Capitulo 30:

Sin mirar atrás

Querido Kiba-kun:

No puedes imaginar lo agradecida que estoy por contar con tu apoyo incondicional en estos tiempos tan difíciles para mí, eres las persona más confiable y gentil que conozco, hay tantas cualidades en ti, que me sería imposible enumerarlas, conozco tan bien tus virtudes como conozco mis propios defectos, hay muchas cosas que no sabes de mí, oscuros sentimientos que me impiden aceptar tu propuesta y quedarme a tu lado, sería injusto de mi parte estar contigo solo por conveniencia, te quiero demasiado, por eso tomé la decisión de irme de la aldea, quizás sea cobarde de mi parte despedirme de esta forma, sé que nuevamente estoy huyendo de mis problemas, pero esta vez lo hago por el bien de alguien más.

Desde que Tsunade-sama me dio la noticia no he podido dejar de pensar en el futuro, uno de mis mayores sueños está por cumplirse y he decidido afrontarlo sola, quiero moldear mi destino, aferrarme a la nueva esperanza que crece en mis entrañas y librarme del dolor y el resentimiento que desde la muerte de Itachi-kun me carcomen por dentro, ninguna palabra bastará para disculparme contigo, pero si algún día puedes perdonarme y entender mis motivos, me sentiría afortunada de que pudieras recordarme con el mismo cariño con el que yo te recordaré.

Tu amiga

Hyuuga Hinata

Kiba leyó y releyó una y otra vez la carta que encontró sobre su buró al despertar. Sin dar crédito a las palabras de Hinata, buscó sus cosas, al no encontrar nada en los cajones de la cómoda y el armario, admitió que era verdad, que Hinata realmente se había marchado, no tenía idea del tiempo transcurrido desde su partida, pero al ver el reloj circular en la pared y la posición del sol en el horizonte, supuso que había sido casi un día completo.

«Kiba-kun, ¿te apetece tomar una taza de té conmigo?», le dijo ella la noche anterior, cuando tontamente creyó que finalmente aceptaba sus sentimientos, fue un error, el té que Hinata le ofreció contenía un potente somnífero, lo hizo apropósito para no darle la oportunidad de oponerse.

Sin pensarlo dos veces fue a ver directamente a Tsunade, ignorando a Shizune, entró en la oficina de la Hokage sin la menor muestra de cortesía. Irrumpió en medio de una reunión en la que también estaban Sakura, Kakashi, Sai y Naruto, acababan de volver de una misión y rendían su informe.

- ¡Hinata se fue!… – le refirió inmediatamente Kiba a penas estuvo frente a ella – volvió a marcharse de la aldea – los ojos de los presentes se posaron en él, contrario a los demás, Tsunade mantuvo la calma, adelantándose a la inminente reacción de Naruto.

- Lo sé – aseguró la Hokage, redirigiendo la atención a ella – Hinata solicitó mi permiso para emprender un viaje indefinido y yo se lo concedí.

- ¿De qué hablas Tsunade-obaachan?, ¿cómo que Hinata se fue de la aldea? – a Naruto le fue imposible no intervenir al respecto, causándole un mal presentimiento su partida.

- Ya hace tiempo Hinata me había adelantado los planes de su viaje, no vi ningún inconveniente para no concederle el permiso, después de todo hace años que Hinata no pertenece al cuerpo shinobi activo.

- ¿Eso quiere decir que no va a hacer nada? – gruñó Kiba sin poder ocultar su frustración.

- Tú y yo sabemos de sobra los motivos de Hinata, a decir verdad no estoy totalmente de acuerdo, pero en este caso debemos respetar su decisión – expresó ausente, recordando la conversación que sostuviera con la Hyuuga la tarde anterior.

«- ¿Por qué esta decisión tan repentina?, creí que hablarías con Sasuke – Tsunade aún se mostraba reacia a asimilar la petición de Hinata, el radical cambio que su conducta sufrió en apenas unas horas la hizo dudar, su radiante rostro pasó a uno ensombrecido por la tristeza.

- No hay razón para que él lo sepa, no deseo arruinar su vida ahora que ha encontrado a alguien que lo quiere incondicionalmente – habló como si tuviera el discurso ensayado de memoria.

- Pero… – Hinata no le permitió interceder nuevamente a favor de él.

- Esa no es la única razón por la que no puedo quedarme, me es imposible estar cerca de Uchiha-san – a Tsunade le sorprendió la dolida mueca que su rostro adoptará – ya traicioné una vez la memoria de Itachi-kun entregándome a su asesino, no cometeré el mismo error dos veces – la impresionante revelación de Hinata la tomó por sorpresa, conmocionada al saber que Itachi había muerto a manos de él mismo.

Entonces Hinata dispuso relatarle la verdad completa de lo que sucedió el día que Itachi murió, Tsunade comprendió su dilema y reflexionó sobre las consecuencias que podrían repercutir en la vida de Hinata y Sasuke de saber el futuro que ella y Kakashi conocían, de que supieran que su hijo nonato había muerto a manos de su propio padre. Tsunade ya no antepuso ningún 'pero' a su resolución, en tales circunstancias no podía obligarla a quedarse contra su voluntad, era evidente que sin importar el costo, Hinata estaba decidida a marcharse y nada ni nadie la haría cambiar de parecer.»

- ¡Es un error! – recalcó Kiba desesperado – lo único que está haciendo es huir y no voy a permitir que se salga con la suya…

- ¡Kiba! – aseveró la Hokage adivinando sus intenciones – a diferencia de Hinata, tú no tienes mi permiso para abandonar la aldea.

- Pero Tsunade-sama… – ante la insistencia de Kiba, Tsunade no tuvo otro remedio que retenerlo a la fuerza.

- Es una orden – lo miró de forma tan intimidante que Kiba ya no pudo insistir al respecto – ahora si me disculpas, estamos en medio de una reunión.

- Le suplico me perdone por importunarla Tsunade-sama – y tragándose el enojo salió de su oficina.

