HOLA! mucho tiempo sin actualizar. pero he aquí el prologo. Debo de agradecer todos quienes se dieron un tiempo de leer esta historia (es mi historia especial ;D)

muchas gracias por la paciencia y tambien les dire que me inspiro siempre de alguna cancion, asi que le dejare un "playback"

aun falta el omake renrukia, asi que esten atentos.


Ichigo:

(Playback: More than words- Extreme/ Yellow- Coldplay/ Wonderwall- Oasis)

Ulquiorra:

(Play back: Creep- Radiohead/ Colorblind-Counting Crows/Flightless Bird, American Mouth- iron & wine)

Orihime:

(Playbrack: Kiss me/ Angel- Sarah McLachlan )

PROLOGO

Orihime e Ichigo se alejaron viendo la mansión arder, ella con un sentimiento de angustia en su ser por aquel hombre que la había protegido. Ichigo feliz de tenerla a su lado, aunque preocupado de que ella hubiera cambiado sus sentimientos. Pero cuando ella le miro entendió que ella siempre le amaría. Ya no habían dudas, ni tiempo que perder, habían encontrado al fin el momento para amarse.

El hermano de Ulquiorra dio instrucciones a Orihime de ocultarse hasta que los yakuza que habrían de tomar sus nuevos puestos, se convencieran de que ella estaba muerta, al menos la Orihime que ellos creían.

Ella entendió y decidió esconderse un tiempo en casa de Tatsuki. Ichigo se encargo de enamorarla día a día, hasta que al fin pudo casarse con ella, en una discreta boda pero muy hermosa, rodados de quienes les amaban.

En plena celebración en casa de Ichigo, llego un paquete para la radiante Orihime, Ichigo le miró cuando Orihime leyó una tarjeta que traía el paquete. Nadie más que Ichigo se había dado cuenta de que algo pasaba con ella.

Orihime le mostro la tarjera y lo que decía:

"Para que tengas una vida feliz…siempre ha sido tuyo

U.S."

Eran las escrituras de la casa de su padre, aquella donde había nacido su hermano, las llaves de ella y una cuenta corriente con muchísimos ceros. Ichigo miro a Orihime que estaba algo pálida y luego rió.

La tomo de la mano y le dijo

-¿crees que nos visite algún dia?-

-no lo creo- dijo ella riendo-no es de esos-

Siguieron la celebración y luego se fueron de luna de miel, aunque cambiaron un poco los planes. Ichigo siguió las instrucciones y fueron a la casa que ahora le pertenecía.

Al llegar no había nadie, recorrieron la casa pero no había nadie. Era una noche de luna llena, la casa no tenia electricidad y ambos salieron para mirar el cielo estrellado.

-nunca…había visto el cielo asi-dijo Orihime

-yo tampoco-

La invito a sentarse en el césped y la abrazo, luego beso su cuello, sus hombros y poco a poco prosiguió. Ella tembló un poco, Ichigo sonrió por eso, era una buena señal.

Recordó algo que había pasado por alto, aun no le revelaba a ella sobre su "castidad".

-¿tú nunca has…?-comenzó a preguntar Ichigo nervioso

-no, claro que no- contesto ella muy nerviosa- y luego pregunto-¿y tu?

Ichigo la miro y agachó la mirada.

-ya veo- dijo ella, y suavemente levantó el rostro de Ichigo- eso no me importa- y le sonrió

-tengo que decirte con quien- Orihime iba a protestar, pero decidió escucharlo, notó que Ichigo no quería guardar secretos. Así que asintió- con Rukia- soltó él

Ella se sorprendió un poco, pero no tanto, de hecho, mas de alguna vez se lo había imaginado.

-fue solo una vez, pero mientras lo hacía…pensaba en ti. Le hice daño a Rukia…soy un patán-

-eso no importa ya- dijo Orihime dándole un dulce beso

-¿no te importa tener a un patán como marido?-

-no, mientras seas MI patán-

-lo soy-

Y se besaron alegres, ya no había nada oculto, ambos se habían dicho todo. Ichigo tomo a Orihime de la mano y la llevo la habitación más grande de la casa. Había esperado tanto para poder amarla con todo lo que le era permitido, que no perdería un segundo más.

