25- Akemi.

Sakura se despertó escuchando el cantar de los pájaros, y supuso que estaba amaneciendo. Abrió pesadamente los ojos y vio a su pequeño hijo todavía durmiendo. Sonrió por eso y levantó la vista para ver al peligris que supuestamente estaba durmiendo del otro lado, y se encontró con la mirada fija de él. –Buenos días, Sakura.- la saludó en un susurro. –Mmm… buenos días, Kakashi.- contestó muy embobada por su amado. -¿Cómo dormiste?- preguntó el peligris. –Bien, ¿vos?- contestó ella sonriéndole. –También.- devolvió tranquilo. –Qué bueno. ¿Sabes si algo más se despertó?- preguntó la chica. –No, todavía nadie más.- confirmo el peligris. –Ummm… mamá.- llamó el pequeño con voz adormecida. -¿Qué pasa, amor?- preguntó Sakura, mirando a su hijo. –No me siento bien.- contó el pequeño.

-¿Qué te duele, Sakumo?- cuestiono Kakashi, preocupado. –La cabeza, y me siento mareado.- contestó el niño. Sakura le tocó la frente a su hijo y tenía temperatura. –Tenes fiebre, ¿no te cortaste?- le preguntó alarmada. –No, mamá.- negó el niño. –Bueno, vamos a volver a la aldea ahora.- anunció la pelirosa segura. –Pero la misión…- dijo Sakumo. –Kakashi y tus tíos la van a terminar, nosotros nos vamos a la aldea ahora.- explicó la chica. –Pero mamá…- iba a excusarse el pequeño pero su madre volvió a hablar. –AHORA, Sakumo.- dijo mirándolo fijo, dándole a entender que no se lo negara.

Sakura agarró a su pequeño y lo envolvió en la frazada, salió de la carpa junto con Kakashi. –Sakura, te acompaño.- le dijo el peligris. –No, Kakashi. Termina la misión, yo puedo.- le contestó segura. El jounin asintió y después ella hizo unos sellos para transportarse al bosque más cercano de Konoha, ya que era lo más que había aprendido de esa técnica. Apenas llegó empezó a correr en dirección a la aldea, y bastantes minutos después llegó. Fue directo al hospital, porque en su casa no tenía los medicamentos. La primera persona que vio fue a Shizune, que le dio una pieza para Sakumo después de que la chica le contara los síntomas del niño. Llegó a la habitación 5 y recostó al pequeño en la cama, en pocos momentos Tsunade entró en el lugar y se dedicó a examinar al niño. Le pidió a la pelirosa que le buscara ropa seca, mientras ella lo bañaba con agua caliente. Sakura hizo lo ordenado y fue rápido a su casa a buscar las prendas para su hijo.

Volvió al hospital y Tsunade le estaba secando al pequeño los cabellos. La rubia terminó su labor y le entregó al niño a su madre, diciéndole a ella que le había dado la medicación y que dentro de poco le causaría sueño, la pelirosa sintió entendiendo lo que su maestra le dijo. Sakura cambió a su hijo y lo acostó en la cama para hacerlo dormir. Lo arropó bien, y empezó a cantarle una canción suavemente al oído mientras acariciaba su cabellera. Sakumo cayó en los brazos de Morfeo a los pocos minutos, y su madre le dio un dulce beso en la mejilla para después susurrarle al oído un 'te amo, mi amor' Lo contempló dormir unos segundos y se dibujó una sonrisa en sus labios, su pequeño estaba bien, y ahora ella estaba tranquila.

Sakura salió de la habitación sin hacer ruido, y se encontró con la 5º Hokage. –Nunca más voy a dejar que vaya a una misión.- informó la rubia. –Tsunade-sama, no creo que sea para tanto.- le restó importancia la pelirosa. –Pero es mi nieto.- se quejó la mujer. –Y MÍ hijo.- recordó la chica. La rubia voluptuosa cedió ante eso, ya que no podía refutarlo ni prohibirlo: Sakura era su madre, por ende decidía por el niño. –Aparte sólo tomo frío, no tiene ninguna infección ni nada. No estaba acostumbrado a dormir al aire libre y a los cambios bruscos de la temperatura.- explicó la pelirosa segura. –Está bien, Sakura. Hoy pasará el día acá, y a la noche se pueden ir a casa. Ahora tengo que irme.- anunció Tsunade. –Sí, Tsunade-sama.- afirmó la chica, hizo una reverencia y la 5º se marchó en dirección a su oficina.

Sakura buscó algo para desayunar, y volvió a la pieza con su hijo. Sakumo dormía tranquilamente y Sakura solo lo miraba, vigilaba sus signos vitales pero todo estaba bien. Era la primera vez que su pequeño pasaba un día en el hospital, y ella se sentía algo impaciente, nerviosa, pero no estaba asustada. Terminó de comer, y empezó a acariciar los cabellos grises de su hijo, que le recordaban a cierto jounin enmascarado. "Oh, tengo que preguntarle a Tsunade-sama cuáles son las probabilidades de que Kakashi sea el padre de Sakumo." Se acordó. "No quiero dar nada por sentado hasta acordarme, pero sería bueno saber si él tiene alguna chance de serlo." Aseguraba. Alguien llamó a su puerta y el sonido la sacó de sus pensamientos.

-Sakura, ¿cómo va todo? ¿Necesitan algo?- preguntó Shizune entrando por la puerta. –Está todo bien. Shizune-sempai, ¿me haría un favor?- preguntó la pelirosa. –Claro.- accedió la morocha. -¿Podría quedarse un rato cuidando a Sakumo? Es que tengo que preguntarle algo a Tsunade-sama.- explicó la chica. –Sí, Sakura. Anda tranquila.- afirmó Shizune con una sonrisa. Sakura salió de la habitación y fue en busca de la 5º Hokage. Le tomo unos 5 minutos llegar a la oficina de su maestra, toco la puerta y después de escuchar un 'adelante' entró en el lugar. –Perdón por molestarla, Tsunade-sama pero quería hablarle de algo.- dijo la pelirosa entrando a la oficina y cerrando la puerta atrás de ella. -¿De qué se trata?- preguntó interesada la rubia. –Bueno, hace unos días Sakumo me planteó la posibilidad de que… Kakashi sea su padre…- contó algo apenada. "Ese mocoso… tan inteligente." Pensó divertida la 5º. –Y yo quería preguntarle… cuántas son las posibilidades de que eso sea verdad.- cuestiono la pelirosa.

-Es verdad que Sakumo y Kakashi son muy parecidos, sí. Pero él tiene las mismas posibilidades de ser su padre que… Kabuto, por ejemplo.- contó Tsunade. -¿Kabuto? No, yo jamás estaría con alguien así.- negó Sakura molesta. -¿Y con Kakashi sí?- curioseó la rubia, alzando una ceja.-Eh… eh…- musitaba nerviosa la chica, muy sonrojada. La Hokage sonrió -¿Te gusta Hatake?- presionó. –Ehhh… y-yo…- decía la pelirosa. -¡¿Y Sakura? ¡¿Te gusta Kakashi o no?- preguntó fingiendo enojo. -¡Sí! ¡Mucho!- contestó la joven totalmente sonrojada. La sonrisa de Tsunade volvió a sus labios. –Entonces te gustó antes de que perdieras el conocimiento…- 'dedujo' la mujer. –T-tal vez…- musitó con pena. –Entonces tiene bastantes chances de ser el padre de Sakumo, aparte del parecido y que te guste ahora, también son las mismas iniciales que tu dije, ¿no?- preguntó la rubia. –S-sí…- afirmó Sakura.

