Capítulo 26

Tenía que ser perfecta para ella.

Cuando vio la casa, Severus supo que a ella le encantaría por el techo de tejas a dos aguas y sus simples paredes blancas. La cerca que la rodeaba era idílica y el jardín era lo suficientemente amplio para poner un huerto tradicional de Pociones, para poder rebajar un poco los costos de las pociones de sus investigaciones. También había lugar para seguir expandiendo la casa, para construir un cuarto extra, con hermosos ventanales, que harían una perfecta habitación para bebés. Eso si Hermione quería tener bebés. Con él.

Severus no se oponía a la idea de comenzar una familia, pero todo lo que él quería, era a ella, y debido a eso, la casa debía ser perfecta para cuando ella llegara. Tenía casi cuatro meses para prepararla.

Si, la casa era encantadora con sus rústicas paredes y numerosas ventanas, pero había estado desocupada por una gran cantidad de años y necesitaba una gran cantidad de trabajo.

Los pisos de madera debían ser lustrados y reparados. Severus no quería que los pequeños pies de su hermosa amante se llenaran de astillas cuando fuera a la cocina por su café de la mañana. Las paredes interiores necesitaban pintura y él quería que Hermione estuviera rodeada de colores brillantes y alegres. La construcción exterior estaba en relativa buena forma, pero el interior requería ser expandido para que pudieran montar un laboratorio de Pociones. El laboratorio de ellos. A Severus le gustaba esa idea.

Canturreando, el Maestro de Pociones, limpió la construcción. Lentamente, la suciedad y el polvo que cubrían las paredes, comenzaron a disiparse. Repitió el hechizo varias veces sobre cada superficie de la construcción, y para cuando terminó, al cabo de varias horas, estaba cubierto de sudor y se sentía vació mágicamente, por el hecho de haber repetido una y otra vez los mismos hechizos de limpieza. Sonriendo, se preguntó si así era como Molly Weasley había ganado tanta resistencia, demostrada en el campo de batalla. La mujer había sido toda una sorpresa durante la batalla final. Aunque sus hechizos no eran tan fuertes como los de otros combatientes, ella seguía cargándose víctimas cuando los otros miembros de la Orden ya se tambaleaban por el cansancio. Severus no llegó a ver eso, ya que había sido dejado inconsciente por la maldición Cruciatus, pero había escuchado el rumor de la regordeta y formidable mujer que se había puesto las manos en la cintura cuando todo había terminado, y había preguntado quien iba a limpiar semejante desorden y que seguro, ella no iba a ser ese alguien. Severus esperaba que el rumor fuera cierto. Arthur y Molly siempre lo habían tratado con respeto y dulzura. Ellos eran tan reales.

Se dirigió a la cocina y se hizo un sándwich de jamón, para poder dejar que sus cansados músculos se relajen. En la silenciosa habitación, Severus se comió su solitario refrigerio y se sintió acosado por el silencio. Se movió con incomodidad en su silla, una vapuleada reliquia que había conocido mejores días. Cuando la encontró en el ático de la casa, cubierta de polvo y telas de arañas, el Maestro de Pociones había sentido una especie de solidaridad con el abandonado objeto y decidió ofrecerle una segunda oportunidad como la que Hermione le había dado a él. La limpio y arreglo con varios reparos. Después que Severus terminó. La silla brillaba y se veía como si valiera la pena, y el hombre había sentido una repentina e inexplicable oleada de esperanza. Tal vez, al final, él también valía la pena para ella.

Esa era una estúpida metáfora, en realidad.

La silla era tremendamente incómoda y hacía que le doliera el trasero a los pocos segundo de haberse sentado. Había elegido un color pardo rojizo para poner a la condenada silla a tono con el espíritu de envolver a su amante en colores brillantes. Cuando se dio cuenta de lo horrible que era, le lanzó varios hechizos para cambiar el color de la tela y darle un color más bonito, pero parecía que la silla estaba determinada a verse horrible.

Estúpidas metáforas.

La extrañaba.

La extrañaba tanto, que le dolía. El no era una maldita pieza de mobiliario olvidado. Era un hombre enamorado que extrañaba a su compañera. Una vez que dejó su plato en la pileta, volvió al laboratorio de Pociones. Todo aquello era por ella. Pero si tenía que ser honesto, también era por él. Quería hacer algo tan especial que hiciera que Hermione dijera, de verdad, él debe quererme.