- ¿Abuela?, ¿exactamente qué está pasando con Hinata? – Naruto, quien no había perdido detalle de lo ocurrido, le interesó saber en qué clase de lío estaba envuelta su amiga esta vez, la negativa de Tsunade de hablar al respecto no le dejó más remedio que interrogar directamente a Kiba.

Apenas salieron de la reunión se disculpó con Sakura por no volver a casa con ella, prometiéndole que la compensaría con una cena en el lugar de su elección, a regañadientes Sakura aceptó la oferta, teniendo en mente tomarle la palabra y elegir el lugar más costoso de Konoha. Su relación había mejorado los últimos meses, Naruto hacía un intento real por dejar el recuerdo de Hinata en el pasado; Sakura no tenía idea de qué lo impulsaba, pero le quedó claro que la misma Hinata tuvo algo que ver al respecto, en cierta forma le agradecía lo que sea que hubiera hecho, conforme de poder recuperar al viejo Naruto.

En cuanto se despidieron, Naruto se dio a la tarea de localizar a Kiba, gracias al poder sensorial del senjutsu le tomó un par de minutos, ubicándolo en un bar del centro.

- ¡Eh Kiba!, se puede saber ¿qué misterio se traen Tsunade-obaachan y tú entre manos? – tomó asiento junto a él en un banco alto frente a la barra.

- No es algo que te importe – respondió de mala gana, bebiendo de un sorbo su sake.

- Por supuesto que me importa, Hinata es… – Kiba cortó malhumorado.

- Si, si, ahórrate el discurso, que nada tiene que ver contigo esta vez – pagó la cuenta y se puso en pie dispuesto a marcharse.

- ¡¿A dónde crees que vas Kiba?! – Naruto lo siguió de cerca, dirigiéndose juntos a la salida del establecimiento – Hinata está bien ¿cierto?

- Deja de fastidiar Naruto, te lo dije, no tiene nada que ver contigo… – refunfuñaba Kiba sin prestar atención en el camino, gracias a su descuido no se fijó en la persona que venía en dirección contraria a la suya, por lo que no pudo evitar un choque frontal entre ambos.

- ¡Deberías tener más cuidado por donde caminas Inuzuka! – riñó Karin de inmediato, luego de ver cómo Sasuke era empujado por este. No le respondió, a ninguno le pasó desapercibido la agresividad con la que Kiba veía al Uchiha.

- ¿Algún problema Inuzuka? – expresó Sasuke con su habitual indiferencia.

Sin verlo venir a tiempo, Kiba conectó un fuerte puñetazo en el rostro de Sasuke, sorprendiéndolo no solo a él, sino a Karin y Naruto, el último tuvo que detener a Kiba al anticipar sus intenciones de propinarle una golpiza a Sasuke, sabiendo que no tenía posibilidad alguna de ganar frente a él, los kages podrían haber sellado parte de sus técnicas, pero el poder de Sasuke seguía siendo superior al de la mayoría de los ninjas.

- ¡MALDITA SEA!, ¡suéltame! ¡déjame darle su merecido a ese bastardo! – gritaba Kiba fuera de sí, sin que ninguno acabara de entender qué le ocurría.

- ¡Basta Kiba! – forcejeaba Naruto en un vano intento por tranquilizarlo.

- Deberías hacer lo que el chico perro te pide Naruto – sin perder la calma, Sasuke se limpió con el dorso del brazo un hilito de sangre que le corría por la comisura del labio – si lo que ese imbécil quiere es pelea, con gusto se la daré – entonces activó su mermado sharingan, dispuesto a ponerlo de una buena vez por todas en su lugar, desde que supo que Hinata lo abandonó para irse a vivir con él quiso ajustar cuentas.

- ¡Estás muy equivocado si crees que me intimidas Uchiha! – vociferaba Kiba, intentando por todos los medios que Naruto lo soltara.

- ¡Suficiente! – exclamó Karin, interponiéndose en medio de ambos – ¿se puede saber qué tienes contra Sasuke?

- ¡No te metas arpía pelirroja, el problema no es contigo! – el ofensivo comentario logró enfurecer tanto a Karin que sin pensarlo dos veces lo pateó en el abdomen, en ese instante Naruto soltó a Kiba, sofocado, se dobló de dolor en el piso.

- Kiba… – atónito, inmediatamente Naruto se situó a su lado, por su parte Sasuke retuvo a Karin para evitar que saliera lastimada, Kiba era más fuerte y no la consideraría solo por ser una chica.

- ¡Estúpida mujer, si tanto lo deseas, me encargaré de ti también!, ¡tienes tanta culpa como ese bastardo de que ella se marchara! – sentenció Kiba al recuperar el aliento, poniéndose dificultosamente de pie, la potencia de las patadas de Karin era demoledora.

- ¡Estás tan mal de la cabeza que ya deliras!, ¡primero atacas a Sasuke como un cobarde y ahora quieres desquitarte de mí también! – un tanto intimidada, pero sin dejar de mostrarse engreída, dejó de forcejear con Sasuke y disimuladamente se situó tras él.

- ¡Hinata se marchó por su culpa y eso es un hecho! – exclamó sin pensar, lo que inmediatamente alertó tanto a Sasuke como a Naruto.

- ¿Qué estás diciendo Inuzuka?, ¿a dónde fue Hinata? – demandó saber Sasuke, sin poder ocultar la preocupación que el hecho le causó.

- No lo sé, y aún si lo supiera no te diría nada, suficiente daño le hiciste ya – gradualmente Kiba recuperó el dominio de sí mismo.

- ¡Déjate de estupideces Inuzuka!, dime ¿dónde está Hinata? – endureció el tono de su voz. ¿Dañarla?, ella era la que estaba empeñada en destruirlo.

- Feh, ¿por qué debería?, ya tienes una novia, así que si somos honestos no te importa lo que le pase – Kiba miró despectivamente a Karin, unos segundos después Sasuke también se volvió a verla; Karin se tensó, evitando verlo de frente.

- ¿De qué habla? – la cuestionó directo, teniendo la sospecha de que en Karin se encontraba la respuesta de lo que en ese momento ocurría.

