Capítulo 20.- Bomba de tiempo.
Alice POV
Sola en mí cuarto acaricié a Ariadna por horas pensando en utilizarla como antes para entrar en la habitación de Jasper, él sentía debilidad por ella y estaba dispuesta a aprovecharme de eso. Me puse mi pijama y estaba a punto de salir cuando alguien llamó, abrí de inmediato esperando que se tratara de él.
ꟷAlice. ꟷEdward estaba de pie en la puerta de mi habitación.
Rodé los ojos, era una forma muy cruel de volver a la realidad, ya ni siquiera era mi hermano preferido.
ꟷNecesitamos hablar ꟷdijo entrando sin siquiera pedir permiso. ꟷDebes estar muy confundida por todo lo que te dijeron.
A decir verdad, estaba más confundida por el cambio de actitud de Jasper que por lo que me había dicho ese hombre en Paris, todo el asunto de no ser una Cullen era tan irreal y teatral ahora, que me había parecido una invención de mi mente cuando estuve drogada.
ꟷEres con quien menos deseo hablar ꟷle dije cerrando la puerta.
Me impidió hacerlo interponiendo la mitad de su cuerpo, era caso perdido, Edward siempre conseguía lo que quería y yo no tenía intención de luchar contra él en estos momentos.
ꟷLo que te dijo ese hombre no es verdad. ―Lo ignoré y volví a mi cama.
Necesitaba deshacerme de él rápidamente para poder ir a convencer a Jasper de dejarme dormir con él, después de esta situación iba a tener que volver con mis padres a Forks y él se iría a buscar a Lucy.
― ¿Estás escuchándome? ―su voz molesta me llevó a mirarlo.
Di un suspiro, ni siquiera había notado que seguía hablando.
―Si no vas a decirme la verdad y solo viniste a darme un sermón preferiría que te fueras.
Edward ni siquiera me prestó atención, él no tenía intención de decirme la verdad, solo quería que supiera lo que le convenía.
―Si no me lo dices tu iré a preguntárselo a papá.
Estaba por salir a cumplir mi amenaza cuando el habló.
―Sabes lo de las inversiones y el capital.
Asentí, por error me había enterado de los arriesgados movimientos que mi hermano había tenido que hacer para cumplir con el plan de negocios que lo había llevado a la presidencia de la empresa, gracias a ese descubrimiento él me había ayudado con el incidente con Benjamín en el colegio y mi reciente viaje a Europa sin que mis padres se dieran cuenta de nada, me había convertido en su cómplice.
―Claudio Tyros es quien me otorgó el capital para reponer las pérdidas que tuve en el año. ―dijo sentándose en una orilla de la cama. ―Sasha…
Le presté más atención cuando mencionó ese nombre y un escalofrío me recorrió la espalda.
―Ella me puso en contacto con él y gestionó nuestras negociaciones, Jacob puso una investigación en marcha y descubrió que Claudio era el padre de Vasili.
Me senté entonces, esto cada vez se ponía más tétrico y complicado, si resultaba ser cierto lo de mi verdadero padre…
Moví mi cabeza en negativa, no quería ese tipo de pensamientos en mí, no en este momento, miré a mi hermano buscando una respuesta, pero no encontré más que incertidumbre.
Él y yo éramos cómplices en muchas cosas, pero esto lo ponía fuera de control, lo supe desde que me dio dinero y libertad para ir a Italia con Jasper.
― ¿Él tiene algo que ver con el accidente? ―le pregunté atónita.
Se pasó las manos por el rostro.
―Espero que no… ―se frotó los ojos y me miró ―Las investigaciones han arrojado demasiadas incongruencias, es como un fantasma. No tiene familia además de su esposa de la que tomó el apellido y a la que nadie ha visto en persona desde hace más de 10 años, no hay hijos, no con su esposa al menos.
― ¿En qué demonios te metiste? ―le pregunté un poco consternada, nada de esto parecía remotamente normal.
El dio un suspiro y comenzó a pasearse por la habitación como un león enjaulado.
―Me iré mañana temprano. ―me dijo masajeándose el cuello.
― ¿Por qué él dijo eso sobre ser mi padre? ―le pregunté curiosa.
―Quiere presionarme a través de ti. ―respondió, estaba ocultando algo más, estaba segura. ―No debes hablar más con él ni con James, trabaja para él, por eso ha estado buscándote, quiere utilizarte para llegar a mí.
Asentí como un zombi, todo lo que me había contado era demasiado fuerte para poder procesarlo tan rápido.
Mi hermano se fue de mi habitación dejándome con la cabeza hecha un lío, así era Edward, parecía perfecto a los ojos de los demás, mientras que a mí me mostraba sus debilidades y errores, no estaba tan segura de querer ese privilegio en este momento.
