¡HOLA! No, no estás soñando, ni tu correo te trolea (¿) Actualicé =D y no es una simple actualización, es el final del fic!

Sí, luego de tantos y largos años por fin. "Su Recuerdo" llega a su fin.

Quisiera agradecer a todos los que me hicieron sentir bienvenida y que les agradaba mi historia. A lo largo de estos, cuatro años.

GRACIAS!

Como dije antes, este es el último fic para este fandom, no depende de mí, como ya lo he explicado, Bakugan la cagó para mi cuando quitó a las chicas principales de la serie ¬¬.

No con esto quiero decir que me largo de Fanfiction. ¡NO! Seguiré escribiendo, para otros fandoms y otros pairings, si les gustan mis historias, déjense ver en algún RR por ellas, pueden chequearlas en mi perfil y háganse presente (Si alguien lo hace) díganme: "Soy InsertaTúNombreAquí lector/a de Su Recuerdo" =D

Si no los vuelvo a ver/leer. Igual, les deseo lo mejor y les agradezco muchísimo el gran apoyo para conmigo y cariño para con la historia.

MUCHAS GRACIAS!

No los interrumpo más y los dejo con la lectura.

Disfruten*


Capítulo X: Tu Hermoso Recuerdo.

Natasha viuda de Von Hertzen, era una mujer encantadora. De contextura pequeña y delgada. Un corto, pero estético cabello platinado. Era muy parecida a su hijo, físicamente; excepto que Klaus además de haber heredado el dinero de su padre también heredo su talla y el color de sus ojos.

Natasha Von Hertzen tenía los ojos más verdes que había visto en su vida y en esos momentos se veían tan alegres que se notaba.

-¡Estás preciosa, querida!-Chilló con una emoción de una jovencita de la mitad de su edad.-Pareces una autentica reina.

Alice sonrió a la encantadora anciana que la miraba con cariño antes de girarse al espejo para contemplar la imagen que le ofrecía.

La joven contuvo una exclamación. Era el vestido de novia más bonito que había visto en su vida. El corsé ceñía su talle, estilizando su de por sí fina figura, estaba adornado con fina pedrería que resaltaba del color perla de su vestido y la falda del vestido era una gran campana que parecía brillar bajo la luz.

-Y falta un último detalle.

La entusiasmada vendedora se empinó para colocarle el velo. No cubría su rostro, pero caía largo hasta casi confundirse con la cola del vestido. Era transparente, con delicados bordados que cubrían su espalda desnuda. Sinceramente jamás se había visto más bonita.

-Vaya…

Una voz masculina se hizo notar llamando la atención de las tres mujeres en la sala de prueba. Era un maravillado Klaus que no podía articular palabras. A su lado un enfurruñado Shuo trataba de quitarse la corbata.

-¡Nathaniel Klaus Von Hertzen!-Chilló la mayor de las mujeres con enojo-¡Largo de aquí en este mismo instante! No debes ver a Alice, ¡trae mala suerte!-Agregó empujando a su hijo a salir de la sala.

-Tonterías, madre.-Rió el joven de cabellos plateados dejándose arrastrar por su progenitora.-Esos cuentos de viejas.

-Seré todo lo vieja que quieras, pero, recuerda cariño: Más sabe el diablo por viejo que por diablo.-Agregó, antes de cerrar la puerta-¡Y no vuelvas hasta que te diga!-Se giró a su futura nuera.-Hombres.-Bufó molesta y reparó en el niño.-Pero, mira nada más, esa preciosura.-Exclamó encantada viendo al niño vestido de traje y peleando con la corbata de lazo-¡Shuo se ve tan encantador!

Alice concordó al ver al pequeño enfurruñado. Natasha había insistido en que el niño la llamase abuela y Shuo pareció cómodo con la sugerencia. Era muy atractivo a su corta edad, estaba segura que dejaría suspirando a todas las chicas cuando creciera.

Como su padre.

Se reprendió internamente por pensar en él y se concentró en su hijo.

-Estás muy apuesto, jovencito.-Halagó al niño que por fin reparó en su madre y su pequeña boquita formó una "o".

-Vaya mamá, pareces una de las muñecas de la abuela Nat.

Alice sonrió a su hijo. En efecto, el modelo de su vestido fue sacado de una de las muñecas de colección de Natasha. "Sus hijas", como ella les decía, la única diferencia fue que Alice insistió en que su vestido fuese perla o marfil. No le parecía justo llevar blanco y de nada le sirvió a Klaus objetar al respecto. Siempre habían sido sólo Klaus y ella desde la muerte de Helmut Von Hertzen hacía muchos años atrás, así que ahora que iba a tener una nuera y además un nieto, se sentía muy feliz.

-Y el vestido de las damas de honor ha quedado divino.-Exclamó la dueña de la tienda-¿Segura que no habrá problemas con las tallas?

-Ninguno.-Aseveró Alice.-Todas usamos la misma talla.

-Eso es algo que me encanta de vosotros. Los asiáticos son tan delgados.

Las mujeres mayores rieron y Alice les respondió con una sonrisa. Klaus había insistido en correr con todos los gastos de la boda, incluyendo el traje de las damas que eran Julie y Runo. También quiso comprar el de tía Kaori y el traje para tío Sabato, pero, ambos alegaron que si no había problema, ellos querían usar atuendos tradicionales. Por supuesto que Klaus no objetó.

Viendo a su niño se daba cuenta que quizá Shuo también estaría más cómodo con el traje tradicional japonés. Pero, él era el pequeño de los anillos. No podía sugerirlo.

Los anillos. Ya los habían escogido. Alianzas de oro blanco con delicadas turquesas a su alrededor. Ese anillo iría junto al gran diamante de los Von Hertzen que se lucía en el dedo anular de la mano izquierda y que le pesaría menos si amase a su querido amigo, Klaus.

-Mami…

Shuo la sacó de sus pensamientos.

-Dime corazón.

-¿Estás feliz?

Alice sonrió. Así, con el ceñito fruncido y sus ojos ansiosos se parecía muchísimo a su padre.

-Claro, pequeño.-Susurró a su hijo-¿Y tú?

-Yo también.-Contestó quedito.

-Vamos a ser una familia muy feliz, campeón. Te lo prometo.

La sonrisa de Shuo le hizo saber que cumplió con su rol de madre e infundió seguridad en su hijo. Beso su frente con ternura y se dirigió a las mujeres.

-Está perfecto Madame Beaucot.-Indicó Alice a la diseñadora.

Entonces ¡nos lo llevamos! Aún tenemos muchísimo que hacer para pasado mañana.

Alice tragó duro mientras dejaba que la experta en moda la ayudó a soltarse el vestido. Que rápido pasaba el tiempo, había pasado tan ocupada los últimos días que apenas fue consciente del tiempo.

Se casaba en dos días.


Mucho que hacer. Eso era precisamente lo que Shun pensaba al verse rodeado de formas e informes pendientes que trataba de solucionar.

-Aquí tiene el documento que afirma la sociedad con IshidaCorp.-Escuchó que una voz le decía, al mismo tiempo que le ponían un papel en la cara.-Esta es la autorización de Crédito para el Conglomerado Fang, aquí está el balance semestral que debe firmar y esta es mi renuncia.

