Capítulo dos
Las Dinamos
¿Quedarse en Grecia? ¿Y porqué no?
Gastó tanto en abogados para deslindarse de las deudas de su padre que tal vez hubiera sido más barato pagarlas, con lo que podía pretextarle su madre que no le había quedado ni siquiera para regresar a México.
Nah.
Le pagaría a su madre el favor de ir a Atenas a ocuparse de su ex-marido quedándose en Tierras Mediterráneas por una temporada. Seguro que a las dos les sentaría bien desintoxicarse una de la otra y regresarían frescas a la convivencia madre-hija.
Además tenía donde quedarse, un amplio departamento con una excelente vista en lo más alto de un condominio era el hogar de Rosie y Tanya, a quienes no les cayó nada mal una tercera inquilina.
Rosie decía que habían alcanzado la perfecta trinidad femenina, Tanya decía que le tocaba lavar la vajilla con menos frecuencia.
Y los vecinos decían que algún día les bajarían el switch eléctrico si continuaban ensayando canciones viejas y componiendo nuevas a la una de la madrugada. Eso y que los vecinos inmediatos casi adivinaban las posiciones que Tanya practicaba con los hombres que desfilaban por su puerta casi cada noche.
-¿Qué no Leandro es su pareja?- preguntó Donna una mañana mientras desayunaba con Rosie y un bello ejemplar masculino en ropa interior hurgaba el refrigerador.
-"Uno a la vez" no es un concepto válido para Tanya.- explicó Rosie mostrando que le importaba un bledo mientras el hombre regresaba a la habitación con dos cervezas, no sin antes guiñarle el ojo a la rubia.
-Y te acaban de sugerir un trío.- continuó explicando con toda la naturalidad de mundo.
-¡¿QUÉEEE?!- gritó Donna más roja que nunca, se levantó y corrió al baño encerrándose con un fuerte azote de puerta.
-Se acostumbrará.- se dijo a si misma la pelirroja antes de beber un trago de leche.
Aquella fue la primer mañana que Donna no pudo resistirse a escribir una postal a su madre.
Una noche Tanya entró intempestivamente al departamento, en lugar de un hombre a su lado traía cargando enormes bolsas que inmediatamente llamaron la atención de sus compañeras que la rodearon mirándola como atracción de circo.
-¡Alisten la máquina de coser! ¡Pero ya, chiquititas!- ordenó mientras dejaba las bolsas en la alfombra de la estancia y sacaba brillantes telas de su interior.
Las otras comprendieron inmediatamente.
-Hoy en la aburridísima junta me puse a dibujar en donde debería estar anotando lo que mi aburridísimo jefe decía.- comenzó a narrar Tanya entusiasmada -¡Y he diseñado los mejores trajes que un grupo musical usará en la historia!- sacó el mencionado cuaderno, cambió las hojas enérgicamente hasta encontrar la indicada y les mostró al trío dibujado con unos trajes más que vistosos.
Rosie soltó un silbido de admiración.
-¡Oooooh!- exclamó Donna corriendo a arrebatarle el cuaderno -¡Son perfectos!
Rosie carraspeó la garganta para llamar la atención de sus amigas que ya daban saltitos de gusto al imaginarse con semejantes atuendos puestos. Ambas voltearon a mirarlas expectantes.
-Estaba esperando que llegara Tanya para decir esto.- comenzó la pelirroja haciéndose la interesante -El Bar Afrodita hará una guerra de bandas para decidir cuál ocupará las horas que quedaron vacantes.
Se hizo un silencio sepulcral durante tres segundos antes de que las chicas gritaran a todo pulmón.
-¿Entonces ya estamos apuntadas?- preguntó Donna.
-Claro que no.- respondió Rosie -¿Cómo nos inscribía? No tenemos un nombre.
-MMMMMMMHHHH…- exclamaron las tres poniéndose a pensar con todas sus fuerzas.
-¡Donna y Las Dinamos!- exclamó Rosie de pronto.
-¿Ah, sí? ¿Y porqué no Tanya y Las Dinamos?- replicó la morena inmediatamente.
-¡"D y D"!¡Daaah!- obvió Rosie retándola a negárselo.
-¿Estaría bien?- preguntó Donna apenada -Fui la última en agregarse y creo que no he ayudado mucho.
-Claro que sí, güerita, tu voz resultó perfecta como voz líder. Además imagínate el impacto de una vocalista extranjera.- dijo Tanya apretándole los cachetes a su amiga como si les fuera a sacar jugo -Donna y las Dinamos suena genial.
-¡Entonces debemos empezar esos trajes inmediatamente!- exclamó Donna feliz.
-¡Oigan! ¡Oigan! ¡Ya hasta se mee ocurrió una porra!- dijo Rosie emocionada.
"¡Dinamos! ¡Dinamos! ¡A dormir de día y a estallar de noche!"
GAAAAH _ Cielos, no esperaba que esto subiera tanto de tono tan pronto. Tanya ha tenido la culpa.
Tanya: ¡¿¿Yooo??!
Lexell: ¡Sí! ¡Tú!
Ejem… bueno, sólo puedo decir que usualmente me siento como Donna, con las demás haciendo insinuaciones más o menos explícitas sobre sexo y yo sin saber a donde meter la cabeza.
Nos leemos la próxima. Mañana (o tal vez hoy) habrá nuevo capítulo de Convergencia.
