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Capítulo 11

El calor de esos labios ahora bajaba de su boca a su mentón, hasta recorrer con sus besos cada milímetro de su cuello. Con su diestra mano desataba el nudo de la bata, retirando aquella pesada prenda del frágil cuerpo de la joven sin desprenderse de mordisquear esa deliciosa oreja.

Sesshoumaru se incorporó para retirarse ágilmente la camiseta, y se engolosino observando aquellos dos preciosos montes mecerse tras la agitada respiración del pecho de la joven.

Sin dudarlo metió la mano bajo el translúcido camisón rosa de Rin y mientras aprisionaba con caricias aquél provocativo seno izquierdo, su boca no paraba de succionar y lamer el pináculo rosa del derecho, mientras los gemidos de la joven aumentaban en intensidad. Bajo lentamente aquellos labios por la curvatura del abdomen de la muchacha hasta llegar al centro de su calor, protegido por una minúscula prenda que fue descartada en cuestión de segundos. Luego, con destreza, separó aquellas piernas para poder paladear ese sabor único y especial de la joven, que lo estaba enloqueciendo. Aquella pequeña y roja lengua penetraba en el cuerpo de la joven haciéndola retorcer de placer, quien no podía impedir que su espalda se arqueara al máximo debido al placer.

-Ses..shoumaru –musitó Rin extasiada.

Al escuchar su nombre pronunciado de aquella manera, el joven regresó a aprisionar la boca, violándola con delirio.

-Me encanta como pronuncias mi nombre, Rin–respondió, acariciando primero con la mano y regresando rápidamente luego con los labios a la matriz de la joven.

-Sesshoumaru, ya no puedo más –exclamó ansiosa la joven.

Sesshoumaru acercó su rostro al de la muchacha y sin ningún previo aviso, la penetró. Rin sintió el calor de aquel miembro atravesar su delgado cuerpo. Se sacudió con violencia, mientras Sesshoumaru sin dejar de observarla empezaba a mover rítmicamente sus caderas.

-¿Duele, Rin? –preguntó con carrasposa voz, al sentir que eliminaba aquel membranoso obstáculo.

-Só…sólo un poco –replicó la joven, deseosa de que Sesshoumaru no parase.

El joven respondió moviéndose a mayor velocidad y con mayor fuerza. Entrar y salir de aquella cavidad le generaba un placer indescriptible que nunca antes había experimentado con ninguna otra mujer.

-Esto es hacer el amor –dijo el yakuza, más para él mismo que para la joven muchacha.

Rin no podía para de lanzar gemidos que cada vez aumentaban más y más en frecuencia e intensidad, hasta gritar el nombre de Sesshoumaru en un frenesí que culminó con la candente leche desplazándose por la entrepierna.

Ooo-ooO

Jaken no paraba de dar vueltas en aquel estacionamiento, mientras los gemelos Ah-Un se encontraban descansando tranquilamente en los asientos delanteros del lujoso auto negro. El yakuza se había asegurado que estuvieran apostados en cada puerta dos de los más confiables miembros de los que disponía su clan.

-¿Qué hace esa chiquilla que no viene? –renegaba en voz alta, mientras era observado por todos los jóvenes que transitaban cerca de aquella sección del estacionamiento.

Ah-Un de vez en cuando abría un ojo al escuchar las maldiciones del yakuza, para luego inmediatamente cerrarlos mostrando total indiferencia a sus palabras.

-Sr. Jaken, ¿qué es todo esto? –exclamó la joven a las espaldas del extraño yakuza quien atinó a reaccionar con un salto defensivo.

-¿Por qué tardaste tanto mocosa? –atinó a responder furioso el pequeño yakuza, más al observar que detrás de ella se encontraban sus dos hombres de confianza que había puesto a vigilar las puertas y los cuales lo miraban jocosamente.

Rin seguía cargando sus cuadernos y libros, por lo que uno de los hombres se puso solicito a órdenes de la joven para llevar él la carga, mientras que el otro lo imitaba con la compañera que Rin tenía al lado. Recién fue entonces que Jaken se percató de aquella otra joven.

-¿Quién es ella? –preguntó

-Ah!, Sr. Jaken, le presentó a Hiromi. Ella es mi compañera de estudios quien muy amablemente se ha ofrecido a ayudarme a ponerme al día de todas las clases que he faltado durante este ciclo. Hiromi, él es el Sr. Jaken –continuó la joven ahora dirigiéndose a la otra joven y delgada muchacha, quien denotaba una gracia inusual, con su larga y lacia melena castaña oscura que contrastaba con la blancura de su tez.

-Mucho gusto, Sr. Jaken –saludó la joven con una reverencia.

Jaken la observó con recelo pero no dijo nada, sólo abrió la puerta invitando a ambas jóvenes a entrar. Al cerrar la puerta, dio indicaciones a uno de sus hombres, quien se despidió con una reverencia luego de escucharla. El otro hombre subió con él al otro vehículo negro que serviría de guardaespaldas al de la joven.

Hiromi no perdía ningún detalle de lo que sucedía, al contrario de Rin, quien estaba distraída conversando alegremente con Ah-Un.