-¡Nanami no me puedes abandonar!-Gimió desesperado el moreno al darse realizar lo que la castaña le decía-¡No ahora!

-Lo siento señor, pero, el médico me ha dicho que tengo que guardar reposo.-Contestó la castaña.-A no ser que quiera que cualquiera de estos días me ponga de parto en mi escritorio.

Shun se obligó a despegar la vista de sus papeles para ver a su embarazadísima secretaria. Había presentado un embarazo complicado ya que esperaba gemelos según le había dicho, por eso había tomado reposo y Dan había contratado a Fabia temporalmente.

-Entonces no renuncies.-Suspiró.-Tómate un mes más de lactancia y vuelve en cuatro meses. Recibirás tu salario puntualmente y tu puesto estará esperándote cuando vuelvas.

-¡¿En serio?!-La castaña no pudo evitar chillar de alegría.-Muchas gracias, señor. Es el mejor jefe, Tomoe se pondrá tan feliz.-Agregó refiriéndose a su marido.

Luego empezó a balbucear acerca de todo lo que aún tenía que hacer y tras agradecer nuevamente se giró para despedirse.

-¡Nanami!-La atajó el moreno.-Un único favor antes que te vayas.

-Claro, el que quiera, señor.

-Por favor, llama a la agencia y pide un reemplazo eficiente.-Pidió.-Y asegúrate de que no sea Fabia.

Nanami hizo cara de pena.

-¿Tan mala fue?

-Fue una pesadilla.-Confesó.-Jamás dejaré que Dan vuelva a escoger al personal.

La castaña se despidió entre risas asegurando que se encargará de que le envíen a la persona más cualificada.

Una vez solo, Shun no pudo evitar resoplar. Si no paraba de trabajar todo el día, probablemente podría tomar el avión de la empresa y volar a Moscú en la mañana. Habría querido ir antes. Pero, con todo el caos de su vida personal había descuidado muchísimo la empresa. Al punto que temió perderla. Afortunadamente se enteró a tiempo.

Hubo un momento en el cual quiso mandar todo a la mierda y viajar a Moscú el mismo día que se enteró que Alice se fue. Después de todo el dinero no significaba nada si no podía recuperar a su familia. Sin embargo, pensó en su Shuo. Su hijo. Las empresas Kasami eran su herencia y aunque a él no le habían traído felicidad, sería muy egoísta de su parte privar de ello a su vástago.

Así que por él tenía que trabajar.

-¿Moriremos jóvenes?

Dan entró a su despacho con una gran sonrisa y un grupo de papeles en sus manos.

-No me digas que lo que llevas allí es más trabajo.-Gimió el moreno.

-No idiota, es mi parte, ya está hecha.-La puso en una de las mesas contiguas.-Me recuerda al instituto, cuando nos mandaban demasiadas tareas nos las repartíamos.

-Yo debería estar en Moscú.-Masculló entre dientes.

-Ciertamente ya deberíamos haber viajado.-Indicó el castaño.-La boda es en dos días. Julie me escribió diciéndome que ellos ya se iban, que tenían que ver lo de los vestidos y no-sé-qué otras cosas de tías.

-Yo saldré mañana a primera hora.-Anunció el CEO de la empresa.-Aunque no tenga que dormir hoy.

-Saldremos, hermano.-Indicó el castaño.-Yo no pienso quedarme aquí.

-De acuerdo.

-¡Me importa un comino si Shun dijo que no lo molesten! ¡A mí me tiene que recibir! ¡Soy su prometida!

Los jóvenes en el despacho se miraron entre sí. No había que ser un genio para saber de quién se trataba.

Sirena.

-¡Con qué ahí estás!-La rubia entró como un bólido pasando junto a Nanami-¡Qué es eso que no quieres verme y por qué ya no me contestas el celular!

-Lo siento mucho, señor Kasami.-Nanami se disculpaba efusivamente.-No quiso detenerse.

-Tranquila, Nanami, lo sé. Puedes retirarte.-Se dirigió a Dan.-Déjanos solos, Dan.

-De acuerdo.-Se desperezó antes de encaminarse a la puerta.-Será mejor que guarde abrigos, tengo entendido que en Moscú hace mucho frío por éstas épocas del año.-Tú deberías hacer lo mismo.

Dicho lo cual, salió por la puerta.

-Me alegra que hayas venido a verme Sirena, me has ahorrado la molesta labor de irte a buscar.

Tenía que terminar con eso de una buena vez.


-¡Qué bonita!

Chillaron al unísono Runo y Julie cuando se bajaron de la limosina que los recogió en el aeropuerto y los trasladó a la residencia Von Hertzen.

Alice las sonrió con indulgencia. Era comprensible su reacción. La casa de Klaus era una gran mansión de la Rusia Imperial, había sido construida por el primer Von Hertzen en el dominio del Zar Nicholas II. La solemnidad de la mansión sólo podía ser comparada con la casona del propio Zar, la casona de los Romanov.

Sin embargo, para ella, era simplemente la casa de su buen amigo Klaus.

-¿La casa de tu familia es así de grande?-Inquirió Julie.

La tristeza opacó por una fracción de segundos el rostro de la joven madre.

-No. Los Gehabich tienen más prestigio que dinero. Fue una de las primeras familias en asentarse aquí y mi abuelo les hizo ganar prestigio con sus hallazgos-Explicó Alice.-Sin embargo, tras su muerte, tengo entendido que sus otros nietos no supieron tomar buenas decisiones y ahora es solo un recuerdo de lo que solía ser.

Klaus pasó su brazo alrededor de Alice protectoramente y besó su cabeza con ternura en señal de apoyo. Los demás entendieron que ese era un tema doloroso para la joven de cabellos anaranjados.

-Bueno.-Empezó Sabato Misaki.-La casa de la familia de Alice tiene un restaurante, seguro que la otra no lo tenía.

La ocurrencia le sacó a Alice una gran sonrisa y fue a refugiarse en los brazos protectores de su tío.

-Esa es y será siempre tu casa, pequeña.

-Gracias, tío.

-Y ustedes, van a vivir aquí.-Preguntó Billy queriendo quitar la tensión del ambiente.

-Sí.-Contestó Alice con ánimos.-Aquí vive la mamá de Klaus sola, así que nos insistió que viviéramos con ella.

-Me sentiría más seguro al saber que las dos mujeres y el hombrecito más importante de mi vida estarán bajo la seguridad de mi casa cuando viaje.

-Espero que no dejen de visitarnos, saben que las puertas de nuestra casa estarán siempre abiertas para ustedes.

-Gracias.-Dijo Klaus.-Planeamos ir al menos una vez al año y quizá para el año nuevo.-Explicó el joven de cabellos plateados.-Todo depende de cuando Shuo tenga las vacaciones.

Runo vio a su prima sonreír. Más, de nuevo, no podía asegurar que era una sonrisa sincera.

En esos momentos no podía evitar cuestionarse sobre si callar era lo más conveniente.


