MIRA LO QUE HAS HECHO
Esta historia rompe el canon normal de Edward/ Bella. Si amas demasiado esa pareja y no te gusta otra mas que esa, pues mejor ni leas porque no te va a gustar. Aunque a mi parecer lo mejor es ver cosas variadas, como sabes, alguna te puede asombrar ( me ha sucedido) / Es un drama NO termina bien. Espero que puedan darme su opinion/ Gracias!
Los personajes no me pertenecen
Twilight
Romance/Drama
Edward/ Bella / Jacob /Leah
Edward
El cabello de Bella. Cada hebra de él. Era hermoso, y se deslizaba entre mis dedos como si fuesen algas marinas. La mire mientras dormía apaciblemente, llenado mis pulmones del intoxicante aroma que despedía su cuerpo. La amaba. Ella, era mi Bella.
Vi como su frente estaba surcada por una pequeña arruga que deshice con uno de mis fríos dedos, no me gustaba verla molesta o triste. Ella refunfuño algo entre sueños, para luego lanzar un suspiro y seguir durmiendo. Perfecta.
La casa estaba en silencio, y no podía más que oír los suaves pensamientos de Charlie, extraños, entrecortados, que mezclaban agua y arboles, en alguna extraña secuencia. Nada más se oía. Mis ojos se dirigieron al respaldo de la cama, de donde pendía el atrapa sueños que Jacob le había dado a Bella un tiempo antes, en ese fatídico día de cumpleaños en donde termine por abandonarla y perderme en la desesperanza. Temblé imperceptiblemente al recordar ese episodio. Era, por mucho, el episodio más triste y devastador que había vivido. Me dolía de solo recordar aquellas imágenes que vi en los pensamientos de Jacob, Bella, devastada y cabizbaja, Bella, inmóvil y taciturna, pareciendo más un muerto que a un ser vivo. Horrible. Se me encogía el cuerpo, golpeado por el dolor de la culpa. Nunca pasaría el suficiente tiempo como para perdonarme por haberla dejado. Fui un ruin y sucio vampiro egoísta. Nunca volvería a hacerlo.
De pronto sentí el suave latido del corazón de Bella aumentar en sus latidos, acelerándose progresivamente, hasta convertirse en un incesante martilleo desesperado, y sus labios se entreabrían dejando escapar un sabe gemido extasiado. Estaba soñando. Una vez más.
Sonríe y la observe, como siempre que ella hacía esto. Era por decir lo menos, maravilloso verla así. Era evidente que soñaba y sonreí al pensar que lo hacía conmigo.
Últimamente Bella se había vuelto algo extraña. Estaba siempre pensativa y callada, y suspiraba constantemente, como si estuviese pensando algo de vital importancia. Cada vez que le preguntaba, me sonreía y me decía que no era nada y volvía a ser la de antes. Por algunos momentos. Para luego, volver a su estado pensativo. Algo le sucedía.
Lo más inquietante de todo esto, era el hecho de que Bella escasamente me reclamaba por mis atenciones. Recuerdo que antes de que pasara el incidente su cumpleaños lo hacía constantemente, quejándose de mi férreo autocontrol. Pero ahora no parecía muy molesta por esto. De hecho, ni siquiera buscaba besarme demasiado, aunque cada vez que yo lo hacía, me respondía correctamente, sentía que algo faltaba. No podía intuir que era, pero cuando lo pregunté a Carlisle, se lo achacó a los nervios propios de las novias. Si, Bella y yo nos casaríamos, por fin. Ella me había aceptado y todo iba de maravillas. No había nada en este mundo que destruyera mi felicidad.
Admire una vez más el suave contorno de su hombro desnudo, deslizando uno de mis dedos por la pequeña porción de piel que yo mimo me permitía acariciar. Mientras, mis sentidos me avisaban que el amanecer se aproximaba, por lo que debería irme a casa. Mis ojos volaron sobre la desgastada tela de su ropa de dormir, sintiendo como mi cuerpo despertaba al tomarme más del tiempo necesario en examinar la curva de su cadera. Ella era hermosa. Mucho más que hermosa. Ella era mi vida. Y además de eso, era una preciosa mujer.
