Disclaimer: Los personajes aquí presentados, no me pertenecen, son propiedad de Nikelodeon y Craig Bartlett. Excepto claro, los creados por mí, para narrar la historia.

Espero que disfruten.

Rosas rojas

Capitulo uno: La dulce vida

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Advertencia: Lemon subidito en este capitulo

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Helga mira por la ventana, la luna brilla con un suave resplandor azulado, entonces voltea a ver al hombre que duerme en su cama, se sienta junto a él, le acaricia el cabello y coloca su frente en la de él, respirando su mismo aire, sintiendo como su aroma inunda sus sentidos. El despierta y se topa con esos ojos maravillosamente azules que lo miran, la rodea con sus brazos, como si quisiera protegerla de ella misma. La besa dulcemente en los labios, ella lo toma del rostro y le corresponde apasionada, su ropa de dormir no dura mas tiempo en su cuerpo, y el comienza a recorrer su piel, toca cada uno de sus puntos sensibles, haciéndola suspirar y gemir, él mismo no puede dejar de hacerlo al sentir esas manos pálidas y delgadas que lo acarician cariñosas y atrevidas, ella se da completa y cuando él la penetra siente una ola de sensaciones que la llevan a un éxtasis sereno y ardiente a la vez, ambos se mueven al mismo compás esperando que su clímax llegue despacio, pues les gusta disfrutarse tranquilamente, no tienen prisa, su vida es entera de ellos.

El orgasmo llega y ella grita su nombre con la voz lánguida y la respiración agitada.

– ¡Ahh, Gerald, Gerald, te amo! – exclama hundiendo sus dedos en la cabellera negra de su amor.

– ¡Uh, Helga… Helga y yo a ti! – grita él desesperadamente abrazado a ella.

Quien en todo el mundo hubiera pensado que él la amaría a ella, y menos que alguna vez la tendría en sus brazos como ahora.

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– ¿Alguna vez te has arrepentido de casarte conmigo? – le pregunta de vez en cuando. Ella solo lo mira asombrada.

– ¡Jamas! ¿Y tú de haberte casado conmigo? – le devuelve la pregunta, mirándolo con angustia.

El mueve la cabeza negativamente y la abraza, arrepentido de haber preguntado. Pero cuando entra en su recamara y ve ese pequeño altar, su corazón da un vuelco, es verdad él permitió que ella lo pusiera, porque en aquel momento sentía casi lo mismo que ella, pero no puede evitar el sentir celos de ese estúpido retrato, siempre rodeado de rosas rojas, aunque tal vez sin el dueño de aquella imagen no tendría la familia que tiene ahora, Helga su esposa, y sus dos lindos hijos, Arnold el mayor, rubio como el sol, que es tan parecido a su madre, tiene 8 años y el pequeño Romeo, moreno igual que él, con los ojos azules de su madre, con tan solo 6.

– Arnold… – exclama tomando el retrato de la mesita donde esta, él era su mejor amigo, su muerte y el dolor que sintieron por la perdida fue lo que los unió y aquí están ahora, juntos.

Arnold… si Arnold murió, ¿como? De la manera mas absurda según Helga. Un estúpido viaje con sus padres a Centroamérica, el avión se estrello en la selva y no quedo mucho que rescatar, no hubo señales de Stella, Miles o Arnold, nada, nadie en el avión sobrevivió. Aún así Helga lo busco incansablemente, hasta que Gerald la saco de su locura, tenia que ser fuerte por primera vez en su vida, tenia una razón para hacerlo. Al final él se había dado cuenta de como era en realidad ella, y porque Arnold la amaba tanto, su dolor, su angustia, su amor, todo lo hizo caer rendido de amor por ella sin remedio.

Phoebe sigue siendo la mejor amiga de Helga, y de él también, ellos ya se habían alejado cuando iban en la secundaria, nunca hubo nada entre ellos mas que amistad, tal vez por eso ella podía pasar horas y horas en esa casa, salvo cuando algún buen mozo la invitaba a salir, ahí si que los abandonaba, no había encontrado el amor verdadero, no como ellos, pero seguía buscando según decía.

Esa tarde el veía la foto de su amigo, recordando todo lo que había pasado en su vida, tal vez era hora de pedirle a Helga que guarde ese retrato. Se escucha el timbre de la puerta, Helga esta abajo, terminando la tarea con sus hijos, así que no le preocupa.

Ella sigue sonriendo, pues Romeo la ha hecho reír, abre la puerta y su sonrisa se congela al ver a la persona frente a ella, su corazón parece detenerse, la oscuridad se apodera de sus ojos.

– ¡Helga! – exclama Arnold logrando asirla antes de que caiga al piso.

A los oídos de Gerald llega el sonido de esa voz, y baja corriendo las escaleras de la vieja casa Pataki.

Arnold esta ahí frente a él cargando a Helga desmayada, mientras sus dos hijos lo miran con asombro. Gerald extiende los brazos y Arnold pasa a Helga hacia ellos, mirándolo con angustia.

Gerald pone a Helga en el sillón y voltea a ver a su amigo que mira fijamente a los niños. Observando al mayor que tiene ese parecido a Helga, pero con grandes y expresivos ojos verdes.

Ambos amigos se miran profundamente, antes de que Gerald se acerque y le de la mano.

– ¡Bienvenido Arnold! – extendiendo su mano derecha.

Arnold lo mira y da dos pasos atrás.

– ¿Esta vez llegue bastante tarde, cierto? – dice tristemente antes de dar la media vuelta, acariciar el rubio cabello del niño mas grande y salir por la puerta cabizbajo.

Gerald lo observa y luego a Helga que luce triste en su repentino desmayo.

Continuara…

AY! Ya recibí un jitomatazo, lo sé, lo sé, bueno veamos este es un fic interactivo y puede tener dos finales, ustedes deciden, Helga vive feliz con Gerald y tiene una familia, pero Arnold es aún muy importante para ella, ustedes dicen, Gerald o Arnold, y advierto, si a alguien no le gusta, pues perdón, pero es una idea que se me ocurrió, así que estoy en sus manos, el siguiente capitulo será el final y de ustedes depende en que termina.

Y si, ando en mi fase Gerald, Helga, así que no se enojen.

Saludos y por favor digánme que hago. ^^

Atte. Rei Hikaru Chiba.