He aquí yo, de nuevo con una invención de mi desordenada cabecita…
Una comedia bastante divertida, que ilustra lo difícil que sería tener bebes...¡con tu peor enemigo! Espero que disfruten tanto de esta historia como yo disfrute en hacerla, porque CRÉANME que estoy entusiasmada...imaginando a Draco con bebes...y a Hermione con un biberon, diciendole a Malfoy qué hacer y este con una cara de fastidio inigualable...Aunque obviamente la convivencia forzada lleva a buenos caminos...La mayoría de las veces
Disclaimer_:Obviamente, el sexy de Draco no es mio, así también como todo lo que lleguen a reconocer. Es de J. K. Rowling, a quien por cierto, no le agrada mucho Malfoy....
Guía perfecta de cómo NO criar a tus hijos
Capítulo 1: Cómo NO cambiar un pañal.
Cómo odio el proceso.
Cómo odio el resultado.
Cómo odio la reacción de todos.
Cómo odio sentirse débil.
Cómo odio casi darse por vencida…
– ¡No y no Ron! ¡No dejaré que me copies la tarea! – chilló exasperada Hermione. Su amigo llevaba más de quince minutos tratando de converserla, el suficiente tiempo para desesperarla pues aún ni terminaba el trabajo.
– ¿Porqué te pones así? No te afecta en nada ayudar a tus amigos
– Te perjudicaría más si te la paso
– No, enserio que no – puso la cara que según él era la más adorable que tenía.
Hermione le miro molesta. Se encontraban en sala Gryffindor a pocos minutos de la hora del almuerzo
– Harry ¿podrías ayudarme?
– Claro, en qué Mione – el joven quito la atención del libro que estaba leyendo.
– Quítame a Ron de encima. De nuevo me quiere copiar los deberes.
– Te ayudo si me los pasas a mi – sonrio juguetonamente ganándose una mirada reprobatoria de la leona.
– ¡Harry!
– Esta bien…–suspiró resignado.
Todo iba bien hasta ahí.
Todo marchaba en orden.
No había nada fuera de lo normal.
Ron, atragantándose como siempre, "hablaba" con su hermana, le advertía a Harry que la cuidase debidamente y este sólo asentía avergonzado.
Ginny estaba a un lado de Harry y Ron de Hermione. Cómo si fueran una debidas parejas. Hermione se sonrojó cuando Ron rozo su mano con la suya…por que quería la sal.
Se molesto un poco por la cobardía de su amigo. El baile de Navidad estaba cerca y él no la había invitado aún…estaba segura de que lo haría pues Harry se lo había dicho, pero ahora se preguntaba si era verdad o una mentira piadosa.
–…así te darás cuenta sangre sucia, de que no te comparas a los sangre pura como yo – escuchó decir a la peculiar voz despectiva de cierto rubio a sus espaldas.
Se levantó de su asiento con la intención de ir a ayudar a cualquiera que fuese al que Malfoy estaba humillando, pero Dumbledore la interrumpió.
– Alumnos, me gustaría darles un aviso muy importante el día de hoy – todos giraron la vista para ver al anciano y prestarle atención – decidimos hacer un examen especial esta vez.
Hermione contuvo el aliento al escuchar esto. Tal vez se trataba de un extenso y detallado reporte de…
–…al parecer últimamente se han presentado algunos casos en los que los alumnos no son consientes de su virilidad y dejan a una que otra jovencita en un estado deplorable. Se sabe con certeza que ese tipo de relaciones estaban prohibidas hace dos años, se aprobaron con el fin de darles más libertad pero al parecer no la supieron aprovechar. El examen será de maternidad y se realizará al azar. Tanto de casa como alumnos.
Se escucharon muchos reclamos en el ambiente. Gritos, caras avergonzadas, rostros triunfantes, risas descomunales, platicas sobre manicure…
– ¡Silencio! – exclamó Dumbledore para callarlos – ahora mismo se hará el sorteo. Todas y cada uno de los nombres de las jovencitas están aquí – un caldero del cual salía una tenue neblina se hizo presente. Lo colocaron en el centro del comedor, a un lado de Dumbledore y Minerva que ahora lo acompañaba.
