Los personajes usados en esta historia son propiedad exclusiva de la mente brillante de Stephanie Meyer. Sólo soy una más de las fans de la Saga Crepúsculo, tratando de jugar con ellos.
Gracias a mi hermana por tener otra vez la paciencia para servirme de Beta en este capítulo. Recuérdame recompensártelo. Gracias por tu apoyo y por ser mi mejor amiga. Te amo.
A ustedes, las que a pesar de mis tardías actualizaciones, aún siguen conmigo en esta historia. Como dije en una oportunidad pasada, si al menos a una le gusta lo que escribo, entonces he cumplido mi cometido. Especiales gracias esta vez a Bea por tan lindas palabras en sus reviews. Me alegra que te guste la historia tanto como a mí. Si puedes dame tu correo para responderte alguno de ellos.
¿Qué más les puedo decir? AMÉ escribir este capítulo. AMO escribir esta historia; sólo que lamentablemente cada vez se me hace más difícil encontrar el tiempo para hacerlo.
De cualquier modo y como dirían en mi país: "agárrense las alpargatas, que lo que viene es joropo" Disfrútenlo.
"Las mejores cosas de la vida son aquellas que te dejan el pelo desaliñado"
LC
XxX
Capítulo 8
"Felicitaciones, Srita. Swan"
Laurent me daba sus impresiones, al tiempo que extendía las llaves del auto hacia mí. Las tomé dubitativamente, aún perpleja ante el hecho de ser ahora la dueña –no sólo de un auto nuevo- sino del último modelo de Audi A3 que hay en el mercado, y todo nada más y nada menos que por pura obra de la suerte, suerte de la que –hasta el día de hoy- pensé que carecía por completo.
No tenía idea alguna de cuáles eran las estadísticas generales de la empresa, pero estaba segura que debían ser lo suficientemente buenas como para afrontar gastos como éste; como para repartir premios como éste. Quiero decir, cinco años de fundación era algo grande que celebrar, ¿pero hacerlo en esta magnitud?
Deja de darle tantas vueltas al asunto y tan solo ACEPTA EL BENDITO CARRO, Isabella- Me espetó BellaSOS en notable exasperación, y quizás debiera tomarle la palabra y dejar de sobre analizar las cosas como siempre he tendido a hacer. La cuestión era que no estaba del todo acostumbrada –por no decir que me incomodaba- a recibir ninguna clase de regalos, ni siquiera cuando me lo haya ganado como era el caso, es por eso que…
BellaSOS elevó mirada y brazos al aire en absoluta señal de resignación.
…que voy a hacerle caso y parar definitivamente con el sobre análisis. Ok, ok. Ya entendí el mensaje… ¡Cielos!
"Todo lo referente al título de propiedad del vehículo y demás papeleos correspondientes estarán listo para este mismo lunes que viene. Si tienes toda la documentación en regla, estimo que para entonces podrás empezar a usar el auto. ¿Sabes manejar, no es cierto Isabella?" Preguntó Laurent en forma sarcástica, pretendiendo total inocencia.
"Por supuesto" Repliqué de vuelta. ¡Como si nunca antes me hubieras visto al volante de uno! Enseguida, tomé las llaves.
"Bien. Si eso es todo, entonces ya puedes…"
"Hay algo de lo que necesitaba hablarle" Atajé a decir antes que terminara de echarme de su oficina.
"Que sea rápido. Es la hora de salida y todavía tengo cosas pendientes que hacer" Sentenció con usual amargura.
"Esta tarde recibí una llamada de Demetri Volturi. Solicitó una reunión con nosotros lo antes posible y le dije que tal vez esta noche podríamos arreglar…"
"Esta noche es imposible" Me paró en seco.
"Pero pensé que sería apropiado empezar cuanto antes a revisar los puntos del relanzamiento de su televisora. Con todo lo del asunto del Sr. Cullen no hemos podido…"
"Isabella yo no te pago para que pienses, te pago para que actúes. En trabajos como estos en el que el tiempo apremia, todo se resume en saber seguir una orden. Así que si te digo que esta noche no se puede, entonces simplemente no se puede. Fin de la discusión. Personalmente me encargaré de hablar con Volturi para acomodar una nueva cita. Ahora si me disculpas, tengo cosas que atender"
Tuve que morderme fuertemente la lengua y recordar todo lo aprendido en el curso de Inteligencia Emocional que tomé el verano pasado, sino quería terminar despedida por insultarlo y gritarle aquí mismo y en su cara, el grandísimo pedazo de basura que era.
Pero como yo sí había aprendido bien mi lección y porque sí era una persona pensante –a excepción de otros, por lo visto- opté por tragarme mis palabras y tan solo asentir educadamente, dándome media vuelta y dejando a la bestia que tenía por jefe sentado en su propio nido de serpientes.
xXx
En las afueras del edificio, mientras esperaba para tomar el próximo bus que me llevaría a casa, caí finalmente de cuenta de lo cansada que estaba. Este había sido un particular inicio de semana. Si todos estos eventos pasaron tan solo un lunes, no quería imaginarme lo que prometía esta última semana de trabajando con Edward.
Edward Cullen
En esas dos simples palabras recaía el origen de todos mis problemas. Mi vida era relativamente tranquila antes de conocerlo –o por lo menos así se sentía-, pero desde aquel día en que apareció en la oficina y se le ocurrió la brillante idea de trabajar con nosotros, todo parecía haber dado un giro de 360°. Y cuando hablaba de todo, me refería a mi vida por entera. A estas alturas del partido, todavía no entendía el por qué de su comportamiento para conmigo. Él podría conseguir a la mujer que quisiera – cuando quisiera. Entonces, ¿por qué yo, una mujer común y corriente sin nada en especial que ofrecer? No tenía sentido alguno para mí.
Inesperadamente, un auto plateado de vidrios ahumados se detuvo justo a mi frente, captando mi atención. De manera intuitiva, di un paso hacia atrás - cuestionando quién podría ser la persona al volante y las intenciones que tenía.
No tomó mucho tiempo averiguarlo.
"¿Necesitas a alguien que te lleve?" Ofreció Edward una vez bajada por completo la ventana del copiloto; una peligrosa combinación de picardía y engreimiento dibujada perfectamente en su rostro.
"No" Aparté mi vista antes que tal imagen empezara a afectar mi capacidad para hablar. "Estoy bien, sólo esperando por el bus que debe estar por llegar. No tienes por qué molestarte"
Y en un instante, su buen humor se desvaneció por completo. "Isabella, ¿cuándo vas a entender que nada que tenga relación contigo representa una molestia para mí? No es la primera vez que te lo digo. Y no sé si es a propósito pero para serte honesto, me molesta cada vez que lo haces"
"Cielos Edward, sólo lo decía porque no me importa aguardar por el autobús" Le aclaré rabiada. "Dime algo, ¿es ésta siempre tu manera de ser o simplemente tienes el mal hábito de enojarte ante el menor comentario, o conmigo para ser más específica?"