- Y… y yo cómo voy a saberlo – fingió demencia, Sasuke intensificó su atención poniéndola más nerviosa.

- Te diré de lo que hablo – intervino Kiba, fastidiado por el cinismo del Uchiha – aún cuando Hinata espera un hijo tuyo, te comportaste como escoria y la rechazaste por esa mujer.

- ¿Qué hijo? – insistió Sasuke creyendo haber escuchado mal.

- ¡Hinata está embarazada!, no actúes como si no lo supieras… – al ver la mueca de genuina estupefacción, Kiba cayó en cuenta de que había cometido un error al dar por hecho que Hinata se lo había dicho – no…, no lo sabías…, Hinata no te lo dijo después de todo – repitió con lentitud.

- No, no me lo dijo, ¡no lo hizo porqué no la he visto en casi un mes! – 'cuando me botó y pisoteó mis sentimientos', agregó mentalmente sin terminar de asimilar la noticia sobre su próxima paternidad.

- Pero me aseguró que ayer estuvo en el distrito, dijo que no quería arruinar tu relación con Karin – repitió Kiba, sin acabar de entender lo que ocurría. Todos miraron a Karin, quien instintivamente retrocedió.

- Ayer me visitaste, dijiste que no era nadie, pero estoy seguro de que alguien llamó a la puerta mientras yo estaba en la planta de arriba – Sasuke la acorraló, conectando cabos sueltos como la voz de Hinata que creyó escuchar. Sin ninguna vía de escape, a Karin no le quedó otra salida que tratar de zafarse negociando diplomáticamente.

- Solo… solo fue una pequeña broma, nunca creí que ella se iría de la aldea – sonrió nerviosa.

Empeñada en su afán de recuperar a Sasuke, lo único que pretendía era desquitarse de la Hyuuga, creyendo así tener alguna posibilidad con él, algo que evidentemente ya no iba a suceder habiendo un bebé de por medio y teniendo en cuenta que la noche anterior se embriagó al punto de perderse a sí misma y como consecuencia Suigetsu y ella terminaron durmiendo juntos, reafirmando lo que ya temía, Hozuki Suigetsu le gustaba.

- Localízala – ordenó Sasuke con voz severa.

- No es de mi incumbencia lo que… – su frase quedó inconclusa, Sasuke la interrumpió brusco.

- Ahora – respingó asustada por el gélido tono, hacía años que no veía a Sasuke tan enojado y lo más preocupante era que ese enojo iba encausado a ella. Su orden no dio lugar a replica, hizo lo que él le pidió y usando su habilidad sensorial, Karin no tardó en localizar a Hinata.

- Viaja al sur… – una gota de sudor frío le corrió por la cien – otra vez se dirige a ese sitio, al continente muerto… – miró a Kiba y a Naruto, intercambiando un gesto preocupado.

- ¿Por qué se quedan callados?, ¿qué hay en ese lugar? – exigió saber Sasuke, impaciente al darse cuenta de que ellos sabían algo que evidentemente él no.

- Ahí fue donde dimos por muerta a Hinata la última vez – le aclaró Naruto – si vuelve a saltar por ese precipicio, nunca volveremos a verla – Sasuke no necesitó escuchar más para entender que no podía seguir perdiendo el tiempo, sin importar lo que ella aseguró, decidió confiar en lo dicho por Kiba, no estaba dispuesto a perderla para siempre. Se dio la vuelta con la firme intención de marcharse enseguida – ¡espera Sasuke!, será imposible que llegues ahí por tu cuenta – Naruto lo retuvo antes de que llegará más lejos.

- ¡¿Y qué esperas que haga?!, ¿qué me quede cruzado de brazos y deje que se marche así como así después de lo que sé? – rebatió a la defensiva.

- Iré contigo, yo te mostraré el camino – aseguró Naruto dando un paso al frente.

- Creo que se les olvida un detalle importante, contrario a ustedes, Hinata tiene el permiso de Tsunade-sama para abandonar la aldea y dudo que sobre todo tú Sasuke, llegues muy lejos sin que te detengan – observó acertadamente Kiba, seguía reacio a aceptar al Uchiha, pero la genuina preocupación que mostró por Hinata y el hecho de que evidentemente todo había sido una mentira de Karin, lo obligaba a ser objetivo al respecto.

- ¿Es todo lo que tienes que decir? – sin dar muestras de querer retroceder reemprendió el camino, a Kiba no le quedó de otra que apoyarlos.

- De acuerdo… – suspiró derrotado – los cubriré tanto como pueda con Tsunade-sama; y por supuesto que tú me ayudaras pelirroja problemática – volvió la vista a Karin molesto, ésta, sabiendo que si no quería ganarse la antipatía eterna de Sasuke, accedió a cooperar con él.

- Más vale que esta vez lo hagas bien Karin – secundó Sasuke, obviando que ocultara sus presencias.

- Kiba, habla con Sakura-chan y dile lo que pasa, estoy seguro de que los ayudará – agregó Naruto, marchándose junto a Sasuke, quien antes de abandonar la aldea, regresó a la mansión Uchiha por provisiones y equipo que pudieran serles de utilidad en el largo camino que les quedaba por delante, anticipando que Hinata les llevaba un día entero de ventaja.


Hinata era rápida y tenía una resistencia sorprendente, deteniéndose apenas a descansar les tomó alrededor de cuatro días darle alcance, durante ese tiempo no intercambiaron más que algunas cuantas frases, la incomodidad del secreto sobre la verdad de Itachi y la cercana relación que Sasuke formó con Hinata era un tema que ninguno deseaba tocar abiertamente. Pese a los avances en su relación con Sakura, Naruto aún resentía el recuerdo de Hinata, de igual modo Sasuke se sentía receloso del Uzumaki, dados los propios sentimientos que la Hyuuga alguna vez le profesó, ir juntos era un arma de doble filo y ambos lo sabían.