– Cada jovencito tomará un papel que indicara cuál será su compañera para el trabajo. Serán cuatro semanas de trabajo sin descanso, porque en la vida real, cuando sean mayores serán más de cuatro semanas el hecho de tener que criar a tus hijos.
– ¡¿QUÉ?! – el grito desesperado fue general. Estaba bien que no se contara el baile pero… ¿qué posibilidades había en que te tocara con algún amigo, alguno de tu casa siquiera…?
– No se preocupen, serán seres mágicos creados especialmente para este tipo de situaciones. En las cuatro semanas crecen y se desarrollan hasta llegar a la edad adecuada dependiendo de sus cuidados.
– La edad mínima para pasar el examen será de 10 años – puntualizó Minerva.
Y así, a regañadientes, pasaron todos y cada uno de los jóvenes a tomar su "bendito" papelito.
– Bien – dijo Dumbledore una vez que se cercioraron de que no faltara ningún pedazo de pergamino – ahora los jóvenes hagan el favor de ir por su compañera. Luego de eso el número aparecerá en el mismo pedazo de pergamino de acuerdo a su afinidad.
– Lo que tratamos de hacer es unir las casas, por favor sean compresibles pues últimamente las pelas son más constantes – añadió la bruja.
Hermione miró esperanzada a Ron. ¡Podría ser que por una jugarreta del destino le tocara a ella con él! Había notado su mirada. El estaba a su izquierda y casualmente volteaba a la derecha, donde ella se encontraba.
Su mundo se hizo pedazos cuando lo vio pasar tambaleando a su lado, dirgiéndose hacia las chicas de ¿Ravenclaw?
– Vaya vaya, no sé que hiciste para que me tocaras tú sangre sucia, pero entre más rápido se termine esto mejor. – escupió esa maldita voz. Cómo no reconocerla.
– ¿Malfoy? – se volteó temerosa a su encuentro.
– No puedo creer que me toque con una asquerosa sangre sucia – dijo para sí mismo.
Hermione salió de su trance de shock al escuchar los gritos de Padma Patil.
– ¡Harry! ¡Esto es el destino! – observo como la morena abrazaba a su amigo. Buscó a Ginny con la mirada y la encontró con Theodore Nott.
Pasados unos 15 minutos de estar parada al lado de Malfoy, pretendiendo que aún estaba sin compañero, la voz Dumbledore –del cual ya se dudaba su salud mental– resonó en el comedor. Justo antes de que nadie se lo esperara, en los brazos de cada jovencita apareció un tierno bebe. Había una gran variedad de niños, algunos lloriqueaban y otros reían. Algunos más estaban dormidos.
– ¡Granger! ¿Porqué yo también tengo uno? – preguntó asustado el rubio. Hermione rodó los ojos ante su cobarde actitud pero luego reparo en el hecho de que, al menos los alumnos a su alrededor, sólo tenían un bebe.
– ¡Ah señorita Granger y señor Malfoy! – había estado revisando desde hacía rato a los "bebes" aquel anciano llamado Dumbledore, hasta que fue a parar dónde estaba aquella singular pareja.
– Parece que tendrán más trabajo – observó Minerva que estaba detrás de Dumbledore.
– Esperamos muchos de ustedes jóvenes. Sé que son excelentes – le guiño el ojo a Hermione y continuó con su rutina de revisión.
– Mas…trabajo – repitió Hermione sin poder creérselo.
– ¡Sangre sucia! ¡Esta cosa apesta!
– ¡Cámbiala entonces Malfoy! – sonrió inconscientemente al ver a Malfoy sosteniendo al pequeño –varón al parecer– con la punta de los dedos, como si fuera muy poco para que sus manos enteras lo tocasen.
– ¿Que haga qué? – pregunto incrédulo después de ver los ojos del bebe: eran los mismos que los de la sangre sucia.
– ¡Malfoy! ¡Agárralo bien! – se lo arrebato resignada ahora quedando en serios problemas con los dos bebes llorando.
Mientras Hermione hacía un intento de tranquilizarlos, el rubio observaba con cuidado a ambos bebes. Uno con los ojos de hielo como él, y el otro con los ojos avellana con la muchacha. Aún no se podía ver el color del cabello, pero se veía que el varón sería igual a la madre y el otro bebe igual al padre.