"Me agrada cuando me llamas por mi nombre" Afirmó, cambiando repentinamente de tema. Su sonrisa retorcida de vuelta en menos de lo que pude darme cuenta. ¡Genial! Multipersonalidad presente en su máxima potencia. ¿Cómo demonios se supone que iba a poder lidiar con sus repentinos cambios de temperamento? Opté por lo acostumbrado: inhalar y exhalar lenta y profundamente.
"¿Sabes qué?, no pienso discutir contigo por esto" Abrí la puerta del auto y procedí entonces a montarme en él. Edward me miraba ahora incrédulo, como tratando de comprender el rumbo de mis acciones "¿Quieres ser tú el que me lleve? Pues sé tú el que me lleve. Sólo déjame en mi casa"
"Como usted diga, Srita. Swan" Dijo con total satisfacción, en lo que tomó de nuevo el volante y pisó el acelerador.
xXx
"¿A dónde vamos?" Pregunté al realizar que no nos estábamos precisamente dirigiendo hacia el apartamento.
"A Macrina Bakery, el café que te gusta. Creo que es tiempo que empieces a usar el cupón que te regalé" Me indicó con voz serena.
"Pensé que sólo habíamos acordado que me llevarías hasta mi casa" Repuse entre dientes.
"¡Oh, por favor Isabella! Si accediste a eso, no veo el inconveniente en que lo hagas con esto también. Además, no debes haber cenado nada todavía y con todo el trabajo de hoy, dudo que hayas siquiera almorzado. ¿O me equivoco?"
No le respondí, porque en realidad tenía razón. Entre una cosa y la otra, prácticamente no había probado bocado en todo el día. No obstante, no iba a darle el gusto de que lo escuchara por mi boca, así que tan sólo lo miré con ojos entrecerrados antes de fijar de nuevo la vista en la carretera.
De la nada soltó una pequeña carcajada, agitando al unísono su cabeza por lo que pude apreciar de reojo. "¿Puedo preguntar qué es tan gracioso?"
"Tú" Contestó sin titubear y aún entre risas.
"¿Y qué es lo gracioso de mí?"
"Que a pesar de la centrada y madura mujer que eres, a veces te puedes comportar como una verdadera niña" Y con ello, su risa tan sólo se incrementó aún más.
Una vez en el sitio, Edward estacionó el vehículo y caminamos pues hacia la puerta de entrada.
"¿Qué tipo de carro es el de esta vez?" Inquirí amargamente al examinar bien el auto y notar que no era parecido al de ocasiones pasadas.
Tomamos asiento, y en seguida una de las muchachas que atiende se acercó a dejarnos el menú. "¿Van a ordenar de una vez o necesitan un… ehhh… momento?" Su voz se redujo a balbuceos al instante en que vio a Edward.
"Vamos a revisar la carta primero. Gracias" Indicó, su mirada fija en mí y sin prestar en realidad mucha atención a la pobre encantada. Estaba convencida que escenarios como estos eran su desayuno de cada día, de ahí seguramente el porqué no era nada fuera de lo común para él. Así pues, la chica se limitó a asentir con nerviosidad -notablemente alterada ante el ser que tenía a mi frente-, y sin más se apartó de nuestra mesa.
Sacudí mi cabeza y volteé nuevamente mi atención hacia él. "Me decías de tu auto…" Le apunté una vez más, retomando la pregunta que había quedado atrás en el aire.
"Es un Acura RL del 2010" Dijo sin más.
"¿Se puede saber cuántos carros tienes en total?"
"Los suficientes"
"Creo que tienes más de los suficientes"
"No, Isabella. Para una persona como yo, nunca nada es suficiente. ¿Lista para pedir?" Preguntó, tomando intencionalmente una nueva dirección en el curso de la conversación.
Sin esperar siquiera por mi respuesta, levantó el brazo e hizo un gesto en señal que nos atendieran. La chica que nos recibió un momento atrás se acercó inmediatamente hacia donde nos encontrábamos, y una vez frente a nosotros y preparada para tomar el pedido, pude percatarme de algo que captó mi atención: su blusa estaba más desabotonada, su largo pelo ahora suelto y en caída hasta poco menos de la cintura y sus labios retocados en un color naranja pálido.
"Y bien, ¿qué decidieron para la tarde de hoy?" Señaló sugestivamente, a la par que batía sus extensas –y postizas- pestañas más de lo normal.
Obviamente todos sus pasos estaban fríamente pensados, cada uno detrás de un solo propósito: él – tratar de que él la notara. Tal hecho no colaboró en nada con mi actual estado de ánimo. ¡Cielos!, ¿será posible que pueda pasar un día entero sin ponerme de mal humor a causa de este hombre?
¡Lo de la Pobre Encantada no es su culpa, Isabella! Me escoltó BSOS en su defensa. ¡Tal vez no de forma directa! –le apunté de regreso y a mi favor-, pero sí indirectamente. Nadie le manda a ser tan dolorosamente hermoso.
"¿Isabella?" Se dirigió Edward hacia mí en indicación de que eligiera primero, pasando por alto –y para su clara decepción- los fallidos intentos la chica.
"Un sándwich ligero de pavo y jugo natural de piña, por favor"
"Un café negro para mí. Eso es todo" Dijo Edward, entregando ambas cartas y despachando con eso a la muchacha.
"¿De verdad no vas a comer?"
"No, estoy en una… dieta especial" De repente y sin explicación evidente alguna, sus ojos se tornaron oscuros. ¿A qué se refería exactamente con eso?
"Es una broma, ¿no es cierto?" Solté, mi voz casi un susurro.
"Sí, Isabella. Es una broma" Aseveró, dibujando una casi imperceptible sonrisa en sus labios. "Una no muy buena, al parecer" Agregó.
"¿Algo en lo que no es bueno, Sr. Cullen?"
"No lo diría precisamente así" Intencionalmente hizo un puchero con su boca –queriendo dar la falsa impresión de haberse ofendido ante mi último comentario- y ante tal infantil gesto de su parte, no pude evitar reírme. Realmente reírme.
Inmediatamente, él imitó mis acciones.
Interrumpiendo nuestro ataque de risa, uno de los chicos de la cafetería llegó con nuestro pedido. Me preguntaba curiosamente qué había pasado con la anterior muchacha.
"Bueno, me alegra saber que no has perdido la sonrisa Isabella" Comentó Edward de manera animada y una vez cesada nuestra carcajada.
"Así parece, Sr. Cullen. Por un momento pensé que lo había hecho"
"¿Podrías al menos por hoy concederme el dejar de llamarme por mi apellido?" Suplicó con suavidad. "Fuera de la oficina, soy como cualquier otra persona más Bella"
Inevitablemente, ya eres mucho más para mí… - Pensé para mis adentros; mi mente jugándome una mala jugada.
