Capítulo 19- Final

Kyouya buscó colmarse de trabajo todo el fin de semana. Revisaba estados de cuenta, balances, cifras. Cuestiones que bien podía delegar a alguien más, sin embargo, quería tener algo en lo que ocupar su tiempo para no tener que pensar en Haruhi.

Había ordenado terminantemente no recibir ningun tipo de interrupción. Nadie podría entrar a su oficina, a menos que él mismo lo ordenara. Su humor había sido terrible desde hacía algunos días y tenía la seguridad de que nadie querría verse expuesto a él.

Se encontraba haciendo revisión de algunos documentos. Era la tercera vez que leía el contenido, ya que comenzaba a perder la concentración. Haruhi se colaba en sus pensamientos de tanto en tanto, atormentándolo. Pero había decidido volver a endurecer su corazón.

El joven Ootori exhaló con cansancio. Estaba agotado, pero no deseaba regresar a una casa vacía. Lo haría hasta muy entrada la noche y solo para dormir unas pocas horas. Tal y como había sido su rutina en los últimos días.

Kyouya se levantó de su asiento y se dirigió al enorme ventanal, donde tenía una privilegiada vista de la ciudad. Mantenía su mirada perdida en algún punto. Sus brazos cruzados frente a su pecho. Estaba claramente pensativo.

De pronto, unos insistentes susurros irrumpieron su concentración. Dos personas se encontraban afuera de su despacho. Giró su cuerpo solo para ver la puerta abriéndose...y a Tamaki Suou entrando tras ella. La asistente de Kyouya lo miró con evidente temor.

-Presidente Ootori, le he dicho que usted no recibiría a nadie, pero él...-

-Yo me encargo. Puedes retirarte.- le cortó, sin más.

Tamaki le sonrió amablemente a la mujer.

-¿Lo ve? Le dije que no iba a haber problema. Puede irse tranquila.

Ella asintió temerosa antes de marcharse. Tamaki cerró la puerta y caminó hacía donde Kyouya se encontraba. El heredero Ootori siguió observando por la ventana.

-Esta no es una visita de cortesía, supongo.

-Necesito hablarte.

-¿Es importante? Tengo bastantes asuntos que atender.

-Intentaré no quitarte el tiempo. Se trata de Haruhi.

-Sea lo que sea, no me concierne. Puedes buscarla si te place.

-Ella partirá mañana. Su vuelo sale por la tarde.

-Lo sé.

-No permitas que lo haga.

-¿Y por qué no habría de hacerlo? Es lo que desea.

-No, no es lo que quiere. Es por ti, ¿qué no lo entiendes?

-Voy a decirte algo, Tamaki. No voy a intervenir en ningun asunto que tenga que ver con ella. ¿Queda claro? ¡Estoy harto de ser tu maldita sombra!

-¿De qué estás hablando?

-No me tomes por idiota. Hablo de ti y Haruhi.

-Se casó contigo, me hizo a un lado por ti, espera un hijo tuyo. ¿Aún así puedes seguir creyendo que sigue enamorada de mi?

-Se casó conmigo por caridad, estaba dolida por la ruptura y el embarazo no fue planeado. No tengo motivos para pensar que no te ama.

-No sabes lo que dices. Si tan solo, si...la escucharas hablar de ti, te darías cuenta de lo equivocado que estás.

-Me mientes para que le haga desistir de su viaje. No va a servirte de nada.

-¡No estoy mintiendo! ¡Mierda! Deja de ser un idiota y escucha a los demás. ¡Esa chica te ama y tu solo le haces daño!

-¡Si de verdad me amara, no se pasaría todo el tiempo rechazándome! Además, el día que regresaste te vi con ella, en mi propia casa.

-¡Eres un completo imbécil, Kyouya! Sí, ese día fui a buscarla dispuesto a recuperarla...y me rechazó. Me confesó lo de ustedes, que te amaba, y me habló del embarazo. La decepcioné muchas veces, ¿sabes? En cinco años no le di su lugar y la lastimé. En el fondo sabía que me lo merecía. No sé lo que hiciste, pero ella se enamoró de ti. Volvió a confiar. Creí que harías lo que yo no pude, por eso quise alejarme un tiempo. Y ahora veo que tampoco la mereces.

