Este capítulo es dedicado a Pelirosa, ella fue la causante de que rompiera mi cabeza tratando de hacer algo coherente con esta palabra. No tienen ni idea de lo mucho que me costó. ¡Qué palabrita, por todos los cielos! Reescribí esto cinco veces con ideas completamente diferentes, esta fue la que quedó. Ojalá les guste :)


Capítulo IV.

—Taratadarara —Anko estaba balbuceando cosas sin sentido que parecían una canción mientras ojeaba su diccionario con una sonrisa en su rostro, estaba disfrutando mucho de ese nuevo pasatiempo. Ya entendía un poco por qué a Kakashi le gustaba tanto leer. A su alrededor Shizune, Kurenai y la misma Tsunade estaban comiendo barbacoa en el restaurante favorito de Choji. Las tres estaban hablando mientras la de cabello púrpura leía con ahínco.

—¡Más por aquí! —Llamaba con el brazo levantado una alegre Tsunade al camarero haciendo alusión a su preciado sake—. ¡Rápido! No se debe hacer esperar a la Hokage —su mirada entrecerrada, su dulce voz y su amplia sonrisa no hacían que eso pareciera una amenaza, pero lo era.

—Entonces, ¿Tsunade–sama, está disfrutando de su día libre? —preguntó Kurenai con una sonrisa cómplice a Shizune quien veía que ya eran varios los vasitos que su maestra había bebido, en cualquier momento comenzaría a dejar de escuchar razones.

—Tsunade–sama nunca cambia —dijo Shizune suspirando resignada—. Por otra parte, ¿qué tal todo con Asuma–san? —Ella levantó un poco las cejas picaronamente.

Kurenai se sonrojó, Anko seguía leyendo. —¿Nosotros? Bueno… —se rascó la mejilla con el dedo índice y sonrió nerviosa— vamos bien, han sido un par de meses bastante agradables.

—Él te gusta —arrastró las palabras Shizune y luego rió ante el sonrojo más fuerte de la pelinegra— Realmente hacen una buena pareja, ¿no es así, Anko–san? —preguntó Shizune en un intento de incluirla a la conversación, casi nunca se veían y el único día libre en el que coincidían ella se dedicaba a leer, Anko solo respondió un "ajá" y siguió leyendo. La pelinegra de pelo corto suspiró de nuevo y volvió a ver a Kurenai— Cierto que él cumple en octubre, ¿no?

—Sí —respondió ella—. Voy a organizarle una fiesta por su cumpleaños, ojalá todos estén en la villa para ese día.

—¡Nadie irá de misión ese día si prometes que en la fiesta habrá sake! —dijo bastante, bastante alegre Tsunade mientras se tomaba la bebida de su choko* de un solo tirón y se disponía a servirse más— Con sake todo es mejor, sí que sí —dijo con los ojos entrecerrados y una sonrisa inocente.

Shizune y Kurenai rieron nerviosas —Lo más probable es que haya sake, Tsunade–sama.

—¡Yei! —Exclamó ella mientras reía, aún no estaba borracha, apenas llevaba tres botellas.

Shizune rió nerviosa a su maestra y luego volteó a Kurenai —Si quieres yo te podría ayudar con los preparativos, el cumpleaños de Asuma–san de este año será de lo mejor —dijo Shizune sirviendo un poco de la botella de sake que era exclusiva para las tres (nadie tocaba el sake de la Hokage), al choko * de Kurenai, luego la pelinegra de cabello largo y ojos rojos tomó la botella y la imitó.

—Anko, estás invitada al cumpleaños —le dijo Kurenai en un intento de hacer llamar su atención.

—Ajá —fue la respuesta que tuvo sin que la de ojos café apartara la mirada siquiera del libro.

Kurenai suspiró y terminó de servirle a Shizune, luego bebió un poco y dejó la taza descansar sobre su mano izquierda —Cuando se pone a leer con tanto entusiasmo no la puedo distraer con nada.

—¿Hace cuanto está así? —preguntó Shizune también bebiendo un poco.

—Desde que comenzaron las vacaciones, hace apenas una semana. Se obsesionó. Le gusta eso de saber palabras nuevas y poder aplicarlas en su día a día.