Tragué saliva y me compuse de nuevo.
"Está bien" Accedí sin refutar. "Por hoy" Resalté
"Por hoy" Repitió, su perfecta dentadura reflejando el júbilo que le embargaba en el momento. Y por primera vez en mucho tiempo, empecé a sentirme relajada. O mejor dicho, me permití a mí misma el sentirme así de relajada junto a él.
"Así que, ¿qué tienes pensando hacer con tu vieja camioneta?" Inició un nuevo tema.
"¿A qué te refieres?"
"Bueno, no creo que vayas a tener la necesidad de usarla otra vez ahora que tienes un auto de verdad. Entonces, ¿vas a venderla o arrojarla al depósito de chatarras de una vez?"
Le di una mirada fulminante a penas terminadas sus palabras.
"Es una broma" Dijo Edward en su defensa y aparentando exasperación, incluso cuando sabía que no lo estaba en absoluto.
"No muy bueno en eso, ¿recuerdas?" Le hice memoria, pero más en forma de sarcasmo que de otra cosa. La verdad era que su comentario había causado bastante. "De cualquier forma, no te metas con mi carro"
"Lo tomaré en cuenta para el futuro" Tomó un sorbo de su café para intentar ocultar su sonrisa. Por mi parte comencé a comerme mi sándwich "¿Qué tienes planeado entonces?" Inquirió nuevamente.
"Realmente no he pensando en nada todavía – aún estoy asimilando todo el asunto del sorteo. Pero la verdad es que no quisiera deshacerme de él"
"¿Qué es lo tan especial en ese auto que no has buscado cambiarlo por algo mejor?" Preguntó Edward sin ninguna mala intención.
"Es sólo que es mi primer auto. Charlie me lo dio como regalo de bienvenida cuando decidí mudarme con él. Tiene un significado importante para mí"
"¿Charlie?"
"Mi papá" Aclaré ante su duda.
"Oh, ¿era él con quien estabas hablando en un ocasión por teléfono en tu oficina?"
"¿Una de las tantas ocasiones en la que tuviste la mala costumbre de quedarte escuchando mis conversaciones? Sí, si era él" Giré mis ojos ante lo persistente que podía llegar a ser con su incesable curiosidad.
"¿Y esta tarde?, ¿quién era ese tal Demetri con el que conversabas tan animadamente?" Tras mencionar su nombre, su boca hizo un gesto tal que dio a entender que la mera palabra le causaba repugnancia. ¿No tenía la menor idea de quién era y reaccionaba de esta manera? Quitando ese hecho, él no tenía poder moral sobre mí para querer averiguar con cuánta gente hable o deje de hablar, esté o deje de estar.
"No vuelvas ahí otra vez, Edward. Por favor. No tiene ninguna importancia. Además, sabes que no tienes ningún derecho para preguntarme ese tipo de cosas" Le objeté en tono sereno, haciendo mi mayor esfuerzo por no iniciar una nueva confrontación entre nosotros.
"Y si no es de gran importancia como tú dices, ¿por qué no puedes simplemente decírmelo y así cerramos el tema de una vez?"
Esto no nos iba a llevar a ningún lado.
"Es Demetri Volturi, otro de los clientes de la compañía" Le respondí finalmente, más exasperada de lo que trataba evitar. "Llamó porque necesitaba aclarar unos asuntos con Laurent y conmigo sobre uno de sus proyectos. ¿Algo más que quieras saber?" Apunté de forma hostil.
"¿Y cómo es que con él si puedes mantener un trato cordial mientras que conmigo pareces no hacer el mínimo esfuerzo?" Me espetó duramente y en alas de reproche. ¿Edward Cullen reprochándome algo a mí, a mí? ¿Cómo siquiera se atrevía?
"Hasta los momentos, él no ha tenido ningún tipo de insinuación inapropiada para conmigo, ni mucho menos se la pasa en un constante plan de atosigamiento hacia mi persona" Le reclamé de regreso.
"¿Cómo puedes estar tan segura de eso? No sabes las verdaderas intenciones que pueda tener"
"Supe las tuyas desde el comienzo" Está bien, claramente fue así. Pero a este punto ya ni sabía lo que decía. ¿Cómo se atrevía a hablar de las 'verdaderas intenciones' de otros cuando las suyas daban mucho de qué hablar?
"No lo conoces" Agregó, ignorando mi última acotación.
"¿Y tú sí?"
Edward me miró con ojos desconcertados; obviamente sin ningún otro argumento que decir a su favor. ¡Oh, cielos! Lo de nosotros era una batalla de nunca acabar, una en la cual –sin duda alguna- la más afectada terminaría siendo yo. No tenía siquiera que explicar las razones otra vez.
Lo cierto era que estaba lista para irme. No estaba de ánimos como para seguir un minuto más en el lugar; mi buen humor desvanecido por completo tras nuestra nueva discusión.
"¿Podemos irnos, por favor? Realmente me gustaría llegar a casa" Le pedí.
"No has comido prácticamente nada" Me escoltó en tono apagado, su total actitud cambiada. Lucía ahora afligido, sus ojos proyectaban repentino desconcierto.
"No puedo tragar un bocado más. Por favor" Insistí vehementemente.
"Espérame aquí un momento" Edward se levantó y se dirigió hacia la caja. No sacó su billetera ni nada por el estilo que indicara que iba a pagar, tan sólo intercambió un par de palabras con la señora que ahí atendía, quien volteó a verme en un instante y asintió sin más. En seguida, estuvo de vuelta conmigo.
"Podemos irnos" Señaló, a la par que extendía su mano hacia mí en señal que la tomara. Primero lo miré a él directamente y luego a su mano – debatiéndome entre si aceptar su ofrecimiento o no. "Por favor" Levanté mi vista hacia sus ojos, su mirada hablando en su nombre por encima de cualquier palabra que pudiera vocalizar.
Finalmente la tomé, y con nuestros dedos entrelazados caminamos silenciosamente hasta su vehículo.
xXx
Permanecimos mayormente callados durante todo el camino de regreso, al parecer ninguno de los dos sin mucho más que decir. Afortunadamente nos encontrábamos a pocas cuadras del apartamento, pronto acabaría esta torturante noche para él.
"Lo siento" Rompió el silencio "Todo el asunto en el café… de verdad, lo siento"
"Creo haber escuchado eso antes" Dije en un susurro. Estaba profundamente convencida que estaba siendo sincero con su disculpa, pero la verdad es que de nada le servía si volvía a caer en lo mismo de siempre.
"Lo sé, pero eso no quita que sea cierto"
Cuando llegamos al fin, estacionó en todo el frente del lobby de entrada del apartamento y puso la palanca del vehículo en Pare.