–Bueno, supongo que queda en vos…- dijo la rubia, dándose vuelta en su silla para mirar la ciudad por los ventanales. -¿E-en m-mí?- preguntó sin entender. –Claro, está en vos saber si Kakashi es el padre mediante algún análisis, o recordarlo.- contestó Tsunade con tono lógico. –Tendría que hablarlo con Sakumo…- musitó la pelirosa, más tranquila. –Sakumo te va a pedir que hagas el análisis, sabes cómo es…- respondió su maestra. –Pero… ¿y si Kakashi no quiere hacerse el análisis?- cuestiono preocupada. Tsunade giró para volver a mirarla, apoyó sus codos en la mesa y entrecruzó sus dedos a la altura de sus ojos, mirándola fijo. -¿Se lo dijiste?- preguntó la mujer. -¿Q-qué?- contestó extrañada. –Si le dijiste a Kakashi lo que sentís.- aclaró la rubia. –S-sí…- afirmó sonrojándose la pelirosa. –Y él te correspondió.- afirmó, pero la chica se lo tomo como una pregunta. –Sí.- contestó con una sonrisa en sus labios.

-¿Y pensas que no se va a hacer los análisis?- preguntó con sarcasmo la rubia. –B-bueno…- dudaba la pelirosa. –Pensalo, Sakura. Pero acordate que también se trata de Sakumo y no sólo de tus recuerdos. Si llega un día en que te canses de esperar, vas a tener que elegir entre esos recuerdos perdidos o la felicidad de tu hijo.- contó la 5º seriamente. –Lo sé…- musitó Sakura con algo de tristeza. –Sabemos que Sakumo no tendría problemas en esperar hasta que te acuerdes, después de todo él quiere que seas feliz. Pero sería egoísta de tu parte hacerlo esperar tanto tiempo para nada.- agregó la mujer. Sakura se quedó pensando en las palabras de su maestra, y tenía razón, tal vez nunca recupere esos recuerdos y su pequeño hijo sufriría por no saber quién es su padre, y lo haría porque la ama.

-Sakura con esto no quiero decir que dejes todo y no trates de acordarte, quiero decir que también pienses en Sakumo.- aclaró la mujer. -¡Yo pienso en Sakumo! ¡Es mi hijo, por Kami!- exclamó la pelirosa con enojo. -¡Todo lo hago por él, me desvivo por él y para él! ¡Mi cabeza sólo piensa en acordarse de su padre para que él pueda ser feliz!- agregó, pero ahora llorando. – ¡Deje mi vida por él! ¡Aguanté las miradas acusadoras por él! ¡Deje que toda la aldea digiera lo que quisiera de mí, por él!- continuó la joven. -¡Rechacé a todos los hombres que me gustaban por él! Cambié mi vida entera sólo por él…- decía calmándose al final. –Y no me arrepiento de nada, porque es MI hijo y lo amo más que a nadie…- siguió diciendo. –Así que no diga que no pienso en él, Tsunade-sama.- finalizó de hablar, mirando fijamente a su maestra.

La 5º Hokage había escuchado cada palabra que su joven alumna le decía, y la conmovieron hasta la última fibra de su ser, haciéndola llorar. –Lo sé, Sakura. Perdón.- pidió la mujer, arrepentida. –Está bien, Tsunade-sama.- aceptó las disculpas. –Voy a… pensar un rato. Con permiso.- dijo haciendo una reverencia y salieron del lugar. Caminó por todo el pasillo secándose las lágrimas, pero por alguna razón seguían saliendo. Llegó a la pieza nº5 y trato de calmarse y dejar de llorar para que su hijo no la vea así. Una vez que estuvo 'lista' abrió la puerta y justo cuando iba a darle las gracias a Shizune por haber cuidado de su pequeño, se encontró con una imagen tan tierna que le derritió el corazón.

Sentado donde ella había estado, se encontraba nuestro jounin favorito, acariciando la melena del pequeño peligris que todavía seguía dormido. La pelirosa cerró suavemente la puerta y se apoyo contra ella, contemplando la dulce escena. Pero no le duro mucho, ya que el ninja copia la vio y dejo de acariciar al niño para acercarse a du madre. A la pelirosa se le volvían a caer las lágrimas, pero esta vez eran lágrimas de… ¿felicidad? Fueran de lo que fueran, estaba segura de que no eran de tristeza. Kakashi se acercó a ella y le acarició la mejilla, borrando también las lágrimas. –Sakura, ¿por qué lloras?- le susurró para que el niño no despertara. La chica se lo quedo mirando y después se tiro a abrazarlo por ese fuerte pecho que él tenía. –Kakashi…- sollozó escondiendo su cara en el pecho del jounin.

Kakashi sólo correspondió el abrazo mientras le acariciaba su cabeza y la espalda. –Todo está bien, Sakura…- susurró con voz tranquila, aunque por dentro estaba impaciente por saber por qué su pelirosa lloraba. Después de unos minutos se separó un poco de él, para mirarlo, y las lágrimas habían cesado. -¿Por qué llorabas, Sakura?- cuestiono preocupado. -¿Le pasó algo a Sakumo?- agregó el hombre. –No, Kakashi. Sakumo está bien.- aclaró tranquila. -¿Entonces?- preguntó sin entender. –Es que… me pone mal no poder acordarme del padre de Sakumo. Él quiere saber quién es, y conocerlo. Pero yo… yo no… no me acuerdo.- decía tristemente. –Sakura, estoy seguro que te vas a acordar de quién es. Yo… te voy a ayudar.- contó el peligris seguro. –Gracias, Kakashi…- las dio sonriéndole. La pelirosa se acercó al oído del hombre y le susurró un –Te amo.- para después bajar un poco su máscara y darle un tierno beso en la mejilla. Se alejó de él para verlo a los ojos, bah, al ojo; y tenía ese brillo tan dulce. –Yo también, Sakura. Mucho más…- afirmó el jounin acariciándole la mejilla.

-Mamá…- musitó una voz atrás de la chica. La pelirosa se separó rápido del peligris y dio media vuelta, encontrándose con su hijo que se estaba despertando. –Mi amor, ¿cómo te sentís?- preguntó la chica, sentándose cerca de él. –Bien… ¡Kakashi-sensei!- dijo el pequeño sorprendido. –Hola, Sakumo.- saludó el jounin arqueando su único ojo visible. -¿Qué hace acá? ¿Y la misión?- cuestiono el infante. "Es verdad…" pensó la pelirosa. –Ya la terminamos, hace algunos minutos. La princesa y Tsunade-sama deben estar hablando.- explicó desinteresado. "¿Pero cómo?" se preguntó Sakura. "Yo estaba hablando con Tsunade… y cuando volvía él ya estaba acá" razonó extrañada. "Supongo que dejo a Sasuke con el informe y él vio acá" pensó la chica. –Mamá…- la vocecita de su pequeño la sacó de sus pensamientos. -¿Sí, amor?- preguntó mirando a su hijo. –Tengo hambre.- se quejó cruzándose de brazos. Sakura suspiró, su pequeño nunca iba a cambiar, pero ella también tenía hambre… y Kakashi puede que también.