-Ella nunca me hablo de sus sentimientos.

-¿Y tienes idea del por qué? Jamás diste algo desinteresado en tu vida. Cualquiera podría pensar que no tienes sentimientos y que nadie te importa. Haruhi tenía miedo de que la rechazaras.

-¿Por qué tienes que ser precisamente tú quien me hable de lo que ella siente por mí? Podrías aprovechar esto. Podrías tratar de ganarte su amor de nuevo.

-¿Preguntas el por qué, idiota? Eres mi amigo, el mejor que he tenido jamás. Ella es la mujer a quien más voy a amar en el mundo. Y sé que podría intentar una vez más, sin embargo, no imagino lo duro que podría ser verla añorándote todo el tiempo y verla ser infeliz...y verte a ti, hundido en tu soledad y tu miseria por el resto de tu vida. ¿Pretendes que viva con eso? Deja de hacer preguntas estúpidas y actúa. Si Haruhi se va, los chicos y yo no vamos a perdonarte.

-No tengo idea de lo que deba hacer. Estoy...confundido.

-Te conozco mejor que nadie, Ootori. Estoy seguro de que la amas. Búscala y díselo.

Kyouya miraba con duda a su amigo. Tenía ciertos temores que no lograba despejar, a pesar de que no quisiera admitirlo.

-No cometas un error, Kyouya. Ustedes se aman. Tienen lo más importante. Algo como eso no se recupera. Tóma mi consejo.

-Necesito pensar.

-No tardes demasiado. Mañana a esta hora, Haruhi se habrá ido.

Kyouya se limitó a asentir. Procesaba todos los sucesos recientes, todas las palabras que le costaba tanto aceptar. Tamaki dió vuelta para irse, hasta que recordó algo y volvió sobre sus pasos.

-Lo olvidaba. Hay una cosa más.

De repente, un controlado puño se impactó contra la mejilla izquierda de Kyouya, haciéndo que sus anteojos cayeran de su sitio. El joven Ootori se incorporó, tocando la zona del golpe para verificar que no sangraba.

-¿Por qué demonios fue eso?

-Alguna vez me dijiste que te las pagaría si le hacía daño a Haruhi. Supuse que aplicaría de la misma forma para ti. Así que estamos a mano.

Tamaki hizo un despreocupado ademán para despedirse y salió del despacho. Kyouya lo miraba con resentimiento cuando se marchaba. Se acarició la mejilla una vez más, mientras coincidía para sí mismo que quizá se merecía aquel castigo.

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Habían comenzado a anunciar el abordaje para el vuelo con destino a Los Ángeles. Ranka abrazaba a su hija sin querer soltarla. No paraba de darle miles de recomendaciones.

-Descuida, papá. Lo haré. Pero tienes que soltarme para que pueda irme.

Honey se unió al abrazo mientras lloraba. Su llanto hizo eco en el padre de Haruhi y ahora ambos la aprisionaban. Mori trataba de tranquilizarlos. Hikaru desviaba la mirada de aquella escena. Estaba furioso. Kaoru lo observaba con preocupación.

-Hermano...- llamó el menor de los gemelos.

-¿Puedes creerlo? Ni siquiera le importa. Ella se va y no fue capaz de venir a detenerla.

-Hiciste lo que pudiste, Hikaru. Ya no dependía de ti.

-¿Tratas de consolarme? Eres el único que sabe cuánto me importa. No me pidas que me resigne así.

-Esto no es para siempre.

-Ya lo sé, es sólo que...no me acostumbro a la idea de que no podré verla cada vez que deseé.

-Bastará con que tomemos un avión. Hikaru, tenemos que entender sus motivos. Somos sus amigos. Es nuestro deber apoyarla.

-Tal vez tengas razón...pero no deja de ser tan difícil.

Kaoru palmeó la espalda de su hermano mayor antes de acercarse al grupo. Hikaru lanzó un pesado suspiro mientras lo seguía. Tenía que ser parte de ese pequeño momento de despedida.