El restaurante del hotel estaba medio lleno cuando bajamos mamá y yo, me había encontrado en el pasillo rondando la habitación de Jasper, no había tenido más opción que decirle que estaba esperándola para bajar a desayunar.
El desayuno en familia siempre fue una constante cuando éramos niños, en una situación como esta era al mismo tiempo entrañable y cruel, nosotros estábamos aquí juntos y una parte importante de la familia estaba llorando ahora mismo por la falta del miembro más importante, su madre.
Yo misma había perdido a la mía hacía muchos años, ahora que todo eso estaba volviendo sentía su ausencia reciente, ahora que me habían obligado a volver de Paris, era como si intentaran cerrarme las puertas a sus recuerdos.
ꟷLinda. ꟷla voz de mamá me sacó de mis pensamientos.
ꟷEstás muy extraña ꟷme dijo tomándome las manos y mirándome atenta a los ojos. ꟷ¿Ocurre algo?
Negué con la cabeza sonriéndole, estaba ocurriendo de todo y no podía decirle nada, Jasper apareció en el ascensor en ese momento y quise correr a abrazarlo, colgarme de su cuello para besarlo ahí frente a mis padres, pero él no me miraba, al menos no de la forma en la que lo había hecho cuando estábamos solos.
ꟷHola, tía. ꟷla besó en la mejilla y ella le dio un fuerte abrazo.
Esperé en vano mi turno para recibir un saludo, mi padre eligió ese momento para llamarnos a la mesa, todo fue peor cuando los tórtolos aparecieron, todos tenían un tema de conversación excepto yo, yo solo tenía una cosa en mente y esa cosa no me miraba.
― ¿Dónde está Edward? ―preguntó mi madre cuando comenzaron a servirnos.
Estaba por decirles que se había ido cuando Jasper habló sorprendiéndome.
ꟷSe fue muy temprano, dijo que tenía asuntos que atender.
¿Hasta qué punto era su cómplice en todo esto? Lo miré queriendo preguntárselo ahí mismo, queriendo saber que tanto sabía el sobre este asunto de Claudio Tyros y mi madre, estaba cansada de esta situación, quería gritar.
ꟷEs un adicto. ꟷdijo Emmett poniéndole más cosas a su plato.
Quiso colocar pastel de chocolate en el de Rosalie y ella lo apartó rápidamente, rieron como tontos mientras peleaban por la comida, los observé durante un rato y luego los odié por ser tan felices, por poder estar juntos frente a nuestra familia, los envidiaba tanto...
El desayuno fue tranquilo y muy reconfortante para todos, no hablamos mucho, todo nos llevaba a la tragedia de los Denali y lo que menos queríamos era escarbar ese agujero, sentí como que no querían que esa mancha de sangre nos tocara, pero debí decirles que estaba rodeándonos y que Edward era el encargado de esparcirla.
Mi celular sonó cuando estábamos en la habitación de mamá ayudándola a empacar, me fui a la terraza para tener un poco de privacidad, era James.
ꟷ¿Cómo te encuentras princesa? ꟷSonreí ante el sobrenombre, se había convertido en una constante desde que Alec comenzó a llamarme así.
ꟷEstoy bien ꟷle dije sinceramente ꟷesto es horrible, supongo que saldremos de esto.
Me preguntó varias cosas más y entonces hizo lo que estaba esperando que hiciera.
―Tus vacaciones aun no terminan, deberías venir a Tampa, estaré ahí el resto de la temporada, me gustaría mucho verte en uno de mis juegos.
Sonreí como una boba, sabía que me invitaría, la única ocasión en la que Jasper me había tomado enserio fue cuando me fui con Alec a Paris, esta vez haría lo mismo con James, al parecer necesitaba este tipo de incentivos para hacerle ver que estaba perdiéndome.
Cuando volví a la habitación mamá y Rose me miraban curiosas, ya había hablado con mi madre sobre James, me había atrapado hablando con él y no podía engañarla, para mi suerte la única vez en la que lo conoció le agradó, él podía ser encantador cuando quería y mi madre propiciaba ese comportamiento en los demás, no conocía a nadie que pudiera resistirse a ella todavía.
Jasper
Emmett y yo decidimos acompañar a Carlisle a realizar los trámites necesarios a las oficinas de la empresa, había muchas cosas que hacer ahora que una de las accionistas principales ya no estaba.
―Me sorprende la forma tan civilizada en la que se están comportando ambos. ―nos dijo con el ceño fruncido mientras estábamos en el auto de camino a las oficinas.
Yo conducía, Carlisle había descartado a los guardaespaldas argumentando que con nosotros a su lado nadie podría o intentaría hacerle daño, Emmett me sonrió de forma burlona por el retrovisor mientras se tocaba la mandíbula, lo habría molido a golpes si mi hermana no me hubiera dicho lo feliz que estaba.
