Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. Solo la historia es mía

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Capítulo I

Asistí al instituto hasta penúltimo año de estudio, el siguiente lo pasé solo con exámenes libres terminando así, el año escolar.

En vacaciones de verano decidimos viajar con mi madre a Estados Unidos por fin conocería a su nuevo novio. Después de su separación con Charlie, estuvo sola un buen tiempo, pero gracias al famoso "chat" lo conoció. Edward Cullen, 33 años. Estaba emocionada por saber quién sería mi supuesto padrastro.

Mi madre es hermosa, como una modelo de Revista. Un poco más alta que yo, de piel pálida casi igual a la mía pero con una cabellera color de zanahoria, unas pequeñas pecas adornaban sus mejillas y otras partes de su rostro. Se casó con mi padre muy joven y fue que hace 19 años atrás me tuvieron.

Arribamos en la ciudad de Chicago. El dia era cálido, especial para una caminata. Renneé y yo recorrimos todo el Aeropuerto intentando ubicar al hombre pero por mi cuenta detuve la búsqueda un momento y tomé asiento en una de esas típicas bancas… En cambio mi mamá siguió en lo suyo.

-Disculpa- una voz y un acento totalmente diferente llamó mi atención volteando-tú debes ser…Isabella ¿sí?-Aquellos penetrantes ojos verdes me noquearon. Era como si hubiera viajado al cielo y en un segundo me encontraba en tierra-Hija de Renneé ¿No?- ¡Mierda su novio!

-ehh… bueno…si- todo lo que nos rodeaba se veía borroso excepto él.-Edward ¿no cierto?

-correcto. Un gusto conocerte- se acercó a mí con sumo cuidado besando con sus labios mi ruborizada mejilla

-¿igual? - aquel contacto volvió aturdirme hasta que el emocionado chillido de mi madre llamó nuestra atención.

-¡Mi amor!-gritó emocionada- él la toma por su cintura y le da un tierno beso en los labios. Aquella escenita me molestó un poco pero seguí con mis cosas. Tomé mi bolso y caminé unos pasos tras de ellos-creo que ya se conocieron-afirmó mi madre mirando hacia mi dirección

-así es. Tu hija es un encanto-aquellas palabras tiñeron mis mejillas de un sutil carmesí nuevamente. Ese es uno de mis peores defectos, me ruborizaba por cosas tan pequeñas con gran facilidad.

Al llegar a la salida Edward acudió en mi ayuda con respecto a las maletas. Subió las más pesadas en la parte de atrás y los bolsos de mano se quedaron a mi lado. Un precioso Volvo color negro nos llevaría hasta la casa Cullen.

En el camino mis ojos se detenían a mirar los hermosos paisajes de la ciudad, pensaba todo lo que podría hacer en este bello lugar.

Al llegar nos bajamos del auto y entramos a una gran casa. La entrada se rodeaba de velas. Diferentes tamaños y colores adornaban el lugar. La entrada principal se dividía en dos sectores, comedor y living. Al fondo se encontraba la cocina y frente a esta el baño. Al final de un largo pasillo, una escalera en forma de espiral daba hacia el segundo piso.

-¡Pronto será nuestra casa!-Le oí decir a Edward. El seguía mostrándosela a mi madre en tanto yo me acomodaba en la habitación de huéspedes. Coloqué algunas prendas en los cajones vacíos, perfumes, cremas, entre otras cosas. Me recosté un momento mirando hacia el techo, algo en mi cabeza comenzó a dar vueltas.

Esos inmensos y penetrantes ojos, ese hermoso cuerpo, sus manos, sus labios, él. Su mirada era lo peor, Edward no podría mirarme con otros ojos que no fueran de padre. Sin darme cuenta caí rendida en un gran sueño, por supuesto que él lo protagonizaba.

Me saludaba alzándome con delicadeza. Sus labios probaban de los míos con ternura, sus manos en mis caderas y su cuerpo pegado al mío provocando miles de corrientes.

Desperté al llamado de su celestial voz. Entreabrí un poco para verlo con más claridad y ahí estaba parado en el umbral con una de sus manos descansando en la manilla, se veía realmente exquisito. Esto será muy complicado de llevar.-Isabella… disculpa por despertarte… tu madre insistió en que vinieras a cenar.

-no te preocupes y no me digas Isabella por favor, Solo bella ¿estamos?-el asintió noqueándome con su encantadora sonrisa-… bueno también gracias, pero tengo mucho sueño.