Movió su varita y murmuro. Dos ventanas del laboratorio explotaron en una lluvia de vidrios.

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Hermione se sentía gris después que Severus se fue. Todavía reía y le sonreía a sus amigos, un círculo que se había expandido para incluir a, para su sorpresa, a Draco, y estudiaba para los EXTASIS con gran determinación, pero se sentía abatida porque no estaba viviendo la vida que hubiera querido. Por los próximos cuatro meses estaría sujeta a una rutina y lo odiaba.

Lo extrañaba.

Pero cuando dormía, soñaba con él. Pensaba en él y sonreía cuando el Profesor Binn comenzó a parlotear sobre Slashfang el Honesto. Harry y Ron no podían entender por que, de repente, cierta parte de la biblioteca, hacía que Hermione se sonrojara furiosamente, pero la boca de Draco se curvó hacia debajo de pronto, y comenzó a sentirse incómodo.

Era una tontería, pero para ella, era suficiente para hacerla sentir mejor.

Y por supuesto, ayudaba que recibiera cartas de él casi a diario. Severus tenia una enorme y agresiva lechuza, que picoteaba a Harry y a Ron, pero que era terriblemente gentil con Hermione cuando tomaba el trozo de carne que ella le daba. Ella le agradecía gravemente y el animal bajaba la cabeza antes de remontar vuelo, asegurándose de golpear a alguno de los muchachos en la cabeza con las alas, al irse.

"Que recibiste hoy. Hermione?" Dijo Ron con la boca llena de huevos.

"No hablo con jovencitos desagradables." La voz de Hermione sonaba remilgada mientras miraba su correspondencia. Basura, basura, un anuncio preguntando si quería incrementar el tamaño de sus pechos para ese hombre especial de sus vida, (aquí, ella se detuvo un momento, pero luego puso el anuncio en la pila de 'basura'), un catálogo de Victoria's Secrets para la bruja atrevida y una carta de Severus.

Disimuladamente, puso el catálogo en una manga. Muy tarde. Sintió un brazo levemente musculoso deslizarse sobre sus hombros.

"Hermione", comenzó Draco. "Cuando termines con ese catálogo, no podrías pres..."

"No."

"Qué es lo que te pasa?" Pregunto Harry.

"Hermione tiene una revista de lencería."

"Ah, si? Hey, Hermione, cuando termines con eso, me encantaría echarle una mirada!"

"Tu también, Harry? Ninguno de ustedes va a ver mi catalogo de ropa atrevida."

Ron inhaló con desdén. "Esta bien. Pero no vengas a pedirnos que te rescatemos de un psicópata loco otra vez!"

La boca de Hermione se tenso. "No veo la relación entre eso y que se sacudan el pene sobre mi revista."

Los tres muchachos se hicieron los ofendidos. "Nunca!" Dijo Ron. "Es solo para propósitos estéticos en lo que concierne a Harry y a mi. Aunque deberías pensarlo dos veces en lo que Draco esté involucrado. Creo que le gusta deambular, vestido con la ropa interior de las damas."

"Primero, los Malfoy no deambulamos. Jamás. Segundo, los Malfoy no nos travestimos. Por lo general. Lucius podría haber sido la excepción."

Los tres jóvenes se pusieron a discutir a lo loco sobre si la seda era mejor que el encaje y al final, Hermione no los aguantó mas.

"Oh, ya cállense! De acuerdo. Si se callan, les dejare ver el puto catálogo, después que haya terminado con el. He notado que ninguno preguntó que es lo que tengo que hacer con esto, así que, déjenme contarles. Voy a comprar lencería erótica para Severus Snape. Si, así es! Mientras ustedes se babean y se tocan mirando las fotos de las modelos vestidas con esta lencería, quiero que recuerden que yo, voy a estar usando esta misma ropa para su viejo Profesor de Pociones."

Los tres se veían como flores marchitas, expuestas al sol.

"Carajo, Hermione," lloriqueó Ron. Harry y Draco se veían, ambos, como mareados, y juntaron los hombros para sostenerse.