―Somos adultos papá, ―respondió Emmett. ―Podemos sobrellevar esta situación.
Sonreí para mí mismo, él no había cambiado con los años, seguía igual de noble y despreocupado, yo en cambio no podía olvidar lo mal que había estado mi hermana después de su separación, esos meses oculta en su departamento sin hablar o ver a nadie…
Carlisle puso su mano sobre mi hombro, como sí supiera lo que estaba en mi cabeza ahora mismo y quisiera alejarlo, la imagen de mi hermana deshecha en lágrimas comenzó a evaporarse para ser remplazada por su rostro sonriente de esta mañana.
Jamás podrían comprender lo que significó para nosotros ser acogidos por su familia, ser recibidos en su casa y contar con el respaldo de un padre, el amor de una madre y la complicidad de los hermanos, porque independientemente de todas las situaciones, éramos hermanos.
En el edificio de la empresa las personas se movían en muchas direcciones, todos tenían cosas que hacer, era como si un desastre natural hubiera azotado a la familia y todo su entorno, fue asombroso ver a Carlisle tomar el control de la situación, apenas se sentó en la silla principal de la sala de juntas fue como si la pieza central del reloj hubiera sido colocada en su sitio y todo comenzara a ir como debía.
Aunque pasamos varias horas ocupándonos cada uno de un trámite en específico, todo parecía muy fácil bajo las órdenes de Carlisle, eso me hizo pensar que el nombramiento de Edward como presidente de la empresa era más una concesión que una necesidad.
―Deberías volver y trabajar en la empresa. ―dijo mi tío mientras lo ayudaba a revisar unos contratos.
―Tal vez lo haga. ―respondí entregándole los papeles. ―Necesitaré un empleo cuando me despidan.
―A tu tía le encantaría que volvieras a casa. ―cerró la carpeta después de firmar. ―Siempre has estado demasiado lejos.
Sabía que no solo se refería al hecho de que siempre viví lejos de casa, mientras fui un niño en la escuela militar, después la universidad y México, ahora había llevado mi soledad a otro nivel escondiéndome en otro continente. Mientras mi hermana abrazó con emoción a nuestra nueva familia, yo siempre me sentí diferente y poco merecedor de todo lo que mi tía Esme y Carlisle se esforzaron en ofrecernos, después de lo de María, sentí que todos esos sentimientos tenían sentido, mi naturaleza era diferente, yo era como mi padre, lastimaba a las personas que me amaban y eso era algo que los Cullen no merecían, Alice no lo merecía.
―Siempre quise que ustedes se sintieran cómodos entre nosotros, Rosalie… ―dio un suspiro y sonrió. ―Tu hermana siempre fue hermosa por dentro y por fuera, nunca creí que mi hijo la mereciera, no me parecía suficientemente bueno para ella, es como otra hija para mí.
Sus palabras me llevaron a pensar en cómo se sentiría si supiera todo lo que Alice había perdido en mi departamento, por si fuera poco, justo ahora estaba lastimándola con mi rechazo sin una buena razón, debía decírselo, después de eso podía volver a desaparecer, Rosalie estaba de nuevo con ellos y sabía que la cuidarían, siempre supe que ella estaría bien mientras permaneciera bajo la protección de los Cullen, estaba por hablar cuando Emmett entró después de unos golpes.
―El asunto Masen está solucionado. ―dijo poniendo una carpeta sobre la mesa. ―Y ahora me voy, necesito pasar tiempo con mi esposa.
Le di una mirada de odio cuando sonrió antes de cerrar la puerta, volvimos a quedarnos solos y la tentación de confesar mis pecados era mucha, para mi suerte el decidió seguir con su charla.
―Estoy diciéndote todo esto porque creo que deberías volver, entiendo que siempre has sido mucho más independiente que tus hermanos, no espero que te mudes a la casa, pero al menos podrías venir de visita.
Sus palabras eran suaves, pero su mirada era firme y tenía razón, me había alejado demasiado de todos.
―Si algo está ocurriendo puedes decírmelo. ―no me miraba cuando levanté la vista.
Di un suspiro y me eché el cabello hacia atrás, decidí contarle el secreto menos dañino.
―Lucy Sandino me visitó en Italia.
Me miró entonces, su semblante se volvió serio y me miró con gravedad.
― ¿Estás consciente de la orden de restricción?
―Ella tenía una buena razón. ―levantó sus cejas dudoso y yo miré mis manos. ―Hay un niño, tiene 5 años y hay una gran posibilidad de que yo sea su padre.
