Derecho de Autor:

Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto.

SINOPSIS:

Oyes al doctor decir eso que no imaginabas que diría. Te preguntas qué hiciste mal… Y ahora, estás ahí, sintiendo el agua calar en tu cuerpo… Ése eres tú.

Holograma

Diario 1

Hundiéndome

¿No has estado jugando a vivir una vida que no es tu vida?

Sólo cuando sientes que esa miseria de existencia se te escapa… vas a romper todas esas reglas que te tienen cautivo.

Nunca hiciste nada que pusiera en peligro tu salud. Nunca fumaste. Nunca consumiste fármacos ni mucho menos te drogaste. Has seguido una estricta dieta, a base de cereales, pescados, lácteos y vegetales. Tomás la cantidad requerida de agua, solo en tres ocasiones probaste la comida chatarra. Te cepillas los dientes tres veces por día, tal cual lo recomiendan los odontólogos. Practicas deportes, perteneces al Club de Tenis. Tienes notas altas y eres un chico de familia. Sales los sábados en la tarde con tus amigos y vuelves temprano a casa. Y finalmente, nunca en tu vida has visto a un médico. Si tuvieras que describirte, "Ése" serías tú.

Suena a ironía, sin embargo ¿no has sido como una especie de actor de reparto de una historia que relata tu vida misma?

Tu existencia ha pasado desapercibida…

Por eso te preguntas ¿por qué?

No hay nadie que pueda darte una respuesta.

Alguna vez has oído que los médicos tienen una salida para todo… Llegado el momento Ellos te dan Esperanzas, aunque al final no pueden ofrecerte Soluciones. La ciencia es tan limitada que te duele, si bien no lo admites. La ciencia es limitada, la medicina es una ciencia ¿cuál es la conclusión de este silogismo? Esto te duele aún más.

—En el análisis de sangre salió que es leucemia.

Oyes al doctor decir eso que no imaginabas que diría. Te preguntas qué hiciste mal…

Todo el aire se te va… Tu boca se seca. Eres tan sólo tú y el mundo.

No quieres creer que es verdad. Quieres pensar que tienes cera en los oídos, antes hubieras creído poco estético meterte el dedo índice en la oreja, pero ahora olvidas esas clases de protocolo que te inculcaron en casa. Piensas que tus oídos están obstruidos y meditas sobre cuando fue tu último baño, olvidando que la higiene es una prioridad en tu vida.

¿Tan mal estás? ¿Eres realmente "tú"?

— ¿Seguro? —preguntas, esperanzado de un error que, como en muchos otros casos, puede darse. Has leído en un libro que la ciencia también se equivoca, y te aferras a esa probabilidad. Quieres creer que así es. Por un instante quisieras saber más que el doctor, deseas que él esté en un error.

El médico se queda callado, y tú esperas que te diga que sí, que existe un porcentaje de salvación. No te importa si es una pequeña esperanza, porque necesitas tener Fe en algo. Ahora necesitas creer ciega y devotamente, nadie puede negártelo. Nadie puede quitarte esa esperanza.

Pero, detén toda esa ansiedad que te carcome, y escucha… solamente escucha al médico:

—Si hubieras… —comienza a pronunciar, sabes que cuando alguien empieza con "si hubieras" no es bueno lo que vendrá—... Se podría haber comenzado un tratamiento… la sangre que te salían de las encías… esos puntitos de sangre en el cuerpo… tu pérdida de peso, tu cansancio, tenías que haberle prestado atención a los síntomas de tu cuerpo… —Y así es, él habla y tú sientes que te encojes en esa sala. Te sientes tan diminuto.

"Si hubieras…" resuenan esas dos palabras que ya te suenan a miseria… "Si hubieras" hoy son las palabras más tristes que oíste en la vida. "Si hubieras" Ya no te importa el pasado, siempre has odiado que las personas utilicen el "hubieras" ¿por qué hablar de algo que nunca pasó?