La ventaja de Hinata prevaleció hasta poco antes de que ésta llegara al final del camino, a partir de ahí todo ocurrió como una especie de dejá vù para Naruto, un clon de Hinata aguardaba por ellos, tenía como objetivo darle a la original el tiempo suficiente para alcanzar los escasos kilómetros que la separaban de su meta. Al instante el clon adoptó una pose de ataque, evidenciando que no permitiría a ninguno dar un paso más.

- Adelántate, yo me haré cargo del clon – dijo Naruto a Sasuke, éste asintió con la cabeza y antes de que el clon de Hinata interviniera, Naruto se interpuso entre ellos, permitiendo a Sasuke tomar ventaja.

- Este asunto no tiene nada que ver contigo Naruto-kun – aseguró ella con su doujutsu activado.

- Claro que sí, hace tres años no pude hacer nada por ti, pero esta vez será distinto – Hinata no dijo nada más y se lanzo en su contra con un fulminante ataque, a Naruto sinceramente lo tomó por sorpresa su velocidad, de no haber luchado con Neji en el pasado sin duda que el resultado habría sido desagradable.

El clon era mucho más fuerte de lo que Naruto previó, no quería ni imaginar el real poder de Hinata. Le costó trabajo seguir sus perfectos movimientos de taijutsu, apenas si logró esquivar una certera patada que iba dirigida a su cabeza, debía terminar cuanto antes el encuentro y alcanzar a Sasuke, cosa que el clon Hinata no le hizo fácil, retrasándolo más de lo que hubiera deseado.


Cuando finalmente la tuvo en su campo de visión, Sasuke entendió que debía hacer un esfuerzo sobrehumano para interceptarla, Hinata ya casi se encontraba al borde del precipicio y sabiendo que ella no se detendría optó por lanzarse sobre ella, tacleándola cuando estaba a punto de saltar al vacío. Sasuke la abrazó para evitar que se hiciera daño, rodando cuesta abajo por el impulso, asegurándose en todo momento de ponerla a salvo.

- ¡Suéltame! – ordenó furiosa, él la ignoró, si lo hacía estaba seguro de que persistiría en cumplir su cometido.

- ¡No hasta que aclaremos esto!… – la atrajo hacia él, obligándola a verlo de frente.

- No hay nada de qué hablar… – fue su terminante respuesta – ahora, si fueras tan amable de soltarme, te lo agradecería, tengo el permiso de Tsunade-sama y no tienes ningún derecho sobre mí para tratarme así.

- Luego de lo que vivimos tengo derecho de que al menos me escuches – insistió, pero Hinata seguía reacia a escuchar.

- ¡No, no lo tienes!… – lo empujó con todas sus fuerzas, haciéndolo a un lado para poder ponerse en pie.

- Te lo he repetido varias veces, si quieres cobrarte lo que le hice a ese niño, hazlo con mi vida – antepuso desesperado, sin encontrar un argumento válido que la hiciera desistir. Su comentario ofuscó a Hinata, aunque no pudieran estar juntos, su vida era valiosa para ella, la idea de que él muriera le resultaba insoportable.

- ¡Escucha!…., y espero Uchiha que te quede bien claro lo que voy a decirte porque no tienes ni la menor idea de lo qué hablas, ni de lo importante que era Itachi-kun para mí – cansada de su obstinación en sacrificarse, decidió dar por zanjado para siempre el tema – hace tres años, durante la invasión fui herida de gravedad luego de cometer un estúpido acto suicida para salvar a Naruto-kun… – se llevó la mano al hombro, a la mente de Sasuke vino aquella mañana cuando palpó la pronunciada cicatriz en su piel desnuda – debido a la gravedad de mis heridas y un problema cardiaco que me fue detectado entonces, permanecí varios días en una tienda medica para recupérame por completo de mis heridas y de la operación que Tsunade-sama me practicó para corregir el defecto que había en mi corazón…, entonces lo conocí, Itachi fue trasladado luego de ser encontrado entre los escombros, su condición era tan crítica que todos dudaron de su supervivencia…, nunca olvidaré la primera vez que lo vi, no tenía piel, su rostro estaba prácticamente irreconocible y su cuerpo era una masa sanguinolenta – su voz tembló ante los vívidos recuerdos que sus palabras evocaban – Itachi-kun permaneció en coma alrededor de dos meses, durante los cuales me dediqué en cuerpo y alma a aprender jutsus curativos, lo único que quería era salvarle la vida, lo quise desde el primero momento en que lo vi, sentí como si él fuera una parte de mi misma… – y al hablar Hinata recapacitó en que ese sentimiento era idéntico al que sentía por la criatura que llevaba en su vientre – cuando Itachi finalmente abrió los ojos sentí una alegría indescriptible, sus heridas milagrosamente sanaron por completo. Estaba tan desorientado y confundido, no recordaba lo que le pasó… – sonrió nostálgica, sus ojos se humedecieron al pensar en él y los momentos que pasaron juntos – siendo huérfano y sin ninguna persona que se hiciera cargo de él lo llevé a vivir conmigo, lo cuide y le di todo mi amor, más que como a un hermano, lo quería como si fuera mi propio hijo… y tú… tú lo asesinaste…, ¿cómo puedo estar contigo interponiéndose su recuerdo entre nosotros? – pareció bajar la guardia, Sasuke entendió sus sentimientos, pero no estaba dispuesto a renunciar a ella.

- Sé perfectamente que cometí un error irreparable, que te lastimé profundamente y si entonces hubiera sabido que te convertirías en quien hoy eres para mí, hubiese muerto antes que dañarte… – se acercó cauteloso, Hinata alzó la vista, conectando sus ojos con los de él. Inmersa en su presencia, no retrocedió, deseaba tanto como Sasuke permanecer a su lado, por eso le permitió acariciar su mejilla – ninguno puede cambiar el pasado, pero juntos podemos edificar un nuevo futuro – ¿juntos?, despertó del momentáneo letargo, Itachi no era lo único que se interponía entre ellos, para Hinata, Karin ahora representaba un obstáculo mucho mayor que el propio Itachi, furiosa recordó cómo Karin le restregó en la cara su relación con Sasuke: «¿No lo sabes?, Sasuke y yo ahora estamos juntos…, ¿te digo la verdad?, nunca fui tan feliz en mi vida, somos tan unidos ahora y ni que decir de la intimidad, lo hacemos todo el tiempo, Sasuke puede llegar a ser muy apasionado en la cama…, sabes a lo que me refiero ¿no?»