Cuando levanté mi vista esta vez, sus ojos estaban fijos en mí, no había una expresión específica en su rostro, había un poco de consternación, duda y mucha curiosidad.
―Debes ir entonces, ―recuperó la compostura y firmó los documentos. ―Y traerlo a conocernos si es que resulta ser cierto, Esme estará feliz, nuestro primer nieto.
Mientras continuamos con las notificaciones a los socios y esas cosas comencé a pensar en lo que significaría para el niño esta nueva situación, una nueva familia, abuelos y tíos nuevos, pensé en Alice y en cómo lo tomaría.
Cuando llegamos al hotel, mi tía y Alice estaban en el restaurante esperando por nosotros, ellos volvían esa misma tarde a Forks así que decidí quedarme con ellos y acompañarlos al aeropuerto, quería asegurarme de que ella subiera a ese avión y que volviera a su vida normal, con el pasar del tiempo se olvidaría de lo que había pasado.
"No puedo olvidarlo."
Su voz en mi cabeza me recordaba sus palabras en Roma, el recuerdo de ella debajo de mi cuerpo esa tarde lluviosa nubló mi mente y no me dejó pensar en nada más.
―Jasper… Jazz… ―mi tía me había estado llamando y yo sumido en mis fantasías no le había prestado atención.
―Disculpa tía, no te estaba escuchando.
Ella me sonrió desde el otro lado de la mesa y me preguntó cuando iba a volver a Italia.
―Aún no lo sé, ―le respondí ―tengo asuntos que resolver en este continente antes de volver a mi vida normal.
Alice me miró atenta como Ariadna cuando encontraba alguna presa a la que perseguir, por eso me gustaba tener a la gatita cerca, me recordaba su vivacidad y entusiasmo por todo.
―Espero que pases unos días con nosotros. ―respondió mi tía entusiasmada, ―la casa se siente tan vacía cuando Alice no está.
―Prometo ir antes de volver a Italia. ―le aseguré a mi tía sin dejar que se me notara la sorpresa por las noticias. ― ¿Tus vacaciones ya terminaron Alice?
Ella levantó la vista de su plato con cara de inocencia, pero en sus ojos supe que no era inocente en todo esto y yo había mordido el anzuelo.
Alice explicó categórica como había sido invitada por James a asistir a los juegos de la temporada y como a Rosalie le había parecido una excelente idea que ella pasara un tiempo en su casa, yo solo le di mi mejor cara de póker, ya había caído en su juego lo menos que necesitaba era darle más motivos para saber que había triunfado.
Después de la comida fuimos todos a despedirlos al aeropuerto, mi tía se despidió de Rose y de mi abrazándonos a ambos al mismo tiempo.
―Los amo muchísimo. ―nos susurró antes de besar nuestras mejillas, ―Soy muy afortunada de tenerlos.
Lloró un poco cuando se despidió de Alice y le pidió a Rose que la cuidara bien.
―Alice es una chica muy sensata ―dijo mi hermana. ―No hace falta que te preocupes por ella.
Quise contarles que tan sensata podía ser Alice cuando una idea se le metía en la cabeza.
Algo le pasaba a mi estómago cada vez que planteaba la posibilidad de que Alice pusiera alguno de sus planes en marcha para encontrarse con James, aun podía recordarla drogada y frotándose contra él en ese minúsculo vestido.
Viajamos al aeropuerto en dos autos, de regreso Alice decidió viajar en el auto con mi hermana para hablar "cosas de chicas", así que me dejo solo con Emmett.
―Deberías venir tú también con nosotros. ―me sorprendió con su invitación.
―No me gusta ser niñera. ―le respondí pensando en cómo Edward me había puesto a cargo de su hermana menor sin pensarlo.
―Tenía la esperanza de que vinieras y mantuvieras ocupado al monstruo mientras tu hermana y yo…
Nuestros ojos hicieron contacto al mismo tiempo antes de que terminara la frase, él sonrió y yo gire mis ojos, estaba tentando mi paciencia, pero el siguió sonriendo mientras se quejaba de la ciudad como venía haciendo desde que llegamos.
Apenas aparcamos en el hotel me dirigí a mi habitación, necesitaba mantener la distancia entre Alice y yo, comencé a asaltar el minibar después de hablar con mi jefe y explicarle como se había presentado esta situación, se portó comprensivo y al mismo tiempo estaba molesto porque le dije que me ausentaría más tiempo aún.
Me di cuenta de que me había quedado dormido cuando el ronroneo de Ariadna en mi mejilla me despertó, estaba acurrucada en mi cuello, más abajo Alice se había metido bajo mi brazo y dormía tranquilamente, ni siquiera me molesté en preguntarle cómo había entrado, me limité a aprestarla contra mi cuerpo y volver a dormir.