-oh… bueno… entonces no molesto mas. Que descanses querida, dulces sueños-"con él serian más que dulces"-pensé mientras le brindaba una linda sonrisa.

A la mañana siguiente él y mi madre no se encontraban en casa. Preparé un par de tostadas al desayuno y me senté a comerlas. De pronto el timbre de la casa comienza a sonar. Me levanté hacia la puerta pensando que podrían ser ellos, pero estaba equivocada:

-¿Diga?-dos chicos se encontraban en la entrada. Ambos eran de piel tostada, pero uno en particular me dejó prácticamente deslumbrada.

Alto casi la misma estatura de Ed. Sus ojos detonaban un intenso color marrón, su cuerpo me intimidó un poco. Traía una musculosa negra más un short del mismo color, con su desordenada cabellera oscura me dejó bien estúpida. Me brindó una mirada desquiciante que me hizo perder la razón-Ho…la- saludé con mi mente a mil Km. de su sitio habitual.

-hola, buscamos a Edward ¿se encuentra?-observé a los dos aun media confundida

-eh…no…salió con mi mamá-Ambos me miraron sorprendidos

-¿Cullen es tu papa?-¿que? ¿Ese pedazo de manjar como mi padre? ¡Ni en mis peores pesadillas!

-¡NO!-di un grito casi ahogado-digo...es solo el novio de mi madre-corregí al ver sus rostros.

-Ah… -ambos se observaron aun medios aturdidos. El dueño de esos intimidantes ojos Marrones volteó a verme con un grado de curiosidad-creo que no nos hemos presentado. Soy Jacob, si quieres puedes llamarme Jake y él es mi hermano Sam .Un gusto conocerla- el hermano solo hizo un ademan alzando su mano.

-Igualmente… Bella mi nombre. ¿Desean esperarlo?-los hermanos se miraron nuevamente y asintieron. Los dejé pasar y cerré la puerta tras ellos- ¿quieren tomar algo?

-no te preocupes… sigue con tus cosas-Jacob me observó de pies a cabeza, recién me percaté del pequeño pijama que traía puesto-me ruboricé completamente, pero su mortífera mirada me dio a entender otro tipo de cosas.

-permiso-les dije y corrí por las escaleras a cambiarme. Me duché y me vestí con rapidez, bajé tranquilamente hacia la sala.

Mi celular comenzó a sonar. El número marcaba desconocido:

-¿Alo?

-Bella, soy Edward- su voz, por teléfono, era aun más exquisita que en vivo.

-ah… hola- me hice la desinteresada.

-tu madre y yo salimos a caminar. Volveremos como en 20 minutos

-oiga-le dije antes de cortarle-hay dos amigos suyos esperándolo. Jacob y… Sam… ellos

-ah…bueno. Entonces vamos para allá. Gracias Cariño- ¡mierda! Eso si se sintió… raro.

Le corté sin poder hablar más. Mi estomago se contrajo como una esponja, aun media estúpida vi a los chicos

-¿Era él?-yo asentí- ¿Qué te dijo?- intenté hablar con fluidez pero la voz no me acompañaba

-ya…viene

-¿Pasó algo malo?

-no…no te preocupes- forcé una tranquilizadora sonrisa y me encaminé hacia la cocina

Llené un vaso de agua y lo tomé completo. "Gracias cariño"- recordaba aquella frase escapar de sus labios y mi cuerpo se estremecía ¿Cómo pudo hacerme sentir esto? ¿Cómo puedo fijarme en el novio de mi madre? y mas encima me doblaba en edad. Para el yo era como su hijastra, obviamente que no se atrevería a tocarme o mirarme como yo lo hacía.

Ambos llegaron muy sonrientes, eso me dejó un poco mal. Necesitaba encontrar algo o alguien con quien pasar el rato y dejarme de tonteras. Como si fueran a leerme la mente.

Mientras estaba en la cocina Jacob se me acercó con sigilo-Esta noche hay una gran celebración –su ronca voz me asustó haciéndome voltear- en la playa…me preguntaba…si te gustaría ir- ni siquiera lo pensé, era justo lo que necesitaba.

-sí…por que no-

-¡Genial!- exclamó brindándome una gran sonrisa- entonces te paso a buscar como a las 10

-excelente…eso si debo decirle a mi madre

-no hay problema- él y yo quedamos mirándonos por un momento sin decir nada. Pero fue él quien rompió el hielo- y… ¿de donde son ustedes?