- Realmente quise confiar en ti Uchiha-san – cegada por el recuerdo de Karin lo apartó de un manotazo – estaba decidida a darte mi corazón – se tensó al punto de que sus manos empuñadas casi hacen sangrar sus palmas al enterrar sus uñas en ellas.

- ¿De qué estás hablando?, Itachi no… – lo interrumpió furiosa, ¿cómo podía ser tan cínico para jugar no solo con sus sentimientos sino con los de Karin también?

- ¡No me refiero a Itachi-kun sino a Karin-san!, no pasó ni una semana para que me reemplazaras… – echando mano de todo el dominio de sí misma, moduló tanto como le fue posible el alterado tono de su voz.

- Eso fue un malentendido Hinata – no necesitó ser un adivino para entender cuál era el origen de su real molestia y de alguna forma su enojo lo alegró, Hinata estaba celosa, si eso era posible, aún tenía una posibilidad de estimular ese sentimiento y convencerla de regresar con él.

- Eso no fue lo que Karin-san dijo… – le dio la espalda, ocultando el dolor que ello le causaba, costándole de sobremanera mantenerse imperturbable por más tiempo.

- A diferencia tuya yo he sido honesto contigo, no miento – aseguró él.

- ¿Honesto?, no me hagas reír – desdeñó sarcástica, dándose la media vuelta para encararlo, quedando a escasos centímetros de distancia.

- ¡Mentiste ocultándome a mi hijo! – Hinata abrió anormalmente los ojos, quedándose sin palabras, muda de la impresión; que él lo supiera fue un revés a sus planes, entonces el que Sasuke estuviera ahí cobró sentido, no tenía idea de cómo lo sabía, pero no daría marcha atrás.

- ¿Tú hijo dices? – se recompuso de inmediato, tratando de rehuir el tema, llevando una mano a su vientre – este niño es solamente mío, tú dejaste claro desde el principio que no querías hijos.

- ¿Cómo sabías lo que yo realmente quería si ni siquiera te tomaste la molestia de preguntármelo? – sabía que debía ser paciente, pese a la fortaleza externa que mostraba, interiormente Hinata era muy frágil, si huía de él era precisamente para protegerse.

- ¿Qué clase de futuro le esperaría con dos padres que se odian? – antepuso como último argumento.

- Yo no te odio y sé que en el fondo tú tampoco lo haces – Sasuke la tomó gentilmente por los hombros, Hinata se estremeció al sentir su contacto – Hinata escucha…

- ¡No! – la descarga eléctrica que le produjo su tacto la obligó a apartarlo, retrocediendo instintivamente, por ningún motivo debía sucumbir a él.

- Te estás comportando como una niña inmadura – pero Sasuke no se amedrentó, volvió a acercarse a ella y Hinata nuevamente retrocedió.

- Insultarme no ayudará a que cambie de opinión… – decía ella a la defensiva, cada vez más cerca del borde del precipicio.

- Mírame a los ojos, si después de ver lo que realmente ocurrió ese día sigues odiándome, está bien, me haré a un lado y no te detendré, pero si decides darme una segunda oportunidad, formaremos una familia y juntos criaremos a ese niño… – la tomó del mentón y la obligó a mirarlo de frente, cuando sus ojos se conectaron, varias imágenes se proyectaron en la mente de Hinata, los sucesos distaban mucho de lo que Karin le dijo.

- ¿Cómo sé que no mientes, que no manipulaste las imágenes? – murmuró desconcertada cuando Sasuke la liberó del genjustu; se agarró la cabeza con ambas manos, resistiéndose a creerle por completo.

- Eres capaz de leer las emociones de los otros, ¿por qué conmigo no puedes hacerlo? – Sasuke tomó cuidadosamente las manos de ella sin quitarle los ojos de encima, entonces dirigió una de sus manos a la altura de su corazón, Hinata se sorprendió un poco al entender el mensaje, lo miró directamente a los ojos, tratando de encontrar un solo fallo que lo delatara. Se miraron alrededor de un minuto y justo cuando Hinata estaba por decidirse, una tercera presencia se aunó a ellos.

- No lo hagas sufrir tanto Hinata-chan, el hombre te ha hablado con el corazón en la mano… – expresó burlón Naruto, desde hacía algunos minutos que observaba entretenido la disputa de ese par.

- ¡Naruto-kun! – exclamó Hinata sorprendida, concentrada en Sasuke se olvidó por completo de él, ni siquiera tuvo idea del momento en qué Naruto derrotó a su clon.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – masculló malhumorado Sasuke al ver la zorruna sonrisa del Uzumaki.

- El suficiente para burlarme a tus costillas lo que me resta de vida, nunca pensé que pudieras decir palabras tan lindas 'Sasuke-kun' – recalcó lo último con sarcasmo, ganándose una asesina mirada por parte del Uchiha.

- Cierra la boca si no quieres que te borre esa sonrisa idiota por la fuerza – sentenció amenazador, contrario a su mortal aura, Naruto mantuvo una pícara postura al respecto, retándolo desvergonzado, sobreentendiéndose que ambos firmaban la paz y ponían fin a sus anteriores diferencias.

- ¡Adelante!, si te crees con la capacidad necesaria para siquiera tocarme hazlo – antes de que el Uchiha pudiera cumplir su amenaza la musical risa de Hinata evitó el inminente encuentro, tanto Naruto como Sasuke se volvieron a verla desconcertados, Hinata acababa de tomar una resolución y completamente segura de lo que estaba por hacer, encaró decidida a Sasuke.