"Ella acaba de arruinar el mes de febrero, completo, Potter. Tu amiga es cruel. Muy cruel."

Los ojos de Hermione se estrecharon. "Si me disculpan, niños, tengo una carta de Severus que leer en privado."

Se levanto, pero antes de irse, hizo desaparecer el correo basura. Se fue a la biblioteca para tener cierta privacidad. Hermione se sentó en la escalera de la sección de la Gran Revuelta de los Quesos de los Elfos y abrió la carta.

Hermione,

No soy un mueble abandonado que te necesita para que le saques brillo.

Hoy aprendí como es que Molly Weasley tenía tanta energía en el campo de batalla.

Estoy cansado de comer sandwiches todo el tiempo, aunque he comprado esa mostaza tan buena, la que tiene granos en ella.

Estoy limpiando la casa, para hacerla un hogar confortable para nosotros.

Te extraño mucho, a ti y a tu atroz cabello.

Severus.

PD: Te envío, también, una copia de mis notas de la investigación de la poción de jenetts. Me interesa saber lo que piensas al respecto.

Ella sonrió y sacó un grueso montón de hojas, cubiertas por la apretada escritura de Severus. Dios! Como amaba a ese hombre!

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Cuando llegó o el tiempo de rendir los EXTASIS, Hermione se sintió adecuadamente preparada. Había decidido tomar los exámenes de Pociones, Aritmancia, Defensa contra las Artes Oscuras, Transfiguraciones, Encantamientos, Estudios Muggles, (por que no?), Y Runas Antiguas. El primer día, rindió todos los exámenes escritos, teniendo problemas leves, solo con Estudios Muggles.

Estaba un poco molesta por eso.

Hermione había sido criada como muggle, pero los problemas que encontró el examen escrito, la habían bloqueado. Eran preguntas tortuosas, curiosas y atenuadas, que tenían mas que ver con la percepción de los magos sobre el mundo muggle.

Por ejemplo:

Los Muggles usan automóviles para transportarse y transportar mercancías de un lado a otro. Qué hace que el auto se mueva?

El acelerador.

Los caballos de fuerza.

El convertidor catalítico.

Haditas de Cornuales.

O no olvidemos;

Los Muggles usan varios artefactos en la cocina, para compensar su terrible falta de magia. Nombre un artefacto que NO pertenezca a la cocina.

Cortador automático de pan.

Estufa.

Computadora.

Maytag.

Cómo podía Hermione explicar que ella nunca había escuchado de un cortador automático de pan, o que las computadoras habían sido reducidas de tamaño al punto de poder tenerlas en cualquier habitación de la casa? Todavía mas confuso, era el hecho de incluir marcas de productos que podían ser cualquier cosa.

Hermione lo hizo razonablemente bien, pero decidió que, con razón, podía escribirle al Ministerio sobre la calidad del EXTASIS de Estudios Muggles.

Al día siguiente, tomó los exámenes prácticos. En pociones, se le pidió que preparara cinco pociones en cuatro horas. Una sola de ellas, requería de cuatro horas para ser preparada. El resto, necesitaban entre una y tres horas cada una. Le dieron solo tres calderos, pero le indicaron que debía completar las cinco pociones. Hermione sonrió. No solo estaban testeando la habilidad del pocionista para crear las pociones requeridas, también observaban la habilidad para usar la lógica y la síntesis de los ingredientes para completar las pociones de la manera mas eficiente. Ella tenía la sospecha que completar tres pociones, significaría un Aceptable. Terminar cuatro sería Alcanzó las Expectativas, y finalizar las cinco sería un Excepcional.

Hermione, por supuesto, completo las cinco perfectamente.

En Transfiguraciones, le dieron doce ratas y un libro para niños. Las ratas estaban sueltas en la habitación y los examinadores le pidieron que las encerrara. La joven Gryffindor solo pasó un momento mirando las páginas del libro, llamado El Hechicero y su abrigo, y notó que tenía once páginas en total. Claramente, esperaban que hiciera una jaula con cada hoja y con las tapas para atrapar a las sabandijas. Sonriendo, transfiguró el libro enteró en una flauta y tocó una tonada que descubrió después de leer la biografía autorizada de Friedich Von Huffenpepper, el Flautista de Hamlin. Las ratas se formaron de a tres en la mitad de la habitación. Las bocas de los examinadores se quedaron abiertas y Hermione casi podía escuchar a Severus decir, Cierren la boca antes que les entren moscas. Ella volvió a reírse.