-¿Te vas a Moscú?-Cuestionó la rubia-¿Por qué no me lo habías dicho?, ¿Por qué no contestas ni mis llamadas ni mis mensajes? Quería que me acompañes al ecosonograma de nuestro bebé.

-Sí me voy a Moscú, voy a recuperar a mi familia. A Alice y a mi hijo.

-¡No puedes hacerlo! ¡Ella te dejó, se casará con otro! ¡Tú tendrás otro hijo conmigo!

-Ya basta de mentiras, Sirena. Lo sé todo.-Dijo con una calma que asustaba.-Sé que ese hijo no es mío y que hasta hace poco ni siquiera estabas embarazada.

Silencio sepulcral.

Cinco… cuatro… tres… dos…

-¡Eso es mentira!-Explotó finalmente la modelo-¡¿Quién te ha dicho tales cosas?! ¡¿Fue la golfa esa, verdad?! ¡No es más que una perra mentirosa! Seguro que está desesperada porque te sabe perdido y quiere ponerte en mi contra. Es eso Shun, ¡no te dejes engañar como la primera vez con el bastardo ese!

Shun no dijo nada; porque su mirada delataba todo el odio que le generaba escuchar esas palabras de la joven mujer. Simplemente sacó la grabadora que Dan le consiguió y reprodujo su conversación con el tipo que iba a inseminarla. Poco a poco y con mucho gusto vio como el color abandonaba las mejillas de su antigua novia.

-¿Reconoces tu voz y el lugar, verdad Sirena?-Preguntó con una voz tan helada como el hielo.

-Esto es una infamia.-Se mantuvo en su postura.-Y no puedo creer.-Empezó a lloriquear.-Que tu creas en eso más que en mi, que te he apoyado por tantos años y que no he hecho nada más que amarte.

La escena provocó nauseas en el moreno. Siempre había odiado las rabietas de Sirena, más ahora le parecían insoportables.

-Aquí la única que es infame eres tú, Sirena y ya te había advertido sobre hablar mal de Alice y de mi hijo.-Acercó su mano a un botón en su escritorio.-Si te vas ahora, no tendré que verme forzado a pedirle a seguridad que te saque.

-¡No puedes sacarme!-La modelo volvió a optar por su pose de atacante.-Si lo haces, te juro que haré un escándalo que pondrá en entredicho tu reputación y a tu maldita empresa. Conozco a muchas personas del medio cariño.

-Yo también, cariño.-Escupió la última palabra.-Sabes tan bien como yo que en ese mundo, el que manda es el que tiene más dinero y en ese caso soy yo. Sin mencionar que con una sola denuncia de mi parte por difamación, al acusarme de la paternidad de tu hijo tu carrera de modelo se iría al trasto.

-Ni que fuera tan estúpida para irme contra ti.-Dijo destilando veneno en su voz.-A la prensa le encantará la primicia de tu hijo bastardo.

-Atrévete.-La desafió Shun al borde de un colapso por el coraje.-Te juro que si tienes un esqueleto escondido en tu armario mi gente lo encontrará y no tendré piedad, Sirena. Les daré todo el material para hundirte y cuando estés en el suelo, agonizando, yo mismo clavaría un puñal en ese hueco en el que debería estar tu corazón.

-No te atreverías…

-Pruébame.-La invitó.-Ya te advertí, una vez, que no mencionaras ni a Alice ni a mi hijo con tu boca. Ahora ya no advierto, amenazo y nunca amenazo en vano. Si tanto te jactas de saber de mi, sabrás que no miento.

Las piernas le temblaban a la plástica rubia. Apretó su sobre cartera de Vouiton y tras gritar un nada seguro: "Te arrepentirás". Se marchó.

Shun esperaba que para siempre.

Ya se había deshecho de todos los impedimentos para ser feliz.

Solo tenía que recuperar a su familia.


-Y así, el príncipe se casó con la princesa y vivieron felices para siempre.-Alice cerró el libro en sus manos.-Fin.

-¿Y después?-Preguntó Shuo.

-Tuvieron muchos hijos e hijas.

El niño frunció el ceño y fijó sus ojos ámbares en su madre.

-¿Tú también tendrás muchos hijos e hijas con el tío Klaus?

Alice se ruborizó ante la implicación.

-Sí, supongo que tendremos, al menos otro hijo más.

-Y… ¿aún así me querrá?-Preguntó con un hilito de voz.-No se olvidará de mi cuando tenga un hijo, ¿verdad, mamá? No será como…

-¿Como quién Shuo?-Preguntó Alice intrigada.

-Como Shun…-Musitó el niño con voz quedita.

-¿Qué tiene que ver Shun en esto?

-Escuché a tía Julie cuando dijo que él era mi papá de verdad.-Confesó finalmente.-Y tiene que serlo ya que somos igualitos.-Soltó su conclusión infantil.

-Ah.-Alice no esperaba esa revelación de la criatura-¿Qué opinas al respecto?-Temía la respuesta más debía saberla.

-Al principio me puse feliz.-Confesó el menor.-Pero, él te hizo llorar y yo no quiero que nadie te haga llorar nunca mami. Él es malo.

Sintió alivio cuando vio que el niño no estaba molesto por haberle ocultado la verdad. Afortunadamente, era muy pequeño para eso. Sin embargo, le dolió la manera cómo se expresó con Shun.

-No, no es malo.-Dijo Alice.-Ese día, Shun estaba molesto.

-¿Con mami?

-No y tampoco con Shuo.-Afirmó.-Pero, tu papá no es malo y te quiere mucho.

-Yo también lo quiero.-Confesó Shuo.-Pero, ¿él te quiere a ti? Porque si él no te quiere yo ya no lo querré.

¿Cómo contestaba eso? No podía mentirle a su pequeño diciéndole que Shun no la quería cuando él no se había cansado de decírselo.

-¿Por qué tienes miedo de que Klaus te deje de querer?

-Porque… yo no soy hijo suyo.-Contestó apenado.-Y me da miedo que cuando tenga un hijo, se olvidé de mí y ya no me quiera.

-Eso no pasará nunca.

La voz masculina llamó la atención de madre e hijo. Klaus Von Hertzen estaba en el quicio de la puerta destinada a Shuo y les regaló una sonrisa indulgente.

-Klaus…

El joven de cabellos plateados sonrió a Alice antes de volver a dirigirse a Shuo.

-Déjame preguntarte algo, jovencito.-Se sentó al lado del niño en su cama-¿Te gusta este cuarto?

-Sí, tiene el nuevo PlayStation y un montón de juguetes.

-Me alegro.-Contestó acariciando sus cabellos-¿Te gustó tu caballo?

-¡Sí!-Chilló el niño.-Pero aún no sé montarlo.

-Yo te enseñaré y jugaré contigo y la PlayStation.-Pasó su brazo alrededor del cuerpito del niño.-Y ahora, ¿ves ese medallón colgado en la pared arriba del televisor?

Alice también dirigió su vista al cuadro que señaló su amigo y lo vio. Un gran medallón colgaba de una gruesa cadena dorada.

