MIENTRAS TU NO ESTABAS
Introducción
Luego de haber vencido a Lucifer, el destino de los hermanos Winchester se transformó en algo bastante incierto. El mayor, Dean Winchester, hombre duro y eximio cazador pero a la vez tierno y sobre protector hermano mayor de Sam, se vio obligado a permitir que su hermano, su única familia, la luz de sus ojos, se entregase a Lucifer para así poder arrastrarlo de regreso al Infierno, de donde nunca debería haber salido. Atado a una promesa que le hiciera al pequeño, Dean debió irse a vivir con Lisa Brady y su hijo Ben, que lo recibieron con los brazos abiertos, pese al tiempo transcurrido. Allí, fiel a lo prometido intentó durante meses adaptarse a la vida color de rosa que su hermano había deseado para él, mientras resistía con todas sus fuerzas el deseo irrefrenable de tratar de recuperar a su hermano a como diera lugar, sin importar las consecuencias que eso pudiera acarrearles a ellos y al mundo. Pero no lo hizo. Se mantuvo firme en su promesa. Trató de ahogar el dolor que sentía de muchas maneras, sin lograrlo del todo, aunque el tiempo hizo que se le hiciera al menos más llevadero.
Sin embargo, la vida cotidiana no se le hacía nada fácil al joven cazador. Aún cosas tan simples como ir de compras al supermercado le significaban un esfuerzo enorme, se debatía entre cientos de matices y detalles de la "vida normal" a los que no estaba acostumbrado. Además, estaba el hecho de que luego de varios meses, la rutina había comenzado a hacer mella en él. Los primeros meses habían vivido un período que podía ser definido como de "luna de miel" como familia, pero transcurrido el mismo, Dean había comenzado a sentirse aplastado por el peso de las obligaciones que ahora tenía y asfixiado lenta y dolorosamente por la rutina. Extrañaba la caza. Y extrañaba la vida nómada que había llevado durante veintiocho años. Y por supuesto, le faltaba lo más importante: su hermano. Sin él, no estaba completo. Y no lograba ser feliz.
Sam Winchester recordaba cómo habían sido los últimos segundos de lucha antes de caer al pozo con Lucifer dentro suyo. Recordaba haberse sentido muy débil, adormilado, impedido de reaccionar hasta que el brillo del sol en la carrocería del Impala lo había despertado y había visto horrorizado a su hermano más muerto que vivo, agonizando entre sus propias manos y fue allí cuando sintió que no podía dejarse vencer por el Mal. Sintió que se lo debía a su hermano que se había entregado a Lucifer con tal de estar cerca de él. Con tal de hacerlo reaccionar. Recordó todos los años que habían pasado juntos, luchando contra el mal, los años que habían vivido y sobrevivido juntos, sin nadie más que ellos mismos, teniéndose el uno al otro. Recordó a Dean enseñándole a caminar, a hablar, a leer, acompañándolo a la escuela, cuidándolo cuando enfermaba, sufriendo cuando decidió irse a la Universidad, y entonces, con sus últimas fuerzas, se arrojó al abismo llevándose consigo a Miguel.
Eso fue antes de caer dentro del pozo. Luego, todo se transformó. Un paisaje surrealista lo envolvió y el tiempo comenzó a transcurrir de otro modo. Lentamente. Muy lentamente. Recordó entonces lo que su hermano le había contado acerca del Infierno y supo que podían haber pasado días, semanas, incluso meses. De pronto, algo cambió. Lo envolvió la más negra oscuridad. Luego, la nada. Cuando despertó estaba en mismo cementerio de Kansas en donde había ocurrido todo pero no había ni rastro del Impala ni de su hermano Dean. Todo estaba en calma. Se sintió completamente solo. Pero también se sentía extrañamente poderoso y no tardó en comprender el motivo: la cantidad tremendamente exagerada de sangre demoníaca que había tenido que beber para soportar a Lucifer aún actuaba en su organismo. Lo primero que hizo fue dirigirse a casa de Bobby Singer. Supuso que su hermano estaría allí. Pero al llegar descubrió que no había nadie en casa. Momentos después supo por un vecino chismoso, que Bobby se había ido de caza y que unos días antes de su partida un joven rubio en un automóvil negro había pasado por allí. Así fue como Sam supo que Dean había ido a casa de Lisa. Cuando llegó allí, su primer impulso fue correr hacia la pequeña casa, golpear la puerta y abrazarse a su hermano. Pero se contuvo y observó la escena de lejos, y se felicitó por hacerlo así, ya que al acercarse a la columna del alumbrado público hizo chisporrotear el foco a causa de su excesivo poder y eso hubiera ocasionado la desconfianza de su hermano al instante. Era prudente esperar. Ya llegaría el momento de presentarse ante Dean. Primero debía decidir qué hacer con su vida ahora y qué rumbo iba a tomar. Por otra parte, observó que Dean no parecía feliz pero al menos parecía estar sobrellevándolo bastante bien. Y fue así que decidió no hacerse ver. Iba a darle a su hermano la oportunidad de ser feliz o al menos de que lo intentara y tuviera la vida que siempre había soñado.