- Sasuke-kun, esta es mi respuesta… – decidió arriesgarse y no dudar más, tomó el rostro de Sasuke entre sus pequeñas manos y alzándose sobre las puntas de sus pies lo besó en los labios. Sin importarle la presencia de Naruto, Sasuke estrechó la cintura, pegándola a él, concentrado en la agradable sensación de poseer nuevamente sus labios, seguro que de ahí en adelante serían únicamente suyos y de nadie más.

La efusiva muestra de Hinata tomó a Naruto desprevenido, incomodo volvió el rostro a un lado, obviamente sus sentimientos habían cambiado, favoreciendo a Sasuke; una nostálgica sonrisa se curvó en sus labios, lo qué experimentó distaba de los celos o el enojo, más bien era algo parecido a la resignación, después de todo nunca estuvieron destinados a estar juntos, Sasuke era el indicado para ella y a él le dejaría la tarea de hacerla feliz, lo que no significaba que el Uchiha estaría exento de una paliza si volvía a lastimarla.

Entonces recordó cada uno de los momentos que pasaron juntos, sin duda Hinata marcó una parte importante de su vida y siempre le profesaría un especial afecto, luego pensó en Sakura y en su propia felicidad, se sintió en paz y satisfecho, era inútil seguir aferrado al pasado, finalmente podía centrarse en su presente.


El viaje de regreso fue menos apresurado, les tomó alrededor de tres semanas volver a Konoha, tiempo suficiente para aclarar malentendidos y reforzar lazos. Hinata no tardó en recuperar el buen ánimo, se sentía inmensamente dichosa al haber hecho las paces con Sasuke y saber que Naruto no les guardaba resentimiento alguno, entusiasmada por iniciar cuanto antes la nueva aventura que su vida en pareja significaría. Por su parte, Sasuke ardía en ganas de hacerla suya otra vez, la presencia de Naruto le impidió intimar con Hinata, posponiendo sus intenciones para cuando estuvieran de nuevo en casa. Naruto en cambio, pensaba nervioso en el recibimiento de Sakura luego de marcharse de la aldea sin avisar.

Apenas pisaron Konoha, los tres dirigieron el rumbo a la torre del Hokage para entrevistarse con Tsunade, expectantes del castigo que les sería impuesto por insubordinarse a sus órdenes. Lejos de la furia que Naruto pensó la encontrarían hecha, sorprendentemente se mostró animada, dándoles la enhorabuena a los futuros padres, apuntándose a ser la madrina del próximo heredero Uchiha, cosa a la que ni Sasuke ni Hinata pudieron oponerse al advertir la inusual emoción que ello despertaba en la mujer; y si bien Naruto tuvo una buena acogida con Tsunade, no pudo decir lo mismo de Sakura, el inmenso intento asesino con que lo recibió hizo temer sinceramente al Uzumaki por su vida, de no haber sido por la oportuna intervención de Hinata, éste hubiera recibido la paliza de su vida a manos de su esposa.

Arreglados varios malentendidos, los siguientes días transcurrieron pacíficamente, Hinata siguió adelante con los planes que dejó pospuestos a su partida, decidida a abrir su cafetería. De no buena gana Sasuke la apoyó, en su particular punto de vista Hinata no necesitaba trabajar, después de todo él se encargaría de proveerles a ella y su hijo todo lo necesario, pero Hinata se rehusó y a Sasuke no le quedo otro remedio que ayudarla en la empresa.

Antes de que Hinata concretara el proyecto que tenía en mente, el transcurso de las siguientes semanas trajo consigo el cambio de una estación a otra, los cerezos en flor no solo dieron la bienvenida a la primavera entrante, sino también al nuevo miembro del Clan Yamanaka, Inoue fue el nombre designado por su madre para el encantador infante de cabellos tan negros como los de su padre y profundos ojos azules como los de su madre. Hinata observó atentamente a Ino cargar protectora al pequeño Inoue entre sus brazos, entusiasmándole saber que dentro de algunos meses ella sería capaz de sentir la misma dicha que su mejor amiga ahora experimentaba.

La fuerza del destino es invencible, las piezas del futuro gradualmente se alineaban para alcanzar la brecha torcida de un porvenir que en otro tiempo y espacio tuvo lugar, el paralelismo se fusionaba con la realidad hasta volverse una verdad lineal, retomando el cauce que la historia debió seguir desde el principio y para que ello terminara por cumplirse, antes Hinata y Sasuke debían solucionar un último obstáculo, la variable que lo cambió todo.

Pese a la fuerte necesidad que sintieran por yacer juntos, Hinata no lo permitió, decidida a reconciliarse antes con su pasado. Habiéndolo discutido seriamente con Sasuke, ambos acordaron realizar un nuevo viaje, estando Tsunade enterada de lo acontecido, accedió a su petición sin oponer ninguna traba, confiaba ciegamente en que teniendo a Hinata a su lado, Sasuke nunca más volvería a representar una amenaza para la seguridad de la aldea. Así pues, sin prisas, ambos partieron al día siguiente, teniendo en mente volver al lugar donde todo comenzó.

- Hola Itachi-kun… – Hinata se arrodilló frente a la improvisada ermita que el mismo Sasuke edificara un par de años atrás en memoria del inocente al que en un arranque de locura le arrebató la vida – la última vez que estuve aquí te hice una promesa que me temo no podré cumplir – la voz se le quebró un poco al encender el incienso para honrarlo, en ese momento sintió como la mano de Sasuke, quien se encontraba a sus espaldas, se posaba sobre su hombro, infundiéndole el valor para continuar – yo… yo sé que si estuvieras aquí lo entenderías y me darías tu aprobación…, te quiero Itachi-kun y siempre estarás en mi corazón, pero ha llegado el momento de que te deje ir, que libere el odio que me ata al pasado y rehaga mi vida en compañía de la persona que elegí – una lagrima escapó a sus cristalizados ojos y rodó cuesta abajo por su mejilla – me siento muy feliz de haberte conocido…, adiós Itachi-kun – murmuró al ponerse de pie ayudada por Sasuke y al tomar su mano para emprender el camino de regreso una inusual ráfaga de viento los recorrió a ambos, tal vez fue producto de su imaginación, pero Hinata pudo jurar escuchar la voz de Itachi susurrándole «Gracias» al oído.