-Kakashi, ¿vos también tenes hambre?- preguntó la pelirosa al jounin, quien sólo asintió con la cabeza. -¿Podes cuidar a Sakumo mientras voy a buscar la comida?- pidió la joven. –Claro, Sakura. Yo cuido al enano.- dijo despeinando al niño. -¡Ey!- se quejó divertido Sakumo. La pelirosa rodó los ojos, su amado nunca iba a cambiar, y eso le gustaba. Salió de la habitación en busca de alimento para su hijo, su amado y ella misma. Fue a un almacén que quedaba cerca del hospital, compró algo para comer y salió con la comida. Volvió al hospital y le pidió a una enfermera si le podía llevar el almuerzo a la habitación nº5. Después de que la enfermera le digiera que enseguida salía, se dirigió a la pieza con la comida comprada. Entró al lugar y encontró a los dos peligrases hablando animadamente de algo. Se sentó en la silla cercana a la cama, ya que al jounin estaba sentado en la cama.

Sakura le dio su comida a Kakashi, y Sakumo la miro esperando la suya. –Ahora te van a traer tu comida, mi amor.- avisó la pelirosa. –Pero mamá… la comida del hospital es fea.- se quejó el niño. –Pero te va a hacer bien.- contraatacó su madre. –Pero no es rica.- agregó el pequeño. En ese momento entró una enfermera con la comida el niño, se la dejo en su regazo y salió después de hacer una reverencia. Sakumo miraba su comida con cara de asco, era peor que la fruta que su tío Sasuke le había dado en el bosque. –Mamá…- rogó mirándola con cara de perrito mojado, porque sabía que a su madre la podían esas mirada. La pelirosa se mordió el labio, no podía resistir esa mirada, ¡por qué tenía que ser tan vulnerable a su pequeño! –Está bien…- accedió resignada, nunca iba a poder negarle nada a su hijo. -¡Sí!- celebró Sakumo sonriendo.

Almorzaron tranquilamente, y a la pelirosa no le pareció tan mala la comida del hospital, Sakumo era un exagerado. El día siguió y Kakashi no se movió de ahí, hasta Sakumo le había preguntado si no tenía nada importante que hacer, a lo que el jounin negó seguro, diciendo que lo más importante era estar ahí con él. Sakura sonrió ante esa respuesta, ¡su peligris es más tierno! Por eso lo amaba tanto, y seguía sorprendida al saber que él también la amaba… era algo irreal, pero real. –Kakashi-sensei, ¿quiere ir a comer esta noche a mí casa?- le invitó el pequeño. –Pero Sakumo, ¿no tendría que invitarme tu mamá?- preguntó el jounin alzando una ceja. –Ahhh, usted quiere que lo invite mi mamá.- afirmó el infante, guiñándole un ojo, a lo que el peligris se puso nervioso. –Mamá, invitalo a Kakashi-sensei a comer esta noche.- ordenó el niño. –Jaja.- rió dulcemente la chica. –Kakashi, ¿queres venir a comer esta noche a casa?- invitó sonriéndole. –Ummm… sí.- aceptó embobado por esa sonrisa.

Tsunade volvió a ver cómo estaba su nieto, revisó sus signos vitales, presión, respiración y demás. Al notar que su pequeño niño estaba en óptimas condiciones y los efectos de los medicamentos funcionaban bien, le dio el alta para volver a su casa. -¡Sí!- dijo con emoción el niño, después de que la rubia se hubiera ido. –Mamá, ¿ahora cuando salgamos vamos a ir a comprar las cosas para comer esta noche?- cuestiono el pequeño. –Sí, amor.- afirmó la pelirosa, que estaba sentado al lado de él. –Kakashi-sensei, ¿qué le gustaría comer?- preguntó amablemente. –Ummm… todo lo que cocina Sakura me gusta, así que ella decide.- contestó el jounin mirando a su alumno, que estaba sentado a los pies de la cama. –Ummm…- musitó Sakumo poco conforme con esa respuesta. –Es más fácil invitar a comer al tío Naruto… ramen toda la noche y ya está.- comentó el infante, y obtuvo risas por parte de los mayores.

-Bueno, entonces invítenlo a Naruto.- dijo Kakashi. -¡No!- negaron madre e hijo, a lo que el jounin sorprendió. –Porque el tío Naruto se comería todo el solo.- contó el pequeño niño con voz molesta. Los dos peligrices miraron a la pelirosa para escuchar su perqué del 'no'. –Ehhh… p-porque… - tartamudeaba la chica, pensando una buena excusa. -¡Porque Naruto cena todas las noches con su familia!- contestó saliendo del apuro. –Ummm…- musitaron los dos, aceptando la contestación. -¿Y a qué hora, Sakura?- preguntó mirando a la pelirosa. –A las 21:30hs, ¿te parece?- contestó Sakura. –Claro.- respondió tranquilo. –Pero no llegue tarde, sensei.- advirtió el niño. –Voy a tratar, Sakumo.- le dijo seguro. Sakura suspiro cansada, ella sabía que el peligris SIEMPRE llegaba tarde, ya que cuando Naruto le contaba sobre el enmascarado no paraba de decir lo impuntual que es para todo.

-Mamá, la abuela Tsunade dijo que ya podía irme.- recordó el pequeño. –Sí, amor. Guardo tu ropa y vamos.- anunció la pelirosa poniéndose de pie. Buscó la ropa 'sucia' de su pequeño hijo, la guardo en una bolsa y después tomo al niño en brazos. Los tres salieron del hospital y se despidieron con un 'hasta la noche', vieron al jounin desaparecer en su nube de humo y después emprendieron viaje al almacén cercano a su casa para comprar los ingredientes necesarios para hacer la comida. Unos 25 minutos después llegaron a su hogar, la pelirosa dejó las cosas en la cocina y las guardo en su debido lugar. Eran las 20:00hs, así que se fue a bañar, mientras su pequeño leía en la sala.

El agua tibia cayendo por su cuerpo era tan relajante, hacía mucho que no disfrutaba de eso y se merecía aprovecharlo al máximo. Pero como todo el baño también tenía un final, salió de la ducha sin quererlo, se secó el cuerpo con la toalla para después cambiarse, un short gris con una musculosa blanca, no era lo definitivo que se iba a poner esa noche pero al menos hasta que llegara la hora del que peligris viniera, se iba a quedar así. Secó tranquilamente su cabellera rosada y salió del baño. Llegó a la sala y no se encontró a su hijo leyendo, lo buscó en la cocina y tampoco estaba, eso la extraño y asustó un poco. Volvió sobre sus paso y se dirigió a la pieza del niño y antes de llegar escuchó su vocecita. –No, esto no me gusta.- frenó rápido al oír esas palabras, se asomó con sumo cuidado a la puerta entre abierta y vio a su hijo eligiendo ropa. –Ummm… esto podría servir.- comentó dejando a un costado una bermuda negra. La pelirosa sonrió por eso, su pequeño quería… sorprender, digamos, a su sensei.