Cuando desperté estaba muy confundido, no tenía idea de que hora era o de donde estaba, la televisión estaba encendida y Alice estaba a mi lado con Mina en su regazo y el resto de los gatos estaban esparcidos por la cama, me moví y Ariadna protestó, ella seguía en mi cuello.
Me puse de pie colocándola sobre el regazo de Alice al lado de su madre, ella me dio una sonrisa.
―Está enamorada de ti.
La pequeña saltó por la cama hasta que alcanzo la horilla de la cama y desde ahí comenzó a maullar suplicante.
Solo me reí de ella de camino al baño, cerré la puerta para que no fuera tras de mí, ella me seguía por todos lados.
Cuando volví a la habitación me quedé helado al verla mirarme desde la cama, no me había parecido mala idea andar por ahí sin camisa, pero ahora mirarla en mi cama con su corto camisón acababa con mis buenas intenciones, desvié la mirada y me concentré en mi teléfono sobre el buró, lo tomé y me senté en el borde de la cama poniendo toda la distancia posible entre ella y yo, revisé los mensajes buscando uno de Lucy.
―Deberías volver a tu habitación antes de que se haga más tarde.
Después de la conversación con mi tío, decidí que tenía que solucionar la situación con el niño lo más rápido posible, después de saber si yo era su padre todo iba a ser más fácil de solucionar.
― ¿Vas a llamarla? ―preguntó Alice a mi espalda. ― ¿Por eso quieres que me vaya?
Esa parte de estar con ella me confundía mucho, intuía todo y casi siempre sabía lo que me estaba pasando por la cabeza, era un poco molesto no poder ocultarle nada, no estaba acostumbrado a compartir mis pensamientos o acciones con nadie.
―No hay ninguna razón por la que no puedas escuchar. ―le respondí con la mirada en el teléfono.
Tenía que llamarla, pero no sabía si aún seguía en Roma o si había vuelto a México, decidí darle la noticia por mensaje, necesitaba todos los detalles de cómo haríamos todo esto.
―Vuelve a tu habitación antes de que tu hermano comience a buscarte.
Sentí su respiración tras de mi antes de que sus brazos me rodearan y sus palmas se pegaran a mi torso, di un suspiro cuando recostó su cabeza en mi hombro y su pecho estuvo pegado a mi espalda, me abrazó con fuerza y recordé lo que le había dicho en Paris, hice un gran esfuerzo por no ponerme de pie y alejarme.
Debí huir desde el primer contacto de sus labios en mis hombros, di un suspiro cuando sus manos fueron hasta mi estómago y comenzó a acariciarme causando reacciones en mi cuerpo que había querido reprimir.
Después de que me giré para besarla mi cerebro se desconectó y mi cuerpo actuó por instinto propio, deshacerme de sus manos sobre mi y bajarle los tirantes del camisón para poder poner mis manos sobre sus pechos fue puramente natural.
Estaba hermosamente sonrojada cuando la miré a los ojos, se apartó de mi suavemente y sin que yo pudiera hacer o decir nada se subió los tirantes y se puso de pie.
Gemí como un adolescente cuando me dio la espalda y se inclinó sugerentemente para ponerse sus pantuflas, sabia perfectamente lo que estaba haciendo y podría apostar que estaba disfrutándolo.
―No deberías ir a Tampa. ―le dije inevitablemente mientras luchaba contra el impuso de ir y arrastrarla hasta la cama.
―Deberías venir a vigilarme de cerca, como en Paris. ―dijo ella de pie mirándome tranquila.
― ¿Por eso lo estás haciendo?
Ella no respondió y se quedó ahí mirándome con toda la inocencia que era capaz de reunir en sus ojos, a veces creía que era la criatura más inocente del mundo y luego en momentos como estos pensaba que estaba manipulando todo y a todos para conseguir lo que ella quería.
―Sea lo que sea que estés planeando, no cuentes conmigo, tengo asuntos que atender.
― ¿Con Lucy? ―preguntó con su ceja arqueada.
No le respondí y ella comenzó a caminar hacia la puerta seguida de su séquito, Adriadna no la seguía, ella estaba acurrucada en la cama, volvió por ella desde la puerta y tuvo que llevársela en brazos.
―Tu hermano dijo que debías alejarte de James. ―le dije cuando estaba por tocar la perilla.
―Será difícil estando en la misma ciudad. ―después de esa frase se fue de mi habitación.
Alice POV
Cuando volví a mi habitación comencé a hacer mis maletas como venganza, él no podía evitar que fuera a Florida con mi hermano sin decir nada sobre nosotros y de lo celoso que lo ponía que James estuviera cerca de mí, al menos esperaba que así fuera, que estuviera celoso y no fuera solo por que Edward le había pedido que me vigilara.
