φThïs мüst bє lσvє φ


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φTαмï-Hαrüиoφ


Ʀєsuмeи:Sakura y Sasuke Uchiha son hermanos mellizos. Los dos son inscriptos en una academia Ninja, pero en eso vendrán los celos, las peleas, sobreprotección y el amor. ¿Sera que hay algo más que cariño de hermanos? ⟡Incesto⟡


Prologo

La mujer volvió a mirar a los dos niños que estaban en una habitación. Sus manos se movieron inquietas, indecisas. No estaba segura de aceptar lo que su marido, Fugaku, había impuesto para ellos. No es que no confiara en que triunfarían, eso era lo de menos, solo que le preocupaba su seguridad. Contando que ellos nunca estaban separados.

Sakura y Sasuke Uchiha, los hermanos mellizos de tan solo cinco años de edad. Se encontraban durmiendo en la habitación del niño, ya que había estado lloviendo, lo más probable es que la pequeña haya tenido miedo y se haya escapado al cuarto de su hermano, donde se sentía protegida.

Sakura Uchiha, de cinco años. Cabello color rosa pastel, algo raro en la familia ya que nadie tenía ese color de cabello, ojos color verde-jade y piel nívea. Era una niña extrovertida y suspicaz, aunque la mayoría del tiempo se mostraba tímida y tranquila. Le encantaba pasar tiempo con su hermano Sasuke, y siempre estaba pegada a él.

Sasuke Uchiha, de cinco años. Él a diferencia de su hermana, no era dulce ni sentimental, todo lo contrario, era frio y calculador, la mayoría de las veces ignoraba a cualquiera que esté a su alrededor a excepción de su hermanita. Su cabello era color negro-azulado levemente despeinado, sus ojos oscuros como el carbón y piel pálida. Al ser sucesor de la sangre Uchiha, poseía el Sharingan al igual que su hermano mayor Itachi, la única que no lo tenía era la pequeña Sakura.

Los dos se pasaban las tardes juntos, y no se separaban por nada en el mundo. A Mikoto (la madre) le era muy difícil acostarlos en recamaras diferentes, ya que sucedía lo de hoy, alguno de los dos se escabullía a la pieza del otro, todas las noches era lo mismo.

Por lo que en este momento no estaba segura de si la decisión de Fugaku era muy favorable para ellos, mucho menos si su vida recorría en ella. Pero debía aceptarlo, desde que nacieron supo que ese sería el camino que ambos tomarían, a pesar de poner en juego sus vidas, ambos ingresarían a la academia Ninja. Cualquiera pensaría que estaba loca, ya que faltaba mucho para que los chicos ingresaran a la academia, tendría tiempo para pensarlo.

Pero desde hoy, cuando los vio a los dos entrenando con decisión… se sintió mal. No deseaba que nada le sucediera a sus dos angelitos, no siendo tan bellos… y suyos. Le había pasado lo mismo que con Itachi… maldita sobreprotección de las madres.

Un relámpago se escucho en el cielo, fue potente ya que sintió la vibración de los vidrios. La mujer pudo escuchar un quejido de la pelirosa, e instintivamente se movió para verla. Pero no tardo en darse cuenta que solo estaba asustada y ante esto, el Uchiha menor la abraso con más fuerza y la niña suspiro con alivio.

Mikoto sonrió, sus bebes estaban creciendo demasiado rápido.

—¿Piensas estar toda la noche ahí? —Interrogo una voz potente.

La pelinegra se giro, para ver a su marido con una suave sonrisa. De seguro la había estado observado desde hace rato, pero había esperado la oportunidad adecuada para aparecer. Trato de no parecer triste, pero fue inútil. Maldijo internamente por no tener ese gen Uchiha con el que pueden ocultar sus sentimientos. Eso le recordó que Sakura era como ella; un libro abierto.

—¿Pasa algo Fugaku? —Pregunto, ignorando el seño fruncido de su esposo al darse cuenta de su situación. Quería ignorar el tema lo más pronto posible, parecía una mujer que se daba cuenta que ya estaba vieja… eso era muy deprimente.

—Mikoto, ¿Por qué te preocupas tanto? Sabes que no les sucederá nada. Además, cuando sean grandes lo decidirán ellos mismo. —Efectivamente, él si sabía que le pasa… o que le preocupaba, siempre sucedía eso.

