¡Hola a tod s aquellos qué aún recuerden este pobre fanfic abandonado...!

Cuanto tiempo ¿verdad?
Antes que nada lo típico Lo siento muchísimo por haber tardado un año (quizás más) en actualizar esto... u_u

¡Qué conste que he leído todos vuestros reviews y emails pidiendo que continuara!, y que en su momento pensé en continuarlo, pero entre la universidad y que casi había olvidado la historia me resultaba imposible poder continuar este fanfic... Incluso ya lo consideraba abandonado de no ser por Marcela Irene (ella sabrá reconocerse) que me ha contactado hace unos días por twitter y me ha convencido e incluso dado ganas de continuar con la historia. Así pues este capítulo y los siguientes van por ti guapa. ¡Muchísimas gracias! ^^

¡Espero que os guste y no os defraude mi come back!

Antes de que empecéis la lectura he de aclarar un fallo muy gordo que he hecho y que sólo he visto ayer... ¡Sesshomaru tiene los dos brazos! Síiii es un error gordísimo por mi parte y lo siento muchísimo. Pero el daño ya está hecho, el capítulo ya está publicado desde hace siglos así que en mi fic Sesshomaru tiene los dos brazos... (¡perdón!) xDDDDD

Disclaimer: Todos los personajes que aparecerán a lo largo del fic no me pertencen. Pertenecen a la fabulosa mangaka Rumiko Takahashi.


Ante aquellas palabras Rin se quedó totalmente anonada. ¿Qué demonios significaba aquello? Qué realmente la trataría mejor si le entregaba su cuerpo, ¿o era una evasiva y después no habría nada? La pobre no sabía que pensar… Tragó saliva con mucha dificultad, haciéndose mil y una preguntas sin encontrar respuestas... Pero era demasiado tarde, a esas alturas ya no podía hacer nada. Estaba a la merced de Daiyoukai y lo sabía. Así pues, Rin dejó su mente en blanco y dejó de poner resistencia lo cual le permitió a Sesshomaru bajarle el yukata de los hombros hasta por debajo de sus pechos con facilidad... El aire frío en el pecho desnudo le hizo estremecerse y, para vergüenza la suya, notó como se le endurecían los pezones... Pero lo que sin duda le puso los pelos de punta fue la fría mirada fija del Daiyoukai que la examinaba sin pudor desde arriba. Se dejó tumbar en el futón, esta vez sin golpes ni caídas, y cerró los ojos esperando el próximo movimiento del youkai. Casi anhelándolo… algo que la sorprendió.

Era consciente de todo lo que iba perder si seguía adelante; las posibilidades de hacer un buen matrimonio, la confianza de sus seres queridos, el respeto de los aldeanos. Iba a perder la virginidad con youkai, iba a convertirse en una solterona de por vida… Peor aún, iba a convertirse en una deshonra, en una perdida… Pero aún así le daba igual. Aunque lo tuviese todo en su contra, lo quería hacer. Quería que Sesshomaru fuese el primero, y probablemente, el último. No se sentía avergonzada de quererlo. Asustada sí, por la novedad, pero no avergonzada por el placer anticipado que estaba experimentando. Y si eso era lo único que hacía falta para que su relación Sesshomaru mejorara lo haría con gusto.

Rin abrió los ojos tímidamente y se encontró de nuevo con la mirada ambarina. Sin sacarle un ojo de encima Sesshomaru se sacó su haori lentamente. Seguidamente, tras dejar el haori a un lado, con sus garras acarició suavemente el cuello de la joven, sin dañarla, y fue bajando lentamente pasando por encima de su clavícula y entre sus pechos. Acabó la caricia en un costado y, sin que ella se lo esperara, le cogió por ambas manos y se las sostuvo con fuerza por encima de su cabeza. Se tumbó encima de ella, con una rodilla entre sus piernas y la volvió fijamente dejándole claro con una simple mirada que esta vez no tenía forma de hacerle daño o de huir.

−No... No me escaparé… Sesshomaru-sama −murmuró Rin mientras sentía su cara arder por la vergüenza.

