Los personajes son de Meyer; la historia, mía.


Que les dijera yo… no tengo perdón por tanta tardanza, pero espero que aún así, sigan acompañando esta historia a la que ya se le acaba el tiempo!


23. GIRO INESPERADO

Bella abrió los ojos lentamente. Se sentía atontada. Veía un poco borroso y a lo lejos divisaba el fuego en una chimenea ardiendo. Se incorporó lentamente procurando no hacer ruido. Al sentarse por completo, vio a un hombre vestido completamente negro, sentado en una silla en una esquina oscura, que ocultaba sus rasgos.

Parecía estar durmiendo. Bella no se lo pensó dos veces, tenía que huir de aquel lugar. No sabía en manos de quien estaba ahora y ciertamente no quería averiguarlo. Procuró no hacer crujir la cama, y puso sus descalzos pies sobre el piso. Al estar de pie empezó a dar pequeños pasos en dirección a la puerta.

En un microsegundo pudo ver como el hombre despertó y se puso en pie, no perdió tiempo en detallarlo y salió corriendo pero cuando iba a girar el pomo, el hombre la alcanzó.

-Bella, cálmate. Necesitas descansar.

Era imposible. Completamente imposible. Su mente le estaba jugando una horrible y cruel broma. Con los ojos inundados en lágrimas se giró rápidamente, para comprobar con sus ojos que sus oídos no se habían equivocado, y de inmediato sus brazos lo rodearon y su cabeza se apoyó en su pecho y rompió en llanto.

-Cálmate por favor Bella. Estás a salvo.

Y a su vez correspondió a su abrazo, besando su coronilla buscando tranquilizarla con ese sencillo gesto.

-¿En serio eres tú Edward?

-En serio soy yo Bella.

-¿Y James? Puede encontrarnos. No quiero volver allí. Es imposible que estés aquí.

Bella se preguntaba cómo era esto posible, pero antes de poder formular otra pregunta, Edward tomó su rostro entre sus manos y como si fuera lo más natural del mundo bajó sus labios hasta rozar los de ella. Bella olvidó cualquier temor al sentir la calidez de su boca, y supo que lo necesitaba, en ese momento y en todos los que durara su vida. Rodeó con sus brazos el cuello de Edward y se acercó aún más a su fuerte cuerpo, abriendo lentamente sus labios e invitándole a profundizar el beso. Se convenció que estaba soñando. No había otra posibilidad.

Y el Edward de su sueño no la decepcionaba, porque lo que había iniciado como un dulce beso, se convirtió en un ardiente duelo de sus bocas. Bella sintió como Edward bajaba sus manos por su espalda hasta tomar sus nalgas, permitiéndole sentir un delicioso cosquilleo por todo el cuerpo el cual se acrecentó al presionarla contra su dureza.

No quería despertar. Se sentía sensual y ardiente, y mientras durara lo iba disfrutar. Por un momento pensó en aquel libro de Alice, para tratar de recordar detalles sobre qué era lo que debía ocurrir en su sueño, pero no podía pensar con claridad, y rogó porque su subconsciente tuviera mejor memoria. Y al parecer era así, porque cuando Edward la levantó, como si fuera lo más natural del mundo, sus piernas lo rodearon por la cintura facilitando que él sin dejar de besarle la condujera hasta la cama.

-Bella creo que…

-Shhh… no quiero hablar ahora, solo quiero sentir.

Y al parecer esas fueron las palabras mágicas para que en un abrir y cerrar de ojos, volaran por el aire sus ropas. Contrario a lo que Bella pudiera pensar, lo que menos sentía era vergüenza. En lugar de ello tenía una curiosidad extrema por recorrer por completo el cuerpo de aquel hombre que en sus sueños no le importaba reconocer que amaba con locura, la misma locura que le vaticinó Alice y que Rosalie aseguró no se arrepentiría de sentir.