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Haruhi tomó su lugar en el asiento asignado en primera clase. Se recostó contra el respaldo y cerró los ojos, intentando no pensar en todo aquello que estaba por dejar atras. Su hogar, su familia, sus amigos...y a Kyouya. Esa era la parte más difícil y el principal motivo de su travesía. Tenía que aprender a olvidarlo.

Acarició su apenas resaltado vientre. Le tranquilizaba pensar en su bebé. Se puso cómoda en su asiento mientras esperaban a que subiera el resto de los pasajeros. Decidió que sería conveniente tratar de dormir un poco, sin embargo, la llegada de otra persona truncó sus intenciones.

-¿Señorita Fujioka?

Haruhi miró al hombre que le llamaba. Era alto y rubio, pero lo más importante era que vestía un elegante uniforme de piloto. Se trataba del Capitán del avión.

-Pido disculpe mi interrupción, pero me ha llegado una solicitud de la torre de control. Requieren de su presencia ahí mismo.

-Lo lamento, debe estar equivocado. Dudo que hayan pedido mi asistencia a un sitio como ese.

-Es usted Haruhi Fujioka, ¿no es verdad?

-Sí.

-Entonces le aseguro que no es ninguna equivocación. Usted es la persona a la que busco.

-Lo lamento, pero si no me explica por qué alguien en la torre de control querría la presencia de una abogada, no pienso acompañarlo a ninguna parte.

-Señorita, tengo órdenes precisas. Si usted no me acompaña, mi avión no podrá despegar, ¿comprende? Retrasará un vuelo internacional. Seguramente no quiere eso.

Haruhi se levantó, exasperada. Aquel acto tenía un sello personal...y sabía con exactitud a quien pertenecía.

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Haruhi esperaba sentada en una pequeña habitación. Hacía apenas algunos minutos desde que practicamente le habían hecho descender de su vuelo. Desde donde la chica se encontraba, tenía una vista panorámica de la pista de aterrizaje. Su avión aún aguardaba.

Se disponía a levantarse de su asiento, cuando vio la puerta abrirse, dejando pasar a Kyouya.

-Por favor, quédate donde estás.

-¿Puedes explicarme qué significa esto? Un día me dices que te da igual que me marche y al otro me lo impides. No puedes jugar así con los demás.

-No vine a impedir que te vayas. Ese avión esperará hasta que vuelvas a abordar, si es que así lo decides. Sólo quiero que hablemos.

-Creí que todo estaba dicho ya.

-Haruhi...¿qué es lo que sientes por mí?

Ella enmudeció. La pregunta era demasiado directa. No se sentía capaz de desenmascararse en aquel momento. Kyouya intuyó el motivo de su silencio.

-Tengo tu respuesta, Haruhi. Hay un motivo por el que debes quedarte a mi lado.

La chica lo miró, expectante. El joven Ootori había tomado asiento frente a ella.

-Eres mi esposa y la madre de mi hijo, pero lo más importante, es que...te amo.

-¿Qué?- preguntó Haruhi, con voz temblorosa.

-Te amo.- repitió con seguridad.

-No seas cruel, Kyouya. No te burles de mis sentimientos.

-No estoy jugando, ni tampoco estoy mintiendo. Por primera vez, estoy siendo honesto contigo.

-Parece tan difícil de creer.

-Desde niño, aprendí que las personas nunca ofrecían algo sin esperar obtener un beneficio a cambio. Esa era mi forma de vida. No hacía nada que no representara un mérito, y solo a excepción de Tamaki, no había tenido un verdadero amigo. Cuando se me presentó ese obstáculo que ponía en riesgo la lucha de tantos años, pensé que estaba dispuesto a cualquier cosa. Y entonces apareciste tú. Me ofreciste algo muy importante: ayuda incondicional. Acepté el matrimonio, confiado en mi firme convicción de no enamorarme jamás. Y aquí me tienes ahora. Expuesto, vulnerable.

-No eres vulnerable, Kyouya, ni tampoco débil. Amar a alguien no tiene que ser algo terrible.

-Pero...yo aún no tengo una respuesta. ¿Qué es lo que sientes por mi?

Haruhi se mordió el labio inferior. Aun tenía cierto temor.

-Yo...también te amo. Te amo, Kyouya.