Caminó sigilosamente hasta la cocina y miró el reloj 20:30hs ¡tenía que empezar a cocinar YA! –Sakumo, ¿te vas a bañar?- preguntó gritando desde la cocina, sacando ollas e ingrediente lo más rápido que podía. El niño apareció en la puerta de la cocina –Sí, mamá.- afirmó tranquilo. –Bueno, tene cuidado de no resbalarte, ¿si amor?- dijo la chica mirando a su hijo. –Ummm…- musitó como respuesta, para después marcharse al baño. Sakura cortaba los vegetales, controlaba el agua que se estaba calentando, el aceite que no se le pasara, el horno que no esté muy caliente, la sal lejos de la azúcar, la pimienta alejada de toda comida, y los cuchillos bien acomodados al lado de la tabla de picar. Era, prácticamente un caos, pero ella tardó mucho en el baño y ahora pagaba las consecuencias. "Pero lo valió" pensó cortando un tomate con cuidado.

Para las 21:25hs ya tenía todo a punto perfecto, toda la comida estaba casi lista para servir, la mesa estaba puesta y bien decorada; su pequeño hijo estaba vestido con una bermuda negra, sus zapatos de ninja porque para él eran más cómodas, y una remera azul marino igual que su calzado. Su madre había insistido en que se pusiera algo más… lindo, pero el niño no quiso y ella no tenía tiempo en lidiar con caprichos. Se tiró una rato en el sillón, al lado de Sakumo que estaba leyendo. Suspiro aliviada, miró el reloj y eran las 21:35hs. "No sé para qué me apuré… él va a llegar tarde" pensó algo molesta, pero ya se había apurado, ya había corrido contra el tiempo, y ya se había estresado, así que quejarse a esas alturas… era inservible.

Suspiró otra vez, y su pequeño hijo la miró. La examinó de pies a cabeza y su madre lo miró extrañada. –Mamá, ¿ESO te vas a poner para ver a Kakashi-sensei?- preguntó alzando una ceja el pequeño. Oh, oh, se había olvidado de ese 'pequeño' detalle. –No, ahora me voy a cambiar.- contestó ella poniéndose de pie. -¿Y si Kakashi-sensei llega cuando te estás cambiando?- cuestiono Sakumo. –Hacelo pasar y decile que me espere, amor.- respondió la chica, caminando hasta la pieza, seguida por su hijo. -¿Y ya sabes qué te vas a poner?- preguntó entrando al lugar con su madre. La pelirosa se quedó pensando, ¡no había planeado nada! –No…- contestó cansada. -¿Queres que te ayude a elegir algo, mamá?- se ofreció Sakumo. –Jaja, sí, mi amor.- aceptó sonriendo la chica.

Sakumo se sentó sobre la gran cama de su madre mientras ella examinaba su armario. –Elegí un vestido.- 'ordeno' el niño. –No tengo muchos vestidos.- contestó la joven mirando las pocas prendas. –Probate los que tenes y yo elijo.- resolvió el pequeño. Sakura suspiró cansada, era la única opción. Agarró los únicos tres vestidos que tenía y caminó hasta el baño mientras el niño esperaba en su pieza. Unos momentos después la pelirosa volvió, tenía puesto un vestido de color violeta, muy largo, y le quedaba chico de arriba. –No, no me gusta.- negó Sakumo. –A mí tampoco.- agregó la mujer, y volvió a salir de la pieza. Segundos más tarde reapareció con un vestido corto, de color negro. –Ummm… no.- negó el pequeño. La pelirosa rodó los ojos, ese no estaba TAN mal, salió otra vez de la habitación. –Sakumo, creo que este sí.- dijo Sakura entrando a la pieza con un vestido color verde agua, strapless con brillos, que le llegaba arriba de la rodilla. Sakumo se quedó mirando a su mamá y lo único que hizo fue asentir con la cabeza, su madre era hermosa.

Escucharon el timbre sonar y el niño corrió a la sala, mientras su madre se ponía los zapatos para después salir de la habitación apagando la luz. Sakura entró a la sala y se encontró con su hijo y el peligris que tanto amaba conversando sentados en el sillón. –Kakashi…- lo llamó tranquila. El aludido se puso de pie dando vuelta para mirarla, y se quedó anonadado igual que la primera vez que la vio con ese vestido. –Hola, Sakura…- saludó embobado. -¿O no que mi mamá es hermosa, Kakashi-sensei?- preguntó el pequeño. –Sí, Sakumo.- contestó mirando al niño. –Muy hermosa.- agregó desviando la mirada para posarla sobre la chica. La pelirosa se sonrojo un poco y sonrió tontamente, mientras Sakumo sonreía pícaro. –V-vamos a comer.- anunció la chica, y los peligrices se sentaron en la mesa, mientras ella buscaba la comida.

Sakura sirvió la comida y esperó que a su amado le gustara, como era de esperarse, Kakashi comió rápido… aunque ya habían visto su cara, para él era una costumbre, lo hacía por inercia. –Está muy rico, Sakura.- alagó el jounin. –Gracias.- las dios sonriéndole al peligris. –Sí, mamá. Está muy rico… aunque yo quería ramen…- comentó el niño. –Le voy a decir a Naruto que los deje de llevar a comer ramen, ¡es lo único que quieren!- contestó la pelirosa algo indignada. –Pero es muy rico, aparte el tío Naruto nos hace probar diferentes tipos de ramen.- contó Sakumo. –Kami-sama, ese hombre no crece más…- musitó la chica en broma. –A Aiko, Itachi y a mí nos gusta.- comentó el pequeño. Sakura rodó los ojos, su hijo era un fan del ramen igual que su tío.

–Sakura, ¿te acordás dónde usaste ese vestido?- preguntó de la nada Kakashi. –Mmm… no.- negó con algo de pena. –Ummm…- musitó el peligris. -¿Dónde lo uso?- curioseó Sakumo. –No sé si deba decirlo…- dudó el jounin. –A mi mamá no le molesta, seguro ella también quiere saber.- contestó el pequeño. Kakashi miro a Sakura y ella asintió con vergüenza. –Hace 5 años, en el cumple años de Hinata.- contó el jounin. –Que buena memoria tiene, sensei.- comentó el niño. –Digamos que… fue una noche inolvidable.- contestó con voz melancólica el peligris. -¿Por qué?- inquirió Sakumo. –Eso no puedo contártelo, Sakumo.- negó el hombre con voz burlona. –Ummm…- musitó el pequeño peligris, molesto.

La cena terminó y dio lugar al postre. Una vez que terminaron, Sakumo se fue a leer al sillón y Kakashi le ayudó a levantar la mesa a Sakura, aunque ella se negó al principio, el peligris lo hizo igual. Dejaron las cosas en el lavadero, y volvieron a la sala, encontrándose al niño. Se sentaron al lado del pequeño y el jounin le preguntó -¿Qué lees, Sakumo?- El niño lo miro –Es una historia de ninjas que se enamoran.- contó, para después volver a leer. –No sabía que te gustara leer.- comentó el peligris. –Ummm… es relajante.- contestó sin mucha importancia. -¿Y a usted le gusta?- preguntó el infante. –Sí, tengo mi fiel Icha Icha conmigo siempre.- respondió divertido. -¿Icha Icha Paradise?- preguntó Sakumo, mirando a su sensei. –Sí, ¿lo conoces?- devolvió el jounin. –Es la historia que escribe Jiraiya-sama, el tío Naruto me contó que es para los pervertidos.- contestó el niño con burla. –Jaja, eso piensan algunos.- decía Kakashi rascándose la nuca con nerviosismo. –Pero para mí es una obra literaria.- agregó seguro.