—Lo sé Fugaku, solo pensaba. Creo que todos lo deciden por sí mismos. —Suspiro la mujer con resignación. Sabía que las cosas terminarían así tarde o temprano.

—Mujer —Se quejo el hombre, Mikoto no pudo evitar el sonrojo—. Nos sucedió lo mismos con Itachi, a veces no te entiendo, pasaste lo mismo cuando eras niña y aun así te preocupas.

Ella soltó una agradable y dulce risita.

—Es verdad, no sé de qué me preocupo. —Dijo, esta vez retomando el tema con un poco mas de seriedad—. A veces tengo un mal presentimiento, no quiero dejarlos solos.

Era cierto, desde hace semanas que sentía esa sensación de perderlos en cualquier momento, como si la fueran a alejar de ellos en un abrir y cerrar de ojos. No lo permitiría, no quería hacerlo. Pero… igual sentía que no lograría, y que terminaría dejándolos solos. Y saber eso de ante mano dolía, más que nada en el mundo.

—Quizás así deba ser.

Ella asintió, ya que su esposo tenía razón. Además, ella siempre había dicho: Las cosas suceden por algo. ¿Por qué no se implicaría esa regla en esto? Un bostezo escapo de sus labios, era obvio que ya tenía sueño. Seguramente ya era muy tarde, quien sabe cuántas horas había estado parada frente a la habitación de sus hijos.

—Ven, vamos a dormir. —Murmuro el Uchiha, tomando la frágil mano de su mujer con cuidado, como si temiera romperla—. Debemos descansar, mañana tengo que averiguar qué rayos es lo que sucede con Itachi, esta extraño.

—Eso sí es cierto. Trate de hablar con él, pero se muestra frio y calculador. Me preocupa. —Dijo Mikoto, con la cara marcada por la preocupación. Eran muchas cosas las que tenía en mente, demasiados problemas.


—¡Sasuke-kun, yo quiero la pelota roja! —Se quejo la pequeñita de cabellos rosados, corriendo detrás de su hermano mellizo.

—Yo la tome primero, así que me pertenece. —Sentencio el pelinegro, todavía corriendo para que su hermana no le quitara su pelota.

A lo lejos se podía ver como Mikoto tomaba el té muy tranquilamente, mirando con una sonrisa a sus hijos. No muy lejos estaba Fugaku entrenando con su reservado y —ahora— extraño hijo Itachi. Sakura corrió hasta donde estaba su madre y la miro con los ojos llorosos, y haciendo un encantador pucherito.

—¡Mamá, Sasuke-kun no me quiere prestar la pelota roja!

Pero enseguida llego corriendo el pelinegro, con la pelota en la espalda y el seño levemente fruncido, decidido a defender su territorio… o más bien, su pelota.

—Yo la tome primero. —Repitió, exasperado.

—No es cierto, ¡Lo hice yo!

—¡Mentirosa! Yo la tome primero.

—¡No miento! ¡Yo la tome primero!

—No yo.

—¡Yo!

—No. Yo.

—Fui yo, yo, yo. —Grito la pelirosa con las mejillas sonrosadas por el esfuerzo, las manos en sus pequeñas cinturas y los ojitos brillando con desesperación.

—No fui—…

—Ya basta ustedes dos. —Los corto Mikoto tranquilamente, los niños no dijeron nada y la miraron con disculpa. Ella sonrió. —Ambos la tomaron a la misma vez, ahora no peleen más y jueguen juntos con la pelota roja.

Silencio.

—Mejor juguemos a la escondida —Propuso.

—¡Sí!

Mikoto se limito a suspirar con pesadez, para luego continuar con su te, que ahora ya estaba frio, con una sonrisa maternal en los labios. Amaba a sus hijos, aunque uno de ellos ahora se comporte de forma extraña. Ya no estaba muy preocupada, ya que sabía que las cosas eran como debían ser. Aceptaba su futuro y el de sus hijos.


¡Hola!

Espero que les haya gustado, este simplemente es el prologo, en el próximo capítulo se mostrara la relación que llevan los hermanos Uchiha's =)

Es una simple historia de no más de cinco capítulos, creo… tengo que verlo. Si me dejan reviews prometo colocar el capi uno; lo más rápido posible.

Eso es todo…

¿Review?