Bueno…ya queda poquito. Sólo el siguiente capitulo y el epilogo.

Despues de tanto tiempo, da pena que una historia acabe..pero la vida es asi. Todo termina, todo acaba muriendo…buahhh, estoy algo melodramática ósea que no me hagáis mucho caso.

Gracias a las chicas que se pasan por mi face y hacen comentarios. Y que decir de mis niñas mimadas que me consienten y son mis fieles compañeras de viaje durante esta andadura temporal.

Besos a todas. Os quiero.

Sistercullen.-

Seré Lo Que Tú Quieras Que Sea.

Capitulo 21

Edward Pov.

Había sido difícil estar junto a ella y no devorarla con mis besos.

Había sido exasperante no cegarme con su cuerpo, del que mi mente mandaba recuerdos continuamente, haciendo mi falo saltar y correr como un desquiciado a "meneármela" mas veces de lo que lo había hecho cuando era un adolescente humano cargado de hormonas.

" Mi Bella", mi pequeña guerrera, aquella que quería proteger por todos los medios habidos y por haber. La que haría mi esposa en cuanto todo hubiese pasado. La futura reina de Sherkan, una reina digna de aquel país y de sus ejércitos.

Había estallado en gozo, cuando intentó hacer de Krawoer y castigarme al ver que no quería abalanzarme sobre ella y castigarla; no de la manera que debía de hacerlo claro, porque el castigo que tenía preparado para Bella, no tenía nada que ver con el jugo de arvierthe de aquella vez, cuando quise que probara la incertidumbre de la insatisfacción sexual.. Añoraba el perfume de su piel mezclado con el mío, los distintos fluídos que generábamos y el sutil aroma de sexo que despedíamos al fundirnos en uno sólo.

Había sido técnicamente insoportable, verla llorar por mí…..

Mi pequeña guerrera condenada a ser reina…

Reí ante este pensamiento y unos golpes en la puerta me alejaron de estos pensamientos y caminé hacia ella para abrirla.

Parpadeé algo sorprendido al ver a Rosalie, parada en el umbral de mi puerta. Iba ataviada con ropajes de cama y se acariciaba su incipiente vientre con una mano.

-¿Qué ocurre?.- pregunté, confundido.

-Es Bella.- respondió ella.- Está en nuestra recámara. – Rosalie, suspiró y cerró los ojos, para abrirlos a continuación lentamente.- No quiero imaginarme quien le ha podido decir Edward. Pero ella sabe algo en lo que concierne a los satélites. Creo que debes adelantarte en lo que respecta a ella….se lo debes, si en verdad la amas.

Salí con ella al descansillo de el gran pasillo de palacio, para acompañarla a su recámara sin pronunciar palabra. La garganta la tenia seca y el corazón me bombeaba con anticipación. "Mi Bella" estaba tan cerca de mí que podría respirar su esencia de nuevo, embriagarme con su serenidad.

Al abrir Rosalie la puerta y encontrarnos con nuestras miradas todo desapareció alrededor…absolutamente todo.

¿Cómo poder expresar con palabras todo lo que sentía por aquella mujer?

Bella era el centro neurálgico de todas mis dichas y desdichas. Por lo que respiraba, lo que me hacía sentir vivo y humano.

Cuanto había añorado sus besos…

Después de hablar con ella y darle la explicación que le debía, no pude esperar mas para hacerla mía…lo había soñado en tantas ocasiones que casi había confundido la realidad con la ficción; a veces, solo a veces , cuando soñaba despierto y rememoraba los días en la unidad volátil y su fogosidad y la mía…mi ánimo desquiciado a desflorarla…

Y de nuevo la tenía en mis brazos, lista para gemir y compartir su hambre conmigo.

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Bella Pov.

Las manos de Edward, sus dulces dígitos, paseaban por mis pechos con miedo, las manos le temblaban levemente y sujeté sus muñecas para buscar sus ojos y transmitirle algo de seguridad. Le sonreí, algo nerviosa y me alcé para despojar totalmente de mi cuerpo, aquél mono elástico que me picaba encima de la piel, lo único que deseaba, eran las manos de mi príncipe. Sus labios, su saliva, todo él…

Tirité de anticipación al ver como él me imitaba y me observaba con ojos hambrientos. Sus orbes verdes no perdían detalle de ningún centímetro de mi cuerpo y casi me desmayo al verlo comenzar a despojarse, él también de sus vestiduras.

Serio y sin dejar de abandonar mis ojos en ningún momento, susurró un" te quiero", que me hizo gemir de pasión.

Completamente desnudos y abrigados por la calidez de aquella cabaña, las manos de Edward volvieron a mí, como dos tizones hirviendo, aplastando sus caderas a las mías y sintiendo su dura masculinidad encima de vientre.