Sesshomaru se paró en seco al escucharla y se apoyó en un codo para mirarla fijamente con el ceño fruncido. Pero esta vez su mirada no carecía de sentimientos como la última vez. No… Rin pudo ver por primera vez en aquellos preciosos ojos algo más que indiferencia... Pudo ver como la rabia, la frustración y ante todo la lujuria se debatían en su interior. Rin abrió sus ojos asombrada. ¿Sentía algo por ella? No... No era posible... ¿Oh sí? Antes de que pudiese ver más allá Sesshomaru soltó sus manos bruscamente y se levantó del futón para ir hacía la ventana con el pecho desnudo.

− ¿Por qué haces esto? −le oyó preguntar con voz dura. Casi con resentimiento.

Rin se incorporó con dificultad en el futón dándole la espalda al Daiyoukai y se subió el yukata hasta tapar sus pechos… ¿Qué había ocurrido? ¿Había hecho algo mal?

− ¿Por qué dejó de venir a verme? −preguntó ella con voz trémula. No podía soportar más aquellas preguntas sin respuestas...

Apretó la tela del yukata entre sus puños y aguardó a que respondiera con los nervios a flor de piel. Cuando ya creía que no le respondería él habló.

− Los humanos no estáis hechos para vivir con los youkai −empezó a decir−. Sois tan insignificantes que tarde o temprano acabáis muriendo. ¿Realmente creías que podrías pasarte la vida siguiéndome y viviendo aventuras hasta el final? ¡Ja! No son más que sueños de una niña inmadura. Acabaras envejeciendo, querrás una vida y una muerte tranquila −Rin tragó saliva y aguantó las ganas que tenía de llorar−. Eres una hembra humana y como tal es tu deber estar con los de tu especie, casarte, dar a luz a tus cachorros humanos y morir mientras cuidas a los cachorros de tus cachorros. Ese es tu destino.

−Pero... Podría seguir visitándome... −susurró mientras sentía las primeras lágrimas caer sin control.

−No digas estupideces.

− ¿Y si no quiero casarme? ¿Y si no quiero formar una familia? ¿Ha tenido en cuenta en algún momento lo que yo quería?

Sesshomaru no respondió algo que la enfureció.

−Cuando era pequeña juré que siempre estaría con usted...

Siguió sin obtener respuesta. Sesshomaru seguía observando los jardines dándole la espalda como si nada de todo aquello estuviese ocurriendo. ¿La estaba ignorando?

−Era tan feliz cuando viajaba con usted y Jaken-sama...−continuó sin dejarse intimidar por aquel frío silencio −. Aunque en alguna que otra ocasión he estado cerca de la muerte me daba igual, me seguía gustando estar con usted. Y aunque había veces en las que me quedaba sola con Ah-Uhn durante varios días seguía siendo feliz porqué sabía que usted no tardaría en llegar... ¿No lo entiende Sesshomaru-sama? Si acepté vivir en la aldea fue porque usted venía a verme. Si hubiese sabido que acabaría ocurriendo esto me habría negado en retundo...

−Es suficiente −la interrumpió el Daiyoukai con una orden seca.

− ¡No! ¡No es suficiente! Es usted un egoísta −acabó gritando al borde de las lágrimas y la histeria mientras se levantaba e iba hacía él−. ¡Quiero estar con usted maldita sea! No en una aldea para crear una familia. No quiero volver ahí. He intentado hacerme a la idea de que al finales de este año no volveré a verle pero es imposible. No quiero vivir lejos de usted.

Rin, en un acto temerario y lleno de desesperación le cogió de la muñeca y obligó al Daiyoukai a mirarla.

−Por…Por favor Sesshomaru-sama... Por favor... −Rin se dejó caer de rodillas abatida mientras seguía cogiendo la muñeca del youkai. En aquel estado ya le daba igual todo. Le daba igual si la veía débil, cobarde, indigna o todo junto. Lo único que quería era volver en aquella época en la que su única preocupación era no enfadar a Jaken-sama...

Con el ceño fruncido, Sesshomaru se agachó frente a la joven. Levantó la mano y con un movimiento suave del pulgar limpió un par de lágrimas que se deslizaban mejilla abajo de la joven. El silencio cayó pesadamente en la habitación... De vez en cuando era interrumpido por los sollozos de Rin, que no podía dejar de llorar mientras se sujetaba el yukata con una mano y con la otra no soltaba la muñeca de Sesshomaru.
El daiyoukai por su parte no hacía nada. Tan sólo miraba a Rin fijamente con la mente llena de preguntas. Rin no lo sabía pero por primera vez en su larga vida de demonio no sabía que hacer con aquella humana que no dejaba de llorar y decir una estupidez tras otra...

