.Capítulo 30.-Volando

Una noche nos quedaba juntos y por supuesto la pasamos juntos. Al día siguiente yo tenía que coger un vuelvo desde Seattle hasta Chicago y ya, desde allí un vuelo hasta París. Esa noche, Alice nos dejo el piso completamente para nosotros. Disfrutamos de esa noche como si fuera la última y en parte lo era. Yo le prepare una gran cena romantica, donde disfrutamos de nuestras caricias, nuestros roces y nuestras miradas.

Bella.-me dijo después de cenar y de que nos sentáramos en el sofá con unas copas de cava y sonaba esta canción- www. yo utu be wa tch?v=Q tR_LmmS . .. re =rel ated

-Dime.-dije después de separar nuestros labios, pero no nuestras frentes. Así estábamos, juntos, nuestra última noche. Nuestras palabras salían de nuestra boca en susurros.

-Tengo algo para ti.-me dijo separándome un poco más de él, mientras sacaba algo del bolsillo de su pantalón.- Pertenece a mi madre, Esme. Me lo dio cuando era pequeño y me dijo que se lo diera a la persona que amaba de verdad, para que nuestro amor permaneciera siempre juntos.-antes de abrirlo me estuvo contando más cosas sobre este anillo.

-Cuando vio mis ojos, supo que este anillo iba a ser para mi y más cuando le dijeron que no podría tener más hijos. Era de su abuela y perteneció a su familia desde el siglo XV. Ahora quiero que lo tengas tu.-cuando lo abrió vi este sencillo anillo. Ya entendía porque su madre quería que lo tuviera el. www. joyeriac /files/gA356 03-3600. jpg -Edward, es precioso, pero no puedo aceptarlo.-dije cuando el me lo puso en mi dedo tembloroso.- Me da miedo romperlo o que se me pierda.

-Bella, acéptalo, es parte de mi familia y de mi vida y tu estas en esas dos cosas.- me beso como si se le fuera la vida en ello.- Te amo, te quiero y me quedo corto al decirte todo esto.

Lo hice callar, no lo que más necesitaba era a él.

Necesitaba a Edward, necesitaba sentirlo aquella noche, como nunca lo había sentido.

Nuestros labios se unieron y no se despegaron en toda la noche. Eran besos lentos, pero a la vez fogosos. Dábamos todo el amor que sentíamos a través de aquellos labios. Sus manos acariciaban mi cabello, mi cara recordando todo ella. Mi piel en contacto con la suya era lo más placentero del mundo y lo echaría de menos. Mis manos estaban su cuello, acariciándolo lentamente. Bajaron hasta su camisa, que empece a desabrochar lentamente, y después tocaba su pecho, su piel. Edward hizo lo mismo con la cremallera de mi vestido. La bajo por el lateral, lentamente, acariciando mi piel con sutileza. Me puso de pie y se deslizo por mi cuerpo, cayendo al suelo y dejándome únicamente con una pequeña braga de encaje cogió en brazo, mientras continuaba besando mis labios y me llevo hasta mi cama. Donde nos volvimos a sentar y yo termine de desnudarle. Su pantalón voló por el aire que se respiraba en mi habitación, donde solo había amor, pasión y deseo.

Nos tumbamos en la cama, Edward quedo encima de mí, necesitaba sentirlo solo para mi, en toda su longitud. Sus besos fueron hasta mi cuello, bajaron por mi pecho, llegaron hasta mi ombligo donde se pararon y volvieron a subir. Aquella noche, no hubo nada obsceno, solo amor, amor y más amor. Note sus manos en mi ropa interior, que deslizo por mis piernas y desapareció. Se colocó entre mis piernas.

Te amo.-me dijo a la vez que entraba en mi.- Te amo, te amo, te quiero.-dijo mientras empezaba a moverse.

-Edward, te quiero.-dije mientras mis piernas rodeaban sus caderas y hacía entrara más en mi. Note como de mis ojos se derramaban lágrimas. Edward lo noto y besos mis ojos y mis lágrimas.- Besame.-le dije susurrando y jadeando debido a sus embestidas. Así lo hizo, beso mis labios, los acaricio, como hicieron sus manos con mi cara. Note que ambos estábamos llegando a la cima del placer, que nuestro amor estaba por culminar. Cuando ambos gemimos por última vez, note como la piel de mi cara se mojaba.

Abrí mis ojos y vi los ojos de Edward anegados en lágrimas. Lo bese, hice lo mismo que el hizo con mis lágrimas. Edward se quito de encima de mi, pero eso no impidió que yo dejara de besarle. Estuvimos casi toda la noche despiertos, observándonos, besándonos y dedicándonos caricias y palabras de amor que no servían para nada, porque nuestro amor iba mucho más allá de todo aquello. Fue sin duda la mejor y peor noche de mi vida. La mejor por el amor que me demostró Edward y yo a él y fue la peor, porque sería nuestra última noche juntos y no sabíamos si para siempre...

-Te quiero, te quiero.-me dijo sin parar de besarme antes de que embarcara en mi vuelo.- Llámame todos los días, por favor y quiero que sepas, que te voy a estar esperando toda la vida.

Yo también.-le dije sin separarme de él.- Te quiero y siempre lo haré.- levante la mano donde tenía el anillo que el me puso la noche anterior y lo bese.- Siempre te llevare conmigo.

Me cogió por la cintura y me dio un gran beso. Estaban anunciando mi vuelvo y tenía que irme de allí. Me despedí de todos. Carlisle, Esme, Rose, Em, Jasper y Alice e incluso los tíos de Edward.

Por último volví a los brazos de mi amor. Le di el último y me dijo al oído...

-Te dije que lo haría.-meuiño un ojo y se rió. No sabía a que se refería.

Entre en el túnel que llevaba a mi avión y de repente lo oí gritar.

-¡Isabella Swan te amo!.-me grito y me gire para verlo por última vez en mucho tiempo. No pude evitarlo y derrame lágrimas de nuevo.

Me senté en mi asiento, intentando relajarme, pero sin poder dejar de llorar.

-Señores viajeros, le damos la bienvenida al vuelo dirección Chicago. Esperamos que tengan un feliz vuelo. Estamos para todo lo que ustedes necesiten.- dijo la azafata mientras yo me ajustaba el cinturón de seguridad.- Antes de explicar todo el protocolo de seguridad, queremos decir a una de nuestros clientes que el señor Edward Cullen le desea lo mejor a Isabella Swan y que le quiere.

Me quede de piedra, como conseguía aquello, era increíble y más todavía cuando me llevaron a mi sitio una rosa rojo pasión con una pequeña nota. "Te quiero mi estrella" es lo único que ponía en aquella nota.

Mire por última vez por la ventana. Aquel sin duda era mi futuro.

Y el de Edward también. Quizás algún día, volveríamos a estar juntos.

FIN