Mientras terminaba de organizar mis cosas encontré la caja que me había dado ese hombre en Paris, una sensación extraña me invadió cuando la toqué, al abrirla encontré muchas cosas cuidadosamente acomodadas, fotografías, cartas, flores secas, un anillo… tomé una cajita de joyería que llamó mi atención inmediatamente, dentro de ella había un hermoso camafeo, era una antigüedad, los grabados y los detalles eran franceses sin duda, solo Dios sabía que tan valioso era.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo al tomarlo, la fría cadena se deslizó por mis manos y una extraña sensación se apodero de mí, como si hubiera encontrado algo que había buscado por años.
Dentro la fotografía de un joven miraba con ojos fijos y desconfiados, reconocí en esas facciones al hombre que conocí en Paris, era Claudio Tyros muchos años atrás.
Estaba por sacar las cartas y comenzar a leerlas para unir todas las piezas cuando sentí que si lo hacía ya no habría marcha atrás, así que decidí no abrirlas, el miedo me recorría lentamente, de ser verdad mi vida como la conocía ahora era una mentira.
Cerré la caja colocando todo dentro y la oculté en lo más profundo de mi maleta, sentía que si le colocaba suficiente ropa encima nada que nos lastimara saldría de ahí y eso deseaba, pero la sensación de llevar conmigo una bomba de tiempo que explotaría sobre toda mi familia no me abandonaba.
Me di un largo baño y me vestí para el viaje, elegí una falda negra corta y una de mis playeras favoritas, era blanca y llevaba escrito "Brake the rules" con letras negras, me sentí protegida por ese lema y seguí con el plan.
Pedí el desayuno en mi habitación, no quería salir y encontrarme con él, no iba a arruinar mi plan convenciéndome de no ir a Florida, si no me hubiera ido de su habitación yo me habría rendido sin pensarlo y ahora estaría siguiéndolo como Adriadna lo hacía siempre y eso era lo último que necesitaba.
Llamé y envié mensajes a mi hermano y a Rosalie, pero ninguno me respondió, los odiaba un poco por ser felices en medio de todo esto, a veces deseaba poder reventar su burbuja de felicidad y que se unieran al mundo real, pero mi amor por ellos me llevaba a sonreír al verlos juntos de nuevo.
Pedí ayuda para llevar mis maletas al lobby y cuando comencé a revisar todo me di cuenta de que la transportadora de los gatos no estaba y me odié por ser tan imprudente, la había dejado en la habitación de Jasper después de mi salida dramática.
Me recosté sobre la puerta respirando profundo y rogándole a Dios que me permitiera salir victoriosa de todo esto, después con toda la dignidad que pude reunir tomé la llave extra que había pedido en la recepción y salí de mi habitación con una meta.
El pasillo me parecía mas largo de lo habitual mientras me dirigía a su habitación, apenas miré el carrito de servicio fuera de su habitación supe que todo estaría bien.
―El señor Hale está en el gimnasio. ―la chica de limpieza me dijo con una sonrisa.
Entrecerré mis ojos ante su familiaridad, ¿cuántas mucamas se aprendían el nombre de los huéspedes en menos de una semana?
―Solo quiero recoger algo. ―le dije impidiendo que cerrara la puerta.
Ella me dio una sonrisa y continuó con sus labores en ese pasillo, la habitación de mi hermano tenia el letrero de no molestar, giré los ojos, después de recoger la transportadora los molestaría lo suficiente como para que dejaran su improvisada luna de miel.
La habitación estaba ordenada y limpia, la transportadora no estaba por ningún lugar a simple vista, así que comencé a abrir los armarios, la encontré en la parte de abajo del closet principal, apenas mis rodillas tocaron la alfombra la puerta se abrió.
―Creí que no volverías. ―su voz me causo escalofríos.
Alcé la mirada, él estaba ahí de pie muy cerca de mí, destapó la botella de agua y se la llevó a los labios inclinándola para beber, su sudada playera gris se levantó un poco revelando la parte baja de su abdomen, las venas marcadas por el ejercicio y el bello rubio que bajaba hasta sus pantalones me llenaron la mente de ideas.
No me di cuenta cuando se terminó la botella de agua y sus ojos me atraparon mirándolo de esa forma tan descarada, estuve tentada a tomar la transportadora y salir huyendo de ahí, pero me gustaba jugar este juego con él, amaba seducirlo y verlo caer una y otra vez.
No había expresión en su rostro cuando tomó los bordes de la playera y se la sacó lanzándola al piso, su torso siempre fuerte se veía definido y brillante por el sudor, pequeñas gotas bajaban hasta desaparecer más allá de su ombligo en el inicio de sus pantalones.
Se quedó ahí de pie con su rostro ladeado mirándome, retándome a dar el siguiente paso.