El llanto se apoderó de ella, Sasuke la abrazó y Hinata se aferró a él con fuerza, rodeándole el torso con los brazos para evitar caer, sintiendo una tranquilidad indescriptible apoderarse de su corazón, como si las lagrimas la liberaran del pesado lastre que durante esos tres años llevara a cuestas, entonces supo que nunca más debería preocuparse por Itachi, tuvo la certeza de que él apoyaba su decisión, era libre de amar a Sasuke sin restricción alguna.

Sin proferirlo abiertamente, mentalmente Sasuke pidió perdón, prometiendo a Itachi velar por el bienestar de Hinata y amarla incondicionalmente para siempre. Algo extraño sucedió en ese instante, fue como si una parte que no sabía que le faltara se reintegrara a él, su alma experimentó una paz infinita, satisfactorio sentimiento casi olvidado.

Cuando Hinata se hubo calmado, Sasuke besó afectuoso su frente, ambos se miraron y sonrieron, conscientes de que el pasado no volvería a atormentarlos. Entrelazando sus dedos con los de ella, la tomó de la mano y juntos reemprendieron el camino de regreso, con la seguridad de que la buena fortuna sonreiría a sus planes y ya nada ni nadie sería capaz de empañar su felicidad.

Al hacer el camino de regreso, Sasuke propuso a Hinata retrasar su llegada a Konoha y tomarse un tiempo para ellos solos, ella lo aceptó de buena gana. Haciendo una escala, se hospedaron en la posada de una pequeña aldea ubicada en la profundidad de las montañas, lugar famoso por sus termas.

- Este lugar es precioso, ¿no lo crees Sasuke-kun? – señaló Hinata al entrar en la habitación que esa noche compartiría con él, luego de tomar un relajante baño por alrededor de una hora.

- No tanto como la visión que justo ahora tengo enfrente – dijo sin quitarle los ojos de encima, hacía semanas que ansiaba un momento de intimidad como aquel.

El desenfadado comentario logró colorear tenuemente sus mejillas, algo nerviosa, pero tan ansiosa como lo estaba Sasuke, Hinata superó sus inseguridades y tomó dignamente asiento frente a él, sobre el futon matrimonial en el que dormirían. No erró en su suposición, sin esperar un solo minuto más la tomó gentilmente de las manos, atrayéndola a él para besarla apasionadamente en los labios, Hinata lo recibió gustosa, entregándose sin remordimientos al gentil contacto que Sasuke se propuso profundizar, deleitado por el dulce néctar de sus carnosos labios carmín.

Hinata tembló al sentir cambiar de rumbo el tibio contacto, re direccionando el trayecto hacia su largo cuello, provocándola, invitándola a gozar sin miramientos.

Sosegada por los electrizantes impulsos que le provocara el simple rose, a él cedió el mando de su propia voluntad. La recostó cuidadosamente sobre el futón y durante un rato se miraron fijamente, el preludio a la pasional noche que le seguiría y que marcaría la pauta de muchas más.

Sasuke se regocijó al saborear cada palmo de su piel, la sencilla yukata blanca que la cubría cedió con facilidad a sus deseos, descorriéndola hasta deshacerse de ella, exponiendo el esplendoroso cuerpo bajo su peso.

Resolvió que nunca se cansaría de admirarla, Hinata era hermosa en todos los sentidos, jamás forjó una concepción propia de la mujer ideal, de haberla tenido, Hinata poseería todas las cualidades que como hombre buscaría en una pareja, cada aspecto de ella era fascinante, lo enloquecía, cegando sus sentidos con cada caricia y cada beso, su olor, su voz y su agitada respiración avivaban los deseos que ardían con mayor intensidad que la primera vez que estuvieron juntos.

Maximizando las sensaciones, palpó sus sensuales curvas, degustó la miel de sus labios, olfateó el narcótico perfume de sus cabellos, observó atento sus agonizantes gestos y escuchó satisfecho sus desesperados gemidos clamando su nombre, culminando con la fusión de sus cuerpos desnudos, volviéndose uno solo, llegando a la cúspide del placer carnal.

Minutos después cayeron exhaustos; en el silencio solo su respiración agitada rompía la monotonía absoluta, Hinata se abrazó a él, hallando en los fuertes brazos de Sasuke el resguardo que buscaba, en un nudo de piernas que patentaba la veracidad del acto que acababa de suscitarse entre ellos.

- Esa vez dijiste que esta cicatriz te la hiciste por salvar a Naruto, ¿cómo fue? – interrogó Sasuke al cabo de un rato, posando sus labios en la rugosa protuberancia que sobresalía en la tersa piel de su hombro.

- No es algo que quiera recordar… – antepuso ella con una sonrisa, no dejando muy conforme a Sasuke.

- Aún así quisiera saberlo – insistió, sin quitarle los ojos de encima.

- Quedamos en que dejaríamos el pasado atrás… – lo besó en los labios, cambiando intencionadamente el tema de conversación – ¿Sasuke-kun? – al escucharlo gruñir en respuesta, supo que la atendía, se enderezó y le susurró al oído para captar su total atención – ¿me amas? – Sasuke guardó silencio, quiso decir que 'si', que la amaba más que a nada, pero el hecho de estar juntos ya le parecía lo suficiente irreal como para confesarse.

- Sabes la respuesta – la evadió diligente, sin entender ¿por qué se le ocurrió preguntarle algo tan embarazoso?

