Declaración: Si Naruto fuese mío, ni Minato, Obito entre otros tantos como Itachi, hubiesen muerto tan rápido. Me leerías en manga en vez de en fic. Así que ya sabes que es de Kishimoto y hago esto sin lucro alguno.

Y me declaro loca también, por si aún lo dudaban, mis amables lectores.

Resumen: La vida cambia inevitablemente cuando las personas crecen. Itachi Uchiha es parte de la clave de ello en Minato. Ni hablar de los problemas cuando amigos como Kakashi y Kushina, meten las narices en el intento de Minato, de acercarse a él.

Advertencias: Yaoi (MinaIta, KashiIta), hetero (Minato&Kushina, y no me acuerdo quien mas era .-.U), UA. Un poco de drama, algo parecido a humor, lemon y… cosas con las que siempre impregno mis historias, como descripciones y monólogos internos que salen sobrando, pero en fin XP… Muy probable final feliz…

¡En serio!, maldición. –peleándose por Messenger porque no la creen capaz, cierta lectora que ya ha leído sus fics-…si se requiere final triste lo pongo, si quiero drama o final feliz también ¬¬* La historia no sería lo que termina siendo sin que el final lo cree la propia historia. Aquí quiero feliz, porque los personajes y la historia lo requieren ¿algún problema?... sabía que no n.n*

¡LEER!

Personajes principales: Minato, Itachi, Kakashi, Kushina, personajes de Akatsuki y uno que otro colado que se preste para que ellos sean las estrellas de esto.

Dato curioso del nombre del fic.

Ocurrió mas o menos así. El fanfic esta escrito ya hasta el capítulo ocho, mas los cuatro pequeños intros. Hablaba con mi amiga Lucy, por acá Kea Langrey, -una linda enferma del MinatoItachi,- que me daba su opinión del capi 8 –"Muy corto u-u" ¬¬* -. Es tan amante de esta pareja, que no sólo me alienta a escribir de ella, sino que lee las barrabasadas que hago,-aunque suele leer casi cualquier cosa con ellos,- así que en agradecimiento le dije "dejare que seas la madrina del nuevo fickito. Ponle nombre y lo subiré". O.Ó No daré largas, se rompió la sesera –quiero pensar que es porque estaba trabajando y está presionada con otras tantas cosas,- diciendo que era mala para poner títulos. Es muy lista, pero rara uwu. Al final –ay por dios, ¿Qué le ha pasado?- le puso el nombre del shojo que ve. ¡Shojo!. Para un fic Yaoi. XD! En fin. Pero muy linda ella hasta en varios idiomas me lo dio, pero decidí (mos) dejarlo en español. Se me ha ocurrido una escena de hecho, quizá para el capítulo diez o algo… basada en el nombre del fic en uno de esos idiomas, para darle mas razón de que se llame así XD, no sólo por la trama en general. En fin, espero lo disfruten.

OJO: Cada Intro tiene el nombre del fic, pero en distinto idioma, ¿vale? ¡Significa lo mismo! (Según Kea, si esta equivocado molestenla a ella, lo digo fielmente a como me lo puso aunque fuese errado uwuU)


Llegando a ti

Intro A

Habían estado juntos básicamente desde el jardín de niños. Eran lo que se llamaba amigos de toda la vida.

Ambos eran prácticamente unos genios, sin embargo sus padres querían que disfrutaran su niñez, así que al tener en cuenta que no les hacían falta clases complementarias o algún tipo de enseñanza extra que estimulara sus ya de por sí despiertos cerebros, no se les ocurrió otra cosa mejor, que dejarlos juntarse.

Sin embargo, muchos se preguntaban seriamente cómo es que esos niños pudieron congeniar, o peor aún, conservar su amistad por tanto tiempo.

Minato Namikaze, tenía encanto natural. Era no sólo muy bueno en cualquier materia, deporte o arte que le pusieran enfrente, sino que era del tipo de niños cuya sonrisa encantaba, y cuyos ojos decididos convencían a cualquiera, al igual que su tono que siempre destilaba seguridad y liderazgo natural. A pesar de los años, se permitía seguirse sorprendiendo para seguir obteniendo nuevos y más conocimientos.