Observe como Bella volvía a acelerarse entre sueños murmurando y removiendo sus piernas. Su temperatura corporal aumento en un par de grados, lo cual percibí al momento, mientras mis frías manos quitaban con suma delicadeza un par de hebras de su cabello que se instalaban a enmarcar su rostro. Entreabrió los labios, jadeando sutilmente y sonreí ante el espectáculo asombroso de verla dormir.
Sus labios se curvaron en un dulce movimiento, mientras sus ojos se desplazaban con rapidez bajo la suave piel de sus párpados. Bella siempre soñaba. Y hablaba. Y ese día, no sería la excepción.
Me puse de pie con suavidad, siendo meticuloso en no despertarla. Mi cuerpo se movió como un suspiro de su costado, y en un segundo ya estaba de pie, mirándola. Su frente volvió a fruncirse, lo mismo que su nariz, en un gesto muy propio de ella, que me llenó de ternura. Ella era realmente hermosa. Era increíble que no se viera a sí misma.
Recordé cuando tiempo atrás, en mis primeras incursiones en su habitación, la miraba desde lejos, temiendo lanzarme sobre ella en cualquier momento y preguntándome si podría vivir a su lado o tendría que huir para siempre. Ese día, en que fisgoneaba sus sueños sin que lo supiera, cuando ella dijo mi nombre, supe que la amaba. Ella me abrió las puertas de su corazón y yo la recibí gustoso.
Me acerque a su frente y deposite la sutil caricia de un beso sobre ella y luego baje mi rostro hasta alcanzar casi sus labios, deleitándome en el aroma de su aliento suave, dejándome envolver con él. Luego, cerré los ojos y deposite un delicado beso, que me envió un estremecimiento de pies a cabeza. Siempre había sido así.
Ella se removió, y sus labios se curvaron en una suave sonrisa. Murmuro bajo un par de veces y luego su voz sonó firme en la habitación, casi como si estuviera despierta.
- Te deseo- oí claramente, mientras mi cuerpo pugnaba con la necesidad de cumplir con su petición. Me puse de pie, dándome algo de distancia, por si las dudas. Sonreí y me di la vuelta, mirando como una tenue luminosidad comenzaba a aparecer en el horizonte. Me acerque con sigilo a la ventana, tomándome más del tiempo necesario en abrirla, solo para no crear ningún ruido que interrumpiese su sueño. Finalmente la tuve abierta y lance una última afiebrada mirada a la única causante de todos mis delirios.
Mi cuerpo se tensó, preparándose para el salto. Pero nada me preparo para lo que oí justo en el momento en que saltaba por la ventana de Bella.
- Jacob- susurró ella, con una claridad que no daba beneficio a dudas.
Caí con la característica suavidad de los de mi especie, sin hace ruido alguno, elegantemente, con las puntas de los pies, en el césped mojado en rocío, pero mi cuerpo quedo petrificado. Parpadee tratando de que mi cerebro me diera todas las opciones posibles. Pero solo había una. Ella no soñaba conmigo. Soñaba con otro. Ella soñaba con Jacob. Desde que conocí a Bella, jamás ni una sola noche, ella había pronunciado otro nombre que no fuese el mío.
Un frio me recorrió la espalda, aunque eso no fuese estrictamente posible. Volví a mirar hasta la ventana de Bella, pero desde la habitación, no se oía más que el rítmico palpitar acompasado de su corazón. Suspire y me despeiné el cabello, tratando de que mi mente no me traicionara. Di un par de pasos y aspire hondo, aunque no lo necesitaba. Quizás solo había oído mal. Quizás, ella no había dicho eso. Sí, eso tenía que ser.
Corrí a través del bosque, camino a casa. No quería volver a pensar en la que había ocurrido. Finalmente, solo había sido un sueño. Nada importante. Aun así, no sabía bien porque sentía un peso enorme en el centro del pecho. Lo más probable es que fuesen mis nervios. Yo también estaba nervioso por la boda.
Ese día, no acudí al instituto, pues Esme necesitaba de mi ayuda y yo necesitaba serenarme. Luego de haber ayudado a Esme, me dirigí a mi piano, considerando la opción de concebir alguna nueva melodía para Bella. Antes de llegar Alice me grito alegremente desde el segundo piso y cuando me asome, me lanzo mi teléfono móvil, el que tomé con una mano.