-de Inglaterra… ella y mi padre son ingleses pero yo nací en Canadá ¿y tú?

-americano de los pies a la cabeza, mis padres también son ingleses. -sonrió- ¿Hija única?

-no. O sea mi padre tiene una hija pequeña pero de mis progenitores solo soy yo. Cumplí hace muy poco los 19 y Eliana tiene 5 añitos.

-que genial. Por lo menos no tiene que compartir tus cosas. Yo tengo tres hermanos más, dos hombres y una mujer. Mi hermana tiene 19, Sam28, Paul 26 y yo 24

-creo que debe ser peor para tu hermana ya que tiene que convivir con un montón de testosterona.- el rió negando con la cabeza.

-al contrario, Leah es la más regalona hoy la conocerás es un amor.

-los veo conversando muy animadamente- una voz femenina se hizo presente en el umbral. Ambos volteamos y sonreímos al ver a mi madre parada observándonos con una gran sonrisa.

-así es- le dije- Justo estábamos hablando de ti.

-¿de mi?-preguntó divertida- ¿se puede saber?

-Jacob me invitó a una fiesta que harán en la playa ¿puedo ir?- Renneé nos miró un poco seria. Yo sabía que este tipo de cosas no le agradaban, sobretodo estando en un desconocido país.

-Prometo que la traeré temprano- esta vez solo miró a Jake

-está bien… pero tienes que cuidarla.

-no se preocupe eso también puedo prometérselo- los tres reímos cuando apareció su hermano

-¿te vas conmigo?- preguntó dirigiendo su vista al hermano

-sí, si… bueno Bella- volteó a verme- a las 10 entonces…

-te esperaré a esa hora…

-seré puntual no te preocupes- se acercó y besó mi mejilla- Adiós

-que estés bien.- me sonrió y siguió tras su hermano

Con mi madre nos dimos un par de miradas cómplices sonriendo.- guapo-comentó divertida, aun con la vista en mi.

-si…- sonreí de lado cuando de pronto algo empujó a mi madre hacia adelante, Edward estaba tras ella rodeándola por la cintura colocando su mentón en el hombro de ella.

-¿de que hablan?-preguntó curioso

-nada que debas saber- respondió Renneé ladeando su cara para darle un dulce beso en la mejilla. El me observó sin quitarme esos penetrantes ojos de encima, eso me incomodó así que decidí mirarla.

Almorzamos tranquilamente, de vez en cuando no podía evitar mirar como aquel hombre devoraba la comida del tenedor. Aquel utensilio entraba a su boca y salía sin nada de forma lenta, tan lenta que comenzaba a excitarme, luego fue el turno de su cerveza corona. Al abrir esa boca, obtuve un primer plano de su lengua posarse en la boquilla de la botella mientras bebía. De repente sus orbes se posaron sobre los míos mirándome divertido, ni cuenta me di que tenia la mitad de la comida fuera del tenedor manchando el hermoso mantel blanco.

-¿era necesario embarrar el mantel?-preguntó con una sonrisita.

-perdón-avergonzada bajé mi vista intentando limpiar la embarrada que dejé

-no te preocupes por eso. Lo dejamos en la lavadora y esta hace el trabajo por nosotros- me sonrió al tiempo que mi madre soltaba una carcajada.

Me sentía tan estúpida, que puede pensar el o peor, mi madre. Yo no quería hacerle daño a nadie pero ese hombre comenzaba a ponerme media tonta.

Alrededor de las nueve comencé a vestirme. Usé una falda llegándome a tres dedos después de la rodilla, arriba usé una camisa celeste con rallas blancas en forma vertical marcándose de forma minuciosa un sexy escote. El cabello lo traía desordenado y húmedo, coloqué un poco de color en mis ojos, brillo en mis labios y Salí hacia las escaleras.

Bajé éstas con rapidez en busca de mi madre para que diera una opinión de mi atuendo. Al llegar a abajo choqué con algo solido, dejando mi brazo adolorido. En un momento pensé que era la pared pero sus ojos se abrieron enormemente mirándome de pies a cabeza.

-No piensas ir así-dijo como si esperara a que subiera de vuelta las escaleras y fuera a cambiarme

Hola a todo me daré la bienvenida al mundo de los fic bueno esta es mi primera historia que subo, ya está muy avanzado el fic así que depende de ustedes subiré seguido… ojalá les interese la historia y lean…