-Parecía tan complicado, pero finalmente todo es tan simple.

Ella comenzó a llorar. Una pequeña sonrisa adornaba sus labios. Eran lágrimas de felicidad. Kyouya se arrodilló frente a Haruhi y limpió su llanto con ambos pulgares.

-Tenemos motivos importantes para estar juntos. Yo quiero estar contigo. Tú...¿quieres quedarte conmigo?- cuestionó mostrándole a su esposa el anillo que había comprado para pedirle matrimonio de nuevo.

-Sí, quiero quedarme contigo.

Ambos se levantaron. Kyouya la besó con pasión, como si su vida dependiese de ello. Tomó su rostro con ambas manos, manteniéndola muy cerca de él, quedándose así aun después de romper el contacto con sus labios. Él unió su frente a la de Haruhi y cerró los ojos. Tenerla a su lado le daba una sensación de paz y plenitud. Quería sentirlo cada día de su vida.

-El avión...se va- dijo Haruhi, quien tenía la vista fija al exterior.

Kyouya la sujetó por la cintura, mientras seguía también con la mirada la trayectoria de la aeronave.

-Si.- afirmó él, como si fuera algo de lo más obvio.

-Ahora tendrémos que ver la manera de recuperar mi equipaje.

-No hará falta. Tu equipaje está en el maletero de mi auto. Jamás subió a ese avión

Haruhi lo miró, interrogativa. Kyouya sonrió con astucia.

-Confiaba en que te quedarías en cuanto aclararamos las cosas. Además, por nada del mundo te habría dejado ir.

-Kyouya Ootori, eres terrible.

-Sólo cuando se trata de ti.

Volvieron a besarse. Una desbordante alegría les llenaba el pecho. Por fin estarían juntos.

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Se dirigieron a la zona de espera tomados de la mano. Haruhi se detuvo en seco al notar el rumbo en el que seguían. En un rincón apartado, los esperaban su padre y sus amigos...acompañados por Tamaki, quien sonreía de esa manera amable que tanto recordaba.

-Anda, ve- le animó Kyouya, soltando su mano.

Haruhi apresuró su paso. Tamaki se echó a correr hacia ella y la estrechó en sus brazos. Mori, Honey y los gemelos se les unieron en aquella muestra de afecto. La chica lloraba envuelta en ese abrazo. Cuando se separaron, pudieron notar que Kyouya estaba muy cerca de ellos.

-Sabía que lo harías bien.- dijo el joven Suou palmeándole la espalda.

-Usualmente hago todo bien, Tamaki. No necesitaba esta comitiva de entrometidos para estar seguro de ello. Ahora, si nos disculpan, mi esposa y yo tenemos mucho por hacer.

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La luz de la luna se filtraba por la ventana, atravesando las delgadas cortinas e iluminando las siluetas desnudas de los amantes. Sentado al borde de la cama, Kyouya sostenía en su regazo el suave cuerpo de Haruhi. Las piernas de la chica estaban completamente abiertas, exponiendo su intimidad, la que él acariciaba con delicadeza, arrancándole leves gemidos.

Ella echó su cuerpo hacia atras, reclinándose sobre el duro pecho de su esposo. Él aprovechó la cercanía para besarle el cuello. Eran besos cortos, gentiles y lentos. Eso parecía enloquecerla y Kyouya deseaba disfrutarla con tranquilidad, tomándose su tiempo para amarla como no lo había hecho antes.

Mientras besaba y mordía con suavidad el hombro izquierdo de Haruhi, Kyouya utilizó la mano que conservaba libre para tomar uno de los senos de su mujer.

-¡Aaaaaaaaah, Kyouya!- gimió al sentir su toque.

Él continuó deleitándose con aquellos pechos que eran su perdición. El joven Ootori metió dos de sus dedos en la boca de su compañera, humedeciéndolos para poder aprisionar y juguetear con el pezón izquierdo. Los sonidos de placer subían de tono.

-Han crecido. Y son más sensibles.- declaró Kyouya con una grave voz que denotaba su propia excitación. -Me encantan.