- Bella te llamara en exactamente cinco minutos- dictaminó ella, sonriendo- Pregúntale si ya decidió por el color de los parte de boda, no la estaré esperando toda la vida-
- Alice, seguro ya lo sabes si es que tomo una decisión- dije contestándole
- Bueno, si tienes razón. Me pedirá que yo escoja finalmente y ya tengo mi favorito. Sé que le gustara también. Así que… está bien, solo dale mis saludos
Sonreí y lleve el móvil hasta mi silla en el piano, dejándolo sobre él mientras tocaba las teclas, comprobando su afinación.
Exactamente cinco minutos más tarde, el móvil comenzó a vibrar.
No mire el identificador y me pegue el aparato al oído, sonriendo automáticamente antes de ir su voz.
- Edward – la oí susurrar
- Bella- respondí yo, con la voz suave, como sabia que a ella le gustaba.
Se deshizo en una serie de explicaciones que me indicaron que finalmente haría algo y que luego Ángela la llevaría a casa, por lo que no requería que fuese a recogerla. Me entristecí, puesto que ya tenía mis esperanzas en verla. Pero acepte su petición sin rechistar. Yo ante todo, estaba educado para respetar y aceptar las decisiones de las damas. Así que me tragué mi molestia y accedí a lo que me pedía, no sin antes recordarle que nos veríamos por la noche. Ella acepto, y colgó rápidamente. Podría jurar que la note ansiosa. Bueno, había que darle su espacio.
Me dediqué a componer en mi piano por varias horas, mientras los ruidos familiares de casa me tranquilizaban el alma.
Estaba sumido en ms propios pensamientos para cuando sentí el inconfundible sonido de un intruso en las afueras de casa. La voz me resultó inmediatamente familiar, pero no sabía exactamente qué era lo que ella hacía por acá. Sus pensamientos me involucraban a mí y a Bella, principalmente, pero también a Jacob.
Creo que me estremecí levemente al recordar el timbre del sonido nombre Jacob en los labios de Bella, la noche anterior. Un gruñido se me escapo en forma involuntaria. Celos.
Los celos eran algo que me era bastante ajeno, hasta hace un tiempo. Ero conocer a Bella y experimentarlos fue una experiencia simultánea. El hecho de poder oír lo que los otros pensaban de ella o la forma en que la miraban no me hacían nada feliz. Siempre deseaba romper sus cuellos o estamparlos contra una pared cuando hacían eso, lo cual era bastante seguido, más de lo que Bella se imaginara. Pero me contenía y trataba ante todo de mantener mi perfil indiferente. Alguien que me conociera bien sabría, sin embargo que eso o era más que una fachada. Por dentro me devoraba la furia y me atormentaba con las imágenes mentales de los hormonales adolescentes de Forks. Como si yo mismo no fuese uno de ellos…
Camine hasta la entrada y camine a paso normal hacia el bosque cercano a casa. El olor que me llego característico a un licántropo me hizo arrugar un poco la nariz, pero debía reconocer que este aroma era mucho mejor que el aroma del resto de la manada. Este aroma me recordaba a tierra húmeda y bosque. Aroma a naturaleza. Aroma a Leah.
La única hembra licántropo de la manada estaba entre los arbustos, en su forma lobuna, mirándome fijamente con sus ojos oscuros. Podía leer a la perfección el tenor de sus pensamientos, y no me estaba gustando en absoluto lo que estaba viendo. Gruñí en respuesta, dando un paso más para acercarme. El lobo no se movió y siguió mirándome insistentemente, mientras sus pensamientos gritaban en mi cabeza. Leah tenía que estar loca
Pude ver como a través de sus pensamientos podía ver a Bella, pero ella no estaba con Ángela, ni con ninguna otra chica. A decir verdad tampoco era con un chico, al menos no uno regular. Bella estaba con Jacob.
Con angustia creciente observe como Leah me mostraba cada uno de los gestos que ella misma había visto. La mano de piel oscura de Jacob acariciando la mejilla de pálida piel de Bella, los ojos de esta, cerrándose con fuerza ante el contacto. Los ojos de Jacob, brillando mientras la miraban. Ella sonriéndole.
El cuerpo de Jacob demasiado cerca de Bella. Y lo peor, Bella sin resistirse a nada de esto, mas bien, deseándolo.
Ellos estaban juntos, en algún punto del bosque. Ellos estaban solos. Y Bella me había mentido.
Me acerque casi hasta tocar a Leah, pero esta siguió sin moverse. Ella tenía que estar equivocada
- ¿Dónde? – fue lo único que salió de mi pecho, mas como un gruñido que como una pregunta.