-Ese medallón.-Prosiguió Klaus.-Mi abuelo se lo dio a mi padre y él me lo dio a mí. Se supone que yo se lo tengo que pasar a mi primer hijo o hija y yo te lo di a ti. ¿Crees que te lo hubiera dado si pensara olvidarte una vez que tengas hermanitos?

-¿No?

-Por supuesto que no.-Acarició el cabello del niño.-Shuo, yo te vi nacer, te tuve entre mis brazos el primer día que llegaste al mundo, te llevé a tu primer día en el jardín de infantes. Tú eres mi primer hijo y eso nunca va a cambiar. Lo único que cambiará será tu apellido, por lo demás, todo sigue igual. Lo único que quiere y he querido siempre es que tu mami y tu sean felices. ¿Vale?

-¡Vale!-Shuo se arrodilló y abrazó a Klaus con fuerza.

-Ahora a dormir, campeón.

Klaus besó la frente del niño y lo arropó con ternura. Shuo dormitaba tranquilo de manera que ambos salieron en silencio de la habitación.

-Shuo sabe que Shun es su padre.-Dijo Alice una vez que se encontraron solos.

-Lo escuché y me siento muy orgulloso por cómo lo tomó.-Expuso Klaus.-Es un niño muy maduro para su edad. Lo has criado bien.

-No lo he hecho sola.-Dijo sonriéndole a Klaus.-Tú has sido un gran ejemplo para mi niño.

-Nuestro niño.-Corrigió el joven de cabellos plateados.-Alice, lo que dije adentro era verdad, lo único que quiero es que ustedes sean felices. Sé que yo puedo hacerlos felices, así como sé que tu no me amas.

Alice se acercó a Klaus y por primera vez en el tiempo que lo conocía fue ella quien tomó la iniciativa y besó sus labios.

Un beso prolongado y lento. Klaus puso sus manos respetuosamente en su cintura y profundizó el beso. Se separaron cuando el oxígeno empezó a faltar y Klaus la abrazó.

-Soy el hombre más afortunado del mundo.-Susurró contra su cabello.-Te amo y eso jamás cambiará.

Alice solo se refugió en el abrazo del joven.

Esperaba que en poco tiempo ella pudiera decir lo mismo.


-Tranquilo, Shun, deberías tratar de dormir un poco.-Aconsejó a su amigo que bebía café.

-No me pidas eso.-Respondió el aludido.

-Llegaremos a tiempo, ya lo verás.

El moreno bufó molesto. Cuando terminó su trabajo, el clima se puso en su contra y apenas tendría tiempo de llegar a detener la boda de Alice y si no llegaba a tiempo…

No quería ni pensar en eso. Porque desafiaría a quien sea con tal de recuperar a la mujer que a amaba.


-Por último, el labial.-Dijo una voz femenina.-Ya puede abrir los ojos, señorita Gehabich.

Alice obedeció a la estilista contratada para arreglarla para el matrimonio y vio su reflejo en el gran espejo que habían instalado en su habitación.

Casi no se reconoció. Su cabello estaba cogido en una elegante trenza con pequeñas margaritas enroscadas en el mismo resaltando su peculiar color. Los ojos de la muchacha se lucían bajo la delicada sombra en tonos tierra y sus labios, finos y rojos.

Ahora, en verdad creía que parecía una de las muñecas de su futura suegra.

-Estas muy linda, querida.

La voz de una mujer mayor llamó su atención. Natasha Von Hertzen le pidió a la estilista que fuera a por el vestido de la novia y se quedó a solas con ella.

-Muchas gracias, usted se ve muy elegante.

La matriarca Von Hertzen llevaba un elegante vestido gris con apliques de pedrería a lo largo del corsé y la falda, una estela de piel cubría los hombros desnudos.

-Hija, quiero hablar contigo antes de la ceremonia.-Dijo con afecto.-Quisiera preguntarte si estás segura de tu decisión.

-Yo… quiero mucho a su hijo, señora.

-Pero no le amas.-Sonrió con indulgencia al ver que la muchacha se avergonzaba.-No lo miras con ojos ilusionados, no te pones ansiosa a su lado, sí, sé nota que quieres a mi hijo. Pero, no lo suficiente para llevar un matrimonio feliz.

-Haré todo lo posible para enamorarme de él.

-Dime, ¿Cómo planeas hacer eso cuando tu corazón está en otro lado?-Nuevamente el silencio de Alice respondió por ella.-Escucha, no he interferido porque esperaba contra toda esperanza que en el tiempo que has estado aquí y lejos del dueño de tu cariño, hubieses empezado a sentir algo por mi hijo. Pero, ahora hija. Te lo pido como madre. Si sabes que no podrás olvidar a ese gran amor no te cases con Klaus. Nunca serás feliz a su lado y él tampoco ya que no podrás ocultar tu desdicha.-La tomó de las manos.-Te lo dice la voz de la experiencia.

Alice frunció el ceño por el asombro.

-Eso quiere decir…

-Sí, querida.-La anciana le sonrió.-Helmut fue un buen amigo, un buen esposo y el mejor padre. Pero, no fue el hombre a quien yo amé.-Tomó aire antes de seguir.-Klaus nos unió pero no por eso yo dejé de amar a Albert y Helmut lo sabía. No te mentiré diciendo que él no me hizo feliz, incluso hubo momentos en los que creí amarlo. Pero, al final, quien estaba en mi corazón siempre fue Albert. Por eso te digo, que no te engañes, nunca amarás a mi hijo mientras haya otro hombre en tu corazón.

Alice agachó la vista apenada y sintiendo simpatía de la anciana.

-Entiendo que pienses en tu pequeño y quieras lo mejor para él. Te admiro mucho por eso. Al igual que tú piensas en Shuo, yo pienso en Klaus, lo único que quiere una madre es que su hijo encuentre una buena mujer que lo quiera casi como lo queremos nosotras, ¿verdad?-Alice asintió.-Si decides cambiar de opinión en último momento, adelante, olvídate del dinero gastado, eso se recuperará, incluso Klaus a la larga entenderá que fue lo mejor.-Apretó más sus manos.-Pero, si decides seguir con la ceremonia te pido, no, te suplico como madre, que hagas muy feliz a mi hijo.-Pidió con lágrimas en los ojos.

-¡Aquí está el vestido!-Canturreó la estilista-¡No! ¡Nada de lágrimas hoy, señoras! ¡Es un día de fiesta!

Natasha Von Hertzen secó sus lágrimas con elegancia y ayudó a Alice con lo mismo para que no estropee su maquillaje.

-Iré a revisar que todo esté en orden.-Dijo.-Termina de arreglarte querida.

-Sí…

Con ayuda de la estilista, Alice se puso el vestido y se arregló quedando lista para la ceremonia.

-¡Te ves hermosa!

Julie entró al salón de la novia dando brincos como si no llevara unos tacos aguja de más de diez centímetros. Tras ella una azorada Runo.

-¡Ustedes también!

Los vestidos color amarillo claro de las muchachas hacían lucir el hermoso cabello, ahora rizado de Runo y la morena tez de Julie. Se veían despampanantes.

Julie le sacó una foto y le pidió a la estilista que le saque una a las tres.