Haruhi rodeó el cuello de su esposo con uno de sus brazos y giró su rostro para poder besarlo. La mano que él había mantenido ocupada en los labios vaginales de la chica, subió lentamente por el cuerpo de ella hasta posarse en su vientre. Kyouya lo acarició con devoción.

-Si te resulta incómodo, puedes decírmelo. No quisiera dañar al bebé.

-El bebé va a estar bien. La doctora dijo que no había problema mientras me sienta en condiciones de hacerlo.

Se besaron una vez más. Kyouya continuó la tarea de acariciarla. Su mano volvió a bajar a la entrepierna de Haruhi. Ella también quería darle placer, así que tomó el pene de su amante y comenzó a frotarlo delicadamente. Él se estremeció enseguida. La chica sonrió al notar que se encontraba demasiado sensible.

-Necesito estar dentro de ti, ahora.- declaró el joven Ootori, sacando los dedos de la humeda intimidad de ella.

Kyouya la sostuvo por ambos muslos para levantarla apenas unos cuantos centimetros. Posicionó su erección en la entrada de la vagina de Haruhi y la penetró en un solo movimiento. Ella gimió, de forma poco discreta. El lanzó un gruñido de placer antes de apretar la mandíbula.

-Es tan caliente...y apretado. Eres deliciosa, cariño.

Y comenzó a moverse. Al principio, una danza lenta y sensual que les permitía continuar con sus besos y caricias. Kyouya se llenaba las manos con los pechos de Haruhi, apretándolos y moldeándolos según su voluntad. La chica se arqueaba, aferrándose a las duras piernas de su marido para poder seguir el ritmo de sus embestidas, las cuales se aceleraron a un punto desesperante.

-Ky...ouya, no...no puedo más.

-Quiero terminar dentro de ti.

-Ház...házlo...aaaaah.

Kyouya aceleró sus embates. Haruhi se sostuvo a él con toda la fuerza que fue capaz. Segundos después, su cuerpo se tensó, haciéndo que liberara un grito de éxtasis. Su amado resintió esa reacción y derramó su esperma en el interior.

La chica se desplomó sobre el torso de Kyouya. Él la sostuvo contra sí, mientras se esforzaban por normalizar sus respiraciones. Momentos más tarde, el joven Ootori sujetó el mentón de Haruhi para poder besarla. Fue suave, lento...y tan sensual, que le provocaba pedirle que volviera a hacerla suya esa noche.

-Te amo tanto, Haruhi.- le susurró al oido.

-Y yo a ti.- respondió justo antes de besarlo de nuevo.

Esa noche planeaban recuperar aquel tiempo perdido.

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Meses más tarde...

Esa mañana, Kyouya y sus hermanos habían llegado a Okinawa por un asunto de negocios. Se encontraban reunidos en una modesta sala de juntas, siendo apenas seis personas. El menor de los Ootori pemanecía sentado en uno de los extremos de la mesa, con Kaito y Kouji a cada lado. Un hombre de avanzada edad, acompañado de dos de sus hijos, los escuchaba desde la orilla opuesta.

-Es totalmente comprensible que aún tenga sus dudas, señor Kitayama, pero conocemos su producto, y le aseguro que podemos lograr que adquiera una fuerte presencia en el mercado farmacéutico. El respaldo de nuestra compañía es incuestionable.

-Comprendo lo que me dice, señor Ootori, y me halaga el interés comercial que tienen por mi empresa, pero quiero conocer las condiciones en caso de que decidiera por esta sociedad.

-Su proceso de manufactura y sus controles de calidad son excelentes, así que no tenemos necesidad de realizar modificaciones, si es eso lo que le inquieta. Nosotros...-

La puerta de la sala de juntas se abrió sin previo aviso. La asistente de Kyouya cruzó el umbral con el móvil en mano.

-Presidente, tiene llamada.

-¿Es importante?- preguntó, fulminándola con la mirada.

-Su esposa.- respondió sin inmutarse.

Kyouya se levantó de golpe, como si hubiera sido impulsado por una fuerza sobrehumana.

-Caballeros, si me disculpan, debo atender un asunto de suma importancia.

Kaito miró a su hermano menor y asintió, asegurándole que se encargaría del resto. Kyouya tomó el teléfono y salió de la sala.

-¿Diga?