-¿Y cuándo hablaste de eso con Naruto?- preguntó Sakura. –Un día Jiraiya-sama me vio leyendo bajo un árbol, y me preguntó si quería leer un librito anaranjado que me dio.- empezó a contar. –Leí la tapa y decía 'Icha Icha Paradise'- continuó. –Pero llegó el tío Naruto y me sacó el libro de las manos, lo tiró lejos y le empezó a gritar a Jiraiya-sama que era un pervertido y que cómo iba a darle eso para leer a un nene de 4 años.- terminó de contar. –La próxima vez que vea a Jiraiya voy a matarlo.- masculló molesta la pelirosa. –Y a vos ni se te ocurra darle eso de leer a Sakumo.- advirtió Sakura mirando al peligris. –Tranquila, Sakura. Tal vez cuando tenga edad suficiente se lo preste, pero no ahora.- contestó para tranquilizarla. –Más te vale…- contestó más calmada. –No quiero que perturben a mi bebé.- dijo abrazando a su hijo fuertemente. –Mamá, no soy un bebé.- se quejó Sakumo, tratando se soltarse de su agarre.

Las horas siguieron pasando, y Sakura y Kakashi siguieron hablando de muchas cosas. Alrededor de las 23:20hs se dieron cuenta que el pequeño peligris se había quedado dormido. La pelirosa lo alzó, y caminó acompañada del peligris hasta la pieza del niño. Le pidió al jounin que abriera la cama, para después ella acostar al niño. Le sacó el calzado suavemente para no despertarlo y cuando terminó lo tapó con las sábanas. Le susurró un 'hasta mañana, mi amor. Te amo.' Para después darle un dulce beso en la mejilla. La pelirosa caminó hasta la puerta donde se encontraba el peligris mirando la tierna escena. Se paró al lado de él, y lo abrazó por el pecho, y él le correspondió el gesto.

Se quedaron mirando al niño dormir, y segundos después ella habló. –No puedo creer que esa hermosa personita sea mi hijo.- susurró la chica. –Creelo porque lo es.- contestó de igual manera el peligris. –Nunca me imaginé siendo mamá, no sé si soy una buena madre o no, pero amo a Sakumo … haría cualquier cosa por él.- contó Sakura. –Sos una gran madre, Sakura.- dijo Kakashi con voz segura. Sakura levantó la cabeza para ver a su amado peligris y le regaló una sonrisa. –Gracias, Kakashi- le susurró. El jounin solo la contemplaba, y asintió con la cabeza. –Dejemos a Sakumo dormir tranquilo.- comentó el peligris, cerrando la puerta de la pieza del niño. Se quedaron mirándose en el pasillo, pero a la pelirosa se le ocurrió algo. –Vení.- le dijo agarrándolo de la mano y caminando hasta su pieza.

Entraron en la habitación y la pelirosa prendió las luces, cerró la puerta y guió al peligris a una cómoda que estaba cerca de la ventana. Agarro una de las fotos y se la dio al peligris. –Es la 1º foto que le sacaron a Sakumo.- contó la chica con voz dulce. El jounin admiró la foto de su hijo cuando recién nació, y era tan lindo. "Cómo me gustaría haber estado ahí…" pensó con tristeza. –Esta es de cuando cumplió un año.- dijo dándole otra foto, donde el pequeño sonreía mientras abría un regalo. –En esa cuando conoció a Aiko e Itachi.- explicó señalando la foto en donde están los tres infantes. –Y así tengo muchas más.- dijo sonriéndole. Kakashi se sentía tan emocionado por ver las primeras fotos de su hijo, que tenía muchas ganas de abrazar al pequeño y pedirle perdón por no haber estado en sos momentos. Dejo la fotos en su lugar y miró fijamente a la pelirosa.

-Kakashi…- susurró la chica, perdida en sos pozos negros. –Sakura, ¿de verdad no te acordás nada?- preguntó el peligris. –No, Kakashi…- contestó con pena. –Está bien, ya lo vas a recordar.- animó con voz tranquila. –Mmm…- musitó ella. El jounin la abrazó por la cintura, atrayéndola hacia él. La chica no se opuso, y poso sus manos sobre el fuerte pecho del hombre. Sakura bajo suavemente la máscara de su amado y una vez que estuvo abaja, se acercó a la boca él, y el peligris hizo lo mismo. Se besaron lentamente, con cariño, con amor. Pero después se convirtió en un beso más pasional y salvaje. Se separaron inevitablemente por la falta de oxígeno, y se miraron fijamente mientras llenaban sus pulmones con el preciado gas. En sus ojos tenían un brillo, distinto al que siempre tenían después de darse un beso romántico, ese brillo se debía a otra cosa… se debía a la pasión.

Se besaron otra vez, igual de apasionado que el anterior. Los dos sentían ese calor dentro suyo que les gritaba que necesitaban más del otro. La pelirosa desabrochó el chaleco del jounin, sacándoselo lentamente. Kakashi entendió a que se debía, y siendo honesto, él también lo quería. El peligris bajo el cierre del vestido y tumbó a la chica sobre la cama. Ella lo miró sorprendida, pero le sonrió pícaramente para después sacarle la remera. Una vez que la chica le sacó la remera, él se dispuso a sacarle el vestido y a contemplarla otra vez. Hace muchísimo que no estaba con su mujer, con su amor, con su Sakura, y quería verla, tocarla, sentirla, hacerla suya otra vez. Rápidamente la chica lo despojó de sus pantalones, estando los dos sólo en ropa interior. La pelirosa admiraba ese cuerpo escultural, parecía tallado a mano, era perfecto en cada fibra, y sí, lo deseaba, quería ser de él… y que él sea suyo. Lo abrazó del cuello atrayéndolo hacia ella, y volvieron a besarse… volvieron a amarse.

Varias veces tuvieron que ahogar gemidos con besos, pero a pesar de eso la habitación de la pelirosa se volvió a llenar de amor, ese amor que hacía tanto no sentía por un hombre, ni que un hombre le hacía sentir. Ninguno le provocaba lo que el peligris, y ninguna era como el peligris. Era por eso que lo amaba, porque él era único, único para ella. Él fue hecho para ella, y ella para él, era algo que sentía dentro de ella y que no tenía ninguna duda. Tuvieron que ahogar otro gemido con un beso cuando tocaron el cielo con las manos, y la chica sintió un calor llenándola. El jounin se tumbó al lado de ella, y ella se abrazó a su pecho regalándole una sonrisa. –Te amo…- le susurró mirándolo segura. El peligris sonrió ampliamente por eso, pegó su frente a la de la chica y le respondió con un –Yo también te amo.- tranquilo. Se quedaron mirando unos segundos más y la chica acomodó su cabeza en el pecho del hombre para dormir. Él simplemente la abrazó más fuerte y se dispuso a hacer lo mismo. "Parece que no se acordó…" pensó con melancolía. "Supongo que será cuando Kami-sama quiera." Finalizó antes de caer en los brazos de Morfeo.