"Y bien, sana y salva. Espero que tus amigas no te digan por la hora" Bromeó, claramente esforzándose por mejorar el ambiente que nos rodeaba.
Una media sonrisa se me escapó a causa de su comentario, pero más aún por lo que intentaba detrás de éste. Ahora que lo mencionaba, me sorprendía que Alice y Rose no hubieran reventado mi celular en llamadas para saber en dónde estaba metida.
"Probablemente a estas alturas deben haber reunido a media policía de Seattle para que me buscaran" Le seguí la corriente.
"O tal vez pensando que cierto lunático de la calle pudo haberte secuestrado"
Solté una amplia carcajada. "No sé si eso sería lo más conveniente. Tú serías el primer en quien sospecharían, en tal caso"
"¿Por qué?, ¿qué posible evidencia podrían tener para inculparme?" La sonrisa de Edward se extendió de oreja a oreja.
"Que el vigilante de entrada del trabajo me vio por última vez montándome en tu carro"
Nuestras risas tan sólo se incrementaron. Segundos después, Edward bajó la mirada y su rostro se endureció de golpe. De inmediato, se bajó del auto, dio la vuelta hasta mi lado y abrió la puerta del copiloto por mí. No sabía qué podía haberle pasado ni el por qué de su repentino comportamiento.
"Es mejor que entres de una vez, en realidad deben estar esperando por ti" Comentó en lo que salí del vehículo, cerré la puerta y me detuve frente a él.
"Gracias por la cena. A pesar de tu no muy bienvenida avalancha de preguntas, no la pasé tan mal después de todo"
Me incliné hasta su cara y plasmé un pequeño beso sobre su mejilla. No era un acto que me tenía permitido a mí misma, pero en ese momento sentí el impulso de hacerlo. Cuando me dispuse a apartarme, Edward tomó mi cara entre sus manos – deteniendo mis esfuerzos y obligándome a que lo viera fijamente. Lo que vi en sus ojos me desarmó por completo. Una mezcla de emociones: anhelo, duda y deseo destellaban claramente a través de ellos. Y confusión… especialmente confusión.
A continuación, cerró sus ojos y lentamente comenzó a acercarse más hacia mí. Su frente pegada ahora con la mía, nuestras narices ligeramente tocándose. Podía sentir su acelerada respiración sobre mi piel, así como él podía sentir seguro la mía. Mi corazón no dejaba de latir con firmeza, la sangre bombeándose sin control sobre todo mi cuerpo. Sus manos me sostuvieron con más firmeza, como queriendo asegurar que no me zafaría de su enlace. Y en ese preciso instante -con él tan cerca y tras un día de tantos altos y bajos para ambos-, lo último que pensaría sería separarme de su lado. En ese momento, sólo podía sentir una necesidad inmensa de besarlo. No me importaba nada, ni el lugar, ni el cómo, ni qué era lo correcto o qué no. Nada. Sólo quería sentirlo a él, a sus labios sobre los míos. Aquí mismo. Ahora.
"Bella…" Pronunció en tono de súplica.
"Sí" Respondí ante su pregunta no formulada. ¡Bésame!
Cuando pensé que finalmente lo iba a hacer, apartó abruptamente su cara de la mía y sacudió su cabeza como en un intento de recobrar la razón. Fijó de nuevo sus dilatados ojos verdes sobre los míos y habló. "Adiós, Isabella" Y con eso último, se marchó apresuradamente hasta su puerta, encendió el vehículo y se perdió a lo lejos en la carretera.
Por mi parte, yo me quedé inmóvil – paralizada. Mi mente en blanco y sin intención alguna de ponerla a funcionar, porque si lo hacía – si me lo permitía, sabía que iba a tocar fondo otra vez y no estaba segura de poder aguantar una cosa más después de la pesadilla de día que había sido el de hoy.
Ahí, al pie de la entrada y sin saber qué hacer ni cómo reaccionar, una lágrima involuntaria escapó sobre mi mejilla.
xXx
Un golpe se sintió sobre mi puerta.
"¿Puedo pasar?" Preguntó Alice al tiempo que entraba a la habitación. "Te preparé un té caliente con miel. Efectivo para ayudar a dormir"
"Gracias, Al" Le agradecí sinceramente, aunque con voz muy apagada. Me quité de encima el cubrecama y levanté de ella, tomando la taza de té de sus manos y depositándola sobre la mesa de noche. "Al rato tomo un poco" Prometí.
"No me gusta verte así" Confesó en tono preocupado.
"Lo sé" Fue lo único que pude decir.
Seguidamente, se sentó de piernas cruzadas sobre la cama, puso una almohada sobre ellas y me señaló para que reposara ahí mi cabeza. "¿Es por este tipo del que me comentaste?"
Simplemente asentí.
"¿Quieres hablar al respecto?" Sugirió, al unísono que pasaba sus dedos sobre mi cabello - buscando con ello algún modo de reconfortarme.
"No. No ahora" Respondí con honestidad. "Pero esto está ayudando" Le dije, refiriéndome a cualquier cosa que estuviera haciendo con mi pelo.
"Entonces te ayudará más la sorpresa que te tengo" Alice soltó su particular risa chillona.
¡Oh, no!
"¿Qué clase de sorpresa?"
"Una por tu cumpleaños"
"Alice sabes que no me gusta celebrar mi cumpleaños" Le argumenté.
"Lo sé, lo sé. Pero esta no cae precisamente en tu día" Defendió a su favor.
"No te entiendo"
"Carlos Barrionuevo y Mayte Valdes –una famosa pareja de bailarines- se presentarán este domingo en el Tango Restaurant & Lounge de la ciudad. ¡Domingo!", no el jueves que viene en el que cae tu cumpleaños - velo como un regalo en adelanto" Antes que pudiera abrir la boca para poder refutar, añadió de inmediato. "Es una función limitada para cien personas y ya nuestras entradas están compradas. Además, a ti te encanta el tango Bella y sabes que te hará bien salir un rato y distraerte… mucho más si es con algo que en verdad te gusta"
"Oh, Alice" Me levanté nuevamente y de golpe de la cama, y a continuación pasé mis brazos a su alrededor, envolviéndola en un fuerte abrazo. Lágrimas caían sin cesar sobre mi rostro.
"Ey, ¿qué pasó?, ¿no te gustó la sorpresa?"
"¿Estás loca?... Me encantó"
"¿Entonces, por qué estás llorando?" Inquirió confundida.
"Sólo estoy un poco sensible. Eso es todo" Esclarecí. "¿Sabes?, Renée moría por ver una función de Tango. Creo que eso lo heredé de ella" Comenté inesperadamente, recordando de la nada uno de las principales preferencias de mi madre.
"Realmente la extrañas, ¿no es así?"