-Kyouya, es...- la voz de Haruhi se vio interrumpida por un golpe amortiguado, parecía que el teléfono había caído de su mano.

-¿Haruhi?

Lo siguiente que pudo escuchar era caos. Una serie de voces conocidas llegaban del otro lado de la línea.

-Tranquila, relájate, solo concéntrate en respirar. Así, ¡ouuch! ¡Espera...Haruhi, mi mano...me lastimas!- de seguro se trataba de Hikaru.

-¡Mori, apresúrate! ¡Mi hija se muereee!- gritó Tamaki.

-¡Buuuuua! ¡Haru-chan se está muriendo!- secundó Mitsukuni.

-Hermano, cayó debajo del asiento, no lo alcanzo.- agregó Kaoru.

-¡Cállense todos y dénle el maldito teléfono! ¡Va a romperme la mano!

Luego de una serie de sonidos extraños, finalmente oyó la voz de Tamaki.

-¡Lo encontré!

Transcurrieron un par de segundos antes de que pudiera escucharla de nuevo.

-¿Kyouya?

-Sigo aquí, querida. ¿Qué ocurre?

-Cariño, es hora. El bebé...va a nacer.

-Pero todavía le restaban dos semanas.

-Lo sé. Pero ya he roto la fuente...y las contracciones...son más frecuentes. Entiendo que...la reunión de hoy es muy importante...-

-No digas tonterías, no hay nada más importante que mi familia. Voy en camino.

-De...acuerdo- finalizó ella. Su respiración se estaba volviendo pesada.

Interrumpieron la comunicación. Kyouya hizo una marcación rápida en su móvil. El tono sonó solo una vez antes de ser atendido.

-Soy Ootori. Necesito un helicóptero lo más pronto posible.

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Después de más de una hora de trayecto, Kyouya descendió en el heliopuerto del hospital. Mantuvo comunicación directa con Tamaki, quien le informaba sobre su ubicación. El joven Ootori encontró a los ex miembros del host, así como a Fuyumi y el padre de Haruhi. Se acercó a ellos a paso acelerado.

-¿Dónde está? ¿Se encuentra bien?

-Tranquilo. Ella está en la sala de partos. Hace ya algunas horas que había roto fuente, y la dilatación ya era adecuada para el alumbramiento.- dijo Fuyumi.

Kyouya asintió. Tomó asiento junto a los demás, sin embargo, no podía permanecer quieto. Estaba ansioso por su esposa y su hijo. De tanto en tanto, se levantaba y comenzaba a caminar en círculos. Se estaba impacientando.

-¿Por qué tarda tanto?

-Es natural, hermano. Ya verás que todo está bien.- le tranquilizó la mayor, sonriéndo.

Por increíble que pareciera, Tamaki y el resto permanecían silenciosos, a la expectativa de los acontecimientos. Luego de incontables minutos, un médico de mediana edad salió a la sala de espera.

-¿El señor Ootori?

-Soy yo.- respondió Kyouya avanzando algunos pasos.

-Lo felicito. Es usted padre...-

No se quedó a escuchar el resto. Se precipitó al interior para buscar a su mujer. El médico negó con la cabeza, sonriéndo.

-Primerizo. Es típico.

Tamaki y el resto de los presentes rodearon al hombre.

-¿El bebé? ¿Cómo está? ¿Qué es?

-Es una criaturita muy saludable. Es una niña.

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Kyouya se detuvo en seco en la entrada de la habitación. Al fondo, Haruhi permanecía recostada, resguardando entre sus brazos a un diminuto ser que bebía ávido de su pecho. Haruhi levantó la mirada y le sonrió al verlo de pie.

-Papá está aquí.- le susurró a su bebé. -Ven a conocer a tu hija, Kyouya.

Él se acercó con delicadeza. Se colocó junto a ella y pudo ver a aquella pequeñita que era parte de ambos. Su piel ligeramente rosada, una fina capa de cabello oscuro, una boquita de labios delgados que se aferraban al seno de su madre...y unos ojos castaños que estaban a punto de cerrarse para dormir.

-¡Cielos, Haruhi! Es lo más hermoso que he visto.

-Sosténla.

