Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es de icecoldhamster, yo sólo traduje.


Summary: TRADUCCIÓN by Sol. * Lemony one-shots de Edward y Bella en la vida matrimonial. Cap1: Deberes maritales Cap2: La venganza de Bella Cap3: Hora del Baño Cap4: Te amo Cap5: Mía Cap6: Suya Cap7: Tabú Cap8: Sr Cullen Cap9: Ebrios Cap10: Feliz Navidad Cap11: Madrugadas .TODOS HUMANOS.


N/T: Okay, este shot es ¡Edward POV!, ¿no es genial?


|~Madrugadas~|


Edward's POV (Finalmente, XD)

Me deslicé dentro de la casa, cerrando la puerta principal sin hacer ruido.

Probablemente Bella estaba en la cama, generalmente subía sin mí cuando trabajaba hasta tarde.

Me quité los zapatos y, prácticamente, corrí escaleras arriba, despojándome de mi camisa mientras iba, y reduciendo la velocidad a sólo caminar, entrando en la habitación, y arrojándola sobre una silla.

Estaba en mi lado de la cama.

Naturalmente.

Una sonrisa se extendió en mis labios. Siempre dormía en mi lado cuando no estaba. Me deshice del resto de mi ropa y me dirigí a la cama, subiéndome y lentamente deslizándome sobre Bella de manera que estaba acariciándola. Su suave piel era cálida y el calor corporal se sentía tan bien después del día que tuve.

Sólo traía puestas sus bragas, eso era todo lo que usualmente vestía para dormir. Pasé mi mano a lo largo de su liso estómago y subí hasta su pecho, reposándola justo encima de su corazón. Su constante golpeteo era calmante. Me relajaba.

Probablemente porque sabía que estaba a salvo, y tenía la prueba justo aquí, en mis brazos.

Me preocupaba por ella constantemente cuando no estaba a su lado, por tonto que sea, simplemente no podía evitarlo. No era como un tipo de preocupación demasiada obsesiva, llamándola cada cinco minutos. Más bien como el tipo de preocupación de que no podía sacarla del fondo de mi mente. Es sólo que ella era tan torpe… pero teniéndola aquí y ahora, segura y cálida, era la sensación más relajante que jamás podría tener.

Deslizó su mano para cubrir la mía.

—Estás en casa —susurró ligeramente.

—Ajá —besé su hombro.

Se incorporó y volvió hacia mí. Le tendí los brazos y cayó en ellos, con su cabeza en mi pecho. Mi brazo se envolvió alrededor de su espalda y le acarició el lado de su pecho. Su cabello olía maravilloso.

Fresa.

Pasó una de sus piernas sobre mi cintura, y paseé una mano arriba y abajo sobre ésta suavemente.

— ¿Tuviste un buen día? —bostezó.

Le di un beso en la frente.

—Deberías de volver a dormirte, cariño —le dije—. Estás cansada.

Mordió mi pecho ligeramente.

—Vale, Vale —reí entre dientes.

Este era nuestro patrón en los días que trabajaba hasta tarde. Me deslizaba en la puerta, me metía en la cama tratando de no despertarla, de todos modos se despertaba, y nos quedábamos platicando. Ella era de sueño ligero. La caída de un centavo podría despertarla.

Me sentía mal por eso y sabía que no debería, pero me gustaba que se quedara despierta conmigo como esta noche. Extrañaba hablar con ella durante el día.

— ¿Cómo estuvo tu día? —le pregunté.

—Bien —respondió con un pequeño suspiro—, Alice y Rosalie me llevaron al spa.

Me reí entre dientes.

—Gozaste eso, ¿verdad?

Me pegó ligeramente en el pecho.

— ¿Y tú? ¿Salvaste algunas vidas hoy?

Sonreí, recordando el día.

—Estuve en cirugía la mayoría del día, trasplante de corazón. Una niña de doce años. Salió bien.

Sonrió.

—Me alegra —y besó mi pecho. Arrastró su mano descendiendo por mi pecho y estómago, deteniéndose cuando llegó a la manta y volviendo a subir. Repitió sus movimientos, metiéndose un poco debajo de la manta cada vez más.

Moví mi mano de su pierna a su rostro y la miré mientras la pasaba lentamente descendiendo por su cuello, a su y a lo largo de su hombro, deteniéndome en su pecho.

Pasé las yemas de mis dedos ligeramente hacia abajo hasta llegar a su pezón. Ella se estremeció, y vi que el pezón se endurecía.

Podía sentir su mirada fija y atenta mirada en mi rostro, hasta que moví mi mano para tocarla.

Enterró su rostro en mi cuello mientras presionaba mi palma en sus suaves montes, pellizcando delicadamente.

Reboté su pecho ligeramente, sintiendo el calor y la tensión comenzando a acumularse en mi entrepierna mientras Bella gemía en voz baja.

Sus sonidos siempre habían sido una de mis cosas favoritas respecto al sexo, sabiendo que podía provocarle esos sonidos, excitándome sin fin. Nunca podía contener mi sonrisa cuando la escuchaba.