Rompí el abrazo y me limité tan sólo a asentir.
"Bella, tienes que aprender a soltar eso que lleva tanto tiempo haciéndote daño. Aprender a olvidar"
"No puedo, Alice" Las lágrimas resurgieron con mayor intensidad, y con ellas un llanto incontrolable.
"Sí puedes, Bella - tienes que poder y terminar de perdonarla de una vez. Dejar de seguir buscando culpables en algo que no puedes cambiar. Lo que pasó, en el pasado quedó. Tienes que dejar ir, Bella. Mira cómo estás, tú sabes que la necesitas y puedes estar segura que ella te necesita a ti también"
"No puedo, Alice. No…"
"Ven, toma un poco de té" Me pasó la taza de la mesa y la puso entre mis manos. Probé un largo sorbo y lo regresé a su antiguo lugar.
"¿Mejor?" Alice preguntó.
"Sí" Afirmé.
"Bien. Creo que ya has tenido suficiente por hoy. Acuéstate e intenta descansar. Mañana será otro día y te sentirás mejor" Se levantó de la cama, dejando espacio para que pudiera acomodarme. "Ah, una última cosa" Agregó.
"¿Qué es?"
"Todo lo del asunto de la función de tango… es un regalo mío y de Rose. Le prometí que esperaría para darte la sorpresa las dos, pero ya ves que no resultó precisamente de esa manera" Explicó, encogiéndose de hombros. "Así que, ¿podrías por favor no decirle nada y simular asombro cuando sea ella quien te haga el comentario?"
Puse mi mano a lo largo de mi boca, simulando que la cerraba con una especie de llave imaginaria. "Mis labios están sellados" Le dije.
Alice dio un pequeño brinco y unió sus manos de la emoción. "Gracias, Bells. Eres lo máximo. Ahora duerme. Y recuerda: mañana todo será mejor"
Cerró la puerta y salió de la habitación, dejándome sobre mi cama – haciendo el intento de concebir el sueño y con un solo pensamiento en mi mente: mañana todo será mejor.
xXx
Martes, 4:42 pm
Las cosas no mejoraron como lo esperaba.
Primero: por el regaño que recibí esta mañana por parte de Laurent al llegar cinco minutos pasada la hora de entrada. El té de anoche de Alice había sido bastante efectivo, a decir verdad. Poco después que se fue, caí en el más profundo y –para mi sorpresa- pacífico de los sueños. Tan profundo, que no escuché siquiera la alarma del despertador. Fue Rose quien me levantó.
¡Sí!… así de profundo
Segundo: porque con todo el apuro de la mañana, dejé olvidado mi celular en el apartamento – y con él, la larga lista de contactos con la cual tenía con urgencia que comunicarme a tempranas horas del día de hoy. Había empleado prácticamente toda la mañana preguntando números telefónicos y buscando aquí y allá en mi oficina por algún papel o agenda que contuviera información de alguno de ellos.
Y tercero – y peor de todos para mí: Edward había pasado todo el día ignorándome. Difícilmente me dirigía la palabra –sólo para lo necesario- y de hacerlo, nunca me miraba directamente a los ojos. En un par de oportunidades intenté entablar una conversación con él –puramente profesional, claro está-, pero siempre me cortaba de seco y pretendía tener alguna llamada importante que atender. ¿Es que me estaba evadiendo intencionalmente? Y si así era, ¿por qué?
Anoche no fui precisamente yo la del extraño comportamiento, ni mucho menos quien pareció estar huyéndole a algo. Porque eso fue exactamente lo que dio a entender anoche con su comportamiento - que estaba huyendo, y he ahí el origen de mi desconcierto. Ayer, cuando fui yo quien no puso más restricciones entre nosotros, quien voluntariamente accedió a que pasara cualquiera cosa que tuviera que pasar entre los dos – a que me besara, recibí nada más que rechazo de su parte.
¿No era eso lo que precisamente había querido desde el principio? ¿Tenerme así: completamente vulnerable ante él? Con ese pensamiento vino una nueva interrogante a mi mente: ¿qué hubiese pasado si?... ¿qué hubiese pasado de haber terminado besándonos? ¿Qué hubiese pasado si –valiéndose del estado en el que me encontraba- me hubiese ofrecido llevar las cosas más allá? ¿Le habría dicho que sí? La respuesta llegó inmediatamente hacia mí.
¡Sí!... sin duda alguna lo habría hecho. En ese momento – de haber llegado a proponérmelo, me habría tenido sin protesta alguna en su apartamento, auto, cama o cualquier sitio que hubiese querido. Aceptado eso, me sentía más que nunca agradecida del que decidiera marcharse, ya que de lo contrario ahora tendría que estar lidiando con la culpa y el arrepentimiento.
Pero mi mayor inquietante no recaía justamente en mí, sino en él. ¿Qué en el cielo pudo haberle ocurrido a él para que haya resuelto dar un paso hacia atrás y no actuar en absoluto? ¿Es que se había dado cuenta –en ese instante- que realmente no me quería como pensaba?... Dicha reflexión me causó inmediatamente fatiga.
"¿Pudiste comunicarte con la Srita. Dewitt, Isabella?" Preguntó Laurent, refiriéndose al asunto del Seattle Times y haciéndome volver a tierra.
"Sí, señor. El grupo que tendrá la tarea de cubrir la noche del evento ya está organizado. Sólo falta terminar de coordinar su trabajo con el de nuestro equipo y ya fue pautada una reunión para mañana con ellos y el Departamento de Redacción"
"Bien, asegúrate que te envíen la minuta de los puntos que se trataron. Probablemente tengamos que sentarnos para revisarla"
"Sí, señor ¿Alguna notica del Sr. Volturi?, ¿pudo negociar una cita?" Retomé el asunto de Demetri.
"Oh, sí. Volturi" Recordó. "Quedó en pasar este viernes por las oficinas. Esperaba hubiese sido más temprano en la semana pero no avisté la magnitud de actividades que aún nos quedan por abordar" Dijo a manera de explicación.
"Viernes está bien. Reorganizaremos los equipos de trabajo de ser necesario, pero ya para el jueves deben estar tomadas las últimas decisiones importantes para el sábado de la inauguración" O deberían.
"Sí, eso supongo" Expresó Laurent, más para sí mismo que para el resto de los que lo escuchábamos.
Lauren, Zafrina –una de nuestras encargadas del Departamento de Audiovisual- él y yo, aguardábamos en la Sala de Convenciones de la oficina por la ya acostumbrada reunión de cierre con Edward. Hoy se le mostraría el portafolio con las fotografías del lugar que fueron elegidas para su publicación en los distintos medios de comunicación; platos de comida también incluidos.