Sentir como ella se aferraba a el sin barreras, sin reserva, él tener a disposición su piel y su amor para disfrutarlo, su calidez y su blanca piel que reflejaba la luz de la luna era la mejor noche de su vida.

Ulquiorra:

"Existencias inútiles y vacías. Caos y contradicciones. Y en medio…estás tú."

Mis padres eran lo que podría llamarse "buenas personas". Trabajaban para la familia Yakuza más poderosa de Japón, los Inoue.

Ellos siempre habían demostrado su lealtad, llegando a ganarse la confianza de la familia Inoue. Mis padres hacían muy bien su trabajo, y cumplían a cabalidad con todo lo que se les ordenaba sin replicar.

De pequeño me preguntaba por qué. Y un día, aun siendo de 10 años, encontré la respuesta. Me entere que tenía un hermano muy lejos. Un hermano que yo no conocía. Escuche cuando mis padres hablaban de ello. Era un hijo que ellos habían decidido a enviar lejos, porque pensaron que estaría a salvo. Escuché que le habían cambiado el nombre y lo habían enviado con otra familia.

No sabía por qué mis padres habían hecho algo asi, y entonces, cuando cumplí 14 decidí investigar. Mis padres no eran ricos, solo lo eran desde hace muy poco, siempre pensé que había sido gracias a Inoue Shotaro, pero me equivocaba, había sido gracias a su esposa Inoue Keiko. Ella y su esposo sólo tenían un hijo, Inoue Hideki, que era el vivo retrato de su padre, pero había sacado los ojos grises de su madre.

Keiko conoció a mis padres cuando detectaron su enfermedad, muchos años antes de que yo naciera. Ellos vivían en un barrio marginal y dentro de una gran pobreza. Mi madre había salido a comprar un poco de pan y se encontró con la elegante Keiko, que se había escapado del hospital llorando, al enterarse de su enfermedad.

Mi madre la había encontrado vagando, repitiendo solo palabras sin sentido. Ella la cuidó y se la llevó. Despertó al otro día diciendo que no quería regresar, pero mis padres le animaron diciéndole que regresara. Pero ella les contó sobre su enfermedad y que no quería regresar por causa de su esposo. Les contó que éste había cambiado mucho con los años, y con el poder de las mafias, que se había corrompido, no quedando nada de aquel hombre del cual ella se había enamorado. Les habló de su hijo, Hideki, de 3 años apenas, a quien ella amaba y a quien no podía dejar en este mundo, porque temía en lo que pudiera hacerle su padre, para convertirlo en algo que el pequeño por naturaleza no sería jamás.

Mis padres, aunque conmovidos, le pidieron que regresara, convenciéndole de que su hijo dependía aun de ella, y también que no importara su enfermedad, que ella debiera asegurarse de que ese pequeño se convirtiera en un hombre de bien.

Ella se dejó convencer, así que decidió regresar. Pero les prometió algo a mis padres, que ese gesto tan amable, de recibirle, cuidarle y aconsejarle en ese momento tan delicado para ella, les sería recompensado, y luego se fue.

Mis padres, desconcertaron, decidieron dejar el asunto allí y seguir con sus vidas. Pero un día unos hombres fueron a buscarlos a las mismas puertas de su casa, y los llevaron ante Shotaro.

Keiko le había hablado de ellos, y el decidió recompensarles dándole un trabajo estable a mi padre como guardaespaldas. Mi padre, movido por la necesidad, acepto.

Comenzaron a tener un buen pasar, podían ver la señora Keiko todos los días, y ésta les estimaba mucho. Nadie sabía cómo había hecho ella para que Shotaro decidiera contratar a mis padres, quizá el duro Shotaro seguía enamorado de su esposa, y estaba muy agradecido del par de extraños que le cuidaron y le convencieron de regresar, quien sabe.

El hecho era que mis padres surgieron en sólo unos años. Con el buen dinero que ganaba mi padre sacó sus estudios en ingeniería comercial, y logró comprar algunas acciones y surgir poco a poco, hasta hacerse de un gran capital y un buen nombre; ya no solo era el chofer, había escalado hasta ser un accionista más. Pero mi padre desconocía el submundo que envolvía a Shotaro, hasta ese entonces, así que cuando se vio con la posibilidad de alejarse de tan peligroso hombre, se acercó a el para decirle que nunca volvería a trabajar para él, pero Shotaro, al ver en el un posible delator le amenazó, le dijo que le cerraría todas las puertas, peor mi padre no temía de aquello, porque tenía la entereza, la capacidad y la inteligencia para enfrentar la adversidad, peor cuando Shotaro vio que no amedrentaba a mi padre, le amenazó con matar a mi madre. Lamentablemente para mi padre, Shotaro era perfectamente capaz, y no solo eso, había mandado a seguir y vigilar a mis padres, enterándose del embarazo del primer hijo de mis padres.