Y así pasaron los días, las semanas. Kakashi volvió a entrenar con Aiko, Itachi y Sakumo, preparándolos para ser genins en algún momento. No le sorprendía lo rápido que aprendía su hijo, ya que era un genio igual que él. Lo que le sorprendía mucho era lo fuerte que estaba demostrando ser a tan corta edad, al parecer el manejo preciso del chakra lo tenía en la sangre. Por otro lado, la pelirosa volvió a trabajar en el hospital de Konoha, de vez en cuando se tomaba algún tiempo libre para ir a ver a sus peligris entrenar. Le estaba costando mantener esa 'relación secreta' con Kakashi, pero no quería que su pequeño hijo la odiar por enamorarse de alguien que no fuera su padre y que lo odia a Hatake. A demás de esa preocupación, estaba el hecho de que hacía algunos días se sentía mal, con mareos y vomitaba. Un día se desmayó en el baño del hospital pero nadie lo notó, y se ahorro tener que dar explicaciones.

Así había pasado un mes, ese día Sakura había llevado a Sakumo a su entrenamiento con Kakashi, encontrándose con Naruto y Sasuke quienes se iban a quedar ahí. Extrañamente Aiko e Itachi no estaban, pero lo dejo pasar por alto. Dejo a su hijo con los tres jounins y se fue a su trabajo. –Hola, Sakura.- saludó Shizune al verla entrar al hospital. –Hola, Shizune-sempai. ¿Mucha gente hoy?- preguntó amablemente. –Algo así, tus pacientes.- dijo andole una hoja con los nombres. La pelirosa miro el papel ¡y eran muchos nombres! –Voy a terminar tarde.- suspiró cansada. –Sí, pero así es el trabajo. Nos vemos, Sakura.- saludó la morocha para después irse. Caminó hasta el consultorio 10º y empezó con su trabajo.

A eso de las 20:30hs estaba saliendo del hospital. Pensó en ir a comprar comida, pero imaginó que Naruto todavía iba a estar con Kakashi y seguro los invitaría a comer ramen, así que se dirigió directo al campo de entrenamiento. Unos 30 minutos después estaba llegando al lugar, buscó con la vista a los jounins y a su hijo, pero no encontró nada. Desvió la mirada para buscar por otro lado y vio a su pequeño parado en el medio del campo mirando la Luna. Pero cuando vio a Naruto acercarse con un Rasengan y a Sasuke con una Raikiri peligrosamente hacia su hijo, el cuerpo se le congeló de miedo. Sakumo estaba parado en el medio de la batalla entre los dos amigos, y los ataques de ellos se le avecinaban por cada lado. El niño miro los ataques de sus tíos y no pudo mover un músculo, se agachó tapándose con los brazos para esperar el daño… pero no sintió nada.

Levantó la vista sorprendido y vio a sus sensei, quien había parado los ataques con sus manos. –Kakashi-sensei…- musitó el niño. -¿Estás bien, Sakumo?- preguntó el peligris, y el pequeño sólo asintió con la cabeza. –Qué bueno.- dijo arqueando su ojito. Sakura miro toda la escena, y sintió mucho más miedo y desesperación cuando vio a su amado peligris salvar a su hijo, y ahí fue cuando todo volvió a tomar sentido. Por los ojos de la pelirosa pasaron todos los momentos que vivió con el ninja copia, cada uno de ellos, y sobre todo cuando se enteró que estaba esperando un hijo de él. Lágrimas cayeron por sus ojos y se sentía feliz, feliz de haberlo recordado todo. –Kakashi…- susurró. -¡Kakashi!- gritó preocupada por el jounin. Corrió hasta él y lo abrazó por ese pecho tan fuerte que amaba, y estaba igual de fuerte y suave que siempre.

-Kakashi…- sollozó la chica. –Sakura, ¿estás bien?- preguntó el peligris preocupado. Ella levantó la cabeza y lo miro. –Sí, estoy muy bien.- contesto sonriéndole. –Qué bien, no quería que te pasara nada.- contestó él. "Parece que no se dio cuenta." Pensó con cariño la chica. –Mamá…-la llamó una vocecita al lado del jounin. –Mi amor…- dijo con cariño mirando a su pequeño. Se agacho para alzarlo y se puso de pie con él en brazos. –Mi amor, ¿estás bien?- preguntó abrazando a su hijo. –Sí, mamá.- afirmó el pequeño. –Kakashi-sensei, perdón.- pidió el rubio. –Lo mismo digo.- secundó el morocho. –Está bien chicos, no es la primera vez que pasa.- contestó el peligris sacándole importancia.

-¿Cómo que no es la primera vez?- preguntó Sakumo sin entender. –Sí, amor, esto ya pasó antes.- contestó Sakura, ganándose la mirada sorprendida de todos los presentes. -¿T-te a-acordaste, Sakura-chan?- preguntó un incrédulo Naruto. –Sí, Naruto.- contestó sonriendo. -¿En serio, mamá?- cuestiono Sakumo. –Sí, amor.- afirmó mirando a su hijo. –Entonces decime quién es mi papá.- pidió el nene. –Eso va a ser después, Kakashi necesita ayuda.- le aclaró a su hijo. –Ummm…- musitó impaciente el niño. –Kakashi, vamos al hospital.- le dijo al jounin, mirándolo fijamente. Kakashi sintió su corazón latir muy rápido cuando la pelirosa afirmó que se había acordado ¡se acordaba de él! ¡De que él era el padre de Sakumo! ¡No podía estar más feliz! Asintió con la cabeza, devolviendo la mirada a la chica con la misma intensidad. Ella le regalo una sonrisa y ambos se pusieron en marcha, mientras Naruto y Sasuke se fueron con sus familias.

Llegaron al hospital en 5 minutos, entraron y buscaron el consultorio nº5. Una vez dentro, Sakura le dijo al peligris que se sentara en la camilla y él así lo hizo, acompañado de Sakumo. La pelirosa llevo una silla y se sentó enfrente del jounin, agarro su mano y la observó. –Parece que Sasuke siempre usa la misma intensidad cuando va a atacar a Naruto.- comentó mirando la mano. -¿Es igual que la otra vez?- preguntó Kakashi. –Sí, voy a curarte para que la quemadura sea de 1º grado.- dijo poniendo sus manos sobre la de él, empezando el ninjutsu médico. –Mama, ¿me vas a decir?- pidió el niño. –Sakumo, ahora no. Tengo que concentrarme.- contestó su madre. –Pero, mamá…- empezó a quejarse, pero la mirada que le dio su madre lo hizo reconsiderarlo. –Ahora no, Sakumo.- volvió a decir la chica. El pequeño se cruzó de brazos y miro el trabajo que hacía su madre.

Sakura terminó segundos después –Bien, ahora la pomada.- dijo poniéndose de pie para buscar el ungüento y vendas. –Es la misma que antes.- le dijo al jounin, volviendo a sentarse y con el potecito en su mano. –Mamá, podes decírmelo ahora. Digo, eso no necesita tanta concentración.- comentó el pequeño. La pelirosa suspiró cansada. –Sakumo, es la ÚLTIMA vez que te digo que esperes. Si no, no te lo voy a decir NUNCA.- dijo la chica mirando a su hijo fijamente. –Ummm…- musitó con miedo y bajo la mirada. Sakura miró al jounin y le regalo una sonrisa divertida, después empezó a pasar la pomada sobre la herida del hombre, y una vez que terminó, la vendo. –Listo, ahora con la otra.- dijo terminando su trabajo y pasando a la otra mano. –Mmm… parece que Naruto hace lo mismo que Sasuke.- comentó inspeccionándola. –Ninjutsu médico y después vendaje.- contó poniendo en marcha el plan.