Leah no contesto en ninguna forma y pronto sus pensamientos mostraron un camino por el bosque, mientras corría hasta perderse entre los árboles. La quede mirando mientras desaparecía y con sus ojos visualicé el camino que tomaba. Yo lo conocía. Había estado en el sitio al cual se dirigía en muchas ocasiones antes, solo y también con Bella. El prado.
Corrí como el viento, deslizándome entre los árboles y sintiendo la fuerza del viento al avanzar a través del bosque. Los arboles se desdibujaban a mi paso, apareciendo solo como tenues manchones de un verde opaco y deslucido, que quedaban atrás en un parpadeo. Estaba seguro que nunca había corrido tan rápido.
Cuando estuve en las cercanías del prado, mi velocidad disminuyo hasta que termine por avanzar a velocidad humana nuevamente. Había dejado atrás incluso a Leah, que se acercaba rápidamente, de acuerdo a la nitidez de sus pensamientos. Trate de bloquearlos, y me enfoque en reconocer el pensamiento cercano de Jacob, entre los árboles que circundaban el bosque. Me acerque hasta un arbusto y mis ojos me mostraron lo que buscaba.
No podía ser cierto.
Allí, en el prado, en donde había estado con Bella, hablando de nosotros y mostrándole quien era, allí en donde habíamos pasado tardes conversando y planeando y allí donde la había besado tantas veces, estaba ella.
Si hubiese tenido un corazón, probablemente se hubiese oído como se rompía.
Jacob estaba sobre Bella, besándola. Bella estaba debajo de Jacob, con la hermosa camisa, que siempre me gusto –azul – abierta de par en par, con su pecho desnudo. Ellos se estaban amando.
Por un segundo, mi cuerpo se tenso de tal forma, que estaba seguro que saldría disparado al más mínimo roce. La furia me golpeo de lleno, haciendo que se me escapara un gruñido bastante audible. Ellos podrían haberme oído. Pero ninguno de los dos estaba pendiente de lo que sucedía a su alrededor. Estaban absortos, el uno en el otro y mis ojos de vampiro me mostraban con un detalle e que jamás hubiese deseado, el contorno de las suaves piernas de Bella, aferrándose a las caderas de Jacob, mientras este se estremecía en el frenesí de su deseo. Podía ver como una suave gota de sudor resbalaba por el camino del vientre de Bella, hasta caer cerca del hueso de su cadera. Me perdió en ese camino, embotado, mirando, pero sin ver realmente. Era como si me hubiesen dado duramente con algún objeto contundente en la cabeza. Mis ojos veían, mas mi mente no procesaba las imágenes.
De pronto, el sentimiento que se acrecentaba en mi pecho se agiganto hasta hacerme enceguecer, demasiado poderoso para resistirlo dentro de mí: Furia. Quise correr y arrancarle la cabeza a ese maldito animal. Hubiese sido tan fácil como deshojar una margarita. Quise pensar que Jacob la estaba forzando, pero eso sería engañarme miserablemente. Quise huir se allí, pero mis pies se fijaron al suelo, dejándome estático, con mi mirada pegada a la pareja que ondulaba de placer en el césped del prado. Ni siquiera parpadeé en una actitud devastadoramente masoquista, aunque tampoco lo necesitaba si lo pensaba bien. Seguí mirando como mi Bella se entregaba a otro hombre. Y debía estar loco para pensar, aun en este momento y con el corazón desaparecido del pecho, que ella, increíblemente, se veía infinitamente hermosa.
Rápidamente la ira que me domino se esfumó tan rápido como llegó, mientras mis oídos eran taladrados por los gemidos a mi parecer ensordecedores de la pareja de amantes. Las finas manos de Bella se enterraban en la espalda de Jacob, mientras una suave brisa barrió el prado, enviándome la esencia de ellos, mezclada con un aroma que yo conocía demasiado bien como para no saber lo que significaba. Olor a sangre. Sangre de Bella. La sangre que sellaba su entrega. La sangre que yo debí haber tomado.