Un aura de lujuria se apodero de mí y plantó una imagen difícil de borrar, ahí estaba yo de rodillas delante de él, lo suficientemente cerca como para alzarme un poco, bajar sus pantalones y…
Cerré los ojos con fuerza, su risa me llegó como un valde de agua fría y sus manos en mis brazos levantándome del piso me devolvieron a la realidad.
Se inclinó mirándome fijamente mientras ponía sus manos en mi cintura y acercaba su rostro al mío.
―No creo que estés lista para eso. ―susurró con voz ronca.
Tenia razón, no lo estaba, pero quería hacerlo.
―No debiste volver.
Sus palabras murieron contra mis labios, apenas su lengua reclamó la entrada yo abrí mi boca con un gemido, vergonzosamente llevé mis manos a su cuello y me levanté contra él parada sobre las puntas de mis pies.
―No puedes provocarme y esperar que yo no haga nada al respecto. ―su voz seguía siendo ronca, seductora.
Me levantó en brazos y me llevó hasta la cama, yo me sostuve de su cuello, apenas me dejó sobre el colchón lo atraje hacia mi para seguir besándolo, sus manos estaban bajo mi camiseta sobre mis pechos, en mi torso apretando con fuerza, rodeando mi cintura con sus dedos.
Suspiré cuando se apartó de mi y sencillamente puso sus manos bajo mi falda y fue por mi ropa interior, sentí mi respiración agitada y una punzada en mi vientre bajo me pedía a gritos que lo apresurara.
―Daté prisa… ―le pedí como una tonta sintiendo que me volvía loca sin él.
Él sonrió, eso bastó para que mi yo responsable volviera.
Si continuaba aquí con él iba a perder el avión, debía ir a sacar a Emmett y Rosalie de su habitación y apenas teníamos tiempo de llegar al aeropuerto, los maldije por haber insistido en un vuelo comercial.
Cuando miré hacia abajo sus manos ya habían subido mi falda hasta mis caderas y me miraba ahí expuesta y vulnerable, rogando por su contacto, sus dedos dentro de mi me volvieron a dejar en blanco, necesitaba alejarme de el o iba a salirse con la suya.
Mis caderas se movieron solas cuando introdujo uno de sus dedos, el sonrió y recostándose a mi lado siguió tocándome mientras yo gemía en su cuello aferrada a sus brazos. No tardé nada en llegar al clímax, una ligera presión de sus dedos en el lugar indicado y yo ya estaba ahogando mis gemidos contra su hombro.
Besé su piel como despedida, cuando él me soltó me aparté rápidamente y bajando mi falda me puse de pie y caminé hacia el armario, tomé la transportadora y fui hacia la puerta sin mirar atrás, no iba a seguirme en las condiciones en las que estaba en estos momentos.
Cerré la puerta detrás de mi con la respiración agitada, había dos mucamas en el pasillo, ambas me miraron unos segundos, caminé rápido hasta la puerta de mi hermano. Revisé que toda mi ropa estuviera en su lugar mientras esperaba que abrieran, me negué a mirar hacia atrás.
Llamé de nuevo a la puerta sin ninguna respuesta, eso me molestó.
― ¡Veinte minutos! ―grité molesta. ― ¡Solo veinte!
Me fui de ahí lo más rápido que pude, frente a mi habitación ya estaba la persona que llevaría mis maletas al lobby, con el estaba Tanya Denali, mi futura cuñada.
La abracé apenas la vi, saqué la tarjeta de mi bolsillo y abrí la cerradura para que entráramos, el chico fue directo por las maletas y espero a que los gatos estuvieran en la transportadora.
Había pretendido tomar otras bragas de mi equipaje, pero con Tanya ahí era difícil de explicar porque necesitaba un reemplazo, mientras caminábamos hasta el ascensor no podía evitar sentirme extraña e incómoda.
―Mi papá cancelo su transporte e insistió en que nosotros los llevaríamos al aeropuerto. ―me comentó en el ascensor con una sonrisa.
Parecía muy tranquila con todo esto, pero debía estar sufriendo, me molesté con mi hermano por no estar ahí para ella en estos momentos, no debió irse tan rápido.
En el lobby estaba Eleazar Denali y su joven y hermosa esposa Carmen, también estaban ambas hermanas de Tanya, Kate e Irina. Las saludé a ambas como lo había hecho antes con Tanya, no había lazos sanguíneos entre nosotros, pero la amistad entre nuestras familias era algo que se conservaba por generaciones.
Me preguntaron por los tórtolos y les dije que no tardarían en bajar, que seguramente se habían quedado dormidos, no iba a decirles que al parecer no podían quitarse las manos de encima.