Mi padre no pudo dejarle, y siguió trabajando para él, sabiendo que la vida de mi madre y mi hermano estaba en peligro. Pero de cierta forma confiaba en la protección de Keiko, ella era una gran amiga para su esposa. Pero ese consuelo pronto le sería quitado. Keiko fallecería pocos meses después de que mi padre fuera amenazado, un mes antes de que mi hermano naciera. Keiko le hizo prometer a mi madre que ella cuidaría de Hideki, de 12 años en ese entonces. Mi madre prometió, que cuidaría de él y de cualquier asunto que tuviera que ver con Hideki, de ojos y alma tan parecidos a su querida amiga Keiko.

Así, Inoue Keiko dejó este mundo con una sonrisa de paz. Mi padre aprovecho la tristeza de Shotaro por la muerte de su esposa, para enviar a mi madre lejos, estaba a punto de dar a luz, y no quería que su hijo naciera dentro de este mundo de yakuzas. Mi madre dio a luz un varón, que apenas nació, fue enviado lejos, casi de contrabando, mi padre aprovecho que era de ascendencia española para salvarlo de esta realidad, dejando a mi madre en una depresión y a mi padre con un vacío, mintiéndole a Shotaro cuando le reportaron que su hijo había fallecido en el parto y que esa era el motivo de la depresión de mi madre.

Shotaro les creyó por un tiempo, y entonces cuando el matrimonio de Hideki salió a la luz, vino a despedirse de mi madre, diciéndole que se iría lejos con su esposa, mi madre se alegró, porque el deseo de su amiga Keiko era realidad, Hideki no era como su padre, éste dejo la mansión junto a su bella esposa, comunicándose en secreto con mi madre.

Mi padre temía a Shotaro y su venganza implacable si se enteraba de las cartas secretas entre Hideki y mi madre, quien por su lado ya no tenía nada que temer, su hijo estaba lejos y su amiga muerta, el hijo que le prometió proteger estaba casado y muy lejos, así que le rogaba a mi padre que se fueran, que desaparecieran, que prefería ser pobre de nuevo que seguir junto a Shotaro. Peor mi padre le amaba demasiado, y solo de pensar que Shotaro podría mandarle a matar le dolía en lo más profundo, así que no se atrevía a dejar a Shotaro.

Pasaron unos años y mi madre volvió a concebir, nací yo. Para mi infortunio, Shotaro vigiló a mi madre hasta darme a luz, y ser un motivo más para someter a mi padre a sus deseos. Yo nacería dentro de este siniestro y frio mundo de mafias y asesinos.

Mi madre se enteró de la casual y trágica muerte de Hideki, y de que había dejado a 2 pequeños hijos, mi madre estaba destrozada, quería a Hideki como a un hijo. Así que buscaría a sus pequeños y les protegería, así como también lo había prometido.

Pasaron bastantes años buscándolos, pero no los encontraron, y yo crecí siendo entrenado, pero siempre mi padre estaba ahí para aconsejarme. Hasta que ocurrió lo peor.

Después de mi investigación, yo con 12 años ya era un experto en armas, mi padre no me impedía entrenar, pensando que algún día me tendría que valer de esas habilidades para cambiar mi destino. Y sí que tenía razón.

Shotaro estaba encantado conmigo, dentro de sus hombres, yo era un prodigio. Calculador, rápido, inteligente, observador y letal, eran solo unos de los muchos halagos que él me hacía.

Y un día, mientras dormía, algunos hombres muy bien armados, entraron a nuestra casa, yo me desperté al escuchar el ruido pero no reaccione lo suficientemente rápido como para zafar de ellos, me llevaron con mis padres, y frente a mí, les decapitaron con una katana.

