos de ti, el pobre tendría que olvidarse del asco que te tiene, y luego cometer el error antinatural de fijarse en ti. Si es que, con el tiempo que ha perdido contigo, no creo que recuerde lo que se siente al acostarse con una mujer de verdad. Casi estoy esperando a que llame a mi puerta un día de éstos para meterse en mi cama. Otra vez, quiero decir.

-Será zorra…Creo que voy a vomitar-dijo Inuyasha, malhumorado. Le dio un beso en la mejilla a su chica y se levantó de la cama, desapareciendo por la puerta después de ponerse sus bóxer. Kagome se mordió el labio con curiosidad. A dónde iba? Bah, daba igual. Acababa de irse y ya lo echaba de menos, pero reconocía que se lo estaba pasando muy bien. Volvió a centrar su atención en la pantalla y volvió a leer la respuesta de Kikyo antes de idear la suya.

+++Kagome+++ I&K 4ever Te amo, no me dejes nunca (L) dice:

Qué curioso…el mismo Inuyasha que tú dices acaba de levantarse de la mía y te ha llamado zorra. Me estaré confundiendo…es que con el calentón que llevo encima aún, cualquiera confunde conceptos. Todavía no he batido tu récord, pero al paso que vamos, poco falta ;).

Kikyo tardó bastante en responder. Kagome supo que se había quedado sin argumentos y sonrió.

Guess what? I'm not so gorgeous as everybody says. I'm even better*Kikyo* dice:

Te crees que no sé que estás mintiendo? Sé que no os habláis, aun viviendo bajo el mismo techo, y no hay nada más penoso que eso.

Antes de que la chica pudiera responder, uno de sus contactos se puso en verde, mostrando su disponibilidad. Entonces comprendió por qué Inuyasha había salido. En ese instante oyó unos pasos en el pasillo y su novio entró en la estancia, con su ordenador portátil en las manos. Intercambiaron una mirada cómplice y él se sentó junto a ella, leyendo rápidamente el trozo de discusión que se había perdido para ponerse al día mientras su chica lo agregaba a la conversación.

-Se ha agregado a Inuyasha a la conversación.-

La pasión de Kakera es el bótox. La mía también tiene nombre. Kagome, te quiero dice:

Esta preciosa chica que está sentada a mi lado no miente, Kikyo. Para qué? Eso sería rebajarse a tu patético nivel, y no creo que le interese.

Guess what? I'm not so gorgeous as everybody says. I'm even better*Kikyo* dice:

Qué preciosa chica? Ya se ha ido Kagome y estás pensando en mí?

La pasión de Kakera es el bótox. La mía también tiene nombre. Kagome, te quiero dice:

Jaja. Qué graciosa eres. Por cierto, me halagan tus cumplidos sobre mi talento en la cama, sobretodo porque no me dejaste tiempo de tocarte. Ahora te agradezco que esa noche te fueras a zorrear con otro. Acostarme contigo habría sido un desperdicio de tiempo y no habría podido gastarlo con una mujer de verdad. Cierto, Kagome?

+++Kagome+++ I&K 4ever Te amo, no me dejes nunca (L) dice:

Kikyo, si ves que tardamos en contestar, discúlpanos, me temo que me están dando ganas de otro revolcón con tu "amante" favorito…

-En serio?-preguntó Inuyasha, mirándola de reojo con picardía. Ella le guiñó un ojo con sensualidad.

La pasión de Kakera es el bótox. La mía también tiene nombre. Kagome, te quiero dice:

Siento tener que abandonar esta apasionante conversación, pero me está empezando a entrar un calentón que no me dejará responder. Le debo un número "cinco" a mi novia, ya me entiendes…Un beso, preciosa. Espero que te vaya bien en el internado, lo suficiente como para que no vuelvas.

+++Kagome+++ I&K 4ever Te amo, no me dejes nunca (L) dice:

Lo mismo digo, Kikyo. Encantada de haber hablado contigo. Ahora, si me disculpas, el cromosoma Y de Inuyasha empieza a reclamarme…

Y no era del todo mentira. Su chico la había cogido de la cintura y le besaba tentadoramente el cuello.

Guess what? I'm not so gorgeous as everybody says. I'm even better*Kikyo* dice:

Iros al infierno los dos.

-Kikyo se ha desconectado-

Ambos se echaron a reír triunfalmente, para luego volver a dejarse llevar por sus sentimientos, y la noche siguió su curso.

FIN DEL CAP 14!

Normalmente siempre tengo algo que decir en mis notas de autora, pero hoy me encuentro seca de inspiración. Será porque ya me la ha exprimido toda este puñetero capítulo jajaja

Lo de siempre, lamento la tardanza. Y no, no aceptaré quejas sobre si a alguien le ha molestado la escena de contenido adulto, he avisado al principio del capítulo de lo que éste contenía.

Espero que os haya gustado y no haberme pasado mucho con el lemon…mi intención era hacerlo descriptivo pero sin que pareciera algo sucio. Quería algo romántico más bien, pero para saber si lo he conseguido o no, y poder o no mejorar, necesito vuestras críticas!

Besitoos^^

Dubbhe