-Espero que seas muy feliz amiga, lo mereces.-Musitó Julie.-Aunque yo esperaba que Shun apareciera y te secuestrara.-Dijo guiñando un ojo.-Iré a tomarle fotos al principito. ¡Shuo debe verse tan mono de traje!-Se marchó dejando a las primas solas.

-Vaya, hoy es el gran día, prima.-Empezó la conversación Runo, jugando con sus rizos.-A partir de mañana serás la flamante señora de Von Hertzen.

Alice sonrió

-Sí…

-¿Qué ocurre?-Quiso saber Runo al notar extraña a su prima.

-Estuve hablando con la mamá de Klaus y ella me ha hecho ver muchas cosas. Ay Runo, ya no sé qué hacer.-Confesó angustiada.-No quiero herir a Klaus, no puedo casarme con él amando a Shun. Pero, eso es imposible porque él tendrá otro hijo con la lánguida esa.

Alice se veía tan afligida que Runo no pudo evitar sentirse culpable por ocultar lo que sabía. Alice amaba al idiota ese y ella sabía algo que podría significar la felicidad de su prima. Sentía que debía hacer lo correcto.

-Así que lo mejor para Shuo es…

-Lo mejor para Shuo es que su madre sea feliz para que pueda crecer en un ambiente rodeado de amor.-Terminó Runo decidida.-Alice, hay algo que debo decirte…

-¡Alice!

Las puertas de la sala de la novia se abrieron de par en par y como un bólido, un joven moreno trajeado apareció en el umbral.

-Shun…


A Shun le costó recordar el motivo de su llegada al ver a Alice tan hermosa ataviada en su vestido color perla. Pero tardó menos de un segundo en recordarlo:

Estaba ahí para detener una boda.

-No puedo dejarte ir, no puedo renunciar a ti.-Empezó.-No puedo hacerlo cuando sé que me amas tanto como te amo yo.

Alice sentía que las piernas le temblaban y que los ojos le quemaban, en cualquier momento se pondría a llorar. Shun no podía hacerle eso. No podía aparecerse el día de su boda y tratar de impedirla. Ya era…

-Tarde.-Dijo Alice con un hilillo de voz.-Ya es muy tarde. Voy a casarme con Klaus, así que si no has venido a darme el enhorabuena, te suplico que te vayas.

Shun sintió que poco a poco se abría un hueco en el suelo, justo bajo sus pies.

-No me iré.-Se mantuvo testarudo.-Estás cometiendo un error Alice.

-¡No!-¿Había gritado?-El error lo cometí hace cinco años cuando te conocí y me enamoré de ti. Por primera vez estoy haciendo lo correcto, lo que es mejor para mí y para mi hijo.

-Lo mejor para Shuo es crecer con sus dos padres.

-¿Y cómo harás para dividirte entre Shuo y el hijo de tú modelo?

-En primer lugar, Sirena no es mí modelo.-Se apresuró en enfatizar.-En segundo, no hay ningún hijo. Todo era una trampa de Sirena.

-Estás mintiendo.-Se apresuró a decir Alice.

-Dan lo sabe.-Señaló a su amigo.-Él puede decírtelo. He pasado los peores días de mi vida. Si Dan no hubiese descubierto la farsa jamás habría venido a importunarte.-Indicó.-Pero, me enteré de la verdad y decidí que de haber una mínima posibilidad de recuperarte lo intentaría.

-Él diría todo lo que tú le pidieras que diga.-Espetó Alice con dolor en sus palabras al saber que lo que quiere es creerle.-Shun, ¿no te cansas de hacerme daño?-Preguntó viendo como el moreno arrugaba su rostro.-Yo voy a seguir adelante, seré feliz.

-No lo serás sin mí.-Se acercó a ella pero se detuvo al ver que retrocedía.

-Si no me crees a mí.-Dan habló por primera vez.-Créele a ella.-Señaló a Runo.-Tu prima estuvo presente cuando Sirena contaba su mentira.

Los ojos de Alice se dirigieron a su prima con incredulidad. Runo le mantuvo el gesto el mayor tiempo posible, pero después cedió y apartó la mirada.

-No tengo nada que decir.

Alice se volvió a los hombres. Shun parecía derrotado y Dan, decepcionado. Por Dios, ella misma estaba decepcionada, una parte de ella esperaba que Runo confirmara las palabras de Shun pero… no.

-Ya es hora lin-.-La frase quedó inconclusa en los labios de la señora Von Hertzen que entraba contenta.-Vaya…

Reparó en los hombres y por supuesto que concluyó que el moreno era el papá de Shuo, eran idénticos y por la expresión compungida en el rostro de Alice supo que había ido hasta allí para detenerla.

-Alice, ya es hora.-Dijo bajito.-La ceremonia va a comenzar. Los señores…

-Ya se van.-Interrumpió Alice.-Dame unos minutos para despedirlos.-Pidió con una sonrisa.

-De acuerdo, querida.

-Runo, Dan, me dejan un momento a solas con Shun por favor.

-Pero-

-Por favor.-Atajó Alice.

Los dos salieron en silencio de la habitación dejando a Alice y a Shun solos.

-Escúchame bien, Shun, porque esta es la última vez que hablaremos.


-No deberías fumar en la iglesia.-Soltó la joven de cabellos azules fastidiada por el aroma del tabaco.

-Tú no deberías mentir en una, tampoco.-Espetó Dan con fastidio.

-Es lo mejor para Alice.

-No y lo sabes.-Rebatió el castaño.-Shun la ama.

-Ya hemos tenido esta conversación.-Lo cortó Runo incómoda.

-Maldita sea.

De un ágil movimiento Dan soltó el cigarrillo en el suelo y tras pisarlo se giró hacia la muchacha y con una economía de movimientos bárbara, la besó.

Con fuerza y pasión. Colocando su mano en su nuca para profundizar el gesto. Explorando con su lengua la cavidad de la chica, apropiándose de ella, saboreándola, saciándose de ella.

-¡Basta!-Gimió Runo una vez que el beso finalizó.

-Trata de sonar más convincente, gruñona.-Y volvió a tomar sus labios.

Esta vez ella también correspondió al gesto y el acto se volvió más fiero y apasionado. Nunca podría comparar los besos de Dan con nadie y quizá nunca podría olvidarlos tampoco.

-Tú también me deseas y tanto como yo. Pero eres una cobarde y eso te vuelve egoísta. Temes intentarlo conmigo, admitir que me quieres y deseas y por eso no quieres que nadie sea feliz. Vivirás amargada el resto de tu vida y terminarás sola.

Runo no tenía palabras para rebatir las del muchacho. Sí tenía miedo de lo que él le hacía sentir pero, lo de Alice es diferente.

-Él la volverá a dañar…-Dijo con un hilo de voz.

-Eso no lo sabes, pero sí sabes que si dices lo que escuchaste ellos se darán una oportunidad.-La vio abrir más los ojos.-Sabes tan bien como yo que se aman y se pertenecen el uno al otro. No eres nadie para quitarles esa oportunidad. Piénsalo gruñona, aún estás a tiempo para hacer las cosas bien, al menos para que ellos sean felices.

Sin decir otra palabra se fue. Dejando a Runo con sus piernas temblorosas contra la pared de la sala.