La puerta de la sala se abrió repentinamente -no golpe alguno en previo aviso- y tras ella Edward y el hombre con quien lo vi la primera vez en este mismo sitio -James, si no olvidaba-; ambos entrando en forma imponente a la habitación. Edward parecía un poco alterado, incluso en su usual estado controlado no podía ocultarlo. Sus cabellos dorados estaban más alborotados de lo habitual – si es que acaso eso se podía; lucía impecable como de costumbre, pero en esta ocasión traía los botones de su camisa arreglados en la forma incorrecta. Tenía la ligera sensación de haberlo visto de esta manera –de este agitado- en una oportunidad anterior, pero no podía recordar cuál en este preciso momento. Obviando ese hecho, lo que ahora me preguntaba era si aún continuaba con su modus operandi: Ignoremos a Bella.
"Gathegi" Pronunció, asintiendo únicamente a Laurent en modo de saludo.
¡Sí!… sí continuaba.
Laurent asintió de regreso. "Edward quisiera presentarte a nuestra Coordinadora del Departamento de Audiovisual – Zafrina Kane" Gesticuló en su dirección. "A lo largo del proyecto, la Srita. Kane ha sido la responsable de todo en cuanto al área de fotografía se refiere. Desde imágenes de las diferentes divisiones del local hasta la amplia selección de bebidas y comida; será ella quien responderá cualquier inquietud que puedas tener al respecto"
"Un placer, Zafrina" Respondió en tono educado, a la par que extendía su mano para tomar la de ella y dar un ligero sacudido.
"Oh, Sr. Cullen. El placer es todo mío" Aseguró complacida, sacudiendo sus pestañas más de la cuenta hacia él y apretando su mano de manera sugestiva.
Zafrina era una exótica morena, alta, de cabello color miel con tonalidades obscuras – enrulado y hasta la cintura. De grandes ojos verdes y porte de modelo de pasarela; era la perfecta mezcla de razas. Por supuesto y como era de esperarse, no desperdició la oportunidad para lanzar sus encantos a Edward: el retrato personificado del hombre perfecto.
Ante la imagen a mi frente, no pude evitar hacer una revisión de mí misma: estatura mediana-baja, ojos pardos, cabello marrón ondulado, tez pálido, contextura delgada y nada voluptuosa; la única palabra que podía encontrar para describirme era normal. No era más que otra chica normal, común y corriente como cualquier otra – sin nada en especial. Edward se toparía con escenarios como estos todos los días: mujeres extravagantes, más que dispuestas a cualquier cosa que él quisiera. ¡Y él no te quiere a ti!... algo en mi interior me lo decía.
"¿Nos sentamos?" Sugirió James, al tiempo que cada quien ocupó el sitio que le correspondía. Una vez sentados, pude ver cómo Edward intercambió fugaces palabras con él -en tono totalmente inaudible para el resto de los presentes-; palabras a las cuales James sólo respondió con un asentimiento de cabeza. Seguido esto, Edward tomó el portafolio que se encontraba sobre la mesa –ningún "con su permiso" o "disculpe", para el caso- y a continuación prosiguió a echarle un vistazo.
Zafrina, vigilando cuidadosamente cada uno de sus movimientos- inició la conversación. "Las primeras imágenes corresponden a las diferentes presentaciones de platos que formarán parte del menú" Dijo refiriéndose a las fotografías que él pasaba ahora. "La idea surgió de manera que usted pudiera tener una idea exacta de qué era exactamente lo que iba a servirse y cómo se haría" Presumió orgullosa, obviamente queriendo hacer alarde público de su trabajo. Su intención: llamar la atención de Edward.
"¿Estas fotos han sido usadas para alguna de las publicaciones que se han sacado?" Destacó, dirigiéndose a Zafrina.
"No precisamente, Sr. Cullen" Empezó. "Como verá, hice la sugerencia de que al menos dos o tres fotos de los principales platos de comida fueran incluidos en el artículo de esta revista, pero…"
"Pero yo inmediatamente la descarté" Completé antes que ella lo hiciera y en respuesta a la observación de Edward, a quien ahora miraba fijamente. "Para nadie es sorpresa que cuando se nos hizo entrega de la carta, la mayoría de las comidas tenían nombres especiales – asignados intencionalmente para generar intriga entre la gente que vaya por primera vez a escuchar de ellos. De sacar las fotografías, se hubiese logrado totalmente lo contrario; de ahí el porqué de mi decisión"
"Bien pensado, Srita. Swan. De no haber sido así, ahorita estaríamos comprando copias de la revista que aún quedaran afuera – intentando disminuir el daño" Resaltó James, intentando crear humor entre los presentes con su exagerado comentario… pero no dio resultado.
Edward no me devolvió la mirada en ningún momento del que hablé; su vista fija en un punto cualquiera – menos en mí. En seguida, pasó su mano sobre su rostro: frotando primero frente y entre ceño con la yema de sus dedos y luego la palma completa por su boca – ocultándola.
"¿Y en el menú?" Inquirió, apuntando una vez más en dirección a Zafrina. No a mí, no a Laurent siquiera, a Zafrina. ¿Es que repentinamente esto se había convertido sólo en una conversación entre los dos? ¿Deberíamos dejarlos solos ahora?
Creo que estás exagerando un poco, Isabella – Dictaminó BSOS en tono recriminatorio; en estos instantes importándome muy poco lo que pudiera pensar.
"Sólo las fotografías de los principales platos de cada categoría y aquellos especiales o de presentación más llamativa. No quisimos sobresaturar el espacio con el que contábamos" Expresó; el movimiento exagerado de pestañas reluciendo nuevamente.
"La última versión fue enviada directamente hacia su correo, no sé si ha podido revisarla. Las impresiones estarían listas y enviadas en cuanto dé su aprobación final" Aclaré con hostilidad, intentado detener los atentados de esta mujer para con él y que atendiera lo que yo decía.
De nuevo, James tomó la palabra "Sí, temprano en la mañana estuvimos chequeándolo. Nuestras felicitaciones para el equipo de diseño: excelente trabajo con el concepto en general"
"De seguro se las haremos llegar" Participó finalmente Laurent, despegándose por primera vez de su celular y con el cual parecía por cualquier motivo estar más entretenido que con la discusión que ahora se estaba llevando. Lauren tampoco mostraba interés mayor, tan solo se limitaba a bostezar y tomar apuntes de vez en cuando.
"¿Tienen el modelo en físico, de casualidad?" Edward se dirigía en una nueva oportunidad a Zafrina.
Y en ese momento entendí perfectamente a lo que estaba jugando.
Mientras que él seguía con su estúpida me-levanté-un-día-con-ganas-de-ignorarte-y-eso-es-precisamente-lo-que-estoy-haciendo actitud, ponía cuan títere a James para contestarme en su lugar, simplemente por el hecho de que él –y sin ninguna razón explicable- No Pretendía Hacerlo.