Cuando por fin la joven logró recuperar un poco la calma, Sesshomaru se deshizo de su agarre suavemente. Como si no hubiese ocurrido nada, el Daiyoukai se incorporó y fue hacía el futón donde empezó a vestirse el haori que había dejado en el suelo minutos antes. Rin cogió el mismo ejemplo. Las manos le temblaban muchísimo y a penas tenía fuerzas para vestirse pero aún así hizo un esfuerzo y con dificultad logró volverse a poner la parte de arriba del yukata. Se limpió las lágrimas con la manga del yukata y trató de calmar su respiración...

¿Cómo había podido perder la cabeza así? Ahora sí que no le quedaría otro remedio que volver a casa... No sólo había estado dispuesta a dar su cuerpo a cambio de nada sino que además acababa de gritarle a un Daiyoukai... Sesshomaru no querría saber nada de ella. Seguramente ahora estaría pensando en hacerla regresar a casa en cuanto antes. Tendría que conservar un poco de su amor propio y proponer ella misma su despedida... Era lo mejor que podía hacer...

−Rin − Oyó que la llamaba Sesshomaru. Ahí estaba, iba echarla del castillo. Iba a obligarla a volver a casa.

La joven volvió a limpiarse las lágrimas con la manga de su yukata y cogió aire antes de responder.

−¿Sí, Sesshomaru-sama?

−Haz lo que quieras.

El corazón de Rin dio un gran vuelvo antes de empezar a latir como si estuviese a punto de salirse de su pecho.

−Sig-Significa que… ¿qué me puedo quedar c-con usted? − Tartamudeó la joven con una mano en el pecho.

Sesshomaru no dijo nada.

− ¿Me puedo q-quedar con usted?− ¿Para siempre? le hubiese gustado añadir.

−Tienes que tener claro que si me traes el más mínimo problema volverás a la aldea con el hanyou.

Los ojos de Rin se abrieron de asombro antes de ponerse a gritar mientras seguía llorando. Esta vez de alegría. Rin lloraba, reía, gritaba, intentaba dar las gracias pero tartamudeaba, volvía a reír... Era una explosión de sentimientos que sorprendió al propio Sesshomaru.

−Seguirás ocupándote de las tareas que tenías −continuó el youkai omitiendo el comportamiento de la humana−. Aprenderás con Hiyori a comportarte dentro de un castillo. Y… −dijo mientras volvía a su mítica frialdad−. Nunca vuelvas a dejarte hacer de esta manera.

Rin paró en seco y sintió como se sonrojaba como un tomate al instante, pero aún así eso no le sacó la alegría que le rebosaba el corazón. Lo único que pudo hacer fue un ligero asentimiento con la cabeza.

−Vete. No quiero verte más por hoy − Y dicho aquello Sesshomaru fue a sentarse delante de su escritorio.

La joven hizo una breve reverencia, aunque el Daiyoukai no la estuviese mirando, y salió de la habitación con la cara bañada en lágrimas y una gran sonrisa de oreja a oreja. Sin duda alguna aquel era el momento más de toda su vida.

Al fin volvería a casa.

Tenía tantas cosas por hacer… Para empezar tendría que ir a su habitación a cambiarse. Seguidamente tenía que enviar una carta a sus amigos para contarles la buena noticia, omitiendo algunos detalles desde luego, y después tendría que ir a hablar con Jaken-sama y Hiyori-san para contarles lo sucedido. Seguramente se alegrarían mucho.

Rin corrió hasta sus habitaciones más ligera que nunca. No se dio cuenta de que la Favorita la vio salir de las habitaciones del amo y ahora la fulminaba con una mirada negra y llena de odio...


¿Qué os ha parecido el capítulo?

Un poquito corto y algo rápido, ¿verdad?

Lo siento mucho por este capítulo tan raro. Mi idea original era que pasara algo ya entre Rin y Sesshomaru para acabar el fic en el menor numero posible de capítulos (no más de 12) pero mientras iba escribiendo me ha salido esto sólo así que ya veré como continuar...

Lo siento mucho una vez más. Intentaré que el próximo capitulo sea mejor y que sea más rápido de actualizar xDDDD

Nos vemos ~ ¡Gracias por leer!