Terminó rápido con el ninjutsu y se dispuso a vendar la herida. Pocos minutos después termino. –Listo, Kakashi.- anunció poniéndose de pie. –La pomada pásatela dos veces al día: a la mañana y a la noche.- explicó la pelirosa. –Claro, Sakura.- afirmó tranquilo. –Bueno, bueno. Ahora que Kakashi-sensei está bien, ¿me vas a decir quién es mi papá?- insistió Sakumo. Sakura suspiró, era el momento. –Bueno.- accedió calmada. Los ojitos del niño se abrieron con expectativa y emoción. La pelirosa acercó con suavidad la cabeza de su hijo a la del peligris. -¿Qué ves?- le preguntó. –A Kakashi-sensei. Mamá, sigo esperando a que me lo digas.- contó el pequeño. Sakura suspiro, subió la banda del jounin, mostrando el ojo rojo. -¿Y ahora?- cuestiono. –Su Sharingan, ya lo había visto. Mamá, esto lo haces para perder tiempo, ¿no?- preguntó indignado el pequeño.

La pelirosa volvió a suspirar, bajo la máscara del peligris y preguntó -¿Ahora qué ves?- -Que Kakashi-sensei no tiene ninguna cicatriz fea para esconder debajo de la máscara.- contestó lógico el niño. -¡Ay, Sakumo!- se quejó cansada la chica. -¿No sos un genio como tu papá?- preguntó de igual manera. –Sí soy un genio… pero todavía no sé quién es mi papá.- contestó con insinuación. –Sakumo, yo amo a tu papá tanto como te amo a vos, ¿no?- preguntó la pelirosa. –Sí.- afirmó el pequeño. –Y yo no puedo amar a otro hombre que no sea tu papá, ¿verdad?- cuestiono otra vez. –Ajá.- contestó seguro. –Bueno, espero que con lo que voy a hacer te quede claro quién es tu papá.- dijo la chica mirando a su hijo, quien no entendió mucho. Sakura miró a Kakashi y lo besó dulcemente, siendo correspondida por él. Se separaron unos segundos después y ella le dijo –Te amo, Kakashi.- tiernamente. –Yo también te amo, Sakura.- contestó él de igual manera. Los dos adultos miraron a su hijo, quien estaba pestañando muy sorprendido.

-¿Lo entendes ahora, Sakumo?- preguntó con voz suave la pelirosa. –Kakashi-sensei es… ¿mi papá?- preguntó algo nervioso. –Sí, amor.- contestó su madre. Los ojitos negros del niño se llenaron de lágrimas y abrazó lo más fuerte que pudo a su padre. –Papá…- sollozó el pequeño. Kakashi sonrió –Hijo…- musitó acariciando los cabellos del pequeño, quien al escuchar la palabra lo abrazó más fuerte. Se quedaron en esa tierna pose, hasta que una idea golpeó la cabeza del niño. Sakumo se separó rápido de su padre y lo miro con los ojos bien abiertos. –Entonces… yo soy un Hatake.- dijo el niño. –Claro, Sakumo.- afirmó el jounin. –Hatake… Sakumo Hatake.- musitó maravillado. –Esperen… eso quiere decir que…- decía sorprendido. –Sí.- afirmó el peligris, 'leyendo' los pensamientos de su hijo. –El Colmillo Blanco de Konoha es mi abuelo…- dijo anonadado. –Tengo el mismo nombre que mi abuelo…- agregó el pequeño, sonriendo ampliamente para sus padres.

-Sí, y él estaría muy orgulloso de vos.- contó el peligris acariciando los cabellos de su pequeño. –ESTÁ orgulloso de mí.- corrigió seguro el niño. –Tenes razón, está orgulloso de vos.- se corrigió el jounin. –Y prometo que lo va a estar siempre.- juró decidido. –No lo dudo, hijo.- contestó Kakashi seguro. –Mamá…- llamó Sakumo. -¿Sí, amor?- dijo ella con voz dulce. –Gracias por elegir a mi papá como mi papá.- agradeció el pequeño. –Jaja, de nada, amor.- rió tiernamente la pelirosa, dejando a ambos peligrices embobados por la sonrisa. –Bien, ¿vamos a comer?- dijo Sakura. –Sí, vamos.- contestó el jounin poniéndose de pie. –Papá, alzame.- pidió Sakumo. –Mi amor, a tu papá le duelen las manos.- recordó la pelirosa. –Está bien, Sakura, no me duelen tanto.- contó agarrando al niño. La chica sonrió por la imagen, y antes de salir ella le subió la máscara al peligris.

-¿Podemos comer ramen en Ichiraku?- preguntó el pequeño. –Ummm… sí, Sakumo.- afirmó su padre. -¡Sí! ¡Ramen!- exclamó feliz, y sus padres rieron. 15 minutos después estaban en Ichiraku ordenando la comida, en pocos segundos se la sirvieron y como era de esperarse, Kakashi comió todo rápido. 10 minutos después salieron del lugar con rumbo a la casa de la pelirosa.-Papá, te vas a quedar a dormir, ¿verdad?- preguntó Sakumo. –Ummm… claro.- afirmó tranquilo. Entraron a la casa y mientras el pequeño se ponía el piyama, Kakashi y Sakura estaban haciendo lo mismo en la pieza de ella. –Todavía no puedo creer que te acordaste.- contó el jounin abrazándola por la cintura, sólo tenía su pantalón azul. –No te preocupes, Sakumo va a ser que lo creas… papá.- contestó con voz dulce la pelirosa, mientras le sacaba la máscara con cuidado, quién tenía un camisón corto de color celeste.

Kakashi sonrió una vez que la tela estuvo fuera de su cara. –Me siento tan feliz cuando me dice 'papá'.- contó tranquilo. –Yo también me siento tan feliz cuando te dice 'papá'.- contestó abrazándolo por ese fuerte pecho, y él correspondió el gesto. –Sakura, te amo. Te amo tanto…- dijo seguro el peligris, abrazándola fuerte. –Yo también te amo, Kakashi. Como no tenes idea…- devolvió la pelirosa, de igual manera. –Sakura, vos y Sakumo son todo lo que tengo. Yo los…- empezó de decir, pero ella lo interrumpió. –Nos vas a proteger con tu vida. Lo sé, mi amor.- contó la pelirosa con voz dulce, acariciando la mejilla de él. Kakashi sonrió feliz, y se acercó a ella. Sakura entendió, y se acercó también a él. Y se besaron, con todo ese amor que se tenían. Se separaron lentamente y juntaron sus frentes. –Te amo, Sakura.- dijo el jounin mirándola fijamente. –Yo también te amo, Kakashi.- contestó ella, mirándolo con la misma intensidad.