—Parece que lo disfruta mucho, como la palabra dipsomanía, recuerdo el otro día en la mansión Hyūga, tenía una sonrisa de arrogancia y autosuficiencia —a Anko parecía no molestarle en absoluto que hablaran de ella así, aunque la intención de Shizune era lo contrario para que les prestara un poco de atención, seguía sin apartar la mirada de su libro con portada morada.

—¡Yo no soy ninguna dipsómana, Shizune! —reclamó Tsunade sintiéndose aludida, dejando la botella sobre la mesa y tronando sus nudillos.

—Y–yo… ¡yo no hablaba de usted, Tsunade–sama!

—Ah, bueno —dijo ella tan alegre y bipolar que volvió a tomar la botella, dejó de servirse en el vaso para beber directamente de ella.

Kurenai rió —Parece que no es la primera vez que escucha el término.

—No, parece que no —dijo la asistente de la Hokage un poco azul.

—Bueno, y todavía con lo de Asuma —retomó el tema Kurenai— el cumpleaños de él es el veintisiete de octubre, tenemos bastante tiempo para arreglar algo. ¿Tienes alguna idea de dónde o cómo podría ser?

—¡En un bar! —exclamó Tsunade, luego se puso seria, como si no hubiese una gota de alcohol en su sangre— ¿Veintisiete de octubre?

Las dos mujeres que habían estado manteniendo conversación la miraron con algo de miedo, de pronto toda esa seriedad era aterradora. —Sí, Tsunade–sama —terminó contestando Kurenai.

—Ese día es el onomástico del nacimiento del bastardo de Orochimaru. ¿Asuma nació ese día? Que terrible coincidencia para Sarutobi–sensei —dijo de pronto con una mirada de pena y la boca fruncida, tanto Kurenai como Shizune se sorprendieron con ese dato.

Anko finalmente levantó la mirada ante la última frase dicha por la Hokage —Es cierto, Orochimaru —casi escupió el nombre— cumple el veintisiete. Tres días después de mí.

Kurenai volteó a ver a su amiga con alarma, ella bien feliz planeando algo para Asuma y había olvidado por completo que la Mitarashi cumplía el veinticuatro.

—Él y yo tuvimos una tradición algo peculiar —confesó cerrando su diccionario y colocando ambas brazos sobre la mesa tomando una pose seria, las tres la miraban con detenimiento, las dos pelinegras con algo de sorpresa— Cuando descubrí que nuestros cumpleaños eran con tres días de diferencia y se lo comenté, en algún punto de la conversación terminamos acordando que yo lo felicitaría en mi cumpleaños y él a mí en el de él. Solo pasamos como sensei y alumna dos años pero nos regalamos cosas con los días cambiados. A él parecía no importarle mucho pero igual lo celebraba, le gustaba que yo estuviera cómoda cerca de él.

—Seguro para que no huyeras de su bastarda persona antes de tiempo—dijo Tsunade recordando y hundiéndose en sus pensamientos mientras bebía un poco más.

—Lo más probable —concordó Anko tomando una de las botellas que el mesero había traído para Tsunade, la rubia hizo mala cara pero lo dejó pasar, ya le cobraría un par de botellas más a Anko.

—¿Por qué yo no supe de eso hasta ahora, Anko? —preguntó Kurenai rompiendo el silencio que se formó.

—No me gusta recordar mucho de eso —confesó con una sonrisa— y no quería decirte que el cumpleaños de Asuma era el mismo que Orochimaru.

Antes de que Kurenai volviera a interrumpir Anko se irguió en su sitio y abrió de nuevo su diccionario —O, o, o, ¡aquí está! Ono, ono, ono… onomástico —Anko se aclaró la garganta y se dirigió a la Hokage—. Generalmente las personas utilizan la palabra onomástico como sinónimo de cumpleaños o aniversario, como usted lo acaba de hacer —Tsunade frunció el ceño y la miró con sus ojos miel fijamente— pero en realidad hay tres definiciones formales —Anko las comenzó a enumerar levantando los dedos de su mano izquierda mientras la derecha sostenía el diccionario en la página cuatrocientos noventa y dos—. Uno, relacionado con los nombres propios, particularmente con los de persona. Por ejemplo, mi nombre, Anko Mitarashi tiene una relación onomástica con la pasta de frijoles rojos dulces junto a la salsa Mitarashi. Es un gracioso juego de palabras considerando que me encanta comer eso.