Luego me golpearon entre todos, pero no me asesinaron. Y mientras lo hacían, me prometía que quien había hecho tal cosa, me las pagaría. Mi padre había sido un buen hombre, y no merecía morir así, y de cierta forma, yo también fui asesinado, porque yo solía ser un buen chico, que quería ser el orgullo de su padre, pero en ese momento, tome todo lo que había en mi alrededor, asesinos, mentirosos, mafiosos y despiadados y lo tomé para mi, para vengarme y deshacerme de todo cuanto me estorbara.

Los hombres de Shotaro me encontraron moribundo y me llevaron a una clínica, donde me rehabilite de mis huesos rotos, y donde Shotaro me visitó, insinuando que debía vengarme y que el siempre me protegería.

Le creí.

Pero con el tiempo descubrí que él había mandado a matar a mis padres, después de enterarse que le había ocultado un hijo, y que por mucho habían tenido contacto con Hideki. Peor yo era leal a él. Había cambiado demasiado para cuando la verdad llegó a mí. Y entonces, un nuevo señor apareció.

Sousuke Aizen, era el nuevo, pero sin duda el mejor hombre de Shotaro, mejor que yo en varios aspectos, lo reconocía. Pero mi mente estaba demasiado ocupada tratando de ingeniar un plan para vengarme de Shotaro como para preocuparme de él.

Shotaro envió a Sousuke a una misión especial, que no termino de decirme muchos años antes de que yo supiera de la existencia de Sousuke, cuando le conocí, supe que había estado en la cárcel, y que había salido después de un tiempo. Shotaro le reclama haber estado fuera durante muchos años, casi 17, desde que lo había enviado en una búsqueda. Yo tenía 19 cuando conocí a Aizen, quien se veía demasiado sonriente.

Pasaron los meses y fue el mismo Aizen quien asesino a Shotaro. No me gusto eso, yo quería acabarlo. Aizen tomo el control de todo, y yo, de cierta manera agradecido, me puso a su leal servicio. Me gane su confianza, me contaba todos sus planes, y me envió por una chica.

Me disgusto saber que era algo tan insignificante como buscar una mujer, yo no era un celestino ni nada. Pero acepte, yo sabía que esta mujer era muy importante, podía ver en él una fascinación por ella cuando me hablada de ella. Me sorprendió eso, porque el siempre se veía estoico, pero al hablar de ella se notaba que era su debilidad. Me dijo donde estaba y como se llamaba, porqué era importante.

Se trataba de Inoue Orihime, 17 años, heredera de Shotaro, la real dueña de todo. Así que ella más que el objeto de fijación sexual de Aizen. Me encomendó traerla, pero primero debía encargarme de un supuesto novio. Que estupidez, pensé en ese momento, esos no eran trabajos para mí.

Aizen me pidió proceder de un modo lento, le gustaba la expectativa de ver sufrir a esa muchacha, para que fuera sumisa ante el, para doblegar su alma y su corazón. Sádico.

Pero antes de partir, llego a mi una inesperada información. El había sido quien dio la información a Shotaro acerca de mis padres, e incluso, fue él quien les decapito aquella noche. Aizen había encontrado a la familia de Hideki, se había casado con su esposa y quería quedarse con todo.

Y entonces, Aizen se volvió mi objetivo.

Utilizaría a la muchacha, su debilidad, y le haría pagar. No era exactamente un sentimiento vengativo, sino de asco, y de justicia lo que me motivaba.

Mis instrucciones eran fingir ser un estudiante, vigilarla, deshacerme de su noviecito y traerla delante de Aizen.

Prepare todo para utilizar a aquella muchacha. Vi unas fotos que me habían facilitado para reconocerla, no eran claras, pero yo la reconocería.

Recuerdo la primera vez que la vi, nunca había visto una mirada tan sincera como la de esa muchacha. Era tan distinta a las miradas y a los ojos de todos los que yo había visto, ella era algo fuera de lo usual, algo que no había encontrado en nadie en mi vida, y ciertamente, que no volvería a encontrar.

Recuerdo como la vigilaba, como la observaba moverse, como ella sonreía, era como agua que fluye, que refresca, exquisita y suave, parecía que el aire a su alrededor eran como caricias a su piel de seda, ella brillaba entre los demás.

Y entre más cruel quería ser con ella, mas me fascinaba la fuerza de su corazón, tan potente, tan decidido a amar…tan contraria a mí.