Arrastró sus uñas suavemente por mi pecho y estómago, quitando la manta al tiempo que se apoderaba de mi polla. Gemí ante su toque, mientras empezaba a frotarme, deslizando su mano delicadamente arriba y abajo por mi longitud.

Cubrí su mano con la mía, apretando su mano. Sonrió contra mi cuello y se incorporó, subiéndose encima de mis muslos y sentándose a horcajadas en ellos. Solté su mano, enfocándome en la vista de ella tocándome y dejé salir otro gemido.

Se inclinó para besarme, todavía bombeando mi adolorida polla, presionando sus carnosos labios en los míos. Llevando una mano para tomar su cara, profundicé el beso, pasando mi lengua a lo largo de la suya.

Sabía a menta y a Bella. Probablemente no estaba dormida por mucho tiempo antes de que llegara a casa.

Pasé mi otra mano desde su cintura a su pecho y rodé su pezón entre mi dedo y pulgar. Suspiró un poco en mi boca y pellizqué. Bella jadeó al tiempo que rompía con el beso, y su mirada encontró la mía.

Sentí la sonrisa extendiéndose lentamente en mi cara y observé mientras el brillo destellaba en sus ojos. El que generalmente adquiría cuando le sonreía, ni siquiera creía que ella se diera cuenta que tenía uno, pero era parte de la razón por la cual sonreía tanto.

Apretó su mano un poco. Agité mis caderas y gemí para ella.

Se mordió el labio y se deslizó por mi cuerpo hacia abajo, deteniéndose cuando su cabeza estuvo a la altura con mi palpitante polla. Jadeé y me alcé un poco sobre mis codos en anticipación.

Sonriéndome maliciosamente se lamió sus labios y agachó su cabeza para abrazar la punta de mi polla con su boca.

Gruñí fuertemente y caí hacia atrás contra las almohadas.

Alargué mis manos hacia abajo y recogí su cabello en mis manos, juntándolo en la parte superior de su cabeza para mantenerlo fuera de su cara mientras su hábil boca se movía arriba y abajo.

Observé mientras arrastraba sus labios sobre mí, cautivado por la visión y la sensación de su caliente y húmeda boca.

Usaba su mano para masajear las partes que no alcanzaba, y arrastraba su otra mano a lo largo de la parte interior de mi muslo y…

Oh.

Dios.

Mis bolas, estaba masajeando mis bolas.

Joder. Joder. Joder.

Apreté mi agarré a su cabello, automáticamente, y siseé.

Se movió hacia abajo hasta que golpeé la parte posterior de su garganta y se detuvo, chupando con ganas.

— ¡Bella! —su nombre salió de mis labios, ante la visión de su boquita envuelta alrededor de mi polla, tan lejos como podía llegar.

Volvió a subir, respirando pesadamente, y lamiendo desde la parte inferior de mi polla hasta la cabeza.

Le acaricié el lado de su cara con mi mano libre mientras ella arremolinaba su lengua en mi punta, metiendo su boca hacia abajo de modo que pudiera pasarla a lo largo de la parte inferior de mi cabeza. Me acarició de nuevo con su mano, manteniéndola en un constante y glorioso movimiento.

— ¡Joder! —jadeé.

Sacudí mis caderas en su dulce y vehemente boca. Se movió arriba y abajo con mi ritmo unas cuantas veces antes de alejarse, una vez más. Luego, pasó su lengua hasta la base de mi polla y hasta mi escroto.

Oh, dulce…

Jadeé.

Se estaba amamantado en mí, aún bombeando con su mano.

— ¡Bella! —jadeé.

Sus ojos se alzaron para encontrar los míos y tiré de su cabello ligeramente para lograr que se detuviera.

Se incorporó y gateó de vuelta a mí, una vez más, besando y mordisqueando mi cuello. Solté su cabello, frotando mis dedos a lo largo de su columna vertebral y sobre la curva de su trasero, para luego detenerse en su cadera.

Su mordisqueo se movió de mi cuello a la línea de mi mandíbula, se detuvo y retrocedió.

Me miró con un "te quiero" escrito por todo su rostro y torcí mi cabeza hacia un lado, sonriendo.

El brillo volvió a sus ojos y abrió su boca para decir algo.

Lo que se que estuviera a punto de decir, sin embargo, se convirtió en un pequeño chillido de sorpresa cuando nos volteé a ambos y moví mi rostro a su pecho.

Suspiró, hundiendo sus manos en mi cabello mientras yo lamía y chupaba su pezón.

Dios, esos delicados suspiros me hacían ir bien.

Enganché mi mano debajo de la tira de sus endebles bragas de encaje, toqueteándolas un poco.

—No… —comenzó.

La interrumpí, tironeando con mi mano bruscamente y desgarrándolas desde su cadera.

—…las rompas —concluyó con tono derrotado.

Le sonreí, enganchando mi otra mano en el otro lado de sus bragas y deslizándolas por su pierna.

Negó con la cabeza y me rodó los ojos, me reí un poco.

Había muy pocas cosas que no podía controlar cuando se trataba de Bella, sus bragas eran una.