Toda la situación era ya lo suficientemente frustrante para mí. Si él pretendía continuar con su idiota e infantil comportamiento, yo iba entonces a darle un bocado de su propia medicina, y ya sabía exactamente cómo - y cuándo.
xXx
Viernes, 3:32 pm
Mis presentimientos fueron correctos.
La conducta de Edward permaneció igual –sino peor- para el miércoles pasado cuando, no conforme con haberme quitado el habla por completo, había optado por reducir las acostumbradas reuniones sólo entre Laurent y él – Lauren para toma de notas. El hecho sin duda alguna rayaba ya en lo absurdo.
El jueves simplemente no se presentó en la oficina – ninguna llamada para excusarse o algo por el estilo. En cambio, envió a James en suplencia para abordar el resto de los puntos a finiquitar.
Hoy viernes era el día de cierre; día de la última reunión antes de la esperada apertura de mañana y, sobre todo, día en que iba a conseguir que Cullen notara otra vez y por voluntad propia, que existía. Porque tenía un plan, y pensaba ponerlo en práctica hoy mismo… empezando por mi vestuario.
A diferencia de los tradicionales pantalones de vestir sueltos, camisa cerrada manga larga y zapatos de suela baja que solía usar entre semana para la oficina, mi atuendo del día era cortesía exclusiva de mis dos asistentes favoritas de imagen: Rosalie y Alice. Lucía una falda 2/4, color crema, a la cintura. No lo necesariamente corta como para minifalda, ni a las rodillas para ¾ - sino 2/4, la nueva talla que recién había inventado para describir esta en particular. Por su parte, traía conmigo una camisa blanca manga sisa -una flor de lado como toque decorativo-, y zapatos marrones de tacón alto que hacían juego con el cinturón dispuesto a la altura de mi talle y cartera. Mi pelo recogido en una cola alta - con total intención de mostrar el detalle de mi camisa a botones.
No me reconocía en lo absoluto, vistiendo este disfraz tan diferente a mí; pero era esto o seguir aplaudiéndole a Edward su comportamiento, y ya había tomado la decisión de no hacerlo.
Toqué a la puerta de la oficina de Laurent y seguidamente procedí a abrirla. "Con su permiso, disculpen" Me excusé por la interrupción, al tiempo que entraba y la volvía a cerrarla.
Edward estaba de espaldas, sentado frente al escritorio de Gathegi y bebiendo café por lo que alcancé a oler. Por su posición, se encontraba relajado en su asiento; uno de sus brazos extendido a lo largo del soporte del mueble de la silla y su pierna apoyada en su tobillo sobre la rodilla de la otra. Por supuesto no volteó a verme.
"¿Trajiste los informes, Isabella?" Señaló Laurent en su común tono apático.
"Aquí todos, Señor"
Gathegi hizo un movimiento con la mano en señal que se los llevara, y tras ello caminé hacia su puesto – cuidando cada uno de mis pasos con la esperanza de no caerme y arruinarlo todo por completo. Una vez a su lado y dejado el manojo de carpetas sobre su mesa, el sonido de Edward devolviendo el café y soltando una serie de tosidos acaparó nuestra atención.
Objetivo 1: Dignarse de nuevo a mirarme… ¡Listo!
"¿Algo malo, Cullen?" Indicó Laurent en tono concerniente, registrando a Edward con la mirada en búsqueda de aquello que pudo haberlo alterado.
"Nada. Simple atraganto por el café" Aclaró a modo de explicación y en lo que recobraba la compostura, su vista vagando en cualquier parte menos sobre Gathegi – mucho menos sobre mí. Próximamente, dispuso la taza de café sobre la mesa y enseguida llevó sus dedos hacia la frente, rozándola rítmicamente y a la par que mantenía el codo apoyado sobre la silla. Su cara había abandonado la expresión de rudeza y contrariedad que lo había acompañado en los días anteriores, por una de total inquietud y aprensión. Esto iba a ser interesante.
Haciendo de lado el altercado, Laurent se volvió para tomar las carpetas y empezar a escudriñarlas. "Falta el resumen del departamento de Redacción, Isabella. Necesito los papeles con los comentarios de los medios ante el artículo del Seattle Times"
"El resumen está aquí en la oficina, guardado en el archivador. Anoche vinieron a dejarlo después que tuvo que irse y me tomé el atrevimiento de colocarlo en ese lugar. De inmediato se lo busco"
Di la vuelta al escritorio, hasta la esquina opuesta de la habitación donde se ubicaba el archivador. Edward se mantenía en la misma posición que había adoptado un segundo atrás, inmutable y sin emitir palabra – como adentrado en pensamiento. Por el punto donde me encontraba, ahora era yo quien le daba la espalda a él. Aunque no podía ver su rostro con claridad, podía sentir su vista clavada en mí, pendiente de cualquiera de mis movimientos.
A continuación y de manera completamente deliberada, me agaché hasta el gabinete inferior y en un ángulo donde mostraba mi derriere o parte trasera un poco más de la cuenta. Avisté en seguida la carpeta que estaba buscando, pero me tomé mi tiempo para finalmente tomarla.
¡Oh, sí que dio resultado!
Edward se revolvió sin parar de su asiento. No una, ni dos, ni tres - sino repetidas veces. Parecía no poder hallar la posición más adecuada, pero en el fondo yo sabía la verdadera razón tras ese estado.
Objetivo 2: Alterarlo de alguna forma… ¡Listo!
Haciendo mi mayor esfuerzo por contener la risa que me provocaba el tan solo verlo, caminé de regreso hacia el lado de Laurent y le entregué el documento. "En la segunda pestaña están los papeles que me pidió, cada uno ordenado por fecha de publicación y nombre del autor" Me incliné para enseñarle con mayor claridad y de forma tal que mi blusa se movió hacia delante, dejando entrever un poco más de carne de la que normalmente hacía.
"Permíteme una de las carpetas" Solicitó Edward con voz seca, al unísono que se aproximó hacia el escritorio para agarrar una de las carpetas dispuestas sobre él. Seguidamente las sostuvo entre sus manos y posicionó frente a su cara en el intento de bloquear su vista con ella y simulando estar prestando atención a cualquier cosa que pretendía estar leyendo.
Laurent lo veía ahora con ojos de sospecha, como diciendo a-este-hombre-se-le-tiene-que-haber-zafado-algo-de-la-cabeza; pero no emitió comentario al respecto en esta ocasión sino que sólo se limitó a sacudir su cabeza y a adentrarse por fin en lo que iban a tratar. "Comencemos entonces, Cullen. ¿Qué te gustaría revisar primero?"
En ese momento, sonó mi celular.
"Disculpen" Dije, en lo que me apartaba para contestar la llamada. ¡Alice!
"Bells, ¿cómo ha salido todo?"