¿Coincidencia? No lo creo…
– Deberíamos ponerles nombre…– dijo para sí misma. Draco pensó que tal vez ella no se había dado cuenta en el parecido de los bebes, pero descarto inmediatamente la idea al recordar la insufrible sabelotodo que era.
– Me gusta Scorpius – confesó el rubio. Hermione lo miro y asintió.
– Entonces…el niño será Hugo Scorpius – alzo al bebe que ahora olía mejor.
– ¿Hugo? Qué nombre tan asqueroso…– el blondo hizo una mueca de asco.
– ¡Pero si Scorpius es tan parecido a "escorpión"! ¡No te dejare ponerle un nombre tan terrorífico! – chilló Hermione con el niño aún en brazos. La niña, que hasta ahora había estado olvidada, lloró al escuchar los gritos de su "madre".
– ¿Ves lo que haces inútil y asquerosa sangre sucia? – dijo despectivamente haciendo referencia a la bebe que lloraba.
– Pues muéstrame cómo se hace entonces – se defendió ella.
– ¿Cómo hacer qué, Granger? – le sonrió cínicamente y la castaña enrojeció al comprender su comentario…en doble sentido.
– ¡No hablo de eso hurón saltador! – se volteo hacia su hija y la cargo con el brazo que tenía libre.
– Cómo sea – miro hacia los lados buscando alguien conocido. Se recargó sobre a mesa que tenía al lado. Sintio algo pegajoso pero no le importó. Estando solo, sin Crabbe ni Goyle, no le era tan divertido fastidiar a la castaña pues nadie le alababa por lo brillante que era.
– Mira que eres brillante Malfoy – escuchó decir a Hermione. Volteo al instante ¿Había leído sus pensamientos? – no a cualquiera le ocurre.
Observo con el ceño fruncido la divertida sonrisa de Hermione. Siguió la ruta de sus ojos avellana hasta que se encontró con ESO.
Su mano había dado en el lugar menos indicado. El apestoso lleno de mierda jodido pañal.
– ¡Qué asco! – exclamó quitándose de inmediato y buscando la capa de algún pobre imbécil para poder limpiarse. Hermione reía a carcajadas llamando la atención de todos, por consiguiente humillando a Draco en público.
Salió a toda prisa del comedor hacia su sala común con la leona pisándole los talones.
– ¡Malfoy! – gritaba desesperada– ¡Malfoy no te puedes ir! ¡Malfoy!......¡Draco!
El rubio se paro al instante. ¿Lo había llamado por su nombre?
Sólo sus amigos tenían ese privilegio.
– ¿Qué dijiste sangre sucia? – la encaro y se sorprendió al ver su mirada. Se veía agitada por haber corrido, pero su mirada era de completa súplica.
– Por favor – dijo ella – Draco.
No sabía si le sorprendía o le enojaba el ahora atrevimiento de la muchacha, y Hermione tampoco podía desifrar lo que él estaba pensando. Sólo sabía que había dejado a sus hijos en el comedor con Harry y Ron, que necesitaba la ayuda del rubio, y que TENÍA que respirar como se debía.
– No me llames por mi nombre como si estuviéramos a la misma altura – le espetó con rabia. ¿Quién se creía?
– ¡Entonces ayúdame holgazán! Esto es un trabajo de dos – ignoró la punzada en su corazón que le indicaba cuánto le podían esas palabras.
No era que le importara agradarle a Malfoy, no, ella sabía que él era vil y despreciable, mimado por sus "amigos" y por todo cuanto quisiera un favor de él. Sabía que se creía superior por su sangre, pero lo que le dolía, era el desprecio con el que lo decía.
– Bien, pero aléjate de mí asquerosa sangre sucia
– ¿Qué no te sabes otra frase? "Sangre sucia" "sangre sucia" – dijo imitando el tono despectivo de Draco – ¿ya es hora de un cambio no?
Se fue dejando solo a Draco. A un Draco Malfoy claramente molesto.
¡Hola! Mis queridísimos lectores, les quiero informar acerca de la peligrosa maldición de hoy en día.
Dicen por ahí, que una vez hubo una persona que no dejo un review en una historia. Pasaron dos días sin que le sucediera nada extraño…pero de pronto, al tercer día, a la media noche vino una misteriosa mujer encapuchada con un periódico y…le corto las manos con las que no escribió el review…
Son libres de averiguar si esta leyenda es verdad o no xD
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