Pasó por el examen práctico de Encantamientos y se dirigió al último EXTASIS, Defensa contra las Artes Oscuras. Hermione se sentía bien preparada. Sería, después de todo, un chiste que no obtuviera un Excepcional, cuando había estado ayudando al Chico-que-vivió durante toda la batalla final.

Se batió a duelo, brevemente, con el examinador, y Hermione se dio cuenta que, a pesar de sus muchos conocimientos enciclopédicos en encantamientos y hechizos, el hombre frente a ella, era mucho mas rápido y que le estaba resultando difícil esquivar los hechizos que le lanzaba. Pensando críticamente, se permitió recibir un hechizo Piernas de gelatina, (burlándose internamente de por que un mago lanzaría un hechizo tan chistoso), para poder lanzarle un Expelliarmus no verbal, mientras estaba totalmente estirado. Una vez que estuvo desarmado, puso un Finite Incantatem en sus piernas. Luego le explicó todo el proceso al examinador, aun cuando ella pensaba que sonaba tonto. Después de todo, era por una nota final! No podía permitirle pensar al tipo que había logrado alcanzarla por merito propio.

Hermione se sintió aliviada al descubrir que los boggarts habían sido eliminados como el tradicional final de los EXTASIS de Artes Oscuras, seguramente, debido a la guerra. Los examinadores podrían haberse orinado en los pantalones cuando Harry apareciera en la habitación y su boggart se transformara en Voldemort.

Cuando todo termino, Hermione se encontró con sus amigos en el Gran Salón para cenar. Harry se veía agotado, Ron preocupado y Draco presumido.

Como era de esperarse.

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Los pisos estaban terminados.

El laboratorio de Pociones esta resplandeciente y totalmente equipado.

Severus había terminado de pintar las paredes.

A mano. Porque Hermione le había dicho que pintarlas con magia hacia que la pintura perdiera el color.

así que, Severus había pintado las malditas paredes a mano.

La casa estaba amoblada solo con lo indispensable, una cama, una mesa, ollas y sartenes y esa horrorosa silla. Severus no había querido comprar nada mas, porque esa iba a ser la casa de ambos, así que quería llevarla a elegir lo que ella quisiera. A las mujeres les gustaban esas cosas, y además, Severus había demostrado que no tenía buen gusto cuando intentó reparar la odiosa silla. La miro con desprecio.

Todo lo que esa casa necesitaba, era a Hermione.

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La Graduación llegó, finalmente. Las cartas que Aloysius, la lechuza, así nombrada por Hermione, iban y venían, de mala gana, entre un amante y otro, que estaban cada vez más tensos por el creciente deseo sexual. habían sido unos cuatro meses muy difíciles.

Incluso en los fines de semana en Hogsmeade no había sido de ayuda, debido a Minerva McGonagall, quien se había ofrecido como chaperona, para mantener los ojos puestos en la joven Gryffindor. No podía detener a la chica cuando hablaba con Severus, pero se había puesto firme en los toqueteos. La Profesora de Transfiguraciones no podía permitir, que siquiera se tomaran de la mano, diciendo que Hermione todavía era una estudiante bajo su cuidado y se veía obligada a mantener una conducta propia de una joven de Hogwarts. Ellos dos se miraban con ojos ardientes mientras conversaban y los dedos les quemaban al tratar de tocarse. Era una barrera terrible entre los dos, y Hermione había evitado ir a Hogsmeade los dos últimos fines de semana, prefiriendo aguardar hasta que ambos pusieran ser libres de hacer lo que el corazón les dictara.

Hermione miró su reflejo en el espejo y pasó las manos sobre la túnica de graduación. Tenía los ojos claros y su cabello había sido levantado en una suave cola de caballo. decidió ponerse poco maquillaje, porque sabia que iba a terminar embarrado en la cara de Severus para el final de la tarde. O eso esperaba.