- Te amo Sasuke-kun – insistió Hinata, dándose cuenta de que era la primera vez que se lo decía abiertamente – ¿me amas a mí? – en vano esperó una respuesta, Sasuke siguió inamovible en su mutismo. Hinata sabía lo mucho que le costaba expresar abiertamente sus sentimientos, pero sentía la necesidad de asegurarse que su felicidad no era un sueño, que Sasuke realmente quería estar a su lado – en el pasado llegué a odiarte tanto… – le acarició el cabello, deslizando sus dedos entre los rebeldes hebras de color ébano – pero aunque te odiaba con todas mis fuerzas, al reencontramos, hubo algo en ti, algo más fuerte que yo, como si tu esencia me llamara, como si nos perteneciéramos el uno al otro… – se enderezó un poco y acarició su rostro, delineando el contorno ovalado con la punta de sus dedos, Sasuke finalmente fijó sus ojos negros en los perlados de ella – cuando te toco, siento como si una descarga me recorriera de pies a cabeza… – acercó su rostro al suyo, rosando su labio inferior con los suyos – cuando te besó mi conciencia se nubla, lo único que quiero es saborear tus labios… – por un momento pareció que lo besaría, pero no lo hizo, descendió por su mentón, hundiendo su rostro en el hueco del cuello, aspirando profundamente – tu aroma es delicioso, casi enervante para mí… – Hinata acababa de describir tal cual lo que él mismo sentía, entrecerró los ojos, absorbido por su presencia casi mística.

- Quieres experimentar… – prosiguió él, deslizando las manos por su espalda – recorrer palmo a palmo la piel… – la apretó contra su pecho, acariciándole dócil – sentir la calidez…

- Exacto… – sonrió al constatar cuán bien la seguía, entonces se apartaron por apenas unos centímetros, mirándose fijamente a los ojos – ¿me amas Sasuke-kun? – y dejándose llevar por la atmosfera que propiciaba la intimidad del momento, éste no pudo seguir evadiendo la respuesta.

- Si…, te amo – exteriorizó sus pensamientos, ganando a cambio un dulce beso de parte de ella, conmovida de sobremanera por sus palabras.

Convencido de querer estar por siempre a su lado hizo lo que su corazón le dictaba hacer desde hacía varios días, algo que tenía planeado incluso antes de dejar la aldea, Hinata acababa de favorecer la oportunidad ideal para cumplir su cometido. Al romper el beso se apartó de ella y se sentó a su lado, recorriéndose para alcanzar su mochila de viaje, de la cual sustrajo una hermosa caja de madera labrada.

- Esto te pertenece… – al volverse a verla le entregó la caja.

Sorprendida, Hinata se percató que era exactamente igual a la caja musical que Itachi le regalara junto con la peineta, algo imposible, esa caja, al igual que todas sus pertenecías, se consumieron en el incendio. Curiosa por saber si tenía la misma melodía, Hinata la tomó con cuidado, se sentó erguida sobre sus muslos y al abrirla, asombrada, escuchó la melodía y observó el contenido, centrándose especialmente en lo último.

- La peineta de tu madre – murmuró emocionada, sabiendo lo que eso significaba.

- Ahora es tuya, siempre lo fue – aseguró confiado.

- No…, no sé qué decir… – emocionada, Hinata miró atenta la peineta y la caja, incapaz de hallar la respuesta a la nueva similitud que Itachi y Sasuke compartían.

Sasuke cuidó deliberadamente cada detalle, en base a la caja musical original extraviada y agregando pequeños guiños propios, mandó hacer la caja especialmente para Hinata.

- No necesitas decir nada – tomó la peineta de la caja y la deslizó cuidadosamente por su sedoso cabello negro – sé que se acostumbra dar un anillo, pero para mí, esta peineta es mucho más simbólica – sostuvo las manos de Hinata entre las suyas y mirándola a los ojos agregó – Hyuuga Hinata ¿quieres ser mi esposa? – lo miró con sentimientos encontrados, los ojos se le anegaron en lagrimas y sin pensarlo dos veces se abrazó a él.

- Si, si quiero… – respondió entre sollozos, Sasuke correspondió el abrazo, feliz de ser aceptado, pensando en realizar la boda a penas regresaran a Konoha y sellar ante el mundo el pacto de amor eterno que logró sobrepasar las barreras del tiempo y el espacio. Los eventos pueden ser cambiados, difíciles obstáculos pueden presentarse en el camino, pero la perseverancia del hilo rojo del destino terminará enlazando la fortuna de aquellas almas gemelas cuya historia podrá variar, pero su final nunca será reescrito.

FIN


(Felicitaciones y jitomatazos favor de dejarlos en un Review, gracias =3)

NOTA FINAL:

OMG, TERMINÉ!, justo ahora estoy dando saltos de alegría por poder terminar y no dejar inconclusa la historia como lo pensé en un principio y como parece quedará 'el chico del verano', (nah, no es cierto, también pienso terminarlo, no sé cuándo, pero lo haré, que después de ver la reseña de la última película de Naruto, los personajes no me parecen tan OCC como creía XDDDD).

Final pasteloso y predecible, pero me vale, tanto Sasuke como Hinata sufrieron la mar de dificultades para estar juntos y juntos tenían que quedar jaja (no como en 'El secreto de puente viejo', aunque Pepa vuelva, no volverá a ser lo mismo, chas! no vuelvo a ver telenovelas -_-#). Y para los que esperaban ver a los gemelos Uchiha y la panda de la siguiente generación, estoy haciendo un corto Epílogo que próximamente publicaré en mi cuenta de DArt (angelmarion. deviantart. com), y digo en DArt porque también ahí subo Rewrite y decidí dibujar una portada a color con todos los chamacos, así ven cómo me los imagino en la realidad XD

Ya para terminar, mi mente sigue maquinando historias, pero he decidido retirarme de los fics, solo espero terminar de escribir los capítulos que me faltan de las historias pendientes que tengo jaja (excepto 'Promesa de muerte', esa ya la di por perdida), y aunque no puedo asegurar de esta agua no beberé, ya no siento deseos de seguir escribiendo, supongo que volveré a ser lectora y nada más owó, en fin, solo quería agradecerles a todos aquellos que me apoyaron con sus comentarios durante este tiempo, gracias a ustedes hoy puedo escribir esto, les deseo lo mejor de lo mejor y una vida llena de bendiciones, saludos, besos y abrazos para toda(o)s.

Atte. Salem