-No te imaginas cuántas noches he esperado para tenerte entre mis brazos Bella…

Bella jadeaba mientras escuchaba esas dulces palabras contra su cuello, intercaladas con una lluvia de besos y mordiscos. Edward se detuvo por un instante y la miró a los ojos. Bella supuso que quizás estaba dándole la última oportunidad de detenerlo, pero no era lo que ella deseaba. Extendió sus brazos y acariciando su pecho fue bajando lentamente sus manos. Edward la detuvo para luego ser él quien tomara sus pechos en sus manos y empezara a masajearlos para luego tomar su boca y devorarla por completo.

Luego abandonó su boca y volvió a prestar toda su atención a sus inflamados pechos que reclamaban su hambrienta boca en ellos. Bella creía que iba a morir en ese mismo instante ante las sensaciones que estaba despertando en ella. Sintió sus manos grandes sobre sus muslos, los cuales fue separando para darle mejor acceso. El aire no era suficiente. Se sentía agitada, enardecida, excitada, era la palabra que estaba buscando, al mismo tiempo que Edward encontró lo que estaba buscando. Bella sintió que sus mejillas ardían ante las íntimas caricias que le prodigaban en la unión de sus piernas, sintiendo como se iba formando un nudo en sus entrañas.

-¿Estás segura?

Bella no podía parar de gemir así que apenas hizo un leve movimiento de asentimiento con su cabeza. Sintió como sus manos abandonaban su cálida excitación y se movían hacia sus muslos, separándolos aún más. La empezó a besar con más pasión si era posible y Bella pudo sentir como entraba de forma lenta y pausada en su intimidad, llenándola, haciendo crecer el nudo en su vientre. Cuando estuvo profundamente enterrado en ella, se miraron por un instante.

-¿Estás bien?

Bella se mordió el labio, y Edward sonrió.

-¿Sabes que amo que hagas eso?

Bella sonrió.

-¿Sabes que te amo Edward?

Y ante esta revelación Edward empezó a moverse en un delicioso vaivén al cual Bella no dudó en unirse. Los jadeos de ambos se hicieron más fuertes, el sudor los empapaba, y Bella sentía que se le iba a salir el corazón del pecho, cuando sentía que no lo iba a soportar más, sintió como algo estallaba en su interior liberando una deliciosa sensación de placer que se extendió por todo su cuerpo.


Bella se sentía lánguida. Se preguntaba si ya era hora de levantarse. Quizás era aún temprano si Amy no la estaba apurando para que se vistiera. Y su madre no estaba rodando por ahí. Luego como un baldado de agua fría vinieron a su mente los sucesos de los últimos días. No podía ser. No podía seguir en la casa del miserable James. Y luego recordó su sueño, su maravilloso sueño y quiso quedarse con esa sensación.

Cuando despertó por completo notó que estaba desnuda y abrió los ojos de golpe para encontrarse con unos ojos verdes y una sonrisa que la dejaron sin aliento.

-No estoy soñando.

Edward soltó una carcajada.

-Buenos días mi querida Bella. Efectivamente ya estás despierta.

Bella se llevó las manos a la cabeza. Ciertamente no podía decir que le disgustara el giro de suerte, pero no comprendía como había ocurrido aquello, como de pasar a estar en las garras de James había caído en las manos de Edward. En esas deliciosas, grandes y fuertes manos.

-¿Qué estás pensando?

Bella se sonrojó y se cubrió el rostro con las mantas. Edward la rodeó por encima de las mantas y empezó a besar su coronilla. Bella con un gesto de su cabeza retiró la manta de su rostro y Edward aprovechó para rozar suavemente sus labios.

-Mi querida Bella, quisiera quedarme más tiempo así contigo pero debo avisar a Jasper que estas a salvo.

-¿Jasper?

-Si. Debo reconocer que si no fuera por él, no te hubiera encontrado. Además también debo avisarle a tu padre y a Emmet

-No, Edward. No quiero que James les haga daño. Está loco.