Kurenai asintió la cabeza, dando a entender que la Mitarashi no mentía.

—Dos, día en que una persona celebra su santo. Tal vez un ejemplo de esto sea Ebisu.

—¿Ebisu? —preguntaron las tres al mismo tiempo.

—Ebisu es el dios de la pesca —aclaro ella y las tres asintieron con la cabeza.

—Es el nombre de uno de los siete dioses de la fortuna —dijo Tsunade.

—Los otros son Hotei, Jurōjin, Fukurokuju, Bishamonten, Benzaiten y Daikokuten —completó Shizune.

—En orden, el de la abundancia y buena salud, la prosperidad y longevidad, la felicidad y sabiduría, la dignidad y buena fortuna, del conocimiento y las artes y el de la abundancia y comercio. —Terminó de decir Kurenai dejando ver que como buenas aldeanas conocían sus tradiciones.

—Exacto —concordó Anko— la onomástica de Ebisu sería el día que se celebra a la deidad de la pesca. Creo que es en setiembre.

—Y aunque él cumpla en marzo su onomástica sigue siendo en setiembre —habló Tsunade quien conocía ciertos datos de sus subordinados.

—Ajá —levantó el tercer dedo— y como tercero, es el nombre de la ciencia que estudia y cataloga los nombres propios. —Anko sirvió más sake en el vaso de Kurenai y Shizune y la pelinegra de cabello más largo le devolvió el gesto. Las tres tomaron sake al mismo tiempo mientras Tsunade ya bastante cargada con alcohol en la sangre analizaba la conversación en la que acaba de participar.

—Anko… —susurró mirando el suelo con las mejillas sonrosadas por el alcohol, la de cabello morado la volvió a ver— ¿acabas de corregirme?

Las tres mujeres presentes palidecieron y abrieron mucho los ojos. —Y–yo… —intentó hablar Anko en vano.

—Nadie corrige a la Hokage… —prosiguió la rubia levantándose de golpe y haciendo chocar las palmas de sus manos contra la mesa— ¡Nadie!

—Tsu–Tsunade–sama… creo que ya ha bebido suficiente —Shizune intentó intervenir.

—¡A callar, Shizune! —habló la rubia imponentemente— Como castigo, Anko —las tres tragaron con dificultad. Tsunade lo pensó un poco y después sonrió—, tendrás que hacer mi papeleo una semana —finalizó sentándose de nuevo y tomando un largo trago desde el pico de la botella.

—Tsunade–sama, no puede delegar las responsabilidades de Hokage a Anko —dijo Kurenai de forma suave intentando hacer reaccionar a Tsunade de la mejor manera.

—Por eso tú la ayudarás.

—¡¿Qué?! —preguntó sorprendida— Pe–pero yo…

—Y Shizune las supervisará, ya tiene experiencia, me ha supervisado a mí.

—¡Tsunade–sama!

—Será el papeleo menos importante, Shizune, no te alteres —finalizó con una sonrisa acabando el sake de su última botella— ¡Más sake para mí! —llamó con alegría al mesero.

Las tres mujeres hicieron chocar sus frentes contra la mesa del lugar.


¡Les dije que estaría actualizando por aquí pronto! Intentaré seguir así :)
* ¡Aclaraciones! Creo que con este extracto de absolutjapon es suficiente:
"El sake se bebe en pequeñas tazas de cerámica o vidrio llamadas choko y las vasijas de cerámica donde se coloca se conocen como tokkuri. Los japoneses dicen que cuando se bebe sake se debe llenar la taza del acompañante, mas nunca la propia, al servirlo se debe levantar la taza dejándola reposar sobre la mano izquierda, mientras se sostiene con la derecha." Muchas gracias a Enkelii-chan por ayudarme a descubrir esta información, y salvarme de publicar algo que no valía mucho la pena. ¡Un beso, nee-chan!

Y por ese estracto que leyeron creo que puden entender porque ellas no se servían así mismas, sino a las demás, excepto Tsunade. La Hokage tiene derecho a todo, ¿no? Estar esperando a que Shizune le sirviera debía ser molesto con su absolutamente inmediata necesidad. xD

¡Muchas gracias por leer!

Isi-san.

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