El ascensor había estado sonando, pero esta vez fue diferente, Ariana contribuyó a que yo supiera lo que se avecinaba, comenzó a llorar como solía hacerlo cada vez que él estaba cerca, apenas Eleazar lo saludó y su voz respondió, mis piernas se apretaron instintivamente recordando donde habían estado sus dedos minutos antes.
Fue difícil permanecer ahí fingiendo estar interesada en los mensajes de texto que me enviaban James o Alec mientras Jasper estaba a tan poca distancia de mí, no podía dejar de pensar en cómo me había ido de su habitación dejándolo en esa situación tan frustrante, pensé en el tomando una ducha usando sus manos…
Aprete mis ojos con fuerza deseando que esas ideas se fueran de mi mente, gracias a dios Adriadna eligió ese momento para maullar mas fuerte de lo que lo había estado haciendo desde que Jasper llego.
Mina era muy buena viajando en avión y sus gatitos igual, estaba comportándose de ese modo solo porque Jasper estaba ahí, me molestaba esa actitud en ella, quería estar pegada a Jasper todo el tiempo.
Desde el rincón más alejado que pude encontrar, lo miré caminar hacia la transportadora, la sacó y ella se acurrucó contra su mano ronroneando, todos se quedaron atentos mirando la escena, estaba por soltar un comentario sobre lo tonto que era que ella quisiera estar todo el día pegada a él cuándo me miró.
Un temblor me recordó lo "pegada a él" que había estado yo apenas hacía unos 15 minutos, junte mis piernas un poco más recordando como me había quitado las bragas sobre su cama.
―Veo que no has perdido tu toque. ―Irina rio acercándose para acariciar a la gatita.
La miré con odio cuando se sentó a su lado, demasiado cerca para mi gusto, él le sonrió y eso me molestó aún más de lo que pensaba, la gatita pareció sentir lo mismo ya que apenas la mano de Irina se acercó a ella para acariciarla siseó y sus pequeñas uñas se clavaron con fuerza en su ridícula y perfecta piel, ella gritó y Jasper alejo a Adriadna de ella.
― ¿Celosa? ―la voz de mi hermano me sorprendió.
Me giré para verlo de pie a mi lado mirándome con interés.
―Por supuesto que no. ―le dije completamente indignada.
Yo no estaba celosa de Irina, ella no tenía ni la más mínima oportunidad con Jasper, como se le ocurría pensar que yo…
Miré a mi hermano, tenía una ceja arqueada y había mucha curiosidad en su rostro, sentí como si un balde de agua fría me cayera encima cuando comprendí lo que estaba pasando, ahí estaba yo delatándonos frente a mi hermano.
―Claro que esta celosa. ―Puntualizó Rosalie a su lado ― ¿No viste como atacó a Irina?
―Esos animales no son normales, se los he estado diciendo desde el principio. ―agregó él con el ceño fruncido. ―No estoy seguro de querer que vengan con nosotros.
Miré a mi hermano incrédula, buscando alguna señal de que me había descubierto, pero el simplemente siguió diciendo cosas sobre mis gatos, un movimiento captó mi atención y me giré para ver a Jasper regresar a Ariadna a la transportadora.
Todos se saludaron y abrazaron, vi como Rosalie se aferraba a la mano de mi hermano sin importar a donde fuera o con quien hablara, supongo que no era la única que creía que las Denali eran demasiado amigables.
Salimos todos juntos del hotel, estaba por subir en el auto con Emmett y Rosalie cuando por el rabillo del ojo vi a Irina tomada del brazo de Jasper seguirlo hasta el otro auto, mi estomago se revolvió con la sola idea de ella tan cerca de él.
El aeropuerto no estaba tan lleno como cuando llegamos así que el retraso no nos afectó para el abordaje, para mi desgracia tuvimos tiempo para una despedida larga. Estaba parada al lado de mi hermano cuando Jasper apareció para despedirse de él, se estrecharon la mano y se dieron un abrazo.
—¿Seguro que no quieres venir? —la pregunta de mi hermano me tomó por sorpresa y un poco de esperanza. —Necesitamos una niñera para Alice, Rose y yo tenemos proyectos en mente.
Jasper sonrió y me miró un poco.
—No necesito que nadie me cuide. —le respondí a ambos molesta —no soy una niña.
Ambos hicieron como si yo no hubiera dicho nada y siguieron con sus despedidas, eso me molestó aún más, en momentos como estos, sentía que nadie me tomaba en serio, esa sensación me dio aun mas valor para continuar con mi plan. James iba a ayudarme a aclarar todas estas situaciones, Jasper podía reaccionar a tiempo y dejar de jugar conmigo o yo terminaría acostándome con James y averiguando si mis sentimientos por Jasper eran solo fruto de la primera vez.