Kakashi Hatake, por contrario, tenía una especie de carisma extraño. Agradaba y a la vez amilanaba su aura que mezclaba pereza y misterio. Era realmente muy bueno en lo que le ponían a hacer, pero no tenía precisamente mucha motivación para iniciar por su cuenta nada. El mundo parecía aburrirle tanto, al grado de que nunca desaparecía su pose siempre desgarbada, y su rostro adormilado; se sabía que no se debía a inseguridad, sino a fastidio latente.

Había sido en el último año, en el último periodo de jardín de niños. Kakashi terminaba demasiado pronto sus labores, y se ganaba el agrado de los maestros sólo por ello. Eso, aunado a su aspecto extenuado y actitud despreocupada –que se confundía muy seguido con timidez,- le granjeaban el lugar del tipo de niños que son abusados por otros.

No ayudaba mucho la ropa más grande de su talla que insistía a su padre le comprara, y le hacía ver más larguirucho y flaco. Y menos el cubre bocas o la bufandita que le protegía la muy delicada nariz –y cubría tres cuartos de su cara,- que si no usaba, estornudaba al grado de que parecía que le daban ataques, cuando había grandes cantidades de algo en el aire.

Kakashi, en vez de estar con el grupo realizando pequeños pasteles ficticios, o castillos de una pésima arquitectura, se había quedado rezagado, contando las hormigas que iban en una fila hacia el interior. Notaba también, en silencio, cómo es que los animalejos ascendían por los zapatos de los niños, y cómo ante el alborozo del juego, comenzaban a removerse sin percatarse los otros pequeños de qué era lo que les picaba.

Más aún, algo dentro de él se despertaba desde ese entonces, y ante su aparente indiferencia, nadie podría sospechar que a veces se agachaba un poquito más de la cuenta no sólo a ver a las hormigas, sino los calzoncitos de algunas compañeras. Si bien era una conducta aprendida de un programa de tv –visto en otro día de aburrimiento,- también le había resultado sumamente interesante –aunque no sabía por qué,-

Cierto día, el grandulón de la clase lo encontró cerca del gran cajón de arena, haciendo las cosas que siempre hacía. En resumen, miraba todo con su habitual desgana. El flaco y escuálido Kakashi, se le antojo una buena presa. Intentó amedrentarlo, herirlo con terribles palabras y las risas crueles de los otros compañeritos. Kakashi permaneció indiferente. Eso casi hizo llorar de frustración al otro niño envidioso. Kakashi le dijo que opinaba que le importaba poco, si le urgía tanto reconocimiento como para ser la única actitud a la cual recurrir, y que se quitara de su campo de visión –no era justo que estorbase el espectáculo de calzoncillos-. El otro niño no opinó nada, porque no entendió mucho, así que se decidió a darle una buena paliza.

Entonces fue cuando él llego. Minato no sólo era el niño genial, que a toda niña llamaba la atención, y todo niño admiraba y respetaba por sus capacidades y encanto. También desde pequeño –quizá por los cuentos leídos o escritos por su padre, quizá por demasiados mangas,- tenía complejo de héroe. Ese día fue la primera vez que se peleó, no por sí mismo, pues nunca tenía necesidad de también que era aceptado, sino para proteger a otro. Uno que se le hacía muy extraño, pero que le caía bien y no había sabido cómo acercársele.

Tras la pequeña riña, y el regaño de las maestras, Minato preguntó que si podían jugar. Kakashi se limitó a alzarse de hombros y dejarse arrastrar por la otra manita. Al otro día, a Sakumo Hatake, le encantó la idea de que su hijito hiciera su primer amigo y le invitó a comer con permiso de su madre. Más le alegró que no la tuviera cerca, -bien, no precisamente eso,- sino como él, Minato vivía con su padre solamente, y era precisamente, el mismo hombre que escribía las más populares –y favoritas,- novelas eróticas del papá de Kakashi.


Continúa en Intro B