-¿Quién es él ? –preguntó Hiromi con curiosidad

-Ah!, es un amigo –respondió Rin con naturalidad

-Un amigo especial, por lo que veo –indagó Hiromi acentuando la palabra especial con cierto malicia

-Bueno, si es especial –contestó la joven sin percatarse del tono de su compañera y más bien pensando cómo responder sobre Jaken sin decir que era un yakuza y que siempre la cuidaba por órdenes de Sesshoumaru, quien también era yakuza.

La castaña sonrió con cierto desprecio mirando a Rin, quien empezaba a revisar un cuaderno, gesto que no paso desapercibido para los gemelos Ah-Un que siempre sabían todo lo que sucedía a su alrededor.

Al llegar al estacionamiento, Ah-Un le abrió la puerta de Rin cortésmente, como siempre lo hacía, mientras el otro gemelo se retiraba a la parte de atrás del auto, haciendo caso omiso a la compañera de Rin quien también esperaba le abrieran la puerta como lo habían hecho con ella. Al ver que no lo hacían, se apresuró a salir del auto con una expresión de desagrado.

-¿Vives aquí con el Sr. Jaken?. ¿En un penthouse? –preguntó Hiromi observando con detenimiento los muebles y adornos de la entrada.

-Bueno… sí –respondió tímidamente la joven añadiendo para sus adentros "con Sesshoumaru" y queriendo cambiar de conversación más bien agregó –es una preciosa vista verdad? –acercándose al amplio ventanal que tenía una vista privilegiada de la ciudad

-Sí, quién diría que tienes tanto dinero

-No, no, te equivocas. Esto no es nada mío, yo…

-Sólo vives aquí disfrutando de todo esto. Gracias a la amabilidad de tu señor.

Rin asintió con la cabeza pensativa. En realidad, se había convertido para ella tan natural vivir ahí y recibir todo lo que le daba Sesshoumaru, que por más que estuviera agradecida con él, sentía que nunca era suficiente y su situación era realmente privilegiada.

-Ven, Hiromi –dijo sujetándola de la mano y llevándola a la sala de estudio –Mientras te acomodas, voy preparando algo para comer, ¿qué te gustaría?

-¿Qué te parece… un tiramisú de moka, café y canela, con bola de helado de trufa Morigold?. –respondió Hiromi mientras veía de reojo que Jaken se había ubicado detrás de Rin.

-¿Cómo? –preguntó incrédula la joven

-Lo leí en una revista de moda. Es uno de los postres más deliciosos y lujosos de la ciudad… y en realidad me muero de ganas de comerlo – y añadió mirándola a los ojos – Es un imposible para mí, tú lo sabes.

-Bueno, para mí también … -empezó a reclamar la joven

-Sí eso es lo quiere –dijo Jaken, dando un pequeño susto a Rin al observarlo detrás.

-Vamos, yo sé que si lo pides, no te lo negarían.- se acercó Hiromi para comentar al oído a Rin

-Espérame aquí –respondió la joven luego de una pausa siguiendo por detrás a Jaken.

Cuando Rin alcanzó al pequeño yakuza, éste ya había ordenado la compra del excéntrico postre y el subordinado enternado ya salía por la puerta para comprarlo.

-Sr. Jaken, no lo haga, debe ser muy caro –comentó la joven- yo hablaré….

-Mocosa! –interrumpió Jaken –en tu posición, deberías preocuparte más por ser buena anfitriona y dejar en alto el nombre de Sesshoumarusama

-Bueno, sí, si fuera un invitado del Sr. Sesshoumaru por supuesto que…

-Chiquilla tonta!. Al invitarla a esta casa, es una invitada del Sr. Sesshoumaru para nosotros.

-Se quedo pensando en que significaba que debiera atender bien a los invitados, y como al final, estaban en casa de Sesshoumaru y podría ser una vergüenza para él que no se atienda bien.

-Sr. Jaken, ¿Cuándo Ud. invita alguien aquí…?

-Mocosa!, nunca me he atrevido ni me atrevería a invitar a alguien a esta casa.

-Ah! –exclamó Rin dándose cuenta de algo –Ha sido entonces una torpeza mía invitar aquí a alguien

-Tú caso es diferente –añadió a regañadientes el yakuza, y para sus adentros agregó "¿Acaso no te has dado cuenta?"

Rin lo miró con curiosidad pero no hizo más preguntas. Regresó con su compañera a los estudios y trató de mostrarse como digna anfitriona a pesar de los caprichos de la joven, quien se empecinaba en ir con Rin a su casa todos los días.

-¿Otra vez viene esa chica?–gritó Jaken -¿Porqué no traes a otra persona?

-Es que me he atrasado mucho, y ella es la única dispuesta a ayudarme. Le estoy agradecida por ello. Le prometo que hoy acabo de ponerme al día, Sr. Jaken. Sé que Hiromi es… un poco especial.

-Has aprendido mucho Rin –asintió Jaken, sin perder de vista a la muchacha Hiromi.

Cuando las chicas habían acabado el estudio, se dirigían al vestíbulo de entrada.