-Cálmate Bella. Voy a pedir que te preparen un baño y te consigan ropas para que te pongas presentable. Si te parece, una vez llegue Jasper evaluaremos el siguiente paso a seguir.

-Pues no sé qué porqué no te parece presentable mi bata de dormir.

-Me agrada que tu buen humor haya regresado, y si me parece que es bueno que te pongas tu bata de dormir, para que no recibas desnuda a Leah.

Edward soltó una carcajada la besó y se puso de pie rápidamente. Bella lo observó vestirse bastante ruborizada, y trató de tomar con calma todo lo que le estaba pasando. Una vez que Edward salió se puso su bata y se metió de nuevo entre las mantas a esperar.


Al poco rato apareció una mujer mayor, supuso que Leah, con un hombre que traía el agua caliente. La mujer preparó su baño y luego de haberse aseado y vestido con las sencillas ropas que le había suministrado le pidió a la mujer que la ayudara a trenzar su cabello para luego ir a reunirse con Edward. Pudo ver que estaban en una sencilla casa que al parecer contaba con dos habitaciones, y al bajar las escaleras encontró una pequeña sala donde Edward estaba dando instrucciones al hombre que había llevado el agua caliente a la habitación, el cual se marchó rápidamente.

Cuando la vio extendió sus brazos y ella se dejó acercar a su pecho.

-Parece tan lejana aquella estúpida discusión en la fiesta de los Webber. No debí dejarte salir sola. Cuando me decidí a buscarte, no te encontré por ningún lado. Olvidé las formas, los rencores, porque sentía que estabas en peligro.

Bella lo rodeo con sus brazos.

-Así que buscaste a Jasper.

-No sólo a Jasper sino a toda tu familia. Insistí en ir a buscarte de inmediato a tu casa, a la de tu hermano, y para ese punto mi preocupación se había trasladado a toda tu familia.

-¿Y cómo me encontraron?

-Jasper dijo que Jake podía rastrearte. Tu padre y Emmet se mostraron escépticos y decidieron emprender su propia búsqueda. Jasper y yo con unos pocos hombres iniciamos la nuestra.

-¿Y Jake los llevó a casa de James?

-No exactamente, pero si muy cerca. Jasper, mencionó que tú desconfiabas de él, y era él quien te había hablado sobre María. Llegamos hasta su casa pero no veíamos nada extraño. Jasper mencionó que un conocido suyo nos podía alquilar este lugar por unos días para poder descansar en nuestras vigilias y tratar de averiguar si estabas o no en su poder.

-Dios, no sabes cuan angustiada me sentía. No veía forma de pedir ayuda. Afortunadamente James tuvo que ausentarse.

-Bueno eso realmente fue obra de Jasper. Sentíamos que el tiempo jugaba en nuestra contra. Jasper estaba seguro que estabas en la casa y planeó hacerle una visita a James, con la excusa de estar de paso y aprovechar para proponerle un importante negocio.

-¿Y no pensó que James podría sospechar?

-Pues dijo una verdad y era que estaba visitando a su conocido el que nos alquiló la casa lo que supongo convenció a James quien se fue de inmediato con él.

-Creo todo lo contrario, imagino que quiso alejarlo de la casa para no dar la menor oportunidad de que le pudiera contactar.

-Puede ser, pero no contaba con mi presencia.

-Creo que si yo no puedo imaginarte aliado con Jasper, él mucho menos luego de lo que les hizo. Por eso tú estabas en los alrededores.

-Así es. Junto con Paul, estaba buscando la forma de entrar a su casa. En el día parecía imposible y cuando cayó la noche y seguíamos rondando vimos humo y sentí el impulso de cabalgar hacia el bosque y fue cuando te vi tratando de escapar. Y para no alertar a nadie te alcé en mi caballo, para traerte aquí y que estuvieras segura.

-Yo creí que eran sus hombres. No pude soportar la idea de volver con él, prefería a morir a seguir con él.