Lo vio irse apenas, ya que las lágrimas nublaban su visión.


Shun veía a Alice y el corazón le latía a mil por hora. Quería secuestrarla y esconderla para que nadie los pudiera separar pero, sabía que no podía hacerlo.

-Alice…

-Shh.-La joven madre se acercó al moreno y colocó su dedo índice en sus labios.-Has silencio, por favor, déjame hablar.

Shun obedeció y esperó a que la muchacha hablase.

-Shun, te amo.-Dijo finalmente.-Escúchalo bien ya que posiblemente será la última vez que lo hagas.-Inspiró un poco de aire antes de proseguir.-Eres y siempre serás mi primer amor. Pero, es muy tarde para nosotros. Nos hemos hecho demasiado daño.

-Alice, puedo compensarte. Te amaré por el resto de mi vida, mi vida será la tuya puedes hacer lo que quieras con ella.-No resistió más y la asió a sus brazos, apretándola con fuerza, inspirando perfume, llenándose de ella.-Sin ti y nuestro hijo la vida dejaría de tener sentido para mí. Por favor, te lo ruego-¿Esa voz rota, era la suya?-Dame una última oportunidad.

-Lo siento.-Susurró en su oído.-Te deseo lo mejor Shun, espero que seas muy feliz.

Sin decir otra palabra se acercó a los labios del muchacho y los besó con infinita ternura. Apenas había pasión, lo que primaba en aquel delicado gesto fue una mezcla de los más puros sentimientos: ternura, cariño, amor.

Y un adiós implícito.

-Yo trataré de serlo.

Sin volverlo a ver, salió del salón de la novia en la iglesia. Y se dirigió al baño a ciegas puesto que las lágrimas ya empezaban a correr.

Una vez en el servicio no pudo evitarlo y soltó un fuerte gemido de impotencia y dolor. Ni siquiera le importaba que el maquillase se arruinara, solo quería llorar por el amor perdido.

-¿Alice?

-¿Runo?

Ambas jóvenes llorosas se miraron entre sí y en cuestión de segundos estaban abrazadas dándose consuelo mutuamente.

-Runo… Runo.-Sollozaba Alice.-Lo amo tanto, tanto.

Las palabras cargadas de dolor de su prima le llegaron a lo más profundo de su ser haciendo que se avivara su llanto.

-¡Oh Alice! ¡Lo siento tanto! Tienes que escucharme y perdonarme prima, pero tenía miedo de que te hicieran daño otra vez. Se separó de Alice y secó sus lágrimas con delicadeza.-Él dice la verdad.-Dijo rápidamente, alzó la mirada dejando ver sus ojos llenos de lágrimas.-Lo siento, pensé que lo mejor para ti era no saberlo, de esa manera podrías ser feliz con Klaus, ser tan feliz como te lo mereces. Pero Shun tiene razón, no hay hijo, no hay motivo para que no seas feliz a su lado.

La revelación de Runo la dejó sin palabras. Entonces… Shun decía la verdad, por el amor de Dios ellos pudieron haber sido tan felices.

Pero…

-Ya es demasiado tarde.-Dijo con resignación.

-No Alice.-Refutó Runo.-Ve tras él, sé feliz. ¿Qué te detiene?

-Klaus.


Caminaba derrotado para salir del lugar donde en pocos minutos el amor de su vida se casaría… con otro hombre. De nada sirvió el viaje, ni el esfuerzo ni la sinceridad. Los había perdido, y todo era por su culpa.

Por idiota, por necio, por estúpido.

-¡Maldición!-Golpeó la pared con fuerza-¡Maldición! ¡Maldición!

-¿Shun?

Shun alzó la vista y reparó en el pequeño clon suyo que lo miraba con curiosidad desde el suelo. Se veía muy gracioso con su traje de boda.

-¿Por qué lloras?

¿Lloraba? No lo había notado. Sin embargo, se limpió las lágrimas rápidamente, no podía permitir que su hijo lo viera así.

-Es que estoy triste campeón.-Explicó.

-¿Por qué?

Porque fue un estúpido que dejó escapar la felicidad. Claro, que no podría decirle eso a un niño.

-Por cosas de grandes.-Dijo finalmente.

-¿Lloras por mamá?-Preguntó con inocencia-¿Por qué se casa? Tía Kaori no para de llorar por eso.

-Sí.-Contestó.-Hubiese querido que mamá se case conmigo.

-Pero, tú hiciste llorar a mami.-Añadió con desconfianza.

-No fue apropósito.-Explicó él.-Me cortaría un brazo antes de dañaros, a ti o a tu mamá. Yo los amo.

Shuo lo miró receloso.

-Yo también te quiero.-Confesó finalmente.-Pero, no me gusta que hagas llorar a mamá. Yo siempre la defenderé de quien la haga llorar.

Sin pedirle permiso al niño lo estrechó entre sus brazos con fuerza, abrazándolo con cariño.

-Eso está bien pequeño.-Aceptó.-Tienes que cuidar a tu mamá siempre, hazlo por mí, ¿vale?

-Vale.

-Te quiero mucho hijo.-Susurró en su oído.-Nunca lo olvides, siempre que me necesites, te ayudaré.-Besó su frente con ternura.-Adiós, Shuo.

El niño lo miró marcharse con el corazón apretándole feo en su pechito. Pero, él ya había quedado que sería fuerte, no podía claudicar.

-Yo también te quiero mucho, papá.


La joven apenas era consciente de lo que pasaba a su alrededor. Caminaba, por inercia. Recordando todo lo que había pasado en el día.

Era demasiado para ella.

La plática con Natasha, la aparición de Shun, la declaración de Runo.

No sabía qué hacer.

-Nathaniel Klaus Von Hertzen.-Apenas escuchó al ministro.-Tomas por esposa a Alice Joseline Gehabich, para amarla y respetarla en la salud y enfermedad hasta que la muerte los separe.

-Y tú, Alice Joseline Gehabich, tomas por esposo a Nathaniel Klaus Von Hertzen para amarlo y respetarlo, en la salud y enfermedad hasta que la muerte los separe.

El silencio invadió la sala. Alice miró a su mejor amigo a través del velo, vio a sus pocos invitados. La incertidumbre en la mirada de Natasha, la resignación en la de Julie y la pena en la de Runo.

No podía hacerle eso a Klaus, no podía negarle la posibilidad de tener una familia a su hijo.

Pero, más importante, no podía hacerse eso a ella misma.

Alzó su velo y miró a su querido Klaus con pena.

-Lo siento.-Se empinó y besó su mejilla con delicadeza mientras depositaba el anillo de compromiso en sus manos.-Te quiero, pero, no puedo hacernos esto.

Y ante la estupefacta mirada de todos, salió corriendo de la catedral.


Shun caminaba por inercia, Dan había tomado la sabia decisión de no incordiarlo y se estaba encargando del trámite de su vuelo de regreso a Japón.

Se sentía tan vacío y tan solo como nunca antes se había sentido. Trataba de convencerse que dejarlos era lo correcto, que ellos estarán bien sin él. Claro que no podría decir lo mismo de sí mismo.