Kyouya la tomó con sumo cuidado, recordándo la manera correcta de hacerlo. Sus brazos la sostenían con firmeza sin dejar de ser delicado. La bebé agitó sus bracitos y emitió un leve sonido de protesta, pero al sentirse segura, se calmó enseguida. Estaba a punto de quedarse dormida.

Un sentimiento glorioso se apoderó de Kyouya al sostener a su hijita. Su corazón latía desbocado. Ese lindo e indefenso ser era el resultado del amor. Un resultado inesperado que había llegado a complementar sus vidas. La prueba de que dos personas podían formar un lazo tangible y vivo. No pudo más que besar la frente de la niña.

-Yukari.- mencionó Haruhi, sacando a Kyouya de su ensoñación.

-¿Qué?

-Yukari, me gusta el nombre.

-Yukari Ootori. Suena bien...nuestra pequeña Yukari.

Él le devolvió a la bebé, quien ya dormía profundamente. Kyouya besó los labios de Haruhi con ternura. No podía evitar evocar aquella época en la que el amor le era algo imposible de concebir. Le agradecía a la vida la oportunidad de equivocar el camino que estaba siguiendo. Sin haberlo pedido, había recibido aquello que la mayoría de los seres humanos busca: felicidad.

FIN

Epílogo

Seis meses después...

La antigua mansión Ootori rebosaba de esplendor. Decenas de sirvientes se encargaban de cubrir hasta el más mínimo detalle. Ese día se llevaría a cabo la presentación de la hija del heredero Ootori. El enorme jardín contaba ya con numeroso mobiliario para la recepción. Sin embargo, aún a pesar del bullicio, un solo sonido resaltaba en el ambiente. El llanto de un bebé.

-¡Mira, mira, Yukari! Papá Tamaki hace la cara graciosa que te gusta.- dijo el joven Suou, haciendo una serie de muecas.

La niña, sostenida por Mori, no paró de llorar. Su carita comenzaba a enrojecerse.

-¿Que tal un abrazo de Usa-chan? ¿Lo quieres, Yukari?- preguntó Honey, acercando al muñeco. No funcionó.

-Somos unos pésimos tíos.- declaró Kaoru.

-Es posible que tenga hambre.- sugirió Mori

-No lo creo. Haruhi la alimentó no hace mucho.- mencionó Hikaru.

-Entonces necesitará un cambio de pañal.

-Yo no me meto con eso- contestó el mayor de los gemelos.

-Yo tampoco.- agregó su hermano. -Intercambié una rebanada de pastel con Honey para que él se hiciera cargo.

-Creí que solo bromeabas.- dijo Mitsukuni al borde de las lágrimas.

-Tenemos que hacer que deje de llorar.- opinó Takashi.

-Leí que para tranquilizar a un bebé tienes que mecerlo.- intervino Tamaki. -Yo soy el padrino, así que yo me encargo.

El joven Suou tomó en sus brazos a la niña, sujetándola por las axilas, moviéndola de arriba hacia abajo. Yukari continuaba llorando.

-¡Lo estás haciendo mal, idiota!- corrigió Hikaru.

El mayor de los Hitachiin estaba por arrebatarle a la bebé, cuando escucharon tras de ellos un reclamo.

-¡Tamaki, deja de agitar a mi hija como si fuera un sonajero!

Kyouya se acercaba a ellos a paso apresurado. Haruhi avanzaba tras él.

-Sólo dámela.- ordenó el joven Ootori.

Yukari, al sentirse abrazada por su padre, hundió la carita en su pecho y cesaron las lágrimas. Una de las manitas de la pequeña se aferró en un puño a la camisa de Kyouya, mientras se llevaba el pulgar de la otra a la boca, suspirando de tanto en tanto, luego de su prolongado llanto. Haruhi se colocó junto a su esposo y acarició la cabecita de su bebé.

-Me sorprende que hayas confiado en que esta partida de incompetentes podría cuidar a una niñita unos cuantos minutos.

-Al menos hicieron el esfuerzo. Además, no tienen la culpa de que Yukari eche tanto de menos a su papá.- respondió ella, sonriéndo con dulzura.