-¿Te hizo daño?

-No le faltaron intensiones pero por la gracia de la divina providencia logré engañarle y no pudo llevar a cabo sus planes.

Escucharon un leve carraspeo y al girarse Leah estaba frente a ellos.

-Está servido el desayuno para los señores.

-Gracias Leah, ya vamos.

Leah se retiró.

-Mi querida Bella, debes recuperar fuerzas así que vamos a comer y en un momento me cuentas en detalle qué ocurrió, y a qué te refieres con lo que James nos hizo a Jasper y a mí.


Justo cuando habían terminado de desayunar se escuchó la puerta y otra voz conocida preguntando por ella. Bella se puso en pie para recibir el cálido abrazo de Jasper, que la estrechaba y al mismo tiempo la avasallaba de preguntas.

-Jasper déjala respirar por favor.

Bella pudo notar que Edward fruncía el ceño. Al parecer seguía sin convencerle mucho su amistad con Jasper. Este último se separó de ella y se acercó a estrechar la mano de Edward.

-¿Cómo llegaste tan pronto Jasper?

-Ya venía para acá cuando me encontré con Paul quien me dio tu mensaje. Pero necesito saber más detalles de lo que ocurrió a Bella. James debe estar de regreso en la tarde y al descubrir su ausencia creo que puede intentar huir.

Los tres se dirigieron a la sala, y allí Bella les narró todo lo sucedido, las amenazas de James, sus planes del pasado y sus planes para el futuro. Pudo notar en el rostro de ambos hombres la furia frente a lo sucedido. Jasper fue el primero en hablar.

-Bella sé que es muy delicado lo que te voy a preguntar, pero siéntete libre de contestar con sinceridad, ten la seguridad que somos hombres de honor y no te juzgaremos. ¿Es cierto que lograste evitar que James abusara de ti?

-Claro que estoy segura Jasper.

-Sé que eres una joven inocente y quizás el pudo….

-Jasper no agobies más a Bella. Ya te lo dijo. James solamente la atormentó con sus amenazas y sus jueguitos mentales.

-Pero Edward…

-Jasper, mejor definamos el siguiente paso a seguir.

Jasper se rascó la frente en señal de no estar de acuerdo pero prosiguió.

-Por lo pronto, me tomé el atrevimiento de ordenarle a Paul que fuera a buscar a las autoridades y luego a comunicarse con la familia Cullen para ganar tiempo.

-Edward, no quiero les pase nada, James está loco.

Edward se acercó a Bella y tomando su rostro en las manos le hablo quedadamente:

-No te preocupes mi querida Bella, todo va a salir bien. Estás muy alterada, debes descansar.

Jasper carraspeó llamando de nuevo su atención y la de Edward

-Edward imagino claramente que quieres destrozar a James por todo lo sucedido, por lo visto tienes más motivos que yo, pero es algo que debemos dejar en manos de las autoridades. Creo que deberías llevar a Bella a su casa que bien lo has dicho necesita descansar y reponerse.

Edward pareció pensarlo por un momento.

-Tienes razón Jasper. Prepararé todo para nuestra partida.

Jasper se acercó a Bella y la abrazó fuertemente.

-Me alegra que estés bien.

Y bajando la voz le susurró.

-Luego tenemos que hablar de tu relación con Edward.

Bella sonrió.

Se estrecharon las manos Jasper y Edward y cada uno se alejó en dirección diferente dejándola sola con sus pensamientos. Estos hombres le daban tranquilidad y seguridad. Estaba segura que James ya no podría hacerles daño, confiaba en que todo saldría bien, sin embargo seguía intranquila y solo pudo pensar en Alice.


De nuevo me disculpo por la tardanza pero espero que haya valido la pena y les gustara este giro. No me canso de agradecer a todos los lectores por sus alertas, comentarios y favoritos. A los lectores silenciosos también mil gracias.

¡Un abrazo gigante y nos leemos espero que muy pronto!