Él jamás podrá ser feliz con alguien que no sea Alice y no querrá a otro niño que no sea Shuo.

Renunciar a Alice fue doloroso, pero, en el fondo sabía que ella lo amaba. El culpable de todo fue él por ser un completo idiota. Pero, con Shuo era diferente, no había tenido la oportunidad de demostrarle cuánto lo quería. La vida era irónica, la única forma de demostrarle a Shuo que le importó más que su vida será dejándole la empresa, igual que lo hizo su padre.

Es lo mínimo que podía hacer por ambos.

¿Qué podría hacer por sí mismo?

-Tratar de sobrevivir.

-¡Shun!

No estaba preparado para el impacto de manera que cuando la muchacha chocó contra su cuerpo perdió el equilibrio y cayó al suelo. ¿Quién lo había atropellado?

Cuando abrió los ojos le costó creer lo que estaba viendo. Más, ese cabello era inconfundible.

-¿Alice?

La joven alzó la mirada y le dedicó la sonrisa más grande de su vida. Su rostro apenas tenía maquillaje, el cabello lucía extraño ya que parecía haberse sacado el largo velo al apuro y podía distinguir el maquillaje corrido de su rostro. Sin embargo, no había visto a una mujer más bella que Alice.

-Te amo.-Dijo finalmente.-No puedo casarme con Klaus amándote. Quiero darte una segunda oportunidad Shun, pero por favor no vuelvas a lastimarme.

-Oh Alice.-La abrazó con fuerza.-Mi Alice.-Besó sus cabellos.-Te amo tanto y jamás te volveré a hacer daño. Muchas gracias por esta oportunidad.-Le susurró-¡Gracias Dios!-Gritó eufórico antes de unir sus labios con los de la muchacha. Ante los cientos de espectadores del aeropuerto que aplaudía con efusión.

Shun no pudo evitar reír al recordar cierta escena de hace años atrás.

-¿De qué te ríes?-Preguntó Alice incorporándose.

-Que nada ha cambiado.-Dijo el muchacho de cabello azabache.-Hace poco más de cinco años, nuestros destinos chocaron en un aeropuerto y recuerdo… que vi tu rostro y me dije que era el más hermoso que había visto.-Explicó.-Desde ese día, tu recuerdo me ha seguido a sol y a sombra… tu hermoso recuerdo.

-Tu recuerdo también me ha seguido a mí, desde ese día y después, cada vez que veía a nuestro hijo.-Frunció el ceño al recordar-¿No volverás a dejarnos?

-¿Dejarlos?-Preguntó incrédulo.-Intente alejarte de mí si puedes. Eres mía, nunca te dejaré ir y te juro que te haré muy feliz.

Y así lo hizo.

Fin.


Bueno, la historia llega a su fin aquí.

JAJAJAJAJA.

¿Creyeron que no les dejaría saber qué pasó después?

No soy tan malvada, además, ustedes han sido maravillosos conmigo como para dejarlos así. A continuación, un pequeño epílogo de este intento de historia:

Disfruten.


Epílogo:

Dos Años Después.

-¡Mamá! ¡Papá!

Una vocecilla insistente llamaba a sus progenitores por los largos pasillos de su casa.

-Joven amo, Shuo.-Lo detuvo una mucama.-El tiempo apremia. Ya debería estar listo, los invitados estarán llegando.

-¿Shuo?

-¡Mami!-El pequeño, ya arreglado se alejó de la ayudante del servicio y saltó a ver a su madre.

Alice abrió los brazos para recibir el abrazo de su pequeño. Ya casi le llegaba a la cintura, Shuo sería un niño muy alto, quizá hasta más alto que su padre. Acarició sus cabellos y le regaló una sonrisa. También sería igual de apuesto.

-Se ve muy guapo señorito Kasami.

-Tú también estás muy bonita, mami.-Señaló el niño.-Ese color te queda muy bien.

Alice aceptó el halago con gusto. Llevaba un vestido largo color lavanda ceñido el corpiño y suelto de la cintura para abajo. Su cabello estaba recogido en una cola de caballo que le llegaba hasta la mitad de la espalda con bucles bien formados que le daban un toque angelical.

-Señora, los niños están llegando.

-Vamos a recibir a tus invitados, corazón.

Alice tomó la mano del niño y se pusieron en marcha al jardín principal de la gran mansión.

De su hogar, desde hace casi dos años.

-¡Feliz Cumpleaños Shuo!

Gritaron todos los amiguitos de la escuela de su hijo y sus padres cuando el niño hizo su gran aparición. Shuo se soltó de las manos de su madre y echó a correr para jugar con sus amigos; Alice les sonrió agradecida a todos los invitados y empezó a saludar con las madres de familia de la escuela.

-Te ves regia querida.-Animó Kotoko Irie en compañía de su esposo.

-Y la fiesta está divina.-Secundó una Sakura Uchiha posando su mano en su apenas abultado vientre.-Tienes que darme el número de los organizadores para la fiesta de Mikoto. Y también decirme la dieta que hiciste para perder los kilos de más.

Alice sonrió y asintió a sus amigas. Fue a saludar a su familia. Empezando por sus tíos, que parecían augustos en la fiesta.

-¡Julie ten cuidado!

-¡Billy idiota!-Chilló la joven molesta.-Solo quiero pararme para saludar a Alice no pasará nada por eso.

-Pero el doctor dijo que debías de descansar, el bebé nacerá en cualquier momento.

-Crees que si estuviera a punto de nacer no lo sabría.-Cuestionó con sarcasmo.-Hola Alice.-Se giró a su amiga-¿Se ponen así de insoportables cuando falta poco?

-Sí cariño.-Contestó Kaori adelantándose a Alice.-Especialmente cuando es el primer hijo.

-Los hombres son idiotas.-Agregó Runo.

-Es solo porque las queremos mucho, gruñona.-Defendió Dan a su género.

-Así es, sin ustedes estaríamos perdidos.

Alice se giró encontrándose con dos personas que hacían su felicidad completa.

Parado frente a ella estaba Shun cargando a una hermosa y pequeña niña vestida de rosa.

-¡La pequeña Alie!-Dan no pudo contenerse y saltó de su asiento para acercarse a la menor.-Déjame cargarla, anda, por favor, no seas malo, ¿sí?

-No.-Fue la simple y seca respuesta de Shun apretando más a la niña y besando su frente.-No cargarás a la niña hasta que no considere que eres un adulto responsable.

-Concuerdo con Shun.

La familia rió ante ese comentario. Runo nunca concordaba con Shun, poco a poco empezaba a aceptar el hecho de que ahora era el esposo de Alice y que la hacía feliz pero eso no los volvía mejores amigos. Por eso, era gracioso saber que concordaba con él en algo.

Por su parte, la relación entre Runo y Dan había mejorado bastante. Runo no daba su brazo a torcer tan fácilmente, pero, el castaño había demostrado ser muy paciente y tolerante con ella.

-Alie tiene hambre.-Explicó Shun pasándole la niña a su esposa.