Kyouya sonrió con autosuficiencia y miró a su hija. La niña le devolvió la mirada y mostró su boquita desdentada en un gesto de alegría, balbuceando cosas ininteligibles.

-Iré a supervisar la recepción.- dijo Kyouya, llevando a la niña consigo.

Haruhi los vio alejarse. Tamaki se colocó junto a ella y posó una mano sobre su hombro, de forma fraternal.

-Se nota muy feliz.- observó él.

-Lo está. No te imaginas la dedicación que le da a su faceta de padre. Casi todos los días llega temprano a casa y prepara a Yukari para dormir. Le da un baño y le lee una historia antes de acostarla.

-Apuesto a que también es un buen esposo.

Haruhi se sonrojó y se limitó a asentir. A lo lejos, Kyouya alzaba a la pequeña, quien reía encantada con el juego. La mirada de él era tierna y amable.

-Lo has transformado por completo.

-No. Ese es el verdadero Kyouya, yo sólo lo encontré en el lugar que se había perdido.

-Lo que importa es que lo salvaste, que logras hacerlo feliz.

-Es un esfuerzo de cada día, pero vale la pena.

Se regalaron una sonrísa. Yukari dirigió su atención hacia donde se encontraba su madre y agitó sus bracitos, lanzando un gritito de alegría. Haruhi caminó hasta donde se encontraban su esposo e hija. Estiró los brazos hacia la pequeña y ella aceptó la invitación, permitiendo que la abrazara.

Kyouya acarició una de las mejillas de Haruhi antes de besarla. La sujetó por la cintura y emprendieron la marcha hacia donde los esperaban.

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Notas finales: Han pasado más de ocho años desde aquella noche en la que una de mis primas, que era mi mejor amiga en ese entonces, y yo, terminabamos de ver el ánime de OHSHC. Habíamos reido y llorado a lo largo de 12 capítulos. Mi prima dijo al final "debería quedarse con Kyouya". Yo estaba completamente de acuerdo. El personaje me había encantado y me enamoraba la idea de hacerlos pareja.

Comencé a escribir este fanfiction. Plasmé los primeros siete capítulos en papel, sobre un cuaderno que había destinado para mis historias. Pasaron muchos acontecimientos; inicié mi vida laboral, se dieron una serie de descubrimientos personales y posteriormente, mi etapa universitaria. Fue entonces cuando ese viejo cuaderno llego a mis manos otra vez. Releí la historia, organicé algunas de las ideas anteriores y decidí continuarla y publicarla.

No puedo describir todas las satisfacciones personales que se he tenido a raíz de esta decisión. El apoyo de muchas personas, el permitirme conocer nuevos amigos y una madurez y crecimiento como escritora, aunque jamás vaya a ganar algo monetario por ello.

Agradezco de corazón a todas las personas que leyeron este fic. Que gozaron y sintieron cada una de las palabras escritas y me dieron un lugar entre sus favoritos. Agradezco también a: nambelle, Candydead, Akari29, sayurielena, pame18, asuka miyoshi, Aire2409, caro, Kagome Black, usakochiba01, Ninha Souma, RossinaDiFuoco, Katrinna Le Fay, ginnaluna, ThexXxAngel, Valerya Lisseth, Mahasana, Kirtash R, EphemeryMoments, konekoai, Hikari Mitsuki, hikupain, Lady MaRukawa, Lady Yuuki Cross, Noemi Cullen, Naei, Lady Ale Manson, lolaphon3285, Lesty, Sakuya Yoruno, RosieDunne, sirone aphrody, Azali Kinomoto, xXm3ch3Xx, RitsuFujioka, xanxel, Baka con cuernos, akire-chan, Fall93, Azriel Rigel, eve-tsuki94, Yukk0, Gibryl Funny Bunny, sakura123, laura, Mari383, laurita, Azul, Mei Rasmus, naomi sill, Deyitha, Dra-wri-art, Snowflake274, killua, Nonomura Hatori, Amante, oxybry, Lilameily, Sucubos, Gisselle Lee Evans, danielwin10, Alouqua, KotomiTan09, katha4792 y a los anónimos.

Espero que hayan disfrutado este último capítulo.

¡Hasta el próximo fic!