-Le pediré a Ah-Un que te lleve–dijo Rin –Gracias por toda la ayuda. Sé que el tiempo que has invertido en mí no te ha permitido avanzar en los estudios como hubieras esperado.

-No te preocupes, Rin. Tú sabes como valoro tu amistad. Un favor se paga con otro favor, verdad?.

-Bueno…-dijo Rin mirándola con detenimiento y pensando lo que iba a decir.

-Mañana podremos estudiar de lleno y sacar nuevamente las más altas notas –añadió la joven sin esperar más respuesta.

-¿Mañana?

-De pronto, se abrió la puerta principal entrando Sesshoumaru. Los ojos de Rin brillaron de alegría. Hace días no lo veía por el viaje que había realizado a Shangai, aunque breve, a ella le había parecido eterno.

-¡Sesshoumaru! –dijo con emoción, acercándose al joven yakuza, quien permitió que la joven le diera un beso en la mejilla, sin inmutar su rostro.

-Amo Sesshoumaru –exclamó Jaken detrás de ella

-Hiromi se quedo pasmada al ver a Sesshoumaru. ¿Amo?, entonces es él, pensó la joven, encontrando ahora el sentido a todo, según ella.

Sesshoumarusama, le presentó a Hiromi, una amiga de la universidad –comentó Rin prendida del brazo de Sesshoumaru, quien sólo hizo una pequeña reverencia a modo de saludo para la joven, antes de adentrarse altivo al departamento, seguido de Jaken y dos de sus subordinados.

-Hiromi, vamos. Ah-Un debe estar esperando en la cochera

-Gracias Rin. Bajo sola, no te molestes en acompañarme. Querrás ir con él, verdad? –dijo con cierta malicia, y añadió –Mañana nos vemos.

-Sí, nos vemos en la universidad.

-No, mañana no tenemos clases, recuerda que la suspendieron. Pero vengo aquí.

-¿Vienes acá? –preguntó sorprendida

-Sí, y no te preocupes en mandar un auto. Ya sé llegar, así que nos vemos –añadió la joven haciendo un gesto de despedida con la mano mientras se cerraba la puerta del ascensor sin permitirle a Rin refutarle nada.

Incómoda, Rin se volvió hacia los pasos de Sesshoumaru. Si mañana no había clases, y Sesshoumaru había vuelto, quería disfrutar de esa oportunidad para estar a solas con él. Lo había extrañado mucho, y cada vez que recordaba el calor de esos brazos, no podía evitar el sonrojo en sus mejillas.

Cuando entro en la oficina del yakuza, éste despidió con una mano a Jaken y a sus subordinados, quienes lo dejaron a solas con la joven. Rin lo miraba con una inmensa alegría así que altivo se acercó a ella para alzar su rostro por el mentón para ponerla a su altura y darle un tierno beso en los labios.

-¿Cómo has estado Rin?

-Te extrañé mucho –exclamó la joven abrazándolo con fuerza, a lo que Sesshoumaru respondió con un beso apasionado.

Ese beso le hizo perder el equilibrio a la joven, pero Sesshoumaru ya la tenía agarrada con una mano en la cintura y otra apoyada en su espalda para permitirle apoyar a la joven suavemente en el piso, sin dejar de besarla. Rin se dejo llevar con el calor palpitante de sus entrañas solicitándole cada vez más, lo que el yakuza inmediatamente captó por lo que fue deshaciéndose una a una de aquellas prendas que eran un estorbo entre ambos cuerpos calientes.

La necesidad de ambos era tan fuerte, que sin mayor preámbulo, el yakuza penetró aquella cavidad candente con un fuerte empujón que hizo gritar a Rin de placer. Luego empezó la rítmica danza, primero suavemente hasta alcanzar un ritmo vertiginoso que les hacía sentir como si flotasen en el cielo, hasta que llego el éxtasis final en un grito acompañado de un gratificante temblor en ambos cuerpos.

Ooo-ooO

El joven teniente miró con cuidado a su prima, quien era para él más hermana que prima, lo cual enfurecía a la joven.

-No te estás metiendo nuevamente en problemas, ¿verdad? –se animó a preguntar Kohaku

-¿Me crees capaz? –respondió la joven con sugerente hipocresía

-Debo responder por ti ante tus padres –añadió –Ellos te han puesto a mi cargo.

-No eres mucho mayor que yo Kohaku, cuatro años no es nada –respondió la joven ante la mirada paternal del joven –Deja de actuar como un padre, ni siquiera eres mi hermano.

-Me considero como tal –contestó el joven- ¿O crees que dejaría a cualquier desconocida venir a vivir conmigo?

-Sí, sí, te lo agradezco mucho –dijo la chica queriendo calmar los ánimos –No te preocupes que no he vuelto a las andanzas.

-Confió en ti, Hiromi.

Cómo muchos de Uds. me han comentado, hasta ahora este fic ha sido una adaptación del manga/anime a la era moderna. Gracias a todos los que les ha gustado esta loca idea. Sin embargo, faltaba un poquito de lemon y algo más del día a día de Rin, así que en este capítulo me he permitido dejar la adaptación y añadir otras cosillas interesantes, como un nuevo personaje . Espero también lo hayan disfrutado.