Alice tomó a la beba de cinco meses y la acomodó para darle el pecho cubriéndose el hombro con la manta que le extendió Shun. La niña de hermoso cabello negro ondulado no perdió tiempo y procedió a mamar.

-Es que Alie es tan mona.-Suspiró Dan.

-Pedófilo.-Dijeron Shun y Runo al unísono volviendo a ganarse la risa de los presentes.

-¿Cuándo tendremos uno, gruñona? Mira que ya solo faltamos nosotros y yo quiero seis.

Tanto Runo como Sabato escupieron el licor que estaban bebiendo. Y lo regresaron a ver, ambos rojos, solo que una de vergüenza y otro de coraje.

-¡Mi niña no tendrá un hijo mientras no esté casada!

-Eso puede arreglarse.-Y como quien no quiere la cosa sacó una cajita y poniéndose de rodillas la abrió, mostrando un hermoso anillo con una genuina turquesa en el centro.-Gruñona, ¿te casarías conmigo?

Runo aún no cerraba la boca por la sorpresa del gesto. Se puso aún más colorada al saberse observaba por todos sus amigos. No pudo evitar emitir un gemido de frustración.

-¡De acuerdo!-Dijo con una pequeña sonrisa.-Eres un idiota, pero eres mí idiota.

Sorprendiendo a todos lo tomó del cuello de la camisa y lo acercó a sus labios estampándole un gran beso.

Todos estallaron en aplausos, excepto el triste padre que no dejaba de llorar y ser consolado por su esposa; siendo el motivo de las burlas de los más jóvenes.

-Ojalá viva para ver el día en que vuestras hijas se casen.-Masculló molesto Sabato.-Ese día entenderán lo que se siente.

Shun y Billy palidecieron. Julie tendría una niña y Shun se había estrenado de padre de Alie hace pocos meses y lo tenía en su puñito regordete. Imaginársela casada…

-Shun me acompañas a acostar a la niña.-Pidió Alice.

Su esposo la ayudó a incorporarse y fueron a la gran casa. Alice acostó a la pequeña niña de tez clara y ondas negras y dejó a la niñera encargada de ella.

Se acercó a su esposo que estaba en el salón principal, observando todas las fotos que estaban colgadas, especialmente tomando una de la pequeña niña que acababa de acostar y viéndola con adoración.

-Tranquilo, cielo.-Alice abrazándolo por la espalda.-Aún falta mucho tiempo para que Alie se case.

-Es horrible solo pensarlo.

-Pero es la ley de la vida.-Alice miró el gran cuadro que precedía las imágenes, en la imagen se apreciaba una hermosa mujer con el cabello azabache y de cálido mirar, era la madre de Shun.

-Alie se le parece muchísimo.-Dijo la joven de cabellos naranjas.

-Alie se parece a ti.-Rebatió Shun.

-No, sólo tiene mi cabello ondulado, pero de ahí, es idéntica a Shuo y no hace falta que diga a quien se parece nuestro pequeño.

Shun no pudo evitar sonreír orgulloso por el parecido que sus hijos tenían con él. Cambiaron de posición y Alice estaba ahora de frente siendo abrazada por la espalda por su marido.

-Klaus envió su regalo para Shuo.-Sintió a Shun tensar sus brazos.-Espero que no sigas teniendo celos de él, también mandó las invitaciones para su boda y dice que pone a disposición su avión para el traslado.

-Yo también tengo un avión.-Farfulló Shun como un niño chiquito. Alice se limitó a reír.

Ambos siguieron contemplando las imágenes, su boda, que fue en Japón y fue tradicional. Alice llevaba el vestido de boda de su madre y se veía hermosa. La boda de Julie, el nacimiento de Alie, el bautizo de la niña con sus padrinos, Dan y Runo, la graduación de Shuo del jardín de infantes, su primer partido de soccer, sus vacaciones en Disneylandia.

Todos eran recuerdos felices.

La joven se giró para quedar frente a su esposo y poniéndose de puntitas le dio un casto beso en los labios.

-Te amo y te amaré toda la vida.

El solo tacto de Alice, acompañado de sus palabras lo tranquilizó.

Tenían toda la vida por delante.

-Yo te amo más que a mi propia vida.

Y muchos más recuerdos hermosos que crear.

FIN


Notas de la feliz Autora:

¡AAAAAALELUYA! ¡AAAAAALELUYA! ¡ALELUYA! ¡ALELUYA!

¡Santo Dios! ¿Acabe el fic? OMG ni yo me lo creo! Pero sí! Acabe el fic! FuckYeah!

Luego de tantos largos años por fin pude terminar con esta historia. Pensar que la iba a dejar desde el capítulo 2 y luego ustedes se hicieron presentes con vuestros Reviews pidiéndome continuarlo.

Luego de que perdí la inspiración para esta pareja…

Luego de que me lo plagiaron. En sí, fue todo el alboroto del plagio el que hizo que lo continúe y termine.

Porque, en serio, nunca olvidaré el apoyo que me brindaron los lectores de este fandom y cómo conseguimos que la plagiadora elimine mi historia de su página de . En verdad, todo lo que hicieron, los mensajes de apoyo, no tengo palabras para agradecerles aquel gesto. Por lo que me comprometí a terminar esta historia, quizá era la única forma de retribuirles en algo el apoyo.

Y, aunque, sí, tarde muchísimo en terminarla, lo hice! Más vale tarde que nunca, ¿verdad?

Sé que dije que este sería mi último aporte para este Fandom y al menos con historias originales sí, será el último. Quizá, ojo, QUIZÁ suba un final alternativo. Muchas personitas hubiésemos querido que Alice se quedara con Klaus, incluyéndome. Por eso, POSIBLEMENTE podría, ALGÚN DÍA subir un final alternativo en el que Alice se queda con Klaus =)

Pero, bueno, no es seguro, quizá algún día la inspiración trabaja para ese final alternativo y simplemente lo pongo. Quizá no lo haga nunca y simplemente quede en mi cabeza (¿) Por eso, hoy, esta historia pasa a: Complete.

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia, a los que la siguen desde el 2009, os quiero muchísimo. Como les dije arriba no es que me voy de , simplemente del Fandom de Bakugan, me puedo ir tranquila ahora que he concluido mi historia.

Si quieren leer más de mí en otras parejas, pueden darme un Follow Author para que FF les avise siempre que actualice. Escribo principalmente en lo de Digimon, área del Mimato (Mimi Tachikawa&Yamato/Matt Ishida) pero también escribo de otras parejas. Si te gustan mis historias, debes chequear mi perfil ;)

En serio, espero que hayan disfrutado de este último capítulo. Que les haya gustado y se sientan tan satisfechos como yo al terminarlo.

Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias!

A todos! Especialmente a los que se tomaron su tiempo y molestias al dejarme un RR!

Flopy216; Munchis; nshdnwjkcnjkwc; Jessi Kuso; Hinata Gehabich; Daniela; dani24ela; Alicelove001; HellLaufey; sasume-uchiha; nena rizo; Guest #1; Guest#2; angelventus; Guest#3

¡Espero sus comentarios del último capítulo!

Se despide con un beso enorme, lleno de cariño y deseándoles una buena vida!

Sakura Tachikawa.