-¿Y a mí nadie me ama?- preguntó una vocecita que conocían a la perfección. Ambos miraron en dirección hacia la puerta, y ahí estaba el pequeño, con su piyama gris oscuro. Sakura se acercó al niño y lo alzó. –Claro que alguien te ama.- dijo segura, caminando hasta donde estaba Kakashi. –Nosotros te amamos, hijo.- agregó el peligris, acariciando los cabellos de su hijo. –Más que a nada en este mundo.- completó la pelirosa, con voz suave.-Yo también…- musitó el pequeño mirando a sus padre, algo apenado. –Bueno, vamos a dormir.- anunció la chica, caminando hasta el lado derecho de la cama. Dejo al pequeño en el medio y ellos a sus costados. –Papá, ¿vas a venir a vivir con nosotros?- preguntó Sakumo mirando a su padre. –Sí, Sakumo.- contestó seguro. -¿Y cuándo se van a casar?- le cuestiono a su madre. –Ehhh… no sé, amor.- respondió ella. –Papá, ¿no te queres casar con mamá?- interrogo el pequeño. –Claro que quiero, es más…- dijo buscando algo en su bolsillo.

-Cuando me fui en esa larga misión, la primera aldea fue la de la Arena, y ahí compre esto.- contó el peligris mostrándoles una cajita color rosa. Sakura lo miraba sorprendida… ¿él le iba a proponer casamiento ahora? Kakashi agarró la suave mano de la pelirosa y la miró fijo –Sakura, siempre te enojas cuando llego tarde, y sabes que voy a llegar tarde pero vos igual llegas temprano. Te desespera que siempre esté tan calmado y 'ajeno' a todo, pero seguís estando a mi lado a pesar de eso. Me decís que soy un pervertido porque leo Icha Icha, pero nunca te opusiste a que lo lea. Soportas todo de mí, y a pesar de todo me amas.- dijo seguro. –Sos perfecta para mí en todos los sentidos, lo único que puedo darte es mí amor, para vos y para Sakumo. Como ya dije, son todo lo que tengo y no me importaría morir por ustedes.- siguió diciendo. –Lo que quiero decir es… ¿te casarías con este exasperante y pervertido jounin?- preguntó el peligris con sus ojitos arqueados, abriendo la cajita y mostrando el anillo.

Sakura empezó a llorar de felicidad ¡su peligris le pidió que se casara con ella! Se tiro a los brazos del hombre, tratando de no aplastar a su hijo. –Claro que quiero, Kakashi.- aceptó sollozando. Se separaron y él le puso el anillo. –Es muy lindo…- musitó la pelirosa mirando anillo que tenía una hermosa piedra verde. -¡Sí!- exclamó feliz el pequeño. -¿Estás feliz, Sakumo?- preguntó Kakashi. -¡Claro!- contestó con emoción. –Jaja.- rió tiernamente la pelirosa, limpiándose las lágrimas. –Mamá, papá, tengo otra pregunta.- anunció Sakumo. –Ummm… ¿cuál?- preguntó el jounin. -¿Cuándo voy a tener un hermanito o hermanita?- cuestiono mirando seguro a los adultos.

-Ehhh…- musitó Kakashi. –Dentro de unos 9 meses.- contestó tranquila Sakura. -¿Qué?- preguntaron ambos peligrices. –Dentro de 9 meses.- repitió segura. -¿¡En serio!- exclamó con emoción el pequeño. –Sí, amor.- afirmó sonriéndole a su hijo. -¡Sí! ¿Escuchaste, papá? ¡Voy a tener un hermanito o hermanita!- dijo feliz el niño. Kakashi miraba sorprendido a la pelirosa, y ella le sonrió asintiendo con la cabeza. –Sakura… Cuándo…- musitó el peligris. –Hace algunas semanas que tengo los síntomas, me hice tres pruebas y todas dieron positivo.- contó la pelirosa. –Voy a ser papá otra vez…- susurró incrédulo. –Sí, mi amor.- afirmó dulcemente. Kakashi la abrazó fuertemente y le susurró un 'gracias' al oído. Se separaron y se besaron tiernamente. –Sí, sí. Mucho amor, mucho amor.- dijo Sakumo sin interés, separando a sus padres. –Vamos a hablar de los nombres.- ideo el pequeño.

-A ver… nombres de mujer que me gusten…- pensó en voz alta el pequeño. Kakashi y Sakura miraron a su pequeño pensar y sonrieron. –Ummm… el único que me gusta es el de mi mamá.- contó el niño. -¿Sólo ese?- preguntó el peligris arqueando una ceja. –Bueno, Akane también. Seguro va a ser molesta.- comentó divertido. –Sakumo…- musitó su madre mirándolo fijo. –Ummm… perdón.- pidió rodando los ojos. –Ummm… a mí me gusta Akemi.- contó Kakashi. –Ummm… es lindo.- dijo el pequeño. –Ummm…- musitaron los dos peligrices, pensando en otros nombres femeninos. –Jaja.- rió tiernamente la pelirosa. Ambos la miraron sin entender. –Es que… creo que va a ser un nene.- comentó Sakura. -¿Y cómo sabes?- preguntó el peligris mayor. –Porque tengo los mismos antojos que tuve cuando estaba embarazada de Sakumo.- explicó tranquila. -¿Y si fuera nena tendrías otros antojos?- preguntó el pequeño. –Supongo que sí, Hinata se ponía muy sensible cuando estaba esperando a Aiko. Y sus antojos eran muy distintos de los míos.- contó la pelirosa.

-Ummm… elijamos uno de nena y uno de nene.- ideo Kakashi. –Bien, a mí me gusta Akemi.- opinó Sakura. –Sí, es muy lindo.- agregó el jounin. –Akemi… Akemi… A ke mimporta, jaja.- rió Sakumo. –Sakumo…- mascullo su madre. –Perdón, mamá. Creo que a mí también me gusta Akemi.- contestó sonriendo el niño. –Bien, nos falta si es nene.- dijo la pelirosa. – ¡Obito!- dijo Sakumo con ganas. Kakashi y Sakura miraron a su hijo, que tenía una gran sonrisa en su carita, y supieron lo importante que era para él ese nombre. –Está bien, Sakumo. Obito será.- aceptó el jounin. –Mañana cuando vayamos a la Piedra de los Caídos, le voy a contar al tío Obito que si tengo un hermanito se va a llamar como él.- contó el pequeño mirando a sus padres. La pelirosa sonrió tiernamente. –Estoy segura que va a estar muy feliz, mi amor.- contestó acariciando la carita del niño. –Sí, Obito estaría muy feliz…- dijo con melancolía el peligris mayor. –Mamá, papá, tengo sueño…- dijo el pequeño con voz dormida. –Vamos a dormir, mi amor.- le decía mientras lo acostaba. Se acostaron al lado del niño, apagaron las luces, y le dieron un tierno beso en las mejillas del pequeño. Ambos le susurraron un 'te amo, hijo' y después se miraron, se dieron un beso de buenas noches y se dispusieron a dormir abrazados a su pequeño hijo.

La Luna era testigo de esa hermosa imagen, junto a las estrellas que brillaban en el firmamento, y el viento que mecía suavemente las hojas de los árboles. Había sufrido tanto, habían estado separados tanto tiempo, pero ni el olvido pudo separarlos y evitar que se amaran. Ahora tenían una familia, y estaban muy seguros de que nada ni nadie podía separarlos, nada era más fuerte que su amor.


Ayyyyyy! Me muero, me muero, YA SE TERMINÓ! :') Dios, fue tan lindo escribir este fic!

Espero que les guste el final, gracias por haber seguido esta hermosa historia, y la pueden re-leer cuando quieran :)

Saludos para todos, y nos vemos cuando empiece mi 2º KakaSaku, porque ya tengo una idea :E