—Lo que quiere decir es que, si yo hubiera venido antes… qué distinta sería la realidad, ¿no? —resumes como si tratara de un juego—. Entonces no hay posibilidades…

—Lo siento, Sasuke —dice el doctor y no se anima a mirarte a los ojos.

Tus labios vacilan sobre qué decir. Te imaginas a mamá llorando, meditas sobre cuál sería la reacción de tu padre… ¿cómo recibirían la noticia?

¿Y tú?...

Mamá llorando.

¿Y tú qué sientes?

Mamá llorando.

¿Qué sientes, Sasuke Uchiha?

Mamá llorando.

Sentimientos que se ventilan por la boca, por la nariz… por los poros. Esos sentimientos que se convierten en mar y que te sofocan, sellando cualquier arranque que pudiera escaparse. Todo se queda dentro.

Finalmente te atreves a hablar:

—Vaya —dices con sorna. Ni lo asimilas.

No te das cuenta de lo que has vivido. ¿Tan mal estás?

Tus días están contados… como esos productos del supermercado que vienen con fecha de caducidad. ¿Cuándo…? ¿Cuándo vas a pudrirte? ¿Cuándo vas a pudrirte, Sasuke Uchiha?

— ¿Cuándo? —preguntas con una voz mecánica.

Otra vez, el médico es incapaz de darte una ojeada. Con esto comprendes que la vida se te escapa del cuerpo.

—Unos… —finalmente se anima a decírtelo, aunque su voz no pasa de un tartamudeo temeroso. Él se aclara la garganta e intenta repetir lo que dijo, pero ¿no será más grande el dolor si sabes cuándo será lo inevitable? ¿Quieres saberlo?

Tengo miedo…

Ya no quieres oírlo. Tú lo detienes:

—No, mejor no quiero saberlo.

—Si sabes… podrás planificar…

—Doctor, ¿sinceramente cree que una vida que carga con un final anunciado puede planificarse?

No… No puede…

— ¿Te encuentras bien, Sasuke?

Sonríes. Nunca en toda tu vida has estado mejor, es un sarcasmo tan descocado. No puedes estar bien, ¿aún así quieres decirlo e inventar un bienestar del que careces?

—No me había dado cuenta de lo hermoso que puede ser el Cielo… —comentas en un comentario tan fuera de la conversación.

Quieres gritar, pero no quieres hacer de esto una grotesca tragedia. Quieres llorar, pero no quieres que sientan lástima por ti. Quieres saber por qué… pero sabes que no habrá una respuesta, pese a ello te apegas a ese por qué. Sólo eres tú, estás solo. Y no tienes mejor idea que guardar las lágrimas para después… Dejas el llanto para más adelante ¡¿Cuándo mierda las vas a usarlas si no es ahora? ¿Para qué demonios vas a guardar el llanto? Es ese estoicismo, ese que tantos problemas te ha traído, el que te ayuda a erguirte como si nada pasara. Ése eres tú.

Éste eres tú.

—Sí… —suelta el médico, y comprendes que él sólo consiente porque quiere que te sientas mejor.

No quieres dar lástima, sin embargo estás dando lástima.

Y mientras el doctor pone en tus manos las drogas que te ayudarán a concluir esto de la forma menos indolora, te preguntas si has vivido lo que humanamente corresponde…

¿A qué has jugado todos estos años?

La primera vez que estás en una clínica, por un malestar que considerabas menor…

Este es tu final…

La vida se te va de las manos…

Te encuentras caminando por los pasillos de la clínica...

La vida y la muerte...

Morir tempranamente...

Y al salir ese cielo azul te sonríe, el sol brilloso te ciega...

Es Vida... Es la Vida

Pero más que un final, te imaginas ésto como un comienzo

…Crees que, tal vez, ha llegado el momento de vivir como has deseado y querido secretamente.

¿Continuará…?

Realmente no sé si en este fic, en caso de que decida continuarlo, haya alguna pareja, cuando lo escribí sólo lo hice pensando en ciertas cosas que me pasan… Supongo que eso es todo.

Oyasumi, matta ashita