Sentí un dolor en el pecho que nunca antes había sentido, en forma repentina mientras mis ojos volaban desde ellos a mis temblorosas manos y luego volvían a ellos. Aspire aire con fuerza, como si con el hecho de respirar más profundamente, pudiese quizás, evitar el dolor que me quemaba por dentro. No era posible que me estuviese muriendo, puesto que estaba muerto, hace muchísimos años, pero ni aun el dolor de la transformación que había transcurrido ya hace tanto tiempo, se podía comparar a lo que ahora estaba sintiendo en mi interior. Devastación.
Bella abrazaba a Jacob, mientras los labios lujuriosos de el besaban toda las extensión de la piel de su cuello y mis puños se apretaban con tal fuerza que creí que yo mismo me destrozaría las manos. Sentí que me ahogaba, aun sin necesitar oxigeno.
Yo debía de haber sido el que estaba allí. No ese asqueroso y maloliente perro bastardo que osaba tocarla con sus sucias manos. No. Yo debí ser el que la conoció por vez primera, el que la llevo a las puertas del desconocido deseo y bebía de sus labios ardorosos todo el elixir de sus besos. Me maldije internamente por no haberlo hecho cuando pude. Cuando ella me lo suplicaba. Entonces si debí ser valiente y atreverme a darle lo que ella deseaba. Al final de cuantas yo lo deseaba tanto como ella y solo el miedo a dañarla me impedía avanzar, mezclado con un poco de temor por el hecho de que pudiese perder su alma. Pero eso no me hubiese importado nada si hubiese sabido que esto terminaría de esta forma. Recordé con un dolor lacerante el día en que yo mismo y en el mismo sitio en donde ellos estaban ahora, le había dicho que deseaba hacerla mía, porque la amaba. Yo lo iba a hacer, pero ella esa vez me detuvo. Lo encontré extrañísimo. Probablemente para ese entonces, ella ya estuviese pensando en el. Probablemente para ese entonces ya la había perdido.
Finalmente, fue demasiado para mí y pude moverme de allí, vacilante. Dándome la vuelta y caminando algunos pasos hacia un punto ciego del bosque. Me detuve cuando el grito de Jacob, mezclado con las imágenes del rostro de Bella mirándolo con deseo y placer se clavaban en mi mente para toda le eternidad. La mente de Jacob sí que podía ser descriptiva.
Algo muy similar a un gemido se escapó de mi pecho y me volví en forma repentina cuando sentí el ruido de una presencia a mi izquierda.
Leah se aproximaba hacia mí y por su mente y sus expresivos ojos pude ver que ella también lo había visto todo. No le preste mayor atención. Mi cuerpo colapso sobre sí mismo, y caí de rodillas en el suelo, temblando, mientras mi cuerpo agonizaba en un dolor incomparable, desconocido y devastador. Ms hombros se sacudieron en un llanto sin lágrimas que no pude contener. No pude volver aponerme de pie, porque todo mi cuerpo temblaba, presa de espasmos involuntarios. Era una verdadera lástima que estuviese muerto. Porque en este preciso momento, lo único que quería, era por una vez dejar de escuchar los pensamientos del resto Y mucho más que eso. Realmente quera morir. Morir para no sentir, morir para poder olvidarme de lo que acababa de ver. Pero eso no era posible.
Holaaaa todas! hace tiempo que no subia nda y se preguntaran como es que subo esto y no un capitulo nuevo de C&C... no es que lo tenga botado, el problema es que ando con una crisis de fatalismo. Y si escribia algo en la otra historia ahora, es probale que todos terminaran mal y sufriendo o muertos. Es que andaba con la onda negativa y para desahogar eso, decidi volcar eso en esta historia. Nunca me gustaron los dramas, pero he escrito este, el cual ya tiene el otro capitulo (el cual es el final) ya casi listo, con un diferencia: tengo dos ideas para terminarlo del todo y alli es donde necesito su ayuda:
Como ya sabran, aca Bella no es mas que una *****; es por eso que es un AU/ (Universo alterno)
Necesito saber que opinan sobre el otro capitulo (final) Edward deberia involucrarse con Leah? SI o NO
me gustaria que me dieran su opinion con respecto a eso, y de acuerdo a la mayor votacion, hare el final. Es un drama, asi que no hay forma en que termine bien, pero necesito saber sobre este punto, prefiero que me lo digan uds.
Creo que este será el unico drama que escriba, porque me dejan mal emocionalmente... pero tenia que hacerlo, asi puedo terminar de escribior C&C. Gracias por leer y ya saben, son solo historias!
Mordiscos!