-No sabes lo que deseo enterrarme en tí, Bella. Lo mucho que te he añorado todo este tiempo, tanto… que he sentido que me volvería loco si no te tenía de nuevo así, entre mis brazos, sintiendo tu cuerpo desnudo prendido al mío.

Lo asalté con mis labios y no lo dejé emitir una sola palabra más. Lo deseaba tanto y de tantas maneras diferentes que mi cuerpo temblaba de deseo ante su cercanía.

Su dulce boca, trémula, jadeaba a cada beso, con cada lametazo que urgía en su piel, en todos los contornos de su cuerpo. Paseé mis manos por su pecho, algo frio y siseó algo que no alcancé a entender. No me importó. Sabía que eran las pasiones que se desataban y brotaban ciegas por su boca al acariciarnos.

Mi mano alcanzó su pene, como una lanza dura y caliente. Cerró los ojos y bufó apretando los dientes. Rodeó sus brazos a mi cintura y me llevó a la cama donde comenzamos a amarnos sin ninguna serenidad.

Sus besos me abrasaron la piel y me urgió con susurros, que lo acariciara tibiamente. Yo le sonreí y encima de su cuerpo como estaba, me arrastré hasta el triangulo de sus rizos castaños, para pasear mi lengua por su abultada y venosa polla, a lo largo de la base y luego, otra vez volvía a la gloriosa punta; roma e hinchada. Con firme determinación, la tomé por la base con una de mis manos y comencé a bombearla con ayuda de mi boca, saboreando todo lo larga que era. Estrujándola y absorbiéndola sin dejar de abandonar el ritmo. Podía sentir como sus piernas se tensaban, pero sus manos me ciñeron la cintura y me apartaron para posicionarse encima de mí. La comisura de su boca se elevó, regalándome una sensual sonrisa; haciéndome recordar los días felices en la unidad volátil. Sin previo aviso me penetró duramente y nos quedamos mirando fijamente. Conectamos de una manera nunca soñada, porque pude ver el amor tan grande que me profesaba.

-Te amo, mi pequeña guerrera…te amo tanto…- susurró mientras me envolvía en una espiral de absoluto placer.

-Edward… .- Mis ojos se inundaron de lágrimas al sentir como aquello que me decía era tan aplastante que me mataba. Su boca desesperaba buscó de nuevo la mía y enredamos nuestras lenguas en una guerra sin par. El choque de nuestras caderas, el embriagador olor del intercambio de nuestros fluidos y el jadeo de nuestros labios se convirtió en la banda sonora del lugar. Haciendo de aquello algo mágico. Irreal.

El nudo que se formaba en mi bajo vientre caliente y enojado, suplicaba por estallar y yo, quería esperarlo, quería que nos fundiéramos juntos…para toda la eternidad.

-No voy a poder aguantar mucho mas, mi princesa.- gimió, mientras ponía los ojos en blanco y comenzaba tensarse.

-Yo me voy contigo mi amor.- le dije acariciando su rostro, bello hasta enloquecer.- Explotemos juntos.- susurré muy cerca de sus labios.

Y en ese momento las envestidas fueron mas fieras y simultaneas, creyendo morir por el gozo mas descomunal que había sentido mi insignificante cuerpo. Grité y sentí como mi príncipe lo hacía conmigo, rugiendo como un animal y mordiendo mi hombro con una fiera caricia de posesión.

Nos quedamos mudos por unos instantes. Él descansando en mi pecho y yo acariciando su cabello mas desordenado de lo habitual. Intentábamos regular nuestras respiraciones agitadas, y feliz, sonreí al tenerlo entre mis brazos y ser consciente de aquel acto de amor que habíamos sellado.

Su voz ronca y sensual, me desvió de mis pensamientos. Miré su cabeza reposando en mi pecho y él , sabiendo que yo lo estaba mirando, la alzó para volver a enamorarme de aquellos ojos verdes como el jade. Sonrió de lado y lamió con detenimiento uno de mis pezones erguidos.

Se atoró la respiración en mi garganta y lentamente exhalé a duras penas, sentirlo era tan maravilloso que me dolía…

-No tengo un anillo en mi mano que ofrecerte, Bella. Pero tengo tanto amor en mi corazón, que creo que eso por ahora es suficiente. ¿Serías mi esposa, Bella? ¿Serias la futura reina de Sherkan?

Mi pecho estalló de alegría y mis manos acariciaron aquel bello rostro que si Tristán quería, vería por años….

-Yo…."Seré lo que tú quieras".- enuncié, emulando sus propias palabras, que ahora me parecían tan lejanas.

Continuará….

Bueno…que les pareció? Uno mas y el epilogo….. Besos y gracias amores!