La túnica de graduación que se había puesto era roja, y parecía una rosa en un mar de estudiantes con túnicas negras. Como la estudiante de mayor promedio de su clase, llevaba los colores de su casa con orgullo y le fue otorgado el privilegio de ser la primera en recibir su diploma y los resultados de sus EXTASIS.

Harry, Ron y Draco la acompañaron hacia la fosa del Quidditch y se juntaron con los otros estudiantes. había una gran marea de familiares y visitantes entre la audiencia, aunque también una gran cantidad de prensa que quería ver al chico-que-vivió-otra vez, graduarse. Escucho a Harry murmurar con enfado detrás de ella, pero no le prestó atención. Los ojos de Hermione estaban ocupados buscando entre la gente, a una figura alta y delgada, vestida de negro.

Escucho a Draco maldecir. "Oh, ya cállate Potter. Tal vez al tener una foto en el diario, te consigas una cita. Siempre hay algo bueno de la exposición a los medios. Haz lo mejor que puedas y cierra el maldito hocico."

"Brindas tan poco apoyo, Malfoy. Es una sorpresa que sigamos siendo amigos." La voz de Harry sonaba malhumorada.

Hermione se dio vuelta para mirarlos a los dos y pudo ver como la cara de Draco se ponía de un rojo brillante. Se dio vuelta para darle la espalda al moreno y balbuceo. "Si, bueno. Que eso de ser amigo de la familia Malfoy no se te suba a la cabeza. Todavía me pareces estúpido, feo, torpe,..."dejó de hablar.

Harry le palmeo el hombro. "Yo también, Draco. Yo también."

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"Hermione Granger", llamó el Director.

La chica se adelanto y se dirigió hacia la hilera que formaban todos sus profesores, (menos uno). Mientras ella les daba la mano a cada uno y les agradecía por haberla guiado en momentos tan difíciles de su vida, Albus Dumbledore seguía hablando.

"De parte de todo el cuerpo de profesores, queremos desearle a nuestra Primera Alumna, la mejor de las suertes en los años venideros. No solo fue una alumna excelente y fiel amiga de Harry Potter, la Srta. Granger ha recibido las mejores marcas en los EXTASIS desde que nuestro antiguo Maestro de Pociones fue estudiante de Hogwarts. Sus notas estuvieron cerca de perfectas y consiguió un Excepcional en seis de siete de sus exámenes."

Cuando Hermione llego hasta el Director, este le dio su diploma y una copia de sus EXTASIS. "Mi querida, encuentro un poco irónico el hecho que la única asignatura en la que no recibiste un Excepcional haya sido Estudios Muggle." Los ojos le brillaban. "Sería un honor para mi, estrechar la mano de la hechicera mas brillante de esta generación."

Hermione se quedó mirando a la cara del anciano, asombrándose de su capacidad para mantener su máscara de dulce benevolencia. El rostro del director estaba totalmente radiante, y el brillo de la luz del sol hacia que sus blancas barbas y blancos cabellos parecieran brillar. Era un gran hombre, terrible, si, pero grande.

"Director Dumbledore," replico ella. "Tengo un gran respeto por usted como educador. Ha creado una atmósfera en Hogwarts que ha albergado a muchas mentes brillantes. Respeto el esfuerzo que puso durante la Guerra contra Voldemort y, antes de eso, la Guerra Grindelwald." El anciano frente a ella sonrió y sus facciones se pusieron todavía mas suaves. "Sin embargo, me temo que no tengo ningún respeto por usted, como ser humano. No puedo darle la mano."

Hermione se dio la vuelta y se alejo de el, ignorando el gemido colectivo de la audiencia. De hecho, apenas escuchó algo mas que su corazón latiendo a toda marcha, dentro de su pecho, golpeando contra su esternón con toda la furia. Severus Snape estaba de pie al final de la plataforma, esperándola.

Su rostro era de profunda determinación, y casi como si no se diera cuenta de lo que estaba haciendo, extendió un brazo para tomarla de la mano.

Ella quería correr hacia el y abrazar su delgado cuerpo y llorar en su pecho, pero se rehusaba a demostrar algo que pudiera debilitar su discurso para el Director. así que, permitió que Severus la tomara de la mano y la ayudara a descender los escalones, antes de partir con el. Sus oscuros ojos brillaban con aprobación y una pequeña sonrisa adornaba su rostro.