El impulso de romperlas constantemente sobrepasaba mi voluntad para perdonarlas. No es que mi voluntad para perdonarlas fuera muy fuerte, me gustaba más cuando Bella no traía sus bragas puestas.

Me senté en mis rodillas abierto, arrojé las piernas de Bella sobre mis muslos y pasé un dedo por sus pliegues, parando en —pero no poniendo presión— su clítoris.

Alzando la vista, la vi mordiéndose el labio con una mano apretando un barrote de la cabecera de hierro.

Aparté mis dedos, y su boca se abrió, a punto de protestar y la cerró tan rápido me llevé el dedo a los labios.

Mmm, me encantaba su sabor.

Sacudió sus caderas, oh, tan cerca de mi palpitante polla… pero no.

Primero quería jugar con ella.

Pasé mi pulgar por su clítoris, presionando con fuerza contra ella, y lo sacudí adelante y atrás.

Gimió y arqueó su cuello a un lado, mirando atentamente, tal y como yo había hecho antes.

Froté mis dedos hacia arriba y alrededor de sus labios al mismo tiempo, cubriéndolos de su divina excitación.

Lloriqueó.

La deseaba.

Dios, esa boca, ¿había algo que hiciera que no me excitara?

Deslicé un dedo dentro de ella sin esfuerzo, torciéndolo hacia afuera a donde mi pulgar seguía deslizándose por su húmedo clítoris.

Agitó sus caderas al compás conmigo y añadí otro.

Tan suave… tan cálida… casi gemía sólo por la sensación de ella en mis dedos.

Gimió una y otra vez mientras yo bombeaba dentro y fuera de ella, y estaba muy cerca para mi completa perdición.

Dios, esta mujer ponía mi cuerpo en llamas.

Uhh, tenía que tenerla.

Me arrastré hacia arriba, con sus piernas envueltas alrededor de mis muslos y me posicioné en su entrada. Estaba ruborizada mientras besaba sus labios y sonreía, deslizándome en su caliente y estrecho cuerpo.

Esperando unos segundos, tiré del lóbulo de su oreja con mis dientes suavemente hasta que ella sacudió sus caderas contra mí impacientemente.

Me reí en voz baja, saliendo rápidamente y entrando de nuevo igual de rápido, enterrándome yo mismo hasta la empuñadura. Dejó salir un grito de sorpresa y ¡carajo!, tenía que escucharlo más de eso.

Haciéndolo de nuevo, marqué el ritmo saboreando sus pequeños gemidos y lloriqueos.

Mi cuerpo entero se encerraba en ella cada vez que golpeaba en su interior.

Y, oh, Dios, la sensación de sus pechos contra mí eran tan jodidamente deliciosa.

Ella se sentí tan bien.

Tan bien.

Demasiado bien después de mi largo día de trabajo y no podía evitar golpear en ella más rápido.

El sonido de mí pegando contra ella, y sus gemidos cada vez mayores enviaban choques a través de mi cuerpo, justo a mi polla.

Respiraba entrecortadamente al tiempo que su pequeño cuerpo se sacudía cada vez que me enterraba en ella.

Vi cómo pronto llegaría.

—Estoy tan cerca. ¡Tan cerca! ¡Justo ahí! —miré y cerró sus ojos.

¡Maldita sea, cerró sus ojos!

—Bella —gruñí.

Los abrió y lloriqueó al tiempo que yo llevaba torpemente mi mano bajando por su cuerpo a su clítoris, frotándola rápidamente hacia adelante y atrás.

—Oooh —gimió.

Luchó por mantener los ojos abiertos y trabados en los míos, y sabía que se iba a venir.

También yo, porque era una más de esas cosas que no podía controlar cuando se trataba de Bella. Sus orgasmos se unían a los míos, y no había ninguna jodida manera de que pudiera controlarme cuando mi nombre salía de sus labios y se apretaba alrededor de mí.

Me vertí en ella, encontrando la intensidad de su mirada con mi propio apasionado encaro y gemí su nombre.

Deteniéndome después de unos cuantos empujes más en su paradisíaco cuerpo, me derrumbé, cuidando que mi peso no cayera en ella.

—Me alegro que trabajar hasta tarde no afecte esto —murmuré perezosamente, descansando mi cabeza en su pecho.

—También yo —respondió ella, y la sonrisa en su voz era obvia.


N/T: Bueno, bueno, el hiatus se alargó más de lo esperado y lo siento mucho. No fue porque no quisiera subir, pero tampoco diré nada, porque no viene ni al caso. Pero logré terminar "Homicida a Sueldo" y un OS que tenía empezado desde hace demasiado tiempo, en el cual hice mi historia de la transformación de Jane y Alec, el OS se llama "Eternal", por si les interesa.

Bueno, este es el último capítulo que tiene la autora, aún así, no dice que esté completo, así que yo también lo dejaré "en proceso", y si algún día sube algún otro shot, lo traduciré inmediatamente, ¿vale?

Gracias por leerme

Muchos besos
*~Sol~*