Yo no tenía corazón, eso era inconcebible para mí, pero ella era la viva evidencia de que yo me equivocaba, pero yo no podía aceptar eso.

Ella miraba aquel estúpido y brillaba, en cambio, estaba a mi lado y se volvía melancólica y gris. Eso me incomodaba. Yo era solo un enviado del hombre de sus pesadillas.

Sin saber cómo, ella termino siendo para mí, o eso creía yo. Ella tuvo que separarse de ese chico, por el bien de ella y de ese muchacho, que debió morir, pero éste no lo hizo.

Mientras más tiempo la observaba, más me cautivaba. Pero sabía que no olvidaba a su novio.

Ella llegó a sentir algo por mi… pero no era amor.

Hubo un momento en que todo mi objetivo era ella, consolarla y que se quedara a mi lado. Pero entonces, me mire en el espejo y me di cuenta de que yo nunca sería lo que ella necesitaba, porque ella necesitaba a el pelo naranja ese, siempre le necesitaría. La Orihime que tenia a mi lado, aunque elegante, era solo una sombra de la mujer que me cautivo. No podía soportarlo. Y peor aún, me di cuenta de que yo era un asesino, y que ni siquiera ella me haría cambiar, yo me había trazado un camino, y si ella se quedaba a mi lado tendría que sufrir las consecuencias de esa decisión mía.

Ella no era para esta vida de gánster, de yakuza, de asesinos. Pero yo sí. Nunca fui ambicioso, pero ciertamente el poder deshacerme de todo cuanto yo despreciaba era mi objetivo, pero de paso, yo me convertiría en lo que despreciaba.

Era lo suficientemente cínico para hacerlo, pero no era lo suficientemente egoísta para amarrar a un ángel lleno de amor a esta vida llena de inmundicia.

La imagen que siempre guardaría de ella seria cuando nos "casamos", porque todo fue una farsa, yo puse un juez falso. La sensación que recordaría sería la de sus labios que nunca me besaron ni con pasión ni con amor, pero si con ternura y con amistad.

De lejos la observo, como se mueve suave y sonriente, después de tantos años, su imagen aun me inspira, aun me conmueve su brillo…ese brillo que tiene gracias a él, a aquel que la lleva de la mano, aquel que es padre de sus hijos. ¿Cómo una mujer así pudo nacer en este mundo corrupto? Todo cuanto nos rodea es corrupto, todo es vicio, dinero, violencia, avaricia, mentira, sexo. Eran los instintos más bajos del ser humano, sexo, aquí, sexo allá; sociedad retorcida y pervertida tan llena de porquerías y de pornografía. Asqueroso. Pero ella…ella brilla…ella sonríe siempre…extiende las alas de su corazón con tal libertad

¿Ya te he perdido, verdad?

La veo a lo lejos y medito en el sentimiento que inunda mi ser al ver su radiante rostro. Ella tiene el poder de convertir todo a su alrededor en algo hermoso, pero yo no soy el caso. Cuando termino de analizar lo que siento, me doy cuenta de que ella es mía, pero también es de Ichigo, y no es de nadie; la he encontrado y la he perdido, pero nunca la tuve; le grito con el corazón y me callo la boca; roso con mis dedos la suave piel de su mano, y a la vez jamás me acerco a tocarla.

La amo.

Antes de conocerla yo era ciego, no distinguía colores, pero después de conocerla, debía reconocer que tenía mucho que agradecerle, y era consciente de que jamás me acercaría a ella en lo que queda de vida, y de que ella viviría en mi mente por la eternidad, porque ella me había dado más que nadie, me enseño a vivir, se metió en mi interior y no saldría nunca; mi mejor manera de hacerlo era dejándola ir, pero por lo menos ahora yo podía creer…en un sentimiento…en algo que mis ojos no perciben…

en un angel


He aqui el final de la historia, mas que un felices para siempre, quise dar a conocer el lado no tan feliz dela historia al final, porque donde hay tres, siempre hay uno que pierde u.u no quería un final tan cliché por eso la referencia a ulqui-ulqui

este es mi "no todos vivieron felices para siempre" y mi "no todo es color de rosa"

como dije, aun falta el omake asi que lo terminare lo antes posible para empezar una nueva y quiza mi ultima historia Ichihime. ya que retirare de mi vida de escritora u.u

besotes y muchas gracias