No miraron atrás. No se quedaron a ver como Ron, Draco y Harry se graduaban. Severus Snape y Hermione Granger pasaron a través de las puertas de Hogwarts y desaparecieron.

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Severus y Hermione aparecieron en una calle de Hogsmeade y el se volteó hacia ella con una expresión expectante en la cara.

"Adivina cual es la casa."

Ella le sonrió, observando la mezcla de esperanza y ansiedad en sus ojos, antes de ponerse a mirar la calle. Había varias casas hermosas que casi podían hacerla imaginar a Severus escogiéndola. Eran de buena construcción y bastante modernas. Hermione imagino que eran del tipo de casas que la gente compraba para empezar una familia.

Eran unas casas hermosas.

Pero se veían como si no tuvieran alma. Eran tan similares entre ellas como tarjetas postales, con muy poco cuidado en su diseño.

Hermione se mordió el labio.

Pero allí, al final de la hilera de casas, había una pequeña y blanca cabaña, con el techo a dos agua cubierto de tejas y rosas creciendo a un lado. No se veía tan espaciosa como las otras, pero estaba rodeada de una buena porción de tierra y una cerca tan derecha y alta como las líneas del saco de su amante.

Ella miro a Severus por el rabillo del ojo. Hermione quería que esa fuera su casa.

Se volvió para mirar la casita y noto una pequeña construcción en la parte de atrás, que podía ser el lugar perfecto para un Laboratorio de Pociones. Ya podía verlos trabajando lado a lado en sus investigaciones y almorzando bajo las rosas. podrían empezar a cultivar un jardín de ingredientes.

Hermione ansiaba la vida que parecía ofrecer esa casa, pero su prolongado silencio estaba incrementando la ansiedad de Severus.

"Severus, me encantaría cualquiera de esas casas en tanto estés a mi lado. Pero si de verdad, quieres que adivine, diría que es esa." Apuntó a la casa que su ávido corazón estaba demandando.

La pequeña sonrisa que apareció en los labios de Severus fue una afirmación.

"Es esa? Esa es nuestra casa?"

El asintió y ella gritó, poniéndole los brazos alrededor del cuello y tironeando de el para poder besarlo profundamente. Hermione se rió con ganas y saltó de un lado a otro con los brazos de el todavía a su alrededor.

"Tus rizos se balancean cuando haces eso...como lo hacen otras partes de tu anatomía. Tienes mi permiso para continuar."

"Mas tarde, mas tarde! Oh, estaba esperando que fuera esa! Por favor, muéstrame nuestro nuevo hogar."

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Severus inhaló con alivio cuando vio que había escogido sabiamente. Le dio un suave beso en los nudillos y la guió hasta la casa, abriendo la puerta para ella. Mientras caminaban por el sendero del frente, observó como los ojos de ella miraban las rosas y las ventanas que parecían parpadear por la luz de la mañana. Las mejillas de Hermione tenían un hermoso color. Se veía tan a gusto que Severus no podía detener la estúpida expresión que le nacía en la cara.

"Hermione, tengo que advertirte," dijo él. "Hay muy pocos muebles allí dentro. Compre solo lo necesario y esencial, porque pensé que tu preferirías ayudarme a decorar, Debe ser nuestra casa."

"Entiendo. Yo también pienso así. No hay nada que quiera mas que hacer de esta casa nuestro hogar. Por favor, llévame a ver el interior, Severus."

La manera en la que dijo su nombre era como una pequeña plegaria y como las demandas de una mujer a su amante, y el Maestro de Pociones sonrió, complacido. "Que me darás si te llevo adentro?"

"Absolutamente nada, excepto esta promesa: Si no me llevas a dentro en este instante, nunca veras la atrevida ropa interior que compre pensando en ti."

El se rió. Un profundo y satisfecho ruido que nacía del fondo de su pecho. Se inclinó hacia ella y susurró en su oído. "Sin duda, estaremos adentro." Le mordisqueo la oreja y ella se movió como los postes de Quidditch al viento. El se enderezo y hablo con su tono de voz habitual. "Pero por ahora, también te voy a mostrar el interior de la casa." Severus abrió la puerta y la dejo entrar.

