¿Me mataréis mucho, mucho si os digo que hace 3 meses y medio que escribí este capítulo, pero que no lo he subido hasta ahora porque pensé que ya lo había hecho?
Por eso y porque el capi no es demasiado bueno. La verdad es que no me convenció demasiado, pero en fin. No diré nada más, sólo leed.
...
Capítuo 11: Shiho Miyano.
El paso del tiempo es una cosa curiosa, a veces un segundo puede parecer una hora, y en otras ocasiones una hora puede parecer un segundo. Eso es lo que les estaba ocurriendo a Shinichi y a Ran, el tiempo que pasaron separados desde el regreso del detective les pareció a ambos una eternidad, ahora sin embargo este parecía fluir de una manera alarmante.
Antes de que ambos se dieran cuenta ya habían pasado dos meses desde su reencuentro y la relación de amistad que ambos habían mantenido se recuperaba poco a poco, a pesar de que ninguno de los dos podía ser completamente sincero con el otro, por el momento.
Ran se levantó aquella mañana llena de energía. Era algo que le pasaba bastante a menudo desde el regreso de Shinichi, y ni siquiera Natsuki era capaz de agotarla por completo. Hacía años que no se sentía así.
Pensar en Shinichi la llevó hasta la mujer que vivía con él. El chico se la había presentado como Shiho Miyano y le dijo que ambos se conocieron en América durante el tratamiento de su enfermedad.
Por lo visto Shiho había sido una de las científicas que investigaba un posible tratamiento y fue allí donde trabaron amistad. Cuando el ex-detective adolescente le dijo que volvía a su país natal ella vino con él, pues los demás investigadores planeaban expulsarla del proyecto argumentando que era demasiado joven.
Ran siguió pensando en Shiho mientras preparaba a su pequeña para ir a la guardería. Cuando la había conocido la mujer se había limitado a darle un saludo cortés pero distante y a ignorarla mientras permaneció en casa de Shinichi. Él le dijo que no se lo tomase como algo personal ya que ella era así con todo el mundo, pero Ran no pudo evitar sentirse intranquila, pues no se le habían escapado las miradas furtivas que la chica lanzaba a su amigo cuando creía que nadie estaba mirando.
Aquello la había hecho sentir insegura. Después de todo no es como si la situación fuese la misma que la del restaurante, por ejemplo. Aquella vez Shinichi recibió una servilleta con el número de teléfono de una mujer que, por muy atractiva que fuese, era una desconocida y Ran conocía lo suficiente a Shinichi como para saber que él jamás marcaría aquel número.
Esto era diferente.
Shiho era una persona cercana a él, con la que había estado compartiendo su vida los últimos 3 años. Se conocían, y por lo poco que Shinichi le había contado de su enfermedad debían de haber pasado por situaciones muy duras juntos, lo que había reforzado su unión.
Para cuando Ran llegó a la universidad gran parte de su energía mañanera había desaparecido. Parecía que pensar en aquella mujer la agotaba más que lidiar consu hija. Lo cual tampoco era extraño, pues el agotamiento que le proporcionaba Natsuki era físico, pero el que sufría al pensar en Shiho Miyano era mental, y todo el mundo sabe que este último es mil veces peor.
Pero es que ¿cómo evitar pensar en ella? Era tan guapa, con ese cabello castaño rojizo y esos ojos verdes… además de ese aire de seriedad y madurez que la caracterizaba. Cualquier hombre la encontraría atractiva.
Y cualquier hombre incluía a Shinichi.
Ran sacudió la cabeza tratando de espantar los repentinos pensamientos que la asaltaron. Pensamientos en los que Shinichi le decía que iba a casarse con Shiho y le pedía ser la madrina para luego darle un tierno beso a su prometida.
El chico le había asegurado que entre ellos no había (ni hubo nunca) nada más que una buena amistad, pero entre ellos mismos tampoco había habido nunca nada más allá de amistad, y eso no impedía que ella desease que eso cambiara.
La karateka se sorprendió de lo que acababa de pensar. Era la primera vez en su vida que se admitía a sí misma que deseaba algo más que una amistad con Shinichi. Sí, siempre había sabido que él le gustaba, es más, incluso reconocía que estaba enamorada de él (aunque nunca a nadie más que a sí misma), pero de eso a desear una relación más profunda que una amistad… ciertamente nunca se lo había planteado antes, al menos abiertamente.
Cuando las clases terminaron Ran comprobó su teléfono pero no había ninguna llamada ni ningún mensaje. Qué esperabas - se recriminó -, él estará trabajando, seguramente ahora mismo no tiene tiempo ni de respirar, mucho menos de llamarte.
De camino a la guardería de Natsuki pudo observar de lejos a la mujer que momentos antes había ocupado sus pensamientos. Miyano caminaba por la calle de enfrente con varias bolsas de supermercado, estaba claro que había salido a hacer la compra.
Ran observó su caminar firme y seguro y una oleada de envidia pasó a través de su cuerpo. A ella también le habría gustado sentirse tan poderosa y segura de si misma. Shiho caminaba como si el mundo a su alrededor no importase, como si ella y sólo ella estuviera en él y nadie tuviese derecho a estar por encima de ella o en medio de su camino. A Ran siempre le había gustado ser amable y atenta pero por un segundo deseó tener la fría indiferencia de Shiho para poder sentirse invulnerable.
Desvió la mirada de la mujer, que desapareció tras una esquina y continuó su camino. Recordando a dónde iba pensó en el otro "cambio" en sus vidas que podía representar un obstáculo en una posible relación con Shinichi.
Natsuki.
No es como si ella viese a su hija como un problema, eso jamás, pero sabía por experiencia que los hombres acostumbraban a salir corriendo en cuanto sabían de la existencia de la niña.
Ella no creía que Shinichi fuese así, pero había sufrido tantas decepciones que ya no sabía qué esperar. Estaba casi segura de que él preferiría una mujer que no tuviese ese tipo de "problemas", y con la que poder tener sus propios hijos.
Una mujer como Shiho Miyano.
Sacudió la cabeza al igual que horas antes y al llegar al pirtón de la guardería pulsó el timbre. Ahora no era momento de pensar en eso, ahora debía concentrarse en su hija.
