¿Qué pasaría si Bella no fuese lo que parece? ¿Si en vez de ser torpe, tiene una agilidad increíble que puede superar a la de cualquier humano y vampiro? ¿Qué pasaría si ella fue criada como una Cazadora de Sombras y enviada a Forks, donde no hay una sede de Cazadores de Sombras? ¿Y si se encuentra con los Cullen y acaba enamorándose del más joven y con el pelo cobrizo?

Los personajes no son míos, yo solo me divierto escribiendo esta historia =D

Capítulo 1

Aquí estoy, por fin en Forks. Llevaba muy poco tiempo como Cazadora y la Clave ya me había enviado a vigilar una zona.

El pueblo es demasiado pequeño. Dudaba que por aquí se molestaran a aparecerse los demonios, no tenía nada que hacer en un pueblo de poco más de 3000 habitantes.

Me recogió el jefe de policía del pequeño pueblo, Charlie. Mi tapadera: soy hija de Charlie, venida desde Phoenix, en donde vive mi madre con su nuevo esposo. Me "mudé" para dejarles tiempo a Phil y a Renée, para que pudieran viajar a gusto y sin tener que preocuparse por mí.

Charlie conocía mi secreto, pero no era un Cazador. Hace unos años, el pueblo fue atacado por demonios, a los que mis padres, neutralizaron. Ellos están ellos se encuentran en la sede de Seattle, pero no había sede conocida que abarcara Forks y Port Angeles y necesitaban a alguien más cercano.

En ese ataque, murió la verdadera hija de Charlie. Su cuerpo fue desintegrado por el veneno y no quedó indicios de vida. Por suerte, y raro que parezca, nos llamábamos igual.

Fue una suerte que Charlie me aceptara como su "hija", después de todo lo que sufrió por su pérdida.

Habrían sido mis padres quienes me hubieran recogido, pero, por si las preguntas eran demasiadas, mandaron recogerme a Charlie. Él llevaba enterado de mi llegada casi dos meses. Mis padres me habían comentado que estaba apuntada a las clases que ofrecían en el instituto Forks, para afianzar mi tapadera. Mis conocimientos eran ya de universidad y no me hacía falta asistir, pero tenía 17 años, no podía quedarme en la casa del jefe de policía y salir a patrullar todos los días sin que me preguntaran nada.

-¿En serio que no te molesta que vaya diciendo por ahí que eres mi hija, Isabella?

Miré la marca de mi mano. En mi familia ocurría algo peculiar. Mis padres no podían poner un nombre hasta que no vieran la marca familiar de mi brazo. Tenía forma de dragón que escupía fuego en el que se reflejaba una letra, en mi caso, una I que hacía que mis padres empezaran a buscar un nombre que empieza por esa letra.

-Por favor, señor Swan, llámeme Bella. No me gusta mi nombre completo, me hace sentir… No sé. Sólo llámeme así.

-No me trates de usted, Bella, al fin y al cabo seré tu padre frente a todo el pueblo.

-De acuerdo. Debo darle las gracias en nombre de todos los Cazadores de Sombras, que me haya acogido en su casa como a una hija. Más adelante, conseguiré formar la sede de los Cazadores y me instalaré allí.

-No corre prisa, puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Mi casa es tu casa.

Llegamos a una casa pequeña donde se encontraban mis padres, en el porche, abrazados y sonriendo. Les había echado de menos. Salí del coche corriendo y los abracé. Llevaba muchos meses sin verles.

-Hola cariño—me dijo mi madre mientras me devolvía el abrazo. Mi padre esperó a que se separara para abrazarme. Era un hombre de pocas palabras.

-Espero que el viaje desde Alacante no haya sido mi cansado—comentó.

-¿Cansado? ¡Ha sido agotador! Yo ya no sé cuánto tiempo he estado viajando.

-¿Y por qué no has abierto un portal que te trajera hasta aquí?

-La clave me lo prohibió, mamá. Me dijeron que era muy peligroso ser vista por mundanos.

-Da igual. El hecho es que estás aquí y que nos vamos a poder ver más a menudo.

-La verdad es que sí, y me alegro—les sonreí, estaba muy feliz.

En eso, Charlie había aparecido por detrás. No se había enterado de nada de la conversación. Habíamos hablado en el idioma de los Cazadores.

-Ven, Bella, déjame enseñarte tu habitación—dijo Charlie, que cargaba con mis pesadas maletas y parecía tambalearse. Cogí dos y mi padre otras dos. Las llevamos con suma facilidad. Le resultaba difícil porque había cogido las que contenían mis serafines y el ordenador. No traía más ropa que la puesta.

En Alacante, la ropa es algo anticuada, por eso mi madre había decidido hacer un pequeño viaje a Port Angeles para comprar algo de ropa.

Dejamos las maletas en el que iba a ser mi nuevo cuarto y, cuando nos íbamos a ir, mis padres me pararon.

-Tenemos una sorpresa para ti, cariño.

-¿En serio? ¿Para mí? ¿Qué es?—en eso deba saltitos, emocionada. Mi padre me detuvo, entre risas, y depositó unas llaves en mi mano. Miré, extrañada, las llaves hasta caer en la cuenta: ¡eran las llaves de un coche!

-Bienvenida a los Estados Unidos, cariño.

Salimos a la calle y allí estaba, un Mercedes blanco con las lunas tintadas totalmente.

-¿Quieres estrenarlo? Nosotros podemos ir en el otro choche a Port Angeles y quedar allí—yo todavía estaba conmocionada, esto no me lo esperaba: ¡un coche!

-¿Cariño?—me preguntó mi madre.

-Sí, de acuerdo, pero ven conmigo y así me enseñas un poco.

-De acuerdo. Antes de eso, toma—me dio unos documentos: el carnet de conducir, el de identidad… Todos ellos cambiados. En todos ponía: Isabella Swan, hija de Charlie y Renée, nacida en Forks, etc. Aquí empezaba mi nueva vida, falsa, por supuesto.

Agradecería que nadie fuera muy duro conmigo, soy nueva con estas cosas. Aunque sí que acepto cualquier tipo de crítica.

Por favor, dejen sus comentarios =)