Ella corrió por todos lados como una niña, vocalizando sobre la belleza y la profundidad de los colores que había escogido para las paredes o el barniz que le había puesto a los pisos de madera. Hermione bailó alrededor de la cocina y abrió las alacenas, gimoteando a modo de censura que solo haya encontrado pan, jamón y del buen tipo de mostaza, la que tiene granos.

"No me sorprende que hayas perdido algo de peso, Severus. Esta no es la manera saludable de alimentarse."

"Deja de sermonearme, mujer," Su voz estaba absolutamente serena y se hubiera sentido muy decepcionado si ella lo hubiera escuchado. Mucho tiempo atrás, había descubierto que, el sermoneó era el lenguaje amoroso, primario de Hermione. "Ahora cierra la boca y ven aquí."

Contradiciendo a sus palabras cortantes, la atrajo hacia su pecho y la abrazó y contuvo como si ella fuera algo precioso, acariciando con los dedos su atroz cabello. Hermione suspiró con felicidad y descansando su cabeza sobre su pecho.

Severus sintió el exacto momento en el que Hermione se quedo rígida.

El se apartó un poco y sintió que su corazón se le iba al estómago cuando se dio cuenta los ojos de Hermione estaban pegados a la odiada y tres veces maldita silla.

"Esa silla..." Susurró ella, apuntándola.

"Si...creo que así la llaman," dijo él, en un tono de voz sufrido. Se apartó del todo de ella y se cruzó de brazos.

"Me encanta. Tiene unas formas tan gráciles."

"bueno, no tenemos que conservarla...Qué?"

"Esa silla es hermosa! Por que no habríamos de conservarla?"

"Te gusta?" Le gusta esa silla horrible! "Claro que puedes. Por que no? Es perfecta y bonita." Le pasó un brazo sobre los hombros, repentinamente preocupado por permitirle a Hermione la decoración de la casa, al ser claro que tenía un gusto abominable. "Solo hay una cosa mas que mostrarte, amor."

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Hermione lloró cuando vio el Laboratorio de Pociones.

No eran las inmaculadas mesadas o el estado del equipo lo que provocó el llanto. No era la cantidad de trabajo que el había invertido al expandir el espacio o el cuidado que había tenido cuando reparo el techo.

No. Lo que causaba las lágrimas de Hermione era que había cortadas en sus hermosas manos y lo que significaban.

Severus había dividido el espacio en dos mitades idénticas. había dos lugares de trabajo, dos centrífugas, dos escritorios. Todo allí proclamaba que el la veía como a una igual. Lo único distinto entre las dos mitades, eran las ventanas.

El ventanal encima de cada escritorio habían sido reemplazadas por unos hermosos vitrales artísticos. De un lado, podía verse el emblema de Slytherin brillar. Del otro lado, el orgulloso león de Gryffindor, parecía rugir.

Y Severus tenía las manos cortadas.

Hermione tomó entre las suyas, las bellas manos de su amante y besó cada herida. "Tu hiciste esas ventanas, no es así?" Dijo ella, hipando y suspirando.

El rostro de Severus demostraba una intensa dulzura mientras la abrazaba y la sostenía contra su pecho. "Sshhh. Ya no llores. Acaso esperabas que hiciera menos por la mujer que amo?" Luego, le dio un beso en la frente.

La sostuvo así, bajo el resplandor verde y rojo de los emblemas de sus casas, y por primera vez en dos décadas, Severus Snape tuvo esperanzas en el futuro.

Fin.

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N/T: Bueno. Para empezar, pido disculpas por la demora del ultimo capitulo. He tenido un par de días complicados, pero finalmente, pude terminar de traducir la historia. La autora esta muy contenta que les haya gustado tanto la historia. Espero poder traducir mas historias de esta misma autora en el futuro.

En un par de días, voy a estar empezando con una nueva. Tal vez sea algo breve, y luego me voy a tomar un par de días para descansar. Por favor, no se molesten conmigo!

Muchas gracias por todos los comentarios. Gracias tsuki, Lyriel y Araceli por sus comentarios!

Cuídense mucho!