A pesar de mi corto campo de vista, pude observar cómo Edward tenía el ceño fruncido y sus ojos entrecerrados – como si estuviese enojado o algo por igual. Gathegi seguía hablándole, pero él parecía estar más al pendiente de lo que yo pudiera estar diciendo que del propio Laurent.
Objetivo 3: Saberlo intrigado por lo que hacía… ¡Listo!
"Mejor de lo que pensaba" Le murmuré con honestidad y de manera que sólo ella pudiera oírme.
"¡Genial!, ¿estás todavía con él?" Alice preguntó animada y con su típica voz chillona de complicidad.
"En pleno inicio de la reunión" Respondí de manera cortada, pero sólo porque no quería dejar escapar nada.
"Está bien, entiendo. Pero debes contarme todos los detalles esta noche cuando llegues, ¿de acuerdo?"
"Seguro. Hasta la noche entonces" Aumenté un poco mi voz para decir esas últimas palabras.
"Lo estás haciendo a propósito, ¿no es cierto?"
Volteé de nuevo la mirada y brevemente pude contemplar a Edward sacudiendo frenéticamente una de sus piernas. "Puedes apostarlo" Afirmé
"¡Oh, no! Creo que he creado a un monstruo" Ambas dejamos escapar una risotada. La mía mucho más contenida, por supuesto. "Hasta entonces, Bells. Te quiero"
"Y yo a ti. Nos vemos" Culminé la conversación.
Inmediatamente alguien tocó a la puerta y jaló de su manilla. "Disculpe, Señor. Tiene una llamada en espera en la línea 2 - su esposa, y afuera aguarda el Sr. Demetri Volturi de la KSTW" Asomó Lauren, quien ahora esperaba por la siguiente indicación de parte de Gathegi.
"Dile que en un momento estoy con él" Apuntó.
"Yo puedo atender al Sr. Volturi mientras usted toma la llamada y termina con el Sr. Cullen" Sugerí voluntariamente a Laurent, viendo el escenario como una oportunidad de seguir con lo planeado. Edward sabía quién Demetri Volturi era.
"Bien. Quedamos así entonces" Hizo un gesto a Lauren en señal que podía retirarse. "Si me permites, Edward. ¿Cariño?" Se excusó, en lo que alzó la manilla y atendió.
Aprovechando que Laurent se encontraba ahora ocupado –su asiento volteado en otra dirección- , Edward se puso de pie, se dirigió hasta mi lugar y detuvo justo a mi lado – hombro con hombro; su mirada firme hacia el frente. "Sé exactamente qué estás haciendo, Isabella" Pronunció sin más - su voz rígida y prácticamente inaudible.
"Entonces sabrás que tengo que atender a un cliente, en estos momentos. Si me disculpa"
"¿Realmente quieres hacer esto, Isabella?" Se giró inesperadamente y sostuvo uno de mis brazos con la palma de su mano – aunque no con dureza. Alcancé nerviosa a ver a Laurent, quien seguía entretenido en su conversación. Por primera vez desde la noche del lunes pasado, su mirada se encontraba finalmente con la mía, permitiéndome contemplar una vez más sus hermosos ojos verdes – unos que en esta ocasión se mostraban totalmente dilatados a causa de la rabia. "¿Tienes alguna idea en lo que te estás metiendo"
Tuve que tragar saliva.
"No…" Contesté con esfuerzo, armándome de valor para lo siguiente que tenía que decir. "…, y para serte sincera tampoco me importa averiguarlo. Ahora puedes continuar con el circo que has armado y seguir pretendiendo que no existo. Creo que hasta ya me estoy acostumbrando"
Y con eso, me zafé de su lazo y con paso firme caminé rumbo a la puerta. Lejos de todo este absurdo juego del gato y el ratón que estábamos llevando. Lejos de él.
xXx
"Realmente no entiendo a este hombre, Bella. Si no es que un día decide comportarse como si nada pasara entre ustedes, el otro actúa de manera dominante y te cela con cualquier hombre con el que tengas que trabajar. ¿No has pensado la posibilidad que tenga algún problema mental?"
"¡Oh créeme, Rose!, he sinceramente llegado a considerar esa idea." Multipersonalidad
Rose, Alice y yo platicábamos relajadamente en la sala; ellas dándome sus impresiones sobre mi particular día de hoy. Después del problema de la vez anterior, he intentado ser más abierta con ellas y a decir verdad me sentía cómoda contándoles mis cosas. En realidad necesitaba a alguien que pudiera aconsejarme.
"¿Y dices que se irritó ante el simple hecho de haber contestado una llamada?" Intervino Al.
"Sí" Respondí sin más.
"Ese hombre es un demente" Concluyó Rose, en lo que terminaba su pedicure de color azul eléctrico.
"Mas bien creo que es uno de esos que no puede soportar verte con ninguna otra persona –de sexo masculino- que no sea él" Ultimó, Alice.
"Entonces, ¿por qué en vez de actuar como un adulto y hablar claro con ella, no se le ocurre otra mejor idea que optar por la estúpida Ley del Hielo?" Apuntó Rose de manera irritada.
"No lo sé, Rose. Lo poco que he oído hablar de este sujeto ha sido por boca de Bella y créeme que no ha sido mucho. Con decirte que ni siquiera su nombre ha dicho" Volteé mis ojos en frustración, ignorando el comentario acusatorio de Alice. "Pero lo que sí sé es que ése es precisamente el punto por el que tienes que atacarlo, Bella. Él no puede aspirar seguir con esos constantes cambios de humor contigo y pretender que tú tengas a la fuerza que aguantarlos. Dale una lección y enséñale que puedes hablar o estar con quien tú quieras y que él no es quién para intervenir en eso. No sé, tal vez deberías salir más seguido e invitar…"
De manera repentina una idea me vino a la mente.
"¿Invitar?"
"Sí, invitar. Quizás podamos organizar algo con Mike y… - ¡Ey Bella!, espera. ¿A dónde vas?" Me levanté del sillón y salí precipitadamente hacia mi cuarto, dejando a Alice con la palabra en la boca. ¡Eso era!, ¿cómo no se me había ocurrido antes?
Tomé mi celular de la cartera y marqué el número inmediatamente. Al primer repique atendió. "¿Aló?"
"Demetri, ¡hola! Es Isabella Swan, de Botherton Strategies"
"¡Oh Bella!, claro. ¿Cómo estás?, qué sorpresa tu llamada"
"Bien, gracias. Me preguntaba si de casualidad tenías planes para este sábado en la noche"
XxX
N/A: Ujum... Bella- Demetri - Edward, los tres en la noche de la inauguración del restaurante. ¿Qué cosa posible podría salir mal?
Hasta la próxima actualización. Recuerden presionar abajo en REVIEW, por favor. Gracias :) la Gerencia de LuCrepúsculo.
